viernes, septiembre 29, 2006

Repartos de carnet, izquierdas y realismo

En El Socialdemócrata piden estos días una refundación del PSOE. Se quejan amargamente que el viejo partido del gobierno ha dejado de lado las ideas de la socialdemocracia clásica y se ha pasado a un liberalismo de izquierdas fofo, vacio e intolerable.

Oh cielos. Otra guerra santa por el derecho a reparto del título nacional de Paladín de la verdadera izquierda.

Lo cierto es que estos cantos a la pureza ideológica del progresismo son bastante cíclicas, y a mi modo de ver, bastante equivocadas. Hay muchos y buenos motivos detrás del hecho que el PSOE de hoy no se parece en casi nada al partido de Pablo Iglesias, tanto prácticas como téoricas, y siempre hay un sector de la izquierda que parece empecinada en negar la realidad. Como hablamos de política, algo que esencialmente consiste en ver el mundo, deprimirse, y pensar en qué hacer para mejorarlo, no está de más dar un pequeño baño de realidad a algunos para discutir ciertos temas.

Para empezar, es necesario utilizar la misma crítica que lanzo de vez en cuando a los seguidores de Hayek: los libros no tienen todas las respuestas, especialmente cuando se escribieron hace más de cincuenta años. Las recetas del marxismo clásico, que algunos parecen obcecados en no renunciar, parten del análisis (no necesariamente certero) de un barbudo hace casi 150 años, hablando de un mundo que apenas tiene nada que ver con el nuestro. En cierto sentido, es como tratar de reparar un reactor nuclear usando un manual de instrucciones de un máquina de vapor. Sí, los dos motores producen energía, pero los mecanismos que la producen son radicalmente distintos.

Se puede argumentar, evidentemente, que cuando se habla de Marx se le trata como un punto de partida filosófico, no como un libro de recetas. Quizás una lectura tamizada por un análisis de la realidad actual (algo harto complicado, pero factible) dé algunas recetas relevantes. La pregunta evidente, claro está, es si estas recetas serían viables en el medio político actual, o dicho sin rodeos, si pueden ganar elecciones.

La respuesta, me temo, es que no. Vamos, ni de broma. De hecho, ir por el mundo defendiendo que debemos impulsar cambios que nos lleven hacia una sociedad socialista es un billete en primera clase en el tren hacia el suicidio político. El último partido europeo más o menos importante en ir a las urnas con ese mensaje fueron los laboristas británicos a principios de los años ochenta, cuando Michael Foot llevo el partido a las urnas clamando nacionalizaciones y socialismo a espuertas. El resultado fue una espantosa caida de más de diez puntos para los laboristas (que ya venían de un derrota grave en el 79) quedando a 15 puntos de los conservadores. Por algo el programa electoral del 83 se le conoce como la nota de suicidio más larga de la historia.

Tristemente, un político tiene que saber qué dicen las encuestas. Los votantes europeos (y vaya por delante, españoles) son en su inmensa mayoría centristas, y votan en consecuencia. Por muchos aspavientos y pedagogía que hagan los políticos, el electorado tiende a ignorar cantos de sirena revolucionarios o ideas demasiado lejos del centro, y huye de partidos que se alejen de una cierta normalidad. Un partido de izquierdas como el PSOE podría dedicarse a hacer honor a su nombre tradicional e irse a la socialdemocracia marxista desatada, si quiere; lo único que conseguiría sería darle una cómoda mayoría al PP. Si ser la verdadera izquierda le da el poder a la derecha de forma eterna, pues la verdad, prefiero ser una izquierda de segunda algo práctica y ganar elecciones de vez en cuando.

Cosa que me lleva a la última falacia que usa Enric, la de decir que PSOE y PP son esencialmente lo mismo. Eso es, con perdón, ignorar la realidad con todas las letras. Uno sólo debe mirar al programa estrella de esta legislatura, la ley de dependencia, para darse cuenta que los patrones de gasto público de uno y otro partido no tienen nada que ver. Cuando se mira el gasto público de los gobiernos Zapatero con los años de Aznar (y es el gasto lo relevante; redistribuir por recaudación es poco factible), es fácil ver que los capítulos de gasto social han subido mucho más que en años precedentes, así como las políticas de igualdad.

Lo cierto es que no sé que espera del PSOE. Si quiere un partido que propugne dar pasos hacia el paraiso comunista, los vecinos de Izquierda Unida (otro nombre contradictorio) están allí, esperándole. El apoyo electoral que han recibido últimamente le debería dar pistas sobre los motivos del PSOE para renunciar al Marxismo.

Hablar de flojera de ideas para proponer recuperar libros centenarios como alternativa, la verdad, no es manera de ganar elecciones. Y sin votos, no se cambian las cosas.

jueves, septiembre 28, 2006

"Engañando" al mundo entero

El Parlamento Europeo debatirá sobre el proceso de paz en el País Vasco, con el apoyo de todos los partidos excepto el PP. En vista que esto de "todos los partidos excepto el PP" lo decimos tan a menudo, me parece que se hace necesario abreviar; algo así como TPEP bastará para referirnos a ello.

Pues bien, tras que TPEP decidieran debatir en octubre sobre Euskadi, Mayor Oreja ha dicho que el gobierno socialista está intentando "engañar a la sociedad" ya que pretende dar la autodeterminación a los terrorista, y que ahora está negociando el grado. Dejando de lado que el derecho a la autodeterminación se tiene o no (es como estar embarazada; no puede estar un "un poco autodeterminado"), me parece increible el talento atribuido a Zapatero en este asunto. Parece que ha embaucado a toda Europa (TPEP, vamos) en que lo de Euskadi puede ir en serio. Todo el mundo está equivocado, todos... excepto el PP.

Cuando alguien empieza a creeer que todo el mundo conspira contra ellos, eso tiene un nombre. Cuando alguien dice que no sólo todo el mundo conspira contra ellos, sino que además hay un poder omnimodo detrás de todo el asunto (Polanco-Prisa-Zapatero-PSOE-ETA-Carod-FLGJ), el diagnóstico es ya preocupante.

martes, septiembre 26, 2006

Política y despedidas eternas

Si algo es difícil para un político de primera fila es marcharse. En cualquier sistema de gobierno, las sucesiones en el liderazgo son siempre momentos delicados, y las democracias no son una excepción.

