Uno de las nociones más curiosas de los españoles sobre el franquismo es que como dictadura esta no fue demasiado represiva. Es una visión hasta cierto punto basada en la realidad, pero que en el fondo tiene bastante de ficticia. Si miramos al franquismo entre 1950 y 1970, es cierto que no fue una dictadura que fusilara demasiado. El problema, claro está, es que de 1939 a 1950 la cosa fue bastante distinta.
La explicación de esta variabilidad tiene bastante que ver con la lógica que los regímenes autoritarios siguen al emplear la violencia. Aunque parezca mentira, incluso el fusilar gente y perseguir disidentes sigue criterios de costes y beneficios, y los dictadores que aman el cargo y no están para cruzadas genocidas la siguen.
El problema para un dictador es que, como todas las cosas, la represión no es gratis. Es consciente que para sobrevivir no debe presionar de manera excesiva a sus súbditos, pero si debe tenerlos lo suficiente controlados como para que no pierda el puesto. Así, debe combinar una presión sobre los recursos moderada, para no hacer la vida materialmente inaguantable por un lado, y asegurarse que a nadie se le ocurre hablar de democracia por el otro, para que no emerjan ideas peligrosas.
El segundo punto es donde el coste de la represión entra en juego. Como más control sobre los disidentes uno quiere tener, más cara la maquinaria de la represión resulta. Uno puede llenar el país de campos de concentración, forzar exilios masivos y fusilar a mansalva como Franco tras llegar al poder, pero los costes de tener tanta gente en la cárcel, muerta o persiguiendo a los que no están todavía en prisión es alto. A fin de cuentas, es mejor hacer carreteras que cárceles si la economía debe seguir creciendo. Es necesario, por tanto, buscar la manera de mantener el control sobre la sociedad (y el resto de militares que quieren la presidencia) de la manera más barata posible.
La solución más observada es bastante unánime en todas las dictaduras, reprimir en ciclos. El mecanismo es sencillo. Primero, la represión es fuerte, general y despiadada, para dar una señal muy clara a la población que el nuevo régimen no está para bromas. Tras dejar a todo el mundo aterrorizado, los dictadores pueden dejar de reprimir con tanta energía, ya que cualquier persona de bien con pocas ganas de hacer el martir es muy consciente de lo que el general / líder del partido de turno es capaz. Se mantiene el orden a base del recuerdo de la represión pasada, sin que sea necesaria gastardemasiados recursos persiguiendo rebeldes.
La tranquilidad dura unos años, hasta que llegado a un cierto punto, algunos empiezan a "probar" el nivel de apertura del sistema de nuevo. Es entonces cuando la maquinaria represiva se hace necesaria de nuevo. Se saca la policia a la calle, se fusilan o encarcelan a unos cuantos traidores, y se deja muy clarito que el viejo general sigue con la misma mala leche de antaño. El pico de represión dura una temporadita, sin llegar al nivel inicial; en parte porque no es necesario (ya que el recordatorio ya vale), en parte porque el primer ciclo fue excesivo para dar más miedo de la cuenta. El terror temporal compra unos años más de tranquilidad, hasta que vuelve a ser necesaria la represión.
Que es, por cierto, lo que estamos viendo ahora en Cuba. Tras unos años de relativa calma e indicios de apertura, algunos disidentes habían empezado a albergar demasiadas esperanzas, así que Fidel ha vuelto a llenar cárceles. Cuando las cosas queden claras sobre quién manda en la isla, el control se volverá a relajar un poco. Esto explica también en parte porque el Franquismo fue tan salvaje al principio, para después espaciar los fusilamientos en el tiempo. Se puede ser un cabrón totalitario fascista / comunista, pero esto no te convierte en estúpido. Incluso en las dictaduras y la injusticia hay lógica, mal que nos pese.
Como cuando hablaba de bandidos la semana pasada, por cierto, esta lógica de terror selectivo no es única de las dictaduras y los dictadores; tambien la podemos encontrar en el crimen organizado, o incluso si me apurais en la empresa. La mafia no está rompiendo piernas a la gente dos veces por semana, por ejemplo. Saben que el coste de usar la violencia es alto (tanto en pérdida de ingresos como en riesgo policial), así que la usan lo menos posible. Para ello, la concentran en periodos cortos, la hacen muy visible, dando una señal muy clara. En caso de estar "ampliando negocio" serán más propensos, ya que deben parecer creiblemente despiadados al empezar a trabajar.
En una gran empresa, a una escala muy distinta, los ciclos de despidos y reorganizaciones siguen una lógica parecida. Uno no mantiene una empresa trabajando a pleno rendimiento sin que los empleados teman por su empleo de vez en cuando. La reestructuración ocasional, a menudo, es un recordatorio que la "represión" sigue viva en el sistema. El establecer cláramente quien es el nuevo dueño tiene bastante que ver con las grandes purgas que se ven tras las fusiones en el sector privado, en otro nivel de equivalencia.
Como en todos los lugares, cualquier jefe necesita recordad a sus subalternos de vez en cuando quién manda.
Nota: no se me escapa la ironía que este post siga a uno hablando de dictadores en Irak. Me va el humor negro.
martes, febrero 28, 2006
Irak: ¿una solución pragmática?
Aún no lo he leido en ningún sitio, pero empiezo a temer que el desastre en que Estados Unidos se ha metido acabe con una solución pragmática al viejo estilo: una dictadura.
Empiezan a verse movimientos hacia esta solución. Francis Fukuyama, intelectual neoconservador en jefe y uno de los creadores de la doctrina Bush, ha empezado a hablar de fracaso y retorno al pragmatismo. En un largo artículo en la New York Times Magazine, carga contra el quijotismo de la política exterior americana reciente y aboga por objetivos y métodos más realistas y conformes con la realidad del mundo actual. No dice nada sobre cómo solucionar la catástrofe iraquí , pero algunas de sus afirmaciones (como que más democracia de hecho acabará por producir más terrorismo a corto plazo; nada nuevo) señalan un camino a seguir.
He señalado repetidas veces por qué me parece que Irak no es un lugar donde la democracia tenga demasiado futuro. Es triste reconocerlo, pero hay algunos problemas que son casi irresolubles. Con el país andando de cabeza hacia la guerra civil, y los Estados Unidos sin energías para forzar un experimento constitucional o dividir el país, me parece que acabarán por crear un tirano que restaure el orden, como mal menor para evitar el caos. O eso, o Irán será el gran ganador de esta guerra absurda sin haber pegado un tiro.
Empiezan a verse movimientos hacia esta solución. Francis Fukuyama, intelectual neoconservador en jefe y uno de los creadores de la doctrina Bush, ha empezado a hablar de fracaso y retorno al pragmatismo. En un largo artículo en la New York Times Magazine, carga contra el quijotismo de la política exterior americana reciente y aboga por objetivos y métodos más realistas y conformes con la realidad del mundo actual. No dice nada sobre cómo solucionar la catástrofe iraquí , pero algunas de sus afirmaciones (como que más democracia de hecho acabará por producir más terrorismo a corto plazo; nada nuevo) señalan un camino a seguir.
He señalado repetidas veces por qué me parece que Irak no es un lugar donde la democracia tenga demasiado futuro. Es triste reconocerlo, pero hay algunos problemas que son casi irresolubles. Con el país andando de cabeza hacia la guerra civil, y los Estados Unidos sin energías para forzar un experimento constitucional o dividir el país, me parece que acabarán por crear un tirano que restaure el orden, como mal menor para evitar el caos. O eso, o Irán será el gran ganador de esta guerra absurda sin haber pegado un tiro.
lunes, febrero 27, 2006
El Apocalipsis se acerca: Florentino Pérez lo deja.
En serio, coño. Florentino Pérez, el Ser Superior, deja el Real Madrid.
Primero, permitan que como culé de pro, me concentre un segundo en disfrutar la noticia. A ver... Caos en el Real Madrid. Dimisión. Fracaso. Desastre. Hundimiento. Catástrofe. Rendición. Todo en el Real Madrid. Oh, que bien suena... oh, oh. Fantástico.
Pasado el delirio barcelonista, me temo que debo tratar de hacer un poco de análisis serio del asunto. Primero, no hace falta decirlo, pero lo de "fracaso" es el calificativo adecuado. Florentino Pérez llega a un club con problemas económicos, pero con una plantilla compensada y amplia. Con los años, la destroza a base de Zidanes y Pavones, se gasta una millonada, y acaba naufragando. El problema es mayor de lo que parece, ya que una parte importante de la riqueza del Madrid proviene de fuentes que se drenarán pronto, o ya están vacias. No hay más patrimonio (terrenos) que vender (recalificar), y la generación de jugadores mediáticos que compro a precio de oro se retirarán pronto, sin que haya una plantilla de estrellas emergentes con la que generar ingresos.
Varios factores creo que existen detrás de la pifia de política deportiva. Primero, y lo más importante, que el buen hombre no tenía ni puñetera idea de fútbol y gestión deportiva. Sanear el club a base de vender terrenos lo puede hacer cualquiera, y vender camisetas de jugadores ya consagrados también. El problema es que gastarse el dinero en estrellas tiene problemas importantes.
Para empezar, el precio. El valor de mercado de David Beckham cuando lo compra el Madrid incluye tres factores. Por un lado, su valor (escaso) como jugador en el campo. Por otro, su valor mediático (publicidad y camisetas) en el momento de la compra, altísimo. Tercero, y casi tan importante, los años que ya ha jugado para labrarse esa reputación, y por tanto los que le quedan por delante. Un jugador consagrado tiene un coste oculto muy alto; el precio de su fama viene de todos los éxitos que ha acumulado en su carrera.
En cierto sentido, el Madrid está pagando el coste de reputación a otros; el riesgo que ese jugador fuera bueno o no. Cuando la Juve compra a Zidane a precio de saldo, parte de ese bajo coste es el riesgo que el tío vaya a Turín y fracase estrepitosamente, siendo olvidado de inmediato. Florentino, para generar ingresos, compra a bajo riesgo gente con la fama hecha y precio alto, quedándose sin recursos para hacer lo que realmente gana títulos: un equipo compensado.
El resultado es un equipo de compras carísimas de bajo riesgo, que ven el Madrid como culminación de su carrera. Y aquí viene el segundo problema, el de principal- agente, es decir, de preferencias divergentes entre un empleado y su jefe.
Dicho en plata, a una estrella que ficha por el Madrid, habiendo ganado ya títulos y ganado fama en otros sitios, se la refanfinfla el equipo. El interés de un jugador ya consagrado que consigue el último gran contrato de su carrera (otro error: contratos largos) es asegurarse la jubilación, no la gloria deportiva. Ya tiene el contrato de su vida para sus ratos en el césped; ahora le toca el famoseo. El Madrid quiere (y necesita) títulos para seguir siendo un destino envidiable para futbolistas; el jugador lo que quiere es hacer anuncios y vivir bien. Y así les va, que no hay entrenador que les motive.
El resultado es un equipo descompensado, incapaz de jugar a nada, que envejece sin que pueda atraer ya grandes nombres según los éxitos se van olvidando, y sin capacidad para crear jugadores que aumenten de valor, tras no hacer más que fichar veteranos con caché. El fútbol, como cualquier negocio, vive del equilibrio entre riesgo y rentabilidad. Fichar jóvenes promesas es arriesgado, pero puede ser muy rentable; fichar estrellas es caro, fácil, y da beneficios limitados. Florentino ha fichado de manera populista, al nombre conocido y precio alto. Tanto fichar a lo seguro ha acabado por reducir los retornos a cero, y ha acabado con el presidente.
Y un culé como yo, encantado de la vida, oiga. A ver cómo arreglan el asunto, pero aquí hace falta alguien que sepa de fútbol, no un empresario de la construcción. La idea del manager general con poderes (mitad empresario, mitad entrenador) se usa en todas partes menos el Real Madrid por algo.
Primero, permitan que como culé de pro, me concentre un segundo en disfrutar la noticia. A ver... Caos en el Real Madrid. Dimisión. Fracaso. Desastre. Hundimiento. Catástrofe. Rendición. Todo en el Real Madrid. Oh, que bien suena... oh, oh. Fantástico.
Pasado el delirio barcelonista, me temo que debo tratar de hacer un poco de análisis serio del asunto. Primero, no hace falta decirlo, pero lo de "fracaso" es el calificativo adecuado. Florentino Pérez llega a un club con problemas económicos, pero con una plantilla compensada y amplia. Con los años, la destroza a base de Zidanes y Pavones, se gasta una millonada, y acaba naufragando. El problema es mayor de lo que parece, ya que una parte importante de la riqueza del Madrid proviene de fuentes que se drenarán pronto, o ya están vacias. No hay más patrimonio (terrenos) que vender (recalificar), y la generación de jugadores mediáticos que compro a precio de oro se retirarán pronto, sin que haya una plantilla de estrellas emergentes con la que generar ingresos.
Varios factores creo que existen detrás de la pifia de política deportiva. Primero, y lo más importante, que el buen hombre no tenía ni puñetera idea de fútbol y gestión deportiva. Sanear el club a base de vender terrenos lo puede hacer cualquiera, y vender camisetas de jugadores ya consagrados también. El problema es que gastarse el dinero en estrellas tiene problemas importantes.
Para empezar, el precio. El valor de mercado de David Beckham cuando lo compra el Madrid incluye tres factores. Por un lado, su valor (escaso) como jugador en el campo. Por otro, su valor mediático (publicidad y camisetas) en el momento de la compra, altísimo. Tercero, y casi tan importante, los años que ya ha jugado para labrarse esa reputación, y por tanto los que le quedan por delante. Un jugador consagrado tiene un coste oculto muy alto; el precio de su fama viene de todos los éxitos que ha acumulado en su carrera.
En cierto sentido, el Madrid está pagando el coste de reputación a otros; el riesgo que ese jugador fuera bueno o no. Cuando la Juve compra a Zidane a precio de saldo, parte de ese bajo coste es el riesgo que el tío vaya a Turín y fracase estrepitosamente, siendo olvidado de inmediato. Florentino, para generar ingresos, compra a bajo riesgo gente con la fama hecha y precio alto, quedándose sin recursos para hacer lo que realmente gana títulos: un equipo compensado.
El resultado es un equipo de compras carísimas de bajo riesgo, que ven el Madrid como culminación de su carrera. Y aquí viene el segundo problema, el de principal- agente, es decir, de preferencias divergentes entre un empleado y su jefe.
Dicho en plata, a una estrella que ficha por el Madrid, habiendo ganado ya títulos y ganado fama en otros sitios, se la refanfinfla el equipo. El interés de un jugador ya consagrado que consigue el último gran contrato de su carrera (otro error: contratos largos) es asegurarse la jubilación, no la gloria deportiva. Ya tiene el contrato de su vida para sus ratos en el césped; ahora le toca el famoseo. El Madrid quiere (y necesita) títulos para seguir siendo un destino envidiable para futbolistas; el jugador lo que quiere es hacer anuncios y vivir bien. Y así les va, que no hay entrenador que les motive.
El resultado es un equipo descompensado, incapaz de jugar a nada, que envejece sin que pueda atraer ya grandes nombres según los éxitos se van olvidando, y sin capacidad para crear jugadores que aumenten de valor, tras no hacer más que fichar veteranos con caché. El fútbol, como cualquier negocio, vive del equilibrio entre riesgo y rentabilidad. Fichar jóvenes promesas es arriesgado, pero puede ser muy rentable; fichar estrellas es caro, fácil, y da beneficios limitados. Florentino ha fichado de manera populista, al nombre conocido y precio alto. Tanto fichar a lo seguro ha acabado por reducir los retornos a cero, y ha acabado con el presidente.
Y un culé como yo, encantado de la vida, oiga. A ver cómo arreglan el asunto, pero aquí hace falta alguien que sepa de fútbol, no un empresario de la construcción. La idea del manager general con poderes (mitad empresario, mitad entrenador) se usa en todas partes menos el Real Madrid por algo.
Rompiendo España: Aznar y la descentralización
Que sea la última vez que enlazo a un documento de la FAES, pero es que el capítulo 11 del manual de autobombo aznariano debería mantener a Jiménez Losantos, Acebes y Zaplana sin dormir durante décadas.
¿De qué va el asunto? Es un resumen de los indicadores sobre la evolución del proceso de descentralización política en España en los años de Aznar. Sólo unos ejemplos. El porcentaje de funcionarios de la Administración General del Estado en 1996 sobre el total era casi un 30%; en el 2004, menos de un 10%. En los mismos años, las autonomías pasan del 9,8% al 48,2%. En cuanto a gasto público, el estado central controlaba un 34% al principio de la era Aznar; cuando dejal la Moncloa, ha dejado esa cuota en un 23%, mientras las autonomías han pasado del 19% al 28%.
Todos estos datos son, según cualquier interpretación posible siguiendo las consignas de la actual dirección del PP, una rendición a los terroristas, una cesión a Roviretxe, una desintegración de España y un acto de alta traición del Presidente. Espero que ante estas dolorosas revelaciones, ahora que se ha hecho la luz en relación a quién de hecho trabajó durante ocho años para destruir la nación, que el PP haga una manifestación de carácter sideral para condenar el desmembramiento, claudicación y expolio que Aznar hizo en su nombre. Como mínimo.
Sobre el resto de indicadores, por cierto, dos reflexiones. Primero, que es cierto que la mayoría de los resultados de los gobiernos de Aznar son más que remarcables; no hicieron un mal trabajo. Segundo, sería interesante compararlos con los resultados de los gobiernos del PSOE en los trece años precedentes. Para los interesados, decir que el crecimiento medio anual del PIB en los años de González, por ejemplo, fue más alto. Decir que uno es bueno no tiene mérito si no se compara con nadie; el jefe de gobierno precedente fue, en muchos aspectos, aún mejor que Aznar.
¿De qué va el asunto? Es un resumen de los indicadores sobre la evolución del proceso de descentralización política en España en los años de Aznar. Sólo unos ejemplos. El porcentaje de funcionarios de la Administración General del Estado en 1996 sobre el total era casi un 30%; en el 2004, menos de un 10%. En los mismos años, las autonomías pasan del 9,8% al 48,2%. En cuanto a gasto público, el estado central controlaba un 34% al principio de la era Aznar; cuando dejal la Moncloa, ha dejado esa cuota en un 23%, mientras las autonomías han pasado del 19% al 28%.
Todos estos datos son, según cualquier interpretación posible siguiendo las consignas de la actual dirección del PP, una rendición a los terroristas, una cesión a Roviretxe, una desintegración de España y un acto de alta traición del Presidente. Espero que ante estas dolorosas revelaciones, ahora que se ha hecho la luz en relación a quién de hecho trabajó durante ocho años para destruir la nación, que el PP haga una manifestación de carácter sideral para condenar el desmembramiento, claudicación y expolio que Aznar hizo en su nombre. Como mínimo.
