sábado, marzo 01, 2008

Elecciones Estepaís (X): se tiene que ser burro

Consejo de parvulario al PP, de un cínico a otro: uno puede ser un cerdo manipulador capaz de hacer cualquier cosa por llegar al poder, siempre que te calles y no lo digas en voz alta. Y ya que estamos, recordar a Gabriel Elorriaga que estamos en el 2008, y gracias a ese milagro tecnológico que son las internets virtuales cybercafé estas, si uno dice una burrada en Londres, su estupidez retumba en todo el mundo.

La verdad, no hay nada como reconocer que estás usando el fantasma de la inmigración de forma puramente electoralista, y que todas las estupideces que ha soltado a un medio no precisamente socialistoide sean confirmadas por quien te entrevistó palabra por palabra. Y oye, ya le digo al señor Elorriaga que soy un cínico y que lo del electoralismo no me molesta, pero incluso en lo de vender ideas hay clases.

Una cosa es decir lo que la gente quiere oir, algo que al fin y al cabo es la base de la democracia: el gobernante haciendo lo que quiere el electorado. Otra cosa muy distinta, y ciertamente menos aceptable, es decir burradas ficticias para asustar el electorado con fantasmas imaginarios, especialmente cuando esas estupideces son a veces inquietantemente cercanas a una llamada a la intolerancia. Y aún peor cuando lo que no buscas es el voto de nadie, sólo intentar que la gente no vote. Eso es una manipulación alegre, descarada y cínica de la base del sistema; es basar tu estrategia no en hacer lo que los votantes quieren, sino en hacer que no quieran nada.

Y la verdad, una vez soltada la burrada ya puedes desmentir lo que quieras. Ya has reconocido en público, delante de un medio que no tiene motivo alguno para hacerte quedar mal, que lo que buscas no es el voto, sino la catatonia de los votantes . Elorriaga ha venido a decir, más o menos de forma directa, que el PP apuesta por la estupidez del electorado. Ese votante socialista que no sabe lo que quiere lo vamos a asustar tanto que no querrá salir de casa y decir lo que piensa.

Todo es me lleva a pensar, de todos modos, en lo difícil de exportar que resultan ser las campañas políticas. Se ha hablado mucho estos días de Antonio Solá, el "padre" de la niña de Rajoy. El tipo tiene un historial decente ganando elecciones en América Latina, pero parece que muchos de sus mensajes de campaña en España no acaban de funcionar.

La política, el voto, es relativamente parecida en todas partes; controlar agenda, hacer que los votantes vayan a las urnas con algo que favorece en mente, sacar más votos que el contrario. El problema es que en política, más que en ningún otro sitio, los matices son importantes, y estos varían muchísimo de un sitio a otro. El recurso de la niña funciona bien en Méjico, donde se valora muchísimo más la cercanía y la familiaridad del mensaje, pero se estrella en España, un país bastante más propenso a mofarse de todo lo que suene sentimentaloide. Del mismo modo que en Estados Unidos alguien puede clamar su habilidad para ser un líder fuerte y atraer aplausos, en España el loco que diga esto se le echará a patadas del escenario, no sea que le entre la vena de caudillo.

De un tiempo a esta parte, el PP parece muy entusiasmado (y lo dicen ellos) copiando todo lo copiable de otros países, a veces de forma no demasiado selectiva. Desde Aznar tienen esta extraña fijación republicanoide de ser los más duros del barrio en política exterior y contra el terrorismo, algo que no acaba de cuajar en un país que tiene más bien pocas ínfulas imperiales. Algo parecido les sucedió con el matrimonio homosexual, el aborto, o este caso utilizar la política del miedo como arma política. Los españoles son muy liberales comparados con casi cualquier otro país, y tienen una larga tradición mental de temer a la derecha por muy buenos motivos; son mensajes que funcionan en otros países, pero se estrellan irremediablemente en culturas políticas distintas.