Todo presidente o primer ministro sabe que en un futuro cercano volverá a ser un ciudadano normalillo; su duda es si su caída será voluntaria (dejándolo de forma voluntaria) o forzosa (vía elecciones perdidas, limitación de mandato o compañeros de partido). Si algo se repite en todas las posibles salidas (pies por delante o no) es el efecto que las expectativas tienen en su capacidad para gobernar.

La capacidad de un jefe de ejecutivo de dirigir el país de manera efectiva no sólo depende de su capacidad legal, los poderes que dicen que tiene los libros, si no también de su poder de negociación. Un presidente gobierna porque puede, pero también porque le dejan. Y este consentimiento se deriva, en muchos casos, de que su poder no tiene un horizonte temporal corto. Su partido tiene que estar hasta cierto punto de acuerdo con las leyes que quiere aprobar, con el político teniendo cargos que distribuir para compensar a los reticentes. El Congreso tiene que saber que las concesiones que da en una ley podrán ser compensadas en el futuro. Los sindicatos deben tener en mente que cada reforma que negocian podrá ser revisada en el futuro, y así sucesivamente.

¿Qué sucede cuando a un político no le queda demasiado tiempo? Lo primero, que gran parte de su poder de negociación desaparece. En Estados Unidos, al presidente en sus últimos años de su segundo mandato se le llama lame duck, y por una buena razón. Cuando un gobernante tiene sus días contados, cualquier reforma tendrá muchísima más resistencia de todos aquellos actores que ya no temerán represalias o compensaciones futuras, y su capacidad de maniobra se reducirá espantosamente.

El último ejemplo ha sido Tony Blair, que cometió el error de decir que se iría pronto, ya con el sucesor designado, e inmediatamente le empezaron a crecer los enanos. El partido le ha acabado forzando a que se vaya antes tiempo, muy a su pesar. Pero casos de este estilo hay multitud. Desde presidentes latinoamericanos limitados a un solo mandato que son ignorados casi de inmediato, pasando por gobernantes peligrosamente inpopulares (y por lo tanto, poco reelegibles) que se ven cada vez más asediados por amigos con ganas de ajustar viejas cuentas, el síndrome de fin de mandato es peligroso, y aún más preocupante para el político, tiende a convertirse en un círculo vicioso.

¿Alguien se preguntaba por qué la segunda legislatura de Aznar, especialmente la segunda mitad, fue mucho menos productiva que la primera? Esta es una de las razones. Limitar la capacidad de maniobra de los gobernantes de forma artificial no siempre es recomendable; que ellos solitos se aten las manos es sencillamente estúpido.

Sucesión, monarquía y reformitas constitucionales

Partiendo de que la monarquía no me parece una institución demasiado relevante (un presidente-florero al estilo alemán o irlandés es más o menos lo mismo a efectos prácticos, sin caer en leyes medievalistas), me parece cómica la súbita oleada de preocupación de algunos en el tema hereditario. Sea por alergia a tocar la constitución, sea por temor a que los votantes puedan opinar en nada relativo a la Casa Real, algunos están muy suceptibles estos días.

Mi opinión: no debe cambiarse el orden sucesorio. La monarquía es esencialmente una antigüedad; un legado folklórico- legal de uso ciertamente limitado que sobrevive como oscuro tributo a nuestra historia. Por ese motivo, igual que no le cambiamos el peinado a las meninas para que Velázquez parezca moderno, no cambiamos el orden sucesorio tradicional para que darle una patina igualitaria a una institución que no lo es. Es como ponerle un alerón de F1 a un 600; por muy molón que quede, seguirá sin ser un deportivo.

La verdad, aún con una cierta preferencia republicana, la corona no me molesta demasiado. Lo de tratar de legitimarla dándole retoques populistas, sin embargo, me parece absurdo.

Por cierto, puestos a reclamar, quiero que vuelvan los Habsburgo. Que cojones, que vuelvan los Trastámara. O que me busquen herederos de Wilfredo el Velloso, ya puestos. Ya que estamos historicistas... La verdad, hay otras reformas constitucionales más urgentes.

domingo, septiembre 24, 2006

ETA habla de armas

ETA ha decidido recordar al mundo que tienen armas y siguen muy, muy cabreados, con el mundo, y que lo de la violencia aún no lo tienen descartado. Se quejan amargamente que el gobierno no ha dado pasos para contribuir al proceso de paz.

¿De quién es la culpa? Según el PP, del gobierno. Tiene su gracia. El PP se ha pasado seis meses diciendo que al enemigo ni agua, que cualquier cesión es una rendición. ETA se queja que el gobierno no cede, y amenaza con volver a liarse a tiros. El gobierno ha dicho lo que decía el PP, según los terroristas mismos, así que si ETA mata de nuevo la culpa es ¿de Zapatero?.

Desde que empezó la tregua, la situación en Euskadi ha cambiado poco o nada. No hay asesinatos, el estado sigue prohibiendo actos de Batasuna, el gobierno de Vitoria sigue bajo el estatuto de Guernika, Navarra sigue a lo suyo; incluso algún idiota quema cosas de vez en cuando. El PP se exclama de no sé qué camino de locos del gobierno, pero lo cierto es que a efectos prácticos el único en mover ficha ha sido ETA.

La respuesta de Zapatero ha sido en la linea de siempre, la que dice el PP que el PSOE no está siguiendo: legalidad, no hay precio político, sólo se negocia en ausencia de violencia. Repetirle a Batasuna que haga política y punto. Rajoy pide que se vuelva al pacto antiterrorista, pero lo cierto es que el gobierno no es que esté diciendo cosas demasiado distintas a lo que dice el PP.

Mi impresión, ahora mismo, es que el PP ha conseguido bloquear el proceso de paz. De hecho, ha conseguido que no empiece siquiera. Con el paso de los meses, el PSOE ha ido perdiendo margen de maniobra al tratar de atraer a Rajoy a su redil dándole algunas concesiones, hasta el punto que se ha quedado sin capacidad para hacer gestos conciliadores a la izquierda abertzale. Cuando Batasuna se queja de inmobilismo, este viene en parte por la tozudez del PP, en parte por la cobardía del PSOE. No hay proceso de paz porque Zapatero no se atreve a ir solo, y con cierta razón.

