Muy brevemente todo, que hay un montón de cosas que contar:
a. Recesiones para todos: Estados Unidos anunciaba ayer que su economía se había contraído un 0,3% el tercer trimestre. España informa hoy que el frenazo ha sido de 0,2%. A efectos prácticos, ambos son iguales, y tienen pinta de repetirse el cuarto trimestre; bienvenidos a la recesión. Si me preguntáis hace un año hubiera dicho que Estados Unidos iba a meterse en una; con España, la verdad, no me lo esperaba.
Lo cierto es que ha sido una tormenta perfecta: fin de la burbuja inmobiliaria, crisis crediticia, subida del petróleo y materias primas, apreciación del euro y desastre del sistema financiero mundial en general que se ha llevado por delante a los pocos países que tenían una regulación bancaria paranoica igualmente (Canadá, España...). El gobierno había hecho los deberes ahorrando y dejándose margen de maniobra presupuestario, pero cuando todo el mundo se estrella a la vez no se puede hacer demasiado.
b. Schadenfreude: Marina D´Or, esa fuente inagotable de publicidad irritante y mal gusto arquitectónico, se estrella de mala manera.
c. AIG es un agujero negro de proporciones épicas: para sorpresa de casi nadie, los directivos de AIG, esa gigantesca aseguradora nacionalizada hace un mes por el gobierno federal, estaban mintiendo como bellacos acerca de sus cuentas. El gobierno federal va camino de dar 144.000 millones de dólares a la aseguradora, y parece que el dinero simplemente se desvanece en el aire.
Si alguien se preguntaba lo mal que estaba el mercado de crédito y de dónde venía todos esos terrores, aquí tenéis un ejemplo: una compañía de seguros (¡!) tenía su contabilidad tan ofuscada que ni nacionalizándola nadie parece capaz de encontrar dónde narices está el agujero y con tantos contratos exóticos que nadie sabe realmente qué estan asegurando.
Y esto es sólo el principio... Ugh.
viernes, octubre 31, 2008
Especulando al viejo estilo
No sé si alguien le prestó atención a la extraña fluctuación que las acciones de Volkswagen tuvieron hace unos cuantos días. Durante unas horas, VW era la compañía más valiosa del mundo, entre noticias que Porsche estaba comprando acciones. La cosa era un poco inusual, y pasó un poco desapercibida, pero resulta que la historia detrás era muchísimo más divertida y creativa de lo que parecía a primera vista.
Parece que Porsche se dió cuenta que un grupo de listillos de fondos de inversión estaban comprando acciones y vendiendo en corto, siguiendo las compras lentas y pausadas que estaban haciendo de títulos de VW. En vista que tenían visitas, respondieron con saña y cierta elegancia malvada: compraron opciones (esto es, los contratos en corto "al otro lado") sobre cantidades ingentes de acciones, dejaron poquísimos títulos en el mercado abierto, y básicamente arrinconaron el mercado.
El resultado era una pesadilla para los que estaban apostando que las acciones de VW bajarían una vez Porsche parara de comprar; tenían una burrada de contratos en corto, y en el mercado no había nadie que tuviera acciones. Bueno, sí, había un accionista: Porsche. Los tipos se sentaron en la puerta, esperaron que los contratos empezaran a vencer, y se hincharon a vender a todos esos inversores desesperados que habían apostado que las acciones bajarían, pidiendo burradas de dinero con ello. El resultado es Porsche haciendo millones, VW comprada, y una cantidad ridícula de listillos perdiendo hasta la camisa.
No se sabe todavía quién ha sido el que se ha pillado los dedos de forma tan salvaje, y de hecho no es del todo seguro que Porsche se vaya de rositas aún. Estas cosas no son del todo legales, al fin y al cabo. La belleza matemática (y la deliciosa ironía de pasar por la trituradora a todos esos que andaban apostando que bajarían las acciones) es simplemente clásica, muy años veinte. Me encanta.
Parece que Porsche se dió cuenta que un grupo de listillos de fondos de inversión estaban comprando acciones y vendiendo en corto, siguiendo las compras lentas y pausadas que estaban haciendo de títulos de VW. En vista que tenían visitas, respondieron con saña y cierta elegancia malvada: compraron opciones (esto es, los contratos en corto "al otro lado") sobre cantidades ingentes de acciones, dejaron poquísimos títulos en el mercado abierto, y básicamente arrinconaron el mercado.
El resultado era una pesadilla para los que estaban apostando que las acciones de VW bajarían una vez Porsche parara de comprar; tenían una burrada de contratos en corto, y en el mercado no había nadie que tuviera acciones. Bueno, sí, había un accionista: Porsche. Los tipos se sentaron en la puerta, esperaron que los contratos empezaran a vencer, y se hincharon a vender a todos esos inversores desesperados que habían apostado que las acciones bajarían, pidiendo burradas de dinero con ello. El resultado es Porsche haciendo millones, VW comprada, y una cantidad ridícula de listillos perdiendo hasta la camisa.
No se sabe todavía quién ha sido el que se ha pillado los dedos de forma tan salvaje, y de hecho no es del todo seguro que Porsche se vaya de rositas aún. Estas cosas no son del todo legales, al fin y al cabo. La belleza matemática (y la deliciosa ironía de pasar por la trituradora a todos esos que andaban apostando que bajarían las acciones) es simplemente clásica, muy años veinte. Me encanta.
jueves, octubre 30, 2008
PP - UPN: ¿una separación natural?
No he hablado demasiado de la escisión - pelea - berrinche entre el PP y UPN en Navarra, en parte porque no he seguido en conflicto demasiado, en parte porque no estoy seguro que sea algo demasiado sorprendente.
Me explico. Navarra es relativamente parecida a Euskadi o Cataluña en muchos sentidos: rica, con una fuerte tradición regionalista y un estatuto de autonomía (errr, fuero) que los separa del resto. El PP, el partido del regionalismo uniformista, vivía aliado con la derecha regionalista moderada en una región que es cualquier cosa menos amante de la uniformidad.
UPN tiene un electorado, Navarra, y una base de poder, su propia comunidad autónoma. En los últimos años su hegemonía política se ha visto erosionada por voces más puramente regionalistas. Con la que está cayendo ahí fuera, no me extrañaría que UPN viera en las encuestas que su amistad con el PP empezaba a ser un lastre. Cuando Zapatero les vino con una millonada en inversiones y proclamó a los cuatro vientos que si querían favorecer a Navarra tenían que votar a favor de esos presupuestos, era natural que esa alianza se quebrara.
Lo extraño, de hecho, no es que UPN se convierta en CiU; lo sorprendente es que esto no haya sucedido antes. La explicación es, no hace falta decirlo, de nuevo oportunista: UPN se apuntó al carro del ganador en 1995, cuando Aznar parecía que lo tenía ganado, y siguió asociada al PP mientras el mensaje furibundamente anti-nacionalista vasco les daba votos. Ahora que Euskadi empieza a ser menos amenaza y el PP no puede darles aura regionalista, UPN ha desertado alegremente.
Mira, los políticos responden a los votantes. No hay demasiado misterio.
Me explico. Navarra es relativamente parecida a Euskadi o Cataluña en muchos sentidos: rica, con una fuerte tradición regionalista y un estatuto de autonomía (errr, fuero) que los separa del resto. El PP, el partido del regionalismo uniformista, vivía aliado con la derecha regionalista moderada en una región que es cualquier cosa menos amante de la uniformidad.
UPN tiene un electorado, Navarra, y una base de poder, su propia comunidad autónoma. En los últimos años su hegemonía política se ha visto erosionada por voces más puramente regionalistas. Con la que está cayendo ahí fuera, no me extrañaría que UPN viera en las encuestas que su amistad con el PP empezaba a ser un lastre. Cuando Zapatero les vino con una millonada en inversiones y proclamó a los cuatro vientos que si querían favorecer a Navarra tenían que votar a favor de esos presupuestos, era natural que esa alianza se quebrara.
Lo extraño, de hecho, no es que UPN se convierta en CiU; lo sorprendente es que esto no haya sucedido antes. La explicación es, no hace falta decirlo, de nuevo oportunista: UPN se apuntó al carro del ganador en 1995, cuando Aznar parecía que lo tenía ganado, y siguió asociada al PP mientras el mensaje furibundamente anti-nacionalista vasco les daba votos. Ahora que Euskadi empieza a ser menos amenaza y el PP no puede darles aura regionalista, UPN ha desertado alegremente.
Mira, los políticos responden a los votantes. No hay demasiado misterio.
martes, octubre 28, 2008
Nota rápida: verbena monetaria
Por cierto, para los amantes de los problemas financieros creativos (es un decir): se ha acabado la crisis financiera "A" (es un decir. Otra vez.), la de los bancos y mercados de crédito, pero ahora entramos en la alegre tormenta financiera "B", una potencialmente apocalíptica tormenta monetaria.
Explicaré con más calma mañana si tengo tiempo (esperad sentados), pero tenéis pistas aquí. Estoy buscando más detalles (y la verdad, intentando entender mejor qué cojones está pasando y qué quiere decir todo este pollo; no es sólo buscar seguridad en dólar y yen), pero cuando el FMI tiene que rescatar a miembros de la Unión Europea, hay algo serio. Y los países en desarrollo van detrás.
Esto no se ha acabado. Ni de broma.
Explicaré con más calma mañana si tengo tiempo (esperad sentados), pero tenéis pistas aquí. Estoy buscando más detalles (y la verdad, intentando entender mejor qué cojones está pasando y qué quiere decir todo este pollo; no es sólo buscar seguridad en dólar y yen), pero cuando el FMI tiene que rescatar a miembros de la Unión Europea, hay algo serio. Y los países en desarrollo van detrás.
Esto no se ha acabado. Ni de broma.
lunes, octubre 27, 2008
Contra la sabiduría convencional
Hay días que leer el periódico me pone de mala leche. Hoy ha sido uno de esos días. Abro Público, leo el artículo de Nacho Escolar, y me da el tembleque: ¿Cómo puede ser que el director de un periódico nacional no haga más que repetir lugares comunes trasnochados como verdades autoevidentes?
Iremos por partes.
1- La lujuria especuladora
Repite los lugares comunes del malvado especulador del petróleo, haciendo que suban los precios. Suena bien, pero es una explicación errónea, o como mínimo lo suficiente insegura como para que nadie pueda ir por el mundo con esas certeza. Se repite a menudo en medios de izquierda (El País también cae en este error), y no, no es una buena explicación. Y no lo digo sólo yo; lo dice Paul Krugman.
2- La pereza reguladora
El cambio de regulación de la SEC que menciona es una explicación ingeniosa, pero poco convincente. Para empezar, ni siquiera el gobierno americano es tan estúpido: la recesión va a enviar a los republicanos a la oposición, así que no creo que estuvieran haciendo el petróleo cara aposta. Es cuestión de demanda inelástica cercana al nivel de producción máximo (la curva de demanda era casi vertical), y la caida es la combinación de "bajar" de nuevo por la curva a marchas forzadas, en parte porque la demanda cae en picado en recesiones. Elaboro más aquí.
3- Paraisos fiscales
No conozco el problema lo suficiente, pero parece confundir correlación con causalidad. Los sueldos de los directivos no creo que tengan relación con la evasión fiscal de sus empresas.
4- La Codicia de los directivos
Es un problema complicado, que viene de antes de la crisis actual (mucho antes; empieza en los años ochenta) y que la verdad, no tiene demasiada relación directa con hipotecas basura, creación de deuda extraña e instrumentos financieros barrocos y cosas de este estilo. Asistiré encantado a las humillaciones de todos los megamillonarios incompetentes en la plaza pública (faltaría) pero no sé si todo esto tiene que ver demasiado con la crisis.
5- La gula de los inversores
En general cierto, pero decir que se premiaba a los malvados es poco convincente. En una burbuja especuladora (la que sea) siempre hay un pelotón de listillos que salen a tiempo; la mayoría, sin embargo, se pillan los dedos. Que le pregunten a los accionistas de Lehman Brothers.
Las burbujas especuladoras son cosas relativamente normales en las economías de mercado. El problema es que la burbuja ha sido en algo excepcionalmente peligroso, crédito y deuda, y esto ha generado los problemas. Una burbuja en el mercado de arte, coches de coleccionista o una materia prima hace daño, pero no se carga bancos. Y recuerdo, los bancos no pueden quebrar.
6- Salvar el planeta
Poco que comentar; los políticos tienen que crear las instituciones necesarias para que los mercados funcionen y tengan en cuenta las externalides que provocan el cambio climático.
7- Contra el PIB
El PIB es como la democracia: el menos malo de los sistemas posibles a la hora de contar riqueza. No estaría mal que hablara de PIB por cápita, para empezar. Cuando se habla de PIB estamos midiendo algo específico (riqueza en dinero) que sirve para "comprar" otras cosas. Sin PIB no hay sanidad, servicios sociales o lujos igualitarios; la economía tiene que crecer para hacer otras cosas viables.
Iremos por partes.
1- La lujuria especuladora
Repite los lugares comunes del malvado especulador del petróleo, haciendo que suban los precios. Suena bien, pero es una explicación errónea, o como mínimo lo suficiente insegura como para que nadie pueda ir por el mundo con esas certeza. Se repite a menudo en medios de izquierda (El País también cae en este error), y no, no es una buena explicación. Y no lo digo sólo yo; lo dice Paul Krugman.
2- La pereza reguladora
El cambio de regulación de la SEC que menciona es una explicación ingeniosa, pero poco convincente. Para empezar, ni siquiera el gobierno americano es tan estúpido: la recesión va a enviar a los republicanos a la oposición, así que no creo que estuvieran haciendo el petróleo cara aposta. Es cuestión de demanda inelástica cercana al nivel de producción máximo (la curva de demanda era casi vertical), y la caida es la combinación de "bajar" de nuevo por la curva a marchas forzadas, en parte porque la demanda cae en picado en recesiones. Elaboro más aquí.
3- Paraisos fiscales
No conozco el problema lo suficiente, pero parece confundir correlación con causalidad. Los sueldos de los directivos no creo que tengan relación con la evasión fiscal de sus empresas.
4- La Codicia de los directivos
Es un problema complicado, que viene de antes de la crisis actual (mucho antes; empieza en los años ochenta) y que la verdad, no tiene demasiada relación directa con hipotecas basura, creación de deuda extraña e instrumentos financieros barrocos y cosas de este estilo. Asistiré encantado a las humillaciones de todos los megamillonarios incompetentes en la plaza pública (faltaría) pero no sé si todo esto tiene que ver demasiado con la crisis.
5- La gula de los inversores
En general cierto, pero decir que se premiaba a los malvados es poco convincente. En una burbuja especuladora (la que sea) siempre hay un pelotón de listillos que salen a tiempo; la mayoría, sin embargo, se pillan los dedos. Que le pregunten a los accionistas de Lehman Brothers.
