lunes, enero 16, 2006

Jugando con fuego en Pakistán

Lo de la "guerra contra el terrorismo" está empezando a convertirse en un juego peligroso. Por desgracia, no lo es tanto para los terroristas, si no para los aliados de Estados Unidos. La semana pasada a alguna luminaria de la CIA se le ocurrió lanzar unos cuantos misiles en una fiesta en Pakistán ya que tenía informes que uno de los malos malosos (Zawahiri) podía andar de juerga por allí.

El problema: pues no es tan seguro que que estuviera. El resultado, a ojos de la población local, es un avión americano bombardeando civiles en una guerra que su gobierno (una dictadura militar como cualquier otra) apoya. No han tardado en aparecer las ya tradicionales manifestaciones con pancartas de "muerte a América", y un presidente con otro problema más en su agenda en un país no especialmente estable. Dicho de otro modo: si cometen otro error, el escenario iraní de otra revolución islámica empezaría a ser una posibilidad preocupante.

La guerra contra el terrorismo ha acabado siendo una combinación de grandes palabras (liberar pueblos, democracia, acabar con la opresión) con cínico realismo (bombardear aliados, apoyar dictaduras, ataque de cagarrinas respecto a Irán), haciendo más daño que bien a la imagen de los Estados Unidos en el mundo. Por añadido, la señal dada una y otra vez es que América luchará contra toda dictadura que no les haga la pelota y no tenga armas nucleares, algo que ha llevado a todos aquellos no dispuestos al peloteo a tratar de obtener armas nucleares.

Que bonito, un retorno a la paz nuclear, versión cafre de la paz democrática que decían buscar. Llamando al doctor Strangelove....

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto de jugar a desestabilizar a un aliado precario que ya tiene armas nucleares y grandes lazos con el fundamentalismo islámico (los talibanes salieron de las madrasas pakistaníes) por acciones tacticas basadas en una inteligencia penosa no sólo se hace difícil de entender desde un punto de vista lógico sino que hasta da un ejemplo de la amplitud de miras de quienes controlan el mayor poder militar de la historia.

Aunque les hubiese salido 100% bien habría sido un fiasco en lo relativo a política de Oriente Medio. Aunque habría elevado algo por algún tiempo las desastrosas encuestas de popularidad de Mr. Bush, claro.

Draco.