La pregunta evidente es cuál es la alternativa al proceso de paz, si es que hay alguna. Si el proceso avanza, probablemente se acerquen presos, se vote un nuevo estatuto, y Navarra vote que no a unirse a Euskadi, siguiendo el mecanismo que establece la constitución para ello. Si ETA se decide a romper la tregua, estaremos en un escenario con 5-10 muertos al año, escoltas, extorsión y violencia callejera; algo parecido a lo que sucedía a principios de esta década. Un terrorismo ocasionalmente doloroso, pero patéticamente insuficiente para que el estado se dé por aludido y renuncie a nada. Sí, habrá muertos unos cuantos años más, pero no cambiarán realmente nada, hasta que ETA se canse y muera de aburrimiento, o declare otra tregua implorando clemencia como ahora.

¿Qué prefiere cada uno de los implicados? ETA probablemente prefiere dejarlo ahora de forma más o menos aceptable, y extinguirse con cierta honrilla. El gobierno prefiere que ETA lo deje ahora, minimizando la honrilla que ETA pueda obtener. ¿El PP? Me temo que prefieren cuatro o cinco años más con muertos, 20-25 funerales, y decir que la culpa es del PSOE.

Tanto PP como PSOE están en ello por los votos. La diferencia es que uno de los partidos parece estar basando su estrategia en que las cosas vuelvan a ser como antes. La alternativa a la paz es que haya muertos, algo que deben tener en mente quien se opone a un proceso de paz.

viernes, septiembre 22, 2006

La cucaracha, la cucaracha....

Tras la última revelación espantosa de Pedro Jota, acusando a ETA y los terroristas del 11-M de usar el mismo producto para matar cucarachas, me parecía que el PP se callaría de una puñetera vez. Pues bueno, no; parece que algunos miembros del partido siguen jugando a "cuanto peor, mejor" para fusilar a su bienamado lider barbudo, y siguen a su pelota.

A ver, señores. Si, un borrador fue revisado y se eliminaron referencias a ETA. La pregunta para los palizas conspiranoicos es, ¿Que puta importancia tiene que un etarra de cientos y los islamistas se limpien los pies usando el mismo producto? Es crimen por asociación (Carod habla con ETA, Maragall habla con Carod, Zapatero con Maragall, ¡ZP es ETA!) llevado al paroxismo de los objetos de la vida cotidiana. Espero que Acebes no respire oxígeno como hace Otegui (y oye, lo dice la policía en sus informes médicos, seguro), porque sino estamos jodidos.

País.

miércoles, septiembre 20, 2006

Equilibrio pernicioso aplicado: Marbella

No hace demasiado trataba de explicar por qué algunas organizaciones e instituciones terminan por funcionar mal, muy mal, y no parecen tener ninguna intención de cambiar. En jerga de ciencia política, comentaba que un resultado estable en una organización le llamamos un equilibrio, y que básicamente se resume en una situación en la que nadie de los implicados tiene ningún incentivo para cambiar las cosas.

Estos días uno puede leer un ejemplo casi de libro de una institución metida en un equilibrio pernicioso, el ayuntamiento de Marbella. Tenemos un consistorio corrupto de arriba a abajo, probablemente desde hace más de una década, sin que en apariencia nadie relevante en el municipio moviera un dedo para cambiar las cosas. Que los políticos se dedicaran a pedir comisiones sin parar es, hasta cierto punto, comprensible; lucro personal y listos. Que Jesús Gil trabajara para enriquecerse de forma ilegal, también. La pregunta que requiere un poco más de detalle es por qué los empresarios consentían, sin rechistar, la extorsión constante.

La corrupción política en casos como Marbella consiste básicamente en la conversión de la ley en una subasta. Los políticos saben que cada permiso, licencia o concesión municipal es un "vale" para hacer dinero, y que los empresarios quieren acceder a ello. Nada como añadir un sencillo paso intermedio para decidir a quién se da paso.

La dificultad para el político corrupto, en este caso, es cuánto pedir, y cómo organizar los pagos. Si el precio es demasiado alto, ningún empresario querrá hacer negocio, y se quedará sin soborno. Si el precio es demasiado bajo, tendrá un exceso de ofertas, y correrá el riesgo de dejar demasiados inversores cabreados. Por añadido, debe ser capaz de asegurar que todos los empresarios ganen de vez en cuando; si hay alguien que se queda sin negocio de forma consistente, la posibilidad que alguien hable aumenta. Básicamente necesita construir un sistema cerrado con un número limitado de inversores, asegurarse que estos hagan dinero de forma consistente, y que todos los que están dentro estén lo suficiente contentos como para seguir pagando.

Para acabar de pulir el sistema, el político también necesita que la competencia política sea limitada. Sea porque la oposición es irrelevante (a golpe de sobornos o compra de votos), sea porque todo el mundo participa del pastel, la cuestión es que nadie tenga interés en romper con el sistema. El resultado es un sistema muy estable, donde los empresarios pagan a gusto, y los políticos mantienen el chiringuito bajo control sin problemas. Si nadie desde dentro habla, que el pastel se descubra es rematadamente difícil, como así ha resultado en Marbella.

¿Qué puede llevar a un sistema come este a romperse? Hay varios mecanismos. El más clásico, la "inflación"; los políticos empiezan a pasarse de avariciosos (sea porque hay demasiados metidos en el ajo, sea porque los sobornos han acabado por estrangular la economía), y para los empresarios implicados el negocio deja de valer la pena. Otro, también habitual (y el que creo ha sucedido en Marbella) es la falta de acuerdo entre los recaudadores. Los políticos, por un motivo u otro, empiezan a tener problemas decidiendo cómo se reparte el pastel, y acaban por hacer que alguien que sabe demasiado se sienta excluido. Eso no tiene por qué ser un problema (cuando la mafia es la que hace estas cosas, siempre saben como "motivar" para obtener silencio), pero no todo el mundo tiene esa clase de agallas, o la capacidad de intimidar sin ser descubierto.