Las burbujas especuladoras son cosas relativamente normales en las economías de mercado. El problema es que la burbuja ha sido en algo excepcionalmente peligroso, crédito y deuda, y esto ha generado los problemas. Una burbuja en el mercado de arte, coches de coleccionista o una materia prima hace daño, pero no se carga bancos. Y recuerdo, los bancos no pueden quebrar.
6- Salvar el planeta
Poco que comentar; los políticos tienen que crear las instituciones necesarias para que los mercados funcionen y tengan en cuenta las externalides que provocan el cambio climático.
7- Contra el PIB
El PIB es como la democracia: el menos malo de los sistemas posibles a la hora de contar riqueza. No estaría mal que hablara de PIB por cápita, para empezar. Cuando se habla de PIB estamos midiendo algo específico (riqueza en dinero) que sirve para "comprar" otras cosas. Sin PIB no hay sanidad, servicios sociales o lujos igualitarios; la economía tiene que crecer para hacer otras cosas viables.
sábado, octubre 25, 2008
De cambios de era y candidatos
Cuando Obama gane las elecciones en un par de semanas (sí, lo doy por hecho), muchos comentaristas hablarán de cambio de era. Será un símbolo del derrumbe de una ideología, el final de la hegemonía de Ronald Reagan y sus ideas en la política americana.
No lo voy a negar; he dicho cosas de este estilo en el pasado. Vale la pena recordar, sin embargo, cuándo "nace" esta hegemonía republicana que ha acabado dando un resultado tan espantoso. Reagan gana las elecciones en lo que en Estados Unidos se considera el fin de la era de "gobierno grande", cuando derrota a Jimmy Carter en 1980. Carter se enfrentó como pudo a una crisis que él no había provocado (la estanflación de la segunda mitad de los setenta), con la Reserva Federal tratando de apagar el fuego a base provocar una recesión aposta. En cierto sentido, las elecciones de 1980 eran unas elecciones que el candidato demócrata no podía ganar nunca.
El mismo año en que Reagan triunfa, Thatcher derrotaba al pobre James Callaghan, que "murió" arrollado por la misma crisis y los inefables sindicatos británicos. Otra amante del libre mercado. Otro signo del triunfo del nuevo liberalismo. Lo mismo sucedió en Alemania, con el SPD cayendo en 1982 cuando el FDP decidió retirarles su apoyo, y Kohl procedió a arrasar en las siguientes elecciones.
¿Parece obvio, no? No tan rápido. La crisis de finales de los setenta se llevó por delante a otros gobiernos. En Francia, a los Gaullistas, llevando a los socialistas bajo Mitterrand al poder por primera vez. En Italia, la democracia cristiana tuvo que ceder el control del gobierno por primera vez. En España, los socialistas aplastaron al partido que había sido arquitecto de la transición. En Austria, los gobiernos de coalición (proporz) dejan de ser viables en 1983. Y podría seguir, señalando gobiernos que caen tanto hacia la izquierda como la derecha.
Lo cierto es que los votantes son a la vez mucho menos sofisticados de lo que muchos sesudos analistas decimos, y muchísimo más expeditivos de lo que parece. Los ciudadanos, en general, no son demasiado buenos analizando quién tiene la culpa de una crisis; es relativamente obvio que la recesión de principios de los ochenta no tenía nada (o bien poco) que ver con Valéry Giscard d'Estaing, pero los franceses lo defenestraron igualmente. Si las cosas van mal, el político se va, y punto. No hay demasiado que analizar en algunas elecciones; los votantes gastan de racionalidad limitada.
Dicho en otras palabras: pobre del político que esté en el poder cuando las cosas van mal, tenga o no la culpa. Como comenta Larry Bartels en un célebre artículo, el electorado te echará la culpa de los ataques de tiburones, aunque no tengas nada que ver.
¿Existe, por tanto, el candidato perfecto? Si y no. Un buen candidato que hace una buena campaña y debate bien te puede dar un poco de apoyo adicional, pero si el votante medio está cabreado, eso no tiene puñetera importancia. Te echaran a tí, a tu partido y a todo aquel que esté remótamente cerca a un cargo político y haya cometido el pecado de militar en tu organización. No perderás sólo la Moncloa, el Eliseo, la Casa Blanca o Downing Street; tu partido se llevará un repaso en ciudades, estados, autonomías y en las asociaciones de padres de alumnos si hace falta. Todo tu clan va a recibir el tratamiento; un correctivo estilo revolución Reagan, New Deal, o lo que toque y una estancia larga y aterredora en un sitio frío y oscuro llamado oposición.
Debemos evitar, por tanto, dar un significado demasiado inflado a los resultados electorales. Más que un cambio de mentalidad, lo que vemos acostumbra a ser un jefe cabreado echándole una bronca monumental a un mal empleado. Los giros ideológicos tienen a menudo más de autojustificación que de decisión racional y lógica.
Estos días veremos muchos políticos tratando de convencer a sus votantes (con razón) que lo sucedido no es culpa suya (España siendo un caso estelar de un gobierno que había hecho los deberes y le pillará el toro si no espabila); si no se explican bien (y no es fácil) acabarán en la calle. Algo que de hecho es de hecho bastante raciona por parte de los votantes: ¿a quién van a creer, sus ojos o las justificaciones desesperadas del ministro de economía?
Buena suerte a los premiados con esta crisis económica. La culpa es de unos pocos (Blair, Bush y los republicanos, y la verdad, pocos políticos más) y se llevará por delante a bastantes más.
No lo voy a negar; he dicho cosas de este estilo en el pasado. Vale la pena recordar, sin embargo, cuándo "nace" esta hegemonía republicana que ha acabado dando un resultado tan espantoso. Reagan gana las elecciones en lo que en Estados Unidos se considera el fin de la era de "gobierno grande", cuando derrota a Jimmy Carter en 1980. Carter se enfrentó como pudo a una crisis que él no había provocado (la estanflación de la segunda mitad de los setenta), con la Reserva Federal tratando de apagar el fuego a base provocar una recesión aposta. En cierto sentido, las elecciones de 1980 eran unas elecciones que el candidato demócrata no podía ganar nunca.
El mismo año en que Reagan triunfa, Thatcher derrotaba al pobre James Callaghan, que "murió" arrollado por la misma crisis y los inefables sindicatos británicos. Otra amante del libre mercado. Otro signo del triunfo del nuevo liberalismo. Lo mismo sucedió en Alemania, con el SPD cayendo en 1982 cuando el FDP decidió retirarles su apoyo, y Kohl procedió a arrasar en las siguientes elecciones.
¿Parece obvio, no? No tan rápido. La crisis de finales de los setenta se llevó por delante a otros gobiernos. En Francia, a los Gaullistas, llevando a los socialistas bajo Mitterrand al poder por primera vez. En Italia, la democracia cristiana tuvo que ceder el control del gobierno por primera vez. En España, los socialistas aplastaron al partido que había sido arquitecto de la transición. En Austria, los gobiernos de coalición (proporz) dejan de ser viables en 1983. Y podría seguir, señalando gobiernos que caen tanto hacia la izquierda como la derecha.
Lo cierto es que los votantes son a la vez mucho menos sofisticados de lo que muchos sesudos analistas decimos, y muchísimo más expeditivos de lo que parece. Los ciudadanos, en general, no son demasiado buenos analizando quién tiene la culpa de una crisis; es relativamente obvio que la recesión de principios de los ochenta no tenía nada (o bien poco) que ver con Valéry Giscard d'Estaing, pero los franceses lo defenestraron igualmente. Si las cosas van mal, el político se va, y punto. No hay demasiado que analizar en algunas elecciones; los votantes gastan de racionalidad limitada.
Dicho en otras palabras: pobre del político que esté en el poder cuando las cosas van mal, tenga o no la culpa. Como comenta Larry Bartels en un célebre artículo, el electorado te echará la culpa de los ataques de tiburones, aunque no tengas nada que ver.
¿Existe, por tanto, el candidato perfecto? Si y no. Un buen candidato que hace una buena campaña y debate bien te puede dar un poco de apoyo adicional, pero si el votante medio está cabreado, eso no tiene puñetera importancia. Te echaran a tí, a tu partido y a todo aquel que esté remótamente cerca a un cargo político y haya cometido el pecado de militar en tu organización. No perderás sólo la Moncloa, el Eliseo, la Casa Blanca o Downing Street; tu partido se llevará un repaso en ciudades, estados, autonomías y en las asociaciones de padres de alumnos si hace falta. Todo tu clan va a recibir el tratamiento; un correctivo estilo revolución Reagan, New Deal, o lo que toque y una estancia larga y aterredora en un sitio frío y oscuro llamado oposición.
Debemos evitar, por tanto, dar un significado demasiado inflado a los resultados electorales. Más que un cambio de mentalidad, lo que vemos acostumbra a ser un jefe cabreado echándole una bronca monumental a un mal empleado. Los giros ideológicos tienen a menudo más de autojustificación que de decisión racional y lógica.
Estos días veremos muchos políticos tratando de convencer a sus votantes (con razón) que lo sucedido no es culpa suya (España siendo un caso estelar de un gobierno que había hecho los deberes y le pillará el toro si no espabila); si no se explican bien (y no es fácil) acabarán en la calle. Algo que de hecho es de hecho bastante raciona por parte de los votantes: ¿a quién van a creer, sus ojos o las justificaciones desesperadas del ministro de economía?
Buena suerte a los premiados con esta crisis económica. La culpa es de unos pocos (Blair, Bush y los republicanos, y la verdad, pocos políticos más) y se llevará por delante a bastantes más.
viernes, octubre 24, 2008
Diseñando el candidato perfecto
Tantas elecciones americanas y tanto encendido elogio de Obama estos días me han generado una pregunta: ¿Qué virtudes y características debería tener el candidato perfecto?
Sí, ya sé. El candidato perfecto no existe. No es sólo una criatura imaginaria, sino que además no es un ente único, estable e inmutable. Hay elecciones que uno no puede ganar nunca; el PSOE no habría ganado en el 2000 ni con Pericles como candidato, sin ir más lejos. Más allá de eso, hay épocas y años. Blair tenía la edad perfecta en 1997 para barrer a los conservadores; Bob Dole, a pesar de ser un tipo estupendo, era el peor candidato posible contra Clinton en 1996. Por añadido, las virtudes (y agenda) de los candidatos varían mucho en su valoración según el país; Bush nunca hubiera ganado unas elecciones en Europa, y Mitterrand nunca jamás llegaría a oler la Casa Blanca en Estados Unidos.
Dejemos de lado estas consideracionesm sin embargo. ¿Que atributos le daríamos al candidato perfecto en unas elecciones democráticas? Si tenéis que "diseñar" con un país en mente, hacedlo pensando en España. Tengo curiosidad para saber qué sale. Lanzo algunas ideas, para empezar. Mañana elaboraré más por qué hago esta pregunta, y por qué creo que es importante, aunque por no de forma totalmente obvia.
Sí, ya sé. El candidato perfecto no existe. No es sólo una criatura imaginaria, sino que además no es un ente único, estable e inmutable. Hay elecciones que uno no puede ganar nunca; el PSOE no habría ganado en el 2000 ni con Pericles como candidato, sin ir más lejos. Más allá de eso, hay épocas y años. Blair tenía la edad perfecta en 1997 para barrer a los conservadores; Bob Dole, a pesar de ser un tipo estupendo, era el peor candidato posible contra Clinton en 1996. Por añadido, las virtudes (y agenda) de los candidatos varían mucho en su valoración según el país; Bush nunca hubiera ganado unas elecciones en Europa, y Mitterrand nunca jamás llegaría a oler la Casa Blanca en Estados Unidos.
Dejemos de lado estas consideracionesm sin embargo. ¿Que atributos le daríamos al candidato perfecto en unas elecciones democráticas? Si tenéis que "diseñar" con un país en mente, hacedlo pensando en España. Tengo curiosidad para saber qué sale. Lanzo algunas ideas, para empezar. Mañana elaboraré más por qué hago esta pregunta, y por qué creo que es importante, aunque por no de forma totalmente obvia.
- Edad: 42 a 46 años (España sólo ha votado a gente menor de 45 para llegar a Moncloa por primera vez)
- Orador decente, pero no demasiado épico.
- Cierta curiosidad intelectual, pero nada demasiado gafoso. Para ministros poetas, Francia.
- Personalidad esencialmente sobria, no demasiado estridente.
- Cierta tendencia a hablar demasiado; propenso a ser "cazado" siendo más honesto de la cuenta.
- Poco patriotero; orgulloso de ser español en el sentido que es un milagro que las cosas vayan tan bien, no por nada cultural o histórico.
- Sanchopancista; el electorado español no valora demasiado a los quijotes.
No sé si este señor sería un buen candidato, la verdad.
miércoles, octubre 22, 2008
Sobre la maldad de los métodos
Al hablar de ciencias sociales, es casi inevitable acabar hablando de metodología. No importa la disciplina en que andemos metidos, el sujeto de estudio siempre son sistemas extraordinariamente complejos, con miles de interacciones incuantificables, personitas con ideas raras y condiciones sociales e históricas que pueden tener influencia o no en lo que estamos viendo. Es obvio que cualquier explicación será un simplificación, no importa lo detallada que sea.
Alberto Garzón el otro día recibía al pelotón neoprog como nos merecemos: con una crítica de bienvenida. Y ya que andamos en ciencias sociales, la crítica es metodológica, no sobre contenidos. Es una buena crítica, aunque me parece que equivocada. Veamos por qué.
La base de su crítica es que la aproximación metodológica preferida de Citoyen y un servidor (el individualismo metodólogico) es básicamente malvada. Thatcherita, digamos; no cree en la sociedad y tiene como base de sus estudios a los individuos, no a los grupos o ideas.
Empezaremos por la mayor, el individualismo metodológico. Es el método que utilizo más a menudo escribiendo por aquí, pero eso no quiere decir gran cosa. De hecho, es una prueba de vagancia más que de rigor intelectual estricto.
En ciencias sociales, como en política, soy un firme creyente en la idea que el problema determina nuestras herramientas, y no lo contrario. Según nuestro objeto de estudio y nuestra pregunta de investigación, utilizaremos un método o utilizaremos otro, sin tener demasiados reparos de usar un martillo en vez de un destornillador si esa es la solución más adecuada.
Un ejemplo claro es cuando he hablado de voto (estos días, más por Barras y Estrellas que por aquí fuera). En unas elecciones generales uno puede explicar algunas cosas a golpe de elección racional y teoría de juegos, como la estrategia de los partidos bajo ciertas condiciones muy limitadas (¡carritos de helado!) o algunos aspectos de cómo los partidos deciden su programa, pero no ir demasiado más allá.
