martes, julio 05, 2005

Algunas notas sobre sistemas electorales

No hace demasiado salía Rajoy (en uno de los raros momentos en que no está apagando fuegos en su partido) pidiendo que se revisara la ley electoral, culpando la actual de mogollón de efectos perniciosos, como que el PP pierda las elecciones. Para mi sorpresa, en los comentarios a mi crítica a Rajoy salieron varias voces proponiendo reformas del sistema electoral, señalando alguna de las deficiencias del actual.

Algunas notas sobre sistemas electorales. Primero de todo, y aunque parezca evidente, no hay sistema electoral perfecto. Parece redundante decir esto, pero creedme, no hay nada a prueba de votantes caprichosos y mayorías raras. Todo sistema electoral tiene problemas graves, correcciones extrañas y resultados inesperados. Aún más allá, no importa lo buena que sea la ley electoral, no hay ninguna a prueba de políticos. Si la clase política de un país no vale, no importa cómo se vote, la ley no hará milagros. Más allá de esto, incluso en un país con una clase política decente, los resultados no serán nunca perfectos, por el mero hecho que la representación política nunca lo es.

Segundo, la ley electoral no es nunca neutral. Es la pieza básica de las reglas del juego, lo que traduce votos en escaños, y cualquier cambio de diseño favorece siempre a alguien. Por mucho que se esconda la retórica en términos de justicia, si un político está pidiendo un cambio es porque quiere ganar elecciones. El tripartito catalán lleva discutiendo una nueva ley electoral desde hace meses, y al paso que van pasaran un par de décadas antes que se pongan de acuerdo.

Tercero, y volviendo al primer punto, toda ley electoral da resultados inesperados. Cuando se diseñó la ley electoral española se creía imposible que con ella alguien sacara una mayoría absoluta (y por eso se confió tanto en el control parlamentario en la constitución), algo que resultó ser un error. En Italia he perdido la cuenta de las veces que han tratado de cambiar la ley para reducir el número de partidos (sin éxito) y del monstruo mutante que son las elecciones en Francia (con Le Pen en una segunda vuelta) mejor ni hablar. Hay demasiados factores detrás de unas elecciones para que un diseño institucional funcione siempre como se pretende.

Cuarto, y esto es lo más importante, si no está roto, no lo arregles. De las cosas que no funcionan bien en la democracia española, la ley electoral no es una de ellas. Cumple su cometido bastante bien, vamos: traduce votos en escaños, da mayorías manejables, representa a las minorías de manera decente, y crea gobiernos bastante estables. Si mal no recuerdo, la legislatura más corta fue de casi tres años (93-96), que no está nada mal. Por encima de todo, da a ambos partidos grandes posibilidades razonables de gobernar. La competencia es justa, y hace que tanto el PP como el PSOE se tengan que partir los cuernos para ganar votos, cosa que es al fin y al cabo lo que son las elecciones.

¿Es una ley perfecta? No. ¿Es lo bastante mala como para que deba ser cambiada? No creo. Hace competir a los políticos con ganas por los votos, que es en lo que se basa el sistema. Y permite milagros como que en Teruel gane la izquierda a veces. Para mí, retocarla no es algo necesario.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues aun a riesgo de ser pesao, insisto en que desde mi punto de vista es preferible cambiarla ;-).

Al menos a un sistema como el astual pero con listas abiertas. Vamos, que el diputado se lo curre un poco, coñes. ¿Quién conocía a Tamayo y Sáez antes de lo de asamblea de Madrid? Nadie.

Unas listas abiertas, desde mi punto de vista, obligan al parlamentario a ejcuchar (al menos más que ahora) al votante al que representa. En la astualidad para ser diputado basta con contar con el beneplácito de Rajoy o de Zapatero para que le coloquen no muy a la cola de la lista. Con listas abiertas, uno puede votar a quien quiera de un partido. Si quiero votar al PP pero paso de Zaplanator, puedo hacerlo sin problema.

En cuanto a lo que se ha dicho de los lobbies respecto al comentario en el post anterior, no lo pillo.

Es un tema del que se podría debatir bastante, ende luego.