Es necesario señalar que en este caso, como peor van las cosas (más corrupción, peor economía, más políticos participando) más propenso es el sistema a cambiar. Cuando se habla de destruir una organización para salvarla en ocasiones se está más cerca de la realidad de lo que parece. Por eso los partidos tienden a renovarse cuando se la pegan, y no antes; y por eso a veces hay gente que trata de demoler su propia casa sin mirar qué se llevan por delante. El "como peor, mejor" es de hecho una estrategia racional a veces. Quién iba a decirlo.

Ibarra lo deja

Y por una vez, no es una sorpresa, como fue la "caída" de Clos. Ni siquiera tiene motivos tácticos evidentes como la de Trinidad Jiménez. Lo cierto es que por una vez, un político se va exactamente por el motivo que dice, su salud precaria.

El PP puede decir lo que quiera, acusando a Zapatero de exterminar la disidencia. Supongo que Zaplana cuando habla de socialismo nacional, aparte de hacer eso de clasificar entre buenos y malos que tanto le gusta, también se referirá a Maragall, claro. Lo cierto es que lo que estamos viendo es algo mucho más simple, una renovación generacional perfectamente predecible. Maragall, Ibarra, Bono y Vázquez llevaban en política, a lo tonto, 20-25 años. En casi cualquier país razonable, eso es una eternidad; hay muy pocos sitios en los que un dirigente no aparta del medio tras dos décadas en activo.

De hecho, estos cambios son necesarios. Igual que la alternancia entre dos partidos (incluso en Suecia) es algo que es bueno que suceda de vez en cuando, la progresiva extinción de dinosaurios políticos forma parte de la misma democracia.

Por cierto, repasad la carrera política de Jaques Chirac, o la clase política francesa en general. Cuando alguien se pregunta por qué Francia parece encallada en un mar de políticos caducos, aquí teneis una de las razones.

Ah, y descuidad, los barones no han desaparecido. A los derrotados (o sus herederos) sólo les queda esperar en silencio, como las semillas...

(Gracias a Saint-Exupéry por el símil forzado)

sábado, septiembre 16, 2006

Crítica semantico-teológica

Lo de Libertad Digital es realmente cómico. Después que el Papa se metiera en un lío dialéctico con los majaras psicóticos de siempre, desde el Vaticano ha emitido el siguiente comunicado:
"El Santo Padre está extremadamente disgustado porque algunos de los pasajes de su discurso puedan haber sido ofensivos para las sensibilidades de los creyentes musulmanes y porque las hayan podido interpretar de una manera que no corresponde en absoluto a sus intenciones"
El PSOE, en boca de Diego López Garrido, ha declarado:
"El Vaticano se ha disculpado. Creo que todos debemos ir en esa interpretación"
El titular de Libertad Digital, que venderían a su madre si eso les permite cagarse en los socialistas, reza lo siguiente:
"El PSOE aplaude un inexistente arrepentimiento del Papa y cree que "todos deberíamos pedir disculpas" a los musulmanes"

Mientras clasifica la postura del PSOE como "servil con los islamistas".

A ver si nos aclaramos. Según la teología de LD, si yo lamento profundamente haber hecho algo, no estoy arrepentido. Estoy orgulloso de haber dicho lo que he dicho, supongo, y todo el mundo que entienda que estoy pidiendo perdón, diciendo que me equivocado o tratando de arreglar las cosas tiene como intención pegarle fuego al Papa, y aplaudir a los enemigos de la democracia. Oh, y criticar a la Iglesia Católica equivale a querer hacer cosas feas con animales y despreciar la democracia, por cierto. En fin, que ahora le llaman periodismo a cualquier cosa. Y oye, un buen liberal debe ser Católico, Apostólico y Romano, claro.

A todo esto, la reacción de algunos sectores del mundo islámico ha sido sencillamente patética. Una expresión más del complejo de inferioridad y derrota de los que no se han dado cuenta que los tiempos han cambiado, amén de alegre manipulación de palabras.

50 años de TV española a traves de YouTube

Os recomiendo que no dejéis de leer en Pixel Y Dixel el artículo sobre el aniversario de los 50 años de la televisión en España, tienen unos cuantos de videos (vía youtube) sobre momentos “estelares” (o no tan estelares) de la televisión.

Seguro que muchos de estos videos os trasladaran otra vez a vuestra infancia, en mi caso este ha sido el que me la ha hecho recordar:

Para los frikis del programa, si realizáis una búsqueda en YouTube, encontrareis unos cuantos videos del programa ;).

Bueno y como en este articulo no se hablado aun de mi libro, me levanto y me voy del programa ;).

viernes, septiembre 15, 2006

Frenos estúpidos al crecimiento

Un ejemplo muy claro: España es el cuarto país de la OCDE en el que es más difícil abrir un negocio.

Esta es la clase de políticas que deberían poner a todo el mundo de los nervios. A ver, que se abran nuevas empresas es bueno. Crean empleo, hacen gente rica, la economía va bien, etcétera. ¿Por qué narices tiene que ser algo tan rematadamente lioso? Dejando de lado la legislación laboral (algo de lo que ya he hablado otras veces), que uno se tenga que tirar 45 días de ventanilla en ventanilla antes de abrir el chiringuito es ganas de poner las cosas difíciles a quien está haciendo algo que ayuda a todos.

Cambiar estas leyes es relativamente fácil. Gente en Moncloa como Miguel Sebastián han hablado de ello antes de entrar en el gobierno. ¿Por qué narices las cosas han cambiado tan poco? Es una medida pequeña, de las que nadie se entera, fácil de pasar, y que haría mucho bien por bien poco trabajo.

Oscuridad y presupuestos

Una de las razones que hacen de la democracia un sistema político relativamente efectivo es el control al que están sujetos los políticos. El papel de guardianes lo tiene en última instancia el electorado, y debe estar en el interés de todos maximizar la capacidad de los votantes para vigilar a los políticos, mientras nos aseguramos que estos no sepan a quién deben hacer la pelota de forma específica.

Esto suena muy bonito, hasta que nos damos cuenta que quizás los políticos no tengan un interés excesivo en que esto sea fácil. Una muestra de ello es el fracaso de un cambio legal reciente en el Congreso de los Estados Unidos, que de tan patético es casi lastimoso.

