Uno ya no sabe que creer. Cada vez que aparecen los términos "inmobiliario" y "valenciana" en una noticia, el nombre de Eduardo Zaplana viene inmediatamente detrás. No es que el señor no tenga un largo y glorioso historial de librarse por los pelos (esas comisioncillas bajo mano), pero a estas alturas ya empieza ser casi el corrupto comodín de cualquier empresario pillado con las manos en la masa.
Claro, ahora Eduardito anda todo soliviantado y quejoso de que le hayan vulnerado su honor. El pobre, que no insulta ni insinúa conspiraciones nunca. Lo que parece bastante claro es que el estrepitoso, rotundo, espectacular fracaso de Terra Mítica tuvo poco de limpio y mucho de pelotazo, y que por algún motivo curioso el señor Zaplana estaba en todas partes promocionando e impulsando el proyecto no hace demasiados años, siendo presidente autonómico.
¿Llegará el juez a destapar algo de toda esta trama? La verdad, soy bastante escéptico. Hablaba no hace demasiado sobre qué factores explican que un partido político se dedique a recaudar fondos de manera ilegal, y cuándo esta clase de maquinarías son descubiertas. La propia hegemonía de los populares en la comunidad hace muy difícil que no haya demasiada gente dispuesta a ponerse a malas con ellos, ya que no parece que vayan a perder el poder.
El dar un paso adelante y destapar una trama equivale a quedarse sin poder hacer amigos por el lugar en muchos, muchos, años... y si uno es constructor, necesita amiguetes para hacer muchas cosas. La belleza del sistema, claro está, es que para convencerte no es necesario cometer ilegalidades, sólo amenzarte con aplicar la ley de forma muy, muy estricta. Permisos de obras cancelados por detalles idiotas, protecciones ambientales cayendo a mares en tus solares, litigios constantes sobre cualquier absurdo... no hace falta demasiada imaginación.
La forma más habitual para romper esta clase de silencios, por desgracia, está bastante mal vista en España, en parte por la excesiva centralización del ministerio fiscal: los "arrepentimientos". En Estados Unidos es habitual que un fiscal pacte reducir una sentencia a un acusado a cambio de que este colabore en la investigación de forma entusiasta. La idea es que es mejor cazar a un pez gordo a cambio de perdonar a un pez chico, claro está. ¿Por qué cazar a un intermediario cuando puedes tener a su jefe?. Así, tenemos a gente como Jack Abramoff cantando cual jilguero a cambio de algunos beneficios penales.
Estados Unidos tiene sus problemas, y el sistema de justicia es un desastre en muchos aspectos (por poco igualitario y demasiado obsesionado con los pleitos tontos), pero cuando se ponen a investigar en serio, muerden como nadie. A ver si aprendemos.
6 comentarios:
Y la otra vía de destapar escándalos que sería a través de los partidos de la oposición también es inviable porque todos están pringados. Así que "yo no te destapo esto, pero tú te callas sobre lo otro".
¿Por qué salió lo de Marbella? Porque no eran "de los nuestros".
Y así va este país. Con 20.000 billetes de 500 euros en algunas casas...
Lo de los partidos dejando hacer ya lo comentaba en el post anterior... Si los partidos no compiten, si no coluden, tenemos un problema. No veo que el incentivo sea a la colusión en España, sin embargo, más que en unas pocas regiones (Andalucia, Valencia...).
Egócrata corrigeme si me equivoco pero he creído que en una parte de tu argumentación descensuras el sistema legal medieval de Estados unidos.
Coincido contigo en que el fiscal general debería ser mas independiente y las fiscalía menos jerarquica en general. Una buena idea sería que el fiscal fuera nombrado, por mayoría cualificada por el parlamento (pero para eso hay que modificar la constitución) y que los distintos fiscales tengan protegidas sus posiciones, sino al nivel de los jueces, si de una forma efectiva para evitar esa falta de imparcialidad.
Por otro lado, el fiscal a nivel de investigación tiene un rol muy marginal en españa (la mayoría de las cosas las hace el juez de instrucción) ya que sus prerrogativas son poco más que las de un simple particular (no puede ordenar diligencias de investigación) y su rol mas importante es el de llevar adelante la acusación.
