Si algo esta marcando esta campaña electoral americana de primarias (tan larga, tan intensa, tan enormemente cargante) es la sombra de Howard Dean. El ex-gobernador de Vermont, actual jefe del partido demócrata (cargo que por cierto es bastante irrelevante) está marcando desde su tumba política una buena parte de las estrategias de campaña de los candidatos esta ronda.
Dean es considerado (de forma un tanto exagerada) como el primer político americano que "cogió" la idea de internet. Durante las primarias del 2004, su equipo vio con meridiana claridad que un candidato no tenía que limitarse a poner un tenderete en forma de página de internet y esperar a que gente aburrida les lea el programa, sino que podía hacer algo más.
Por un lado, recaudar dinero; en un país donde los candidatos se pasan más de la mitad de su tiempo pidiendo pasta para su campaña, la red es un lugar eficiente y bien límpio para que la gente saque su tarjeta de crédito. Segundo, y casi igual de relevante, lo utilizó para que sus activistas se pusieran en contacto, hablaran entre ellos, se excitaran mucho e hicieran muchísimo ruido, pudiendo organizar actos con relativa facilidad y atrayendo muchísima atención mediática.
Sí, una campaña original; el principio de la política 2.0. Una historia magnífica, que fascinó a periodistas y les permitió debatir si era la nueva ola de cambio. Una histora tan estupenda... que acabó en derrota en las urnas.
¿Por qué entonces el fantasma de Howard Dean recorre Estados Unidos? Dos motivos básicos. El primero, no hay candidato serio que no quiera estar a la última; por lo tanto, no hay candidatura sin una presencia histéricamente activa y efectista en la red. Un servidor, que es un tanto masoca, lo puede atestiguar, ya que recibe correo de todos los candidatos, y todos, todos tienen alguna vacilada 2.0 más o menos rebuscada para poder participar. Incluso el hombre más aburrido del país, Chris Dodd, tiene cosas más que resultonas, como la Dodd TV, lugar donde uno se puede autoinflingir videos filmados durante su campaña. Y sí, alguien tiene que mirarlos para advertir al mundo sobre el peligro que entrañan.
Ciertamente inanerrable.
Lo cierto es que todos, todos los políticos andan con la internet 2.0, el recaudar y hacer redes como posesos, no sólo Obama o Hillary. Aunque la cosa no funcionara en el 2004 para Howard Dean, lo cierto es que los políticos tenían todos dos motivos poderosos para meterse en internet.
El primero, la clásica ley de la competencia publicitaria. Si dos compiten, pero sólo uno se anuncia, el que no se anuncia tiene una probabilidad más alta de perder. Aún con las dudas que levanta en muchos politólogos la efectividad de internet como herramienta publicitaria en política (servidor incluído), es un medio relativamente barato; sea bueno o no, mejor no descubrir que era malo a base de perder las elecciones.
El segundo motivo, aún más poderoso, es para mantener el control de la agenda. Algunos popes del partido demócrata que dirigieron la campaña de Kerry tienen la impresión (bastante correcta) que las elecciones las perdieron no en agosto o septiembre del 2004, con Kerry ya candidato, si no en diciembre del 2003, peleando con Dean. La campaña de Dean quizás no fue demasiado buena ganando votos, pero fue tremendamente efectiva generando ruido y moviendo el debate. Internet es un magnífica caja de resonancia en ciertas circunstancias; cuando Dean se las arregló para movilizar las bases del partido más ruidosas y atraer tanta atención mediática por ese flanco, sus posiciones condicionaron mucho el debate. Sí, estamos de nuevo en la vieja paradoja de la minoría dominante, esa que provocó que Kerry cambiara de opinión sobre Irak doce veces antes de ser masacrado por ello en noviembre.
Aun con el partido menos polarizado, esto no va a pasar esta vez; ningún candidato en la red permitirá esta clase de deslices este año. Aquí cada uno tendrá sus bases y sus bitácoras, y el debate será más normalito, por cauces más tranquilos y sin que un tipo con buen ojo organizativo les amargue los dulces.
¿Son las campañas 2.0 irrelevantes? No, ni mucho menos. Recaudar es muchísimo más sencillo, conseguir información y activistas es más ágil, y los partidos se mueven más rápido. En cuanto a las formas del debate y la decisión de voto, por eso, no aporta ahora mismo gran cosa.
Por cierto, una última nota sobre el por qué internet no es un buen medio publicitario en política. La razón básica es que es el perfecto sesgo de autoselección de forma constante; uno no va a la página de un candidato a ver un anuncio por casualidad, uno va porque decide verlo. Para hacer esto, o bien uno es un politólogo sacrificado, o bien ya estaba convencido en primer lugar. Quizás movilice un poco a tus bases, pero si uno está mirando la página de Obama en sus ratos libres, me parece que ya tenía intención de votarle. Tiene potencial, y se está usando, pero no es un cambio de paradigma, ni mucho menos.
3 comentarios:
A todo esto, tengo una colección notable de anuncios de "calidad" en estas primarias. Hay algunos fantásticos (pocos) y algunos absolutamente inanerrables, sea por falta de presupuesto o por atroz gusto y talento políticos.
Mi candidato preferido (y con cero opciones) en este aspecto es Mike Gravel, con algunas joyas surrealistas espectaculares.
Una muestra sencillamente magistral.
Me ha molado tu reflexión. Te seguiré de cerca para futuras lecturas interesantes
Chris Dodd, tiene cosas más que resultonas, como la Dodd TV, lugar donde uno se puede autoinflingir videos filmados durante su campaña
Sólo una corrección ortográfica: infligir, sin 'n' intermedia (DRAE).
Excelente seguimiento de las primarias demócratas. No me pierdo uno.
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