Sin embargo, cuando uno intenta predecir resultados o explicar por qué alguien ha ganado o ha perdido, hablar de teoría estratégica individualmente es casi siempre totalmente absurdo. Tenemos 125 millones de tipos decidiendo según sus preferencias, siguiendo una variedad de métodos, criterios y esquemas mentales y sociales totalmente imposible de delimitar. Con muy pocas excepciones (poquísimas; el voto estratégico es básicamente un mito) es mejor ir al bulto, hacer estudios estadísticos macro y pelearse con modelos menos basados en mecanismos y más basados en tipos de votantes, grupos, preferencias, condiciones sociales, etcétera, etcétera.
La explicación es distinta, y no da mecanismos causales demasiado elegantes ("si la economía va mal y la mayoría de votantes piensan que el país va a peor, el partido en el gobierno pierde"), pero uno puede dar buenas explicaciones, y de hecho predecir resultados electorales de forma bastante efectiva. Uno puede hablar de arreglos institucionales a largo plazo (como la existencia de estados de bienestar en algunos sitios) hablando de estrategias políticas, pero explicar con elección racional el voto individual (o agregado) es absurdo.
Hay otros problemas que exigen una aproximación estrictamente empírica. No estamos hablando de formación de preferencias o de extrañas disquisiciones tácticas entre políticos; estamos centrados en cosas más simples como averiguar si es cierto que bajar impuestos aumenta la recaudación fiscal a medio-largo plazo. Uno coge los datos, mira unos cuantos casos en que alguien haya bajado los impuestos, y descubre que no; la teoría de Laffer es una tontería. Tenemos una teoría (que parte del individualismo metodológico) y probamos si se cumple en la realidad. No lo hace. Caso cerrado. Es todo cuestión de datos, ordenador, tirar regresiones o variaciones más o menos sofisticadas, y pumba, tenemos una respuesta.
¿Por qué me paso la vida hablando de teoría de juegos? Bueno, dos motivos. Primero, intelectualmente mi cerebro parece funcionar de esa manera. Todas esas tardes jugando al Diplomacia y juegos de estrategia sesudos variados tienen que notarse en algún sitio; me gusta poner actores, darles un fin y unas reglas, y pensar quién gana y quien pierde. No creo, sinceramente, que eso sirva para todo, pero estoy convencido que no hay forma más divertida de buscar respuestas. Y si uno tiene un poco de imaginación, de hecho, requiere bien poco esfuerzo.
Claro, los mecanismos causales que uno se saca de la chistera son eso, historietas; racionalizaciones simplificadas de problemas complejos. Uno tiene que sentarse y confirmarlas, sea a base de estudios de caso detallados, estadística pura o experimentos de laboratorio ominosos; aquí es donde entra la ciencia. Pero eso es para otro día.
Si nos centramos en la teoría de la elección racional, creo firmemente que la gente actúa, en general, de forma racional, tomando decisiones que creen que le harán felices según la información que tienen a mano. Eso no los hace egoistas o asociales; si alguien es feliz haciendo amigos, plantando árboles o salvando a los gnomos de jardín que viven oprimidos, estupendo. Si alguien cree que es racional organizar al proletariado y cantar la internacional, y el resto de obreros le siguen, mi punto de partida es que lo están haciendo es por que son listos y les conviene.
La elección racional no niega nada; básicamente establece como punto de partida que la gente no es tonta. Si alguien está haciendo algo que parece que le perjudica, está metido en algo del estilo de un dilema del prisionero, básicamente están mal informados, los costes de coordinación o transacción son demasiado altos o realmente quieren hacer eso porque mira, les gusta (probablemente porque están mal informados). Qué se le va a hacer. La teoría de juegos no es precisamente rígida.
Cuando hablo de problemas en términos de teoría de juegos o individualismo metodológico no lo hago porque no creo en superestructuras, lucha de clases, la sociedad en general o porque amo el status quo. Es bastante más simple: estoy respondiendo a una pregunta con la herramienta que creo que es la más adecuada. La teoría de la elección racional es un instrumento básicamente atroz para explicar algunas cosas, desde los mecanismos de formación de preferencias (no los de aprendizaje; hay algunas cosas estupendas sobre el tema) a la decisión de voto o los grandes cambios culturales.
El método no conduce a ninguna posición ideológica en especial. Es una herramienta, nada más que eso. Obviamente, el hecho que sea neutral no implica que no introduzca algo de sesgo (cuando uno sólo tiene un martillo, todos los problemas son clavos), pero no la hace necesariamente malvada, siempre que uno entienda sus limitaciones. Si quiero explicar ideas más generales, como si decidir si el concepto de clase social es válido a estas alturas (lo es, pero no en el sentido marxista del término), usaré otras herramientas. Uno no intenta calcular distancias usando un termómetro, al fin y al cabo.
A todo esto, y ya que saca la nacionalización de la banca y como fui incapaz de predecirla con mis maravillosos métodos, bueno, si, es cierto, pero no del todo (hace un año ya decía que era un problema muy, muy serio). No soy economista, al fin y al cabo. Pero soy perfectamente de explicar por qué es necesaria, sabiendo lo que sé ahora, y no sabía entonces. Si quiere cuestionar la ciencia económica en general, meterse conmigo es fácil; soy un piltrafilla de cuarta. Que le vaya a vacilar a Roubini o Stiglitz, si quiere, que si hablaban de ello desde hacía años.
Oh, y ya que estamos: la economía actual tiene explicaciones más que satisfactorias y muy bien fundamentadas sobre el aumento de la desigualdad (decisiones políticas; la derecha ganando elecciones. Larry Bartels lo dice), el subdesarrollo (montones de explicaciones; esta es la más extendida ahora) o la evolución de los precios en bolsa (a corto, no existe; es totalmente aleatorio. A medio, hay modelos de aprendizaje estupendos. A largo, es cuestión de tecnología). Sobre el consumismo, eso es cuestión de cultura, no economía; me parece que por aquí nos resignamos a aceptar que a la gente le gusta tener cacharros.
Alberto Garzón el otro día recibía al pelotón neoprog como nos merecemos: con una crítica de bienvenida. Y ya que andamos en ciencias sociales, la crítica es metodológica, no sobre contenidos. Es una buena crítica, aunque me parece que equivocada. Veamos por qué.
La base de su crítica es que la aproximación metodológica preferida de Citoyen y un servidor (el individualismo metodólogico) es básicamente malvada. Thatcherita, digamos; no cree en la sociedad y tiene como base de sus estudios a los individuos, no a los grupos o ideas.
Empezaremos por la mayor, el individualismo metodológico. Es el método que utilizo más a menudo escribiendo por aquí, pero eso no quiere decir gran cosa. De hecho, es una prueba de vagancia más que de rigor intelectual estricto.
En ciencias sociales, como en política, soy un firme creyente en la idea que el problema determina nuestras herramientas, y no lo contrario. Según nuestro objeto de estudio y nuestra pregunta de investigación, utilizaremos un método o utilizaremos otro, sin tener demasiados reparos de usar un martillo en vez de un destornillador si esa es la solución más adecuada.
Un ejemplo claro es cuando he hablado de voto (estos días, más por Barras y Estrellas que por aquí fuera). En unas elecciones generales uno puede explicar algunas cosas a golpe de elección racional y teoría de juegos, como la estrategia de los partidos bajo ciertas condiciones muy limitadas (¡carritos de helado!) o algunos aspectos de cómo los partidos deciden su programa, pero no ir demasiado más allá.
Sin embargo, cuando uno intenta predecir resultados o explicar por qué alguien ha ganado o ha perdido, hablar de teoría estratégica individualmente es casi siempre totalmente absurdo. Tenemos 125 millones de tipos decidiendo según sus preferencias, siguiendo una variedad de métodos, criterios y esquemas mentales y sociales totalmente imposible de delimitar. Con muy pocas excepciones (poquísimas; el voto estratégico es básicamente un mito) es mejor ir al bulto, hacer estudios estadísticos macro y pelearse con modelos menos basados en mecanismos y más basados en tipos de votantes, grupos, preferencias, condiciones sociales, etcétera, etcétera.
La explicación es distinta, y no da mecanismos causales demasiado elegantes ("si la economía va mal y la mayoría de votantes piensan que el país va a peor, el partido en el gobierno pierde"), pero uno puede dar buenas explicaciones, y de hecho predecir resultados electorales de forma bastante efectiva. Uno puede hablar de arreglos institucionales a largo plazo (como la existencia de estados de bienestar en algunos sitios) hablando de estrategias políticas, pero explicar con elección racional el voto individual (o agregado) es absurdo.
Hay otros problemas que exigen una aproximación estrictamente empírica. No estamos hablando de formación de preferencias o de extrañas disquisiciones tácticas entre políticos; estamos centrados en cosas más simples como averiguar si es cierto que bajar impuestos aumenta la recaudación fiscal a medio-largo plazo. Uno coge los datos, mira unos cuantos casos en que alguien haya bajado los impuestos, y descubre que no; la teoría de Laffer es una tontería. Tenemos una teoría (que parte del individualismo metodológico) y probamos si se cumple en la realidad. No lo hace. Caso cerrado. Es todo cuestión de datos, ordenador, tirar regresiones o variaciones más o menos sofisticadas, y pumba, tenemos una respuesta.
¿Por qué me paso la vida hablando de teoría de juegos? Bueno, dos motivos. Primero, intelectualmente mi cerebro parece funcionar de esa manera. Todas esas tardes jugando al Diplomacia y juegos de estrategia sesudos variados tienen que notarse en algún sitio; me gusta poner actores, darles un fin y unas reglas, y pensar quién gana y quien pierde. No creo, sinceramente, que eso sirva para todo, pero estoy convencido que no hay forma más divertida de buscar respuestas. Y si uno tiene un poco de imaginación, de hecho, requiere bien poco esfuerzo.
Claro, los mecanismos causales que uno se saca de la chistera son eso, historietas; racionalizaciones simplificadas de problemas complejos. Uno tiene que sentarse y confirmarlas, sea a base de estudios de caso detallados, estadística pura o experimentos de laboratorio ominosos; aquí es donde entra la ciencia. Pero eso es para otro día.
Si nos centramos en la teoría de la elección racional, creo firmemente que la gente actúa, en general, de forma racional, tomando decisiones que creen que le harán felices según la información que tienen a mano. Eso no los hace egoistas o asociales; si alguien es feliz haciendo amigos, plantando árboles o salvando a los gnomos de jardín que viven oprimidos, estupendo. Si alguien cree que es racional organizar al proletariado y cantar la internacional, y el resto de obreros le siguen, mi punto de partida es que lo están haciendo es por que son listos y les conviene.
La elección racional no niega nada; básicamente establece como punto de partida que la gente no es tonta. Si alguien está haciendo algo que parece que le perjudica, está metido en algo del estilo de un dilema del prisionero, básicamente están mal informados, los costes de coordinación o transacción son demasiado altos o realmente quieren hacer eso porque mira, les gusta (probablemente porque están mal informados). Qué se le va a hacer. La teoría de juegos no es precisamente rígida.
Cuando hablo de problemas en términos de teoría de juegos o individualismo metodológico no lo hago porque no creo en superestructuras, lucha de clases, la sociedad en general o porque amo el status quo. Es bastante más simple: estoy respondiendo a una pregunta con la herramienta que creo que es la más adecuada. La teoría de la elección racional es un instrumento básicamente atroz para explicar algunas cosas, desde los mecanismos de formación de preferencias (no los de aprendizaje; hay algunas cosas estupendas sobre el tema) a la decisión de voto o los grandes cambios culturales.
El método no conduce a ninguna posición ideológica en especial. Es una herramienta, nada más que eso. Obviamente, el hecho que sea neutral no implica que no introduzca algo de sesgo (cuando uno sólo tiene un martillo, todos los problemas son clavos), pero no la hace necesariamente malvada, siempre que uno entienda sus limitaciones. Si quiero explicar ideas más generales, como si decidir si el concepto de clase social es válido a estas alturas (lo es, pero no en el sentido marxista del término), usaré otras herramientas. Uno no intenta calcular distancias usando un termómetro, al fin y al cabo.
A todo esto, y ya que saca la nacionalización de la banca y como fui incapaz de predecirla con mis maravillosos métodos, bueno, si, es cierto, pero no del todo (hace un año ya decía que era un problema muy, muy serio). No soy economista, al fin y al cabo. Pero soy perfectamente de explicar por qué es necesaria, sabiendo lo que sé ahora, y no sabía entonces. Si quiere cuestionar la ciencia económica en general, meterse conmigo es fácil; soy un piltrafilla de cuarta. Que le vaya a vacilar a Roubini o Stiglitz, si quiere, que si hablaban de ello desde hacía años.
Oh, y ya que estamos: la economía actual tiene explicaciones más que satisfactorias y muy bien fundamentadas sobre el aumento de la desigualdad (decisiones políticas; la derecha ganando elecciones. Larry Bartels lo dice), el subdesarrollo (montones de explicaciones; esta es la más extendida ahora) o la evolución de los precios en bolsa (a corto, no existe; es totalmente aleatorio. A medio, hay modelos de aprendizaje estupendos. A largo, es cuestión de tecnología). Sobre el consumismo, eso es cuestión de cultura, no economía; me parece que por aquí nos resignamos a aceptar que a la gente le gusta tener cacharros.
martes, octubre 21, 2008
Banquero listo al mundo: "¡a la mierda!"
Vía Ezra Klein, la carta de despedida de Andrew Ladhe, presidente de un fondo de inversión que ha hecho una burrada de millones estos últimos años vendiendo en corto acciones de todos los idiotas que apostaron por las hipotecas basura. Apostó que todo era un castillo de naipes, y acertó. Ahora rico, convencido de su superioridad moral e intelectual y forrado de pasta, el tipo se despide del negocio con una carta en el Financial Times.
¿El resultado? El equivalente en letra impresa de un tipo borracho en un ataque de euforia y schadenfreude meando sobre tu tumba. Espectacular:
¿El resultado? El equivalente en letra impresa de un tipo borracho en un ataque de euforia y schadenfreude meando sobre tu tumba. Espectacular:
Recently, on the front page of Section C of the Wall Street Journal, a hedge fund manager who was also closing up shop (a $300 million fund), was quoted as saying, “What I have learned about the hedge fund business is that I hate it.” I could not agree more with that statement. I was in this game for the money. The low hanging fruit, i.e. idiots whose parents paid for prep school, Yale, and then the Harvard MBA, was there for the taking. These people who were (often) truly not worthy of the education they received (or supposedly received) rose to the top of companies such as AIG, Bear Stearns and Lehman Brothers and all levels of our government. All of this behavior supporting the Aristocracy only ended up making it easier for me to find people stupid enough to take the other side of my trades. God bless America.