Sobre el resto de indicadores, por cierto, dos reflexiones. Primero, que es cierto que la mayoría de los resultados de los gobiernos de Aznar son más que remarcables; no hicieron un mal trabajo. Segundo, sería interesante compararlos con los resultados de los gobiernos del PSOE en los trece años precedentes. Para los interesados, decir que el crecimiento medio anual del PIB en los años de González, por ejemplo, fue más alto. Decir que uno es bueno no tiene mérito si no se compara con nadie; el jefe de gobierno precedente fue, en muchos aspectos, aún mejor que Aznar.
De mentiras y manifestaciones
La máxima política del PP y allegados estos días es que si la realidad contradice su teoría, la que está equivocada es la realidad. Esperanza Aguirre actua todo ofendida repitiendo como si fuera la Biblia la estúpida cifra de 1.400.000 personas para la manifestación del sábado, una y otra vez, para justificar lo injustificable.
La cifra es una evidente mentira, como se ha señalado repetidamente. La gente del manifestódromo, citada hasta la saciedad estos días, dan datos objetivos, basados en la realidad y en las leyes físicas más elementales (que rezan que tener más de cuatro personas andando en un metro cuadrado es imposible) para llegar a cifras razonables (entre 110.000 y 160.000). Otro cálculo hecho con cuidado, la gente de Contrastant, es aún más pesimista, ya que cifra la asistencia entre 76.000 y 93.000 manifestantes. Y los de Contrastant no son de los que barren para casa; en la manifestación de ERC de hace una semana (que nunca tuvo tanta inflación para empezar) dieron entre 57.000 y 70.000.
Una cosa es lo que los políticos dicen, y la otra evidencia empírica que se puede contrastar sin demasiados problemas y a bajo coste. Uno, que aún se cree que la primera preocupación de los periodistas debe ser la verdad, no puede más que llevarse las manos a la cabeza cuando El Mundo da la noticia de este modo. A un lado, cifras, datos, y cálculo explícito y objetivo, que alguien con un mapa y una calculadora puede combrobar. Al otro, una cifra alocada que no hay manera que te entre en ningún mapa. La solución del periodista, decir que hay "cálculos dispares".
Si Rajoy dice mañana que la Tierra es plana y el planeta entero lo corrige, el titular no será "Rajoy dice chorradas". Será "Opiniones contradictorias sobre la forma del planeta". Y lo de Victoria Prego, presunta periodista de prestigio haciendo análisis que parecen teletipos de Génova, ya es de chiste. Que un amigo lo haya escuchado por la radio, señora Prego, no es ni periodismo ni fuente reputable que valga. Es estupidez de borracho de barra de bar.
Simplemente, más allá del contenido de la manifestación, tenemos un grupo de políticos que como mínimo multiplican por siete (siendo muy generosos) una cifra, y la usan para justificar una posición política. La reacción de cualquier periodista remotamente razonable debería ser repetir, una y otra vez, que esos políticos mienten. No es cuestión de opinión, es cuestión de hechos. Y el periodismo se debe a ellos.
Cualquier información en que un político conservador usa una de las muy infladas cofras repetidas incesantemente para hablar de "clamor popular" debería incluir una mención a que la estimación es estúpidamente imposible. Cualquiera que defienda que existe una demanda social sobre una cifra irreal, inventada, debe ser señalado por ello.
A todo esto, ni uno, ni medio, ni dos millones de personas son suficientes para hablar de la voz del pueblo. Como bien decía Jose María Aznar cuando las manifestaciones en contra de la guerra, salir a la calle con pancartas es un derecho legítimo, pero no es algo que deba cambiar las decisiones de un gobierno democrático si no comparte sus demandas. Al gobierno no lo juzga la AVT, los militantes del PP y los aficionados a cantar que el presidente debe irse con su abuelo (¿morirse?) bajo la lluvia. Lo juzgaremos todos, votando cuando toca.
Aún si vulnerando las leyes de la física 1.700.000 personas estuvieran en la calle el sábado, hay unos 28 millones de votantes que no lo estaban, y que no necesariamente estaban a favor. Mostrar descontento con el gobieno, fantástico; divertiros y abrigaros mucho. Decir que porque yo grito tu debes irte, no.
La cifra es una evidente mentira, como se ha señalado repetidamente. La gente del manifestódromo, citada hasta la saciedad estos días, dan datos objetivos, basados en la realidad y en las leyes físicas más elementales (que rezan que tener más de cuatro personas andando en un metro cuadrado es imposible) para llegar a cifras razonables (entre 110.000 y 160.000). Otro cálculo hecho con cuidado, la gente de Contrastant, es aún más pesimista, ya que cifra la asistencia entre 76.000 y 93.000 manifestantes. Y los de Contrastant no son de los que barren para casa; en la manifestación de ERC de hace una semana (que nunca tuvo tanta inflación para empezar) dieron entre 57.000 y 70.000.
Una cosa es lo que los políticos dicen, y la otra evidencia empírica que se puede contrastar sin demasiados problemas y a bajo coste. Uno, que aún se cree que la primera preocupación de los periodistas debe ser la verdad, no puede más que llevarse las manos a la cabeza cuando El Mundo da la noticia de este modo. A un lado, cifras, datos, y cálculo explícito y objetivo, que alguien con un mapa y una calculadora puede combrobar. Al otro, una cifra alocada que no hay manera que te entre en ningún mapa. La solución del periodista, decir que hay "cálculos dispares".
Si Rajoy dice mañana que la Tierra es plana y el planeta entero lo corrige, el titular no será "Rajoy dice chorradas". Será "Opiniones contradictorias sobre la forma del planeta". Y lo de Victoria Prego, presunta periodista de prestigio haciendo análisis que parecen teletipos de Génova, ya es de chiste. Que un amigo lo haya escuchado por la radio, señora Prego, no es ni periodismo ni fuente reputable que valga. Es estupidez de borracho de barra de bar.
Simplemente, más allá del contenido de la manifestación, tenemos un grupo de políticos que como mínimo multiplican por siete (siendo muy generosos) una cifra, y la usan para justificar una posición política. La reacción de cualquier periodista remotamente razonable debería ser repetir, una y otra vez, que esos políticos mienten. No es cuestión de opinión, es cuestión de hechos. Y el periodismo se debe a ellos.
Cualquier información en que un político conservador usa una de las muy infladas cofras repetidas incesantemente para hablar de "clamor popular" debería incluir una mención a que la estimación es estúpidamente imposible. Cualquiera que defienda que existe una demanda social sobre una cifra irreal, inventada, debe ser señalado por ello.
A todo esto, ni uno, ni medio, ni dos millones de personas son suficientes para hablar de la voz del pueblo. Como bien decía Jose María Aznar cuando las manifestaciones en contra de la guerra, salir a la calle con pancartas es un derecho legítimo, pero no es algo que deba cambiar las decisiones de un gobierno democrático si no comparte sus demandas. Al gobierno no lo juzga la AVT, los militantes del PP y los aficionados a cantar que el presidente debe irse con su abuelo (¿morirse?) bajo la lluvia. Lo juzgaremos todos, votando cuando toca.
Aún si vulnerando las leyes de la física 1.700.000 personas estuvieran en la calle el sábado, hay unos 28 millones de votantes que no lo estaban, y que no necesariamente estaban a favor. Mostrar descontento con el gobieno, fantástico; divertiros y abrigaros mucho. Decir que porque yo grito tu debes irte, no.
viernes, febrero 24, 2006
Cuando las "medidas anti-OPA" tienen sentido
Empiezo a pensar que las voces del gobierno contra la OPA de E.On son más un discursito cara a la galería que una resistencia real a la compra de la eléctrica. Son muy conscientes que Bruselas no permitirá que la operación se bloquee en Madrid, así que el gobierno se dedica a aprovechar todo el engendro para darse un barniz de españolidad profunda, dándole un sabor más patrio a la fustrada intentona de Gas Natural.
El signo más claro son los cambios legales y medidas para "dificultar" la OPA que ocupan los titulares hoy. Los cambios introducidos son todos ellos lógicos, necesarios, y de hecho totalmente inofensivos para E.On y sus muchachos, por mucho que se exclamen algunos.
El cambio más publicitado es el del aumento de las competencias de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) en la tramitación y vigilancia de estas operaciones. Hasta ahora, la CNE podía estudir el impacto en los consumidores de compras entre eléctricas españolas, pero no cuando una de las compradoras era extranjera. Sin el cambio legal, la OPA de Gas Natural debía ser estudiada por el CNE, pero la de E.On no, una situación absurda. La cuestión es que con cualquier interpretación de la legislación vigente en la mano, sigue sin haber manera de vetar la operación desde la CNE, así que por mucho que ahora deba redactar un informe, sigue sin poder bloquear nada.
Las otras medidas son transposiciones de normativa comunitaria de un lógica aplastante. La más necesaria es la prohibición que una compañía pueda estar vendiendo y comprando electricidad a la misma hora, práctica que realizaban habitualmente para aumentarse los precios. Con la normativa actual, si el precio de producir electricidad es más alto que el de venta, el gobierno debía cubrir ese déficit, que se tragó 3.500 millones de euros sólo el año pasado. El agujero legal era obvio, muestra brillante de lo chapucera que fue la liberalización Aznariana del mercado eléctrico, y las compañías estaban aprovechándolo como locas.
La segunda medida es también un cierre de un agujero legal, la asignación de las cuotas de Kyoto. Las eléctricas tenían un volumen gratuito para los próximos tres años, pero Endesa, en un alarde de creatividad contable, estaba añadiendo ese volumen gratuito como coste a precio de mercado(unos 1.200 millones), para seguir quejándose del déficit tarifario del punto anterior. La reforma exige más claridad y menos historias a todas las compañías.
Las tres medidas son necesarias, y debieran haber sido aprovadas no ahora, sino cuando se abrió el mercado de forma gloriosamente torpe. Sí, hacen de Endesa una compañía menos rentable, si entendemos por "rentable" gorronear fondos públicos de manera gloriosa. Tiene narices que los que la eléctrica fuera un blanco tan goloso gracias a la regulación, más que otra cosa. Esa "gran gestión" de Pizarro tiene bastante de ficticia, y mucho de sector cargado de regalos.
El signo más claro son los cambios legales y medidas para "dificultar" la OPA que ocupan los titulares hoy. Los cambios introducidos son todos ellos lógicos, necesarios, y de hecho totalmente inofensivos para E.On y sus muchachos, por mucho que se exclamen algunos.
El cambio más publicitado es el del aumento de las competencias de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) en la tramitación y vigilancia de estas operaciones. Hasta ahora, la CNE podía estudir el impacto en los consumidores de compras entre eléctricas españolas, pero no cuando una de las compradoras era extranjera. Sin el cambio legal, la OPA de Gas Natural debía ser estudiada por el CNE, pero la de E.On no, una situación absurda. La cuestión es que con cualquier interpretación de la legislación vigente en la mano, sigue sin haber manera de vetar la operación desde la CNE, así que por mucho que ahora deba redactar un informe, sigue sin poder bloquear nada.
Las otras medidas son transposiciones de normativa comunitaria de un lógica aplastante. La más necesaria es la prohibición que una compañía pueda estar vendiendo y comprando electricidad a la misma hora, práctica que realizaban habitualmente para aumentarse los precios. Con la normativa actual, si el precio de producir electricidad es más alto que el de venta, el gobierno debía cubrir ese déficit, que se tragó 3.500 millones de euros sólo el año pasado. El agujero legal era obvio, muestra brillante de lo chapucera que fue la liberalización Aznariana del mercado eléctrico, y las compañías estaban aprovechándolo como locas.
La segunda medida es también un cierre de un agujero legal, la asignación de las cuotas de Kyoto. Las eléctricas tenían un volumen gratuito para los próximos tres años, pero Endesa, en un alarde de creatividad contable, estaba añadiendo ese volumen gratuito como coste a precio de mercado(unos 1.200 millones), para seguir quejándose del déficit tarifario del punto anterior. La reforma exige más claridad y menos historias a todas las compañías.
Las tres medidas son necesarias, y debieran haber sido aprovadas no ahora, sino cuando se abrió el mercado de forma gloriosamente torpe. Sí, hacen de Endesa una compañía menos rentable, si entendemos por "rentable" gorronear fondos públicos de manera gloriosa. Tiene narices que los que la eléctrica fuera un blanco tan goloso gracias a la regulación, más que otra cosa. Esa "gran gestión" de Pizarro tiene bastante de ficticia, y mucho de sector cargado de regalos.
Clases de moral nacional
La Iglesia Católica española tiene ese vicio que toda la gente religiosa tenemos de creernos obligados a tener una opinión moral de todas las cosas. Lo que me parece un poco irritante, sin embargo, es que ahora les dé por tener una opinión moral sobre la unidad de España.
¿A santo de qué viene esto? ¿en qué lugar de las escrituras se cita que España es una unidad de destino en lo universal? ¿por qué narices se tienen que poner a decir que España es un "gran pueblo"?. Si algo debe ser la Iglesia es universalista, no particularista; debería quitarse la idea que hablar de España como nación o pueblo lo es. Primero, porque hay mucha gente dentro del país que o no se sienten españoles (y están en su derecho de hacerlo) o les importa un comino el nacionalismo y quieren ya un pasaporte europeo (servidor). Segundo, porque incluso entre su propio obispado hay gente que esa clase de apreciaciones les revienta.
Ser nacionalista no es un defecto moral, es una cuestión identitaria. Criticar a los nacionalismos rompepatrias defendiendo la idea de España como "pueblo" es la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. La identidad del individuo es libre, y blandir la "nación española" como martillo para defender la libertad individual es querer machacar a martillazos quienes no se ven a si mismo como tales.
Cómo cuesta tolerar a los que se creen diferentes, oye. Después se extrañan que haya tanto catalán cabreado votando ERC.
¿A santo de qué viene esto? ¿en qué lugar de las escrituras se cita que España es una unidad de destino en lo universal? ¿por qué narices se tienen que poner a decir que España es un "gran pueblo"?. Si algo debe ser la Iglesia es universalista, no particularista; debería quitarse la idea que hablar de España como nación o pueblo lo es. Primero, porque hay mucha gente dentro del país que o no se sienten españoles (y están en su derecho de hacerlo) o les importa un comino el nacionalismo y quieren ya un pasaporte europeo (servidor). Segundo, porque incluso entre su propio obispado hay gente que esa clase de apreciaciones les revienta.
Ser nacionalista no es un defecto moral, es una cuestión identitaria. Criticar a los nacionalismos rompepatrias defendiendo la idea de España como "pueblo" es la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. La identidad del individuo es libre, y blandir la "nación española" como martillo para defender la libertad individual es querer machacar a martillazos quienes no se ven a si mismo como tales.
Cómo cuesta tolerar a los que se creen diferentes, oye. Después se extrañan que haya tanto catalán cabreado votando ERC.
jueves, febrero 23, 2006
Más de 2 millones de firmas
Gracias a los chicos de Pitido Popular en dos meses se superarán ochenta millones de firmas con soltura (hace poco agregaron medio millón de firmas con su robot automático de falsificar firmantes). Como contramedida, en la web popular ya no se puede seguir la evolución al segundo de las firmas -incialmente, esto había conducido al descubrimiento del fraude-. Eso es transparecia y "acto de libertad democrática".
A estas alturas, ya resultar imposible distinguir entre firmas auténticas y firmas falsas, a no ser que se descarte toda la participación online. Este es un caso claro de incompetencia, con todo el malestar que ello pueda causar a quienes perdieron su tiempo firmando la iniciativa. Da un poco de vergüenza ajena que en el portal del principal partido de la oposición se afirme haber superado dos millones de firmas sin excrutar a fondo su validez. Eso es, simplemente, mentir. Incluso firman menores de edad. Ahora que en Haití ya no hacen falta, deberíamos pedir observadores de la ONU.
A estas alturas, ya resultar imposible distinguir entre firmas auténticas y firmas falsas, a no ser que se descarte toda la participación online. Este es un caso claro de incompetencia, con todo el malestar que ello pueda causar a quienes perdieron su tiempo firmando la iniciativa. Da un poco de vergüenza ajena que en el portal del principal partido de la oposición se afirme haber superado dos millones de firmas sin excrutar a fondo su validez. Eso es, simplemente, mentir. Incluso firman menores de edad. Ahora que en Haití ya no hacen falta, deberíamos pedir observadores de la ONU.
Sobre Fusiones y Adquisiciones
Una inteligente aproximación de Friedman acerca de cuando las fusiones (mergers) son buenas:
"Un economista amigo ha propuesto una regla simple para distingir fusiones procompetitivas de fusiones anticompetitivas: mira quién se queja. Si las firmas se están uniendo para incrementar su poder de monopolio, el siguiente paso será cortar la producción y aumentar los precios - así las restantes firmas en la industria también se beneficiarían de la fusión. Si las firmas se unen para ser productores más eficientes, por otra parte, el resultado será una reducción de precios y empeorar la vida de los competidores. Así, las fusiones deben permitirse si los competidores las cuestionan, y bloquearse si estos no muestran objección. Obviamente, para que esta regla funcione, la división antimonopolio debe ser cuidadosa en mantener esto en secreto."
Vía: el Peripatético.
"Un economista amigo ha propuesto una regla simple para distingir fusiones procompetitivas de fusiones anticompetitivas: mira quién se queja. Si las firmas se están uniendo para incrementar su poder de monopolio, el siguiente paso será cortar la producción y aumentar los precios - así las restantes firmas en la industria también se beneficiarían de la fusión. Si las firmas se unen para ser productores más eficientes, por otra parte, el resultado será una reducción de precios y empeorar la vida de los competidores. Así, las fusiones deben permitirse si los competidores las cuestionan, y bloquearse si estos no muestran objección. Obviamente, para que esta regla funcione, la división antimonopolio debe ser cuidadosa en mantener esto en secreto."
Vía: el Peripatético.
De la fortaleza de los dictadores (I)
A veces la persistencia de regimenes autoritarios resulta difícil de explicar. Desde el jefe de estado despótico de una república bananera cualquiera a la supervivencia de grupos paramilitares, crimen organizado o bandas urbanas en muchos lugares del mundo, resulta curioso que formas de dominación opresivas subsistan durante décadas sin que los que viven en ellas se rebelen para derribarlas.
Curiosamente, los mecanismos que aseguran la subsistencia de Castro o la mafia siciliana son, hasta cierto punto, comparables. Cómo una organización, sea un estado o no, es capaz de mantenerse en el poder sin ser contestada sigue unos patrones más o menos comunes, que la Ciencia Política lleva explorando desde hace tiempo. Hoy empiezo una serie, que espero no sea demasiado aburrida, sobre qué se entiende desde las ciencias sociales como poder político y cómo se mantiene, incluso en casos en que no hay ninguna legitimidad que valga.
