(...) Primero, Catalunya debe tener una agencia tributaria propia. Además de darle poder de negociación, eso la protegerá ante las potenciales arbitrariedades de futuros gobiernos radicales -de derechas o de izquierdas- españoles.
Segundo, Catalunya debe decidir los impuestos que mejor se adapten a su estructura económica -que es distinta de la española- con el objetivo de fomentar el crecimiento y el bienestar de sus ciudadanos.
Tercero, con el dinero recaudado se pagará al Gobierno español la parte proporcional de los gastos indivisibles centrales como embajadas, ministerios o ejército porque éstos deben ser divididos solidariamente entre todos los ciudadanos a los que, presumiblemente, benefician. Hasta aquí, creo, todos los partidos catalanes están de acuerdo.
Cuarto, Catalunya pagará a España una contribución adicional (aunque algunos políticos hablan de cuota de solidaridad, amí no me gusta esa palabra porque es vaga y, en consecuencia, susceptible de generar arbitrariedades fiscales. Propongo llamarla contribución adicional para que todo el mundo entienda que es una contribución que suplementa lo que ya se ha pagado de acuerdo con el apartado anterior). Esta contribución adicional debe ser transparente, pública, verificable y sujeta a tres principios fiscales fundamentales.
El primero es el de la equidad: todos los ciudadanos deben ser tratados igual, por lo que el gasto por habitante debe ser el mismo en todo el territorio. Eso implica que la proporción de toda la recaudación fiscal de España que va a parar a Catalunya debe ser igual a la población relativa. Dado que Catalunya tiene el 15% de la población española, el criterio de equidad sugiere que la fracción del dinero español que debe quedarse en Catalunya es del 15%.
El segundo principio es el de la eficiencia: el Estado no sólo está para redistribuir, sino que también debe fomentar la eficiencia económica. En este sentido, las regiones que más generan, deben tener más servicios públicos: hay que hacer más carreteras allí donde hay más camiones. O sea, que el gasto relativo debe ser igual al PIB (o al esfuerzo fiscal) relativo. Dado que Catalunya genera el 19% del PIB español, el 19% del dinero público debe quedarse aquí (21% si escogemos el esfuerzo fiscal relativo).
Para compaginar los principios de equidad y eficiencia, el nuevo sistema de financiación debería, pues, hacer que la cuota adicional sea un promedio ponderado de la población (15%) y renta relativa (19%). La pregunta es: ¿qué peso o importancia debe tener cada uno de los dos factores en la ponderación? La respuesta nos la da el tercer principio fundamental: las políticas de redistribución regional nunca funcionan si son perpetuas: un Gobierno que sabe que va a recibir montañas de dinero cada año, tiene pocos incentivos para comportarse de manera eficiente y sacar su economía del pozo.
Por ese motivo, propongo que, en un primer momento, se dé el mismo peso a la equidad y a la eficiencia y que, con el tiempo, la importancia de la eficiencia vaya aumentando, cosa que automáticamente reducirá la contribución adicional. Más concretamente, mi propuesta es que, en el primer año, la proporción del dinero que finalmente se invierta en Catalunya sea igual a un medio de la población relativa más un medio de la renta relativa. El segundo año, las ponderaciones deben ser un tercio para población y dos tercios para la renta. El tercer, cuarto, quinto años, el peso de la población debe pasar a un cuarto, un quinto y un sexto respectivamente, y así sucesivamente (si en lugar de la renta utilizamos el esfuerzo fiscal relativo, la contribución adicional desaparecía a medio plazo).
Si hacen ustedes las matemáticas verán que, concretamente, mi propuesta implica que la contribución adicional del primer año será del 17% de los impuestos pagados por los catalanes, lo cual corresponde a un déficit fiscal del 4,6% del PIB. Esa cantidad refleja una gran solidaridad (¡17% de nuestros impuestos!) y debería ser aceptada por todos aquellos que dicen que los catalanes exageran cuando dicen que el déficit no es del 8% o 9% del PIB.
Si la renta de España no converge con la de Catalunya, el segundo, tercer y cuarto años, la cuota adicional sería del 15,7%, 14,5% y 13,7% de nuestra recaudación. Al cabo de 25 años, los catalanes todavía enviaríamos a España el 10% de nuestros impuestos (o el 2,6% de nuestro PIB). Si, por el contrario, la renta española converge con la catalana, la cuota adicional desaparece automáticamente... como debe ser. (...)
Disculpas por la enorme cita, pero creo que lo merece. Debo reconocer que me gusta, en líneas generales, ya que es racional, predecible, automática y además fácil de vender. Produce equidad e incentivos para el crecimiento. Y además, está respaldada por un economista serio, no un tuercebotas cualquiera. Realmente un excelente punto de partida.
6 comentarios:
Es economista. Y muy nacionalista, por cierto. Independentista, de hecho. Estoy seguro que esta propuesta en LD y Red Liberal no gusta.
Egocrata, una precisión. En el párrafo:
"Segundo, Catalunya debe decidir los impuestos que mejor se adapten a su estructura económica -que es distinta de la española- con el objetivo de fomentar el crecimiento y el bienestar de sus ciudadanos."
"su estructura económica -que es distinta de la española-
¿sabes a qué se refiere? Porque aunque me costa que la economía Catalana, es menos dependiente (aunque está cambiando, un poco en la actualidad...) respecto a la vasca (p.e.), de la economía del resto de España...¿es diferente a la estructura Europea también?
En general, me parece una propuesta justa e interesante, aunque posiblemente la intentaría "reajustar" en los porcentajes un poco al alza, respecto a las comunidades que tengan un número de inmigrantes considerable viviendo en Cataluña...(vamos Andalucía, Extremadura, sobre todo, y Castilla (Madrid no, claro...) en menor medida).
Un saludo.
Yo diría que se refiere a la diferente composición sectorial de la economía. No tiene sentido para una gobierno catalán que el impuesto de sociedades tenga desgravaciones para astilleros, por ejemplo, pero sí para otras industrias. Por añadido, Catalunya tiene un sector servicios enorme, así que es probable que se quiera primar aquello que es más eficiente en la economía catalana. El sector agrícola extensivo es irrelevante (casi) así que mejor cuidar la producción vinícola de calidad... Estas cosas.
A mí los porcentajes me parecen bien. Enviar fuera un 17% de los impuestos es sencillamente una barbaridad; no se puede pedir más redistribución.
¿No ha aparecido ningún liberal-insultador acusándote de enemigo de la libertad, irresponsable, compañero de viaje de los terroristas; etc?
Cuando pones una propuesta en detalle, larga y tal, tienden a evaporarse. Raro, ¿no?
Ayer intenté hacer un comentario y se me borró...sniff.
Vamos a intentarlo de nuevo:
Me parece una propuesta a tener en cuenta, pero le veo un fallo: cuando habla de ponderar el % de población con el del PIB que representa dentro de España creo que sería como dar las becas a quien más dinero tiene, en vez de a los que de verdad las necesitan...
Y sobre la agencia tributaria propia creo que sólo la podría tener en el momento en que todas las CCAA de esta país también puedan disponer de la suya si quieren; sino estaríamos discriminandolas. Aparte de que me parece un poco "contracorriente" descentralizar competencias tan importantes como la agencia tributaria en un momento en que se tiende a transmitir poder a organismos supranacionales como la UE.
De todas formas me parece que siempre que las cosas se expongan así hay que tenerlas en cuenta, no es descabellado, aunque yo le haría algún cambio.
Saludos para todos! :)
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