lunes, julio 30, 2007

Limpieza en el PSM

Este fin de semana ha habido cierta limpieza en el Partido Socialista de Madrid, tras la tremebunda catástrofe electoral en la autonómicas de hace unos meses. Uno, que es arrogante y se cree saber mucho, dio un ámplio diagnosis y lista de recomendaciones para esta federación del PSOE, un ejemplo claro de organización disfuncional.

La pregunta evidente ahora mismo es: ¿Ha arreglado las cosas este congreso? Si uno lee las crónicas, diría que apuntan maneras, aunque aún es temprano para decir si van en serio. Para empezar, se acabaron las cuotas; los acostistas y demás fósiles (con la excepción de Carmona, que supongo debe ser "modelno" otra vez) se han quedado fuera de la ejecutiva, votando en blanco y sin tener deudas que cobrar. Eso se ha traducido que en vez de las tradicionales mayorías soviéticas que uno veía por el PSM, la ejecutiva ha sacado un más modesto 76%. Sigue siendo una exageración, pero esto es lo que hace la lealtad de partido cuando entra en contacto con una urna.

El segundo punto, y quizás el más importante, el nuevo líder del PSM es un tipo que no sólo quiere ganar elecciones (de hecho, está obsesionado con ello), sino que además sabe cómo hacerlo. De acuerdo, Parla no es la comunidad, pero ya iba siendo hora que el talento político tuviera algo de peso al escoger el jefe. Ya me direis que había hecho Simancas. Es algo.

¿Me creo del todo estos dos puntos? Bueno, es el PSM. Por supuesto que no. El segundo punto es bastante más sólido, pero el primero es todavía prematuro. Es posible que haya algo de pactos, y no un mando único sin compromisos como pedía hace unos meses. Y es perfectamente posible que la nueva ejecutiva se lance a substituir las viejas redes del partido por unas nuevas para mantenerse en la poltrona, si no han entendido la lección y los militantes se dejan. Al menos se han dado unos primeros pasos aceptables. Veremos si son sólidos o no.

domingo, julio 29, 2007

Breves detalles migratorios

En LD, de todas partes, hablan de un estudio realizado por la oficina económica de la Moncloa sobre los beneficios de la inmigración. Los datos son muy positivos; los inmigrantes han producido un aumento de la mano de obra disponible que ha repercutido en el crecimiento y en el aumento de la renta por cápita de forma considerable.

Lo más interesante, en mi opinión, es su contribución al presupuesto público. Las diatribas antimigratorias hablan mucho de como los recién llegados sólo hacen que ir al hospital, usar nuestros médicos y arruinar todos los servicios sociales. Bien, resulta que de hecho los inmigrantes pagan más en impuestos (6,6% de la recaudación) de lo que reciben (5,4% del gasto), así que de hecho son ellos los que nos están pagando parte del chiringuito. Están en edad de trabajar, no tenemos que pagar su educación casi nunca, ya que llegan mayorcitos, y son igual de propensos que cualquier otra persona a ponerse enfermos. Incluso teniendo un nivel de ingresos menor que la media, ven menos dinero que los locales.

Lo que también resulta curioso es el considerable papel que tienen en la balanza de pagos con el exterior. Tradicionalmente en el capítulo de remesas al exterior España tenía un saldo positivo, al haber sido hasta hace relativamente poco un país de emigrantes. Eso acabó hace una década, cuando los inmigrantes empezaron a enviar dinero a sus familias en casa desde España; el año pasado 6.800 millones de euros, o dicho en otras palabras, casi un 10% del déficit exterior. Y eso són solo las transacciones oficiales, registradas; es posible que la cifra sea de hecho más alta.

Lo realmente impresionante es que esta cifra pone a España como el segundo país en números absolutos en remesas al exterior, sólo por detrás de Estados Unidos. Aún teniendo menos inmigrantes que muchos países de nuestro entorno, los llegados aquí tienen la capacidad de enviar más.

sábado, julio 28, 2007

La exageración inmobiliaria

Estos días Marc Vidal publicaba una lista de las 100 horrorosas catástrofes y mentiras que garantizan que el mundo se acaba ya seguro de aquí nada en España con el final de la burbuja inmobiliaria. La verdad, no estoy para fiskear todo el texto, larguísimo y cargado de datos, en parte por que no tengo tiempo, en parte porque hay muchas afirmaciones (todas) sin enlace concreto para poder contrastar fuentes. Cuando se repiten cosas como "muchas inmobiliarias", "muchos inversores" o "muchos técnicos de tal sitio dicen a micrófono cerrado" tantas veces, no hay manera de rebatir las cosas como Dios manda.