Empezaré hablando, como de costumbre, de un mundo ficticio e irreal para que la gente no se me exalte. Imaginemos que tenemos un poblado en medio de ninguna parte dedicado plácidamente a la agricultura. Cultivan, comen y duermen, sin que nadie les moleste. Una bonita arcadia comunista rural de esas de mundo ficticio e irreal, vamos. Un día a ese poblado llega un grupo de bandidos errantes esteparios armados hasta los dientes (BEEAD). Se acercan al lugar, matan un par de tipos que se hacen los héroes, arrasan todo y se llevan todo lo que pueden. Los lugareños, tras llorar a los muertos y reconstruir lo que pueden, pasan el invierno con el poco grano que los bandidos errantes esteparios armados hasta los dientes dejaron atras, sufren hambre, mala salud y enfermedad, y un montón de ellos mueren.
Supongamos que el año siguiente los BEEAD vuelven al poblado, y se encuentran que un tercio de los lugareños ha muerto. Eso significa que cuando se ponen a lo suyo, el pillaje y muerte, el ingreso neto de su maldad es un tercio menor que el año pasado. Mal asunto para el líder de los BEEAD, que ve que el negocio del mal está en recesión. Los pueblos que saquearon el año pasado están hechos un desastre, y ademas en vista del pingüe beneficios que sus actividades obtuvieron el año pasado, le han empezado a salir competidores. La vida del BEEAD está difícil. Sin embargo, el tipo no es tonto (uno no se hace líder de rufianes fácilmente), así que decide ofrecer al poblado una oferta que no pueden rechazar. A cambio de su "protección" de otros grupos de BEEAD y de ellos mismos, los lugareños deben pasarle un tributo anual al grupo. Costes de seguridad y tal, algo razonable. Si pagan, se libran del pillaje y el saqueo, y en invierno pasarán menos hambre que el año pasado. Si no, bueno, es su problema.
Es natural que la gente del pueblo acepte, y decida pagar. Esto coloca a los BEEAD, sin embargo, ante una nueva perspectiva. ¿Por qué matarse a pasear por la estepa de forma errante, si pueden ser bandidos urbanitas armados hasta los dientes (BUAD) cansándose menos? Basta con extender el mismo contrato de protección a unos cuantos poblados, tantos como puedan cubrir de forma efectiva, y poner un tributo que les permita sobrevivir entre lujos razonables sin ahogar a los locales en la pobreza. Siguen siendo lo malos del lugar, los que usan sus espadas y hachas para extraer recursos que no les pertenecen; sin embargo, sus incentivos son distintos.
Antes, el bienestar a medio o largo plazo de los lugareños les importaba poco. Mientras tuvieran estepa en la que cabalgar y nuevos poblados a tiro, el hecho que un tercio de la población muriera de hambre en un lugar ya visitado les traía sin cuidado. Ahora que han pasado de BEEAD a BUAD, sin embargo, tienen cierto interés en que sus "clientes" sobrevivan, no sea se queden sin su gallina de los huevos de oro.
¿Cómo se traduce esto a mafiosos y dictadores? Ambos están más cercanos a ser BUAD que BEEAD, para empezar. Esto significa que cuando se dedican a oprimir y torturar, tienen en mente que lo suyo es una empresa a largo plazo, no a corto. Si se pasan en la explotación de sus "clientes", pueden provocar su extinción o peor, un cabreo monumental e incontrolable. Su idea por tanto no será llegar al poder de Guinea Ecuatorial y llevarse absolutamente todo lo que puedan; será en todo caso llevarse tanto como sea posible sin hacer las condiciones de la población intolerables.
Un gobierno o una banda mafiosa opresiva nunca es tan opresiva como sea posible; tan sólo lo es hasta donde resulta razonable. Como su objetivo es extraer recursos para su disfrute personal, harán suyo eso de "aprieta, pero no ahoga". Sólo en casos de paranoia extrema (Korea) o locura ideológica genocida (Stalin, Hitler) se dedicarán a reprimir más allá de lo necesario.
Eso hace de un dictador inteligente un líder relativamente estable, ya que puede sobrevivir siempre que su ambición no sea excesiva. Mientras los costes que su opresión o bandidaje ocasionan sean menores que el coste en caos y muerte que una rebelión o delación a la policia puedan ocasionar, su sistema de extracción de rentas es fácil que perdure.
Obviamente, eso no es toda la explicación. Incluso la violencia o la represión de la libertad de expresión tienen su lógica. Mañana (o pasado, o el otro...), más.
Curiosamente, los mecanismos que aseguran la subsistencia de Castro o la mafia siciliana son, hasta cierto punto, comparables. Cómo una organización, sea un estado o no, es capaz de mantenerse en el poder sin ser contestada sigue unos patrones más o menos comunes, que la Ciencia Política lleva explorando desde hace tiempo. Hoy empiezo una serie, que espero no sea demasiado aburrida, sobre qué se entiende desde las ciencias sociales como poder político y cómo se mantiene, incluso en casos en que no hay ninguna legitimidad que valga.
Empezaré hablando, como de costumbre, de un mundo ficticio e irreal para que la gente no se me exalte. Imaginemos que tenemos un poblado en medio de ninguna parte dedicado plácidamente a la agricultura. Cultivan, comen y duermen, sin que nadie les moleste. Una bonita arcadia comunista rural de esas de mundo ficticio e irreal, vamos. Un día a ese poblado llega un grupo de bandidos errantes esteparios armados hasta los dientes (BEEAD). Se acercan al lugar, matan un par de tipos que se hacen los héroes, arrasan todo y se llevan todo lo que pueden. Los lugareños, tras llorar a los muertos y reconstruir lo que pueden, pasan el invierno con el poco grano que los bandidos errantes esteparios armados hasta los dientes dejaron atras, sufren hambre, mala salud y enfermedad, y un montón de ellos mueren.
Supongamos que el año siguiente los BEEAD vuelven al poblado, y se encuentran que un tercio de los lugareños ha muerto. Eso significa que cuando se ponen a lo suyo, el pillaje y muerte, el ingreso neto de su maldad es un tercio menor que el año pasado. Mal asunto para el líder de los BEEAD, que ve que el negocio del mal está en recesión. Los pueblos que saquearon el año pasado están hechos un desastre, y ademas en vista del pingüe beneficios que sus actividades obtuvieron el año pasado, le han empezado a salir competidores. La vida del BEEAD está difícil. Sin embargo, el tipo no es tonto (uno no se hace líder de rufianes fácilmente), así que decide ofrecer al poblado una oferta que no pueden rechazar. A cambio de su "protección" de otros grupos de BEEAD y de ellos mismos, los lugareños deben pasarle un tributo anual al grupo. Costes de seguridad y tal, algo razonable. Si pagan, se libran del pillaje y el saqueo, y en invierno pasarán menos hambre que el año pasado. Si no, bueno, es su problema.
Es natural que la gente del pueblo acepte, y decida pagar. Esto coloca a los BEEAD, sin embargo, ante una nueva perspectiva. ¿Por qué matarse a pasear por la estepa de forma errante, si pueden ser bandidos urbanitas armados hasta los dientes (BUAD) cansándose menos? Basta con extender el mismo contrato de protección a unos cuantos poblados, tantos como puedan cubrir de forma efectiva, y poner un tributo que les permita sobrevivir entre lujos razonables sin ahogar a los locales en la pobreza. Siguen siendo lo malos del lugar, los que usan sus espadas y hachas para extraer recursos que no les pertenecen; sin embargo, sus incentivos son distintos.
Antes, el bienestar a medio o largo plazo de los lugareños les importaba poco. Mientras tuvieran estepa en la que cabalgar y nuevos poblados a tiro, el hecho que un tercio de la población muriera de hambre en un lugar ya visitado les traía sin cuidado. Ahora que han pasado de BEEAD a BUAD, sin embargo, tienen cierto interés en que sus "clientes" sobrevivan, no sea se queden sin su gallina de los huevos de oro.
¿Cómo se traduce esto a mafiosos y dictadores? Ambos están más cercanos a ser BUAD que BEEAD, para empezar. Esto significa que cuando se dedican a oprimir y torturar, tienen en mente que lo suyo es una empresa a largo plazo, no a corto. Si se pasan en la explotación de sus "clientes", pueden provocar su extinción o peor, un cabreo monumental e incontrolable. Su idea por tanto no será llegar al poder de Guinea Ecuatorial y llevarse absolutamente todo lo que puedan; será en todo caso llevarse tanto como sea posible sin hacer las condiciones de la población intolerables.
Un gobierno o una banda mafiosa opresiva nunca es tan opresiva como sea posible; tan sólo lo es hasta donde resulta razonable. Como su objetivo es extraer recursos para su disfrute personal, harán suyo eso de "aprieta, pero no ahoga". Sólo en casos de paranoia extrema (Korea) o locura ideológica genocida (Stalin, Hitler) se dedicarán a reprimir más allá de lo necesario.
Eso hace de un dictador inteligente un líder relativamente estable, ya que puede sobrevivir siempre que su ambición no sea excesiva. Mientras los costes que su opresión o bandidaje ocasionan sean menores que el coste en caos y muerte que una rebelión o delación a la policia puedan ocasionar, su sistema de extracción de rentas es fácil que perdure.
Obviamente, eso no es toda la explicación. Incluso la violencia o la represión de la libertad de expresión tienen su lógica. Mañana (o pasado, o el otro...), más.
miércoles, febrero 22, 2006
Irak : camino de la guerra civil
Cuando Chiítas y Suníes se ponen a volarse mezquitas unos a otros, e ignoran las llamadas a la calma de clérigos más o menos moderados para coserse a cañonazos, mal vamos.
Parece que las constantes provocaciones de la guerrilla de uno y otro bando están lanzando el país cuesta abajo en una espiral que ya no tiene demasiadas salidas, bajo la impotente mirada de las tropas de ocupación americanas. Los radicales están tomando el control, poco a poco. Y cuando se avisa al gobierno que detengan la escalada de sectarismo en las instituciones, este envía a los americanos educadamente a la mierda, diciendo que Irak va a ser la pesadilla opresiva estilo iraní que ellos quieran. Y todo mientras informes sobre escuadrones de la muerte, ejecuciones aleatorias, y mezquitas quemadas contribuyen a crear un buen ambiente.
Cualquiera que diga que la invasión ha sido un éxito es un mentiroso o un idiota a estas alturas, sin discusión posible. Estados Unidos cometió su peor error en política exterior desde Vietnam, y van camino de empeorar el resultado. Como en el sudeste asiático, creyeron que combatían un enemigo (comunismo o terrorismo), y se encontraron en medio de una guerra civil.
Ahora mismo, sólo tienen dos salidas. O se deciden a dejarse de historias, enviar medio millón de soldados y acabar con el problema de la guerra a sangre y fuego, o se largan. Quedarse sólo alargará la agonía. De hecho, Irán ya ha ganado la guerra y las elecciones. Menudo exitazo.
Parece que las constantes provocaciones de la guerrilla de uno y otro bando están lanzando el país cuesta abajo en una espiral que ya no tiene demasiadas salidas, bajo la impotente mirada de las tropas de ocupación americanas. Los radicales están tomando el control, poco a poco. Y cuando se avisa al gobierno que detengan la escalada de sectarismo en las instituciones, este envía a los americanos educadamente a la mierda, diciendo que Irak va a ser la pesadilla opresiva estilo iraní que ellos quieran. Y todo mientras informes sobre escuadrones de la muerte, ejecuciones aleatorias, y mezquitas quemadas contribuyen a crear un buen ambiente.
Cualquiera que diga que la invasión ha sido un éxito es un mentiroso o un idiota a estas alturas, sin discusión posible. Estados Unidos cometió su peor error en política exterior desde Vietnam, y van camino de empeorar el resultado. Como en el sudeste asiático, creyeron que combatían un enemigo (comunismo o terrorismo), y se encontraron en medio de una guerra civil.
Ahora mismo, sólo tienen dos salidas. O se deciden a dejarse de historias, enviar medio millón de soldados y acabar con el problema de la guerra a sangre y fuego, o se largan. Quedarse sólo alargará la agonía. De hecho, Irán ya ha ganado la guerra y las elecciones. Menudo exitazo.
martes, febrero 21, 2006
Esquizofrenia eléctrica popular
La actitud del PP hoy al comentar la OPA sobre Endesa por parte de la alemana E.On es de frenopático. Por un lado están saltando de alegría que el gran Satán barcelonés de Gas Natural / La Caixa / Carod / peña Blaugrana de Sant Adrià hayan fracasado en arrebatar a Madrid la energía mística nacional que Pizarro, el paladín de la patria, guardaba en un cofre. Por el otro, está acusando al gobierno de haber abierto la puerta a la compra de las joyas de la corona por parte de los hunos, por haber politizado la compra de la eléctrica.
Para empezar, los que se pusieron a aullar a la luna sobre como la OPA de Gas Natural era un pago de Montilla a La Caixa por financiar el malvado tripartito, ya que de hecho el tripartito controla La Caixa, ya que de hecho todo en Cataluña es propiedad de los malvados nacionalistas fue el PP, no el PSOE. Si alguien ha jaleado el pataleo y lloriqueo de Pizarro y su tropa contra los malvados catalanes han sido los medios de la derecha y sus muchachos, no otros. Los que se pusieron a protestar sobre como una empresa decidía comprar libremente a otra, pidiendo a gritos que esto se bloqueara fue Rajoy, Acebes y Zaplana. Su amor por la libre empresa se restringió a todo lo que no saliera de Madrid, evidentemente.
Pero claro, la "responsabilidad" que una empresa española deje de serlo es del ejecutivo, no de los que se opusieron como locos a que una compañía (creo) española la comprara. Estupendo.
Pero claro, el argumento no queda aquí. Ahora la tropa mediática asociada están tratando de vender que bueno, bonito y maravilloso es que a Endesa la compre E.On y no Gas Natural. No sólo eso, no; están incluso hablando que la empresa resultante (que será la primera a nivel mundial) será más españolaza que nunca. Será que Barcelona está en Marte y Berlín es un barrio de Madrid, oye. Lo que decía Rajoy, que a él le gustaría que todos fueran españoles.
A todo esto, a mi la verdad es que me importa bien poco quien se quede la empresa, y me parece que el gobierno se equivoca gravemente en blandir acciones de oro y hablar de españolidades. Lo único que debería preocupar a las autoridades es garantizar la competencia, sin mirar nombres ni propietarios, y listo. Que es lo que acabará haciendo, de todos modos, ya que la ley Europea es la es y no hay opción para resistirse, así que vaya. Lo que si debería hacer el gobierno, y Rubalcaba ya ha empezado, es preguntar al PP porque le gusta tanto E.On si tan españolazos dicen ser.
Desde el punto de vista de la libre competencia en el mercado español, no creo que la diferencia entre ambas OPAs sea muy relevante. La opción alemana sigue dejando un duopolio, aunque quizás algo menos propenso a pactar precios. La opción catalana, con todas las desinversiones que iba a necesitar, dejaba dos empresas y media, aunque tampoco era una gran mejora. Regular un sector tan mal privatizado es un horror para cualquier gobernante; sea cual sea el resultado, aún hay mucho que arreglar.
Para empezar, los que se pusieron a aullar a la luna sobre como la OPA de Gas Natural era un pago de Montilla a La Caixa por financiar el malvado tripartito, ya que de hecho el tripartito controla La Caixa, ya que de hecho todo en Cataluña es propiedad de los malvados nacionalistas fue el PP, no el PSOE. Si alguien ha jaleado el pataleo y lloriqueo de Pizarro y su tropa contra los malvados catalanes han sido los medios de la derecha y sus muchachos, no otros. Los que se pusieron a protestar sobre como una empresa decidía comprar libremente a otra, pidiendo a gritos que esto se bloqueara fue Rajoy, Acebes y Zaplana. Su amor por la libre empresa se restringió a todo lo que no saliera de Madrid, evidentemente.
Pero claro, la "responsabilidad" que una empresa española deje de serlo es del ejecutivo, no de los que se opusieron como locos a que una compañía (creo) española la comprara. Estupendo.
Pero claro, el argumento no queda aquí. Ahora la tropa mediática asociada están tratando de vender que bueno, bonito y maravilloso es que a Endesa la compre E.On y no Gas Natural. No sólo eso, no; están incluso hablando que la empresa resultante (que será la primera a nivel mundial) será más españolaza que nunca. Será que Barcelona está en Marte y Berlín es un barrio de Madrid, oye. Lo que decía Rajoy, que a él le gustaría que todos fueran españoles.
A todo esto, a mi la verdad es que me importa bien poco quien se quede la empresa, y me parece que el gobierno se equivoca gravemente en blandir acciones de oro y hablar de españolidades. Lo único que debería preocupar a las autoridades es garantizar la competencia, sin mirar nombres ni propietarios, y listo. Que es lo que acabará haciendo, de todos modos, ya que la ley Europea es la es y no hay opción para resistirse, así que vaya. Lo que si debería hacer el gobierno, y Rubalcaba ya ha empezado, es preguntar al PP porque le gusta tanto E.On si tan españolazos dicen ser.
Desde el punto de vista de la libre competencia en el mercado español, no creo que la diferencia entre ambas OPAs sea muy relevante. La opción alemana sigue dejando un duopolio, aunque quizás algo menos propenso a pactar precios. La opción catalana, con todas las desinversiones que iba a necesitar, dejaba dos empresas y media, aunque tampoco era una gran mejora. Regular un sector tan mal privatizado es un horror para cualquier gobernante; sea cual sea el resultado, aún hay mucho que arreglar.
Sociedades abiertas, seguridad, e hipocresía
No, no hablo (de momento) de OPAs eléctricas hispánicas. Primero me dedico a señalar una polémica reciente en Estados Unidos acerca de la compra de una empresa de gestión de puertos ingleses por parte de una sociedad de los Emiratos Árabes Unidos, y el ataque de paranoia consiguiente de algunos.
Resulta que la empresa que cambia de manos, P&O, gestiona varios grandes puertos marítimos en Estados Unidos. La reacción de terror histérico por parte de algunos políticos americanos, tanto republicanos como demócratas, y comentaristas de todo pelaje no se han hecho esperar. El temor es que los señores de los emiratos no vigilen a sus amiguetes terroristas, y les dejen pasar todo lo que quieran por la aduana.
