sábado, diciembre 24, 2005

Políticas de izquierdas, o como el color de los gobiernos cuenta

Para todos aquellos quejicas eternos que viven en el ala izquierda, sector montaña con vistas de la blogosfera, ayer un bonito ejemplo de libro de por qué un gobierno de centro izquierda es distinto que un gobierno de centro derecha: el sistema nacional de atención.

Varios comentarios al respecto. Primero, es un política que ya existe en muchos lugares de Europa, así que de hecho sólo estamos haciendo las cosas tarde, no otra cosa. Vamos, que nos alejamos del furgón de cola y tal, algo que ya tocaba en esta materia.

Segundo, aunque parezca mentira, no es un sistema demasiado caro de implementar (nunca es un capítulo oneroso del gasto donde existen programas similares) y es en cambio tremendamente progresivo, ya que favorece casi siempre a quien más lo necesita y no se puede permitir pagarlo. Hay una conclusión a la que llegan todos los estudios de gasto público y redistribución de renta en estados de bienestar, que señala que los impuestos acostumbran a ser bastante torpes como mecanismo de redistribución (incluso en Escandinavia, el sistema en agregado acaba siendo bastante proporcional), pero que en cambio el gasto, bien planteado, es muy efectivo reduciendo desigualdades. Sanidad, educación y servicios sociales públicos, universales y gratuitos son poderosos reductores de las diferencias sociales, y en muchos casos (sanidad es el más claro) son tremendamente eficientes.

Tercero, el sistema es tremendamente pragmático y bien poco estatalista, permitiendo que aunque el pagador sea el estado, la iniciativa en la prestación de servicios pueda ser privada. Lo que me lleva a decir algo que anatema para algunos, pero que es conveniente recalcar: en términos de igualdad, no importa quién preste el servicio mientras el pagador sea el estado. Lo importante es el libre acceso de los ciudadanos a un servicio, no quién lo presta; si es el Frente de Liberación de los Gnomos del Jardín el que se encarga de atender a los abueletes o un funcionario en términos de redistribución no hay diferencia. Si el estado vigila que el FLGJ preste el servicio en condiciones (algo sencillo de hacer), el ciudadano, que es lo que importa, se beneficia igual del sistema.

Cuarto, está bastante claro que la gente que se beneficiará de este programa no está cubierta por el mercado ahora mismo. No hay regulación ni impedimentos al asunto, y sin embargo la gente de rentas bajas sigue sin tener asistencia. Si algo esencialmente aleatorio como es la salud afecta más a unas clases sociales que otras, y provoca por ejemplo que familiares tengan que dejar de trabajar para cuidar a sus mayores, es necesario que el estado ayude. Por mucho que uno quiera a sus padres, no es justo que por que ellos tengan la salud frágil una mujer tenga que dejar el trabajo para cuidarles, por ejemplo.

Lo más importante, sin embargo, es que es una política que realmente dice "gobierno de izquierdas". Es una política redistributiva clásica, sobre el papel bien diseñada, y que favorece a quien más lo necesita. Si además es realista, razonable, nada integrista del funcionariado y flexible, hay muy poco que objetar, al menos de momento. Otra cosa es que me parece que puede estar pisando alguna competencia autonómica, pero bueno...

7 comentarios:

R. Senserrich dijo...

El estado de bienestar de Bismarck no era redistributivo, sino contributivo. Uno recibía prestaciones acorde con lo que había pagado, no igualitarias.

Es decir, que no tenía nada que ver con "sensibilidad social".

Anónimo dijo...

Amigo Perot, sí la izquierda es malísima, llena de rencores y complejos. Pero el PP no hizo nada parecido en 8 años de gobierno, se conoce que no tuvo tiempo, ocupada como estaba en organizar guerras, hundir petroleros, e identificar erróneamente 32 cadáveres

Anónimo dijo...

Hay una mal llamada izquierda, que como bien dice perot, se conforma con hacer los "deberes " mínimos , cobrar buen sueldo, y si te he visto no me acuerdo.Pero hay otra izquierda que decimos que otro mundo es posible, y luchamos por él.Tarea harto difícil con tanta gentuza enfrente, pero hay que seguir anhelando la utopía para mantenernos vivos y dormir con la conciencia tranquila.

R. Senserrich dijo...

1. El modelo de pensiones actual no es estrictamente igualitario, pero incluye cosas como pensiones no contributivas y de hecho da proporcionalmente mucho más a quien ha tenido un salario bajo. Es redistributivo.

2. Una política asistencial como esta no es en ningún caso "poca cosa"; cambiará la vida a mucha gente. Toda esas personas que han tenido que dejar el trabajo para cuidar a los abuelos, esto es una bendición del cielo. Por no hablar de los mayores que no tienen a nadie y recibirán cuidado.

3. Lo que describes de Madrid no es externalizar, es contratar laborales en régimen esclavista. Un servicio externalizado no se podría permitir la ineficiencia patética de tener que entrenar a toda su mano de obra cada tres meses; es un ejemplo de despilfarro por mala administración.

De todos modos, no hablo de cara a los trabajadores que prestan los servicios, si no de los usuarios. Los salarios de los trabajadores depende del mercado laboral más que de otra cosa; si la CAM no pudiera encontrar gente con esa mierda de salarios porque el paro fuera bajo, ya ofrecería más, ya.

Anónimo dijo...

para variar y sin que conste en acta estoy totalmente de acuerdo con lo expresado en el post. Aunq no tanto con lo del gobierno de centro-izquierda, si se le puede llamar así a los sociatas hispanos. Estoy plenamente convencido que un partido liberal podría entrar perfectamente en este tipo de políticas, siempre y cuando vinieran precedidas de un buen análisis de eficacia-costes, las externalidades positivas tb hay que contabilizarlas, al igual q cuando se habla de enseñanza universitaria.

La concertación con empresas terceras es un buen método sin duda, pero no confundir con el ejemplito de la señora de Aznar, no tiene nada que ver, eso es usura

Para los funcionarios nunca ha de sobrar dinero, pues si este sobra "al año que viene nos darán menos", mientras que si los gastamos todo aunq no fuera necesario "quizá nos den lo mismo o un poquito más". Al final aumenta y aumenta el derroche...

La empresa es mucho más eficaz, me quedo con lo dicho, "lo que importa es el libre acceso", pero ojo a igualdad de calidad

Alex Guerrero dijo...

Mi padre estará feliz de cobrar a sus casi 60 años por lo que ya hace gratis (atender a mi madre con EM, que antes podía hacerlo todo y ahora es completamente dependiente (para su frustración, sú desánimo, su sensación de impotencia y de perdida de intimidad y de su dignidad humana).

Nosotros no nos lo podíamos permitir, ni mucho menos (working class).

En ocasiones me alegran los cambios.

Anónimo dijo...

Evidentemente no puedo leer el pensamiento de ZP,Caldera u otros izquierdistas hispanos. Pero de lo que estoy seguro, es que para poderponer en marcha políticas de cualquier signo es necesario disponer del poder y para ello, salvo la revolución o la dictadura del proletariado, hay que ganarlo en las urnas. Si algún partido aspirase a modificar mínimamente los parámetros neoliberales en los que se mueven las democracias occidentales actuales sería tachado irremediablemente de radical (¿les suena?) y no podría aspirar ni a redistribuir las migas de pan que quedan en la mesa.