Aún así, es hora de precisar un poco las cosas, que aquí parece que vamos al naufragio directo y la verdad, no es del todo cierto.

Empezaremos por lo más obvio: sí, España ha tenido una burbuja inmobiliaria, sí, se está pinchando, y sí, tendrá efectos sobre la economía. Lo que no está nada claro, y es un asunto en que el artículo de Marc exagera demasiado, es que sus efectos sean equivalentes a las siete plagas de Egipto.

El ejemplo más claro es mirar a otras burbujas especulativas en la construcción en otros sitios, con cifras parecidas a las españolas. El caso más obvio es Estados Unidos, donde el tortazo del mercado ha sido espantoso (que me lo digan a mí, que trabajaba en el sector), y sigue en plena espiral descendente. Como España, Estados Unidos tenía altas tasas de déficit exterior, una moneda refugio como divisa, elevado endeudamiento de las familias y muchas hipotecas paseándose por el mercado secundario. Con en España, los precios de la vivienda se salieron de la escala, frenaron, y llevan casi un año en algunos mercados bajando con ganas (y a valor nominal, incluso. Es un frenazo serio). Incluso las tasas de morosidad son comparables; de hecho, las americanas son bastante más altas, y con valores de riesgo mayores dado la falta de redes de seguridad sociales para cubrir cosas como accidentes médicos.

¿El resultado? La bolsa lleva una buena temporada dando tumbos, y el crecimiento en el primer trimestre fue bastante tímido, pero la economía anda creciendo ahora al 3,4%, con el paro aún bajo. No son números estelares (son peores que los españoles, vamos), pero a decir verdad son bastante parecidos a lo que veríamos en España si la burbuja inmobiliaria acaba de mala manera. A saber, tortazo bursatil, crecimiento entre un 0,5% y un 1,0% más lento, el paro estable, y la bolsa bajando al llevarse la crisis por delante a las empresas más inútiles. Y considerando que el mercado hipotecario es más restrictivo en España que en América (donde hasta hace poco era ridículamente fácil que te aprobaran una hipoteca) y las regulaciones bancarias más estrictas, es posible que el problema sea menos grave.

Por lo que respecta al resto, el euro aseguraría estabilidad monetaria (más aún cuando vemos que casi todo el déficit exterior es en la misma moneda, y por lo tanto no afecta su fortaleza), un buen puñado de gente que se metió en una hipoteca sin poder permitírsela se pillaría los dedos (lo siento, pero la han pifiado), y un buen puñado de listillos que se hicieron promotores para a ver si se hacían ricos descubrirán el significado de la palabra "ajuste". La economía dejará de invertir tanto dinero en un sector que no promete ya beneficios, hará ruidos raros en forma de crecimiento perdido mientras busca otro lugar donde crecer, y seguirá a lo suyo al cabo de un rato. Y en España aprenderemos de una puta vez que el ladrillo no es una inversión de riesgo cero.

¿Dolera? Un poquito. De aquí a decir que la verdad está ahí fuera, todo el mundo miente, el final está cerca, arrepentíos especuladores, sin embargo, hay un trecho. Y por cierto, lo que digo no es algo que no repitan los informes de la OCDE, artículos serios en el Economist, y básicamente cualquier economista sensato que no tenga tendencia a ver todo en clave de catástrofe.

Una última nota: las cuentas del Banco de España. Son públicas. Toda la prensa internacional las lee. Todos los inversores tienen acceso a ellas. ¿Nadie ve la catástrofe? Lo de la venta de oro es una especie de paranoia mítica (Francia y Suiza están haciendo lo mismo), una reliquia de tiempos en que el oro era la base del sistema monetario, y no otra clase de piedra valiosa con un valor de mercado horriblemente fluctuante. En otras palabras, como depósito de valor no tiene nada de especial, lo que habla Marc es cargar contra molinos de viento.

Concluyendo: ¿Crisis? Sí. ¿Grave? Para los ingenuos que pierdan dinero en ella, mucha. Para la economía, en agregado, no excesivamente.

De la moralidad de las descripciones

No sabía que había sido publicado en España, hasta que una de mis habituales visitas masocas a LD me encuentro a Juan Carlos Girauta poniéndolo a parir. Ya hablé de el libro hace tiempo, precisamente del capítulo del que Girauta habla, así que no es que esté aquí rebuznando para llevar la contraria.

