Cuando se habla de medidas para fomentar la competencia a veces la gente tiene en mente cosas muy complicadas, con costosas privatizaciones y ayudas millonarias a compañías privadas para que no se costipen con los costes de transición (un eufemismo como cualquier otro). Bueno, hay cosas más pequeñas, sencillas, y que ayudan mucho más a los ciudadanos, que es al fin y al cabo el que en teoría debería beneficiarse de la mayor competencia de los servicios privatizados, como lo que se aprobó ayer.
¿Alguien ha tratado de dar de baja un línea de telefónica? es como combatir un contrato marxista, sección Groucho. Tras horas de absurda conversación con la mitad de los teleoperadores de la compañía, a uno le acaban enviando a una tienda Dios sabe donde para dar no se qué, enviar un fax, poner una vela a la virgen de Lourdes, y todo para que al mes siguiente le carguen de nuevo la factura, mientras dicen "ups, se nos olvidó".
Pues bien, reglamento en mano, se les acabó el chollo. A partir de ahora, los usuarios pueden rescindir un contrato avisando simplemente con 15 días de antelación, y sin que la operadora pueda hacer chanchullos raros (estilo dejarte sin ADSL) cuando te largas. Es un cambio legal que requiere un miserable reglamento, una firmita del ministro del ramo, y a correr, pero que ayudará a que sea mucho más fácil cambiar de compañía, y por ende, buscar precios bajos. Esperemos que acabe la tontería, y los precios sigan bajando. Sólo hace faltar echar una ojeada a lo que se pide ahora por ADSL, una vez liberado el mercado en serio.
En fin, parece que esta izquierda "radical" es consciente que más mercado, muchas veces, es una bendición para los ciudadanos, mientras que la buena derecha capitalista lo restringía. Los tópicos, para variar, son falsos.
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