Se escuchan muchas voces estos días sobre los problemas que el alto precio del petroleo puede crear a la economía global. Con el barril rondando los $70 (y a pesar de las rebajas de estos días) el miedo a la recesión o a las presiones inflacionistas se ha oido con fuerza. Aunque parece que los miedos de momento no se han hecho realidad, esta subida de precios tendrá un efecto positivo en otro ámbito: la adopción de nuevas fuentes de energía.
Hasta hace tres o cuatro años, el gran problema de muchas energías alternativas era su precio. Un barril de petroleo puede proporcionar una determinada cantidad de energía, dado un nivel tecnológico. A mediados de los noventa, no había ninguna otra fuente de energía que fuera capaz de dar la misma cantidad de electricidad o movimiento a un menor precio que el de los combustibles fósiles. Uno podía ilusionarse mucho con cacharrería solar o nuclear, que no había manera de mover nada con ellas a un precio razonable comparado con el petroleo. Cualquier adopción de una tecnología alternativa sólo podía vivir a base de subvenciones, y ya sabemos qué sucede con ellas: si se cierra el grifo, se acaba la energía verde. No había manera sostenible de usar muchas otras fuentes, así de sencillo.
Una vez el petroleo pasa de los $50 ó $60, las cosas cambian. Para empezar, usarlo es más caro, así que tratar de emplear motores más eficientes tiene sentido. Su precio más alto también hace su extracción más apetecible, así que las compañías petroleras pueden ir a por reservas más remotas o que requieren más trabajo (como las tar sands en Canadá). Ese coste de extracción, sin embargo, se traduce en un precio más alto igualmente, aún cuando la oferta sea mayor. Y cuando el petroleo es caro, otras alternativas que parecían poco razonables hace diez años por su coste se hacen más asequibles en comparación ahora.
El etanol, por ejemplo, uno de los niños bonitos de la prensa americana estos días. El etanol es un tipo de alcohol vegetal que puede ser utilizado con relativamente pocos problemas como substitutivo de la gasolina. Es menos contaminante, y aunque no da una potencia equivalente, es más que suficiente para casi todo. El precio de mercado del equivalente a un barril de petroleo en este engendro es de $40 para el extraido de la caña de azucar (Brasil lo usa en masa), $60 para el de maíz. Si el petroleo sigue alto, el uso de este carburante puede ser rentable. Lo mismo sucede con otras energías más limpias, como la nuclear o solar, a las que el petroleo les puede dar una oportunidad.
El problema que se debe tener en mente, sin embargo, es que no todo es tan automático. El carbón, para empezar, es más barato (y abundante) que el petroleo, y bastante más contaminante. Sin regulación medioambiental sobre la producción eléctrica, se podría pasar de una energía relativamente sucia a otra mucho peor. ¿Qué tipo de regulación? Una que incluya los costes reales de una central "sucia" en términos de polución, o dicho en jerga de economista, que tenga en cuenta las externalidades producidas. Esto se puede arreglar con leyes o mecanismos de mercado más o menos ordenados. Pero eso, me temo, que es para otro día.
7 comentarios:
Borrando spam.... Grrr.
¡Nucleares si gracias!
Pues sí. Es algo que defiendo a menudo.
La electricidad de las nucleares sí, pero poned las centrales lejos de casa, gracias.
Egocrata ¿porqué la izquierda ecologista es antinuclear? Yo nunca lo he entendido...
Me temo que asocian el átomo con "Oh Dios MIO TELEFONOROJOVLAMOSHACIAMOSCÚ y la máquina del juicio final", no con algo que crea electricidad mediante un leve brillo misterioso radioactivo sin quemar ni explotar nada.
Me acabo de encontrar con este post: Price versus Affordability for Gasoline, 1949-1st Quarter, 2006. He pensado que os podría interesar.
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