martes, enero 31, 2006

"Charnegos", verdades y condenas variadas

El señor Jordi Sevilla, valenciano, ministro de administraciones públicas, ha armado un pollo de consideración hablando de José Montilla y elecciones catalanas. Algunas de las reacciones han sido justificadas, otras injustificadas, y siento decir que me temo que todas han tenido un tufillo hipócrita preocupante.

Empezaremos por los de siempre, la gente de Libertad Digital. Desde su bitácora claman que los políticos progres catalanes condenen al señor Sevilla a la hoguera por decir que José Montilla, al ser charnego, no sería un buen candidato a la Generalitat. Qué es esto de llamar a los catalanes racistas, vamos. ¿No nos condenan a nosotros cuando decimos esto? Pues venga, a condenar a Sevilla, hipócrita.

Bonita falacia de hombre de paja, muchachos; me temo que los políticos catalanes ya han contestado en tromba a la salida de tono del ministro en cuestión. La frase más repetida ha sido eso de "es catalán el que vive y trabaja en Cataluña" que tanto repetía Pujol, y que por cierto de excluyente tiene bien poco. Por lo tanto, me temo que cuando LD y sus muchachos vuelvan a poner al 90% de los catalanes de demonios totalitarios aldeanos y racistas, seguirán siendo tan despreciados como de costumbre. Y con razón.

Lo que me lleva a la reacción de los políticos catalanes, de todos modos. Soy catalán, así que si envio a parir a los catalanes me tiro piedras sobre mi propio tejado, pero el comentario de Jordi Sevilla tiene algo de verdad. Un tipo con apellidos "Martínez Pérez" podría presentarse a las elecciones al parlamento catalán en un partido como el PSC o el PP (o incluso CiU, oh locura), y muy probablemente no se comería un rosco. Y sí, estoy hablando en serio. Tardaremos bastantes años antes que alguien con apellidos y acento castellano llegue a mandar en Plaça de Sant Jaume, en cualquiera de las dos aceras.

¿Racismo? No necesariamente. Comportamiento electoral. Por razones variadas, la participación en elecciones generales y autonómicas en Cataluña es notoriamente distinta. Más concretamente, la abstención es mucho más elevada en las catalanas (de media) y se concentra sobre todo entre las familias castellanoparlantes. El resultado es que el votante mediano (el que todos los partidos menos el PP buscan) en las elecciones autonómicas tiende a ser más nacionalista que en las generales, haciendo que los partidos sean mucho más reacios a presentar candidatos digamos "experimentales". Quizás Montilla como candidato movilizara ese voto abstencionista, pero no hay nadie lo suficiente majara en el PSC como para intentarlo a corto plazo. Corrijo, si hay alguien lo suficiente majara: Maragall. El problema es que él es el presidente, y ya ha dicho que se presenta a la reelección.

Más allá de eso, me encantaría ver la reacción de algunos de los comentaristas más escandalizados si Dimitri Piterman consigue el pasaporte español y se presenta a las elecciones de la Comunidad de Madrid. Con el pollo que armó sólo comprando el Rácing de Santander, el ataque de apoplejia de algunos si se metiera en política sería histórico. Hay una cierta tendencia natural a querer que los políticos sean más o menos nativos del lugar donde se presentan, y eso sucede en todas partes. Igual que en el Hospitalet será difícil ver ganar a alguien llamado "Masdeu Casajoana" la alcaldía, un tipo de Ripoll con ese apellido tendrá la misma actitud ante un "Martínez Garcia" en la Generalitat. ¿Racismo? Yo que sé. Pero para un partido que quiere ganar elecciones, un problema.

Abstenciones asimétricas aparte, me gustaría que alguien se dedicara a contar la proporción de ministros catalanes en el gobierno central desde el principio de la democracia. No sé por qué, pero me temo que si hay alguna comunidad patéticamente infrarrepresentada es Cataluña. Y a este paso, pasarán décadas antes de que veamos algún presidente del gobierno salido del principado.

Oprah, el falso autor y los medios

Jon Stewart es uno de los (falsos) periodistas más influyentes de Estados Unidos. Aparte de ser un comediante excepcional, y el futuro presentador de la gala de los Oscar, es un tipo tremendamente inteligente, con una capacidad tremenda para analizar la realidad a través del absurdo. Su programa diario, "The Daily Show", un falso informativo que analiza, en clave de humor, las noticias del día, es habitualmente uno de los programas más tristemente cuerdos de la televisión americana.

El blanco favorito de Stewart desde hace tiempo, sin embargo, no son los políticos, sino los periodistas. Le resulta deprimente en extremo que un humorista en Comedy Central sea considerado una persona influyente, un líder de opinión, y el tipo no duda en enviar a parir la prensa seria cada vez que puede. Sin ir más lejos, el año pasado Stewart literalmente logró que CNN cancelara un patético programa de debate (Crossfire) tras ser entrevistado en él, y dejar en evidencia la estulticia de los presentadores.

Ayer volvió a la carga desde su programa, que logró ser patético y hilarante al mismo tiempo. La idea era comparar la cobertura que los medios (CNN, Fox y MSNBC en especial) daban de dos noticias, una novela de James Frey y la política en general.

La novela es uno de esos escándalos incomprensibles que tanto obsesionan a la prensa americana de vez en cuando. Oprah Winfrey, musa de marujas y presentadora de enorme audiencia, recomendó en su programa hace unos meses un libro titulado "A Million Pieces" de James Frey, unas memorias en las que el autor explicaba su caida en el alcoholismo, vicio y drogas y su posterior redención. El problema, como reveló la página The Smoking Gun, es que todas sus historias eran una sarta de mentiras.

El horror, el horror. Circo mediático activado. Primero, el autor da una entrevista en CNN, en hora de máxima audiencia, donde reconoce que alguna libertad se había tomado. La prensa, los comentaristas, a todas horas analizan la entrevista, lo que dice, lo que se prueba como verdadero. Oprah llama durante la entrevista y le perdona, porque el libro le emocionó. Pero siguen saliendo revelaciones. Oh, el horror. Y el viernes, en el programa de Oprah, James Frey es entrevistado y puesto en ridículo por la presentadora, que está tremendamente decepcionada, triste, y se siente traicionada por las mentiras del autor. De nuevo, todas las cadenas muestran trozos de la entrevista, y comentaristas a derecha e izquierda envían a Frey a la hoguera. "Engañó a Oprah", dicen. Se ha hecho justicia.

Ayer Jon Stewart cogió imágenes de todos esos comentaristas cabreados, ese horror a la mentira, a la falta de honestidad, a maquillar hechos y embellecerlos para impresionar el público y vender libros... y las contrastó con el trato que dedica la prensa a los políticos en general, y Bush en particular. ¿Qué encontró? Preguntas fáciles y orquestradas, vaguedades, no querer comprobar los hechos y hablar sólo de opiniones, y nadie tomando partido por nada que no sea la táctica política y la entrevista irrelevante. Cuando se trata de un libro, todo es una cruzada por saber la verdad. Cuando se trata de política, ir a la guerra y escándalos varios, todo es unos opinan esto, otros lo contrario, y la verdad es opcional. El contraste fue realmente patético.

El estado de los medios de comunicación en Estados Unidos es sencillamente lamentable. Centrados en un mar de irrelevancia, tratando de resolver las historias más absurdas, completamente despreocupados de cualquier intento de ir hasta el final en aquello que es importante y desconectados de la realidad, resulta casi doloroso, patético, ver como un humorista los despelleja. Poco a poco, las caricaturas (como el discipulo de Stewart Stephen Colbert) toman el mando.

En fin.

Nota al margen: sí, esto también ocurre en España. Pero creedme, ni de broma al mismo nivel que aquí en Estados Unidos. Lo de aquí es horroroso.

Sanidad, el "dolor de cabeza de América"

Así define el Economist el estado del sistema sanitario americano. No es una publicación que pueda ser acusada de progresismo estatalista galopante, y la conclusión a la que llegan es más o menos la misma que todos los observadores razonables (servidor incluido...) obtienen tras estudiar el problema: el sistema es un auténtico desastre.

Algunos datos adicionales, que complementan los que ya mencioné hace unos meses. Estados Unidos gasta un increíble 16% del PIB en sanidad, el doble que la media de los países ricos. Un 30% del gasto, como mínimo, es directamente desperdiciado en papeleo y gastos de gestión. Por si fuera poco, un 60% del total del gasto acaba de hecho saliendo del bolsillo del contribuyente, sea porque el estado cubre a los pacientes más caros (enfermos crónicos, gente mayor y rentas bajas en medicare y medicaid), sea por la lluvia de subsidios, ayudas y desgravaciones que las aseguradoras y farmacéuticas obtienen de los presupuestos. Si sólo se contara el gasto público por habitante, Estados Unidos ya estaría confortablemente en la media de la OCDE, con el pequeño problema que el resto del mundo tiene cobertura sanitaria universal, y los americanos dejan a más de 46 millones de personas sin asegurar. Y hay más, es cuestión de seguir leyendo.

La conclusión del Economist es demoledora: "America, like this adamantly pro-market newspaper, may have no choice other than to accept a more overtly European-style system.". No sorprende a nadie, pues, su opinión sobre algunas reformas que pretenden introducir la administración Bush, consistentes en más responsabilidad individual del consumidor y más liberalización. Sencillamente, no funcionará.

Cuando una publicación que tiene como principal divisa su fe en el libre mercado pone a parir, literalmente, un sistema sanitario como el americano, y aboga por una solución a la europea, me parece que es hora de aceptar la evidencia. La sanidad pública es más eficiente que el libre mercado. Hay veces que estas cosas pasan.

lunes, enero 30, 2006

Respondiendo a preguntas de referéndum

El PP ya tiene formulita para su surrealista referéndum no vinculante acerca de una proposición no de ley. Como no hay bastante ambigüedad jurídica en el asunto, la pregunta es de un idiota que se las trae:
“¿Considera conveniente que España siga siendo una única Nación en la que todos sus ciudadanos sean iguales en derechos, obligaciones, así como en el acceso a las prestaciones públicas?”.
Esto se puede responder de dos maneras.
  1. Respuesta seria: según el constitucional, no. Según la constitución, tampoco. Por algo el derecho cívil catalán, aragonés o vasco son distintos al resto, por ejemplo. En Cataluña tengo derechos que en Madrid no tendría, ya ahora. Mis hijos en Madrid tendrían a su vez derechos que en Cataluña no disfrutarían; no pagar impuesto de sucesiones, por ejemplo. Y pudiendo acceder a una prestación pública como son las autopistas sin pagar peaje, oiga. Sea España una única nación o no, la asimetría jurídica está ya en la constitución desde hace 28 años.
  2. Respuesta visceral: también considero conveniente que Rajoy me dé superpoderes y me convierta en Spiderman, ya puestos. Hay una proporción significativa de la población española que creen que su nación no es Castilla/España, sino otra, que tienen distinta lengua materna e identidad. Como la identidad es individual y subjetiva y si uno es liberal tiene que aceptar el hecho que yo me defino a mi mismo como me da la gana, España no puede ser unagrandeylibre "nación" porque alguien lo vote en referéndum. Mira, la realidad es que hay mogollón de gente que habla de cuatro naciones. Votar no les borrará su cerebrito separatista.
Allá ellos y su voto, la verdad. Es como tratar demostrar la existencia de Dios o la ley de la gravedad mediante votación democrática.

