Cuando hace mal tiempo en Estados Unidos (y esto sucede a menudo), la reacción de las autoridades es cuanto menos curiosa. Resulta que cuando llegué aquí, estaba cayendo la de Dios es California, con nieve, inundaciones, caos, etcétera. De hecho, aún le está dando que da gusto.
Bueno, la reacción de las autoridades es... pasar de todo. Tras una nevada de medio metro que dejo como 8.000 personas quince horas tiradas en una interestatal, no ha pasado nada. Al contrario, la reacción ha sido más "qué burros, los tíos" que no un cabreo contra los que mandan. De hecho, siempre que cae nieve a espuertas en alguna parte (más o menos cada día) se deja hacer. Si no se puede circular, se cierra, día festivo, y a la porra. Ya parará de nevar, tú; para qué marear la perdiz.
Vamos, lo mismo que pasó el otro día en Burgos.... Aquí hacen números. Si no vale la pena el esfuerzo, no lo hacen, y listos. Para qué pelear contra los elementos.
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