There are far too many people for me to sincerely thank for my success. However, I do not want to sound like a Hollywood actor accepting an award. The money was reward enough. Furthermore, the endless list of those deserving thanks know who they are.
lunes, octubre 20, 2008
Por qué uno debe nacionalizar en serio
El otro día comentaba el hecho que Estados Unidos no ha nacionalizado los bancos demasiado serio: sí, compran acciones, pero el gobierno federal renunciaba a tener voz y voto en las entidades intervenidas.
Alemania no tiene estas manías, y se nota. Si eres el dirigente de un banco que ha sido lo suficiente incompetente para que te nacionalicen, tu salario será limitado por el nuevo accionista de referencia a 500.000 euros al año (¡corregido!).
Políticamente, es una medida encantadora; los contribuyentes tienen la capacidad de castigar a los directivos que les han obligado a gastar dinero a espuertas. Lo que se tiene que ver, sin embargo, es si esto tiene esto sentido desde un punto de vista económico.
Algunos críticos han comentado que estas limitaciones crearán un problema añadido a los bancos, que tendrán problemas graves para retener a sus dirigentes más cualificados. En vista del "éxito" de los gerifaltes de la banca hasta ahora, sin embargo, casi mejor que se vayan; si uno no puede vivir con medio millón de euros al año después de cagarla de esa manera, el estado de hecho los tendría que embardunar con brea, cubrirlos de plumas y pasearlos en la plaza pública para mofa y escarnio de la población en general.
Por añadido los dirigentes que se queden (o substituyan a los muchos presidentes y gerentes generales que el gobierno alemán ha defenestrado) tienen un poderoso incentivo ahora para hacer las cosas bien. Un sueldo de medio millón de euros es bueno, pero por debajo de lo que un banquero espera; en cuanto el gobierno alemán venda sus acciones cuando el banco esté sano, sin embargo, ese límite desaparece. Como antes resuciten el banco, antes volverán a tener sus viejos sueldos monstruosos que están todos anhelando.
Sí, quizás algún potencial banquero quizás no acepte un curro que le obligue a ser "pobre" un par de años. Casi mejor: queremos a gente con paciencia en el sector financiero, no esta especie de histéricos bipolares que hemos sufrido estos años. Que sea el estado el que tenga que salvar al capitalismo de su cultura del pelotazo es, como mínimo, curioso, pero esa es otra historia.
A todo esto, estos días se han oído bastantes halagos a España y su situación en esta crisis. Cuando el Santander anunció que compraba el Sovereign Bank, algunos comentaristas han señalado (con razón) la muy conservadora regulación bancaria española era de hecho una buena idea; los bancos tienen una salud envidiable.
Alemania no tiene estas manías, y se nota. Si eres el dirigente de un banco que ha sido lo suficiente incompetente para que te nacionalicen, tu salario será limitado por el nuevo accionista de referencia a 500.000 euros al año (¡corregido!).
Políticamente, es una medida encantadora; los contribuyentes tienen la capacidad de castigar a los directivos que les han obligado a gastar dinero a espuertas. Lo que se tiene que ver, sin embargo, es si esto tiene esto sentido desde un punto de vista económico.
Algunos críticos han comentado que estas limitaciones crearán un problema añadido a los bancos, que tendrán problemas graves para retener a sus dirigentes más cualificados. En vista del "éxito" de los gerifaltes de la banca hasta ahora, sin embargo, casi mejor que se vayan; si uno no puede vivir con medio millón de euros al año después de cagarla de esa manera, el estado de hecho los tendría que embardunar con brea, cubrirlos de plumas y pasearlos en la plaza pública para mofa y escarnio de la población en general.
Por añadido los dirigentes que se queden (o substituyan a los muchos presidentes y gerentes generales que el gobierno alemán ha defenestrado) tienen un poderoso incentivo ahora para hacer las cosas bien. Un sueldo de medio millón de euros es bueno, pero por debajo de lo que un banquero espera; en cuanto el gobierno alemán venda sus acciones cuando el banco esté sano, sin embargo, ese límite desaparece. Como antes resuciten el banco, antes volverán a tener sus viejos sueldos monstruosos que están todos anhelando.
Sí, quizás algún potencial banquero quizás no acepte un curro que le obligue a ser "pobre" un par de años. Casi mejor: queremos a gente con paciencia en el sector financiero, no esta especie de histéricos bipolares que hemos sufrido estos años. Que sea el estado el que tenga que salvar al capitalismo de su cultura del pelotazo es, como mínimo, curioso, pero esa es otra historia.
A todo esto, estos días se han oído bastantes halagos a España y su situación en esta crisis. Cuando el Santander anunció que compraba el Sovereign Bank, algunos comentaristas han señalado (con razón) la muy conservadora regulación bancaria española era de hecho una buena idea; los bancos tienen una salud envidiable.
viernes, octubre 17, 2008
Aventuras en la banca mundial: ¡ Zombies!
Los gobiernos del todo el mundo han descubierto su nueva pasión: la exploración de misteriosas bóvedas bancarias. Con cientos de funcionarios entrando y explorando los cavernosos libros de contabilidad de las entidades financieras vía nacionalización, es hora de empezar a repasar qué podemos esperar después de todo este ruido y furia.
Para empezar, parece que el mercado de crédito está volviendo lentamente (demasiado lentamente) al mundo de los vivos. Los tipos de interés en el sistema interbancario están bajando lentamente, las bolsas están recuperando el pulso (siguen nerviosas y aún nadie les ha hablado que estamos en una recesión... silencio) y parece que las cosas se han calmado un poco.
¿El peligro ya ha pasado, entonces? La verdad, no. Ni por asomo. Empecemos por echarle un vistazo a lo que hacen los bancos con el dinero que han recibido en Estados Unidos. La nacionalización parcial americana es de hecho sólo una aportación de capital; las acciones que el Tesoro ha comprado no tienen derecho a voto. Eso significa que los bancos están relativamente seguros, pero no tienen ningún incentivo real para echar a andar. El patio no está para riesgos, y el gobierno les mantiene a flote.
El resultado es predecible; los bancos se han ido a su rincón con su manta de seguridad preferida y se han quedado ahí, sin hacer nada. Tienen capital, pero no tienen a ningún accionista que puede empujarles a utilizarlo. La economía está camino de la recesión, de todos modos. El riesgo en el sistema financiero es que los bancos en Estados Unidos se comporten como lo hicieron los bancos japonenes en los noventa; utilizando la precisa terminología de Brad Delong, el ataque de los bancos Zombie. Entidades seguras, gracias a un cheque en blanco de inyecciones públicas de capital, pero totalmente apáticas y sin el más mínimo ánimo de poner dinero en ningún sitio, ya que la economía anda en recesión, y no creen que les dará ningún beneficio.
En (casi toda) Europa, los gobiernos han entrado en los bancos con voz y voto; en teoría, eso debería evitar que esto suceda, a costa de tener a políticos empujando a los bancos a hacer banca populachera. En Estados Unidos, veremos poco.
Por cierto, la economía está en recesión por aquí, eso no lo duda casi nadie. Producción industrial en descenso, menos ventas al por menor... La crisis financiera ha sido el prólogo. Veremos qué sucede ahora.
Para empezar, parece que el mercado de crédito está volviendo lentamente (demasiado lentamente) al mundo de los vivos. Los tipos de interés en el sistema interbancario están bajando lentamente, las bolsas están recuperando el pulso (siguen nerviosas y aún nadie les ha hablado que estamos en una recesión... silencio) y parece que las cosas se han calmado un poco.
¿El peligro ya ha pasado, entonces? La verdad, no. Ni por asomo. Empecemos por echarle un vistazo a lo que hacen los bancos con el dinero que han recibido en Estados Unidos. La nacionalización parcial americana es de hecho sólo una aportación de capital; las acciones que el Tesoro ha comprado no tienen derecho a voto. Eso significa que los bancos están relativamente seguros, pero no tienen ningún incentivo real para echar a andar. El patio no está para riesgos, y el gobierno les mantiene a flote.
El resultado es predecible; los bancos se han ido a su rincón con su manta de seguridad preferida y se han quedado ahí, sin hacer nada. Tienen capital, pero no tienen a ningún accionista que puede empujarles a utilizarlo. La economía está camino de la recesión, de todos modos. El riesgo en el sistema financiero es que los bancos en Estados Unidos se comporten como lo hicieron los bancos japonenes en los noventa; utilizando la precisa terminología de Brad Delong, el ataque de los bancos Zombie. Entidades seguras, gracias a un cheque en blanco de inyecciones públicas de capital, pero totalmente apáticas y sin el más mínimo ánimo de poner dinero en ningún sitio, ya que la economía anda en recesión, y no creen que les dará ningún beneficio.
En (casi toda) Europa, los gobiernos han entrado en los bancos con voz y voto; en teoría, eso debería evitar que esto suceda, a costa de tener a políticos empujando a los bancos a hacer banca populachera. En Estados Unidos, veremos poco.
Por cierto, la economía está en recesión por aquí, eso no lo duda casi nadie. Producción industrial en descenso, menos ventas al por menor... La crisis financiera ha sido el prólogo. Veremos qué sucede ahora.
jueves, octubre 16, 2008
Una imagen
miércoles, octubre 15, 2008
Neoprogs : la nueva vieja izquierda
Estos días un servidor y un nutrido pelotón de gafosos progresistas con demasiado tiempo libre lanzamos un nuevo proyecto: neoprogs.
Dios mío, pensaréis. Lo que internet necesita ahora mismo, otro agregador. Porque no hay suficientes sitios donde la gente se reúne para enviar al resto del mundo a parir. Bueno, cierta razón tienen, pero la cuestión es, neoprogs pretende ser un agregador un poco distinto.
Para empezar, somos progresistas. Nuestra agenda, en general, es redistributiva; defendemos la igualdad de oportunidades y la intervención estatal bien entendida, pero no sólo somos eso.
No creemos que los mercados son un ente esencialmente malvado, o que el capitalismo es un sistema pútrido y destructivo. Creemos en la competencia, la ley de la oferta y la demanda y la ciencia económica en general. Eso no nos hace un contubernio de progres moderados que pretenden caer bien a izquierda y derecha, una especie de equidistán de (falsa) izquierda vendidos al capital.
Nuestra idea es más sencilla: somos de izquierdas, pero nos preocupa la realidad. Somos pragmáticos radicales, no por oportunismo político o voluntad de no ofender, sino porque partimos de la firme creencia que las mejores políticas son aquellas que pueden ser implementadas, no las que suenan bien sobre papel. No descartamos ideas por prejuicios o limites teóricos absurdos; sólo nos preocupa si funcionan bien o no. Privatizar no siempre es malo, nacionalizar no siempre es bueno. Uno no puede negar la realidad a base de leyes y regulaciones. No hay nada gratis.
Somos tan pragmáticos, de hecho, que no nos hemos atrevido a parir un manifiesto: todo lo que escribimos es contingente a lo que sabemos ahora, pero no tenemos ningún problema en tirarlo a la basura si se demuestra que estamos equivocados. La idea ha partido de algunos textos, especialmente del magnífico artículo de Citoyen de donde sacamos el nombre de este invento. Citoyen afirma y me acusa de ser la inspiración de su obra mediante este viejo artículo mío. La verdad, no estoy de acuerdo conmigo mismo ya al leer de nuevo ese artículo; ni mi propio texto fundacional me vale.
En fin, añadid Neoprogs a vuestra lista de favoritos. Ahí estamos todos los buenos. ¡Izquierdistas que prestan atención a la realidad, uníos! ¡El mundo nos necesita!
(seguid temiendo a Mr. TED, por cierto. Parece que el rescate no acaba de descongelar el mercado de crédito, al menos por ahora)
Dios mío, pensaréis. Lo que internet necesita ahora mismo, otro agregador. Porque no hay suficientes sitios donde la gente se reúne para enviar al resto del mundo a parir. Bueno, cierta razón tienen, pero la cuestión es, neoprogs pretende ser un agregador un poco distinto.
Para empezar, somos progresistas. Nuestra agenda, en general, es redistributiva; defendemos la igualdad de oportunidades y la intervención estatal bien entendida, pero no sólo somos eso.
No creemos que los mercados son un ente esencialmente malvado, o que el capitalismo es un sistema pútrido y destructivo. Creemos en la competencia, la ley de la oferta y la demanda y la ciencia económica en general. Eso no nos hace un contubernio de progres moderados que pretenden caer bien a izquierda y derecha, una especie de equidistán de (falsa) izquierda vendidos al capital.
Nuestra idea es más sencilla: somos de izquierdas, pero nos preocupa la realidad. Somos pragmáticos radicales, no por oportunismo político o voluntad de no ofender, sino porque partimos de la firme creencia que las mejores políticas son aquellas que pueden ser implementadas, no las que suenan bien sobre papel. No descartamos ideas por prejuicios o limites teóricos absurdos; sólo nos preocupa si funcionan bien o no. Privatizar no siempre es malo, nacionalizar no siempre es bueno. Uno no puede negar la realidad a base de leyes y regulaciones. No hay nada gratis.
Somos tan pragmáticos, de hecho, que no nos hemos atrevido a parir un manifiesto: todo lo que escribimos es contingente a lo que sabemos ahora, pero no tenemos ningún problema en tirarlo a la basura si se demuestra que estamos equivocados. La idea ha partido de algunos textos, especialmente del magnífico artículo de Citoyen de donde sacamos el nombre de este invento. Citoyen afirma y me acusa de ser la inspiración de su obra mediante este viejo artículo mío. La verdad, no estoy de acuerdo conmigo mismo ya al leer de nuevo ese artículo; ni mi propio texto fundacional me vale.
En fin, añadid Neoprogs a vuestra lista de favoritos. Ahí estamos todos los buenos. ¡Izquierdistas que prestan atención a la realidad, uníos! ¡El mundo nos necesita!
(seguid temiendo a Mr. TED, por cierto. Parece que el rescate no acaba de descongelar el mercado de crédito, al menos por ahora)
martes, octubre 14, 2008
Nota sobre finanzas heroicas
A todo esto, ignorad la bolsa estos días (ayer y hoy teníamos la fase maníaca de los mercados; no es una subida demasiado racional) y fijaros en el mercado de crédito. Si hoy empieza a resucitar sí podremos decir que el rescate ha funcionado.
Mi sensación es que al menos en Europa, el plan es básicamente el modelo correcto; saldrá caro a los contribuyentes a corto plazo, pero probablemente bastará para salvar el sistema. En Estados Unidos, Paulson sigue sin atreverse del todo a hacer lo correcto. De momento comprará acciones en bancos, pero sólo los que están sanos; algo que realmente no tiene sentido.
