A pesar de la nominación al Tribunal Supremo (que por cierto, ha sido sorprendentemente moderada), la Casa Blanca sigue recibiendo fuego de artillería a mansalva derivado del caso Palme. Cuando a la prensa le tocas uno de los suyos, los periodistas se ponen de un berserk de pa qué.
Parece que habrá bajas en la administración, y si no, al tiempo.
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