Por mucha manía que le tenga a Francia y su afición por arreglarlo todo a base de retórica hinchada, uno no puede más que admirar el puntillismo de sus burocracias. Qué otro país daría los datos de quema de coches con la precisión de los galos (1.173), vamos. En medio del caos, hay en algún lugar un tipo con una calculadora sumando uno a uno los informes, y pegando gritos aquel policia que no cuenta los incendios meticulosamente. Delicioso.
Aunque la verdad, el hecho que haya un funcionario tan cabeza cuadrada y una burocracia tan puntillosa también explica en parte lo bien que les va todo ultimamente... Pero eso es para otro día.
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