Por una vez, la Casa Blanca está en lo correcto en este punto: la compra de la empresa debe seguir adelante. No se puede ir predicando los beneficios de la libre competencia, las sociedades abiertas y las enormes ventajas de ser amigo de los americanos (y los emiratos lo son) si uno se pone después a vetar la compra de empresas. Además esto servirá para que los americanos tomen la decisión razonable de dejar de externalizar la seguridad a las empresas que gestionan las infraestructuras, si tanto miedo tienen. No deja de ser un cachondeo que quien me registra en un aeropuerto no es un policia, sino seguridad privada subcontratada.
Veremos si la Casa Blanca puede aguantar las presiones, y no cede como ha hecho ultimamente. Por una vez, estoy de acuerdo con ellos....
Resulta que la empresa que cambia de manos, P&O, gestiona varios grandes puertos marítimos en Estados Unidos. La reacción de terror histérico por parte de algunos políticos americanos, tanto republicanos como demócratas, y comentaristas de todo pelaje no se han hecho esperar. El temor es que los señores de los emiratos no vigilen a sus amiguetes terroristas, y les dejen pasar todo lo que quieran por la aduana.
Por una vez, la Casa Blanca está en lo correcto en este punto: la compra de la empresa debe seguir adelante. No se puede ir predicando los beneficios de la libre competencia, las sociedades abiertas y las enormes ventajas de ser amigo de los americanos (y los emiratos lo son) si uno se pone después a vetar la compra de empresas. Además esto servirá para que los americanos tomen la decisión razonable de dejar de externalizar la seguridad a las empresas que gestionan las infraestructuras, si tanto miedo tienen. No deja de ser un cachondeo que quien me registra en un aeropuerto no es un policia, sino seguridad privada subcontratada.
Veremos si la Casa Blanca puede aguantar las presiones, y no cede como ha hecho ultimamente. Por una vez, estoy de acuerdo con ellos....
lunes, febrero 20, 2006
Sobre mercado laboral y productividad en España
De vez en cuando me parece que vale la pena lanzar una pregunta al aire sobre un tema que no sé demasiado, para tratar de encontrar una respuesta mientras pienso en voz alta. Hoy, hablando por aquí sobre el mercado laboral en España, me asaltaba la duda si su peculiar organización no está relacionada más de lo que creemos con los patéticos dados de productividad del país por hora trabajada. Veamos.
Dicho muy resumidamente, en España hay dos mercados laborales, el pringado y el fijo. Dos tercios de los trabajadores tienen un contrato indefinido, una protección contra el despido notablemente cara y resistente, y relativamente poco que preocuparse sobre su futuro. El otro tercio, patria de la gente de menos de 30 años y las mujeres, es el hogar del contrato temporal. Un añito o dos por empresa, mucho frío, y mucho crujir de dientes, más horas que un reloj en el curro, y todo por cuatro perras sin protección laboral estimable.
La idea a discutir sería: ¿reduce la excesiva protección laboral la productividad de la economía?. Varias razones que pueden hacer que la respuesta sea afirmativa. Primero, los que tienen empleos temporales nunca están suficiente tiempo en un mismo sitio como para que a la empresa le interese aumentar su productividad o invertir demasiado en ellos. Son "el becario" o "el contratado" que está de paso, se pasa el día gruñendo y envidiando a los que estan fijos, y que como va a durar dos días, tampoco hace falta que sepa hacer demasiado.
La segunda razón es la falta de motivación de los empleados fijos. Ellos saben que despedirlos por vagancia le sale caro a la empresa, así que no tienen demasiadas razones para matarse a trabajar demasiado. La empresa sabe que una vez ha contratado a alguien, le costará lo suyo echarlo, así que tampoco es demasiado proclive a apretarle las tuercas a los empleados haciéndoles trabajar demasiado o cambiando demasiado su trabajo. Si una nueva herramienta o tecnología hace el trabajo mucho más eficiente, antes que reciclar un grupo de oficinistas a usar SAP, mejor contratar cuatro becarios, ponerles un supervisor de plantilla que sabe programar el video y esas cosas, y que se apañen.
El resultado es una empresa en que los mediocres son intocables, los que tienen todo el interés del mundo en partirse los cuernos y destacar no duran demasiado, y en que los avances a la productividad no se aprovechan demasiado. Como ya he señalado otras veces, regular el mercado laboral no sale gratis; es posible que el coste además vaya más allá de la calidad del empleo.
Dicho muy resumidamente, en España hay dos mercados laborales, el pringado y el fijo. Dos tercios de los trabajadores tienen un contrato indefinido, una protección contra el despido notablemente cara y resistente, y relativamente poco que preocuparse sobre su futuro. El otro tercio, patria de la gente de menos de 30 años y las mujeres, es el hogar del contrato temporal. Un añito o dos por empresa, mucho frío, y mucho crujir de dientes, más horas que un reloj en el curro, y todo por cuatro perras sin protección laboral estimable.
La idea a discutir sería: ¿reduce la excesiva protección laboral la productividad de la economía?. Varias razones que pueden hacer que la respuesta sea afirmativa. Primero, los que tienen empleos temporales nunca están suficiente tiempo en un mismo sitio como para que a la empresa le interese aumentar su productividad o invertir demasiado en ellos. Son "el becario" o "el contratado" que está de paso, se pasa el día gruñendo y envidiando a los que estan fijos, y que como va a durar dos días, tampoco hace falta que sepa hacer demasiado.
La segunda razón es la falta de motivación de los empleados fijos. Ellos saben que despedirlos por vagancia le sale caro a la empresa, así que no tienen demasiadas razones para matarse a trabajar demasiado. La empresa sabe que una vez ha contratado a alguien, le costará lo suyo echarlo, así que tampoco es demasiado proclive a apretarle las tuercas a los empleados haciéndoles trabajar demasiado o cambiando demasiado su trabajo. Si una nueva herramienta o tecnología hace el trabajo mucho más eficiente, antes que reciclar un grupo de oficinistas a usar SAP, mejor contratar cuatro becarios, ponerles un supervisor de plantilla que sabe programar el video y esas cosas, y que se apañen.
El resultado es una empresa en que los mediocres son intocables, los que tienen todo el interés del mundo en partirse los cuernos y destacar no duran demasiado, y en que los avances a la productividad no se aprovechan demasiado. Como ya he señalado otras veces, regular el mercado laboral no sale gratis; es posible que el coste además vaya más allá de la calidad del empleo.
Rumores de paz y ganas de guerra
No hablaré sobre rumores de paz, tregua de ETA y cosas por el estilo, primero porque no sé qué se está cociendo y segundo porque hasta que la banda terrorista no anuncie el alto el fuego (que llegará; no sé porque el PP confía más en la palabra de ETA que la de Zapatero) no vale la pena discutir nada.
Lo que si está claro es que hay algunos que parece que les dé rabia que vaya a estallar la paz, y España se convierta en un país normal en donde la violencia ya no forma parte del proceso político.
De todos modos, debo admitir que el gobierno la ha cagado dándole noticias a Llamazares, básicamente porque el tío es tonto. Uno no dice de que sabe un secretito y vosotros periodistas no sólo para fardar, joder. Especialmente cuando el gobierno no le cuenta al PP lo mismo. Porque el PP, y por una vez estaré de acuerdo con Jiménez Losantos, debería saberlo... si fuera un partido normal.
El problema que tiene ahora el PSOE es que el PP no es un partido normal, y no parece que jugaría según las reglas. O en otras palabras, si Zapatero le contara a Rajoy lo que sabe sobre el probable fin de ETA, no ven garantías que los conservadores no se vayan a Pedrojota a contarle la historia. O aún peor, que le contaran sólo una parte de la historia suficiente como para destruir la posibilidad de tregua y destruir la credibilidad del gobierno entre los radicales, no dándoles la opción de dejar las armas con garantías de que la democracia no los acepte en el juego político.
El PP, sencillamente, no está dando síntomas de ser un partido con sentido de estado respecto a la política antiterrorista. Hablan de ello constantemente, meten el debate en la escena política siempre que pueden, y usan como arma arrojadiza a las víctimas sin pudor alguno. Si creen que con sus chiquilladas populistas el gobierno les va a tomar en serio, que se lo hagan mirar.
Lo que si está claro es que hay algunos que parece que les dé rabia que vaya a estallar la paz, y España se convierta en un país normal en donde la violencia ya no forma parte del proceso político.
De todos modos, debo admitir que el gobierno la ha cagado dándole noticias a Llamazares, básicamente porque el tío es tonto. Uno no dice de que sabe un secretito y vosotros periodistas no sólo para fardar, joder. Especialmente cuando el gobierno no le cuenta al PP lo mismo. Porque el PP, y por una vez estaré de acuerdo con Jiménez Losantos, debería saberlo... si fuera un partido normal.
El problema que tiene ahora el PSOE es que el PP no es un partido normal, y no parece que jugaría según las reglas. O en otras palabras, si Zapatero le contara a Rajoy lo que sabe sobre el probable fin de ETA, no ven garantías que los conservadores no se vayan a Pedrojota a contarle la historia. O aún peor, que le contaran sólo una parte de la historia suficiente como para destruir la posibilidad de tregua y destruir la credibilidad del gobierno entre los radicales, no dándoles la opción de dejar las armas con garantías de que la democracia no los acepte en el juego político.
El PP, sencillamente, no está dando síntomas de ser un partido con sentido de estado respecto a la política antiterrorista. Hablan de ello constantemente, meten el debate en la escena política siempre que pueden, y usan como arma arrojadiza a las víctimas sin pudor alguno. Si creen que con sus chiquilladas populistas el gobierno les va a tomar en serio, que se lo hagan mirar.
viernes, febrero 17, 2006
¿Por qué estoy en el bando equivocado?
Me estoy dando cuenta estos días que en mi loca cruzada para convertirme en intelectual orgánico gafoso estoy en el bando equivocado. Desde el punto de vista de estudio de mercado, claramente, no estoy en el lugar que me toca. Me explico: vivo en la izquierda, hogar de las causas perdidas, la falta de financiación privada, y el exceso de oferta tanto de ideas como de individuos con gafas de pasta.
Cláramente, el ser intelectual enrollado de derechas está poco explotado, y hay mercado para ello. Ahora mismo la derecha está llena de gente cabreada, muy cabreada. Parece que la seña de identidad del intelectual conservador es estar de mala leche con el mundo, estén ganando o perdiendo. Desde Bill O'Reilly al gran inefable Federico, pasando por casi todos los escribientes de LD, al gafoso y/o creador de opinión de derechas le hierve la sangre. Aparte del cabreo, es que hay relativamente pocos; la mayoría de artistas, cómicos, economistas y profesores de universidad con aire despistado del mercado son progres, sin que haya demasiada oferta de intelectualoides orgánicos de derechas ahí fuera.
Una lástima, una verdadera lástima, que me sepa mal cambiarme de chaqueta, oiga. Está claro que si quisiera ganarme mis quince minutos de gloria, me tengo que pasar a la derecha como gafapastoso intelectual conservador de buen rollo. Hay una falta de oferta en ese sector abrumadora, con tanto cabreado suelto; me erigiría en el Gallardón de los intelectuales hispánicos.
En fin, no tengo visión de mercado. Principios. Gaaaah.
Cláramente, el ser intelectual enrollado de derechas está poco explotado, y hay mercado para ello. Ahora mismo la derecha está llena de gente cabreada, muy cabreada. Parece que la seña de identidad del intelectual conservador es estar de mala leche con el mundo, estén ganando o perdiendo. Desde Bill O'Reilly al gran inefable Federico, pasando por casi todos los escribientes de LD, al gafoso y/o creador de opinión de derechas le hierve la sangre. Aparte del cabreo, es que hay relativamente pocos; la mayoría de artistas, cómicos, economistas y profesores de universidad con aire despistado del mercado son progres, sin que haya demasiada oferta de intelectualoides orgánicos de derechas ahí fuera.
Una lástima, una verdadera lástima, que me sepa mal cambiarme de chaqueta, oiga. Está claro que si quisiera ganarme mis quince minutos de gloria, me tengo que pasar a la derecha como gafapastoso intelectual conservador de buen rollo. Hay una falta de oferta en ese sector abrumadora, con tanto cabreado suelto; me erigiría en el Gallardón de los intelectuales hispánicos.
En fin, no tengo visión de mercado. Principios. Gaaaah.
De pinículas, farradios y librotes: otro meme
Lüzbel, que supongo que debe saber de mi patética adicción a todo lo que sea media y a exibir mi buen gusto en la red (cof, cof), me condena a rellenar otro meme de esos. Yo, que soy débil y debería estar acabando de hacer la colada, me resigno a completarlo. En fin, allá vamos.
- Último disco comprado: "Clap Your Hands Say Yeah!", de la banda del mismo nombre. Me los descubrió mi hermana hará cosa de ocho meses, y tras descargarlo y disfrutarlo intensamente, me lo compré la primera vez que lo ví en una tienda. Sí, una banda que descubrí antes que tuvieran su primer álbum publicado. Son fantásticos.
- Último disco escuchado: según mi fiel ordenador, "The Back Room" de Editors. Una especie de cruce entre Interpol y British Sea Power; no está nada mal, sin llegar a excelente.
- Último disco que has bajado: "Young for Eternity" de Subways. No están mal, pero demasiado ruidosos para mi gusto.
- Última peli que has visto en el cine: tristemente, "Underworld: Evolution". En los dos meses anteriores a los Oscar, no se estrena nada bueno en Estados Unidos. Y las nominadas las he visto ya todas....
- Última peli que has visto en la tele: ¿en la tele? ¿con anuncios? Ni idea. Último DVD, "Donnie Darko".
- Última peli que has bajado: no bajo películas casi ninguna. Episodios de Lost, en cambio... Los veo en la tele, y después los descargo con calma.
- Último libro que has leído: "Company" de Max Barry. Una sátira bastante relevante. Muy bueno (vale, lo último es un tostón académico de narices. No pondré esas cosas...)
- Último libro que has comprado: "Company". Compro y leo rápido.
- Último libro que has regalado: "Down and Dirty Pictures" de Peter Biskind. La historia de Miramax, Sundance y el cine indie americano de los noventa.
- Último concierto que has ido: Franz Ferdinand, en Barcelona. Una gozada, a pesar de estar lejos del escenario.
- Último concierto al que te hubiera gustado ir y no fuiste: Fiery Furnaces, aquí en New Haven. Me dio pereza...
- Última vez que comiste en un restaurante: el fin de semana pasado, en Chilli's. Como todo en EUA, una cadena nacional.
- Última vez que comiste comida basura: hace dos semanas, un McRata. ¡Mamá, me estoy portando bien!
"Calle del Expolio"
El papanatismo unicejo de algunos es algo increible. En una muestra de resentimiento estúpido digna de un niño malcriado, el alcalde de Salamanca ha decidido cambiar el nombre de la calle donde estaba el dichoso archivo de "Calle Gibraltar" a "Calle del Expolio".
La próxima vez que un ejercito rebelde entre en su casa, se lleve los registros y papeles de la familia, y los deje en un almacen, recuerde que cuando les devuelvan usted está cometiendo un "expolio". El ladrón es usted. Si el archivista pega gritos, se exclama, dice que es una pobre víctima y que le están destrozando el patrimonio, no se queje, que usted es el malo y Carod-Rovira, aún peor.
En fin, luego dirán que eso del anticatalanismo no va con ellos.
La próxima vez que un ejercito rebelde entre en su casa, se lleve los registros y papeles de la familia, y los deje en un almacen, recuerde que cuando les devuelvan usted está cometiendo un "expolio". El ladrón es usted. Si el archivista pega gritos, se exclama, dice que es una pobre víctima y que le están destrozando el patrimonio, no se queje, que usted es el malo y Carod-Rovira, aún peor.
En fin, luego dirán que eso del anticatalanismo no va con ellos.
El (principio del) fin de la mano de obra barata: India
Uno de los grandes demonios de la izquierda cuando hablan de globalización es el fantasma de la mano de obra barata del tercer mundo. Fantasmas de empresarios llevándose fábricas, oficinas y todo lo que haga falta a lugares como la India o China, que nos roban los puestos de trabajo porque pagan a la gente una miseria.
Sólo hace falta mirar un poco más allá, sin embargo, para darse cuenta que la mano de obra barata no es eterna. Y ese es el "problema" que está empezando a afrontar la India, que descubre que tanta inmigración empresarial e inversiones está dejando el país escaso de mano de obra cualificada. Tan escaso, de hecho, que se están empezando a ofrecer mejores salarios para atraer y retener mano de obra; señal, ¡oh milagro! que la mejor manera de ayudar a subir los salarios en el tercer mundo es haciendo que su trabajo sea valioso, no a golpe de regulación o arancel.
Es la historia de siempre. Mientras se tiene mano de obra barata, es sencillo aumentar negocio simplemente contratando más gente, sin necesidad que sean demasiado productivos. Cuando los trabajadores sin empleo disponibles empiezan a escasear, sin embargo, un empresario debe empezar a ofrecer más dinero por el mismo trabajo, ya que hay más demanda de obreros que oferta de estos. Según los salarios suben, empieza a tener sentido dejar de depender en mano de obra e invertir en capital y maquinaria, haciendo que cada trabajador sea más productivo, y por tanto acabe con un salario más alto.
¿Daña eso al primer mundo? No necesariamente, ya que en estos países la substitución de mano de obra por capital era racional y constante desde hacía tiempo. La migración de empresas produce cambios, pero como el caso indio muestra, su impacto es mucho más limitado, lento y progresivo de lo que parece. La cuestión es hacer las transiciones que la destrucción creativa del capitalismo produce lo menos traumáticas posible, y para eso tenemos el estado del bienestar en Europa.
Lo que está claro es que ignorar el cambio no va a hacer que este desaparezca. Se tenga miedo a China o la directiva Bolkestein, el pánico no lleva a ninguna parte.
Sólo hace falta mirar un poco más allá, sin embargo, para darse cuenta que la mano de obra barata no es eterna. Y ese es el "problema" que está empezando a afrontar la India, que descubre que tanta inmigración empresarial e inversiones está dejando el país escaso de mano de obra cualificada. Tan escaso, de hecho, que se están empezando a ofrecer mejores salarios para atraer y retener mano de obra; señal, ¡oh milagro! que la mejor manera de ayudar a subir los salarios en el tercer mundo es haciendo que su trabajo sea valioso, no a golpe de regulación o arancel.
Es la historia de siempre. Mientras se tiene mano de obra barata, es sencillo aumentar negocio simplemente contratando más gente, sin necesidad que sean demasiado productivos. Cuando los trabajadores sin empleo disponibles empiezan a escasear, sin embargo, un empresario debe empezar a ofrecer más dinero por el mismo trabajo, ya que hay más demanda de obreros que oferta de estos. Según los salarios suben, empieza a tener sentido dejar de depender en mano de obra e invertir en capital y maquinaria, haciendo que cada trabajador sea más productivo, y por tanto acabe con un salario más alto.
