En en lento discurrir de Venezuela desde paraiso petrolero potencial a república bolivariano- bananera, el presidente Hugo Chávez está demostrando tener un raro talento para definirse a sí mismo. Uno de los programas culturales del gobierno venezolano es regalar a sus ciudadanos una copia del Quijote, nada menos.
En lo que han llamado la operación Dulcinea (puestos a hacer el banano, lo haremos incluso en el nombre del evento), 350.000 copias serán distribuidas por la calle, y más de 700.000 por escuelas y bibliotecas del país. Francisco Sesto, ministro de cultura, ha dicho a la BBC que "aún estamos oprimidos por gigantes, así que queremos que el pueblo venezolano conozca mejor el Quijote, que vemos como un símbolo de la lucha por la justicia y el desfacer entuertos".
Lo que estaba como una regadera y murió triste, sólo y derrotado lo pasan de puntillas, creo. En fin, si Chávez y su gente ven al Quijote como modelo, tienen un buen gusto literario, sí, pero en cuanto a política es para echarse a correr. Y lejos.
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