Seguir las elecciones primarias en Estados Unidos siempre produce una cierta melancolía. Cuando los candidatos empiezan a postularse es siempre difícil saber quién tiene realmente alguna esperanza en conseguir la nominación. Eso significa que un servidor, aficionado a seguir la política americana, conocía bastante bien la mayoría de los pobres diablos que se lanzaban al circo de las primarias, y la verdad tenía una opinión bastante formada sobre quién haría un buen presidente.
En el caso de los demócratas, mis dos preferencias desde el principio eran Bill Richardson y Joe Biden. Ambos inteligentes, ambos extraordinariamente bien preparados, ambos con décadas de experiencia, los dos harían presidentes estupendos, sabios y comedidos. Richardson encima es latino. Evidentemente, eso significa que los medios los han ignorado olímpicamente, y están a millas de distancia de los favoritos en las encuestas.
Los favoritos, por descontado, son el trío de bellas novelas políticas de la temporada: Clinton, Obama y (en menor medida) Edwards. Ninguno de los tres es tan sabio, ni tiene experiencia, ni está tan preparado, y aunque es posible que al menos dos de ellos sean igual de inteligentes (Clinton y Obama), es bastante evidente que sobre el papel no son tan apetecibles.
Eso me lleva de forma resignada a escoger a una segunda opción entre los favoritos. Entre el cinismo y inteligencia de Hillary, el buenismo y carisma de Obama y el peinado (no le encuentro nada más de Edwards), la verdad es que la elección no es que sea estupenda, pero me quedo con Obama. Un político, curiosamente, que me recuerda mucho a Zapatero en su manera de hacer campaña: tranquilo, poco agresivo, buen orador y muy carismático. Mucho, mucho más carismático que Zapatero, la verdad (cuando Obama "clava" un discurso es sencillamente extraordinario), un político de muy alto nivel.
No me extraña por lo tanto que nuestros trolls favoritos en la derecha (LD) anden diciendo que Obama es un alegre populista latinoamericano con amigos ricos y poderosos. Aparte de permitirse el lujo de decir que Oprah Winfrey es simplemente "famosa" (es casi una semidiosa para millones de amas de casa en Estados Unidos, aparte de ser una de esas historias americanas increíbles de lucha y esfuerzo), lo cierto es que el senador, aún con poca experiencia, tiene las cosas bastante claras. De hecho de populista tienen bastante poco; su plan de salud es muy, muy conservador (ni de broma "estatal y centralizado") y cuando habla siempre es más que consciente de las limitaciones y retos de una presidencia.
Es curioso, pero el paralelismo con Zapatero es más que considerable: lo que hace a Obama un candidato distinto es el hecho que es un tipo amable rodeado de políticos muy antipáticos. Puede parecer una virtud menor, pero empiezo a sospechar que no lo es tanto. En los últimos años la política se ha llenado de mercaderes del miedo, políticos que viven de apelar a las incertidumbres y peligros del mundo para postularse como defensores de la patria ante este. Esto ha sucedido tanto en la derecha como en la izquierda; basta con recordar el dóberman en 1993 o el temor a la globalización y los malvados mercados financieros para darse cuenta que no sólo los que hablan de vascos y terroristas trafican con miedo.
¿Sabeis qué? creo sinceramente que la gente en Estados Unidos está bastante harta. Algo tan simple como tener un presidente que ni les grite, ni les meta miedo, ni los trate de imbéciles tiene su atractivo. Es triste que la política se reduzca a veces a esto, pero realmente tener un tipo tranquilo, agradable y educado explicándote que las cosas son difíciles pero podemos arreglarlas entre todos es todo lo que uno quiere.
Me remitiré a un debate no hace demasiado; a Obama le preguntaron si apoyaba que los inmigrantes ilegales pudieran obtener el carnet de conducir. El tipo se lanzó a dar una explicación con calma, diciendo cláramente que no podía contestar esa pregunta de forma aceptable, ya que el si o no por sí sólo no arreglaban nada. El moderador y otros candidatos se apresuraron a exigir una respuesta de una sóla sílaba, blanco o negro, polarizante; Obama se limitó a decir "sí", con el subtitulo que ver los problemas de ese modo no lleva a ninguna parte.
Quizás no es el más preparado o tiene las políticas que creo mejores (aunque son mejores que las de Clinton, todo hay que decirlo), pero tiene la actitud adecuada. Quizás eso sea lo que realmente Estados Unidos necesita.
Nota al margen: el análisis del editorial de LD, por cierto, atroz. No sé dónde consiguen la información sobre política americana, pero el hecho que hablan de estrellas emergentes y no mencionen a Mike Huckabee es preocupante. El tipo es un lunático religioso simpático, algo que esa tropa seguro les encanta, y está subiendo en todas las encuestas. Triste.
3 comentarios:
Decían que Clinton tiene la imagen/carga de 'liberal', cuando realmente lo es mucho más Obama. En cuanto a políticas concretas, ¿los ves tan diferenciados? Me ha llamado la atención lo que has dicho sobre el plan conservador de Obama en Sanidad.
"Es triste que la política se reduzca a veces a esto, pero realmente tener un tipo tranquilo, agradable y educado explicándote que las cosas son difíciles pero podemos arreglarlas entre todos es todo lo que uno quiere"
Yo creo que no es solo ni básicamente una cuestión de formas, es un estilo de hacer política que tiene repercusiones sustanciales.
El dialógo y el talante del que tanto se ha reído la gente, tiene algo increíble: ayuda a legitimar el proceso, de permitir que las opiniones fluyan y que exista un debate de verdad consiguiendo una solución final mejor.Esto y no otra cosa es lo que diferencia a un déspota ilustrado de un cargo elegido democráticamente: el proceso democrático de agregación de preferencias hace que las preferencias de la gente se adapten y converjan si es genuinamente democrático, reduce los "costes" de la decisión considerablemente.
Eso explica, por ejemplo, que el parlamento muerto de la quinta republica francesa, la política del "esto no me lo dices en la calle" de la segunda legislatura de Aznar y la UE provoquen esa sensación de ilegitimidad.
Será por su peinado impecable, pero me identifico más con Edwards.
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