Pues sí, el libro es excelente, y la crítica de Girauta que la correlación entre legalización del aborto y descenso de la criminalidad diciendo que es una "falacia non causa pro causa del tipo post hoc ergo propter hoc" (marchando una de latinajo fácil en vinagre) es bastante estúpida, y demuestra que o bién no se ha leído el libro, o bien no tiene pajolera idea de estadística.

Levitt y Dubner, los autores, son especialmente cuidadosos en ese aspecto. De hecho, en la edición revisada en Estados Unidos añaden de forma harto inusual para un libro de divulgación el modelo estadístico completo en el anexo, con multitud de variables de control para tratar de descartar otras posibles causas. De forma muy sorprendente incluso para mí (que aún no creyendo que deba prohibirse, el aborto no me hace ninguna gracia), el modelo cuadra y es sorprendéntemente robusto; no parece que la correlación tenga nada de casual. A falta que a alguien se le ocurra otra variable que no está en el modelo que dé una explicación más potente (y repito, controlan por todo lo que decía la literatura hasta entonces) el modelo parece correcto, y la hipótesis confirmada.

Lo que me parece más cómico (y triste) de la crítica de Girauta es que hable de moral. La pregunta que se hacían Levitt y Dubner no era si el aborto es bueno o no; la pregunta es por qué de forma inexplicable la criminalidad cae en picado en Estados Unidos a principios de los noventa, sin que los datos apoyen ninguna de las explicaciones habituales explicando el fenómeno completamente. La buena marcha de la economía, el número de polícias, las estrategias de lucha contra el crimen, el mercado de la droga, el número de jóvenes (los que más crímenes cometen) en la población, la estructura de las ciudades, distribución de la renta, nivel de paro... ninguna variable parece explicar por qué súbitamente la delincuencia disminuye en todas partes, en contra de todas las predicciones de los expertos, y en muchos lugares mucho antes que se note el crecimiento económico.

¿Qué hace un científico, si no explicar la realidad? Los autores de Freakonomics hacen exactamente eso. Decir que el hecho que hayan menos niños no deseados lleve a que haya menos adolescentes cometiendo crímenes unos años después no equivale a decir que matar a bebés pobres es una buena idea. Los autores mismos, con cierta sorna, han dicho alguna vez que para evitar el problema son más partidarios del condón. Que haya mujeres que usen el aborto como mecanismo de planificación familiar no equivale a celebrarlo; Leavitt y Dubner de hecho dicen claramente que como herramienta de lucha contra el crimen es algo patéticamente ineficiente.

La realidad no tiene un valor moral de por sí, es, y punto. Una mesa no es un ente bueno y valioso por el hecho que diga que tenga cuatro patas, y una silla no es malvada y genocida al ser descrita como vagamente incómoda. De igual modo, el describir como Egócrata está sentado en su sillón, con su portatil en sus rodillas, escribiendo con rostro serio no debe ser un juicio de valor por sí sólo; si se podrá decir que moralmente es un acto repugnante, al representar un pérdida de tiempo, pero el hecho de proclamar que Egócrata escribe letras al pulsar botones no debe ser motivo de controversia moral, si no en todo caso científica.

Si Girauta cree que describir la triste vida de las mujeres que deciden abortar ya que no podrán cuidar al niño es inmoral, nos estamos metiendo en terrenos peligrosos. Sé que mencionar a Galileo es exagerado en este caso, y que el pobre Juan Carlos no está para quemar a nadie en la hoguera, pero negar la realidad porque no me cuadra con mis ideas es la verdad bastante lamentable.

jueves, julio 26, 2007

Primary Colors (XIV): vacilando 2.0

Si algo esta marcando esta campaña electoral americana de primarias (tan larga, tan intensa, tan enormemente cargante) es la sombra de Howard Dean. El ex-gobernador de Vermont, actual jefe del partido demócrata (cargo que por cierto es bastante irrelevante) está marcando desde su tumba política una buena parte de las estrategias de campaña de los candidatos esta ronda.

Dean es considerado (de forma un tanto exagerada) como el primer político americano que "cogió" la idea de internet. Durante las primarias del 2004, su equipo vio con meridiana claridad que un candidato no tenía que limitarse a poner un tenderete en forma de página de internet y esperar a que gente aburrida les lea el programa, sino que podía hacer algo más.