El (énesimo) final del régimen constitucional

Federico Jiménez Losantos publica artículos como este al menos una vez por trimestre, sin rubor ni problema alguno, sin que le importe estar equivocado una y otra vez. Como de costumbre, predica el advenimiento del apocalipsis y la guerra final de las fuerzas liberales contra la tiranía de la izquierda totalitaria, que está muerta, caida, y en decadencia, etcétera. Curiosamente, lo que lleva diciendo sin parar desde las elecciones europeas de hace 18 meses, oye. Y mira que predice, predice y predice la caída del gobierno, y resulta que el tipo sigue allí.

Más allá de eso, habla del fin de la constitución de 1978, señalando que la reforma del estatuto pone a la Generalitat por encima del gobierno en aquellas competencias que le son exclusivas. Lo mismo que dice en tono menos melodramático el editorial de LD, señalando que la primacia del derecho autonómico es inconstitucional. Pues mira, resulta que no, a no ser que el tribunal constitucional esté vulnerando la constitución también. Porque ha sido este órgano, único interprete de la carta magna en España, que ha dicho en repetidas ocasiones que en competencias exclusivas de las autonomías, las leyes de estas tienen primacia sobre las del estado.

Y lo jodido es que lo dice la misma constitución, en uno de los artículos que cita el editorial de Libertad Digital, bien grande. Artículo 149.3:

"Las materias no atribuidas expresamente al Estado por esta Constitución podrán corresponder a las Comunidades Autónomas, en virtud de sus respectivos Estatutos. La competencia sobre las materias que no se hayan asumido por los Estatutos de Autonomía corresponderá al Estado, cuyas normas prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de las Comunidades Autónomas en todo lo que no esté atribuido a la exclusiva competencia de éstas. El derecho estatal será, en todo caso, supletorio del derecho de las Comunidades Autónomas"

Dicho en otras palabras:
  1. Si algo no está en la constitución como competencia estatal (la lista del 149.1), una autonomía puede cogerlo sólo añadiéndolo a su estatuto.
  2. Si algo no lo ha cogido nadie, la competencia es del estado.
  3. Si algo no está en un estatuto y estado central y autonomía legislan, prevalece el texto estatal.
  4. Si algo está atribuido en exclusiva a una autonomía (es decir, en la lista del 148.1 o en un estatuto, sin contradecir el 149.1) la norma que prevalece es la autonómica, no la estatal.
Así lo ha interpretado el constitucional, una y otra vez, desde la sentencia 76/1983 (sobre la LOAPA) y así se lleva estructurando el sistema autonómico desde hace 23 años. Sentencia que por cierto deberían leer muchos liberaloides de nuevo cuño de una puñetera vez para que entiendan, de una puñetera vez, que el estado autonómico no implica una jerarquía entre un gobierno central que orderna y unas regiones que obedecen, y que limita de forma muy severa cualquier "armonización" desde el centro.

El 95% de las críticas vertidas sobre el nuevo estatuto son referidas a elementos que ya existen en nuestro sistema jurídico. La legislación autonómica ya tiene primacia en competencias exclusivas, un estatuto puede tomar competencias que esten libres, todo el mundo tiene el derecho y el deber de conocer el catalán y el castellano en Barcelona, y todo ello siguiendo el criterio del tribunal constitucional al interpretar el sagrado texto de 1978.

La reforma del estatuto catalán no toca nada significativo sobre el sistema de reparto de competencias; de hecho, apenas recoge ninguna nueva. Sólo escribe en piedra estatutaria algo que está en mármol en la jurisprudencia del constitucional, y lo hace usando prácticamente idéntico lenguaje. Atacar el estatuto acusándole de provocar cambios que no son tales es deshonesto y estúpido. Casi tanto como achacar peso jurídico a palabras ("nación") recogidas en preámbulos que no tienen efecto jurídico en ningua legislación conocida, o hablar de lo totalitario de reconocer derechos que están en el capítulo segundo de la constitución, bien grandes.

¿Hay cosas corregibles en el estatuto? Si, hay unas cuantas. No es necesario incluir un capítulo de derechos (y algunos, como el derecho al paisaje, son patéticos), el modelo de financiación, aunque mejor que el actual, sigue siendo una chapuza, los mecanismos para dar voz a la Generalitat en algunos temas son barrocos e inútiles, las veguerías son otro monstruo administrativo mutante, y el texto es demasiado largo, se mire por donde se mire. ¿Algo que haya discutido el partido popular?. Ni de broma. Lo suyo es cazar gigantes ficticios y hablar de grandes cambios que no son tales.

Eso no es hacer oposición. Eso es mostrar que el ordenamiento jurídico actual te importa un comino.

viernes, enero 27, 2006

Secuelas del pacto: los errores de ERC

Las secuelas del acuerdo entre Artur Mas y Zapatero en la política española prometen ser profundas. Por un lado, tenemos a nuestros encantadores miembros del PP, combinando el histerismo, las visitas papales y la tozuda disensión de algunos. Por el otro, tenemos a ERC, pillada totalmente a contrapié tras la maniobra / puñalada trapera del presidente del gobierno.

Como del PP ya hablo demasiado a menudo, hoy toca repasar la actualidad de Carod y su tropa. Para empezar, dejar muy claro que no soy de la opinión (y conmigo, el 95% de los españoles) que ERC es el demonio con cuernos. Es un partido independentista bastante inofensivo, que tiene muy claro que la opción de la secesión en Cataluña no es atractiva más que para un 20% del electorado, más o menos. Eso sí, aman las competencias y el poder político tanto como cualquier otro, así que un estatuto generoso les iría estupendo, evidentemente. No tienen en mente, no obstante, ni locas ideas de opresión lingüistica, ni imperialismos raros, ni pistolas, ni ninguna de las locas majaderías que se oyen por ahí fuera. Tienen unas ideas económicas izquierdosas, les encanta mirarse el ombligo y aman el terruño, pero más allá de eso son bastante inofensivos.

Su gran objetivo en la vida estos años había sido quitarle a esos listillos de CiU la pancarta de jefes del nacionalismo catalán, algo que parecían haber conseguido entrando en la Generalitat por la puerta grande. Esperaban, como muchos otros (servidor incluido) que Artur Mas sería incapaz de mantener a su partido unido, dejándoles el camino abierto hacia la gloria. Se encontraron, sin embargo, con tres problemas graves: Zapatero, su torpeza, y el talento del señor Mas.

La gran torpeza de ERC estos últimos dos años ha sido su incapacidad para divertirse soltando astracanadas. Una vez en el gobierno, Carod y compañía decidieron seguir siendo un partido chupi- guai reivindicativo y ruidoso, sin darse cuenta que con ello se convertían en un enorme, gigantesco blanco móvil. Entre sus idas de tono y ganas de salvar el mundo en Perpinyà, los chicos de ERC se convirtieron en el espantajo perfecto de un PP siempre ávido de demonios periféricos.

No que incomodara a Zapatero en exceso, al menos en un principio. Tener a ERC llevándose todas las tortas ha sido hasta cierto punto un pararrayos para el PSOE, que veía como el PP centraba su artillería en algo lejos de las preocupaciones de la población. Aún con esa ventaja relativa, la permanente obsesión por chupar cámara, hablar como si fueran el centro de Cataluña y su manía de nunca hablar de concesiones se acabaron convirtiendo en un auténtico suplicio para el gobierno. Una cosa es negociar, la otra es dejar de ser un socio razonable. Y con un PP cada vez más obsesivo y concentrado en atacar al gobierno sólo en ese flanco, Zapatero y compañía empezaron a plantearse que valia la pena librarse de ellos.

Y aquí radica el mérito de Artur Mas. Primero, mantener un partido como CiU, una federación con miembros dispares, tan unido y centrado como ha estado estos dos años, ha sido francamente importante. A base de recordar la tradición pragmática y posibilista de la formación, y de pedir y tener paciencia a que se abriera una oportunidad, Mas ha conseguido estar en el momento adecuado en el lugar preciso. O dicho de otro modo, ser el partido nacionalista razonable, no bajo el fuego constante del PP, capaz de ofrecer al PSOE un acuerdo pragmático y aceptable para ambos electorados.

ERC, con sus manías, gritos y falta de voluntad en dar concesiones, se acabó por ganar a pulso la maniobra de Zapatero de pactar con CiU. De un plumazo, el PSOE se libraba del gran demonio de la oposición (magnífico titular), dejaba al PP sin discurso, conseguía un aliado mucho más razonable y dejaba a sus dos grandes incordios en posiciones incomodas. Por una lado, el PP pasaba a sufrir problemas internos (que por mucho que digan, serán persistentes), y por otro, ERC con pánico a quedarse sin juguetes.

El pacto con CiU ha sido una señal clarísima por parte del PSOE (y del PSC) que no tendrán manías de sacrificar el gobierno catalán a cambio de vivir más tranquilos. El PSOE no necesita a ERC en Madrid, teniendo otras alternativas de alianza en Cortes a la espera si es necesario. Con el acuerdo, Zapatero ha dejado claro a ERC que si no estan a gusto, que derriben a Maragall cuando les plazca, que a él le importa un comino.