Lo más curioso de todo esto es el hecho que ha sido el gobierno británico el que ha liderado el diseño e implementación de este plan de rescate. Gordon Brown no preside un país que tenga demasiado peso económico real en el mundo, y aunque Londres es un centro financiero importante, la libra esterlina es una divisa básicamente secundaria. El plan Brown, sin embargo, ha acabado siendo seguido por todo el mundo, algo que dice bastante de la inteligencia institucional del tesoro británico.
¿Recordáis eso de liderazgo y procedimiento? Las instituciones americanas dependen mucho del buen hacer de sus jefes para funcionar bien. Paulson es un hombre de Wall Street, y su reacción fue esencialmente dentro del sistema, no fuera de él. La burocracia británica, sin embargo, es una institución reglada, antigua, con una fuerte memoria institucional y una larga experiencia en tratar de salir de desaguidados financieros. En los viejos pasillos de Whitehall alguien andaba desempolvando memorias de crisis victorianas y del periodo de entreguerras, encontrando sabiduría en viejos libros y funcionarios.
La burocracia, ese viejo diablo, a veces es más útil de lo que parece.
Mi sensación es que al menos en Europa, el plan es básicamente el modelo correcto; saldrá caro a los contribuyentes a corto plazo, pero probablemente bastará para salvar el sistema. En Estados Unidos, Paulson sigue sin atreverse del todo a hacer lo correcto. De momento comprará acciones en bancos, pero sólo los que están sanos; algo que realmente no tiene sentido.
Lo más curioso de todo esto es el hecho que ha sido el gobierno británico el que ha liderado el diseño e implementación de este plan de rescate. Gordon Brown no preside un país que tenga demasiado peso económico real en el mundo, y aunque Londres es un centro financiero importante, la libra esterlina es una divisa básicamente secundaria. El plan Brown, sin embargo, ha acabado siendo seguido por todo el mundo, algo que dice bastante de la inteligencia institucional del tesoro británico.
¿Recordáis eso de liderazgo y procedimiento? Las instituciones americanas dependen mucho del buen hacer de sus jefes para funcionar bien. Paulson es un hombre de Wall Street, y su reacción fue esencialmente dentro del sistema, no fuera de él. La burocracia británica, sin embargo, es una institución reglada, antigua, con una fuerte memoria institucional y una larga experiencia en tratar de salir de desaguidados financieros. En los viejos pasillos de Whitehall alguien andaba desempolvando memorias de crisis victorianas y del periodo de entreguerras, encontrando sabiduría en viejos libros y funcionarios.
La burocracia, ese viejo diablo, a veces es más útil de lo que parece.
Para los que se preguntan qué ha hecho Krugman....
Para aquellos que quieran un resumen comprensible, un poco detallado y bien clarito sobre las múltiples aportaciones de Krugman a la teoría económica, esas que le han dado un Nóbel, os doy un par de enlaces. En Marginal Revolution, un excelente resumen sobre sus aportaciones a teoría del comercio (Krugman es un entusiasta globalizador); este articulito en uno de los blogs del NYT añade detalles sobre su brillante modelo de geografía económica. Faltaría añadir su absolutamente maravilloso modelo sobre tormentas monetarias, tan o más influyente que los dos anteriores.
La gran virtud de Krugman ha sido su talento para expresar con modelos extraordinariamente sencillos problemas muy, muy complicados, dándonos un mecanismo causal para fenómenos que parecen no tener demasiado sentido. Es la pura esencia del buen teórico: explicaciones elegantes para problemas muy complejos. Yo de mayor quiere ser como él.
La gran virtud de Krugman ha sido su talento para expresar con modelos extraordinariamente sencillos problemas muy, muy complicados, dándonos un mecanismo causal para fenómenos que parecen no tener demasiado sentido. Es la pura esencia del buen teórico: explicaciones elegantes para problemas muy complejos. Yo de mayor quiere ser como él.
domingo, octubre 12, 2008
Notas sobre rescates
Hay dos clases de rescate financiero sobre la mesa estos días, básicamente:
1. Gordon Brown / europeo general: incluye nacionalización parcial, garantía de préstamos interbancarios, y la posibilidad que los estados que nacionalicen tomen control directo de la entidad intervenida. Por añadido, piden a la Comisión Europea que cambie las normas contables, algo que es un pérdida de tiempo; los mercados no tienen ataques de pánico porque los contables tienen reglas extrañas.
2. Paulson / Estados Unidos: es algo que uno diría es parecido a lo anterior, pero no lo es realmente. Incluye nacionalización parcial, pero no control directo sobre los bancos. El gobierno será accionista, pero sin voz ni voto, algo ligeralmente estúpido: si estás comprando una banco porque estaba gobernado por inútiles, lo mínimo que debe conseguir es la posibilidad de echar a la calle de forma patéticamente humillante a sus directivos. También deja de lado la garantía de los préstamos interbancarios, algo que si bien arriesgado hasta cierto punto, es una herramienta importante para dar confianza a los mercados.
¿Qué estamos viendo? Estados Unidos parece estar cambiando de opinión poco a poco, dejando de lado la básicamente estúpida idea de comprar malos activos. Paulson parece tener problemas graves, sin embargo, de llevar la palabra "nacionalización" a su conclusión lógica, confiando aún que las entidades que crearon el problema pueden llegar a una solución orgánica ellas sólas. Como decía Churchill, uno debe confiar en los americanos: siempre acaban haciendo lo correcto, después de haber probado el resto de opciones.
Mientras tanto, en España, el gobierno garantizará las transacciones y se ofrecerá a comprar activos de calidad, pero sigue sin pensar en nacionalizar. Tienen sus motivos; la salud de los bancos españoles no es ni de lejos tan peligrosa como la de nuestros vecinos. Los datos de Estados Unidos, por cierto, son peores de lo que parecen; el problema aquí no es el sistema bancario unicamente, sino el amplio zoológico financiero (desde fondos de inversión a aseguradoras) asociado, y el hecho que han "exportado" muchos de su problemas y deuda basura al resto del sistema financiero mundial. Si las cosas salen mal en Nueva York y la economía americana se desploma, se llevan por delante a todo el resto.
1. Gordon Brown / europeo general: incluye nacionalización parcial, garantía de préstamos interbancarios, y la posibilidad que los estados que nacionalicen tomen control directo de la entidad intervenida. Por añadido, piden a la Comisión Europea que cambie las normas contables, algo que es un pérdida de tiempo; los mercados no tienen ataques de pánico porque los contables tienen reglas extrañas.
2. Paulson / Estados Unidos: es algo que uno diría es parecido a lo anterior, pero no lo es realmente. Incluye nacionalización parcial, pero no control directo sobre los bancos. El gobierno será accionista, pero sin voz ni voto, algo ligeralmente estúpido: si estás comprando una banco porque estaba gobernado por inútiles, lo mínimo que debe conseguir es la posibilidad de echar a la calle de forma patéticamente humillante a sus directivos. También deja de lado la garantía de los préstamos interbancarios, algo que si bien arriesgado hasta cierto punto, es una herramienta importante para dar confianza a los mercados.
¿Qué estamos viendo? Estados Unidos parece estar cambiando de opinión poco a poco, dejando de lado la básicamente estúpida idea de comprar malos activos. Paulson parece tener problemas graves, sin embargo, de llevar la palabra "nacionalización" a su conclusión lógica, confiando aún que las entidades que crearon el problema pueden llegar a una solución orgánica ellas sólas. Como decía Churchill, uno debe confiar en los americanos: siempre acaban haciendo lo correcto, después de haber probado el resto de opciones.
Mientras tanto, en España, el gobierno garantizará las transacciones y se ofrecerá a comprar activos de calidad, pero sigue sin pensar en nacionalizar. Tienen sus motivos; la salud de los bancos españoles no es ni de lejos tan peligrosa como la de nuestros vecinos. Los datos de Estados Unidos, por cierto, son peores de lo que parecen; el problema aquí no es el sistema bancario unicamente, sino el amplio zoológico financiero (desde fondos de inversión a aseguradoras) asociado, y el hecho que han "exportado" muchos de su problemas y deuda basura al resto del sistema financiero mundial. Si las cosas salen mal en Nueva York y la economía americana se desploma, se llevan por delante a todo el resto.
Efectos de la falta de crédito (I)
Ejemplos de lo que sucede cuando actores económicos pierden su acceso al mercado de crédito: los enterradores en el Reino Unido han avisado al gobierno que no pueden enterrar a los muertos, ya que no pueden obtener dinero a corto plazo para gastos corrientes.
(Vía Paul Krugman: a largo plazo, todos muertos)
(Vía Paul Krugman: a largo plazo, todos muertos)
Empujando la economía
Los políticos hablan y proponen a menudo planes para estimular la economía. Ya sabéis, eso de dar un empujoncito a la demanda agregada o la inversión, sea mediante bajar impuestos o aumentar el gasto público de un modo u otro.
Como en todo, no todos los planes de estímulo son creados iguales. Moody´s publicó no ha hace mucho un estudio detallado sobre las diferentes instrumentos y políticas públicas que un gobernante en Estados Unidos puede implementar; aquí tenéis un resumen:
Como dice en el encabezado, es el retorno en PNB por dólar gastado en rebaja fiscal o gasto público adicional; básicamente cuánto crecimiento económico adicional un político puede producir a base de aumentar el gasto público a corto plazo para amortiguar una recesión.
Algunos comentarios: rebajar impuestos a empresas o rebajar el impuesto de capitales es, como estímulo fiscal, un poco patético. A corto plazo, no añade crecimiento apenas; se está dando más dinero a un segmento de la población que no lo va a gastar de inmediato. Las empresas no tienen problemas para pagar impuestos en una recesión; cuando tienen pérdidas, no están pagando impuestos. Y si el paro es alto y no tienen beneficios, no invierten; la demanda no está ahí.
Si alguien quiere empujar la economía rápidamente, lo que uno tiene que hacer es dar dinero a quien menos tiene, o bien gasto directo en infraestructuras o ayudas a gobiernos locales y estatales.
No creo que Moody´s, por cierto, puedan ser acusados de socialistas o nada parecido. A corto plazo, un poco de Keynes bien entendido ayuda a hacer un recesión más llevadera. Veremos bastante de esto en estos próximos meses, así que cuando alguien pida bajar los impuestos a las empresas, etcétera, echadle a patadas de la conversación: los datos no les dan la razón.
Como en todo, no todos los planes de estímulo son creados iguales. Moody´s publicó no ha hace mucho un estudio detallado sobre las diferentes instrumentos y políticas públicas que un gobernante en Estados Unidos puede implementar; aquí tenéis un resumen:
Como dice en el encabezado, es el retorno en PNB por dólar gastado en rebaja fiscal o gasto público adicional; básicamente cuánto crecimiento económico adicional un político puede producir a base de aumentar el gasto público a corto plazo para amortiguar una recesión.
Algunos comentarios: rebajar impuestos a empresas o rebajar el impuesto de capitales es, como estímulo fiscal, un poco patético. A corto plazo, no añade crecimiento apenas; se está dando más dinero a un segmento de la población que no lo va a gastar de inmediato. Las empresas no tienen problemas para pagar impuestos en una recesión; cuando tienen pérdidas, no están pagando impuestos. Y si el paro es alto y no tienen beneficios, no invierten; la demanda no está ahí.
Si alguien quiere empujar la economía rápidamente, lo que uno tiene que hacer es dar dinero a quien menos tiene, o bien gasto directo en infraestructuras o ayudas a gobiernos locales y estatales.
No creo que Moody´s, por cierto, puedan ser acusados de socialistas o nada parecido. A corto plazo, un poco de Keynes bien entendido ayuda a hacer un recesión más llevadera. Veremos bastante de esto en estos próximos meses, así que cuando alguien pida bajar los impuestos a las empresas, etcétera, echadle a patadas de la conversación: los datos no les dan la razón.
viernes, octubre 10, 2008
Un "pequeño" detalle
He hablado mucho de la crisis estas últimas semanas, y la verdad, me parece que con toda la logorrea técnicista sobre causas, instrumentos financieros y rescates espectaculares no he explicado bien un detalle importante: las consecuencias potenciales de todos estos problemas.
¿La verdad? Si todos estos rescates extraños no funcionan, lo que estamos viendo ahora, la crisis actual, será visto como ese prólogo irrelevante que nadie lee. De hecho es bastante probable que incluso con todos los planes funcionando tan bien como un ministro de finanzas puede desear las cosas vayan a peor, con la recesión alargándose durante meses.
Es realmente difícil dar una sensación de urgencia, ya que los problemas del sector financiero a estas alturas no son demasiado visibles a ras de suelo. A no ser que uno esté intentando comprar un coche o conseguir una hipoteca, es difícil ver que es esto de una "restricción de crédito" y qué significa para la economía. Muchas empresas están sobreviviendo a base de inventario, equilibrios con sus reservas y apretar los dientes, pero nada que pueda durar eternamente. Los bancos y entidades financieras viven de prestar dinero a largo plazo y endeudarse a corto; sin mercado de crédito no pueden hacer nada. Y los bancos no pueden quebrar; los problemas para la economía serían aún peores.
La economía de medio mundo anda paseándose al borde del abismo. Si las cosas no salen bien, la caída será realmente tremebunda. No 1932-1933 horrible (gracias a Keynes y años de experiencia, hay más estabilizadores automáticos y menos dudas sobre qué debemos evitar), pero realmente malo. Los problemas de verdad no han llegado a la economía real; esto se tiene que tomar muy, muy en serio.
Ahora que os he puesto de buen humor, unos cuantos enlaces. Primero, un excelente librillo en PDF sobre la crisis con artículos de muchos economistas que saben lo que hablan (Eichengreen, Alesina, DeLong...); vale la pena repasarlo bien. Segundo, impagable la reacción de Krugman cuando Bush ha anunciado que dará un discurso mañana: "Please go away".
Apenas un 25% de los americanos aprueban la gestión del presidente estos días. Ver su careto botijero en televisión dando un discurso farragoso con ese tono suyo de tomar a todo el mundo por tonto hará más mal que bien. Ugh.
¿La verdad? Si todos estos rescates extraños no funcionan, lo que estamos viendo ahora, la crisis actual, será visto como ese prólogo irrelevante que nadie lee. De hecho es bastante probable que incluso con todos los planes funcionando tan bien como un ministro de finanzas puede desear las cosas vayan a peor, con la recesión alargándose durante meses.
Es realmente difícil dar una sensación de urgencia, ya que los problemas del sector financiero a estas alturas no son demasiado visibles a ras de suelo. A no ser que uno esté intentando comprar un coche o conseguir una hipoteca, es difícil ver que es esto de una "restricción de crédito" y qué significa para la economía. Muchas empresas están sobreviviendo a base de inventario, equilibrios con sus reservas y apretar los dientes, pero nada que pueda durar eternamente. Los bancos y entidades financieras viven de prestar dinero a largo plazo y endeudarse a corto; sin mercado de crédito no pueden hacer nada. Y los bancos no pueden quebrar; los problemas para la economía serían aún peores.