No hace demasiado, un tal Jack Abramoff, lobbyist (representante de grupos de presión) del congreso fue pillado con las manos en la masa sobornando legisladores a cambio que se comprometieran a introducir partidas en los presupuestos para sus clientes. El sistema legislativo americano funciona de modo que casi cualquiera puede añadir enmiendas en presupuestos y aprobarlas (a base de "yo voto lo tuyo, tu votas lo mío") así añadir chapucillas estilo "doce minolles para la investigación en la cría del congrio en Bumblefuck, Nebraska" en una ley no es demasiado complicado. En jerga legislativa americana, a estos engendros se les llaman "earmarks", y son el ejemplo estrella de lo que habitualmente se llama "pork barrel politics"; gasto público centrado en regar de dinero a gente de tu distrito electoral.

Bueno, la cosa lleva bastante salida de madre desde hace años, así que en el Congreso han aparecido varias propuestas de legislación tratando de cortar estas prácticas. La mayoría incluían restricciones limitadas sobre los contactos entre grupos de presión y los legisladores, y los regalos que pueden hacerse, algo razonable y lógico... y que han sido masacradas en comité, sin que hayan llegado a ningún sitio. La más humilde de las reformas, sin embargo, era un curioso intento de mejorar la transparencia del proceso legislativo, mediante el sencillo método que cada enmienda incluya el nombre del legislador que la añadió. Al menos así sabremos el cretino que hace los regalos, ¿no?

Bueno, pues tampoco. Añadir "tanta" transparencia al sistema ha sido considerado excesivo por los miembros del comite de presupuestos, quizá asustados que el gasto adicional de tinta sea insostenible, supongo. Dejando de lado el hecho que es probable que no habrá más que diez personas en todo el país lo suficiente masoquistas como para leerse todas las leyes a ver quien está subvencionando el museo de Elvis en Dakota del Norte, los miembros del comité ya han dicho que se cargarán cualquier legislación que introduzca un nivel de publicidad tan limitado.

Lo peor de todo esto, es una reacción perfectamente racional. Los políticos no toman deciones que les vayan a perjudicar, y en un sistema tan bizantino como el americano, ocultar el cinismo detrás de comités oscuros esto es ridículamente fácil. Debido al caracter territorial de los distritos electorales, además, la capacidad de control es mucho más limitada; mientras cada miembro del comité que bloquea la legislación riegue de dinero a su distrito, el cabreo del resto del país le trae sin cuidado, ya que saldrá reelegido. Y como los partidos no son realmente organizaciones nacionales, el pecado de un congresista no afecta necesariamente el resto.

En fin, un recordatorio sobre por qué mantener los sistemas políticos sencillos, claritos, fáciles de entender y bien visibles es una buena idea. Los gobernantes en una democracia siempre tomarán las mejores decisiones posibles... si temen a sus votantes lo suficiente.

miércoles, septiembre 13, 2006

De organizaciones y equilibrios

No hace demasiado señalaba el talento único que tienen algunas organizaciones (la FSM, para ser concreto) en ser horriblemente incompetentes, y mantenerse tozudamente sin cambios. Por algún motivo extraño, los miembros de una institución, club, partido político o sociedad acaban en una situación en que los objetivos que se habían marcado no se cumplen, pero dejan que el tinglado siga funcionando sin que les lleve a ninguna parte.

El porqué esto sucede es uno de los problemas clásicos que trata la Ciencia Política. Es tan importante saber por qué las instituciones y partidos cambian como explicar por qué hay arreglos institucionales que son estables en el tiempo, estén funcionando como deben o no. ¿Por qué Estados Unidos ha sido una democracia durante más de 200 años, mientras que Argentina no ha sido capaz de ello? ¿Por qué la mafia es fuerte en unos lugares y no otros? ¿Qué tiene que suceder en el PP para que Acebes pierda el cargo?

Hay varias aproximaciones a esta clase de problemas. La más extendida en lugares serios (y mi preferida) es tratar las instituciones como resultados de interacciones estratégicas; en jerga de la disciplina, como equilibrios de un juego.

Me explico. Cuando un determinado grupo de individuos más o menos racionales deciden organizarse de algún modo, hacen una serie de elecciones sobre cómo van a funcionar las cosas. Estos individuos pueden estar hablando entre ellos y cooperando genuinamente, hablando entre ellos pero apuñalándose alegremente por la espalda, o bien trabajando activamente para organizar las cosas de un modo que les favorezca a ellos. La institución resultante será una expresión de este juego de negociación, conflicto y control mental en que se han metido, un resultado de la multitud de organizaciones posibles.

En muchas ocasiones, el resultado obtenido es ligeramente chapucero, por un motivo a otro. Puede que en el debate se haya excluido a un determinado grupo que tenía bastante que decir. Puede que haya un determinado grupo que no tenga ningún incentivo a aceptar ningún consenso. Puede que el arreglo decidido sea excepcionalmente confuso y no haga feliz a nadie. Cuando esto sucede, la institución no tiene una esperanza de vida demasiado larga, y acaba por romperse de forma a veces bastante aparatosa, creando otro ciclo de cambio. El partido no acepta a su nuevo líder y lo fuerza a dimitir. Los vecinos del quinto se niegan a pagar para pintar la fachada. La constitución no es respetada, y el país cae en guerra civil. Las cosas no funcionan, y la inestabilidad vuelve a aparecer.

A veces, sin embargo, el resultado sí acaba llevando a la organización a una situación estable. La mayoría de los actores (jerga para ¨personitas¨) quedan en una situación en que prefieren que las cosas permanezcan como han establecido, no que cambien. Eso puede incluir algo tan simple como pagar a la comunidad cada mes para que se arregle el ascensor, o algo tan complicado como aceptar deja el gobierno y no sacar los tanques a la calle al perder elecciones. Nadie tiene incentivos (ni poder) suficiente para pegarle una patada a la mesa y decidir cambiar las reglas del juego, y la institución (que supongo habreis deducido es jerga para "cosa grande organizada") sobrevive.

En Ciencia Política, el resultado de un juego en que nadie tiene incentivos para cambiar sus decisiones para mejorar su situación se le llama un equilibrio. El problema con los equilibrios, sin embargo, es que a veces su única "virtud" es el hecho que son estables. En otras palabras, a veces todo el mundo puede acabar estando muy feliz tirándose piedras sobre su propio tejado.

