jueves, abril 07, 2005

Cuando las ideas razonables dan miedo: financiación autonómica

Puede que parezca obsesionado por el tema, pero en política, si hay algo importante, es quién tiene y quién gasta el dinero, y quién lo recibe. Básicamente se trata de eso, de hecho.

Todo esto viene por el artículo alarmista de la semana de Francesc de Carreras (La Vanguardia), diciendo que por el hecho que el PSC haya aceptado la idea de las balanzas fiscales, el mundo se acaba. Eso, o la relación entre socialistas catalanes y el PSOE, vamos. Su artículo se apoya en la muy razonable idea que pagan impuestos los individuos, no los territorios, y que por tanto la idea de balanzas fiscales es absurda.

El problema es, su premisa es falsa. Los individuos pagamos los impuestos; el problema es que con el sistema actual no sabemos dónde van a parar. Ahora mismo, menos en Navarra y Euskadi (que por cierto, viven subvencionadas), los contribuyentes ponen el dinero en una caja en Madrid, y de allí se reparte por territorios, no por individuos. Es decir, sé el dinero que recibe cada comunidad autónoma y municipio, pero no tengo ni idea de dónde sale.

En el modelo actual de caja única, sólo podemos calibrar medianamente esto si nos dicen las balanzas fiscales. No es un indicador perfecto, pero todo el dinero va a parar a un sitio y después vuelve, no se nos puede contar de otra forma. Lo que se debe corregir es este absurdo sistema de dar todo el dinero al gobierno central, y empezar a tributar sabiendo claramente quién recauda cada cosa. O en otras palabras, descentralización fiscal. Cuando pague, saber que un 10% de mi salario se lo queda el Estado, un 8% mi comunidad autónoma. Y se lo queda, no va a Madrid y vuelve.

Si vivo en una comunidad rica, que sepa que si pago más impuestos autonómicos es porque el gobierno central nos pasa menos pasta, no por otra cosa. Ahora sólo vería que mi autonomía recibe menos transferencias y tiene peores autopistas, pero no sé a quién echarle la culpa. Como contribuyente, para evaluar qué trabajo hacen los políticos, yo quiero saber dónde van a parar mis impuestos. Si me gusta el reparto o no, eso es algo que decido yo y voto en consecuencia.

Esto no es "romper España", es sentido común. Con el sistema actual, Valencia, Madrid, Baleares y Cataluña viven en un régimen de solidaridad secreta obligatoria, en que pagan una cantidad indeterminada de más, sin poder decidir o votar por otra cosa. Es natural que anden algunos con la mosca tras la oreja, pensando que el resto del país les toma por tontos.

Por cierto, un detalle: el PP es tonto. Tiene tres de las cuatro comunidades más ricas, y se erige en defensor de la solidaridad territorial. Si quieren hacer daño al PSOE en serio, deberían apoyar a Maragall con todo el equipo, al menos sus presidentes autonómicos. Un reforma del sistema que beneficie a Cataluña beneficia a sus autonomías, vamos. Y dar menos recursos a la (clientelista) Junta de Andalucia aún les ayudará allí electoralmente, aparte de poner los socialistas a la greña entre ellos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que es un tema complicado, porque a priori suena muy mal. Estoy de acuerdo contigo en lo de descentralizar la fiscalidad, y tienes toda la razón en que por mucha solidaridad que haya que tener entre regiones hay veces en que es excesivo; pero el problema es dónde establecer el límite. Yo no lo tengo nada claro, pero creo que es un poco como la idea del tipo único, que aunque suena mal, finalmente tiene sentido.

R. Senserrich dijo...

Un ejemplo cercano: los länder alemanes tienen limitado legalmente transferir un máximo del 4% de su PIB a otras regiones.

Castells calcula que Cataluña pasa un 7.5%...

Es una cosa que es posible venderla al público, si se hace bien. Pero no se atreven.