¿Daña eso al primer mundo? No necesariamente, ya que en estos países la substitución de mano de obra por capital era racional y constante desde hacía tiempo. La migración de empresas produce cambios, pero como el caso indio muestra, su impacto es mucho más limitado, lento y progresivo de lo que parece. La cuestión es hacer las transiciones que la destrucción creativa del capitalismo produce lo menos traumáticas posible, y para eso tenemos el estado del bienestar en Europa.
Lo que está claro es que ignorar el cambio no va a hacer que este desaparezca. Se tenga miedo a China o la directiva Bolkestein, el pánico no lleva a ninguna parte.
jueves, febrero 16, 2006
El estado de bienestar de plástico: EUA y las tarjetas de crédito
Si algo distingue las sociedades europeas de Estados Unidos es la valoración que hacen ambas sociedades del riesgo. En el fondo, el estado del bienestar no es más que una protección colectiva frente a lo inesperado, una red de seguridad que se paga entre todos para asegurar que una caída del trapecio no sea fatal. Uno de los cambios más relevantes (y aterradores) de la sociedad americana en los últimos 10 años ha sido la progresiva transferencia de esta protección al sector privado.
La red de seguridad para la inmensa mayoría de los americanos es de plástico, propiedad de un banco y la llevan en un bolsillo: la tarjeta de crédito. De forma creciente, en Estados Unidos la gente sobrevive a los imprevistos a golpe de deuda rápida, hasta el punto de deber unos 8.500 dólares de media por persona con tarjeta. En caso de un accidente, perder el trabajo, un gasto o reparación imprevista, cada vez más se recurre a esta forma de crédito.
Endeudarse no es algo nuevo; lo que si es nuevo es el volumen, y el fardo en que se ha convertido para muchos americanos. Sólo en el año 2005, dos millones de personas se declararon en bancarrota, 700.000 más que el año anterior. Si bien el incremento es engañoso debido a un cambio en la legislación, más de un millón de bancarrotas anuales, y el constante incremento del volumen de deuda agregado, señalan que el problema es más de fondo.
Primero, es relevante señalar que no es un problema generalizado, ya que la media es engañosa. Sólo un 10% de las familias deben más de 8.000 dólares, aunque eso no hace el problema menos grave. Los mayores niveles de endeudamiento (más de un tercio de los grandes morosos) los tienen familias con ingresos menores a 50.000 dólares, y conforme se disminuye la renta el problema empeora. Traducido a hechos, lo que está sucediendo cada vez más a menudo es que muchas familias responden al infortunio a base de deuda en masa, y que la tasa de problemas imprevistos está incrementándose.
Para empezar, los costes de la sanidad. La proporción de americanos sin seguro médico lleva aumentando sin descanso en los últimos años, al haber cada vez menos empresas que lo ofrecen con el salario (en gran parte por los absurdos costes). En caso de enfermedad o accidente imprevisto, muchas familias de clase media ven como pierden el trabajo (viva el despido libre), el seguro no llega a cubrir los gastos, y se ven obligadas a endeudarse hasta las cejas para salir del paso. Con suerte, llegan a recuperarse, encontrar otro empleo y pagar deudas, pero cada vez más a menudo acaban en la bancarrota.
Otro aspecto menos conocido, los costes de la educación. En los últimos cinco años, el gobierno federal ha cambiado progresivamente las ayudas a la enseñanza superior de becas a créditos (de 60/40 a 40 / 60), en un momento en que los precios de las matrículas se han disparado en todo el país. Como resultado, los estudiantes universitarios acaban la carrera con una deuda media de 20.000 dólares en créditos de estudio, y 4.000 en tarjetas de crédito.
Y esto es para los que acaban. En gran parte debido a la dificultad para pagar los estudios, la mitad de universitarios no acaban la carrera en en este país, saliendo casi igual cargados de deuda y sin título. Muchos estudiantes sin recursos sobreviven en la universidad a base de trabajar (cada vez más horas) y endeudarse, sin que haya otra manera de pagarse su estancia. Una vez en el mercado laboral, endeudados y sin experiencia, cualquier problema por pequeño que sea acaba inundando de deudas impagadas a alguien que no ha tenido tiempo de ahorrar en absoluto.
A eso se le debe sumar la incertidumbre creada por los cambios en la economía. Todo occidente está sufriendo, en menor o mayor medida, una reconversión industrial a todos los niveles. El problema para el trabajador medio americano es que si pierde el empleo, sus opciones son mucho más limitadas. Para empezar, es posible que pierda el seguro médico, algo que puede ser devastador si la salud no acompaña. Por añadido, los subsidios de desempleo son ridículos, las ayudas para encontrar trabajo inexistentes, y los nuevos trabajos en el sector servicios sufren de un salario mínimo ridículo.
Esto hace que los americanos se enfrenten cada vez más a menudo con un engendro típicamente del país: su credit score. Esta puntuación es un número calculado por tres agencias de crédito (Equifax, Experian y Trans Union) que indica la capacidad que un individuo ha tenido de pagar deudas en el pasado. Este número es público, y refleja todos los movimientos, pagos y deudas contraidas y pagadas de una persona durante su vida. Cada vez que alguien paga tarde su tarjeta, se queda sin fondos, debe aplazar un pago o sencillamente solicita información sobre un crédito, su puntuación se resiente. Debido a que toda institución, banco o supermercado tiene acceso a ello, eso equivale a que los intereses aumentan casi automáticamente a cada pérdida.
La situación para alguien que tiene un accidente de coche, pierde el trabajo o se le pone enfermo el marido y pierde la mitad de sus ingresos es que si el problema no se arregla rápido, y la deuda no se paga al momento, las cosas se hacen más difíciles en muy poco tiempo. Para poner las cosas aún más difíciles, es legal para una empresa que esta contratando alguien descartar gente con mal crédito para puestos sensibles, así que si uno era contable, médico o algo por el estilo, incluso encontrar trabajo de de nuevo se le complica.
¿Cual es el resultado? Estados Unidos, cada vez más, es un lugar donde si uno tiene un problema, su red de seguridad social es un banco, una red de protección privada, casi omnisciente e implacable con los que caen en ella. Sea uno culpable o no de su infortunio, si uno tiene un problema está más solo que la una.
La respuesta habitual de la derecha a estos problemas es que es la responsabilidad personal, y no el estado, quien debe vigilar que los imprevistos no sean fatales. El problema es que en un contexto donde los costes de tener mala suerte son cada vez más draconianos, y la posibilidad de protegerse contra ellos cada vez más difícil, la única salida para muchos es únicamente la bancarrota.
La red de seguridad para la inmensa mayoría de los americanos es de plástico, propiedad de un banco y la llevan en un bolsillo: la tarjeta de crédito. De forma creciente, en Estados Unidos la gente sobrevive a los imprevistos a golpe de deuda rápida, hasta el punto de deber unos 8.500 dólares de media por persona con tarjeta. En caso de un accidente, perder el trabajo, un gasto o reparación imprevista, cada vez más se recurre a esta forma de crédito.
Endeudarse no es algo nuevo; lo que si es nuevo es el volumen, y el fardo en que se ha convertido para muchos americanos. Sólo en el año 2005, dos millones de personas se declararon en bancarrota, 700.000 más que el año anterior. Si bien el incremento es engañoso debido a un cambio en la legislación, más de un millón de bancarrotas anuales, y el constante incremento del volumen de deuda agregado, señalan que el problema es más de fondo.
Primero, es relevante señalar que no es un problema generalizado, ya que la media es engañosa. Sólo un 10% de las familias deben más de 8.000 dólares, aunque eso no hace el problema menos grave. Los mayores niveles de endeudamiento (más de un tercio de los grandes morosos) los tienen familias con ingresos menores a 50.000 dólares, y conforme se disminuye la renta el problema empeora. Traducido a hechos, lo que está sucediendo cada vez más a menudo es que muchas familias responden al infortunio a base de deuda en masa, y que la tasa de problemas imprevistos está incrementándose.
Para empezar, los costes de la sanidad. La proporción de americanos sin seguro médico lleva aumentando sin descanso en los últimos años, al haber cada vez menos empresas que lo ofrecen con el salario (en gran parte por los absurdos costes). En caso de enfermedad o accidente imprevisto, muchas familias de clase media ven como pierden el trabajo (viva el despido libre), el seguro no llega a cubrir los gastos, y se ven obligadas a endeudarse hasta las cejas para salir del paso. Con suerte, llegan a recuperarse, encontrar otro empleo y pagar deudas, pero cada vez más a menudo acaban en la bancarrota.
Otro aspecto menos conocido, los costes de la educación. En los últimos cinco años, el gobierno federal ha cambiado progresivamente las ayudas a la enseñanza superior de becas a créditos (de 60/40 a 40 / 60), en un momento en que los precios de las matrículas se han disparado en todo el país. Como resultado, los estudiantes universitarios acaban la carrera con una deuda media de 20.000 dólares en créditos de estudio, y 4.000 en tarjetas de crédito.
Y esto es para los que acaban. En gran parte debido a la dificultad para pagar los estudios, la mitad de universitarios no acaban la carrera en en este país, saliendo casi igual cargados de deuda y sin título. Muchos estudiantes sin recursos sobreviven en la universidad a base de trabajar (cada vez más horas) y endeudarse, sin que haya otra manera de pagarse su estancia. Una vez en el mercado laboral, endeudados y sin experiencia, cualquier problema por pequeño que sea acaba inundando de deudas impagadas a alguien que no ha tenido tiempo de ahorrar en absoluto.
A eso se le debe sumar la incertidumbre creada por los cambios en la economía. Todo occidente está sufriendo, en menor o mayor medida, una reconversión industrial a todos los niveles. El problema para el trabajador medio americano es que si pierde el empleo, sus opciones son mucho más limitadas. Para empezar, es posible que pierda el seguro médico, algo que puede ser devastador si la salud no acompaña. Por añadido, los subsidios de desempleo son ridículos, las ayudas para encontrar trabajo inexistentes, y los nuevos trabajos en el sector servicios sufren de un salario mínimo ridículo.
Esto hace que los americanos se enfrenten cada vez más a menudo con un engendro típicamente del país: su credit score. Esta puntuación es un número calculado por tres agencias de crédito (Equifax, Experian y Trans Union) que indica la capacidad que un individuo ha tenido de pagar deudas en el pasado. Este número es público, y refleja todos los movimientos, pagos y deudas contraidas y pagadas de una persona durante su vida. Cada vez que alguien paga tarde su tarjeta, se queda sin fondos, debe aplazar un pago o sencillamente solicita información sobre un crédito, su puntuación se resiente. Debido a que toda institución, banco o supermercado tiene acceso a ello, eso equivale a que los intereses aumentan casi automáticamente a cada pérdida.
La situación para alguien que tiene un accidente de coche, pierde el trabajo o se le pone enfermo el marido y pierde la mitad de sus ingresos es que si el problema no se arregla rápido, y la deuda no se paga al momento, las cosas se hacen más difíciles en muy poco tiempo. Para poner las cosas aún más difíciles, es legal para una empresa que esta contratando alguien descartar gente con mal crédito para puestos sensibles, así que si uno era contable, médico o algo por el estilo, incluso encontrar trabajo de de nuevo se le complica.
¿Cual es el resultado? Estados Unidos, cada vez más, es un lugar donde si uno tiene un problema, su red de seguridad social es un banco, una red de protección privada, casi omnisciente e implacable con los que caen en ella. Sea uno culpable o no de su infortunio, si uno tiene un problema está más solo que la una.
La respuesta habitual de la derecha a estos problemas es que es la responsabilidad personal, y no el estado, quien debe vigilar que los imprevistos no sean fatales. El problema es que en un contexto donde los costes de tener mala suerte son cada vez más draconianos, y la posibilidad de protegerse contra ellos cada vez más difícil, la única salida para muchos es únicamente la bancarrota.
Estados Unidos se vuelve débil y fofo
O eso deben pensar los liberales de la red, ahora que Condolezza Rice dice que lo de la Alianza de Civilizaciones es una buena idea. Supongo que en vista del éxito que el bombardeo e invasión de países les ha dado en el campo de las relaciones públicas, esto del talante les debe parecer menos tonto.
miércoles, febrero 15, 2006
Reflexiones aleatorias sobre el impuesto sobre la renta
Mirando noticias varias sobre la reforma fiscal que se plantea el gobierno, me preguntaba yo si lo del mínimo exento de 9.000 euros es una buena idea.
Desde el punto de vista redistributivo, hacer que el mínimo sin tributación del IRPF sea relativamente alto es una idea excelente, favoreciendo a la gente con un menor poder adquisitivo algo serio. Desde el punto de vista político, sin embargo, no estoy tan seguro que sea una buena idea a medio-largo plazo. Veamos.
La reflexión me viene por lo que he leido sobre la estructura del impuesto de la renta en países con estados del bienestar muy desarrollados, como la siempre recurrente y socorrida Suecia. En esos países los impuestos tienden a ser altos para todos, no sólo para las clases medias y altas. Sí, el tipo marginal si ganas 100.000 euros al año es muy alto, pero los impuestos para las rentas bajas no son triviales, y el mínimo exento no es excesivo.
La idea detrás de hacer que todo el mundo tenga que pagar al menos algo de impuestos es sencilla, y se deriva del extensivo estado del bienestar sueco. Para empezar, se sabe desde hace tiempo que el gasto público es mucho más redistributivo que el sistema fiscal, por mucho esfuerzo que uno dedique a hacerlo progresivo. Cuando el estado provee tantos servicios públicos, la redistribución es fuerte sin necesidad de volverse loco gravando a los ricos y empresas y nadie más.
La segunda razón, tanto o más importante que esta, es de credibilidad política entre las clases medias. El estado del bienestar puede ser utilizado por todo el mundo, sean pobres o ricos, así que es importante dar la sensación que todo el mundo contribuye en la medida de lo posible al mantenimiento de este. La idea es que de este modo la clase media no tiene esa sensación (tan extendida en Estados Unidos) que ellos son los que pagan los impuestos pero son los pobres los que disfrutan de la mayoría de beneficios sociales sin haber pasado nunca por caja. Es probable que en Suecia la gente con sueldos bajos no pague lo suficiente como para cubrir sus costes, pero el hecho que contribuya al sistema hace que el apoyo de quien si lo paga sea más estable.
En fin, no estoy tan seguro que el proyecto del gobierno de hacer del IRPF algo tan estrictamente progresivo sea una gran idea. Me parece que deberían tener en cuenta estos detalles, al menos.
A todo esto, ya que estamos, recordar unas cuantas cosas sobre Suecia. El mercado laboral está mucho menos regulado que en España o Francia, el impuesto de sociedades es de los más bajos de la Unión Europea, y no tienen ninguna manía en utilizar la empresa privada en dar servicios públicos (cheques escolares, por ejemplo) siempre que mantengan la gratuidad (sagrada) de estos. Y siguen siendo una de los países más igualitarios (y competitivos) del mundo.
Izquierda no debe equivaler a regulación, desconfianza hacia el mercado, impuestos sobre las empresas y hordas de funcionarios, necesariamente. Y aunque el peso del estado en Suecia me parece un poco excesivo (más del 50% del PIB), uno debe ser capaz de mirar sus soluciones con calma.
Desde el punto de vista redistributivo, hacer que el mínimo sin tributación del IRPF sea relativamente alto es una idea excelente, favoreciendo a la gente con un menor poder adquisitivo algo serio. Desde el punto de vista político, sin embargo, no estoy tan seguro que sea una buena idea a medio-largo plazo. Veamos.
La reflexión me viene por lo que he leido sobre la estructura del impuesto de la renta en países con estados del bienestar muy desarrollados, como la siempre recurrente y socorrida Suecia. En esos países los impuestos tienden a ser altos para todos, no sólo para las clases medias y altas. Sí, el tipo marginal si ganas 100.000 euros al año es muy alto, pero los impuestos para las rentas bajas no son triviales, y el mínimo exento no es excesivo.
La idea detrás de hacer que todo el mundo tenga que pagar al menos algo de impuestos es sencilla, y se deriva del extensivo estado del bienestar sueco. Para empezar, se sabe desde hace tiempo que el gasto público es mucho más redistributivo que el sistema fiscal, por mucho esfuerzo que uno dedique a hacerlo progresivo. Cuando el estado provee tantos servicios públicos, la redistribución es fuerte sin necesidad de volverse loco gravando a los ricos y empresas y nadie más.
La segunda razón, tanto o más importante que esta, es de credibilidad política entre las clases medias. El estado del bienestar puede ser utilizado por todo el mundo, sean pobres o ricos, así que es importante dar la sensación que todo el mundo contribuye en la medida de lo posible al mantenimiento de este. La idea es que de este modo la clase media no tiene esa sensación (tan extendida en Estados Unidos) que ellos son los que pagan los impuestos pero son los pobres los que disfrutan de la mayoría de beneficios sociales sin haber pasado nunca por caja. Es probable que en Suecia la gente con sueldos bajos no pague lo suficiente como para cubrir sus costes, pero el hecho que contribuya al sistema hace que el apoyo de quien si lo paga sea más estable.
En fin, no estoy tan seguro que el proyecto del gobierno de hacer del IRPF algo tan estrictamente progresivo sea una gran idea. Me parece que deberían tener en cuenta estos detalles, al menos.
A todo esto, ya que estamos, recordar unas cuantas cosas sobre Suecia. El mercado laboral está mucho menos regulado que en España o Francia, el impuesto de sociedades es de los más bajos de la Unión Europea, y no tienen ninguna manía en utilizar la empresa privada en dar servicios públicos (cheques escolares, por ejemplo) siempre que mantengan la gratuidad (sagrada) de estos. Y siguen siendo una de los países más igualitarios (y competitivos) del mundo.
Izquierda no debe equivaler a regulación, desconfianza hacia el mercado, impuestos sobre las empresas y hordas de funcionarios, necesariamente. Y aunque el peso del estado en Suecia me parece un poco excesivo (más del 50% del PIB), uno debe ser capaz de mirar sus soluciones con calma.
Los extraños escrúpulos de Ansón
No hay nada como el curso de ética periodística dado por Don Luis María Ansón estos días. Resulta que el hombre ha decidido desvincularse del grupo Planeta, ya que estar en la empresa propietaria del diario Avui le produce un malestar y problema de conciencia agudo.
Uno puede estar más o menos de acuerdo con la linea editorial del Avui, pero poco que lo conozca sabe que es de un nacionalismo bastante inofensivo. Algún artículo raro aparte, en general es un periódico que al menos no ha puesto en su portada a Arzálluz como Bin Laden, tiene a tipos como Ussia llamando "una mierda" y pidiendo prohibir las mezquitas, y su director no ha admitido haber participado en una conspiración para derribar un gobierno democrático.