La FSM es, por desgracia, un ejemplo de estos casos. El objetivo inicial (ganar elecciones de vez en cuando) se ha visto progresivamente substituido por el de vegetar sin hacer nada. Gran parte de la federación vive de mantener el cargo, así que tiene todo el interés del mundo en comprar su seguridad usando de clientelismo a aburrir a las ovejas. El resultado es un partido lleno de gente concentrada en aplaudir al jefe a cambio de favores, y unos líderes que tienen como único objetivo asegurar que las cosas siguen así. Nadie dentro de la organización tiene ningún interés en que las cosas cambien, y de hecho se emplean a fondo en asegurarse que nadie con ideas raras se lo pase bien.

Claro, cuando alguien quiere ganar elecciones en Madrid (Zapatero, por ejemplo), lo único que puede hacer es ignorar a la FSM completamente. Sobre cómo reformar estos engendros (de los que hay multitud), hablaré otro día.

Todo por la pasta

"Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española"
Bonitas palabras de Trashorras, confidente, fuente de todas las teorías de Pedro Jota, y persona absolutamente de salvar el culo y ya de paso forrarse. A ver si los "peones negros" y toda la cohorte de conspiranoicos enloquecidos también encuentran una explicación a esto. ¿O acaso los padres también están en el ajo?

lunes, septiembre 11, 2006

Cinco años después

“The Only Thing We Have to Fear Is Fear Itself”
Franklin Delano Roosvelt.

Escogiendo candidatos en Madrid

Ha habido bastante ruido y comentarios acerca del cambio de candidato del PSOE para la alcaldía de Madrid, con algunas críticas bastante atinadas, por una vez, desde la derecha. Tienen razón los que dicen que el tener la ejecutiva federal metiéndose a seleccionar alcaldables es ligeramente cuestionable; aún así, me parece que interesante explorar las razones detrás de estas interferencias.

Antes de empezar, me parece que es necesario citarme a mí mismo. No hace demasiado hice un repaso a los diversos métodos a nivel comparado que los partidos políticos pueden emplear para escoger a sus líderes / candidatos. La conclusión, como de costumbre, es que no hay un método perfecto. Ni primarias, ni dedazos, ni votaciones más o menos restringidas, ni listas abiertas son métodos perfectos; todos son perfectamente capaces de escoger a inútiles, malos candidatos o tipos totalmente alejados de la realidad por motivos diversos.

El método que la dirección del PSOE parece haber escogido para la alcaldía de Madrid es una combinación de dedazo y lanzamiento en paracaidas del aguerrido político al frente. Este sistema tiene problemas bastante evidentes.

Primero, el hecho de enviar un tipo que no ha estado currandose el electorado en el ayuntamiento obliga al partido a un esfuerzo adicional para darlo a conocer. Es, en cierto modo, empezar con una mano atada a la espalda; cuando un partido se decide a hacer algo así probablemente tiene un buen motivo, no capricho. El segundo problema es que el partido a nivel local no tiene por qué tomárselo a buenas; es más, puede que decidan no hacer campaña con demasiado entusiasmo para apoyar al "turista". Tercero, y ligeramente irrelevante, no es demasiado democrático. Digo irrelevante porque los partidos políticos nunca lo son demasiado (en ninguna parte), y por el hecho que Zapatero tiene la autoridad como lider escogido por las bases para cambiar sus subordinados, hasta cierto punto.

¿Qué motivos han llevado al PSOE a meterse en el berenjenal de un cambio de candidato? Como de costumbre al hablar de política, porque no tenían más remedio. Para empezar, confiar en el talento de la federación socialista madrileña es un poco absurdo; si de algo andan sobrados por esos lares es de una enorme capacidad para hacer el ridículo. El PSOE no puede jugarse una elección tan importante como Madrid a base de rezar que la FSM mágicamente produzca un candidato potable sin liarse a tortas entre ellos; algo tan improbable más vale no intentarlo. De hecho, les caiga bien el nuevo candidato o no, tampoco es que hayan sido demasiado buenos haciendo campaña, así que tampoco eso será un gran problema.

El otro factor, bastante evidente, es que Trinidad Jiménez era una candidata bastante patética, y más contra alguien como Gallardón. Para ganar la alcaldía, el PSOE tiene que presentar a alguien con bastante peso, y rezar para que los sectores más radicales de la derecha se dediquen a tirar piedras contra su propio tejado algo más de la cuenta. Básicamente, confiar que Gallardón se vea forzado a apaciguar a sus bases demasiado, perdiendo el centro, o que las críticas constantes desmovilizen parte del electorado conservador, confiando que entre eso y la novedad de un nuevo nombre salte la sorpresa.

La decisión de Zapatero se debe basicamente a las armas limitadas que tiene a su disposición. La FSM no es lo suficiente competente como para trabajar por sí sola, y eso obliga al PSOE a imponer cambios desde arriba. La pregunta, claro está, es por qué nadie se ha dedicado a hacer una limpieza en profundidad del partido en Madrid. La respuesta es compleja; por una lado, existe la selección adversa del que hablaba no hace demasiado. Por añadido, reformar un partido no es precisamente fácil. Pero de la resistencia al cambio de organizaciones disfuncionales hablaré otro día.

sábado, septiembre 09, 2006

Que se vaya a la mierda la puta España

Así, sin comillas. No estoy citando a Rubianes ni ostias de estas; lo digo yo con todo el cariño, desde mi muy española boquita. Así de claro. A la mierda.

A la mierda los jodidos pijos del barrio de Salamanca; monstruos adolescentes vestidos en serie, hijos de papá con acentos irritantes despilfarrando dinero. A la mierda lo jodidos imbéciles salvapatrias intelectuales de las radios; todólogos de medio pelo, eternamente echando mierda sobre todo lo que no les cae bien. A la mierda todos los escritores de bitácoras, desfaciendo entuertos, peleándose por a ver quien dice la gilipollez más ofensiva para salir en la foto. A la mierda los actores de izquierdas; viviendo en pisos de lujo, clamando por injusticias que no han padecido en su vida y ocultando sus fobias en alta retórica de pancarta. A la mierda los jodidos nacionalistas periféricos; todo el puto día hablando de identidades y del tamaño de su pene lingüístico, pidiéndonos a todos que nos sintamos culpables por todo lo que ha pasado en los últimos 500 años.