El problema es que a ERC no, y aquí les ha entrado el ataque de pánico. Vamos, que vacilar en Madrid sí, pero esto de dejar las poltronas no les apetece. El resultado es que han amenazado, gritado, agitado y dicho que se lo llevan todo por delante, pero a la hora de la verdad no están dispuestos a romper con todas las letras. Al PSC le ha quedado bastante claro que mucho estatuto, mucho gritar y mucha historia, pero que Carod y compañía prefieren seguir mandando a cumplir con la amenaza de cargarse el gobierno catalán. Cuando ERC lance otro órdago, Maragall ya sabe que no son tan creíbles, por mucha cara de fieros que quieran seguir poniendo.

Jugada maestra de Zapatero y Mas, sin duda. Esquerra la ha pifiado pero bien.

jueves, enero 26, 2006

Para los profetas del desastre socialista...

Las encuestas son a menudo despreciadas como un recurso de político populista para saber que pide la gente, y tirar por lo fácil. Como si hacer lo que pide el electorado fuera sencillo, vamos. Lo cierto es que si tienen algo los sondeos, es su capacidad para dar una cierta perspectiva sobre el debate político, y las guerras absurdas que ciertos políticos y medios construyen.

Cuántas veces habremos escuchado a un contertulio o leido un analista diciendo que la reforma del estatuto pasará factura al PSOE. Ya se sabe, el malvado catalán se lleva el dinero, Zapatero quiere romper a España, y millones de votantes asustados se quedan en casa mirando el fútbol o se deciden por votar a Rajoy. Bueno, pues las cosas no son así, como recoge la última encuesta del CIS sobre qué preocupa a los españoles.

En orden, paro (49%), inmigración (29%), terrorismo (28%) y seguridad ciudadana (23%) son las mayores preocupaciones de la ciudadanía. Nada anormal en estos datos; son las preocupaciones habituales del electorado en España. Lo divertido es que nacionalismos (2,4%) y reforma de los estatutos (2,8%) ocupan la novena y décima posición en la lista, algo que tras tanta profecia del desastre secesionista no deja de ser un porcentaje ridículo. Y esto en una encuesta enorme (casi 5000 entrevistas), con un margen de error pequeño, y realizada siguiendo criterios académicos estrictos.

En otras palabras: el circo de los estatutos a casi nadie le importa un pimiento. Tanta campaña, tanto griterio, tanto histerismo, y el electorado le ha seguido dado la importancia que se merece, poca. Así que si el PP y aledaños siguen con la idea de ganar la Moncloa a base de quemar efiges de Carod y maldecir reformas estatutarias razonables, que se preparen para seguir en la oposición unos añitos. Si ni con Antena 3, Telemadrid, Onda Cero, Cope, ABC, La Razón, El Mundo y Libertad Digital despotricando a todas horas (no está mal, contando la "represión polanquista") han conseguido causar inquietud, es que no hay nada que hacer ya a estas alturas.

Como motivo para la esperanza de los ultras del PP, sin embargo, la carta anti- inmigrante y represora del crimen sigue siendo popular, parece. No lo confundan con el terrorismo internacional (0,1%), claro. Del autóctono, ahora veo por qué tienen tanto miedo a un alto el fuego de ETA, de todos modos. Se quedarían sin discurso.

Irak y el "ejemplo" de democracia para Oriente Medio

Tanto dar ejemplo, tanto dar ejemplo, y cuando los palestinos votan le dan la victoria a un grupo que apoya el terrorismo y se enorgullece de ello.

A ver, habíamos quedado que invadiendo Irak estábamos descubriendo al mundo árabe la belleza y el brillo eterno de la democracia. Una vez Hussein hubiera caido y los suníes, chiítas y kurdos votado en perfecta armonía, el resto de la región se postraría ante el fulgor de los valores occidentales y la música de Britney Spears, y se lanzaría a los brazos del imperio benefactor que les traía la civilización. Añadir un cita de Kipling y su carga del hombre blanco, y ya teníamos el problema solucionado.

El problema: el plan era una basura. Irak es un desastre con todas las letras, Irán ha decidido que con armas nucleares se vive mejor, Pakistán sigue andando hacia el abismo, y en Palestina los locos controlan el manicomio. El único lugar donde las cosas han ido a mejor es Afganistán, en ese pasado remoto en que los americanos preferían no hacer las cosas sólos y a la tremenda.

¿Por qué ha ganado Hamás? Serán todo lo asesinos que se quiera, pero saben hacer las cosas. Cuando se habla de redes de apoyo social y caridad organizadas por Hamás, no es a modo de disculpa progre de un grupo terrorista, sino señalando cómo una organización criminal puede conseguir apoyo. Son la mafia, una banda de matones, y Cáritas (versión cafre) todo en uno, y aseguran su apoyo tratando de ser útiles a sus seguidores. Si no eres uno de ellos... mala suerte.

Combinar una imagen "social" con el mismo estilo distributivo que tendría la mafia ("oferta que no podrá rechazar") y odio al imperio americano y sus lacayos judios, añade una política exterior espantosa, una autoridad palestina oligofrénica, y tienes el resultado de hoy. Malas noticias para todo el mundo, empezando por los palestinos. Lo más triste de todo, sin embargo, es que no deberían sorprender a nadie.

De entrevistados y querellas

Ayer Pepe Rubianes apareció en el radar de la Cope, y todo por una entrevista en TV3. La verdad es que el actor no hizo nada nuevo ("Ojalá les exploten los cojones (a los españoles) y vayan al cielo sus cojones". "Se vaya a la mierda la puta España" no es algo fuera de lo normal para él), pero con una Cope y LD falta de enemigos de España últimamente (ya se sabe, cuando ERC está en contra del gobierno...) pues les ha dado por indignarse.

Y claro, han ido al CAC, que de momento no ha contestado. La razón, muy sencilla: ¿qué control puede ejercer una cadena de televisión sobre un entrevistado que no está en su nómina? Poco o ninguno. Si Rubianes se pone a decir cosas raras, TV3 sólo puede o cortar la emisión o echarle a patadas, pero la culpa de lo que dice el entrevistado es sólamente suya. Nadie acusó a la Cope, cuando se puso a entrevistar a gente en cierta manifestación en defensa de la patria, que los insultos dirigidos contra los catalanes eran culpa suya. Si pones el micro delante de alguien que resulta ser un chalado, mala suerte. El problema es si la cadena tiene un tipo en nómina que se dedica a decir estupideces; entonces si es un problema para la cadena, y el CAC puede intervenir.

En otras palabras: si fuera Josep Cuní el que dijera estas cosas, TV3 tendría un problema. O si fuera un entrevistado el que soltara estupideces en la Mañana de la Cope, entonces esa cadena no los tendría. El problema es que Jiménez Losantos es el que cobra de los obispos, mientras que Rubianes no está en nómina de nadie.

A todo esto, no sé si una querella contra Rubianes por insultar a los españoles prosperará, dado que el hombre tiene la nacionalidad española. A no ser que Galicia ya no sea España, el BNG haya ganado y yo me haya perdido la noticia, claro. El único que podría querellarse es el alcalde de Salamanca (nombrado en una entrevista posterior) y con reservas, ya Rubianes podría decir que hacía sátira.

Pepe Rubianes, por cierto, es un comediante fantástico. Pero eso es para otro debate.

Actualización: E-Jos disecciona en profundidad las mentiras e hipocresia vertidas sobre el caso. Parece que la entrevista no fue ni ayer; así de precisos son.

miércoles, enero 25, 2006

Financiación autonómica: aclaraciones

Ayer escuchando la Cope (lo sé, lo sé) un economista iluminado se escandalizaba en la Linterna que si el nuevo sistema de financiación autonómica pactado entre Zapatero y Mas se generalizara, el estado sólo se quedaría con un 20% del gasto público total en España.

Bueno, bienvenidos al presente, señores de la Cope. El estado, hoy mismo, gestiona un 20,7% del gasto público en España. Del resto, un 30,7% va a la seguridad social, y un 48,6% va a autonomías y municipios. Y España sin romperse antes de la reforma, cosa que resulta sorprendente. ¿Dónde está la novedad del nuevo sistema entonces?

La respuesta es en los nuevos automatismos en el reparto de dinero, y no tanto en el volumen de recursos que se añade a las autonomías. Ahora mismo, las comunidades reciben sus ingresos de dos fuentes básicas. Por una lado, el dinero que tienen asignado por ley derivado de cesiones fijas sobre determinados impuestos. Cada año, el 33% del IRPF se va a cada gobierno autonómico, así como un porcentaje del IVA, tabaco, y otros tributos variados. Este dinero, aún siendo una cifra considerable, nunca es suficiente para financiar las competencias que tienen las comunidades. Todas las autonomías (Madrid incluida) necesitan recibir una cantidad de dinero adicional para pagar los servicios que prestan, que viene del fondo de suficiencia.

Este sistema, claro, tiene sus problemas. Primero, las autonomías no controlan los tributos de los que tienen una parte cedida. Si al gobierno central le da por recortar el IRPF (una costumbre recurrente), las comunidades no pueden más que apretarse el cinturón y rezar que el fondo de suficiencia les cubra lo que no pueden pagar. El segundo problema, claro, es que las normas que rigen como se distribuye el fondo de suficiencia tampoco depende de los gobiernos autonómicos, que inevitablemente se quedan cortos de dinero de forma recurrente.

El resultado es que las comunidades con rentas altas (Madrid, Cataluña, Baleares y Valencia) se pasan el día rezando que no bajen los impuestos generales para no tener que depender del reparto de fondos posterior, cosa que inevitablemente acaba sucediendo. Cuando las comunidades del PP se quejaban que no podían pagar la sanidad, su problema venía de este lado, por ejemplo. Como no es cómodo ni deseable que los mayores gestores de gasto público no dependan de sí mismos para saber qué tienen entre manos, aquí tenemos la reforma del sistema.

El objetivo es el siguiente: hacer que Cataluña no dependa del fondo de suficiencia. En otras palabras, que las comunidades ricas puedan recaudar bastante como para no tener que ir al sistema de reparto de dinero diseñado para garantizar igualdad de servicios mínimos. Es absurdo que las zonas con más recursos dependan del fondo de solidaridad casi tanto como las zonas con menos, en vez de contribuir a él y punto; lo que se pretende por tanto es asegurar que los ricos tengan capacidad recaudatoria y normativa para pagarse lo suyo mientras contribuyen al resto. Se añade explicitamente, por fin, la capacidad de la autonomía a subir los impuestos cedidos en su territorio o bajarlos si así lo cree conveniente, así que además en caso de querer pavimentar las calles con mármol o cartón, un gobierno regional puede ajustar lo que recauda según prefiera.