R. Senserrich dijo...

Un sistema de listas abiertas hace que los candidatos se pasen más tiempo liándose a galletas con sus compañeros de partido que otra cosa. También es mucho más vulnerable a financiación irregular, ya que tienes muchas más campañas electorales con candidatos. Tamayo y Sáez se forrarían en un sistema de listas abiertas, vamos.

Aparte, las mayorías de gobierno son siempre mucho menos estable. Pregúntale a los italianos, si el sistema de listas abiertas funciona bien...

El partido es el que representa al votante, y es casi mejor así.

Alberto dijo...

> En cuanto a lo que se ha dicho de los lobbies respecto al comentario en el post anterior, no lo pillo.

Hombre, así en principio es más fácil que un lobbie presione a un candidato que no a toda una lista de candidatos. Ganarse a una persona es más fácil que a una lista de personas.

Aparte de eso, las campañas. ¿En las listas abiertas los candidatos tendrían que auofinanciarse las campañas? Si es así, eso provocaría que sólo pudieran presentarse como candidatos los ciudadanos con rentas más altas, y que ciudadanos con menos ingresos lo tuvieran más dificil, al no poder costearse una campaña competitiva con respecto a otros candidatos.

Listas abiertas podría haber en el Senado (que ya las hay en parte, creo). Lo que pasa es que en este país no hay cultura de Senado. Pero en el Congreso creo que son mejores las listas no abiertas.

Anónimo dijo...

Mmmm...fale entiendo vuestras críticas.

No obstante prefiero correr el riesgo de la financiación irregular y las presiones de los lobbies, a las listas cerradas que implican disciplina de partido. ¿Hay alguna otra manera de conseguir que los diputados escuchen a los que teóricamente representan, más que a sus jefes de filas?

En circunscripciones uninominales (que no es sastamente lo que dice la propuesta que enlacé) en Ejpaña cada circunscripción representaría del orden de 40000000/350 = 115000 personas.

No me parece un número enorme para currarse el voto en la calle (que se ganen el sueldo, coñes), y menos con la llegada de internet que a mi juicio permite comunicarse con el personal sin necesidad de grandes y costosas campañas y/o contactos en los grandes medios de comunicación.

Por otro lado, un tema que ya comenté en su día en LPD: el astual sistema de circunscripciones por provincias lleva como consecuencia un hecho bastante poco democrático a mi juicio: que es que el voto de un residente en provinicas de poca población, como Teruel o Soria valga, en la práctica, 4 o 5 veces más que el de un sevillano o barcelonés.

Jessica dijo...

Unos comentarios muy breves sobre lo que opino de los motivos que han llevado al PP a pedir una modificación de la ley electoral:

Cuando uno se empeña en luchar solo contra todos, o les gana a todos juntos, o pierde. Es lo que tiene.

Saludos:
Jéssica.

Jessica dijo...

Avelino: la disciplina de partido es, simplemente, inconstitucional.

Artículo 67.2: Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo.

Artículo 79.3: El voto de Senadores y Diputados es personal e indelegable.

O lo que es lo mismo: el Partido no puede imponer el voto a los diputados de sus listas. La llamada "disciplina de partido" es, directamente, ilegal, como también lo son las sanciones a los diputados para que se atengan a la disciplina de partido. Otra cosa es que no haya intención de cumplir la ley, porque a todos les beneficia el actual estado de cosas.

Lo que deberían hacer los partidos políticos es no incluir en sus listas a nadie que se desvíe una sola coma de sus postulados oficiales. Así se evitan éstos problemas. Pero como ése leninismo es imposible, pues lo intentan como pueden. Pero ésas multas por no cumplir lo que impone El Partido son ilegales. Otra cosa es que no haya voluntad de hacer cumplir la ley, porque todos se benefician de éso. Pero ésto es lo que hay y yo no tengo la culpa.

Saludos:
Jéssica

R. Senserrich dijo...

La disciplina de partido no sólo no es anticonstitucional (hay sentencia de ello, si mal no recuerdo) si no necesaria y compartida por todos los sistemas parlamentarios.

El único caso en que no era así y los votos de los diputados era secreto, el sistema funcionaba de pena (Italia).

Las cosas están ahí por algo; es importante para un gobierno poder predecir fácilmente qué votos tiene. Y lo es para la economía; no es nada bueno dar bandazos.