A la mierda los periodistas, esa banda de gilipollas más preocupados de caer bien a un partido y ser el niño bonito de sus colegas que en contar la verdad. A la mierda los cruzados por causas estúpidas, defendiendo gilipolleces que no importan a nadie y que trafican con el miedo. Miedo al terrorismo, miedo a los nacionalistas, miedo a los inmigrantes, miedo a las reformas, miedo al mercado, miedo a los homosexuales, miedo a la Iglesia. A la mierda las despreciables sabandijas que viven de perseguir los monstruos de otros.

A la mierda los jodidos políticos, emperrados en tratar a los ciudadanos como imbéciles, lanzando discursos de cinco palabras por que nos creen demasiado tontos como para debatir nada. A la mierda sus maniobras para ayudar a sus amiguetes, su asquerosa hipocresia, su tono de voz despreciativo. A la mierda los famosos, sabandijas que viven de la oligofrenia del resto; haciendo de la imbecilidad un virtud y de la debilidad mental un orgullo.

A la mierda los castellanos. A la mierda los andaluces, extremeños, canarios, gallegos y melillenses. A la mierda los catalanes, cántabros, baleares, asturianso, vascos y navarros. A la mierda Madrid. Ojalá se hundan en su propio vómito. Ojalá se ahoguen en su propio pus. Ojalá desaparezcan todos, y nos dejen en paz de una puta vez.


En fin, ahora que ya he ofendido a todo el mundo, creo que no puedo trabajar ya en ninguna parte en España. Desde que el ejercicio de la libertad de expresión equivale a una especie de autoexclusión masoquista del mercado laboral, la cosa está imposible. Opinar está cada vez más caro, señor; uno no puede trabajar en un sitio por haber ofendido en el pasado. Valiente democracia.

Como Rubianes, formo parte de buena parte de los grupos a los que insulto. Si uno, como Español, no puede insultar a su propia tierra, no nos queda absolutamente nada de lo que hablar.

viernes, septiembre 08, 2006

Martillos de herejes y el fin del mundo mundial

Lüzbel escribe hoy sobre el sospechoso parecido de la verborrea de Losantos y allegados prediciendo una especie de fin de los tiempos permanente, mientras luchan sin descanso contras las hordas de idiotas y herejes que asolan el mundo, con otros discursos parecidos. Entre los ilustres parientes de palabras altisonantes hablando del desastre, tenemos los viejos comunistas revolucionarios, esos otros adoradores del dogma y fracasados habituales.

Las ideas y predicciones de hundimiento; una fe religiosa como cualquier otra. Cosas de neoconservadores. Vale la pena leerlo.

jueves, septiembre 07, 2006

Perdiendo como siempre (II)

Un pequeño recordatorio de lo que ya escribía después del Mundial: Luis Aragonés es un incompetente, y debe dejarlo. Por algún motivo que se me escapa, la prensa se quedó como atontada después que Francia nos echara con una facilidad insultante; ahora que les da por hablar de fracaso, sería cuestión de recordarles que no es un problema nuevo.

A ver, lo de ayer en Belfast no es cuestión de un día. España ya se clasificó para el Mundial tarde, mal y a rastras, con una patética excursión a la repesca después de un buen puñado de partidos lamentables. Y la verdad, no es que al equipo le falte talento; el gran problema es que nunca han jugado una mierda, y que parecen coleccionar entrenadores fracasados. Clemente no se comía un rosco desde hacía años, Camacho tenía como talento gritar ¨Pacheta¨ ( y cagarse en su madre) en la banda, Sáez no había olido fútbol de élite en su vida, y a Luis Aragonés se le había pasado el arroz desde hacía años.

La federación, claramente, no tiene puñetera idea de manejar un equipo, y así les va. Quizás la razón que explica el éxito de las selecciones inferiores es algo tan sencillo como que quien las maneja no es Villar y compañía. Son gente de fútbol, trabajan sin tanta presión mediática, y toman las decisiones de forma racional y ordenada, sin divismos ni megalomanías raras. Y caramba, funciona.

¿Suena familiar esta argumentación? Aunque no lo parezca, hay una pequeña lección de ciencia política detrás de todo esto. De hecho, hay varias. La primera, y más evidente, es que si la prensa se duerme al volante, cualquier sistema que dependa en evaluar la capacidad de un cargo político se rompe. La crítica es un gran motor de cambio y eliminación de incompetentes. Segundo, la dirección puede cargarse cualquier cosa, no importa lo buena que sea la materia prima. Basta ver el partido de ayer. Tercero, cuando un político / presidente de federación no teme perder el cargo, la inutilidad se enquista. Si encima el el jefe idiota de turno tiene la capacidad (y es empujado por la prensa) a meter sus zarpas en todo asunto, sin dejar trabajar a nadie en paz, la cosa se hace sencillamente imposible.

¿Tiene la cosa arreglo? Pff, ni idea. El día que Raul no vaya convocado, creeré que hay algo de esperanza. A este paso, y mientras la prensa siga diciendo que Torres es el futuro (promete mucho, y seguirá prometiendo mucho toda su vida), seguiremos haciendo pena. Como siempre.

Oh, la selección no es el único engendro que funciona de este modo en España. Hay cierto partido de derechas al que la prensa afín le rie todas las gracias (o locuras), con unos cuadros intermedios (Zaplana y Acebes) capaces de hacer al partido antipático en cualquier circunstancia y un líder que no ha sido realmente elegido en las urnas y no parece capaz de dar un puñetazo en la mesa. Si encima el pobre jefe está cada vez más a merced de ciertos medios vociferantes, rompiendo lo poco que hay razonable en el partido, pues que me vais a contar.

miércoles, septiembre 06, 2006

Explicando la conspiranoia

Ahora que toda la tropa mediática ha vuelto del descanso veraniego, los cruzados de la causa conspiratoria se han lanzado a toda clase de burradas tras unos cuantas "espeluznantes" revelaciones. No me voy a poner a desmontar cada una de las paridas que se están lanzando desde los altavoces habituales; hay otras bitácoras más sabias y que están haciendo un trabajo excelente en ese aspecto.