¿Recibirá Cataluña más dinero? Es probable que sí, aunque mucho menos de lo que se dice; la gran inyección de dinero vendrá del gasto en infraestructuras, que ha sido patético en los últimos 10 años. Lo que sí se consigue es que la capacidad de recaudación y de gasto autonómica sea más equivalente, de modo que quien presta los servicios sea quien deba conseguir el dinero para pagarlos.

A todo esto, cito un artículo del proyecto literalmente (208.3):

"Los recursos financieros de que disponga la Generalitat podrán ajustarse para que el sistema estatal de financiación disponga de recursos suficientes para garantizar la nivelación y solidaridad a las demás comunidades autónomas, con el fin de que los servicios de educación, sanidad y otros servicios esenciales del Estado del bienestar prestados por los diferentes gobiernos autonómicos puedan alcanzar niveles similares en el conjunto del Estado siempre y cuando lleven a cabo un esfuerzo fiscal también similar."

Me suena que los temores y proclamas de estos sobre la creación de desigualdades son infundados. Si una región está cobrando impuestos iguales (aunque recaude menos, por ser más pobre), deberá tener servicios iguales. No sé dónde está la insolidaridad por estos lares.

Alegres discusiones constitucionales

Como parece que España no hay nada más popular que tirarse la constitución unos a otros, me añadiré con entusiasmo a criticar la ronda de tonterías soltadas en las últimas 24 horas.

Empezaremos por el informe del Consejo General de Poder Judicial, diciendo que la propuesta de reforma del parlamento catalán es inconstitucional por diecinueve motivos. Bueno, llegan tarde. También podrían publicar un informe sobre lo derrogada que está la constitución de 1812 a estas alturas. El texto pactado por Mas, Zapatero y el resto de partidos catalanes (a ratos) es como bastante distinto al proyecto que están enviando a parir. A todo esto, el CGPJ no tiene autoridad para hacer informes sin que el parlamento los pida previamente, pero supongo que la legalidad sólo es importante cuando afecta a iniciativas de la izquierda.

El premio del día al argumento constitucional idiota es (para variar) para Ignacio Villa. El artículo de hoy viene a decir que lo que decía Rubalcaba ayer sobre la propuesta de referéndum de Rajoy es irrelevante, por el GAL, la corrupción, y por dar una rueda de prensa el día de reflexión (no como Rajoy, que daba entrevistas, claro). El problema para el señor Villa es que lo que proponía Rajoy es inconstitucional con todas las letras (el PP ya lo ha matizado), y un ejercicio más de agitación callejera que él tanto criticaba. Matar al mensajero cuando mi argumento no vale un pimiento, vamos. No sé ni por qué me sorprendo.

Negando la evidencia, sección Zaplana.

Enternecedoras palabras de Edurado Zaplana hoy, con carita de político apaleado por su jefe. Al más puro estilo del ministro de información iraquí de antaño ("¡no hay americanos en la ciudad!") hoy se ha pasado una rueda de prensa diciendo que en el PP de conflicto y desacuerdo, nada. Todos muy unidos, todos con el mismo mensaje, y todos a una. Ninguna discrepancia. Ninguna.

No presten atención a los alaridos de Acebes detrás de la cortina, etcétera.

Nota para el PP: cuando un partido político se lía a tortas en público, negar que se tiene un ojo morado no lo hace invisible. Es mejor decir que "no haré comentarios" o hablar de "discrepancias democráticas" que tratar de negar el titular que tendrás encima tuyo al día siguiente. Llamar al electorado tonto no es realmente una buena opción.

Cinco manías

Carmen, que me quiere mal, me pide que confiese cinco manías, obsesiones o paranoias varias que forman parte de mi presúntamente fascinante personalidad. Como soy adicto a esta clase de tonterías y sólo tengo una bitácora para autopromocionarme, pues paso a listar unas cuantas.
  • Nunca dejo un DVD o CD puesto en una minicadena o reproductor cuando lo apago. Nunca. Siempre lo saco, guardo en la caja, y dejo en su sitio.
  • Siempre dejo los CD, DVD o cartuchos de consola en su sitio. Nunca fuera de su caja, en la caja equivocada o tirados por la habitación. Incluso cuando he vivido sólo.
  • Maniático de la puntualidad. No hay nada que me aterre más que perder un tren o un avión (tengo pesadillas sobre ello), así que siempre estoy con demasiada antelación en todas partes. Si he quedado con alguien, estoy en el sitio diez minutos antes. Me paso la vida esperando.
  • Videojuegos. Casi con 27 tacos, y cada vez me gustan más. Mi objetivo en la vida es ser el Jaume Figueres de los videojuegos, de lo que me gustan. Si, son arte. Y por falta de capital, me estoy perdiendo un montón de ellos. De hecho, para que negarlo, soy un friki integral (jueguecitos, rol, trenes, pelis, música, internet...) en mis ratos libres.
  • Leo Libertad Digital y escucho la Cope. Soy así de masoquista.
En fin, las víctima siguientes de esta lista de paranoias son Isidoro y el personal que habita en La Moqueta Verde. Hala, divertíos.

martes, enero 24, 2006

Rajoy se la juega: autodestrucción, activada

Parece que las contradicciones internas del PP, tras tanto berrido Zaplanil y Acebiano antiestatutario, finalmente se han empezado a adueñar del partido. Ya habían dado síntomas en el pasado, pero parece que finalmente los barones autonómicos de la derecha se han decidido a abrazar a sus poltronas en vez de a su líder.

Vamos a contar dirigentes populares diciendo que para su autonomía les gusta el modelo catalán recien pactado. Primero, Piqué, eso está claro. Después Nuñez Feijoo (Galicia). Sigue Aguirre. Y hay más. ¿A qué viene tanto enemigo de España lanzando puñales desde la periferia? Al hecho que, para muchos políticos populares, defender la posición de Rajoy en el debate autonómico es totalmente contranatura.

Un político autonómico quiere como todos ganar elecciones o mantenerse en el poder, y eso se hace defendiendo políticas populares en la región, y gastando dinero si se manda. El sistema de financiación pactado para Cataluña, fácilmente extensible para el resto de España, da más autonomía financiera y más recursos a las comunidades autónomas, y hace el sistema algo menos draconiano para las más ricas. Si uno es presidente autonómico en el PP, es bastante probable que su poltrona esté en una de esas comunidades ricas (Baleares, Valencia, Madrid) que se verían beneficiadas por una revisión del impresentable sistema actual. El cálculo mental del político de turno será, por consiguiente, si le vale la pena apoyar a su jefe nacional, que vive fuera de la Moncloa, o prefiere asegurarse una plácida reelección en casa.

Tras las últimas encuestas, elecciones a dos años vista, y el liderazgo del partido en pleno ataque de nervios, es hora de soltar lastre, o al menos esa es la conclusión de algunos. Para Rajoy, ha llegado la hora decisiva. Si acepta la dimisión de Piqué, o directamente se lo carga, los barones territoriales del partido se le van a empezar a ir de las manos. Si lo apoya, está garantizándose que toda la estrategia de oposición previa de su partido se hunda por falta de credibilidad. Si trata de navegar entre las dos costas, el PSOE va a disfrutar de titular tras titular de políticos conservadores corriéndose a garrotazos de aquí a final de legislatura. Y escoja lo que escoja, su liderazgo estará cuestionado por el sector que haya perdido.

Por cierto, si acaba con Piqué, que se olvide de sacar nada en Cataluña en el futuro. Y sin ningún nacionalista que le apoye, que se olvide de la Moncloa hasta el 2012...

Actualización:

Piqué se queda. Procedan a las páginas de los liberaloides más exaltados para disfrutar de lo mucho que se alegran por la noticia.

La cuestión es ahora ver cómo lo encajan Mayor Oreja, Acebes y compañía, y si finalmente Rajoy gira al centro (y la sensatez) o no. En todo caso, todo lo dicho por el partido durante el último año está en tela de juicio por este apoyo a uno de los barones rebeldes. En caso que se modere, el PP ha tirado a la basura dos años. En caso que continue navegando entre dos aguas, cualquier pretensión de tener un mensaje sólido y unificado en todo el país se le irá a hacer gárgaras en unos meses.

Lo que es seguro es que tanto dentro del PP como en parte de la derecha mediática la cotización de Rajoy hoy ha caido lo suyo. Haga lo que haga el líder conservador, ahora mismo su partido es un problema.

(Y el gol que les ha marcado Zapatero este fin de semana, de antología... joder con Bambi, macho)

Cuando incluso en EUA se dan cuenta...

Es hora de dejar de hacer el troglodita. El New York Times, diario que supongo también debe estar a sueldo del PSOE, los masones, Polanco, el gobierno, el tripartito y el Frente de Liberación de los Gnomos del Jardín, pone a parir al PP y sus tácticas de oposión en su edición de hoy. Diagnóstico: aún no han superado perder las elecciones.

Gente, si lo ven incluso en Estados Unidos, país donde las noticias internacionales se reducen a Irak, Israel y catástrofes naturales el 99% del tiempo, es que realmente teneis un problema.

Baremos absurdos para el referéndum

La idea brillante de Rajoy para tratar de hacer que la reforma del estatuto se vote en referéndum en toda España tiene todos los grados de tonteria posibles. Es un tontería legal, una tontería retórica y una tontería política, con más visos de huida hacia delante que otra cosa.

Primero, legalmente una iniciativa legislativa popular no puede pedir que algo se vote en referéndum. Estas iniciativas permiten que tras recoger medio millón de firmas, se presente al congreso una proposición de ley que debe votar la cámara. El escenario sería entonces el PP llevando a cortes una propuesta que sería desestimada sin demasiados problemas por el resto de la cámara, sin excepciones; no hay partido nacionalista o regionalista que se acerque a Rajoy estos días.

Más allá de esto, ¿Qué debería decir la propuesta a firmar? No se puede redactar una ley que reforme el sistema de aprobación de una reforma estatutaria. La única manera de cambiar ese proceso es cambiar la constitución o el mismo estatuto; una ley ordinaria, por muchas firmas que tenga detrás, se estrellaría contra el constitucional casi automáticamente. Aún sólo tratando de votar la parte de financiación autonómica (que es lo único que podría afectar al resto de España, y con muchas reservas), el artículo 87.3 excluye leyes orgánicas y tributarias de todo este circo de firmas.