Ya he comentado otras veces el extraño (y para nada fortuito) parecido entre las campañas de Zapatero en el 2004 y Obama este año, con su mezcla de buenismo (no necesariamente vacio) y búsqueda de consensos. La estrategia de fondo es parecida; ambos candidatos están respondiendo a un contexto donde la polarización ha acabado con la paciencia de los votantes. La retórica, sin embargo, no puede ser más distinta: Zapatero apelaba a lo nuevo, a hacer de España una democracia mejor, a romper con el pasado, mientra Obama apela a la heroica, a su condición de continuador de las grandes figuras del pasado americano, una culminación de todo lo bueno del país.

Si uno habla en Estados Unidos de romper con el pasado, le toman por imbécil. Los americanos están muy orgullosos de lo que representa su país, y creen con fervor que si las cosas van mal es porque no están respetando sus viejos ideales. Si uno habla en España del pasado, de respetar a los viejos grandes hombres, la gente te mirará raro, pensando que hablas de Don Juan de Austria; no es un país que esté demasiado orgulloso de sus últimos 200 años de historia, y ni siquiera es capaz de admirar la transición de forma uniforme. Si bien la idea básica es muy parecida, la retórica es totalmente distinta, ya que el electorado no tiene nada que ver.

Resumiendo: desconfiad de los asesores extranjeros y de los mensajes mágicos. Todos los hombres son iguales, pero insisten en hablar lenguas distintas. Y sí, eso implica que en Cataluña, Galicia y Euskadi el mensaje no debe ser el mismo. Basta mirar los resultados electorales del "partido nacional" que es el PP para comprobarlo.

6 comentarios:

Santiago Bergantinhos dijo...

¿Y qué me dices de Libertad Digital, que afirma qe 840000 votantes del SOE votarán al PP después del debate?

Yo creo que se les está yendo la flapa pero mucho, por todas partes. Aun en el caso de ganar, que según parece es que no, han creado unas expectativas en sus grupos de presión que los mismos que los han apoyado desde blogs y medios de comunicación a saber cómo reaccionarían.

Bueno, mañana iré al mitin de Mariano, y ya os comentaré lo que me cuenta.

Anónimo dijo...

"desconfiad de los asesores extranjeros y de los mensajes mágicos"

En 1982 lo que quedaba de la UCD confió su campaña en asesores norteamericanos. Siguiendo su consejo, el cabeza de lista, Landelino Lavilla, se hizo acompañar como una almorrana en todos los actos por su señora esposa, a imagen y semejanza de las elecciones presidenciales de USA.
Por eso y por muchas otras razones de mayor peso se estrelló en las urnas con un emergente PSOE que prácticamente mandó la UCD al olvido.

R. Senserrich dijo...

Esta estimación de LD (sacada del Mundo) es absurda. Primero, dice que es un 7% de los que votaron al PSOE en el 2004, es decir, están estimando con de muestra de 600 7 y una submuestra de 250. Ese 7% está dentro del margen de error (que en esos rangos caerá, probablemente, en 6-7%) y es básicamente irrelevante.

Es por añadido una pregunta tendenciosa de por sí, ya que apela a la racionalidad del votante. Decir "sí" es la respuesta correcta, especialmente si has dicho antes que Zapatero no ganó el debate o algo parecido. Desde el punto de visto demoscópico, es una respuesta con demasiadas condiciones implícitas como para ser fiable.

Santiago Bergantinhos dijo...

Mi única explicación es que utilizaron la misma calculadora con la que hacen las estimaciones de la gente que va a las manifas del PP. Pero con esto como con todo: lo importante es predicar para los ya convencidos. ¿Qué importa si cien ven cómo sacas el conejo de la chistera si engalas a un millón?

Además, si fuera cierto, que Zapatero empezase a lucirse en el próximo debate, porque o si no lo podían dejar en números rojos de votantes.

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo, pero creo que hay una pequeña errata. Juraría que el señor Elorriaga se llama Gabriel y no Javier.

un saludo.

Anónimo dijo...

ni siquiera es capaz de admirar la transición de forma uniforme

No creo que la 'uniformidad' fuera muy deseable en ese caso...

Ruibérriz.