Me parece fantástico que los periodistas tengan escrúpulos, la verdad. En una profesión en que muchos creen que su trabajo consiste en remover la pluma en la herida ajena, es bueno que haya gente con ideales. El problema de Ansón es que ve la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio.
Uno puede estar más o menos de acuerdo con la linea editorial del Avui, pero poco que lo conozca sabe que es de un nacionalismo bastante inofensivo. Algún artículo raro aparte, en general es un periódico que al menos no ha puesto en su portada a Arzálluz como Bin Laden, tiene a tipos como Ussia llamando "una mierda" y pidiendo prohibir las mezquitas, y su director no ha admitido haber participado en una conspiración para derribar un gobierno democrático.
Me parece fantástico que los periodistas tengan escrúpulos, la verdad. En una profesión en que muchos creen que su trabajo consiste en remover la pluma en la herida ajena, es bueno que haya gente con ideales. El problema de Ansón es que ve la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio.
martes, febrero 14, 2006
Cheney cogió su fusil
La política americana ha dado un giro definitivo hacia el más absurdo de los surrealismos. No sé si es la influencia de tanto hispano (servidor incluido) residente en este país lo que lleva a esta Casa Blanca y la prensa a actuar como esto fuera una república bananera, pero lo cierto es que el patetismo colectivo del sistema está en alza, y sin visos de cambiar de tendencia.
La cosa empezó el fin de semana, cuando la noticia que Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos y tipo con cara de genio del mal, le pego una perdigonada a un tipo en un accidente de caza. En fin, una noticia triste, pero cómica a matar; una bendición para la legión de humoristas políticos que tiene este país. Resulta que el hombre va a "cazar" a un rancho de Tejas donde tienen los pájaros en jaulas, los sueltan, y los aguerridos tiradores los cosen a escopetazos. La victima, un abogado de 78 años llamado Whittington, fue a buscar una presa abatida, y Cheney no lo vio y le soltó una perdigonada en los morros y el pecho, enviándolo al hospital y dejándole hecho unos zorros.
El cachondeo que ha seguido a todo el asunto, evidentemente, ha sido hilarante, pero lo que no lo ha sido tanto es la reacción de la prensa en general. Primero, porque un accidente de caza ha puesto a todos los medios de comunicación histéricos, debido a que se comunicó de mala manera y de forma extraoficial 22 horas después que sucediera. No sólo eso; quien habló fue la propietaria del rancho en declaraciones a un periódico local, algo que (me temo) es lo que ha acabado por poner histéricos a los grandes medios de comunicación del país. Cheney le pega un tiro a un tipo, ¿y no nos lo cuentan de inmediato? ¡Que atropello! ¡Que horror, tanto secretismo! ¡toda esa audiencia que estamos perdiendo! (etc...).
En plena furia investigadora indignada de periodistas cabreados que no les dieran esa gran historia crucial para el futuro de América a ellos, la voz más lucida, para variar, ha sido la de Jon Stewart. He hablado de él varias veces; es con diferencia el mejor (falso) periodista del país, con una incansable vocación de poner en solfa a los medios en general, y a los reporteros falsamente indignados en particular.
Ayer, como de costumbre, entró al trapo. Entrevistando uno de sus (falsos) analistas, este se dedicó a usar las mismas justificaciones que Cheney lanzó para ir a la guerra en Irak para defender que le pegará un escopetazo a un abogado, y porque no se arrepentía. Aún sabiendo que no era un pájaro, sino un abogado, evidentemente. Y que el hecho de cuestionar si pegarle un tiro a un abogado sólo daba consuelo a los pájaros enemigos de América.
Humor radicalmente absurdo, pero con una idea muy clara: ¿dónde estaba la indignación periodística cuando les colaron la moto de ir a la guerra en Irak por razones totalmente fantásmagóricas? ¿Dónde está todo ese cabreo y frénesi investigador cuando se tratan temas importantes?. Huracán Katrina aparte, la prensa sólo se pone dura con los políticos en este país o cuando les meten en la carcel, o cuando el tema a tratar es absolutamente irrelevante.
Mientras tanto, les cuelan por la escuadra cosas como esta, el país se ha metido en una guerra absurda, y el déficit fiscal y comercial hace temblar a cualquiera. Hubo un día en que los periódicos americanos derribaban presidentes. Hoy son como Salsa Rosa aplicada a la política.
La cosa empezó el fin de semana, cuando la noticia que Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos y tipo con cara de genio del mal, le pego una perdigonada a un tipo en un accidente de caza. En fin, una noticia triste, pero cómica a matar; una bendición para la legión de humoristas políticos que tiene este país. Resulta que el hombre va a "cazar" a un rancho de Tejas donde tienen los pájaros en jaulas, los sueltan, y los aguerridos tiradores los cosen a escopetazos. La victima, un abogado de 78 años llamado Whittington, fue a buscar una presa abatida, y Cheney no lo vio y le soltó una perdigonada en los morros y el pecho, enviándolo al hospital y dejándole hecho unos zorros.
El cachondeo que ha seguido a todo el asunto, evidentemente, ha sido hilarante, pero lo que no lo ha sido tanto es la reacción de la prensa en general. Primero, porque un accidente de caza ha puesto a todos los medios de comunicación histéricos, debido a que se comunicó de mala manera y de forma extraoficial 22 horas después que sucediera. No sólo eso; quien habló fue la propietaria del rancho en declaraciones a un periódico local, algo que (me temo) es lo que ha acabado por poner histéricos a los grandes medios de comunicación del país. Cheney le pega un tiro a un tipo, ¿y no nos lo cuentan de inmediato? ¡Que atropello! ¡Que horror, tanto secretismo! ¡toda esa audiencia que estamos perdiendo! (etc...).
En plena furia investigadora indignada de periodistas cabreados que no les dieran esa gran historia crucial para el futuro de América a ellos, la voz más lucida, para variar, ha sido la de Jon Stewart. He hablado de él varias veces; es con diferencia el mejor (falso) periodista del país, con una incansable vocación de poner en solfa a los medios en general, y a los reporteros falsamente indignados en particular.
Ayer, como de costumbre, entró al trapo. Entrevistando uno de sus (falsos) analistas, este se dedicó a usar las mismas justificaciones que Cheney lanzó para ir a la guerra en Irak para defender que le pegará un escopetazo a un abogado, y porque no se arrepentía. Aún sabiendo que no era un pájaro, sino un abogado, evidentemente. Y que el hecho de cuestionar si pegarle un tiro a un abogado sólo daba consuelo a los pájaros enemigos de América.
Humor radicalmente absurdo, pero con una idea muy clara: ¿dónde estaba la indignación periodística cuando les colaron la moto de ir a la guerra en Irak por razones totalmente fantásmagóricas? ¿Dónde está todo ese cabreo y frénesi investigador cuando se tratan temas importantes?. Huracán Katrina aparte, la prensa sólo se pone dura con los políticos en este país o cuando les meten en la carcel, o cuando el tema a tratar es absolutamente irrelevante.
Mientras tanto, les cuelan por la escuadra cosas como esta, el país se ha metido en una guerra absurda, y el déficit fiscal y comercial hace temblar a cualquiera. Hubo un día en que los periódicos americanos derribaban presidentes. Hoy son como Salsa Rosa aplicada a la política.
Servicios, liberalizaciones, y otros espantajos de la izquierda
Entre la variada fauna de molinos de viento políticos que cierta izquierda gusta de atacar, la directiva Bolkestein es probablemente uno de los más equivocados. Será porque el nombre suena maligno o porque la gente de ATAC y franceses aledaños les ha dado por cargar contra el blanco equivocado, pero el proyecto en cuestión ha generado una oposición bastante radical. Los ataques contra la directiva son, en su mayoría, una ristra de topicazos antiglobalización que no vienen a cuento, mostrando que también en la izquierda hay demasiados que no se molestan en leer antes de criticar.
Primero, ¿en qué consiste la directiva Bolkestein? Es una legislación que pretende liberalizar el mercado de servicios en la Unión Europea. Tan simple como eso. El primer problema de muchos es que creen que "liberalizar" es lo mismo que "privatizar", y como "privatizar" es algo malvado (que no siempre lo es; más sobre el tema luego), entonces la directiva es una horrible afrenta contra todo lo social y bonito del continente.
Pues mira, no. Primero, liberalizar en una directiva consiste en permitir competencia a nivel europeo, no privatizar nada. Lo que la legislación hace es permitir que una empresa de servicios de un país de la Unión puede ofrecerlos en cualquier otro estado miembro, sin tener que volverse loco obteniendo licencias, autorizaciones o gaitas que cada legislación nacional exija. Del mismo modo que uno puede fabricar un coche y llevarlo a cualquier país de la Unión sin tener que preocuparse si la fábrica estaba bien ventilada o no, lo que se pretende es que uno pueda vender seguros en todo el continente, sin tener que marearse pidiendo licencias.
Por añadido, en caso que una administración pública quiera contratar un servicio (limpieza de calles, pongamos por caso), cualquier empresa de la Unión podría presentarse al concurso, sin tener que crear una filial y pasar por infinidad de aros jurídicos. Más gente compitiendo por un contrato siempre es bueno, ya que el precio bajaría, saliendo la administración favorecida.
¿Suena esto demasiado malvado? La gran bestia negra de los sindicatos era la llamada "cláusula del país de origen", que hacía que la legislación que una empresa seguía era la de su lugar de procedencia. El temor era que los países con una legislación laboral menos restrictiva se pondrían las botas exportando servicios, del mismo modo que lo hacen fabricando coches, erosionando la protección social. Si bien el argumento no me convence (ahora mismo basta con que se cobre de la empresa matriz, y no la filial para que pase lo mismo, y nadie se muere), la directiva ha sido corregida para que la legislación laboral sea la del país de destino. Para acabar de atontar el texto, se han puesto absurdos límites en qué no se liberaliza (¿qué hace la sanidad distinta?), debilitando más los efectos positivos de la legislación.
Porque sí, esta legislación tiene efectos positivos netos sobre la economía y los ciudadanos de a pie en forma de más eficiencia y mejores precios. En un mercado, hay dos cosas que pueden bajar los precios de un producto, bajar la demanda o subir la oferta. Como no podemos dedicarnos a matar viejecitos para bajar la demanda de servicios sanitarios, siempre nos queda aumentar la oferta. La directiva Bolkestein lo único que pretende es eso; que todo empresario con ganas de ofrecer un servicio y que lo pueda hacer a mejor precio que nadie, pueda dar este servicio en toda la Unión sin trabas.
Si una empresa de limpieza portuguesa ha patentado un sistema milagroso que permite dejar una ciudad reluciente usando dos operarios y una máquina que pita, ahora mismo no puede limpiar nada fuera de Portugal sin registrarse como negocio en otros sitios. Eso es magnífico para los empresarios de la limpieza de calles en Badajoz, que pueden seguir cobrando al ayuntamiento el mismo precio antiguo por algo que el sagaz portugués hace sólo con dos trabajadores. Para los contribuyentes de Badajoz, sin embargo, gastarse cuatro veces más dinero de sus impuestos en algo inútil es ligeramente injusto. Con los servicios liberalizados, sin embargo, cualquier empresa de la Unión podría cruzar la frontera, ir al alcalde, y decir que con una cuarta parte de lo que paga hace el mismo trabajo.
Debemos empezar a quitarnos de la cabeza la idea que las restricciones a la competencia favorecen a los trabajadores y gente de a pie, y no a los empresarios. Poner barreras a la entrada sólo favorece a los que ya están haciendo dinero, no a los que están comprándoles ese servicio. El hecho que una empresa checa gestione un hospital concertado a igual calidad y mejor precio no hace que los niños sean menos libres o el sistema menos justo. Lo único que hace es que la autonomía se gaste menos, la sanidad siga siendo gratuita, y el acceso al servicio público sea el mismo.
Lo que debe preocuparnos es que los servicios sean universales, gratuitos y financiados de manera equitativa de nuestros impuestos, si queremos igualdad. Que los presten funcionarios, el frente de liberación de los gnomos del jardín o una empresa francesa es irrelevante a efectos de redistribución. Lo no queremos es que se desperdicie dinero prestándolos.
Primero, ¿en qué consiste la directiva Bolkestein? Es una legislación que pretende liberalizar el mercado de servicios en la Unión Europea. Tan simple como eso. El primer problema de muchos es que creen que "liberalizar" es lo mismo que "privatizar", y como "privatizar" es algo malvado (que no siempre lo es; más sobre el tema luego), entonces la directiva es una horrible afrenta contra todo lo social y bonito del continente.
Pues mira, no. Primero, liberalizar en una directiva consiste en permitir competencia a nivel europeo, no privatizar nada. Lo que la legislación hace es permitir que una empresa de servicios de un país de la Unión puede ofrecerlos en cualquier otro estado miembro, sin tener que volverse loco obteniendo licencias, autorizaciones o gaitas que cada legislación nacional exija. Del mismo modo que uno puede fabricar un coche y llevarlo a cualquier país de la Unión sin tener que preocuparse si la fábrica estaba bien ventilada o no, lo que se pretende es que uno pueda vender seguros en todo el continente, sin tener que marearse pidiendo licencias.
Por añadido, en caso que una administración pública quiera contratar un servicio (limpieza de calles, pongamos por caso), cualquier empresa de la Unión podría presentarse al concurso, sin tener que crear una filial y pasar por infinidad de aros jurídicos. Más gente compitiendo por un contrato siempre es bueno, ya que el precio bajaría, saliendo la administración favorecida.
¿Suena esto demasiado malvado? La gran bestia negra de los sindicatos era la llamada "cláusula del país de origen", que hacía que la legislación que una empresa seguía era la de su lugar de procedencia. El temor era que los países con una legislación laboral menos restrictiva se pondrían las botas exportando servicios, del mismo modo que lo hacen fabricando coches, erosionando la protección social. Si bien el argumento no me convence (ahora mismo basta con que se cobre de la empresa matriz, y no la filial para que pase lo mismo, y nadie se muere), la directiva ha sido corregida para que la legislación laboral sea la del país de destino. Para acabar de atontar el texto, se han puesto absurdos límites en qué no se liberaliza (¿qué hace la sanidad distinta?), debilitando más los efectos positivos de la legislación.
Porque sí, esta legislación tiene efectos positivos netos sobre la economía y los ciudadanos de a pie en forma de más eficiencia y mejores precios. En un mercado, hay dos cosas que pueden bajar los precios de un producto, bajar la demanda o subir la oferta. Como no podemos dedicarnos a matar viejecitos para bajar la demanda de servicios sanitarios, siempre nos queda aumentar la oferta. La directiva Bolkestein lo único que pretende es eso; que todo empresario con ganas de ofrecer un servicio y que lo pueda hacer a mejor precio que nadie, pueda dar este servicio en toda la Unión sin trabas.
Si una empresa de limpieza portuguesa ha patentado un sistema milagroso que permite dejar una ciudad reluciente usando dos operarios y una máquina que pita, ahora mismo no puede limpiar nada fuera de Portugal sin registrarse como negocio en otros sitios. Eso es magnífico para los empresarios de la limpieza de calles en Badajoz, que pueden seguir cobrando al ayuntamiento el mismo precio antiguo por algo que el sagaz portugués hace sólo con dos trabajadores. Para los contribuyentes de Badajoz, sin embargo, gastarse cuatro veces más dinero de sus impuestos en algo inútil es ligeramente injusto. Con los servicios liberalizados, sin embargo, cualquier empresa de la Unión podría cruzar la frontera, ir al alcalde, y decir que con una cuarta parte de lo que paga hace el mismo trabajo.
Debemos empezar a quitarnos de la cabeza la idea que las restricciones a la competencia favorecen a los trabajadores y gente de a pie, y no a los empresarios. Poner barreras a la entrada sólo favorece a los que ya están haciendo dinero, no a los que están comprándoles ese servicio. El hecho que una empresa checa gestione un hospital concertado a igual calidad y mejor precio no hace que los niños sean menos libres o el sistema menos justo. Lo único que hace es que la autonomía se gaste menos, la sanidad siga siendo gratuita, y el acceso al servicio público sea el mismo.
Lo que debe preocuparnos es que los servicios sean universales, gratuitos y financiados de manera equitativa de nuestros impuestos, si queremos igualdad. Que los presten funcionarios, el frente de liberación de los gnomos del jardín o una empresa francesa es irrelevante a efectos de redistribución. Lo no queremos es que se desperdicie dinero prestándolos.
lunes, febrero 13, 2006
Justicia, ¿"en nombre de" quién?
La AVT, que como decía aquel no se mete en política, ha decidido convocar otra manifestación (la tercera desde que gobierna el PSOE) contra molinos de vient.... esto, la negociación con los terroristas.
El lema de la manifestación en esta ocasión es un lema deliciosamente idiota, como viene a ser habitual en estos tiempos: "Por ellos, por todos. Negociación en mi nombre ¡No!". No sé si se habrán parado a pensar los convocantes del engendro lo arrogante que es el lema en cuestión. Primero, y ante todo, el la justicia y el gobierno en este país se hacen en nombre del Rey, no de las víctimas o de Francisco José Alcaraz. Por mucho dolor y sufrimiento que uno haya recibido por parte de un criminal, el juez no lo condena en nombre de la víctima o como ejecutor de la venganza, si no para aplicar la ley.
Y en este país, mucho me temo, el que tiene que aplicar la política antiterrorista es el ejecutivo, esto es, el gobierno. Y si el gobierno democráticamente elegido por los españoles dice que hace una cosa, está en su derecho, porque eso dice la ley. Su legitimidad no depende de las víctimas, ya que las condenas y leyes no se hacen según sus deseos. Igual que las víctimas de accidentes de tráfico no se exclaman y piden su derecho a exigir la retirada del carnet del otro conductor, las víctimas del terrorismo no deben sentir el derecho de escoger las penas de los asesinos como su potestad. El estado perdonará o no, el día del final de la violencia, porque el parlamento y quienes lo han votado así lo quieren, no porque ellos decidan. Ya es hora que dejen de creerse el centro del universo.
A todo esto, el PP sigue con su manía de tratar de tirar los muertos contra la Moncloa, a ver si la hedor se le pega al presidente. La verdad, yo ya no los entiendo. Si las cosas no cambian, y ETA sigue activa, el gobierno no tiene más que seguir aplicando la ley para que los monstruos de rendición del estado se difuminen. Si ETA deja las armas (algo que es una posibilidad, digan lo que digan en LD), el PP quedará con una cara de tonto de impresión, ya que la noticia del fin de la violencia se llevará por delante con facilidad su discurso.
Si tenemos en cuesta que la mayoría de estudios de voto en España dejan claro que el terrorismo de ETA no cambia demasiados votos entre los dos partidos, el empecinamiento de Rajoy y familia con la materia me parece bien poco razonable.