En otras palabras, lo de Rajoy o es un farol o una maniobra de kamikaze político con todas las letras, pero no tiene nada de sabia estrategia política. Si sigue adelante con ella, el PP se está lanzando con todo el equipo contra el marco legal vigente, empotrándose con las firmas que recoja contra un tribunal constitucional que clamará al cielo por la estupidez que le reclaman. Si tira marcha atrás, se quedará con el culo al aire, el partido igual de asilvestrado, y una cara de tonto de impresión.

En el PP definitivamente han perdido los papeles. Toda pretensión de simular un respeto por la defensa del marco jurídico se va por la ventana cuando están dispuestos a contradecir la constitución a cambio de recogidas de firmas populistas e insultos a Zapatero. Esto no es oposición, esto es pasearse por la Carretera de San Jerónimo con un ariete.

lunes, enero 23, 2006

Negociando el estatuto (II): el pacto en sí

Tras el folclore táctico del post anterior, es hora de entrar en materia, y hablar de la parte sustantiva del pacto de este fin de semana. Como todo, es necesario empezar desmontando mitos, para acabar hablando de la ley en sí. Veamos.

Sobre la mitología y falsas concepciones, ni es un cierre del sistema autonómico, ni es una mala noticia que no lo sea. El conflicto de competencias entre diferentes niveles de gobierno es endémico de todos los sistemas federales, forma parte de su misma esencia. El gobierno americano está cada semana argumentando casos en el tribunal supremo, a tortas con los estados, y no supone un problema. Alemania reforma la constitución de manera rutinaria para pulir el sistema federal cada vez que los tribunales tumban algo, y nadie tiene ataques de nervios. En Canadá han ido votando sobre secesiones de vez en cuando, incluso, y lo han hecho sin estridencias ni pánicos constantes. Contando que España es federal de facto, todos estos debates y problemas que tenemos ahora, y continuaremos teniendo, no son ni serán un problema grave. Mientras los conflictos se sigan solucionando de manera civilizada, aprobando estatutos y retocándolos como dice la misma ley, la descentralización seguirá funcionando bien.

Debemos ir quitándonos de la cabeza esto que las democracias son sistema armónicos en que los acuerdos son fáciles, las leyes estables y las constituciones perfectas e idealmente equilibradas. Las cosas no son así en ningún sitio. Una democracia, por su misma naturaleza, es un sistema donde la gente chilla mucho, acepta los acuerdos mientras no tiene mayoría absoluta, y trata de hacer todo lo posible porque lo que cree necesario suceda. Las leyes están para cumplirlas, sí, pero también para cambiarlas cuando una mayoría suficiente de la población cree que ya no son útiles. Siempre hay temas abiertos, siempre hay gente que quiera cambiar constituciones, y siempre hay berridos, y eso es así porque las sociedades cambian, y la gente vota en consecuencia.

Sobre la parte sustantiva del acuerdo, varias cosas. Primero, el término "nación" muere en un mar de irrelevancia en un soso preámbulo. Decir que "los catalanes dicen que son una nación", aparte de jurídicamente irrelevante, es como proclamar que "Rajoy tiene barba" en un texto legal. Fantástico, el estatuto dice que se voto eso. Efectos, ninguno. En el articulado, que es la única parte con efectos jurídicos, se queda el inofensivo nacionalidad actual.

Sobre la parte económica, la "agencia tributaria consorciada" es una buena noticia. Aunque la actividad recaudatoria sigue dependiendo del estado, ya era hora que los gobiernos autonómicos no forales puedan saber qué está ingresando este en su territorio. No es algo público, y debería serlo.

Aparte de este detalle, el capítulo de qué recibe la Generalitat tiene muchos menos cambios de lo que parece. Aunque se aumenta la participación del gobierno catalán en muchos impuestos hasta el 50%, eso no deja de ser una plasmación del reparto actual del gasto público en España (gobierno central 21%, seguridad social 31%, autonomías y municipios 48%). En todo caso, lo que la cesión consigue es que este reparto sea mucho más automático y dependa menos de los desvarios del gobierno central de turno. Sigue sin transferir dinero de muchos tributos (sociedades sigue siendo integramente federal), así que el reparto de dinero será menos espectacular de lo que nacionalistas y populares dicen.

Lo que no se ha especificado todavía es qué sucede si el estado se decide a subir o bajar impuestos de los que la Generalitat recauda una parte. Si se reforma el IRPF, el gobierno catalán tiene menos recursos de golpe, sin que tenga nada a decir sobre el tema. La solución ideal es que el tramo de la Generalitat no sea fijo, sino variable; si el impuesto baja, que tengan la capacidad de subir el tributo merced de ese 50% que reciben. O si manda la derecha y quieren recortarlo, que puedan renunciar a parte de ese 50% de ingresos para que quede en el bolsillo de los ciudadanos. Me temo que esto no se ha discutido, con lo que estaremos dentro de unos años otra vez con multitud de comunidades protestando cada vez que se les recortan sus ingresos con una bajada de impuestos en Madrid.

Lo que si no me acaba de gustar es la deuda histórica. En los próximos años, Cataluña debe recibir inversión estatal en una proporción igual a su peso en el PIB (18,5%). Si bien es cierto que la región tiene enormes déficits en infraestructura (puerto, carreteras, cercanías, aeropuerto...) que están estrangulando su economía, y que los niveles de inversión han sido menores desde hace tiempo, el criterio escogido es arbitrario. Sería mucho más justo por población (16%), y ya sería un salto enorme respecto al nivel actual (11%). Aún así, una mayor vitalidad de la economía catalana es algo que no hará daño a nadie, y más contando las tasas de uso de muchas grandes infraestructuras en las zonas que más dinero han recibido los últimos años. Madrid, Valencia y Cataluña necesitan más cemento de manera urgente, si no se quiere asfixiar su capacidad de crear riqueza.

Negociando el estatuto: una de pactos (I)

Fin de semana entretenido y fascinante en la negociación del estatuto, con un juego de maniobras por parte del gobierno que han dejado fuera de juego a más de uno. El baile de negociaciones ha sido un tanto confuso para muchos, que no son capaces de entender que "secreto" y "explicado en rueda de prensa" no son términos compatibles para describir un acuerdo. Lo cierto es que la estrategia de reuniones del gobierno ha tenido su mérito. Veamos.

¿Por qué ha pactado Zapatero con CiU, y no con ERC?. Primero, para dar al gobierno el titular que Carod no está de acuerdo con el pacto. El cabreo del partido más vilipendiado de la democracia es bueno para el PSOE en el resto de España, y además es bastante inofensivo para Maragall en Cataluña, ya que recupera a CiU como posible pareja de baile. Segundo, no a Zapatero no se le escapa que el partido de Mas es un socio mucho más cómodo que ERC para el gobierno y mucho más cercano al votante medio catalán que los republicanos, algo que favorecerá al PSC en el principado.

El factor más importante, sin embargo, es que deja al negociador más tozudo solo. ERC ha confiado en estirar la cuerda tanto como sea posible para arrancar concesiones, dejando al PSOE la puerta abierta para flanquearles alegremente. Protestar les servirá de poco, ya que ahora que sus rivales nacionalistas se han hecho ya la foto, se les ha acabado la posibilidad de acuerdo. El PP puede tratar de demonizar ahora a CiU todo lo que quiera, pero es el mismo partido con el que llegaron a un acuerdo de legislatura en 1996. Aparte, cuando uno ya ha establecido que el mal es Carod, cambiar de enemigo no es tan fácil.

Lo más divertido de todo el jaleo, sin embargo, ha sido la cantidad de voces disonantes que han aparecido en el PP de golpe. Josep Piqué, que aún tiene la esperanza que algún día le dejen trabajar en paz en Cataluña, ha dicho que el pacto es bueno, algo que ha atraido la ira de Acebes casi de inmediato. Buena suerte, porque un nutrido grupo de representantes autonómicos de su partido ya andan pidiendo el mismo estatuto. Quizás el PP también quiere desintegrar España en sus ratos libres.

Tanta voz disonante, sin embargo, no creo que sea suficiente para mover el partido a sumarse al acuerdo. Algo que CiU señala que excluiría al PP de cualquier posibilidad de coalición con ellos en el futuro. Que no se arrepientan de aquí unos años de la actitud de estos días. Buena suerte saliendo del laberinto.

Preguntas sin respuesta: ¿Qué sugieren los liberales para combatir a los nacionalismos?

Siento cierta curiosidad por conocer el plan alternativo de la derecha para "combatir el auge del nacionalismo periférico destructor" que les parece tener tan aterrados. Si su postura es la cerrazón inflexible del PP de la segunda legislatura de Aznar, con sus constantes ataques a ERC y demás, me gustaría recordarles que con ello consiguieron que los republicanos pasaran de uno a ocho diputados, y de la oposición a la Generalitat.

Me muero de ganas por saber qué sugieren. Si quieren más antinacionalismo periférico exacerbado, también me gustaría saber por qué subir el volumen de las críticas y cambiar leyes electorales no acabarán aumentando aún más el apoyo a esos partidos llenos de monstruos que ven por todos lados.

Quizás el hecho que haya gente que no está a gusto en España les revienta. No sé.

viernes, enero 20, 2006

Urbanismo y ciudades (III): policía, suburbios y redistribución

Tercera parte de la serie de posts sobre urbanismo y ciudades (I, II) y continuación a las notas sobre geografía económica (I, II). Seguimos en ello...

Una de las paradojas más curiosas de algunos sectores de la izquierda es la visión que gastar dinero en policia y seguridad ciudadana es un política represiva, retrógrada y conservadora. De hecho, es todo lo contrario. El crimen en las grandes ciudades afecta, en su inmensa mayoría, a las personas de rentas bajas de manera desproporcionada. Aunque en las noticias sólo veamos robos a chalets y asesinatos de chicas rubitas de casa buena, la inmensa mayoría de delincuencia es gente pobre contra gente pobre, en una porcentaje muchísmo más alto que robos y demás a gentes de clase media o alta. Poner más policia en la calle en los sitios donde hay delincuencia favorece sobretodo a las rentas bajas, no a las altas, y es un gasto público de hecho tremendamente redistributivo.

Que sea redistributivo, sin embargo, no significa que sea el modo más eficiente de reducir la criminalidad. Si bien la policia ayuda (y en último término, es imprescindible), hay otros factores que inciden también en el problema, muchos de ellos no demasiado evidentes. Uno de ellos es la configuración urbana de una ciudad.

