lunes, abril 25, 2005

Otro artículo delirante: Valín ataca de nuevo

Se pensará que le tengo manía, pero es que el hombre este cada vez que abre la boca dice tonterias. Habla como si todo lo que supiera de economía y política saliera de Hayek, y mete la pata con entusiasmo. Ahora se queja de las licencias televisivas y las compara con la esclavitud (hay gente que se complica la vida para mostrar que sabe un poco de latín), diciendo que esto de las licencias es una restricción al libre mercado, el horror, y que nos oprime a todos mucho. Y que Polanco es el mal, claro.

Bueno, a lo que escribía no hace demasiado me remito. Las licencias para el espacio radioeléctrico están por una buena razón, ya que ese espacio es un bien público. Di una explicación del lado técnico, muy básica, aquí. No hace falta ser ingeniero para saber de estas cosas, que está en cualquier manual básico de economía. En fin.

17 comentarios:

R. Senserrich dijo...

A mí más bien me irritan. Esto de soltar pseudociencia me pone enfermo.

Diego González dijo...

te responden. Estos austríacos, que no miran un libro...

Daniel Rodri­guez dijo...

Aparte de las bofetadas que te da Rallo por la parte económica, cabría recordarte que la técnica está ampliando enormemente la capacidad del espacio radioelétrico para aumentar su capacidad. Si ponías en tu ejemplo "técnico" una conversación en una cena. Olvidas en ese ejemplo que los seres humanos tenemos capacidad de discernir lo que nos llega emitido a potencias similares. Del mismo modo, se puede emitir de forma mucho más eficiente incluso que la radio y TV digital que se nos avecina, a base de diferenciar cada emisión por medio de un código emitido al inicio de cada paquete emitido. Esto es lo que permite que el éter se llene de comunicaciones de teléfonos móviles sin que se crucen y se puede extender con facilidad técnica (que no política, claro) a las emisiones de radio y TV.

R. Senserrich dijo...

Ya digo que la enorme ventaja de la tecnología digital es que permite meter mucha más información en el mismo espacio radioeléctrico. Aún así, sigue sin ser infinito. La telefonía móvil es de hecho otro ejemplo dónde es necesario licencias, ya que aún usando tecnología digital, no hay espacio para infinitas compañías.

Valín no está distinguiendo entre tecnologías, por eso.

En la parte económica, la única crítica es que llamo bien pública a una tragedia de los comunes (desde Olson se estudian como bienes públicos), y que el cree que el mercado se puede autoregular, cuando no hay ni un sólo país (desarrollado) que tenga anarquía radioeléctrica. De hecho la regulación en Estados Unidos fue pedida por los propios empresarios, ya que estaban hasta el gorro de no poder emitir en la nube de ondas que se formó. Lee el magnífico libro de Paul Starr (the creation of the media) sobre el tema.

Anónimo dijo...

Egocrata, el aire que respiramos es finito y no lo consideramos todavía un bien escaso. Si emitiendo en una única frecuencia caben las comunicaciones móviles de miles de personas, ¿por qué es necesario conceder una concesión administrativa para emitir por radio digital?
Por otro lado. ¿Por qué son necesarias las licencias para la telefonía móvil? Acaso las estaciones base que vende Nokia son escasas. Aunque el sistema no esté del todo preparado para soportarlo, no existe ninguna verdadera razón de fondo para que no existiesen en España 60.000 operadores de telefonía móvil. Eso sí, habría una cierta sensación de DESORDEN.
La causa real es que para ser un operador móvil tienes que salir en el BOE.

Daniel Rodri­guez dijo...

La tragedia de los comunes es una consecuencia de la falta de derechos de propiedad, como has sido incapaz de rebatir en la conversación posterior al artículo de Rallo. Los bienes públicos se caracterizan (si aceptamos la definición) como bienes con no rivalidad en el consumo e imposibilidad de exclusión. No has sido capaz de rebatir a Rallo cuando razona por qué el espacio radioeléctrico no cumple esas condiciones. Admitelo o retirate a investigar un poco más. O al menos retira tus insultos a Valín por saber un poco más que tú.

Daniel Rodri­guez dijo...

Por otro lado, te recuerdo que algunos padecemos un pequeño mal. No aceptamos el argumento de autoridad. Si eres incapaz de explicar por qué la tragedia de los comunes ha de ser incluida en el estudio de los bienes comunes nos da lo mismo que lo haya dicho Marcur Olson... o Mises. Tendrás que razonarlo. Cosa que no haces.

Anónimo dijo...

