Radicalismo de izquierdas, nada menos. Parece que hay algún redactor de La Vanguardia con muy buena memoria (y un peculiar sentido del humor) que recordaba que el primero en pedir el retorno de los papeles de Salamanca a la Generalitat fue Manuel Fraga, en las Cortes, en 1980. "Cosas de Don Manuel", que dicen por calle Génova. Parece mentira que tengan un radical que se inclina a las demandas de ERC desde hace 25 años en sus filas.
Y no sólo eso. Don Manuel odia a las víctimas del terrorismo, a los vascos y vascas, y al líder de su partido (pobre Mariano, cómo pasan de él) y pide "Medidas de gracia" para los terroristas de ETA cuando dejen las armas. Rendición y concesión en las filas del PP, por el presidente fundador, nada menos. Curiosamente, en Libertad Digital no han cubierto la noticia, no sea que el derrotismo galaico rompa la resistencia a la japonesa del constitucionalismo. Todo esto mientras presenta medidas sociales de esas que gustan tanto a Jorge Valín; Fraga, nada menos, se pasa al comunismo.
Lo que no deja de ser una maniobra inteligente, de hecho. Fraga sabe que compite con la izquierda y el nacionalismo, no con la gente que se entusiasma con la manifestación de la semana del PP. El viaje al centro del PP, ese que Aznar siguió, sigue siendo la opción correcta, y el Fragasaurio, que si lleva 40 años en el negocio es por algo, sabe dónde debe ir.
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