El lema de la manifestación en esta ocasión es un lema deliciosamente idiota, como viene a ser habitual en estos tiempos: "Por ellos, por todos. Negociación en mi nombre ¡No!". No sé si se habrán parado a pensar los convocantes del engendro lo arrogante que es el lema en cuestión. Primero, y ante todo, el la justicia y el gobierno en este país se hacen en nombre del Rey, no de las víctimas o de Francisco José Alcaraz. Por mucho dolor y sufrimiento que uno haya recibido por parte de un criminal, el juez no lo condena en nombre de la víctima o como ejecutor de la venganza, si no para aplicar la ley.
Y en este país, mucho me temo, el que tiene que aplicar la política antiterrorista es el ejecutivo, esto es, el gobierno. Y si el gobierno democráticamente elegido por los españoles dice que hace una cosa, está en su derecho, porque eso dice la ley. Su legitimidad no depende de las víctimas, ya que las condenas y leyes no se hacen según sus deseos. Igual que las víctimas de accidentes de tráfico no se exclaman y piden su derecho a exigir la retirada del carnet del otro conductor, las víctimas del terrorismo no deben sentir el derecho de escoger las penas de los asesinos como su potestad. El estado perdonará o no, el día del final de la violencia, porque el parlamento y quienes lo han votado así lo quieren, no porque ellos decidan. Ya es hora que dejen de creerse el centro del universo.
A todo esto, el PP sigue con su manía de tratar de tirar los muertos contra la Moncloa, a ver si la hedor se le pega al presidente. La verdad, yo ya no los entiendo. Si las cosas no cambian, y ETA sigue activa, el gobierno no tiene más que seguir aplicando la ley para que los monstruos de rendición del estado se difuminen. Si ETA deja las armas (algo que es una posibilidad, digan lo que digan en LD), el PP quedará con una cara de tonto de impresión, ya que la noticia del fin de la violencia se llevará por delante con facilidad su discurso.
Si tenemos en cuesta que la mayoría de estudios de voto en España dejan claro que el terrorismo de ETA no cambia demasiados votos entre los dos partidos, el empecinamiento de Rajoy y familia con la materia me parece bien poco razonable.
De nevadas y mal tiempo
Para los que leen el País, la noticia es que la costa este americana, desde donde un servidor escribe, ha recibido la peor tormenta de nieve de su historia. La realidad es sin embargo algo distinta, al menos por aquí Connecticut.
Si, ha nevado muchísimo. En New Haven, donde la tormenta no nos dio de lleno, han caido 40 centímetros de nieve tranquilamente, y por lo que nos ha costado sacar el coche hoy, quizás más. En Nueva York sí han caido 70 cm, una exageración con todas las letras, y allí sí que han roto un récord de 50 años. Aquí, un poco más al norte, no. Mucha nieve, pero nos quedamos sin entrar en los libros. Un rollo.
Estados Unidos es un país sencillamente gigantesco, algo que cuesta tener en cuenta cuando lo mira desde Europa. Lo que en Nueva York es de récord, en Boston ha sido una tormenta normalita (35 cm) y en Maine una tontería (30 cm allí es nada). Lo curioso, y fustrante, es que 40 kilómetros al norte de New Haven (Meridien) les han caido 65 cm, algo que ha bastado para cerrar la ciudad hasta mañana. Vamos, un rollo.
Lo que no nos quita nadie, sin embargo, es el fresquito que mete hoy. Estamos a unos confortables -8 ºC, y eso que hace un sol espléndido. Ayer, mientras caía nieve a saco, ni idea; vuestro corresponsal no es tan majara como para salir un día de ventisca, aunque "sólo" tengamos 40 cm de nieve.
La gran decepción, sin embargo, es que el jaleo ha sido un fin de semana, no un día laborable. Cuando nieva así, los americanos ni intentan mantener la imagen que el país funciona. Sencillamente cierran el chiringuito, nadie va a trabajar, y se espera que escampe. Al caer en domingo, no ha habido manera de tener un día de vacaciones colectivo, que es lo que todo el mundo espera de cada buen temporal. En fin.
Por cierto, esta semana se espera que suba el termómetro, acabemos el viernes con 8 ºC y lluvia, para tener otro cambio el sábado y unos gozosos -10 ºC de mínima el domingo. Yo no tengo ni idea qué hace la gente viviendo aquí. En serio.
Si, ha nevado muchísimo. En New Haven, donde la tormenta no nos dio de lleno, han caido 40 centímetros de nieve tranquilamente, y por lo que nos ha costado sacar el coche hoy, quizás más. En Nueva York sí han caido 70 cm, una exageración con todas las letras, y allí sí que han roto un récord de 50 años. Aquí, un poco más al norte, no. Mucha nieve, pero nos quedamos sin entrar en los libros. Un rollo.
Estados Unidos es un país sencillamente gigantesco, algo que cuesta tener en cuenta cuando lo mira desde Europa. Lo que en Nueva York es de récord, en Boston ha sido una tormenta normalita (35 cm) y en Maine una tontería (30 cm allí es nada). Lo curioso, y fustrante, es que 40 kilómetros al norte de New Haven (Meridien) les han caido 65 cm, algo que ha bastado para cerrar la ciudad hasta mañana. Vamos, un rollo.
Lo que no nos quita nadie, sin embargo, es el fresquito que mete hoy. Estamos a unos confortables -8 ºC, y eso que hace un sol espléndido. Ayer, mientras caía nieve a saco, ni idea; vuestro corresponsal no es tan majara como para salir un día de ventisca, aunque "sólo" tengamos 40 cm de nieve.
La gran decepción, sin embargo, es que el jaleo ha sido un fin de semana, no un día laborable. Cuando nieva así, los americanos ni intentan mantener la imagen que el país funciona. Sencillamente cierran el chiringuito, nadie va a trabajar, y se espera que escampe. Al caer en domingo, no ha habido manera de tener un día de vacaciones colectivo, que es lo que todo el mundo espera de cada buen temporal. En fin.
Por cierto, esta semana se espera que suba el termómetro, acabemos el viernes con 8 ºC y lluvia, para tener otro cambio el sábado y unos gozosos -10 ºC de mínima el domingo. Yo no tengo ni idea qué hace la gente viviendo aquí. En serio.
viernes, febrero 10, 2006
Unidad de los demócratas a mí...
Si mal no recuerdo, hubo una época en que el PP decía que no se debía usar el terrorismo o la política antiterrorista como arma política, que el debate de temas de estado debe estar fuera de la agenda, y que lo importante es la unidad de los demócratas frente a ETA.
Eso, cuando mandaban.
Mariano Rajoy ha decido enviar a la mierda todas esas memeces de lealtad al gobierno y paridas varias que tanto le gustaba repetirle al jefe de la oposición cuando era ministro, y hoy ha pedido un debate. Televisado. Monográfico sobre terrorismo. Con dos cojones, oiga. Y el tío aún dice que es el gobierno el que rompio el pacto antiterrorista, ese que defiende todos los principios listados arriba, y que Mariano ha decidido ignorar olímpicamente. Y encima con el cinismo de decir que es para que "se sepa" la política del gobierno sobre el tema.
La del gobierno la sabemos; está en los periódicos y la explican en el parlamento. Es la que ha votado las cortes: aplicar la ley y no negociar hasta que dejen las armas. Después, hablamos. La del PP parece que por desgracia consiste en usar a los muertos para tirarlos contra el gobierno, poner palos en las ruedas, acusar a todo el mundo de traición, y quejarse que los dejan fuera. Porras, solo faltaría. Con esas ganas de ayudar no sé qué pretenden.
Y eso tras haber negociado el PP con ETA, oiga. Si no llegan a haberlo hecho, ni imagino las burradas que estarían soltando.
Eso, cuando mandaban.
Mariano Rajoy ha decido enviar a la mierda todas esas memeces de lealtad al gobierno y paridas varias que tanto le gustaba repetirle al jefe de la oposición cuando era ministro, y hoy ha pedido un debate. Televisado. Monográfico sobre terrorismo. Con dos cojones, oiga. Y el tío aún dice que es el gobierno el que rompio el pacto antiterrorista, ese que defiende todos los principios listados arriba, y que Mariano ha decidido ignorar olímpicamente. Y encima con el cinismo de decir que es para que "se sepa" la política del gobierno sobre el tema.
La del gobierno la sabemos; está en los periódicos y la explican en el parlamento. Es la que ha votado las cortes: aplicar la ley y no negociar hasta que dejen las armas. Después, hablamos. La del PP parece que por desgracia consiste en usar a los muertos para tirarlos contra el gobierno, poner palos en las ruedas, acusar a todo el mundo de traición, y quejarse que los dejan fuera. Porras, solo faltaría. Con esas ganas de ayudar no sé qué pretenden.
Y eso tras haber negociado el PP con ETA, oiga. Si no llegan a haberlo hecho, ni imagino las burradas que estarían soltando.
jueves, febrero 09, 2006
Urbanismo y ciudades (IV): el mercado inmobiliario contra la eficiencia general
Cuarta parte sobre la serie de posts sobre urbanismo y ciudades (I, II, III). Hoy va de dilemas...
Una de las primeras sorpresas de un europeo cuando visita Estados Unidos (y se aleja de Nueva York) es la tremenda cantidad de espacio que ocupan las ciudades para todo. Las calles son anchas incluso donde no pasa nadie, hectáreas de aparcamientos al aire libre envuelven a los centros comerciales, las aceras son enormes (y vacias), y cualquier cosa queda lejos, lejísimos para ir a pie. Las razones para que esto ocurra como de costumbre son variadas, aunque el componente político ha jugado componente central en este dibujo, a veces de forma no intencionada.
La distribución de la población en las ciudades y su densidad relativa es uno de los principales dilemas que la planificación urbanística debe afrontar. Una ciudad puede ser compacta y densa, al estilo de Boston, Nueva York o la mayoría de capitales europeas, o puede ser dispersa y extensa, siguiendo el patrón de Los Ángeles o Phoenix. Como todo en economía, la decisión que la ciudad tome una forma u otra no es gratuita, y representa escoger entre una determinada serie de costes a incurrir en el funcionamiento futuro de esta.
A partir de los años veinte del siglo pasado, las ciudades americanas empezaron a enfrentarse a un nuevo medio de transporte, el automóvil. Debido a su independencia de railes o vías de trazo más o menos fijo, el cacharro en cuestión permite a su propietario vivir más o menos donde quiera, sin tener que depender de tranvías o sus piernas para acercarse a ningún sitio. Esto, si bien es práctico para el automovilista, tiene algunos problemas graves para una ciudad en agregado, ya que favorece a la dispersión de la población.
Tener la población desperdigada en suburbios extensos con distancias grandes crea una serie de problemas. El primero, y más evidente, es que no se puede ir a ningún sitio a pie, y el coche es necesario para todo. Debido a la baja densidad de población (comparativamente) el transporte público es casi inviable, ya que cualquier línea de tren o autobús sólo cubrirá un porcentaje pequeño del territorio, dejando mucha población demasiado lejos de las estaciones para que su uso sea práctico. Por añadido, ofrecer servicios básicos como agua corriente o electricidad se hace más caro e ineficiente al tener que cubrir más distancia, mientras se hace más complicado tratar los problemas de seguridad ciudadana.
El problema que acaba siendo más evidente para los habitantes de los suburbios es, sin embargo, el transporte. La dependencia del coche para ir al trabajo o a comprar provoca gran cantidad de desplazamientos, que se hacen cada vez más largos según la dispersión aumenta. El coste y eficiencia energética del automóvil es patéticamente bajo en comparación a cualquier forma de transporte público, así que el despilfarro es considerable. Por añadido, si se quieren evitar atascos el gasto en infraestructuras es necesariamente enorme, necesitando autopistas para hacer los desplazamientos tolerables. La dispersión, en agregado, incrementa los costes para todo el mundo, y creando un derroche de energía gigantesco.
Algunas ciudades, en una mezcla entre suerte y elitismo, decidieron tratar de limitar esta dispersión en cuanto pudieron, para evitar que sus centros urbanos se convirtieran en un desastre motorizado constante. La herramienta escogida fue limitar el nivel de nuevas construcciones en su territorio a base de regular la calificación de los terrenos. Restringiendo la oferta de espacio disponible, los promotores están obligados a tratar de contentar la misma demanda con menos espacio; por tanto, pueden tanto subir los precios como aumentar la densidad para mejorar sus beneficios.
El resultado es lo que vemos en lugares como Nueva York, Boston o (en menor medida) Chicago hoy en día. Son ciudades densas, compactas, casi europeas, donde no se necesita el coche ya que el transporte público cubre de forma efectiva la mayoría de la población. La concentración hace que prestar servicios sea más sencillo, y el uso intensivo del espacio hace mantener la seguridad más fácil, a la vez que reduce la segregación.
Evidentemente, esto no sale gratis. Primero, es fácil intuir que el mercado inmobiliario regulado es bastante menos eficiente que sin regular, generando algunos problemas graves. El principal, los precios. La ciudad está limitando la oferta artificialmente, de modo que los precios de las viviendas y alquileres serán mucho más altos que los de lugares con menos manías a la hora de ocupar espacio. Por añadido, una burbuja inmobiliaria es algo relativamente fácil de ver en zonas con oferta restringida, algo que hace daño a todo el mundo menos a los promotores. Segundo, aunque el transporte público usado en masa es maravillosamente eficiente y más barato que el privado, no es necesariamente más rápido. El resultado es una ciudad más barata de mantener, donde el mismo dinero compra una vivienda mucho más pequeña, y donde es posible que uno se esté sentado en el metro un poco más de la cuenta.
La conclusión es que, como de costumbre, nada sale gratis. Dejar que cada uno construya dónde y cuándo quiera para bajar los precios de la vivienda es algo estupendo, pero acaba por tener costes de mantenimiento muy elevados a medio plazo. Abogar por una ciudad compacta y eficiente, por el contrario, tiene el precio de pisos pequeños y alquileres altos.
Es importante mencionar que en ambos casos se acabará subvencionando el transporte de un modo u otro. En una ciudad dispersa, el gasto público se irá en autopistas, en una compacta en metro. En el primer caso, a golpe de peajes e impuestos sobre la gasolina es posible que los usuarios de las infraestructuras cubran gran parte del coste, en el segundo, los billetes es probable que no lo consigan. Aún así, es necesario tener en cuenta que cada viajero en un metro está quitando congestión (y polución) a una calle de encima, así que el beneficio de su uso es más extenso que el de un conductor.
Como último comentario, ¿qué sucede si una ciudad sólo controla parte de lo que será su área metropolitana? Este es el problema de New Haven, por ejemplo, con un término municipal pequeño, y vecinos ansiosos de atraer habitantes y base impositiva. Básicamente, New Haven o ciudades similares no pueden hacer nada más que ver como la población se dispersa de mala manera sin poder remediarlo. O, en otras palabras, una buena razón para que o los municipios sean grandes, o la política urbanística sea autonómica, como sucede en España.
Una de las primeras sorpresas de un europeo cuando visita Estados Unidos (y se aleja de Nueva York) es la tremenda cantidad de espacio que ocupan las ciudades para todo. Las calles son anchas incluso donde no pasa nadie, hectáreas de aparcamientos al aire libre envuelven a los centros comerciales, las aceras son enormes (y vacias), y cualquier cosa queda lejos, lejísimos para ir a pie. Las razones para que esto ocurra como de costumbre son variadas, aunque el componente político ha jugado componente central en este dibujo, a veces de forma no intencionada.
La distribución de la población en las ciudades y su densidad relativa es uno de los principales dilemas que la planificación urbanística debe afrontar. Una ciudad puede ser compacta y densa, al estilo de Boston, Nueva York o la mayoría de capitales europeas, o puede ser dispersa y extensa, siguiendo el patrón de Los Ángeles o Phoenix. Como todo en economía, la decisión que la ciudad tome una forma u otra no es gratuita, y representa escoger entre una determinada serie de costes a incurrir en el funcionamiento futuro de esta.
A partir de los años veinte del siglo pasado, las ciudades americanas empezaron a enfrentarse a un nuevo medio de transporte, el automóvil. Debido a su independencia de railes o vías de trazo más o menos fijo, el cacharro en cuestión permite a su propietario vivir más o menos donde quiera, sin tener que depender de tranvías o sus piernas para acercarse a ningún sitio. Esto, si bien es práctico para el automovilista, tiene algunos problemas graves para una ciudad en agregado, ya que favorece a la dispersión de la población.
Tener la población desperdigada en suburbios extensos con distancias grandes crea una serie de problemas. El primero, y más evidente, es que no se puede ir a ningún sitio a pie, y el coche es necesario para todo. Debido a la baja densidad de población (comparativamente) el transporte público es casi inviable, ya que cualquier línea de tren o autobús sólo cubrirá un porcentaje pequeño del territorio, dejando mucha población demasiado lejos de las estaciones para que su uso sea práctico. Por añadido, ofrecer servicios básicos como agua corriente o electricidad se hace más caro e ineficiente al tener que cubrir más distancia, mientras se hace más complicado tratar los problemas de seguridad ciudadana.
El problema que acaba siendo más evidente para los habitantes de los suburbios es, sin embargo, el transporte. La dependencia del coche para ir al trabajo o a comprar provoca gran cantidad de desplazamientos, que se hacen cada vez más largos según la dispersión aumenta. El coste y eficiencia energética del automóvil es patéticamente bajo en comparación a cualquier forma de transporte público, así que el despilfarro es considerable. Por añadido, si se quieren evitar atascos el gasto en infraestructuras es necesariamente enorme, necesitando autopistas para hacer los desplazamientos tolerables. La dispersión, en agregado, incrementa los costes para todo el mundo, y creando un derroche de energía gigantesco.
Algunas ciudades, en una mezcla entre suerte y elitismo, decidieron tratar de limitar esta dispersión en cuanto pudieron, para evitar que sus centros urbanos se convirtieran en un desastre motorizado constante. La herramienta escogida fue limitar el nivel de nuevas construcciones en su territorio a base de regular la calificación de los terrenos. Restringiendo la oferta de espacio disponible, los promotores están obligados a tratar de contentar la misma demanda con menos espacio; por tanto, pueden tanto subir los precios como aumentar la densidad para mejorar sus beneficios.
El resultado es lo que vemos en lugares como Nueva York, Boston o (en menor medida) Chicago hoy en día. Son ciudades densas, compactas, casi europeas, donde no se necesita el coche ya que el transporte público cubre de forma efectiva la mayoría de la población. La concentración hace que prestar servicios sea más sencillo, y el uso intensivo del espacio hace mantener la seguridad más fácil, a la vez que reduce la segregación.