Por un lado, recaudar dinero; en un país donde los candidatos se pasan más de la mitad de su tiempo pidiendo pasta para su campaña, la red es un lugar eficiente y bien límpio para que la gente saque su tarjeta de crédito. Segundo, y casi igual de relevante, lo utilizó para que sus activistas se pusieran en contacto, hablaran entre ellos, se excitaran mucho e hicieran muchísimo ruido, pudiendo organizar actos con relativa facilidad y atrayendo muchísima atención mediática.

Sí, una campaña original; el principio de la política 2.0. Una historia magnífica, que fascinó a periodistas y les permitió debatir si era la nueva ola de cambio. Una histora tan estupenda... que acabó en derrota en las urnas.

¿Por qué entonces el fantasma de Howard Dean recorre Estados Unidos? Dos motivos básicos. El primero, no hay candidato serio que no quiera estar a la última; por lo tanto, no hay candidatura sin una presencia histéricamente activa y efectista en la red. Un servidor, que es un tanto masoca, lo puede atestiguar, ya que recibe correo de todos los candidatos, y todos, todos tienen alguna vacilada 2.0 más o menos rebuscada para poder participar. Incluso el hombre más aburrido del país, Chris Dodd, tiene cosas más que resultonas, como la Dodd TV, lugar donde uno se puede autoinflingir videos filmados durante su campaña. Y sí, alguien tiene que mirarlos para advertir al mundo sobre el peligro que entrañan.



Ciertamente inanerrable.

Lo cierto es que todos, todos los políticos andan con la internet 2.0, el recaudar y hacer redes como posesos, no sólo Obama o Hillary. Aunque la cosa no funcionara en el 2004 para Howard Dean, lo cierto es que los políticos tenían todos dos motivos poderosos para meterse en internet.

El primero, la clásica ley de la competencia publicitaria. Si dos compiten, pero sólo uno se anuncia, el que no se anuncia tiene una probabilidad más alta de perder. Aún con las dudas que levanta en muchos politólogos la efectividad de internet como herramienta publicitaria en política (servidor incluído), es un medio relativamente barato; sea bueno o no, mejor no descubrir que era malo a base de perder las elecciones.

El segundo motivo, aún más poderoso, es para mantener el control de la agenda. Algunos popes del partido demócrata que dirigieron la campaña de Kerry tienen la impresión (bastante correcta) que las elecciones las perdieron no en agosto o septiembre del 2004, con Kerry ya candidato, si no en diciembre del 2003, peleando con Dean. La campaña de Dean quizás no fue demasiado buena ganando votos, pero fue tremendamente efectiva generando ruido y moviendo el debate. Internet es un magnífica caja de resonancia en ciertas circunstancias; cuando Dean se las arregló para movilizar las bases del partido más ruidosas y atraer tanta atención mediática por ese flanco, sus posiciones condicionaron mucho el debate. Sí, estamos de nuevo en la vieja paradoja de la minoría dominante, esa que provocó que Kerry cambiara de opinión sobre Irak doce veces antes de ser masacrado por ello en noviembre.

Aun con el partido menos polarizado, esto no va a pasar esta vez; ningún candidato en la red permitirá esta clase de deslices este año. Aquí cada uno tendrá sus bases y sus bitácoras, y el debate será más normalito, por cauces más tranquilos y sin que un tipo con buen ojo organizativo les amargue los dulces.

¿Son las campañas 2.0 irrelevantes? No, ni mucho menos. Recaudar es muchísimo más sencillo, conseguir información y activistas es más ágil, y los partidos se mueven más rápido. En cuanto a las formas del debate y la decisión de voto, por eso, no aporta ahora mismo gran cosa.

Por cierto, una última nota sobre el por qué internet no es un buen medio publicitario en política. La razón básica es que es el perfecto sesgo de autoselección de forma constante; uno no va a la página de un candidato a ver un anuncio por casualidad, uno va porque decide verlo. Para hacer esto, o bien uno es un politólogo sacrificado, o bien ya estaba convencido en primer lugar. Quizás movilice un poco a tus bases, pero si uno está mirando la página de Obama en sus ratos libres, me parece que ya tenía intención de votarle. Tiene potencial, y se está usando, pero no es un cambio de paradigma, ni mucho menos.

martes, julio 24, 2007

La tragedia del arbitro: EUA en Irak

Todo el mundo sabe que una de las profesiones más desagradecidas en este mundo es el arbitraje. Sea en primera o en regional, el pobre tipo que "dirige" un partido (es un decir) siempre es el blanco más probable de los insultos y botellazos. Debe ser justo y ganarse el respeto, pero a la vez debe tomar decisiones que perjudican a uno u otro bando; como los alaridos de los jugadores indican con bastante claridad, no parece ser un trabajo fácil.