Demasiado caso que os hacen a los intervencionistas y vuestros 'argumentos'

R. Senserrich dijo...

Clasificación de Olson de bienes públicos (en The Logic of Collective Action):

(Permite exclusión de consumo / se agota por consumo)

si/ si: bien privado
si/ no: "club good"
no/ si: bien común
no/ no: bien público puro

No voy a rebatir que la tragedia de los comunes se soluciona con derechos de propiedad. Lo que digo es que el sistema de licencias es un sistema de asignación de derechos de propiedad.

Pero la tragedia de los comunes es un subtipo de la clasificación académica de bienes públicos, leches.

Anónimo dijo...

Efectivamente, estabamos ante una perversión del tipo bien público. Si te fijas esa clasificación no es entre bienes públicos, sino entre bienes (pues ningún bien puede salir de esas cuatro combinaciones). Y si calificas a todo bien como bien público, la definición de bien público deja de tener sentido.

Por tanto, bien público sólo es el bien público puro. Lo demás no tiene sentido.

Por otro lado, en otro post, para más inri, comentaste que El espacio radioeléctrico es gratis, no hay coste de infraestructura más allá de poner la antena (no hay que tirar cables), así que es de hecho un bien público puro, según esa clasificación el espacio radioeléctrico no se agotaría con el uso. Nuevo error. Nueva confusión.

Pero insisto, esa clasificación no tiene sentido alguno, pues identifica bien público con bien.

Eaco

Anónimo dijo...

Olson menciona que menos los si/si, las otras tres categorias son clases de bienes publicos, con los clubes siendo los que menos problemas dan.

Asi lo define el sr. Olson, vamos.

Anónimo dijo...

Ah, y el espacio radioelectrico, estrictamente, no se agota. No desaparece, solo se vuelve inutil cual autopista congestionada.

Anónimo dijo...

La clasificación que establezcas puede ser enteramente arbitraria; la cuestión son las implaciones que ella tiene. El problema de los bienes públicos es su incapacidad para ser proveídos por el mercado. Si existe capacidad de exclusión esa posibilidad sí existe; si es limitado simplemente tendrán que establecerse derechos de propiedad.

De hecho, según como lo entiendas todos los bienes son públicos. Un parque permite excluir y también se agota con el uso (por lo que sería enteramente privado) En un cine semilleno, el CMg de incluir a un nuevo espectador es 0, por tanto sería un bien público.

Por tanto, el único concepto abstractamente atractivo que guarde cierta relación con los bienes públicos son los bienes públicos puros.

Por otro lado, el espacio radioeléctrico sí se agota; la escasez es un concepto relativo respecto a las posibilidades de uso. En tanto haya más gente que vaya empleándolo, se va volviendo más escaso. La escasez es un concepto económico, no físico.

Por eso, no tiene sentido que hables de inutilidad del espacio radioeléctrico; es como si hablas de la inutilidad de manzanas si, dado que son escasas, se generalizan los robos y la destrucción de las mismas.

Los problemas de interferencias, dilucidados por los tribunales.

Eaco

R. Senserrich dijo...

Un tribunal no puede legislar, caballero. La legislación que establece los derechos de propiedad la redactan los políticos, que para algo les escogemos.

Y usaron el sistema de licencias.

De la clasificación no hablo más, porque es una cuestión de nomenclatura académica.

Anónimo dijo...

Ya te he respondido. Nadie habla, aquí, de privatizar el Estado, sino el espectro radioeléctrico.

La función de la ley será defender las apropiaciones homesteading y la de los tribunales aplicar medidas para su efectiva defensa.

Lo otro es irse por las ramas.

R. Senserrich dijo...

Gracias por contradecir toda la teoría económica moderna. En fin.

Anónimo dijo...

Pero la situación española no es un bien público nacionalizado por el Estado, sino que además se han otorgado licencias y se ha cerrado el acceso al mercado. Y la consecuencia es que el Estado, por sí sólo, decide que el mercado se fragmente en distintos operadores con distintos marcos de negocio, donde como mucho se alcanza el duopolio:
- RTVE+autonómicas: subvenciones + publicidad.
- Tele5 y A3: publicidad.
-Canal Plus: de pago y publicidad.

En ni gún momento se puede competir en igualdad de condiciones, y mucho menos el poder acceder a una nueva licencia por parte de un tercero.

Y lo que es tronchante es que no haya más que 3 +2 cadenas de ámbito nacional, y luego en cualquier ciudad mediana hay el doble de TV local.

¡¡¡Pues menos mal que no hay para más nacionales!!

Que se lo digan a Localia...