La economía de medio mundo anda paseándose al borde del abismo. Si las cosas no salen bien, la caída será realmente tremebunda. No 1932-1933 horrible (gracias a Keynes y años de experiencia, hay más estabilizadores automáticos y menos dudas sobre qué debemos evitar), pero realmente malo. Los problemas de verdad no han llegado a la economía real; esto se tiene que tomar muy, muy en serio.
Ahora que os he puesto de buen humor, unos cuantos enlaces. Primero, un excelente librillo en PDF sobre la crisis con artículos de muchos economistas que saben lo que hablan (Eichengreen, Alesina, DeLong...); vale la pena repasarlo bien. Segundo, impagable la reacción de Krugman cuando Bush ha anunciado que dará un discurso mañana: "Please go away".
Apenas un 25% de los americanos aprueban la gestión del presidente estos días. Ver su careto botijero en televisión dando un discurso farragoso con ese tono suyo de tomar a todo el mundo por tonto hará más mal que bien. Ugh.
jueves, octubre 09, 2008
Abofeteando a los mercados (III)
De todos los programas, reformas, inventos e instrumentos exóticos que los gobiernos están pariendo para tratar de resucitar el paciente financiero, no hay ninguno más fascinante que el cacharro creado por los americanos para atacar el problema. Antes de construir esta legislación digna del Doctor Franz de Copenhagen, los legisladores ya se divirtieron estrellándose contra el barroco sistema legislativo americano, así que el engendro tuvo que ser adornado de forma extensiva para que llegara a buen puerto.
Lo más divertido del plan americano es que no es una solución al problema; son básicamente tres o cuatro. Como buen programa diseñado por comité, la ley tiene un presupuesto, un montón de ideas atadas de mala manera, y una forma simple y sencilla de decidir cómo aplicarlas: pasarle la pelota al Departamento del Tesoro, y resignarse a que ellos decidan. Eso puede ser bueno, ya que permite una respuesta flexible, o malo, si el tesoro sigue con esa alegre tradición de la administración Bush de escoger la peor herramienta posible. Veamos qué herramientas financieras tiene Paulson y su equipo a su disposición, y cuál podemos esperar ver en acción.
1a. Comprar activos tóxicos:
Los bancos americanos, igual que los británicos, están (en teoría) cargaditos de deuda mala. Digo en teoría porque nadie sabe dónde narices anda esa deuda mala; parte del problema es que los bancos no sólo la han esparcido en paquetes raros, sino que ademas han creado una auténtica orgía de instrumentos bastante incomprensibles que se apoyan en esa deuda que nadie sabe donde está. Una especie de pirámide financiera invertida que está cayéndose a pedazos.
La idea inicial de Paulson era ir a los bancos y comprar esa deuda mala. En teoría, los bancos se sacarían el peso de encima, los instrumentos raros volverían a tener valor, y la confianza en los mercados volvería. El problema, claro está, es a qué precio el gobierno compra la deuda; si la compra por cuatro duros, los bancos tienen que comerse un montón de pérdidas, y corren el riesgo de quiebra. Si la compran demasiado cara, tenemos a los contribuyentes subvencionando alegremente a los bancos comprando basura a precio de oro, sin poder recuperar el dinero gastado. Nadie sabe el valor de esos activos, ya que nadie los está comprando; no es un problema fácil.
Por añadido, esto funciona si los mercados tienen problemas de liquidez, de falta de confianza, y no de solvencia. A mediados del año pasado, cuando todo esto empezó a salirse de madre, mi teoría era que cuestión de confianza. Ahora mismo, me temo que es solvencia. Los bancos han creado tantísimos instrumentos derivados sobre deuda mala que es probable que el apalancamiento de los bancos sean insostenibles; no importa si la deuda mala es limpiada milagrosamente, es perfectamente posible que todo el mundo siga igual de aterrado y miedoso que los bancos se hundan porque bueno, de hecho están hundiéndose de verdad.
1b. El tesoro renegocia hipotecas:
Es una variación de la idea anterior, y la última ocurrencia de McCain, que lo propuso ayer en el debate como si fuera idea suya. La idea básica es que el tesoro sanea las deudas comprando todas las hipotecas en que el principal es mayor que el precio de la casa y pase a ser el prestamista, renegociandolas una por una con los morosos en cuestión.
En esencia es la idea de arriba, con dos diferencias básicas: primero, el gobierno federal estaría gastando muchísimo más dinero, ya que se comería la diferencia entre el precio nominal y el real de las deudas él solito. Segundo, el invento es una doble subvención a los dos actores que han hecho el mandril en el asunto, ya que compran mala deuda por encima de precio de mercado (precio completo de algo impagable), regalando dinero al prestamista, y rebajan el precio de la casa al comprador, que se lleva un descuento gratis a costa del presupuesto público.
Ah, y todo eso repitiendo los potenciales problemas de la opción anterior. No es que el plan sea mala idea, es básicamente una estupidez populista mal diseñada. Brad DeLong lo explica mejor que yo.
2. Plan de seguro contra deuda impagada:
Esta es la "maravillosa" idea de los republicanos en la Cámara de Representantes. La idea es que el tesoro cree una especie de seguro de depósitos para títulos de deuda, y que los bancos participen en él. Si alguna entidad se hunde, todos tranquilos, ya que sus deudas están aseguradas.
Dos problemas graves. Primero, los bancos están cortísimos de dinero. Ya me dirán quién va a dedicar parte de su presupuesto a pagar un seguro de este estilo, que será cualquier cosa menos barato. Segundo, y más grave, un seguro funciona bien si los "accidentes" son relativamente poco frecuentes; si todos los asegurados se estrellan contra un arbol a la vez, la aseguradora quiebra. Si lo que tienen los mercados es una crisis de confianza, sí, quizás funcionaría; si es liquidez, agravará el problema y enviará el gobierno federal a la bancarrota. Si es algo intermedio (crisis de confianza, pero esperamos accidentes) el gobierno federal deberá cobrar primas altas, que nadie querrá pagar. Si las primas no son altas, estamos pariendo -otra vez- una subvención directa a los que más tienen.
3. Nacionalización parcial:
Esta es la idea de Chris Dodd, el principal negociador demócrata en el Senado, y la verdad, es la más sensata. El plan parte de la idea que los bancos tienen problemas para mantenerse solventes a corto plazo, en parte porque tienen activos malos, en parte porque la desconfianza acentúa el problema, pero esencialmente son empresas rentables a largo plazo. El departamento del tesoro actuaría, esencialmente, como un inversor que ve un negocio con futuro pero sin dinero; pongo dinero, te ayudo a arreglar las cosas, y a cambio me llevo parte de los beneficios cuando las cosas vayan bien.
En teoría utilizar este sistema arreglaría las dos posibles causas de los problemas: si es sólo falta de confianza, la garantía del estado reactivará los mercados; si es insolvencia, el gobierno federal tendrá que hacer limpieza con cierto entusiasmo, pero recuperando la inversión a medio plazo.
El coste real es en ambos casos relativamente bajo; los mercados están tan aterrorizados estos días que están dispuestos a dejar dinero básicamente gratis si este les da un poco de seguridad. El gobierno federal podría entrar, refinanciar y salir a precio de ganga; las acciones son baratas, son los únicos que tienen crédito y el sistema financiero tarde o temprano tendrá algún valor. Como regalo añadido, al nacionalizar puedes literalmente apisonar accionistas sin miedo, así que castigas a los irresponsables que han creado el problema. Si las cosas salen bien, de hecho, el tesoro puede hacer un montón de dinero.
Obviamente, la nacionalización parcial no es una solución mágica. Puede que los bancos estén tan fritos que la inyección de capital necesaria sea gigantesca, y el dinero no se recupere nunca. El estado puede hacer cosas bien, pero no se distingue por ser un banquero decente; puede que la gestión de los bancos no sea demasiado eficiente durante los meses (o años) con intervención parcial federal. Y por descontado, si ninguna de las teorías es correcta, todo puede fracasar de forma creativa.
¿Qué plan se aprobará? En un principio parecía que la idea era aplicar el modelo 1a, que es caro, arriesgado y poco eficiente. Hoy, sin embargo, Paulson daba pistas que puede que veamos el modelo 3, el preferido por casi todos los economistas, y pariente cercano del plan de Gordon Brown para el Reino Unido.
Sea lo que sea (y espero que sea el modelo 3), el plan más vale que funcione. Si el rescate fracasa de veras, los gobiernos europeos pueden hacer lo que quieran; Estados Unidos probablemente se llevaría todo por delante, no importa lo responsable que haya sido cada gobierno regulando a sus bancos. Los mercados de crédito, ahora mismo, están muertos; si no se hace algo a corto plazo, la recesión será espantosa.
Lo más divertido del plan americano es que no es una solución al problema; son básicamente tres o cuatro. Como buen programa diseñado por comité, la ley tiene un presupuesto, un montón de ideas atadas de mala manera, y una forma simple y sencilla de decidir cómo aplicarlas: pasarle la pelota al Departamento del Tesoro, y resignarse a que ellos decidan. Eso puede ser bueno, ya que permite una respuesta flexible, o malo, si el tesoro sigue con esa alegre tradición de la administración Bush de escoger la peor herramienta posible. Veamos qué herramientas financieras tiene Paulson y su equipo a su disposición, y cuál podemos esperar ver en acción.
1a. Comprar activos tóxicos:
Los bancos americanos, igual que los británicos, están (en teoría) cargaditos de deuda mala. Digo en teoría porque nadie sabe dónde narices anda esa deuda mala; parte del problema es que los bancos no sólo la han esparcido en paquetes raros, sino que ademas han creado una auténtica orgía de instrumentos bastante incomprensibles que se apoyan en esa deuda que nadie sabe donde está. Una especie de pirámide financiera invertida que está cayéndose a pedazos.
La idea inicial de Paulson era ir a los bancos y comprar esa deuda mala. En teoría, los bancos se sacarían el peso de encima, los instrumentos raros volverían a tener valor, y la confianza en los mercados volvería. El problema, claro está, es a qué precio el gobierno compra la deuda; si la compra por cuatro duros, los bancos tienen que comerse un montón de pérdidas, y corren el riesgo de quiebra. Si la compran demasiado cara, tenemos a los contribuyentes subvencionando alegremente a los bancos comprando basura a precio de oro, sin poder recuperar el dinero gastado. Nadie sabe el valor de esos activos, ya que nadie los está comprando; no es un problema fácil.
Por añadido, esto funciona si los mercados tienen problemas de liquidez, de falta de confianza, y no de solvencia. A mediados del año pasado, cuando todo esto empezó a salirse de madre, mi teoría era que cuestión de confianza. Ahora mismo, me temo que es solvencia. Los bancos han creado tantísimos instrumentos derivados sobre deuda mala que es probable que el apalancamiento de los bancos sean insostenibles; no importa si la deuda mala es limpiada milagrosamente, es perfectamente posible que todo el mundo siga igual de aterrado y miedoso que los bancos se hundan porque bueno, de hecho están hundiéndose de verdad.
1b. El tesoro renegocia hipotecas:
Es una variación de la idea anterior, y la última ocurrencia de McCain, que lo propuso ayer en el debate como si fuera idea suya. La idea básica es que el tesoro sanea las deudas comprando todas las hipotecas en que el principal es mayor que el precio de la casa y pase a ser el prestamista, renegociandolas una por una con los morosos en cuestión.
En esencia es la idea de arriba, con dos diferencias básicas: primero, el gobierno federal estaría gastando muchísimo más dinero, ya que se comería la diferencia entre el precio nominal y el real de las deudas él solito. Segundo, el invento es una doble subvención a los dos actores que han hecho el mandril en el asunto, ya que compran mala deuda por encima de precio de mercado (precio completo de algo impagable), regalando dinero al prestamista, y rebajan el precio de la casa al comprador, que se lleva un descuento gratis a costa del presupuesto público.
Ah, y todo eso repitiendo los potenciales problemas de la opción anterior. No es que el plan sea mala idea, es básicamente una estupidez populista mal diseñada. Brad DeLong lo explica mejor que yo.
2. Plan de seguro contra deuda impagada:
Esta es la "maravillosa" idea de los republicanos en la Cámara de Representantes. La idea es que el tesoro cree una especie de seguro de depósitos para títulos de deuda, y que los bancos participen en él. Si alguna entidad se hunde, todos tranquilos, ya que sus deudas están aseguradas.
Dos problemas graves. Primero, los bancos están cortísimos de dinero. Ya me dirán quién va a dedicar parte de su presupuesto a pagar un seguro de este estilo, que será cualquier cosa menos barato. Segundo, y más grave, un seguro funciona bien si los "accidentes" son relativamente poco frecuentes; si todos los asegurados se estrellan contra un arbol a la vez, la aseguradora quiebra. Si lo que tienen los mercados es una crisis de confianza, sí, quizás funcionaría; si es liquidez, agravará el problema y enviará el gobierno federal a la bancarrota. Si es algo intermedio (crisis de confianza, pero esperamos accidentes) el gobierno federal deberá cobrar primas altas, que nadie querrá pagar. Si las primas no son altas, estamos pariendo -otra vez- una subvención directa a los que más tienen.
3. Nacionalización parcial:
Esta es la idea de Chris Dodd, el principal negociador demócrata en el Senado, y la verdad, es la más sensata. El plan parte de la idea que los bancos tienen problemas para mantenerse solventes a corto plazo, en parte porque tienen activos malos, en parte porque la desconfianza acentúa el problema, pero esencialmente son empresas rentables a largo plazo. El departamento del tesoro actuaría, esencialmente, como un inversor que ve un negocio con futuro pero sin dinero; pongo dinero, te ayudo a arreglar las cosas, y a cambio me llevo parte de los beneficios cuando las cosas vayan bien.
En teoría utilizar este sistema arreglaría las dos posibles causas de los problemas: si es sólo falta de confianza, la garantía del estado reactivará los mercados; si es insolvencia, el gobierno federal tendrá que hacer limpieza con cierto entusiasmo, pero recuperando la inversión a medio plazo.
El coste real es en ambos casos relativamente bajo; los mercados están tan aterrorizados estos días que están dispuestos a dejar dinero básicamente gratis si este les da un poco de seguridad. El gobierno federal podría entrar, refinanciar y salir a precio de ganga; las acciones son baratas, son los únicos que tienen crédito y el sistema financiero tarde o temprano tendrá algún valor. Como regalo añadido, al nacionalizar puedes literalmente apisonar accionistas sin miedo, así que castigas a los irresponsables que han creado el problema. Si las cosas salen bien, de hecho, el tesoro puede hacer un montón de dinero.