Una de las cosas que sorprenden de las ciudades americanas (de las que New Haven es un ejemplo claro) es los pocos comercios, bares y restaurantes que hay en la mayor parte de las ciudades. Incluso en barrios relativamente densos o con altas concentraciones de gente, en casi todas partes uno tiene que andar bastante para ir a cualquier lado. En la mentalidad local, eso se traduce en que todo el mundo coge el coche para ir a cualquier sitio, y muy a menudo, se va a un híper de las afueras a comprar, en vez de quedarse por el barrio. El hay demasiada gente por las calles y no haya demasiados locales en ningún sitio hace que andar por ahí fuera sea ligeramente solitario, y por la noche no demasiado tranquilizador a veces.

Cosa que lleva de nuevo a la policia y vigilancia. En un barrio con multitud de comercios, siempre hay más ojos mirando. Ya sea compradores paseando o tenderos atendiendo, cualquier gamberrada o atraco se expone a ser vista por mucha gente, al contrario que en una calle vacia de New Haven. Por añadido, cada uno de los comerciantes de la zona estará desesperado por asegurarse que en su calle nunca pasan cosas raras y en conocer a la gente, teniendo un interés fortísimo en que no se cometan delitos y se reparen los desperfectos. Como decía Jane Jacobs, la mayor parte de la vigilancia en cualquier ámbito urbano no lo realizan los policias, sino los mismos habitantes interesados en mantener el orden. En otras palabras, la estructura de la ciudad importa, y mucho, en la distribución y los niveles de criminalidad de esta.

Las ciudades americanas, con sus amplios suburbios inertes, centros urbanos sin apenas comercios y servicios, y pocas zonas de uso mixto, son el peor escenario posible para controlar la delincuencia. El problema central es que la policía no tiene nadie que les ayude en su trabajo, ya que no hay un tejido social ni actividad suficiente en las calles para apoyarles. La red invisible de tenderos y vecinos, bares y parroquianos, vida en la calle, que aseguraba que todo el mundo en el barrio se preocupara que las cosas funcionaran como deben ya no está allí, haciendo que todo el trabajo recaiga en la gente de uniforme. Como menor la actividad, más difícil es la vigilancia, haciendo la calle aún menos deseable incrementando el crimen, y vaciándola aún más. El resultado, eriales sin vida tanto en los centros urbanos empobrecidos como en los suburbios de clase media, hacen controlar el crimen un trabajo horriblemente difícil.

En estos contextos es cuando aparecen uno de los elementos más tristemente célebres de los barrios sin vida, las bandas urbanas. En cierto sentido, una banda es un substituto perverso de la policia. En situaciones donde el control cívico del crimen es escaso y la policia no tiene suficiente presencia, grupos de matones pueden "federarse" para controlar una determinada zona. A cambio de no meterse con quienes les dan su apoyo (pagando protecciones, tolerando el tráfico de drogas), una banda garantiza un cierto orden social a base de pegarle una paliza a aquellos que no actuan según lo que ellos dicen. Si son lo suficiente efectivos para conseguir un monopolio de la violencia en el barrio, una banda puede operar con casi total impunidad, al ser la policia incapaz de conseguir ninguna clase de cooperación. Y sí, las "guerras" entre bandas es para garantizar ese monopolio de la violencia en una zona, no por otra cosa.

El problema de la desertización y muerte de barrios enteros es habitualmente mayor en las zonas más pobres, ya que son las que tienen un mayor número de individuos dispuestos a delinquir, y no es exclusivo, ciertamente, de las ciudades americanas, pero sí es más grave, y deriva en el enorme segregación que tienen estas. Aún así, estos problemas los vemos en los suburbios de París o en otras ciudades europeas, en mayor o menor medida.

¿Es la inversión de esta tendencia una receta mágica contra el crimen? No, evidentemente no es la única causa de este. Las sociedades más igualitarias tienden a tener menos delincuencia, sin ir más lejos; ser Suecia es aún deseable para estas cosas. Aún así, este ciclo de "muerte" cívica de un barrio es un factor crucial en muchos barrios. Y la gentrification no es una solución mágica, pero es sin duda más deseable.

jueves, enero 19, 2006

Respondiendo a Mariano Alierta: ¿Qué ha hecho el PSOE con tanto dinero?

Se refiere el señor al extraordinario incremento de la recaudación fiscal en el año 2005, claro esta. La respuesta es muy sencilla: nada. Y es así por una muy buena razón.

No hace falta mirar demasiados indicadores económicos para darse cuenta que la economía española crece a muy buen ritmo; quizás incluso un poco demasiado deprisa para lo que le convendría. La balanza de pagos indica que necesitamos importar capital para seguir gastando al ritmo que lo hacemos, el endeudamiento familiar sigue alto, y los precios de la vivienda, aunque frenándose un poco, siguen creciendo a buen ritmo. Como consecuencia, la inflación sigue siendo alta, ya que la demanda agregada y todas esas cosas tan serias siguen siendo muy altas.

¿Qué armas tiene un gobierno para combatir estos problemas? En condiciones normales, básicamente tres. La primera, y más habitual, los tipos de interés. El Banco Central sube el precio del dinero, se frena la demanda inmobiliaria, la gente se endeuda menos, baja el consumo y se frena la inflación. Si se hace con cuidado y sin pasarse de frenada, la desaceleración es suave y relativamente poco dolorosa. La segunda arma es una devaluación de la moneda. El precio de las importaciones crece, se exporta más, se mejora la balanza comercial, y se atraen menos inversiones y dinero exterior. Tiene problemas, como perjudicar a los importadores de manera desproporcionada y ser inflacionista, pero habiendo como hay países que han vivido de eso durante décadas (la Italia pre-Euro) no deja de estar todo mal.

El problema, claro está, es que España no puede hacer ahora mismo ni una cosa ni la otra. La moneda es Europea, no nacional, así que no podemos devaluarla. Los tipos de interés se fijan en Frankfurt, no en casa, así que no podemos jugar con ello. Al gobierno, por lo tanto, sólo le queda una pieza en el arsenal, la política fiscal. Y más concretamente, apretarse el cinturón del gasto, es decir, generar superávits.

Ahora mismo, dicho en términos muy vulgares, en la economía española hay demasiado dinero para lo que producimos, un "exceso" de actividad económica que crea los desequilibrios que listaba arriba. Eso genera un montón de recaudación adicional para el gobierno. Ahora bien, para evitar que la economía se recaliente en exceso, lo que puede hacer es sencillamente no gastarlo , usarlo para pagar la deuda pública o dejarlo en un calcetín para cuando vengan tiempos peores. Y eso es lo que está haciendo.

En contra de lo que dicen algunas voces, por tanto, el gobierno sí está trabajando en contra de la inflación, aunque su política sea no gastar demasiado. Si ese exceso de recaudación se reinvirtiera, como pide cínicamente el señor Alierta, lo único se crearía sería aún más inflación y desequilibrios económicos, no un arreglo a esos problemas. Sería muy fácil para el gobierno gastarse este dinero (más de un 1% del PIB) o bajara la presión fiscal, y crecer por encima del 4%, pero sólo empeoraría las cosas. Aún así, es necesario mencionar que hay otras formas menos inmediatas y más a largo plazo para reducir la inflación, como incrementar la productividad y aumentar la competencia en los mercados... y aquí si que queda mucho por hacer.

A todo esto, España entra en el Euro para evitarse tormentas monetarias y tener que torturarse con tipos de interés de dos dígitos para combatir la inflación y atraer inversiones, entre otras cosas. A pesar de los inconvenientes, nos ha ido de cine.

Manejando la palanca fiscal: reforma tributaria

El gobierno plantea una reforma del IRPF, reduciendo el número de tramos del impuesto y la carga sobre las clases medias, para su entrada en vigor el año 2007. Acompañando esta reforma, también se prevee una rebaja del impuesto de sociedades, aún de contornos menos definidos.

¿A qué se deben estos retoques? Como toda acción de gobierno, a varios puntos. Primero, la primera declaración de la renta bajo el nuevo impuesto se rellenaría en el 2008, curiosamente año electoral. Rebajar impuestos antes de elecciones es una larga y honorada tradición, ejercida con entusiasmo por Rodrigo Rato en el pasado, y que toda democracia disfruta cada cuatro años. En el caso de España, las rebajas fiscales tienen algo de milagroso, ya que no disminuyen la recaudación real en comparación al principio de la legislatura. Debido a la inflación, los salarios suben lentamente cada año sin que los tramos del IRPF se ajusten, haciendo que de hecho los impuestos vayan incrementándose. Gran parte de los recortes que veremos a final de legislatura son de hecho una corrección cuatrianual de esta subido oculta.

Esto no hace sin embargo de la reforma fiscal algo irrelevante. Como en toda reforma, lo importante son los detalles, y en este caso el gobierno sigue una de las tendencias internacionales en materia de fiscalidad, la simplificación. Con el paso del tiempo, economistas y recaudadores de impuestos varios se han percatado que la creación de exenciones, moratorias, créditos fiscales y demás parafernalia dirigida a incentivar algo (desde compra de viviendas a planes de pensiones) acaban siendo casi invariablemente fuentes de regresivo fraude fiscal. Si por ejemplo un depósito a largo plazo tributa peor que un plan de fondo de retiro con inversor de flujo, lo que uno acaba haciendo es creando una legión de enteradillos escondiendo dinero en en dichos fondos, no un verdadero cambio a mejor.

De las primeras informaciones, parece que si bien el IRPF no tendrá demasiados cambios (la reducción de tramos hace el sistema más claro sin reducir la progresividad ya que sube hasta 9.000 € el mínimo exempto), los instrumentos de ahorro y el impuesto de sociedades sí que van a recibir este tratamiento en plan serio. La verdad, me haría muy feliz ver una poda en profundidad de algunas deducciones en la declaración de la renta, aunque todo apunta que se retocarán para hacerlas más progresivas (caso de las deducciones por hijo o vivienda). En el caso de sociedades, la bajada del tipo impositivo se compensará con la eliminación de esenciones variadas, de esas que favorecen a los que tienen lectores habituales del BOE en la empresa, algo que siempre hace las cosas más transparentes.

Sobre el papel (y según experiencias en otros países), la simplificación del sistema fiscal es una buena noticia. Por una parte, porque como más fácil sea pagar impuestos, sean estos altos o bajos, más fácil es hacer negocios para todo el mundo. Los recursos que una empresa puede estar gastando en contables a la caza de evitar pagar impuestos y la gestión creativa de nóminas siempre están mejor empleados en otro sitio. A su vez, es más fácil para nuevos inversores, locales o de fuera, prosperar si no tienen que preocuparse en competir con expertos en ingeniería fiscal. Como más sencillas son las cosas a la hora de trabajar en un país, más energías se pueden dedicar a otras cosas.

