A pesar de los pesares, Adolfo Suárez es uno de los artífices de la transición, una de las piezas imprescindibles. A pesar de lo mucho que se le maltrató, y la dudosa gestión económica de sus gobiernos, la tarea más difícil, el lograr que de las cortes constituyentes saliera una constitución moderna y estable, la pasó con nota. Fue un esfuerzo colectivo, cierto; pero el fue un piloto hábil.
Por eso me alegra que Luis del Olmo le rinda homenaje, tantos años después. Un homenaje, por desgracia, que llega tarde; la enfermedad casi ha acabado con el ex-presidente, que no recuerda lo que fue antaño. Aún así, es necesario recordar uno de los padres de la España actual. La democracia es un sistema cruel con sus líderes, que tienden a dejar el cargo derrotados y sólos. Vale la pena ahora rendir tributo a un hombre que hizo todo lo que pudo por conseguir que el país llegara a donde está ahora.
Desde aquí, gracias.
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