Día sí día también estamos leyendo diatribas sobre la malvada, perniciosa y opresiva presencia de esa creación del demonio llamada catalán, poco menos que un invento de la burguesía catalana y esa cosa misteriosa llamada "clase política" para lavar el cerebro a los niños. Vamos, una cosa ente medieval, conspiratoria y absurda, que los provincianos del principado insisten en imponer.
Lástima que como muchas otras cosas de las que se dicen habitualmente sobre Cataluña estos días, todo esto sea una soberana tontería.
Supongo que recordareis el jaleo que se armó en la prensa de Madrid cuando desde la Comisión Europea se propuso reducir las lenguas de trabajo a tres, francés, alemán e inglés. Un ataque a la identidad, una falta de respeto, un reducir los derechos de los españoles, un síntoma de la progresiva rendición y decadencia del castellano respecto al inglés. Si nos ponemos estrictamente lógicos, la petición de la Comisión tenía sentido (todo el mundo habla inglés, ¿verdad?), ya que reduciría la inmensa, gigantesca cantidad de papeleo en 21 idiomas que manejan las hordas de traductores para defender la diversidad lingüística comunitaria. Por no hablar de lo sencillo que sería reclutar funcionarios para trabajar en cualquier sitio; si hablan inglés, entran, sin ningún problema. Un maravilloso y unificado aparato burocrático que usa una lengua.
¿Tiene esto lógica? Bien, tiene la misma que la machacona insistencia en hacer del catalán algo residual, que no debe ser protegido. Para varios millones de españoles, el castellano ocupa el mismo rango mental que el inglés: un idioma que se aprende porque es útil, no porque es el tuyo. Mi primer idioma es el catalán (que lo hablo con un acento quemaco que no me aguanto, pero vamos); es el idioma que hablo con mi familia, con casi todos mis amigos, y el que tengo en mi cabeza cuando estoy pensando. El castellano, maravilloso como es y con el inmenso aprecio que le tengo, no deja de ser una segunda lengua, que me permite trabajar en Madrid, leer a Cervantes y escribir una bitácora, entre otras muchas cosas. En el fondo, exáctamente lo mismo que el inglés, que me permite vivir en Estados Unidos, ver películas en versión original, leer libros de ciencia política y juntarme con los nativos.
Yo no dejo de ser un barcelonés, que habla (con acento) ambos idiomas fluidamente, un producto bilingüe de un modelo educativo que ha funcionado bien hasta ahora. Pero para gente de Gerona o Lérida, que hablan castellano dos o tres veces al año, cuando un turista se ha perdido, el catalán es realmente su lengua, y ninguna otra; viven con ella, porque es la lengua de sus padres, de todos sus vecinos y amigos. No estamos hablando de un engendro artificial, sino el lenguaje que uno aprende cuando aprende a hablar.
¿Por qué la derecha se exclama cuando inmigrantes marroquíes o chinos no aprenden castellano al llegar a Madrid, o cuando piden que sus hijos aprendan el idioma? ¿Qué diferencia hay entre ir a vivir a Madrid o llegar a Barcelona?. ¿Por qué debemos considerar el castellano como algo que merece más respeto que el catalán?. Siguiendo la lógica de hablar una lengua útil, universal y práctica, deberíamos empezar a hacer el inglés lengua oficial e obligatoria, no el castellano. Si este merece ser protegido y utilizado como lengua oficial en la Unión Europea, no veo por qué el catalán no debería tener exactamente la misma protección en España.
Lo cierto es que la tiene, y desde hace 25 años. Es hora que la derecha se acostumbre que hay españoles que no piensan en castellano. Si no les gusta, que nos echen, porque cambiar de idioma no lo vamos a hacer.
5 comentarios:
Yo soy de las que defienden que en todos los colegios del Estado se deberían aprender las cuatro lenguas oficiales, y no como materia opcional sino obligatoria.
Un reducto nacionalista (bidireccional) menos en el que escudarse (y conste que no lo digo por tí). Un motivo de discordia menos. Pero me temo que no están muy por la labor. Y es que resolver los conflictos requiere un esfuerzo que muchos no están dispuestos a hacer.
Saludos:
Jéssica.
Hombre, tanto como aprender todas las lenguas.... Podemos llegar a un absurdo de por qué no aprender suajiri si hay muchos africanos en España..... Pero comparto la preocupación de Egócrata por la intolerancia respecto al catalán. Es el comportamiento de la derecha que de sobras conocemos.
Yo no estoy de acuerdo con que en todos los colegios de España los alumnos tengan que estudiar las cuatro lenguas oficiales. Lo que sí tendría que haber es algún modo de que todos los estudiantes desde pequeños aprendieran mucho más de lo que aprenden ahora sobre la diversidad lingüística y cultural de su país, planteado como una riqueza patrimonial digna de ser no solamente respetada, sino también conocida.
Creo que, ahora que ya estamos en tiempos de televisón por cable (o de la TDT), deberían poderse ver canales en euskera, gallego y catalán desde cualquier punto de España.
También me parecería apropiado que cualquier ciudadano de lengua no castellana pudiera dirigirse (por escrito) a la Administración en su lengua materna en Madrid, en Valladolid, en Sevilla o en cualquier otra ciudad española.
Además, me parece que desde la España castellana debería hacerse un esfuerzo para comprender, como he leído en este post, que no todos los españoles piensan en castellano, y que no tienen por qué hacerlo. A lo mejor, cambios como los que he "propuesto" más arriba servirían para ayudar a conseguirlo. Creo que sería muy positivo para España.
Isidoro, la diferencia es que el catalán, el euskera y el gallego son lenguas oficiales en España, en sus respectivas comunidades autónomas. El suahili, que yo sepa, todavía no.
Anónimo: el problema es que todavía demasiada gente piensa que éso del catalán es un invento de los nacionalistas por tocar las narices...
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