Obviamente, la nacionalización parcial no es una solución mágica. Puede que los bancos estén tan fritos que la inyección de capital necesaria sea gigantesca, y el dinero no se recupere nunca. El estado puede hacer cosas bien, pero no se distingue por ser un banquero decente; puede que la gestión de los bancos no sea demasiado eficiente durante los meses (o años) con intervención parcial federal. Y por descontado, si ninguna de las teorías es correcta, todo puede fracasar de forma creativa.
¿Qué plan se aprobará? En un principio parecía que la idea era aplicar el modelo 1a, que es caro, arriesgado y poco eficiente. Hoy, sin embargo, Paulson daba pistas que puede que veamos el modelo 3, el preferido por casi todos los economistas, y pariente cercano del plan de Gordon Brown para el Reino Unido.
Sea lo que sea (y espero que sea el modelo 3), el plan más vale que funcione. Si el rescate fracasa de veras, los gobiernos europeos pueden hacer lo que quieran; Estados Unidos probablemente se llevaría todo por delante, no importa lo responsable que haya sido cada gobierno regulando a sus bancos. Los mercados de crédito, ahora mismo, están muertos; si no se hace algo a corto plazo, la recesión será espantosa.
miércoles, octubre 08, 2008
Abofeteando a los mercados (II)
Algunas respuestas a los comentarios del post anterior:
Depositos bancarios
Los depositos están seguros. No hay peligro real de quiebras bancarias masivas en España, en parte porque los bancos están bien, en parte porque Zapatero no es idiota. En el caso en que un banco se fuera al garete el gobierno lo nacionalizaría y punto.
Los bancos no quiebran. Si algo se aprendió en el 29 es que no se les deja quebrar. El estado expropiará y arruinará accionistas, pero los depositos están seguros.
Solidez de la banca española
Este es uno de los motivos sobre por qué esta crisis es tan insidiosa. Los bancos españoles son perfectamente solventes de por sí, y no deberían tener problemas en condiciones normales. El problema es que no vivimos en condiciones normales.
No es que el interbancario funcione mal. Sencillamente, está total y absolutamente muerto. No hay nada. Zilch. Cero. Los bancos españoles pueden vivir en tiempos de crisis, siempre que el sistema financiero internacional no esté completamente muerto. El problema es que lo está. No hay crédito para nadie, no importa lo sano que esté.
Un ejemplo: gobiernos estatales. California, un estado que él solito es la octava economía del planeta, intentó vender bonos la semana pasada; 12.000 millones de ellos. Es como operan normalmente los gobiernos en todas partes, deuda a corto plazo hasta que llega la siguiente remesa de impuestos.
Bueno, no vendió ni uno. Si California, que tiene una de las mejores bases fiscales del mundo, no puede emitir deuda, imagina un banco español, por muy sano y bien regulado que esté.
Sí, los bancos son sólidos... si los miramos desde el prisma de una crisis normal. Estamos hablando de un desastre absoluto, sin embargo. Es como pedirle a Michael Phelps que cruce un río de lava nadando.
¿Dónde va el dinero?
La gran ironía de todo esto es que los mercados, ahora mismo, sólo se atreven a prestar dinero sin sudores fríos a un actor: los estados. Al tipo de interés que sea; los bonos americanos a corto plazo tienen de hecho interés cero (negativo en términos reales) estos días.
Hay tanto miedo que los prestamistas están dispuestos a perder dinero a patadas sólo para sacarse la pasta de encima. No tienen miedo ni del excesivo endeutamiento de los gobiernos o que les paguen a base de imprimir moneda e inflación. El ataque de pánico está a esos niveles.
Sonará mal, pero yo si fuera gobernante casi que sacaría la tarjeta de crédito y a vivir, oiga.
Depositos bancarios
Los depositos están seguros. No hay peligro real de quiebras bancarias masivas en España, en parte porque los bancos están bien, en parte porque Zapatero no es idiota. En el caso en que un banco se fuera al garete el gobierno lo nacionalizaría y punto.
Los bancos no quiebran. Si algo se aprendió en el 29 es que no se les deja quebrar. El estado expropiará y arruinará accionistas, pero los depositos están seguros.
Solidez de la banca española
Este es uno de los motivos sobre por qué esta crisis es tan insidiosa. Los bancos españoles son perfectamente solventes de por sí, y no deberían tener problemas en condiciones normales. El problema es que no vivimos en condiciones normales.
No es que el interbancario funcione mal. Sencillamente, está total y absolutamente muerto. No hay nada. Zilch. Cero. Los bancos españoles pueden vivir en tiempos de crisis, siempre que el sistema financiero internacional no esté completamente muerto. El problema es que lo está. No hay crédito para nadie, no importa lo sano que esté.
Un ejemplo: gobiernos estatales. California, un estado que él solito es la octava economía del planeta, intentó vender bonos la semana pasada; 12.000 millones de ellos. Es como operan normalmente los gobiernos en todas partes, deuda a corto plazo hasta que llega la siguiente remesa de impuestos.
Bueno, no vendió ni uno. Si California, que tiene una de las mejores bases fiscales del mundo, no puede emitir deuda, imagina un banco español, por muy sano y bien regulado que esté.
Sí, los bancos son sólidos... si los miramos desde el prisma de una crisis normal. Estamos hablando de un desastre absoluto, sin embargo. Es como pedirle a Michael Phelps que cruce un río de lava nadando.
¿Dónde va el dinero?
La gran ironía de todo esto es que los mercados, ahora mismo, sólo se atreven a prestar dinero sin sudores fríos a un actor: los estados. Al tipo de interés que sea; los bonos americanos a corto plazo tienen de hecho interés cero (negativo en términos reales) estos días.
Hay tanto miedo que los prestamistas están dispuestos a perder dinero a patadas sólo para sacarse la pasta de encima. No tienen miedo ni del excesivo endeutamiento de los gobiernos o que les paguen a base de imprimir moneda e inflación. El ataque de pánico está a esos niveles.
Sonará mal, pero yo si fuera gobernante casi que sacaría la tarjeta de crédito y a vivir, oiga.
Abofeteando a los mercados (I)
La imagen mental que tengo estos días es la de los gobiernos de Europa y Estados Unidos sentados al lado de un paciente que ha perdido el conocimiento y está dejando de respirar, tratando de resucitarlo a base de darle bofetones, masajes cardiacos y tirarle cubos de agua fría en la cara a ver si reacciona. El paciente es el sistema financiero global, especialmente el mercado de crédito, y los "remedios" van desde planes de rescate a recortes de los tipos de interés, un poco a la desesperada.
En Estados Unidos la reacción ha sido especialmente preocupante. El gobierno federal está actuando en la más pura tradición de la administración Bush; confundido, torpe, con aire dramático y tratando de arreglar el problema equivocado. Sólo la Reserva Federal parece saber qué está haciendo, pero sin su hermano mayor político no puede llegar demasiado lejos. Los europeos mientras tanto están de acuerdo sobre quién es el culpable (Estados Unidos) y tienen una idea esencialmente correcta sobre qué está pasando, pero siguen discutiendo acaloradamente cómo curar al paciente y probando soluciones cuando nadie les mira. Japón parece estar admirando la belleza del colapso con espíritu zen.
De momento el órdago de posibles soluciones es difícil de seguir; miraré de comentar un poco caso por caso.
1. Nacionalización parcial en Inglaterra: es algo parecido a lo que muchos economistas americanos proponían para el plan de rescate en Estados Unidos; la diferencia es que un Primer Ministro puede aprobar estas cosas de forma rápida y eficiente. Me parece una buena idea: los bancos consiguen más capital gracias a la inversión del estado, y los contribuyentes a medio plazo recuperarán el dinero, ya que son de hecho accionistas. El estado puede "tapar" con su inversión las hipotecas malas, recuperando la confianza del mercado en esas entidades. El problema es que es una solución con cierto riesgo (como cualquier inversión) y puede ser difícil de gestionar; el estado no es el mejor de los banqueros. Hecho bien, sin embargo, es una muy buena idea.
2. Compra de activos de calidad en España: según cuentan las crónicas, el sistema bancario español no tiene un problema demasiado grave en cuanto a activos basura en sus cuentas; el gran problema es la falta de liquidez en los mercados. Están sanos, pero nadie da crédito a nadie en ningún sitio, así que no pueden sacar dinero con facilidad, y operan entre chirridos, como si les faltara aceite. Si esta explicación es cierta, la idea del gobierno español es en teoría correcta; el gobierno invierte en activos de los bancos a cambio de dar esa liquidez. A medio plazo esas inversiones se recuperarán bien. Parece una buena idea.
3. Bajada de tipos: porque los mercados están llenos de frikis bipolares. En teoría no son el origen del problema, pero las bolsas tienen el automatismo de subir cuando bajan los tipos. Reducirá el pánico y hará el trabajo de los gobiernos algo más fácil, ya que tendrán que trabajar un poco menos para desatascar el crédito, pero no es un gesto demasiado significativo, más allá de su fuerza simbólica para paranoicos.
El plan de Estados Unidos es bastante torpe y chapucero, y requiere más discusión. Lo explico mejor luego. Por desgracia, tiene el pequeño problema que si no funciona bien puede hacer todo lo visto arriba totalmente inútil. La protección de los depositos es buena idea, pero un poco marginal; hablaré más luego.
En Estados Unidos la reacción ha sido especialmente preocupante. El gobierno federal está actuando en la más pura tradición de la administración Bush; confundido, torpe, con aire dramático y tratando de arreglar el problema equivocado. Sólo la Reserva Federal parece saber qué está haciendo, pero sin su hermano mayor político no puede llegar demasiado lejos. Los europeos mientras tanto están de acuerdo sobre quién es el culpable (Estados Unidos) y tienen una idea esencialmente correcta sobre qué está pasando, pero siguen discutiendo acaloradamente cómo curar al paciente y probando soluciones cuando nadie les mira. Japón parece estar admirando la belleza del colapso con espíritu zen.
De momento el órdago de posibles soluciones es difícil de seguir; miraré de comentar un poco caso por caso.
1. Nacionalización parcial en Inglaterra: es algo parecido a lo que muchos economistas americanos proponían para el plan de rescate en Estados Unidos; la diferencia es que un Primer Ministro puede aprobar estas cosas de forma rápida y eficiente. Me parece una buena idea: los bancos consiguen más capital gracias a la inversión del estado, y los contribuyentes a medio plazo recuperarán el dinero, ya que son de hecho accionistas. El estado puede "tapar" con su inversión las hipotecas malas, recuperando la confianza del mercado en esas entidades. El problema es que es una solución con cierto riesgo (como cualquier inversión) y puede ser difícil de gestionar; el estado no es el mejor de los banqueros. Hecho bien, sin embargo, es una muy buena idea.
2. Compra de activos de calidad en España: según cuentan las crónicas, el sistema bancario español no tiene un problema demasiado grave en cuanto a activos basura en sus cuentas; el gran problema es la falta de liquidez en los mercados. Están sanos, pero nadie da crédito a nadie en ningún sitio, así que no pueden sacar dinero con facilidad, y operan entre chirridos, como si les faltara aceite. Si esta explicación es cierta, la idea del gobierno español es en teoría correcta; el gobierno invierte en activos de los bancos a cambio de dar esa liquidez. A medio plazo esas inversiones se recuperarán bien. Parece una buena idea.
3. Bajada de tipos: porque los mercados están llenos de frikis bipolares. En teoría no son el origen del problema, pero las bolsas tienen el automatismo de subir cuando bajan los tipos. Reducirá el pánico y hará el trabajo de los gobiernos algo más fácil, ya que tendrán que trabajar un poco menos para desatascar el crédito, pero no es un gesto demasiado significativo, más allá de su fuerza simbólica para paranoicos.
El plan de Estados Unidos es bastante torpe y chapucero, y requiere más discusión. Lo explico mejor luego. Por desgracia, tiene el pequeño problema que si no funciona bien puede hacer todo lo visto arriba totalmente inútil. La protección de los depositos es buena idea, pero un poco marginal; hablaré más luego.
martes, octubre 07, 2008
Otras opiniones sobre la crisis
Estoy muy liado, así que en vez de hablar de la crisis otra vez, me remitiré a las opiniones de otros más sabios hoy. Por un lado, Kantor da un buen resumen de lo sucedido, con el que estoy en general de acuerdo (yo creo que se puede explicar lo sucedido sólo con argumentos neoclásicos, pero su explicación es excelente).
Por otro lado, Michele Bodrin tiene un excelente artículo en El País con otra explicación excelente, en donde señala un tema clave: no son las hipotecas; el problema es la enorme sopa de letras de derivados y cacharros de inversión exóticos que han multiplicado su efecto. Es apalancamiento no sobre poco capital, sino sobre patéticas excusas de colateral utilizando absurdos engendros que no entiende nadie. En serio, leer qué es un CDS (Collateralized Default Swap); calcular el riesgo de estas cosas es una pesadilla.
Por otro lado, Michele Bodrin tiene un excelente artículo en El País con otra explicación excelente, en donde señala un tema clave: no son las hipotecas; el problema es la enorme sopa de letras de derivados y cacharros de inversión exóticos que han multiplicado su efecto. Es apalancamiento no sobre poco capital, sino sobre patéticas excusas de colateral utilizando absurdos engendros que no entiende nadie. En serio, leer qué es un CDS (Collateralized Default Swap); calcular el riesgo de estas cosas es una pesadilla.
domingo, octubre 05, 2008
Negociaciones y rescates
Imaginad la situación siguiente. Tenemos dos personas, Ana y Pepe, que tienen que decidir cómo se reparten $100. El método escogido para decidir qué le corresponde a cada uno es una negociación un poco acelerada: Ana propone un reparto del dinero, y Pepe decide si acepta la propuesta o no. Si Pepe acepta, el dinero es repartido según la propuesta de Ana; si Pepe dice no, ninguno de los dos recibe nada. La pregunta obvia en este caso es: ¿Qué propuesta debe hacer Ana, y qué reación conviene a Pepe?
La respuesta para Pepe es en teoría bastante sencilla: si Ana le está dando algo de dinero, no importa la cantidad, siempre estará mejor diciendo que sí a la propuesta que diciendo que no. Aún cuando Ana le ofrece un cochino dólar, con una respuesta afirmativa está ganando dinero. Ana no es tonta; sabe que basta darle algo a Pepe para mejorar su situación inicial, así que lo racional para ella será proponer $99 a $1, y aprovechar la situación.
Esa es la estrategia más racional, si miramos el problema desde un punto de vista puramente economicista. El problema es que cuando este juego (juego del ultimatum) es puesto a prueba de forma experimental, Ana y Pepe parecen ser un poco menos racionales. En el mundo real la mayoría de Pepes ahí fuera no tienen el más mínimo problema en decir que no a propuestas de 99-1 de forma consistente (sobre un 80% de los casos), y no acostumbran a aceptar ofertas hasta que no reciben ofertas más o menos justas (un 20% o más) en el reparto. Parece que al tomar decisiones económicas, la mayoría de gente no sólo se centra en motivos puramente racionales, sino que exigen también un cierto nivel de justicia en la toma de decisiones.