Evidentemente, esto no sale gratis. Primero, es fácil intuir que el mercado inmobiliario regulado es bastante menos eficiente que sin regular, generando algunos problemas graves. El principal, los precios. La ciudad está limitando la oferta artificialmente, de modo que los precios de las viviendas y alquileres serán mucho más altos que los de lugares con menos manías a la hora de ocupar espacio. Por añadido, una burbuja inmobiliaria es algo relativamente fácil de ver en zonas con oferta restringida, algo que hace daño a todo el mundo menos a los promotores. Segundo, aunque el transporte público usado en masa es maravillosamente eficiente y más barato que el privado, no es necesariamente más rápido. El resultado es una ciudad más barata de mantener, donde el mismo dinero compra una vivienda mucho más pequeña, y donde es posible que uno se esté sentado en el metro un poco más de la cuenta.
La conclusión es que, como de costumbre, nada sale gratis. Dejar que cada uno construya dónde y cuándo quiera para bajar los precios de la vivienda es algo estupendo, pero acaba por tener costes de mantenimiento muy elevados a medio plazo. Abogar por una ciudad compacta y eficiente, por el contrario, tiene el precio de pisos pequeños y alquileres altos.
Es importante mencionar que en ambos casos se acabará subvencionando el transporte de un modo u otro. En una ciudad dispersa, el gasto público se irá en autopistas, en una compacta en metro. En el primer caso, a golpe de peajes e impuestos sobre la gasolina es posible que los usuarios de las infraestructuras cubran gran parte del coste, en el segundo, los billetes es probable que no lo consigan. Aún así, es necesario tener en cuenta que cada viajero en un metro está quitando congestión (y polución) a una calle de encima, así que el beneficio de su uso es más extenso que el de un conductor.
Como último comentario, ¿qué sucede si una ciudad sólo controla parte de lo que será su área metropolitana? Este es el problema de New Haven, por ejemplo, con un término municipal pequeño, y vecinos ansiosos de atraer habitantes y base impositiva. Básicamente, New Haven o ciudades similares no pueden hacer nada más que ver como la población se dispersa de mala manera sin poder remediarlo. O, en otras palabras, una buena razón para que o los municipios sean grandes, o la política urbanística sea autonómica, como sucede en España.
De estatutos y críticas fuera de lugar
Bueno, pues aprobado está el estatuto valenciano, un texto apoyado y santificado por el PP y el PSOE y que a buen seguro Acebes, Zaplana y compañía creen que es una muestra del espíritu encarnado de Ánsar y la constitución. Si este texto cumple con los requisitos de santidad y benevolencia virtuosa que el gran alabado gran bigote del cielo pedía, eso significa que a partir de ahora hay unas cuantas críticas a otras reformas estatutarias que el PP debe parar de hacer, ya que han votado a favor de ellas.
Si, ya lo sé que seguirán. Son así de cínicos.
- Nacionalidad y derechos históricos. El texto valenciano habla del Reyno de Valencia, 1714 y el decreto de Nueva Planta, y se queda tan ancho. Toma legitimidad dieciochesca.
- Administración de justicia propia. Sin demasiados detalles, pero la Comunidad Valenciana se regala un Cosejo de Justicia. Eso de un poder judicial propio parece que les ha gustado.
- Agencia tributaria propia. Aunque para disimular la llaman "servicio", el invento se da potestad de participar en la recaudación y demás. Supongo que ahora esto ya no es separatista.
- Nuevos derechos sociales y ciudadanos. Les ha gustado el opresivo intervencionismo totalitario de sus vecinos del norte. Aunque no sé si han incluido el derecho al paisaje, supongo que coartar libertades (en el sentido Acebes) está bien ahora.
- Cláusula Camps. De forma muy generosa, el estatuto dice que si cualquier comunidad tiene un trato mejor y más lustroso que Valencia, esta recibe de manera automática el mismo. Vamos, que si Cataluña aprueba un estatuto mejor (difícil, en vista de lo puntos anteriores) Valencia lo tiene igual. Y eso es bueno, supongo, ya que el PP ha votado a favor.
Si, ya lo sé que seguirán. Son así de cínicos.
miércoles, febrero 08, 2006
El lento declinar de los "grandes éxitos"
Una de las noticias recurrentes en el sector audiovisual en los últimos años ha sido los gritos y alaridos de los productores hablando del lento declinar de sus ventas. Si uno vende música, el gran Satán tras sus problemas ha sido, evidentemente, internet y todos sus acólitos. Si uno produce películas, la cosa varía entre el malvado cine americano, internet y la piratería. Lo que está claro es que según discográficas y estudios de cine, la culpa no es suya, sino de algún otro mal externo que debe ser combatido.
Según Chris Anderson, editor de Wired (via Ars), puede que tengan razón, aunque no por las causas que ellos esgrimen. Cierto, los grandes estudios y discográficas no pueden combatir de manera efectiva a la nueva amenaza. El problema es que el avance tecnológico los ha hecho obsoletos a ellos.
El argumento es el siguiente. En la edad de piedra, cuando González era presidente y los dinosaurios analógicos VHS dominaban la tierra, uno de los problemas de todo productor de medios audiovisuales eran los costes de producción y distribución. Grabar un disco era caro, pero lo que era empaquetarlo y enviarlo a las tiendas era todavía más. Filmar una película era muy caro, y distribuirla en un formato con una calidad de imagen decente no era fácil. Debido a estos factores, una discográfica o productora debía vender muchas copias de un producto para que fuera rentable, y para ello se concentraba en unos pocos grandes éxitos que podia publicitar con fuerza. Debido a que los altos costes hacían la oferta limitada, vivir a base de superventas era rentable y fácil.
El problema ha sido la llegada de la revolución digital y sus derivados. Las discográficas han sido las primeras en notar sus efectos. Primero, es ridículamente fácil grabar un disco, y aún más sencillo copiarlo. Segundo, el coste de distribución ha caído gracias a internet a prácticamente cero. Tercero, el coste de la publicidad, si uno es creativo, se ha esfumado casi por completo. El resultado es un entorno donde publicar y vender es barato, de modo que es posible recuperar costes con una tirada mucho más limitada. Con ello, si uno es pequeño y tiene un presupuesto escaso en publicidad, le resulta rentable tratar de vender a una clientela muy específica, un nicho de mercado muy concreto, y seguir haciendo dinero.
Quienes han descubierto que dar acceso a la música no reduce ventas y se han dedicado a tratar de llegar al consumidor específico, no al mercado en general, la cosa les ha ido bien. Mientras las grandes discográficas pierden ventas, las independientes, mucho más ágiles y dedicadas a buscar nichos, han aumentado su cuota de mercado. Los que tratan de vender superventas, mientras tanto, han visto como los consumidores disfrutan de la mayor oferta y se van, en pequeños grupos, a otras muchas partes.
De manera significativa, el mundo del cine ha empezado a experimentar el mismo problema. Ha sido un año horrible en cuanto venta de entradas para los cines americanos, con algunas películas de alto presupuesto estrellándose espectacularmente en taquilla. Anderson ve el mismo problema. Si a uno le gusta el cine, resulta cada vez más fácil encontrar cualquier marcianada que a uno le apetece ver en DVD en cualquier sitio. En Estados Unidos, basta con suscribirse a Netflix para tener al alcance cualquier película, por rara que sea, en casa en un par de días.
No es que la gente este viendo menos cine o escuchando menos música. Lo que sucede es que gracias al enorme acceso a media en general que la tecnología digital permite, ahora cada uno está escuchando o viendo cosas distintas. Internet, en toda su caótica gloria, está empezando a hacer su trabajo de conectar cada individuo encontrar lo que va a disfrutar. Se acabó apelar al mínimo común denominador para hacer dinero; es hora de dar a cada uno lo que quiere.
Según Chris Anderson, editor de Wired (via Ars), puede que tengan razón, aunque no por las causas que ellos esgrimen. Cierto, los grandes estudios y discográficas no pueden combatir de manera efectiva a la nueva amenaza. El problema es que el avance tecnológico los ha hecho obsoletos a ellos.
El argumento es el siguiente. En la edad de piedra, cuando González era presidente y los dinosaurios analógicos VHS dominaban la tierra, uno de los problemas de todo productor de medios audiovisuales eran los costes de producción y distribución. Grabar un disco era caro, pero lo que era empaquetarlo y enviarlo a las tiendas era todavía más. Filmar una película era muy caro, y distribuirla en un formato con una calidad de imagen decente no era fácil. Debido a estos factores, una discográfica o productora debía vender muchas copias de un producto para que fuera rentable, y para ello se concentraba en unos pocos grandes éxitos que podia publicitar con fuerza. Debido a que los altos costes hacían la oferta limitada, vivir a base de superventas era rentable y fácil.
El problema ha sido la llegada de la revolución digital y sus derivados. Las discográficas han sido las primeras en notar sus efectos. Primero, es ridículamente fácil grabar un disco, y aún más sencillo copiarlo. Segundo, el coste de distribución ha caído gracias a internet a prácticamente cero. Tercero, el coste de la publicidad, si uno es creativo, se ha esfumado casi por completo. El resultado es un entorno donde publicar y vender es barato, de modo que es posible recuperar costes con una tirada mucho más limitada. Con ello, si uno es pequeño y tiene un presupuesto escaso en publicidad, le resulta rentable tratar de vender a una clientela muy específica, un nicho de mercado muy concreto, y seguir haciendo dinero.
Quienes han descubierto que dar acceso a la música no reduce ventas y se han dedicado a tratar de llegar al consumidor específico, no al mercado en general, la cosa les ha ido bien. Mientras las grandes discográficas pierden ventas, las independientes, mucho más ágiles y dedicadas a buscar nichos, han aumentado su cuota de mercado. Los que tratan de vender superventas, mientras tanto, han visto como los consumidores disfrutan de la mayor oferta y se van, en pequeños grupos, a otras muchas partes.
De manera significativa, el mundo del cine ha empezado a experimentar el mismo problema. Ha sido un año horrible en cuanto venta de entradas para los cines americanos, con algunas películas de alto presupuesto estrellándose espectacularmente en taquilla. Anderson ve el mismo problema. Si a uno le gusta el cine, resulta cada vez más fácil encontrar cualquier marcianada que a uno le apetece ver en DVD en cualquier sitio. En Estados Unidos, basta con suscribirse a Netflix para tener al alcance cualquier película, por rara que sea, en casa en un par de días.
No es que la gente este viendo menos cine o escuchando menos música. Lo que sucede es que gracias al enorme acceso a media en general que la tecnología digital permite, ahora cada uno está escuchando o viendo cosas distintas. Internet, en toda su caótica gloria, está empezando a hacer su trabajo de conectar cada individuo encontrar lo que va a disfrutar. Se acabó apelar al mínimo común denominador para hacer dinero; es hora de dar a cada uno lo que quiere.
Cinismo y subvenciones: las petroleras
Uno tiene que ser un cínico de gran nivel para trabajar en unos de los grupos de presión de las compañías petroleras americanas. Comparen sino los dos titulares siguientes:
Cuando alguien habla de "ayudas a la industria" y "pagos por el ajuste a la competencia", o formulas de este estilo, desconfiad.
- Exxon Mobil recoge un beneficio record de 10.700 millones de dolares el último trimestre del 2005, los mayores nunca obtenidos por una empresa americana.
- La industria petrolífera se queja de los cambios propuestos en el presupuesto, los recortes eliminarían 50 millones de dolares del presupuesto federal de I+D.
Cuando alguien habla de "ayudas a la industria" y "pagos por el ajuste a la competencia", o formulas de este estilo, desconfiad.
martes, febrero 07, 2006
De galletas danesas, caricaturas, y perdedores
Siguiendo con la tradición de nunca acertar cuándo una noticia va a ser relevante (tanta Ciencia Política y aún con esas...) me parece que soy el último hombre con bitácora que hablará de las dichosas caricaturas danesas. Eso significa que mi opinión ya no importará a nadie a no ser que diga cosas raras y ponga un titular ruidoso, así que mejor que me ponga a ello.
Primero, no pienso reproducir ni enlazar las caricaturas. No por respeto al profeta o por no querer atizar el fuego, sino como dice el gran Stephen Colbert, por que tengo miedo. Bueno, la razón no es esa (toma enlace), pero tengo la sensación que más de un medio de comunicación se ha escudado en el respeto y grandes palabras para evitar que les quemen algún coche. A la cabeza del pelotón de hipócritas, como no, Fox News, que ha evitado mostrar los dibujitos para seguir llamando de bárbaros para arriba a los manifestantes por no entender lo que es una sociedad abierta, mientras siguen pidiendo prohibir el aborto, la sodomía y el antipatriotismo en general en casa. En fin, nada nuevo.
A pesar de todo, me temo que estoy más de acuerdo con la derecha que con Zapatero en este asunto. Primero, el periódico danés no hizo nada irresponsable, sin precedente o terrible publicando las caricaturas. No es ni la primera vez ni la última que alguien dibuja a Mahoma haciendo el indio en Europa (basta con leer El Jueves), ni es algo que deba estar a salvo de sátira. Lo que debería ser relevante, y no se ha comentado demasiado, es que los dichosos dibujitos fueron publicados a finales de septiembre, sin que el tema saltara a primera página hasta más de dos meses después.
¿Por qué es este retraso importante? en mi opinión, da una señal bastante clara de lo poco de espontaneo y mucho de orquestrado que tienen todas estas protestas. Aterradoras como son las imágenes de embajadas ardiendo, es relativamente fácil sacar a 300 locos a la calle y pegar fuego a un edificio, especialmente si la policía es permisiva o no se atreve a intervenir. No se puede hablar de "ofensa al mundo islámico" a partir de las acciones de unos cuantos miles de pirómanos enfurecidos. Si no fuera por la enorme cobertura mediática y la gigantesca ventana abierta al populismo islámico abierta en los informativos, este jaleo no se hubiera producido.
Eso no quiere decir que ese populismo no pueda ser peligroso, pero me parece que su significado se malinterpreta a menudo. Dicho en pocas palabras, salir a la calle por unos dibujitos ofensivos es más la reacción de una cultura atrasada que se siente asediada por la libertad de occidente que un desafio a esta libertad. Algunos se preguntan porqué occidente ha prosperado y ellos no, y piensan en cambiar. Otros se preguntan lo mismo, y echan la culpa de sus males a occidente.
El problema es que lo que ha hecho de Europa y Estados Unidos lo que son ahora no ha sido otra cosa que el dejar de usar libros milenarios como cárceles, y tratar de arreglar las cosas a base cambiarlas. Así se descubrió que si se deja a la gente criticar y cambiar a los gobernantes, estos acaban por ser mejores, si se permite a cada uno ganarse la vida como quiere, generalmente deciden lo mejor para ellos, y si cada uno puede pensar e inventar lo que le plazca, se descubre que el vapor da energía, el circuito integrado y que el universo es mucho más fascinante de lo que nunca imaginamos.
Hay dos mundos, uno que cree que vale la pena hacer cambios para ser mejores, otro que cree que 1500 años de tradición son más importantes que el aquí y ahora. Occidente debería dejarse de quijotismo imperiales y dejar que el mundo árabe haga lo que quiera sin que le molesten. Si prefieren vivir sentados en oro negro, oportunidades perdidas y memorias, y quedarse en el vagón de los perdedores, que lo hagan. Lo que debe quedar claro es que la culpa de su atraso no ha sido nuestra; ellos así lo han preferido.
Primero, no pienso reproducir ni enlazar las caricaturas. No por respeto al profeta o por no querer atizar el fuego, sino como dice el gran Stephen Colbert, por que tengo miedo. Bueno, la razón no es esa (toma enlace), pero tengo la sensación que más de un medio de comunicación se ha escudado en el respeto y grandes palabras para evitar que les quemen algún coche. A la cabeza del pelotón de hipócritas, como no, Fox News, que ha evitado mostrar los dibujitos para seguir llamando de bárbaros para arriba a los manifestantes por no entender lo que es una sociedad abierta, mientras siguen pidiendo prohibir el aborto, la sodomía y el antipatriotismo en general en casa. En fin, nada nuevo.
A pesar de todo, me temo que estoy más de acuerdo con la derecha que con Zapatero en este asunto. Primero, el periódico danés no hizo nada irresponsable, sin precedente o terrible publicando las caricaturas. No es ni la primera vez ni la última que alguien dibuja a Mahoma haciendo el indio en Europa (basta con leer El Jueves), ni es algo que deba estar a salvo de sátira. Lo que debería ser relevante, y no se ha comentado demasiado, es que los dichosos dibujitos fueron publicados a finales de septiembre, sin que el tema saltara a primera página hasta más de dos meses después.
¿Por qué es este retraso importante? en mi opinión, da una señal bastante clara de lo poco de espontaneo y mucho de orquestrado que tienen todas estas protestas. Aterradoras como son las imágenes de embajadas ardiendo, es relativamente fácil sacar a 300 locos a la calle y pegar fuego a un edificio, especialmente si la policía es permisiva o no se atreve a intervenir. No se puede hablar de "ofensa al mundo islámico" a partir de las acciones de unos cuantos miles de pirómanos enfurecidos. Si no fuera por la enorme cobertura mediática y la gigantesca ventana abierta al populismo islámico abierta en los informativos, este jaleo no se hubiera producido.
Eso no quiere decir que ese populismo no pueda ser peligroso, pero me parece que su significado se malinterpreta a menudo. Dicho en pocas palabras, salir a la calle por unos dibujitos ofensivos es más la reacción de una cultura atrasada que se siente asediada por la libertad de occidente que un desafio a esta libertad. Algunos se preguntan porqué occidente ha prosperado y ellos no, y piensan en cambiar. Otros se preguntan lo mismo, y echan la culpa de sus males a occidente.
El problema es que lo que ha hecho de Europa y Estados Unidos lo que son ahora no ha sido otra cosa que el dejar de usar libros milenarios como cárceles, y tratar de arreglar las cosas a base cambiarlas. Así se descubrió que si se deja a la gente criticar y cambiar a los gobernantes, estos acaban por ser mejores, si se permite a cada uno ganarse la vida como quiere, generalmente deciden lo mejor para ellos, y si cada uno puede pensar e inventar lo que le plazca, se descubre que el vapor da energía, el circuito integrado y que el universo es mucho más fascinante de lo que nunca imaginamos.
Hay dos mundos, uno que cree que vale la pena hacer cambios para ser mejores, otro que cree que 1500 años de tradición son más importantes que el aquí y ahora. Occidente debería dejarse de quijotismo imperiales y dejar que el mundo árabe haga lo que quiera sin que le molesten. Si prefieren vivir sentados en oro negro, oportunidades perdidas y memorias, y quedarse en el vagón de los perdedores, que lo hagan. Lo que debe quedar claro es que la culpa de su atraso no ha sido nuestra; ellos así lo han preferido.
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