Segundo, y casi igual de importante, es constatar que la recaudación fiscal tiende a ser un instrumento de redistribución bastante pobre. Eso sucede por dos razones. La primera, es mucho más fácil (y le sale mucho más a cuenta) para una persona de renta alta perder el tiempo tratando de evadir impuestos que para la clase media. La segunda, hay muchos impuestos que son muy difíciles de hacer progresivos (del IVA a hidrocarburos o tabaco), y que distorsionan el sistema. Como resultado, casi todos los países (Suecia y paraísos nórdicos varios incluidos) tienen sistemas impositivos bastante proporcionales, redistribuyendo la renta sobretodo con el gasto público.

Una reforma que elimina posibles agujeros donde evadir impuestos, hace exemptos a más ciudadanos de renta baja de pagarlos, y reduce el número de dolores de cabeza fiscales sobre la mesa para todos es una buena idea, ciertamente. Y si se excluye el segundo punto, es buena incluso para alguien de derechas. Veremos como se acaba de concretar lo avanzado hoy.

De políticas y tecnócratas: "Yes, Minister"

Uno de los problemas a los que se enfrenta cualquier político cuando se acerca por primera vez a una consejería o un ministerio es la sólida certeza que todos sus subordinados están mejor informados que él. Muchos de los funcionarios que habitan en el edificio han estado allí desde tiempo inmemorial, viendo pasar ministros uno detrás de otro mientras ellos siguen a lo suyo, gestionando el departamento tranquilamente. El ministro en cuestión siempre puede recurrir a gente de partido, asesores externos o cosas por el estilo, que estarán a menudo tan perdidos como él, pero al menos le daran algo de consuelo.

La mejor manera de explicar qué sucede cuando políticos y burocracia chocan es referirme al que es probablemente el mejor programa de televisión dedicado a la política jamás realizado, "Yes, Minister". Esta serie de la BBC sigue las tribulaciones del nuevo ministro de asuntos administrativos, Jim Hacker, y su inacabable lucha contra su secretario, Sir Humphrey Appleby, y sus cínicas guerras de papeleo.

Los intereses de uno, evidentemente, no son los intereres del otro. Hacker vive obsesionado por impulsar políticas populares, mientras Sir Humphrey se concentra en asegurar y ampliar el poder de la pequeña horda de funcionarios del departamento, y asegurarse que las políticas del ministro acaban por ser las que el departamento prefiere. Hablando de redactar informes sobre posibles iniciativas, el burócrata señala a un colega que es en su mejor política incluya palabras como "barato", "sencillo", "popular" y "rápido", mientras que en las que el político prefiere hable de "caro", "complejo", "controvertido" y "lento". Si el plan del ministro es especialmente catastrófico para sus intereses, la palabra a añadir es "valiente", que es como controvertido, sólo que acabando carreras políticas.

El programa es un auténtico catálogo de interferencia burocrática: poner el informe relevante el último de la caja de materias a tratar, inundar al ministro de información inutil, ocultar al ministro informes realizados con excusas variadas (desde no dañar al político anterior, ya que los funcionarios son neutrales, a pasearlo de comité en comité), cargar la agenda del político con docenas de compromisos absurdos para que no trabaje en lo que él quiera, y un largo etcétera de zancadillas, excusas y puñaladas traperas para mantener las cosas como están. Todo, evidentemente, oculto tras toneladas de jerga administrativa, legal y emocional, y recordando de manera insistente que una vez en el consejo de ministros, lo que se necesita es dinero, dinero y dinero.

¿Están los políticos condenados a ser víctimas de la burocracia? Como respondería Sir Humphrey, si y no. Un ministro con iniciativa, ganas de hacer cosas y cierta tozudez innata puede abrirse paso y hacer reformas. Para empezar, el político es una figura mediática, y los funcionarios no. En caso de resistencia, siempre se puede recurrir al comunicado de prensa y a los periodistas para empujar a una burocracia dubitativa a hacer cosas. Por añadido, el ministro no está necesariamente sólo y sin consejo. En algunos países (caso de España) los políticos pueden reclutar a funcionarios para que ejerzan de secretarios de estado, debiendo más lealtad al político que a sus ex-colegas. Por añadido, los partidos políticos son a su vez una burocracia con cierta permanencia, y con experiencia, en democracias antiguas, en como lidiar con el alegre y tozudo obstruccionismo de según que ministerios.

El problema al que se enfrentan los políticos en este escenario es una variante de lo que en la jerga de las ciencias sociales se llaman problemas de principal - agente. Estas situaciones se producen cuando un actor con autoridad (principal) debe ordenar a un subalterno con una agenda no necesariamente igual a la de su jefe (agente) que haga alguna acción. Si el agente tiene demasiadas ideas propias y el principal insuficientes medidas para controlarlo, tenemos un problemas. La terrible inflación de salarios de CEOs y demás peces gordos empresariales no es necesariamente algo bueno para los accionistas, pero que puede estar fuera de su control si el consejo de administración está del lado (y comparte la subida de ingresos) del jefe. Un político que no busca la reelección está en una situación parecida respecto su electorado; como no teme sanción, nada le impide ir a la guerra y la gloria personal en digamos Irak, o cualquier otro lugar olvidado.

Cuando alguien aboga por pedir opiniones a expertos, o que la administración haga un estudio, siempre debe tener en cuenta los dos filos de la tecnocracia. Cuando los expertos tienen intereses personales distintos de quienes encargan el informe, eso puede ser bueno, y por eso tenemos un cuerpo de funcionarios no dependiente del cambio de ministros para que la neutralidad esté asegurada. Ahora bien, cuando esos funcionarios tienen como interés personal el propio, la tecnocracia también puede ser un problema. Uno nunca encontrará inspectores laborales que no defiendan controles más estrictos, contables que no quieran más salvaguardas, técnicos de medio ambiente que no quieran más parques naturales, e ingenieros civiles que no quieran menos.

Es tarea de los políticos, muchas veces, asegurarse que el ruido de los expertos no oculta lo que favorece a todo el mundo. Y es tarea de todo jefe, votante o accionista de desconfiar de quien debe recibir órdenes.

miércoles, enero 18, 2006

Y eso del respeto a la legalidad, ¿dónde?

El PP y su presunto aprecio por la legalidad algo de chiste. Tanto llorar que si ley de partidos, que si respetar la constitución, que si enviar a Atutxa a los tribunales, y resulta que cuando una ley no les gusta, se la pasan por el forro como el que más. Vamos, que aunque el gobierno y el parlamento del país aprueben que los dichosos papeles de Salamanca vuelven a sus propietarios, ellos son más listos que nadie y dicen que no les da la gana.

Ahora espero ver eso que "el ayuntamiento de Salamanca debe cumplir la ley, porque las leyes están para cumplirlas" en la horda de columnistas que exigían por ahí que a Batasuna se le aplicara el estatuto de combatiente enemig... digo, la ley de partidos. ¿Verdad que no lo van a hacer? Sólo les queda decir eso que no es un gobierno legítimo.

El PP se está quedando rápidamente sin munición retórica que no sea irse al monte antisistema. A este paso, en cuatro años estarán haciendo declaraciones dignas de que se les aplique la ley antipartidos, vamos. El tono ya no es de oposición; están clamando que el mundo se extingue, el sol se apaga y nievan ranas, y todo por culpa de los nacionalistas, sin ya poner ni una palabra que no sea una consigna vacia en su vocabulario. Todo se reduce a "pactan/se rinden con ETA", "opresión catalanista" y "muerte de la nación", con toques de "ZP es un golpista" y "el FLGJ está ahí fuera". Si piensan que con estas cuatro o cinco chorradas conseguirán llegar al gobierno, especialmente una vez se apruebe el estatuto y no haya pasado nada, lo llevan claro.

Si, las elecciones las pierde el gobierno, no la oposición. Pero si la oposición parece una pila de locos de atar con camisa de fuerza (y con tanto alabar a los militares y clamar el apocalípsis, no andan muy lejos) no hay manera que las cosas cambien.

No hace demasiado, hablaba que Rajoy estaba girando el partido a la derecha por miedo que el sector duro del PP le segara la hierba de debajo de los pies. Ahora parece que incluso el más limitado intento de moderación, como presentar enmiendas a una reforma, ha sido alegremente ignorada por la inmensa mayoría del partido y medios afines. Empieza a parecerme que el líder del PP ha dado por imposible mantener el rumbo del partido cerca del centro, y ha dejado que de facto los locos dirijan el manicomio ultimamente. Como para llevarles la contraria y meter el partido en una guerra interna, vamos. La dirección del PP está en un rincón, rezando para que los destrozos electorales no se vayan de madre y el estatuto naufrague. No hay plan B; si no hay crisis de gobierno, están muertos.

Menudo panorama.

Jugando con antiguos videojuegos.

Debo confesar que me gusta jugar con el ordenador, quizás antes jugaba más y ahora por falta de tiempo lo he dejado bastante. Recuerdo que en mi infancia me encantaban los juegos tipo Aventuras Graficas, donde tenías que guiar a un personaje en sus aventuras. Eran juegos con un gran guión (algunos lo compartían con alguna película), y donde se mezclaba lo lógico con lo absurdo. Podéis encontrar una lista de estos juegos aquí, pero no os aseguro que esté completa.

Muchas compañías explotaron este tipo de género durantes finales de los 80 y buena parte de los 90, quizás las dos más importantes son Sierra Entertainment y LucasArts (anteriormente conocida como LucasFilsms). Personalmente soy un gran aficionado a las aventuras de LucasArts, de esta compañía son famosas las sagas de Indiana Jones, Monkey Island o Maniac Mansion, así como otros juegos tan absurdos como Sam & Max Hit The Road, Full Throttle o Grim Fandango.

Como se tratan de juegos antiguos (algunos de ellos con 8 años de antigüedad) es difícil poder jugarlos en los ordenadores de hoy en día, básicamente porque estaban pensados para maquinas anticuadas que corrían con el sistema operativo DOS. Para intentar solucionar este problema, hace tiempo salió un pequeño programa llamado ScummVM que a partir de los datos del juego permitía volver a jugar con ellos. Este programa está disponible para múltiples sistemas operativos (Windows, Linux, MacOSX, OS/2, BeOs, etc.). No sólo esta disponible para estos SO, sino que también esta disponible para plataformas de hardware distintas, de esta manera podemos encontrar versiones para la PSP, teléfonos móviles (con sistema Symbian S60, S80, S90 o UIQ), y también para PDAs.