Repasando la accidentada aprobación del plan de rescate financiero esta semana, una de las cosas que más me ha sorprendido es la torpeza de la administración al vender la idea, ignorando las lecciones de este pequeño juego. El plan era necesario, pero Paulson nunca se paró a explicar por qué el rescate financiero iba más allá de ser un regalo de 700.000 millones a Wall Street; el reparto no era en ningún caso 99-1 respecto al resto de la economía, pero el plan presentado no incluía garantías explícitas que hablaran de un reparto más justo. El resultado fue un plan tremendamente impopular, que se estrelló con poco ceremonia en un Congreso escéptico.
El plan finalmente ha pasado, con el añadido de toneladas de regalos fiscales y medidas más o menos populistas. Lo que parece obvio, sin embargo, es que los políticos americanos no pueden pretender ya que cualquier "regalo" o programa que favorezca a los ricos, dándo por sentado que los votantes están dispuestos a aceptar repartos injustos. La economía va mal, y los votantes se están tomando esto en serio. Quizás Estados Unidos está cambiando realmente.
La respuesta para Pepe es en teoría bastante sencilla: si Ana le está dando algo de dinero, no importa la cantidad, siempre estará mejor diciendo que sí a la propuesta que diciendo que no. Aún cuando Ana le ofrece un cochino dólar, con una respuesta afirmativa está ganando dinero. Ana no es tonta; sabe que basta darle algo a Pepe para mejorar su situación inicial, así que lo racional para ella será proponer $99 a $1, y aprovechar la situación.
Esa es la estrategia más racional, si miramos el problema desde un punto de vista puramente economicista. El problema es que cuando este juego (juego del ultimatum) es puesto a prueba de forma experimental, Ana y Pepe parecen ser un poco menos racionales. En el mundo real la mayoría de Pepes ahí fuera no tienen el más mínimo problema en decir que no a propuestas de 99-1 de forma consistente (sobre un 80% de los casos), y no acostumbran a aceptar ofertas hasta que no reciben ofertas más o menos justas (un 20% o más) en el reparto. Parece que al tomar decisiones económicas, la mayoría de gente no sólo se centra en motivos puramente racionales, sino que exigen también un cierto nivel de justicia en la toma de decisiones.
Repasando la accidentada aprobación del plan de rescate financiero esta semana, una de las cosas que más me ha sorprendido es la torpeza de la administración al vender la idea, ignorando las lecciones de este pequeño juego. El plan era necesario, pero Paulson nunca se paró a explicar por qué el rescate financiero iba más allá de ser un regalo de 700.000 millones a Wall Street; el reparto no era en ningún caso 99-1 respecto al resto de la economía, pero el plan presentado no incluía garantías explícitas que hablaran de un reparto más justo. El resultado fue un plan tremendamente impopular, que se estrelló con poco ceremonia en un Congreso escéptico.
El plan finalmente ha pasado, con el añadido de toneladas de regalos fiscales y medidas más o menos populistas. Lo que parece obvio, sin embargo, es que los políticos americanos no pueden pretender ya que cualquier "regalo" o programa que favorezca a los ricos, dándo por sentado que los votantes están dispuestos a aceptar repartos injustos. La economía va mal, y los votantes se están tomando esto en serio. Quizás Estados Unidos está cambiando realmente.
viernes, octubre 03, 2008
Debate vicepresidencial
Lo cubro en Barras y Estrellas. La previa del debate, aquí. Mi triunfante repetición de lo obvio, dándome la razón sobre el tema, aquí.
Por cierto: las encuestas dan ganador a Biden.
Por cierto: las encuestas dan ganador a Biden.
jueves, octubre 02, 2008
Desde el principio: la crisis para niños
Hablo mucho de la crisis. Estos días, sin embargo, me parece que no estoy dando sin embargo una idea demasiado clara sobre por qué el rescate es necesario; así que me he planteado escribir un explicación más o menos sencilla sobre cómo justificar por qué esos 700.000 millones de dólares no son una tontería absurda. Dicho en otras palabras, cómo un político americano debería vender la idea del rescate financiero; no es demasiado preciso, pero creo que en general es correcto.
Las noticias estas últimas semanas no son buenas; la crisis financiera sobre la que hablan los medios es bien real y cierta. Aún así, si uno mira a su alrededor, pregunta a sus vecinos, la mayoría le dirán que sí, las cosas no andan tan bien como deberían, pero la verdad, hace tiempo que esto es así; todos esos banqueros tienen poco que ver. Lo realmente frustrante es que los políticos sólo se hayan vuelto locos buscando (y no encontrando) soluciones cuando son los genios de las finanzas los que están en problemas, y no antes.
El enfado es hasta cierto punto natural: el Congreso ha sido un avispero mal avenido estas últimas semanas, trabajando como locos para salvar bancos. Parece que si no tienes dinero, nadie te ayuda. Sin embargo, mal que nos pese, este plan de rescate financiero es necesario, o las cosas irán aún peor.
Los bancos son entidades básicamente antipáticas. Su trabajo consiste básicamente recoger dinero en una ventanilla, prometiendo guardar nuestros ahorros a cambio de un pequeño interés, mientras prestan ese mismo dinero en otra, cobrando un interés un poco mayor. De hecho, un banco no tiene demasiado dinero; es un intermediario entre los que tienen más ahorros que gastos y los que tienen más gastos que ahorros.
Los bancos prestan dinero a mucha gente, para muchas cosas: hipotecas cuando una compra una casa, préstamos para quien tiene un negocio, incluso dinero a otros bancos que necesitan más dinero del que tienen a mano para dar préstamos. Por una serie de problemas que no vienen al caso (derivados de esas dichosas hipotecas subprime) estos días hay bastantes bancos que tienen muchos préstamos malos, prestando dinero que no será devuelto.
Eso en principio no parece que sea un problema; el banco ganará menos dinero y listos. La cuestión es, muchas veces los bancos necesitan dinero constantemente; sus clientes recogen ahorros, tienen que conceder créditos, y pagar a sus empleados, así que muchas veces piden créditos a otros bancos. En condiciones normales, esto no es demasiado difícil, pero estos días todo el mundo anda un poco asustado ¿Cómo sé que este banco que me está pidiendo un préstamo no es uno de los que tiene pérdidas? ¿Y si resulta que no me devuelve el préstamo? Mejor andar sobre seguro, y pedir un interés mayor para compensarme por ese riesgo que estoy tomando.
Ahora imaginemos esto, pero en el mercado en general. Nadie sabe realmente qué bancos son “sanos” y cuáles no lo son. La reacción natural de los prestamistas es ir con muchísimo cuidado, y no prestar dinero a nadie, a no ser que paguen un interés alto. Los bancos tienen problemas para funcionar, ya que no pueden conseguir capital rápidamente; como resultado, todo dinero que prestan es precioso, y sí, cobran intereses altos. El resultado es una situación en que nadie deja dinero a nadie, y si uno quiere un crédito para montar un negocio, comprar una casa o cambiarse el coche, es muy, muy difícil conseguir dinero.
Esto se ve en situaciones muy concretas, a todos los niveles. Es más difícil comprarse una casa. El estado tiene problemas emitiendo deuda; Connecticut hace unos días no pudo conseguir que nadie le prestara dinero. No hace falta decirlo que este problema de los bancos tiene un efecto claro, fuerte y muy doloroso en mucha gente que no tiene nada que ver con el sector financiero, y hace un daño económico enorme. Las casas no se venden, los buenos negocios no pueden conseguir dinero. La crisis de vuelve peor.
¿Es el rescate necesario? Sí, lo es. La situación así lo exige. Es triste que paguen justos por pecadores, y que los excesos de los bancos tengan que ser pagados con los impuestos de todos, pero la alternativa es mucho peor. La hora de pasar cuentas vendrá después, pero ahora es necesario arreglar el problema.
Las noticias estas últimas semanas no son buenas; la crisis financiera sobre la que hablan los medios es bien real y cierta. Aún así, si uno mira a su alrededor, pregunta a sus vecinos, la mayoría le dirán que sí, las cosas no andan tan bien como deberían, pero la verdad, hace tiempo que esto es así; todos esos banqueros tienen poco que ver. Lo realmente frustrante es que los políticos sólo se hayan vuelto locos buscando (y no encontrando) soluciones cuando son los genios de las finanzas los que están en problemas, y no antes.
El enfado es hasta cierto punto natural: el Congreso ha sido un avispero mal avenido estas últimas semanas, trabajando como locos para salvar bancos. Parece que si no tienes dinero, nadie te ayuda. Sin embargo, mal que nos pese, este plan de rescate financiero es necesario, o las cosas irán aún peor.
Los bancos son entidades básicamente antipáticas. Su trabajo consiste básicamente recoger dinero en una ventanilla, prometiendo guardar nuestros ahorros a cambio de un pequeño interés, mientras prestan ese mismo dinero en otra, cobrando un interés un poco mayor. De hecho, un banco no tiene demasiado dinero; es un intermediario entre los que tienen más ahorros que gastos y los que tienen más gastos que ahorros.
Los bancos prestan dinero a mucha gente, para muchas cosas: hipotecas cuando una compra una casa, préstamos para quien tiene un negocio, incluso dinero a otros bancos que necesitan más dinero del que tienen a mano para dar préstamos. Por una serie de problemas que no vienen al caso (derivados de esas dichosas hipotecas subprime) estos días hay bastantes bancos que tienen muchos préstamos malos, prestando dinero que no será devuelto.
Eso en principio no parece que sea un problema; el banco ganará menos dinero y listos. La cuestión es, muchas veces los bancos necesitan dinero constantemente; sus clientes recogen ahorros, tienen que conceder créditos, y pagar a sus empleados, así que muchas veces piden créditos a otros bancos. En condiciones normales, esto no es demasiado difícil, pero estos días todo el mundo anda un poco asustado ¿Cómo sé que este banco que me está pidiendo un préstamo no es uno de los que tiene pérdidas? ¿Y si resulta que no me devuelve el préstamo? Mejor andar sobre seguro, y pedir un interés mayor para compensarme por ese riesgo que estoy tomando.
Ahora imaginemos esto, pero en el mercado en general. Nadie sabe realmente qué bancos son “sanos” y cuáles no lo son. La reacción natural de los prestamistas es ir con muchísimo cuidado, y no prestar dinero a nadie, a no ser que paguen un interés alto. Los bancos tienen problemas para funcionar, ya que no pueden conseguir capital rápidamente; como resultado, todo dinero que prestan es precioso, y sí, cobran intereses altos. El resultado es una situación en que nadie deja dinero a nadie, y si uno quiere un crédito para montar un negocio, comprar una casa o cambiarse el coche, es muy, muy difícil conseguir dinero.
Esto se ve en situaciones muy concretas, a todos los niveles. Es más difícil comprarse una casa. El estado tiene problemas emitiendo deuda; Connecticut hace unos días no pudo conseguir que nadie le prestara dinero. No hace falta decirlo que este problema de los bancos tiene un efecto claro, fuerte y muy doloroso en mucha gente que no tiene nada que ver con el sector financiero, y hace un daño económico enorme. Las casas no se venden, los buenos negocios no pueden conseguir dinero. La crisis de vuelve peor.
¿Es el rescate necesario? Sí, lo es. La situación así lo exige. Es triste que paguen justos por pecadores, y que los excesos de los bancos tengan que ser pagados con los impuestos de todos, pero la alternativa es mucho peor. La hora de pasar cuentas vendrá después, pero ahora es necesario arreglar el problema.
miércoles, octubre 01, 2008
Dos detalles sobre la crisis
Dos apuntes sobre la crisis. Primero, ignorad la evolución de la bolsa estos días. La crisis no está afectando los movimientos a corto plazo de estos índices, al menos de momento. El problema real, y lo que debe dar mucho miedo, son los mercados de crédito, e índices como el LIBOR, el tipo de interés de referencia para préstamos interbancarios, o el TED spread, la diferencia entre el LIBOR y el retorno de las letras del tesoro americano.
Dicho rápido y sucio, nadie se fía de nadie a la hora de prestar dinero. Si los bancos no se fían te cobran un interés alto; si los bancos se cobran intereses altos unos a otros, pedir créditos es carísimo para todo el mundo. Si el TED es grande, eso significa que nadie se atreve a invertir ni borracho; el "coste" que pedimos para dejarte dinero es enorme, ya que preferimos la seguridad de la deuda pública al riesgo que no nos devuelvas el crédito.
Hoy estos índices están fuera de la escala; en posición de pánico histérico horrendo. No hay liquidez. La crisis está aquí.
El segundo, algunos conservadores americanos (y no americanos) dicen que el origen del problema es esta manía de los demócratas de forzar que todos los bancos den dinero a todo el mundo para que todos tengan casa, se lo puedan permitir o no. Todos esos pobres (y minorías) sin dinero sacaron hipotecas basura y nos han arruinado a todos.
Este argumento es básicamente falaz, estúpido y (por qué negarlo) prácticamente racista. "La culpa es de esos negros e hispanos, que tienen hipotecas de discriminación positiva". Basta mirar los números y ver que de hecho ni Fannie Mae ni Freddie Mac daban hipotecas basura (entre otros muchos datos; leed los enlaces) para ver que es una explicación estúpida.
Dicho rápido y sucio, nadie se fía de nadie a la hora de prestar dinero. Si los bancos no se fían te cobran un interés alto; si los bancos se cobran intereses altos unos a otros, pedir créditos es carísimo para todo el mundo. Si el TED es grande, eso significa que nadie se atreve a invertir ni borracho; el "coste" que pedimos para dejarte dinero es enorme, ya que preferimos la seguridad de la deuda pública al riesgo que no nos devuelvas el crédito.
Hoy estos índices están fuera de la escala; en posición de pánico histérico horrendo. No hay liquidez. La crisis está aquí.
El segundo, algunos conservadores americanos (y no americanos) dicen que el origen del problema es esta manía de los demócratas de forzar que todos los bancos den dinero a todo el mundo para que todos tengan casa, se lo puedan permitir o no. Todos esos pobres (y minorías) sin dinero sacaron hipotecas basura y nos han arruinado a todos.
Este argumento es básicamente falaz, estúpido y (por qué negarlo) prácticamente racista. "La culpa es de esos negros e hispanos, que tienen hipotecas de discriminación positiva". Basta mirar los números y ver que de hecho ni Fannie Mae ni Freddie Mac daban hipotecas basura (entre otros muchos datos; leed los enlaces) para ver que es una explicación estúpida.
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