El nuevo candidato a embajador en las Naciones Unidas de la administración Bush, John Bolton, parece que lo tiene difícil. Entre sus declaraciones anteriores y su conocido desprecio por la ONU, y las revelaciones que ha sido siempre un auténtico cretino con sus subordinados, parece que el Senado no está demasiado por la labor de dejarle la puerta libre.
En otras palabras, el sistema constitucional americano funciona. Los nombramientos a cargos importantes que hace el presidente no son automáticos, sino que deben ser confirmados por el Senado. Esto incluye jueces federales, miembros del gobierno, directores de agencias federales, y embajadores. En la mayoría de los casos, el partido que está en minoría lloriquea un poco, pero deja pasar casi cualquier cargo, a no ser que sea alguien manifiestamente impresentable. Habitualmente se da el beneficio de la duda (caso de Alberto González, por ejemplo), pero este Bolton parece realmente ser un caso de cretino profundo, así que aún se lo cargarán.
El sistema, por eso, es tan bueno que incluso deja que los senadores bloqueen a algunos nominados indefinidamente, el filibusterismo que explicaba no hace mucho. Bien, los republicanos han decidido que han tenido bastante de eso, y que ahora que son mayoría pasarán el rodillo con ganas... y la semana que viene se plantean cambiar las reglas, algo que no se puede frenar con una minoría de bloqueo. Una vez libres de este limite, ya han dicho que van a jartarse de pasar jueces estilo Ratzinger, pero en evangélico.
Lo fascinante es que hay varios senadores republicanos que ya han dicho que no están nada seguros que eso sea una buena idea, así que es posible que el cambio de reglas no se lleve a la práctica. El gobierno limitado es algo muy apreciado en la manera de hacer política en Estados Unidos, y con un poco de suerte, la tradición del filibusterismo, que ayuda a protegerlo, se salvará. Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario