Algo tengo que decir del nuevo Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT), básicamente porque la gran estrella del documento son los ferrocarriles. El plan es uno de esos documentos que se publican de vez en cuando que nadie se cree, pero que en cambio son mucho más importantes de lo que parece.
Se tomará a guasa el hecho que se dibujen infraestructuras de aquí al 2020, pero una ojeada a planes anteriores deja bastante claro que las cosas son bastante serias. Una mirada al plano previsto en 1993, por ejemplo, muestra como mucho de lo proyectado está acabado o en construcción. El nuevo mapa de este año no tiene grandes novedades, y de hecho va completando lo que se había diseñado antes.
Las infraestructuras se plantean a muy largo plazo; desde que empiezan los estudios de viabilidad hasta que se finalizan, se tienen que superar una barbaridad de trámites (declaración de impacto ambiental, proyectos, exposición pública, expropiaciones...) antes que se empieza a mover tierra y tirar vía. Con suerte y siendo muy rápidos, no se puede hablar de hacer nada en menos de ocho años, así que se tiene que hacer con tiempo. Si se miran los mapas, sin que importe lo que dicen los políticos, uno ve que los planes pasan de un ministro a otro y de un partido a otro con relativamente pocos cambios, ya que cualquier retoque significa aplazar una obra varios años.
¿Qué hay de nuevo en el plan de este año? Varias cosas. Primero, el 42% del gasto va ir a ferrocarriles, que ya tocaba. Aún más importante, irá destinado tanto a trenes como a mercancías, algo que se necesita desesperadamente. Segundo, se trata de arreglar uno de los grandes problemas de la red de transporte en España, el cuello de botella que es Madrid. Hay más lineas de tren y más autovías transversales, que aliviarán a las muy congestionadas radiales de tráfico.
Aún así, fallan algunas cosas en ferrocarriles. El otro gran cuello de botella de la circulación ferroviaria en España (Valencia) apenas recibe pocas mejoras. El corredor Mediterraneo es la linea más saturada del país en la actualidad, y no recibirá ningún alivio, desgraciadamente. Se acaba de duplicar la vía al sur de Tarragona (sí, hay tramos de vía única aún) y poca cosa más. Aparte de eso, no está claro que el inmenso atasco que hay en un Madrid escaso de rondas de circunvalación para mercantes se arregle, lo mismo que en Barcelona (que necesita otro túnel de Cercanías, ya que estamos). Se tiran muchas líneas entre ciudades, pero parece que se presta poca atención a arreglar los congestionados accesos a estas ciudades. El otro nudo que si no se espabilan será un desastre es Zaragoza, con una ronda sur de mercancías pequeña desde el día que se estrenó. A ver qué hacen con ella.
De todos modos, es realmente ambicioso, y el plazo del 2020 por una vez es bastante realista. Las únicas líneas que dudo que estén listas en 15 años son el corredor del Cantábrico (es una línea imposible en cuanto a coste) y el Valencia-Zaragoza-Teruel, en parte porque están empezando a pensar qué hacer, en parte porque los de Teruel son unos pringados. Lo mismo para las lineas en estudio (quizás la catalana dé tiempo, pero no la otra) y quizás la Y vasca, ya que al paso que van estarán aún recurriendo cosas en el constitucional (los dos gobiernos quieren hacer la linea). El resto, si no media catástrofe, tiene dinero y tiempo para acabarse.
Por cierto, se pasará toda la red a ancho europeo. Aleluya.
4 comentarios:
Una anecdotilla, ya que sacas el tema...
Introducción: mi padre es de derechas convencido (por unas causas equivocadas, bajo mi punto de vista, pero convencido). Además, es transportista (camionero, vamos).
Hace unos meses, escuchábamos a Loyola de Palacio en unas declaraciones desde Bruselas, hablando precisamente de éste tema: de que había que potenciar el transporte por ferrocarril, debido a la saturación de la red de carreteras. No recuerdo si hablaba de la española o de la continental en general, pero tanto da.
Mi señor padre, de derechas convencido él, se acordó de la familia al completo y parientes lejanos de la señora ex-ministra de Partido Popular.
Éste plan de infraestructuras no le ha hecho ni puñetera gracia, evidentemente. Pero ahora les echa la culpa a los socialistas, que todo lo enmerdan, y que para cuatro días que les quedan en el gobierno van hipotecando los presupuestos de los demás... En fin... Ya no se acuerda del discursito de Loyola que le tuvo de mala leche varios días.
Saludos:
Jéssica.
Jejeje... Lo divertido es que todo el plan, excepto dos o tres lineas (Murcia-Almeria, Zaragoza-Valencia en alta velocidad, y Castejón-Miranda) es de hecho el PEIT de Cascos. La ley de ferrocarriles, que tanto me gusta (y que tanto hará por el transporte de mercancias por ferrocarril) es de Cascos también. Y la directiva de transportes por ferrocarril de la UE viene de la era Loyola.
Lo que hace la ideología, señor.
Me has ahorrado un comentario Egócrata (soy muy vago y necesitaba documentación, que aquí hay quien la exige).
El mapa del plan 2000-2007 es penoso. Parece un ejercicio escolar de unir todas las capitales de provincia de modo que todas tengan una conexión con Madrid. Así ninguna CCAA se queja, todas tienen su tren eléctrico.
El nuevo mapa parece una sustitución de la red actual por otra de alta velocidad. Va a costar una pasta: 42% de las inversiones en infraestructura es mucho. Espero que tenga sentido económico. Yo no tengo ni idea, así que mejor me callo.
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