viernes, julio 20, 2007

Más vale enemigo enfrente que amigo a la espalda

Eso es lo que debe estar pensando más de uno en los pasillos del poder de los partidos políticos españoles estos días. En algunos casos (por calle Génova) con más sudores fríos que en otros. Lo cierto es que la encantadora vida interna de los partidos políticos parece despertarse de nuevo, con esa fascinante combinación de democracia orgánica, formas exquisitas y atroces puñaladas por la espalda.

Hagamos un repaso de las últimas aventuras de José Bono, Rodrigo Rato y el ya difunto (políticamente) Josep Piqué.

Empezaremos con el caso más sencillo, el de José Bono. Como ya comenté de él no hace demasiado, Bono es el clásico ejemplo de político que llega muy, muy lejos, y tropieza en el último escalón. Un tipo tiene normalmente una sóla oportunidad en su vida para asaltar los cielos y ser candidato a presidente o primer ministro; si uno la pifia una vez, es probablemente la última. Eso no hace a Bono un tipo inofensivo para Zapatero, de todos modos. El presidente lo sabe, y como no es tonto, prefiere tener a Bono a tiro, en un sitio de prestigio y respeto (a la par que totalmente inofensivo) antes que siga ahí fuera dando la murga y sufriendo tentaciones extrañas.

Los otros dos si tienen más miga. Mariano Rajoy está en una posición parecida a Bono como jefe de la oposición. Estas son sus elecciones, sin lastre aznariano, 11-M o errores ajenos a los que echar la culpa, y si las pierde su vida política corre serio peligro. No es de extrañar que ante esta vulnerabilidad empiecen a abundar las declaraciones de lealtad desencadenada de multitud de políticos con futuribles.

Ahora toca "lealtad", en la variedad echar pelotas fuera. Con el partido marchando francamente, con Rajoy el primero, por la senda de la derrota electoral (digan lo que digan los liberales, no hay ni una encuesta que les dé opciones serias), es hora de salir a la palestra, y decir bien alto y bien fuerte "a tus órdenes, Mariano; todo lo que digas es ley. Toda tuya, la campaña, toda tuya" entre palmaditas en la espalda. Si Rajoy va y se pega la torta, la culpa es por supuesto exclusiva del barbas; yo sólo cumplia órdenes. Si Rajoy va y gana, pues oye, a pasar por caja y ganarse un ministerio por ser tan buen muchacho.

El problema obvio para todos los "leales", sin embargo, es la tentación de ser candidatos en el 2012. Si Rajoy pierde, ni lealtad ni historias; se le echa la culpa a él y a todo su equipo (Acebes y Zaplana, vamos), y cuchillos fuera, que es hora de ganarse el puesto del ex-presidente del partido. Evidentemente, a ojos de los notables del partido en busca de un nuevo guía hacia la tierra prometida ministerial, aquellos que tengan menos polvo en sus trajes derivado de la demolición del barbas en las urnas serán vistos como mejores candidatos. Si uno no ha participado en absoluto en las tácticas paranoico-histéricas del equipo actual (y aún puede hablar con los nacionalistas sin que le cosan a pedradas), las bases del partido lo tendrán más en cuenta.

¿En qué se traduce esto? Entre los muy obedientes y leales potenciales sucesores (Aguirre, Gallardón y Rato) habrá muchos, muchos nervios. Si las encuestas van mal, y con tendencia a peor, los guiños al "más allá" postelectoral en forma de pequeñas o grandes críticas al actual líder serán cada vez más rentables en término de beneficios futuros, y menos arriesgadas en términos de posible rencor y perdida ministerio en una hipotética victoria. Lo que es aún más delicioso, cada crítica desequilibra más la balanza en favor a romper filas (los votantes tienden a penalizar a los partidos divididos, así que cada crítica debilita más a Rajoy), así que una vez la puerta se abra será difícil que se cierre, si el desastre predicho es considerable.

Evidentemente, una cosa es mostrar desacuerdo, y la otra es una deslealtad abierta y exagerada; si alguien dice una burrada realmente espantosa en contra de Rajoy, es posible que el partido no perdone al "traidor" nunca, al haber precipitado una derrota. No importa que lo que diga sea cierto o no; la lealtad de partido es así de curiosa. Se perdonará todo perro traidor que acuchille, siempre que lo haga en silencio. Es el asesinato público lo que resulta imperdonable.

Así anda Rajoy estos días, con multitud de amigos en la espalda. Todos sonríen, todos muy felices, y todos con ganas de cortarle la cabeza. Algo parecido a lo que se encontraba Piqué en casa, cuando desde Génova le colocaban todos de grandes, excelentes amistades a su espalda mientras caminaba derechito al matadero. Piqué, que no es tonto, debe haber pensado que para que me hagan filetes mejor me largue yo solito, y ha procedido a cortarse las venas políticamente en público, echando pestes sobre Rajoy y su debilidad (al barbas ya empiezan a caerle collejas) en el proceso.

¿Qué será del PP tras Rajoy? El partido será, me parece, de Rodrigo Rato. Es un centrista moderado que no atrae los odios de Gallardón, no ha estado flirteando con la Cope y LD como Aguirre, y viene de estar por encima del bien y del mal en una poltrona de prestigio internacional. Si es buen chico, mantiene una distancia caballerosa y condescendiente y no hace ninguna tontería, será el candidato el 2012, a no ser que el PP se invente algún mecanismo muy extraño para escoger al jefe.

Sobre Piqué, Rajoy, Gallardón y el resto de cadáveres políticos que queden en la cuneta hay poco de qué preocuparse. Churchil decía que la política es peor que la guerra ya que en una guerra sólo te pueden matar un vez, mientras que en política uno puede morir varias. Volverán, ya lo creo. Son así de tozudos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran post egocrata. Si polanco no te ficha es que le falta criterio, de veras. A ver si de aquí a un par de años puedo escribir yo cosas tan bonitas y legibles.

No comparto sin embargo tu diagnóstico sobre rato. Yo tengo bastante claro que Aguirre será la siguiente presidenta del PP. Tanto es así que estoy por pedir el voto a favor de rajoy solo para que espe no pueda salir a la siguiente...

Anónimo dijo...

Yo también veo la escena después de la derrota en las generales de Rajoy: sale a saludar por el balcón, la gente no está muy animada, de repente se cae del balcón con una daga en la espalda, aparece Esperanza y saluda con sus manos ensangrentadas. La multitud allí congregada estalla de emoción y en aplausos.

Ejem.

El entusiasmo de la gente conservadora por Esperanza Aguirre roza el mesianismo, en serio. Me resulta dificilísimo pensar que no va a ser la próxima presidenta por el PP.

Anónimo dijo...

No acabo de ver a Rato de candidato. ¿Ha dejado el puesto de director del FMI para pelearse con Aguirre, Gallardón y demás ralea? Hay que echarle huevos.


No descartes tampoco que, si Rajoy obtiene un resultado ligeramente mejor que en 2004, se mantenga más allá de 2012.

Anónimo dijo...

¿Qué posibilidades tendría Espe de ganar unas generales? No creo que sea muy bien valorada por lo que no es el PP desde fuera de Madrid, la verdad, aunque no he encontrado encuestas al respecto.

Además, Espe no podría ser diputada en la próxima legislatura, por tanto, estaría fuera de todos los debates y no creo que eso favorezciera mucho la candidatura. Aunque todo es posible, de hecho, creo que tiene más posibilidades que Gallardón, sinceramnete.