No me he podido resistir a la gran tentación y acabé por instalarlo en la PDA, y ya de paso añadí algunos juegos. Después de probarlo puedo confirmar que el software en la PDA funciona realmente bien. Si, tiene sus limitaciones, la pantalla es bastante pequeña, aun así permite jugar sin muchas dificultades ya que permite definir la orientación vertical o horizontal del juego.

Para aquellos que os gustan este tipo de juegos, os animo que os descarguéis el programa y lo probéis. Pero debo advertiros que aparte del programa también necesitáis el juego, con lo que si no lo tenéis, no podréis jugar... a menos que encontréis la manera de conseguirlo. Y si tenéis PDA que mejor que pasar los ratos aburridos en el transporte publico jugando un ratito.

"En una sociedad multilingüe no hay nada que se monolingüe"

Bargalló dijo esto hace un rato, en una intervención admirablemente falta de absolutismos. Viniendo de un presunto totalitario imperialista psicótico republicano, afirmar que el monolingüismo no es algo aceptable ni deseable en Cataluña es bastante significativo.

La cuestión central del debate es aceptar compromisos. El multilingüismo, como dice el Conseller, no es totalmente satisfactorio para nadie. Él no puede ver en Barcelona cine doblado al catalán ni tener un móvil en ese idioma. Un castellanohablante de L'Hospitalet se encontrará que un funcionario en una ventanilla le responde en catalán, a no ser que le pida que cambie de idioma, aunque irá al cine tranquilo. Y yo, que soy un pedante, estoy harto que las películas las doblen a cualquier cosa, e insistiré en mis salas gafosas en versión original subtitulada.

El problema lingüístico no existe en Cataluña, por mucho que se empeñe la Cope, ya que la gente ha aceptado que con absolutismos y sistemas separados no se llega a ninguna parte. En el colegio todo el mundo aprende los dos idiomas (y con índices de comprensión lectora idénticos al resto de España en ambos) y en la vida cotidiana todo el mundo se mueve usando ambos. Ni un catalanista tendrá todo siempre en catalán como siempre ha deseado, ni un españolista tendrá todo sólo en castellano, como en los viejos tiempos en que todo era tan sencillo y patrio. El modelo catalán es que todo el mundo cede y todos se aguantan, y se acepta que si se deja una cosa a medias, es por el bien de todos.

Es la política que se sigue ahora, y la que se ha seguido desde hace 25 años. En todo este tiempo, el único partido contrario al sistema (el PP) saca un impresionante 7-12% de los votos. Será que los catalanes están a gusto, en su inmensa mayoría, con aceptar que todos ceden, y ninguna lengua prevalece.

Después dirán que no están asilvestrados...

Entre el tonto del tren de Cercanías, uno hablando de Tejero, Rajoy acusando a Conde-Pumpido de tiranía fiscal y Astarloa clamando que se intercambiarán armas por naciones (como si que te llamen nación o nacionalidad te cambie el color de pelo, vamos), espero que nadie desde la derecha se atreva a decir ahora que es el PSOE el que crispa, vamos.

Allá el PP y su imagen histérica. De momento, están metidos en un callejón, y parece que allí seguirán, ya que siguen sin asimilar que han perdido las elecciones. Ahora hace días que no se les oye decir eso que no usarán el terrorismo como arma política, por cierto. Tanta unidad de los demócratas y tantas historias, pero cuando el gobierno no hace lo que ellos dicen, entonces no vale.

martes, enero 17, 2006

Geografía económica (II): el mito de la arcadia rural

Tercera parte de la serie de posts sobre urbanismo y ciudades (I, II) y continuación a las notas sobre geografía económica. Si, se empieza a acumular texto por aquí...

Uno de los mitos recurrentes en el subconsciente americano, y como tal exportado a medio mundo, es el de las maldades de la vida urbana en comparación a la plácida y libre vida rural. El culpable que se menciona habitualmente de esta obsesión es Jefferson, con su manía de considerar el pequeño terrateniente rural el más libre y democrático de los individuos, virtuoso y alejado del vicio, lascivia, juego y pecado de las urbes. De esta tradición de pensamiento se deriva muchas veces el ver las ciudades como lugares abigarrados, caóticos, llenos de pobreza y contrarios al "orden natural" de las sociedades humanas.

Esta concepción es un error, y el origen de muchos de los desastres urbanísticos en los Estados Unidos. Para empezar, las ciudades ya albergan más de la mitad de la población mundial. Como señalaba el Economist no hace demasiado, en el 2006, por primera vez en la historia, habrá más gente viviendo en ciudades que en zonas rurales. El porqué de este fenómeno tiene mucho de natural y poco de ordenado, ya que se produce siguiendo un único incentivo, el bienestar material.

En contra de lo que muchos creen, si hay algún lugar lleno de pobreza en una sociedad humana es en las zonas rurales, especialmente en el tercer mundo. Los campesinos y granjeros en zonas poco desarrolladas de Brasil o Bolivia no viven alegremente haciendo la cosecha, celebrando fiestas populares y gozando del clima tropical, sean propietarios o no de la tierra que cultivan. Su existencia es barro, rezar para que el tiempo sea bueno, y mucho crujir de dientes cada año para sobrevivir hasta el siguiente. Si algo les lleva a trasladarse de zonas rurales a las favelas o los barrios marginales de las ciudades es la posibilidad de enriquecerse, no alguna fuerza del mal.

Cuando se ve cientos de trabajadores chinos metidos en una fábrica trabajando doce horas al día fabricando muñecas, esa gente está ahí por ese motivo. Más allá de eso, esos obreros no vuelven a sus lugares de origen porque prefieren la fábrica a pasarse la vida cultivando arroz, comiendo arroz y sin poder ir al cine. Tienen un trabajo horrible y un salario espantoso, pero prefieren eso a otra estancia en el campo, y todo porque su bienestar material ha aumentado.

Resulta que es en las ciudades donde la mayor parte de la riqueza se crea en cualquier sociedad humana, y esto es así por varios motivos. El más importante es la mejor conexión de la ciudad, en comparación a cualquier otro punto del territorio, a las redes de la economía nacional y global.

En esencia, una ciudad moderna es un nudo de infraestructuras y servicios concentrados en un punto, al servicio de industrias y otros servicios. Cuando una fábrica abre sus puertas en una zonas urbana, a su disposición tiene una serie de recursos que nunca tendrá si se construye en medio de los Monegros. Para empezar, carreteras, aeropuertos y vías ferreas, ya colocadas en la zona, esperando dar servicio a las industrias de la zona. Segundo, mano de obra y consumidores a tiro, sin tener demasiados problemas de logística para enviar la producción a los clientes o reclutar ingenieros o limpiadores. Tercero, y casi tan importante como los otros dos, bancos, gestores, publicistas y abogados, todos acostumbrados a trabajar para fábricas y fácilmente accesibles, y probablemente a buen precio si hay competencia suficiente.

Más allá de sus facilidades para empezar un negocio, una ciudad próspera tiene otro elemento importante que el resto de territorio no tiene, una buena conexión al mercado global. Si mi fábrica de patinetes en Soria tiene que exportar a Japón, el dinero que me gastaré buscando dinero, contactos y abogados en Zaragoza será casi suficiente como para convencerme que casi mejor trasladar la fábrica. Una ciudad grande no sólo permite encontrar capital a mejor coste, apoyo a bajo precio y mercados más fácilmente a nivel local, también da una mejor salida a productos a nivel nacional o mundial.

Sea en el primer mundo o en el tercero, estos nodos de servicios y comunicaciones que son las ciudades tienen ventajas evidentes a la hora de hacer negocios y generar riqueza. Su crecimiento no obedece a tragedias humanas, sino a su inmensa capacidad de crear bienestar en comparación a vivir detras de bueyes y arando campos. Este bienestar no está necesariamente bien repartido (aunque considerando la distribución de la propiedad de la tierra en muchos sitios, está mejor repartido que en zonas rurales), pero es innegable.

Como nota final, decir que la existencia de fábricas malolientes y jornadas horrorosas no es, por otro lado, permanente. Cuando en Shangai se ven hordas de trabajadores haciendo muñecas es el resultado de un contexto donde la mano de obra es barata, ya que es abundante. En cuanto empiecen a escasear trabajadores y empiece a ser más difícil llenar fábricas, los empresarios tendrán dos opciones, como todo el mundo: ofrecer más dinero para hacer el mismo trabajo, o tratar de substituir esos obreros más caros por maquinaria, y usar menos manos pero mejor pagadas. Los salarios siguen siempre la productividad global de una economía; en cuanto sea necesario aumentarla (y los datos de inflación en China hacen pensar en ello), los salarios seguirán, como lo hicieron en todos los países que se industrializaron antes.

Tanto ruido y tantas tonterías...

Al final, tras tanto ruido y ataques de cagarrinas sin sustancia de la tropa histérica de siempre y sus allegados del PP, el congreso de los marvados vascongados no se celebrará. En contra de lo que dice la noticia de LD, sin embargo, el fiscal general del Estado instó ayer al fiscal de la audiencia nacional a pedir la prohibición. Me indignaría, pero el patetismo periodístico del panfleto en cuestión está ya más allá de eso. Tanto llamar al presidente del gobierno aliado de los terroristas, y resulta que la ley de partidos de ha aplicado como se escribió, y la decisión la ha tomado quien debía tomarla, un tribunal.

¿Pedirán disculpas por decir estupideces como estas? Por supuesto que no. Seguirán con su machacona cantinela de echarle la culpa de todo al gobierno, incluso de no aplicar leyes que dicen que quien ilegaliza y sanciona partidos son los tribunales. Será verdad que no les interesa acabar con el terrorismo mientras puedan acabar con Zapatero. Algunos dejan claro que la legitimidad de las urnas les importa un pimiento.

Nota al margen: ¿soy yo, o la página de LD tiene la mala costumbre de colgar al Firefox de vez en cuando? Me temo que tanto usar Java y tonterías de estas (en serio, ¿tanto cuesta programar una página tan normalita visualmente sin esas paridas?) acaban por atragantarse al navegador, que funciona de vicio en cualquier otro sitio. En fin.