Lo que no dejo de preguntarme es por qué. En España tenemos el caso único de un periódico presuntamente serio y una cadena de radio con una cierta reputación en el pasado que se han lanzado, a tontas y a locas, a reventar cualquier atisbo de credibilidad a base de perseguir quimeras. Hoy mismo, los teníamos clamando al cielo que el hecho que un empleado de un Carrefour no fuera interrogado tras probablemente confundir a un tipo cualquiera con un terrorista, sin ir más lejos. Y el tema de la semana, claro está, es la interpretación como evengelio de lo que dice un pobre diablo tratando de salvar el culo a base de inventarse fábulas fantásticas. Todo por defender una teoría que implica que varios centenares de funcionarios, policias y jueces (y al menos dos bandas criminales, todas con control policial) estuvieron conspirando (y siguen con ello) para hacer un golpe de estado y romper España.

El motivo de este patético empecinamiento es algo que me tiene un tanto confundido. Si pretenden cargarse el gobierno, la verdad, han fracasado. Tras dos años de bombardeo constante de ideas locas, teorías que no cuadran y explicaciones absurdamente complejas para problemas sencillos (siempre suponiendo cuatrocientos motivos oscuros, a medida contradictorios), El PSOE sigue con la misma ventaja de siempre en las encuestas, y no parece que esto vaya a cambiar. El acoso y derribo parece cada vez más absurdo, con cada revelación haciendo la teoría más complicada todavía.

El resto de opciones son si cabe más preocupantes. Es posible que Pedro Jota y compañía sencillamente se crean todo lo que dicen. Aparte de hacer la factura de su psiquiatra algo escandaloso, la enorme, gigantesca capacidad de negación de la realidad de lo que pretende ser un periódico influyente y una pequeña horda de medios de comunicación es francamente patética.

Es posible que en algún punto de toda esta gigantesca farsa alguno de los vociferantes tarados que persiguen fantasmas se hayan percatado que lo suyo es un invento, pero que aún así hayan seguido. En algunos casos, es probable que esto sea porque lo de ser el niño bonito de la derecha radical mediática da pingües beneficios, y porras, incluso yo estoy dispuesto a decir bobadas a cambio de un buen cheque. Joder, lo hago gratis en esta bitácora; no me costaría demasiado vender humo a tanto por palabra (señores de El País: sigo buscando trabajo). También podría ser que tras haber malgastado tanto tiempo haciendo el indio, el ego descomunal de algunos les impida dar marcha atrás.

La otra opción que se me ocurre es que FJL, Pedrojota y cuatro otros cruzados hayan decidido erigirse en los nuevos líderes de la derecha española. A sabiendas que en la oposición hace mucho frío, y que Rajoy es un líder mucho más débil de lo que parece, se han propuesto lanzar su particular OPA hostil en forma de contrarrevolución conservadora para desfacer los entuertos que Aznar no combatió. Y eso, de un modo u otro, incluye lanzar el PP al abismo, a ver si aprende a volar por si sólo... o bueno, es destruido para salvarlo.

Cogiendo una página de ese partido republicano que tanto admiran, se han decidido a tratar de purificar el PP hasta que llegue a la misma esencia que los conservadores americanos: bajar impuestos, sentirse perseguidos por la malvada tiranía progre, y clamar por los valores tradicionales de arreglar todo a tortas y temer a Dios. Eliminar cualquier ambigüedad en el partido, olvidarse de un lenguaje moderado, y arrastrarlo a un recio populismo de derechas. En otras palabras, dejar atras la vieja tradición conservadora y apuntarse a la ¨nueva ola¨... justo cuando en Estados Unidos se dirige lentamente hacia una dolorosa derrota electoral.

La última opción, sin embargo, es la más sencilla, y la más creíble: la paranoia vende. Quizás el público de la Cope o El Mundo estén más escorados a la derecha, pero también parece que estén haciendo más dinero. El aprecio por la ética periodística, la verdad o cualquiera de estas vaguedades, claro, está fuera del programa. Pero oye, desde cuando la realidad puede estropear un buen titular.

A saber. Lo cierto es que sigo sorprendido.

domingo, septiembre 03, 2006

De "victoria para los buenos" a "resultado dudoso"

Por algún motivo que se me escapa, los comentaristas conservadores se pasan el día diciendo que toda noticia procedente de Oriente Medio es un signo claro, clarísimo que los buenos están ganando la guerra contra el terrorismo. El truco consiste en fijarte en cualquier detalle positivo, por insustancial que parezca, y darle toda la relevancia posible. Una especie de teoría de la conspiración, pero centrada en combatir la realidad, vamos. Aquí no estamos hablando de inventarse fantasmas pasados, si no en tratar de demostrar que la tierra es plana.

Empecemos con Afganistan. Universalmente aplaudido por los halcones como una muestra del triunfo del bien contra la tiranía, parece deslizarse lentamente al infierno que solía ser. Para empezar, esa sólida base económica que sostuvo a terrorismos pasados, el opio, vuelve a ser el motor de los resurgentes talibanes. Mientras tanto, la violencia en Irak sigue creciendo a un ritmo aterrador; incluso publicaciones nada sospechosas de blandenguería como el Economist (que apoyó la guerra), son cada vez más pesimistas. Quien acumula victorias pírricas parece ser Estados Unidos, no los malos.

El problema, me temo, es el hecho que Estados Unidos está luchando la guerra equivocada, o más concretamente, no se ha dado cuenta que el conflicto de ¨guerra¨tiene poco. Si, el terrorismo debe ser combatido y controlado, pero el problema es que no se está luchando por territorio. Los malos no pretenden controlar territorios, pretenden avanzar una agenda. La idea es ganar sociedades, no conquistar naciones. Poner una pica en Mesopotamia puede ser un acto de fuerza, pero es como tratar de ganar un debate a base de abofetear al adversario.

Estados Unidos ha decidido que está en un combate de boxeo, mientras el islamismo radical tiene en mente una partida de Backgammon. Sí, usan la violencia, en parte porque el lenguaje de fuerza es parte de su discurso, pero una democracia no puede decir que defiende ciertos derechos mientras reparte tortas de forma indiscriminada. Es hora de sacarnos de encima la mentalidad de ¨guerra¨, y volver a pensar en terrorismo como lo que es, política fuera de control.