Tras el debate de toma en consideración del proyecto de reforma del estatuto de autonomía de Cataluña el otro día, hoy tenemos reacciones variadas y las inevitables y muy chapuceras encuestas. La gente de LD, que son una panda de analfabetos estadísticos / analistas interesados encantadores, cogen las tres publicadas y leen los resultados a su manera. Vamos, aplaudiendo a Rajoy con las orejas.
Si miramos los resultados con cuidado, sin embargo, se ve otra cosa: la carta del "Vivaespaña" y "unidad de destino en lo universal" le está fallando al PP.
Si miramos los resultados con un poco de calma y atendiendo a los atroces márgenes de error de las tres encuestas, los resultados no son en nigún caso demasiado negativos para Zapatero. En la encuesta de ABC, la mayoría de los encuestados creen como el presidente que el estatuto es corregible, y en las valoraciones individuales los dos líderes están empatados. En la encuesta de la Razón, la valoración de los dos líderes está dentro del margen de error. En El Mundo, Zapatero gana por goleada (y con una ventaja mayor que el margen de error) y además muchos votantes se colocan detrás de la idea del presidente que el texto actual no es aceptable, pero si corregible.
Tenemos pues que tras un mes largo de campaña inagotable del PP en contra de la reforma, el primer día en que Zapatero habla en el Congreso las encuestas le dan un empate o cierto margen de victoria. No sólo eso, sino que parece que los cantos apocalípticos hablando que el texto es insalvable y esencialmente maligno parece que han caido en saco roto, ya que en los dos encuestas en las que se pregunta sobre ello, los encuestados creen que puede mejorarse.
Si uno ignora a los contertulios radiofónicos y todólogos de editorial que han estado berreando estos días y sólo mira las noticias, el debate de anteayer tuvo básicamente dos tipos de oradores. Zapatero y la delegación catalana hablaron del texto, dijeron qué creían que era bueno, qué creían que era malo y qué era importante, y ofrecieron la posibilidad de negociar. Los catalanes, dispuestos a rebajar lo inaceptable, y Zapatero dispuesto a discutir qué creen intocable. No piensan lo mismo, pero es cuestión de ponerse de acuerdo, que por algo todos representan votantes. Rajoy, mientras tanto, dijo "no" durante 60 minutos. Sólo dijo eso. No me gusta el texto, no lo acepto, no quiero hablar, no debe ser aprobado, no hablaré con nadie hasta que no me dejen vetarlo, y no respetaré el hecho que se está trabajando en la legalidad.
Una cosa es no estar de acuerdo con la reforma, la otra es no ofrecer absolutamente nada más que los votos en contra, negando cualquier racionalidad o legitimidad al oponente. En otras palabras, señalar un fuego y pegar chillidos sin más no es una buena idea, en especial cuando tu oponente ofrece traer una manguera. Por añadido, ahora que se sentará todo el mundo en una mesa, cualquier crítica de ERC y CiU a lo que negocie el PSOE son puntos para el gobierno, no para la oposición; quedarse fuera sin tener un papel en las rebajas del texto que tanto has criticado es dar barra libre a Zapatero en el medallero de solución de problemas.
Rajoy mañana dirá si participan o no en el juego. De momento, Zaplana y Acebes ya están dejando claro que un sector del partido no quiere ni acercarse, para seguir viviendo a la sombra feliz de la Cope y sus oyentes. Espero que por responsabilidad, y por un mínimo sentido de oportunismo electoral, Rajoy se decida a tratar de no alejarse del centro.
El PP debe recordar que a este paso, todo lo que no sea una mayoría absoluta (nada fácil de obtener, si continuan regalando Cataluña, Galicia y Euskadi al PSOE) no les da el gobierno, ni hoy ni nunca. O paran de actuar pensando en hacer feliz a Jiménez Losantos, o no irán a ninguna parte.
3 comentarios:
Vi un poco del "debate", así que opinaré cual tertuliano sin haber leído el texto ni conocer en profundidad la administración del Estado.
Desde mi punto de vista, lo que vi fue bastante crítica al PP desde todos los grupos. Algunas me parecieron razonables, otras más de lo mismo con referencias a las armas de destrucción masiva de Irak, etc.
Como digo, sin conocer el texto por lo que oí hay cosas razonables y disparates desde todos los frentes. Vamos, me parece perfectamente razonable y normal pretender admitir a trámite el texto, reformarlo y negociarlo y, si procede,que el constitucional derogue los artículos que juzgue inconstitucionales. Me parece también razonable la crítica de Labordeta al alarmismo del PP con referencias a los balcanes, el apocalipsis y similares.
Pero creo que en el discurso de Rajoy hay un fondo "filosófico" perfectamente comprensible, que es la duda razonable de si a nivel práctico sirve de algo más transferencias en una situación como la de la UE. O, si realmente (que no lo sé) este texto avanza hacia otro modelo de estado, la duda respecto a si este es el método más correcto o debería explicarse claramente a los ciudadanos y buscar un amplio consenso. El problema es que como siempre Rajoy viene flanqueado por las voces que braman acerca de la destrucción de España (¡oh cielos, qué miedo!) y similares. Y desde mi punto mezclar el discurso pragmático y razonable con el alarmista le resta credibilidad.
Perdón por el rollo.
La verdad, mencionar Irak y el 11-M es casi como invocar a Hitler en un debate de política en España. Es una tontería.
Sobre buscar consensos... hubo 14 grupos que hablaron de él, y uno sólo que dijo que no, no y no. Creo que Rajoy puede hablar de consenso lo que quiera, pero parece que se quedará fuera de él.
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