Los republicanos en Estados Unidos están con ganas de marcha. A pesar que el jaleo de Schiavo les ha hecho más daño que bien y que el plan para privatizar la seguridad social parece estar condenado al fracaso, ellos a lo suyo.
Resulta que en el senado los demócratas están amenazando con bloquear las nominaciones de algunos jueces federales propuestos por el presidente. Ya se sabe, siempre la Casa Blanca nomina algún ultra, para molestar. Los demócratas usan para frenar estos casos una táctica permitida por el reglamento del senado, el filibusterismo. Una de esas tradiciones curiosas: mientras haya alguien hablando en el hemiciclo, no se puede votar nada, a no ser que 60 senadores (de 100) voten prohibir más discursitos. Esto a la práctica significa que no se puede votar nada si no se tienen 60 votos, y los republicanos tienen 55.
Pero nada, eso no les desanima. Si las reglas no les dejan salirse con la suya, a cambiarlas. Es mi Scategories y un pulpo es un animal de compañía, o me lo llevo. Como las reglas se cambian con mayoría simple, pues se las cargan y se acabó. Y os vais a comer todo nombramiento judicial que nos guste.
Evidentemente, no estoy demasiado de acuerdo. No por que lo hagan los republicanos (los demócratas tuvieron esta tentación hará diez años, y no cambiaron las reglas) sino porque rompen una de las cosas que mantienen este país funcionando, la protección de minorías. Estados Unidos es una sociedad muy diversa, y todos esos frenos a la dictadura de la mayoría, que tanto temían los redactores de la consitución, están para algo.
Lo curioso es que los republicanos parece que acumulan una batalla perdida detrás de otra ultimamente, y en cambio siguen cabalgando. Se tiene que admirar su locura y/o determinación. Probablemente esto acabará en pifia también (se han levantado muchas voces en contra dentro del mismo partido), pero la obcecación de algunos es preocupante.
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