Finalmente, no comparto la visión utilitarista del sistema penal a la anglosajona. Creo qeu los sistemas penales sirven para rehabilitar o asegurar gente, no para "pillarlos" y meterlos muchos años en la carcel. Escribí hace tiempo un par de artículos en mi blog sobre el asunto que te invito a hojear. La visión de que el fiscal pueda pactar los años que va a la carcel con el detenido es algo terrible e inexplicable desde el punto de vista de la ciencia jurídico penal vista como un sistema de rehabilitación y reeducación social (vista como una significación represiva y retribucionista de lajusticia divina, como ocurre en Estados unidos, por supuesto que sí es posible). Es decir, si la pena, se supone, tiene por fin rehabilitar al delincuente y su disminución o aumento debe ir, en principio, explicado por la evolución rehabilitatoria del mismo, no veo ninguna razón para pactar beneficios penitenciarios y sacar a la gente a la calle cuando aún no han sido curados. En el caso del crimen organizado, por ejemplo, si tiene sentido que si delatan a los suyos les reduzcan la condena, porque parece poco probable que luego los vuelvan a introducir en la organización una vez la han traicionado. Sin embargo, sacar a la calle a gente corrupta solo por coger a otro, es algo que no tiene explicación posible dentro de estos parámetros. Vista así, la carcel no es un centro de rehabilitación, sino sobre todo (como ocurre hoy cada vez más) el lugar donde la sociedad esconde a sus propios fracasos o el instrumento de venganza de algunos (las victimas especialmente, al opinión pública en otros casos). Las cosas no debieran funcionar así, aunque parece qeu cada más funcionan así. Es una pena.
La corrupci'on es crimen organizado con otro nombre, eso no lo dudes. Y la verdad, en cuanto a deseable socialmente, prefiero cargarme un ministro a un intermediario.
Egócrata, no me has entendido, no se trata de "cargarse" a la gente, sino de rehabilitarle, de asegurarse que no vuelvan a delinquir.
En el caso del crimen organizado surge efecto, porque una vez que ha traicionado a la organización no puede volver a entrar (es la naturaleza de esas organizaciones de tipo mafioso), en la corrupción no, un corrupto no dejará de ser corrupto por denunciar al que intentó corromperlo. Al contrario, puede ser hasta contraproducente. Nadie, hoy por hoy, es capaz de explicar para qué sirve meter a esa gente en la carcél. Si, al principio es un golpe de efecto "los hemos pillado" "tal red ha sido desmantelada" pero nadie se preocupa que ocurrirá después.
En este sentido, coger al ministro pues oye, igual a ti te parece mas chachi pero el intermediario seguirá siendo peligroso, seguirá siendo un tipo asocial. En todo caso, podría aplicarsele inhabilitaciones especiales para asegurarse qeu no vuelva a delinquir, pero claro entonces lo puedes hundir en la miseria.
El sistema es hoy , precisamente eso, una lógica del riesgo la ganancia que, en la mayoría de los casos carece de importancia. En el libro de baltasar garzón un mundo sin miedo cita lo que le decía un traficante de droga " Cuantos envíos cree que podrá interceptar? ¿uno? ¿diez? eso no representa ni una mínima parte de nuestra actividad, que usted me meta en la carcel no significa que vaya a dejar de hacer negocios". Efectivamente, al traficante no le daba miedo entrar en la carcel y no, la solución no es conseguir que le de miedo, la solución es reformarlo, rehabilitarlo para que pueda ser reinsertado en la sociedad,e n otras palabras, desactivar la peligrosidad del sujeto. La represión tiene una cantidad enorme de fallos, porque la disuasión es en muchos casos inefectiva (en el caso del crimen organizado es un caso claro, pero hay otros, pro ejemplo los delincuentes que lo hacen por convicción, como los terroristas, a los que ir a la carcel es sinónimo de convertirse en martir). En el caso de la corrupción me parece inaceptable admitir que los políticos consideran la lógica del beneficio que sacan con la posibilidad de que les pillen. Que eso se plantee no es más que un signo de lo enfermo que está el sistema. Un político debe valorar solo el interés general, no debe tener intereses privados. Si eso no es así, hay un problema, y esa parte del problema la que se debe atacar, no la disuasión a golpe de condena.
Eduardo Zaplana tiene mucha cara y muy poca vergüenza, aparte de una amnesia más que preocupante si tenemos en cuenta el cargo que ocupa. El pobre Eduardo se siente acosado porque sus chanchullos salen a la luz. En una entre entrevista publicada hace pocos días, concretamente en el Mundo (diario que se proclama defensor de la verdad, que busca la noticia, que se autoproclama diario de investigación periodística de calidad pero que tuerce la cara cuando se trata de casos de corrupción de la derecha) Eduardo Zaplana se hacía la víctima argumentando que cuando al PSOE le va mal va a hundir el honor de las personas. Eduardo, hace mucho tiempo que perdiste el honor: aquella frase de "estoy en la política para forrarme" fue tan desafortunada como cierta, como vamos descubriendo con el tiempo. El que siembra recoge, y todavía te queda mucho por recoger Eduardo.
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