Entre los muchos desastres que han marcado la catastrófica intervención de Estados Unidos en Irak, la más irresoluble para el Pentagono es el hecho que les toca convencer a dos equipos con muy malas pulgas que seguir las reglas es una buena idea. En otras palabras, son el trencilla del país, aunque aquí juegan con armas de fuego, y la cooperación parece no ser del agrado de nadie. Veamos por qué.

Partiremos de la idea simplificadora que en un país llamado Poldavia hay tres actores (lo podría hacer con más, pero sería más obtuso), los gnomos, los trolls y los americanos. Los gnomos y trolls no se llevan bien, y la verdad, se tienen unas ganas tremendas, así que van por la vida buscando excusas para tratar de liarse a tortazos. En su orden de preferencias, podríamos decir que estos dos prefieren ante todo aplastar a sus enemigos acerrimos, como segunda mejor opción tienen una paz tensa, algo peor es una paz de perdedores, siendo agredidos y poniendo la otra mejilla, y su peor resultado es que sus malvados vecinos les den de tortas hasta sacarles brillo.

En este contexto de tensión gnomo-troll, los recién llegados americanos la verdad sólo quieren que les dejen tranquilos. Ellos literalmente pasaban por el barrio perdidos mientras buscaban a un viejo conocido, y se han quedado atrapados en el berrinche de estos dos atajos de locos que habitan Poldavia. Si les dan a escoger, los americanos realmente estarían encantados que Gnomos y Trolls vivieran en paz y armonia sin pegarse, siendo el conflicto abierto entre los dos grupos lo que menos les gustaría en este mundo.

Para evitar este triste, triste resultado, los americanos pueden dar señales a unos y a otros sobre a quién apoyarían en caso que empiecen a pegarse guantazos, a ver si de este modo los tipos se calman. Lo que está claro es que los pobres turistas no van a ir a la guerra contra todos, así que tienen que ir dando voces en uno u otro sentido.

Gnomos y trolls tienen pues en mente varios resultados posibles. Si deciden ir a la guerra contra el otro clan con el apoyo americano, ganan seguro. Si deciden ir a la guerra sin apoyo, tienen una probabilidad "x" de ganar o perder (al azar) si los gringos semantienen al margen, y pierden fijo si los americanos ayudan al otro bando. Si se quedan quietos y calladitos, empatan y listos. Si el otro bando ataca, pero los otros no reaccionan marchando a la guerra, son humillados esta ronda y lloran unos cuantos días amargamente. Gnomos y trolls declaran lo que hacen, los americanos dan una señal, gnomos y trolls reaccionan, y así sucesivamente.Es hora que todos tomen decisiones a ver que hacen, teniendo en mente qué incentivos tiene el resto para actuar.

Pensad un momento sobre qué haríais si estuviérais en cada situación, contando que el juego (si, esto es teoría de juegos) se repite más o menos de forma indefinida. Veamos una situación de ejemplo.

Un buen día, en un ataque de bilis mal curado, los trolls más radicales destruyen la seta gigante sagrada de los gnomos. Estos no están seguros que si responden el apoyo americano vendrá de su lado. Si están 100% convencidos que recibirán ayuda, los gnomos contratacarán; si los trolls son tontos y se apuntan, les aplastamos, si ven que están perdidos, se retiraran de forma humillante.

Si no saben si los están dejando sólos, lo gnomos aún tienen la incertidumbre sobre si los americanos están dispuestos a apoyar a los Trolls. Es hora de evaluar riesgos: ¿qué es peor, una humillación ahora o el riesgo de una guerra sin cuartel?. Si creen que los trolls tienen apoyo de terceros, la verdad, la seta no era tan importante. Si no están seguros, dependerá de lo fácil que vean ganar la guerra.

Hay un detalle en los americanos, de todos modos, que los hace especialmente tiernos: no les gusta eso de las humillaciones. Los tipos son unos buenazos, y quieren que ambos bandos decidan de forma razonable y racional, derivado de su arbitraje, que lo de la paz mola, y es mejor que tratar de partirle la cara al vecino. En otras palabras, su idea es mediar, arbitrar entre los dos, para que no respondan a las provocaciones.

La idea es dar señales claras que primero, una provocación no brindará nunca un apoyo, y segundo, que una respuesta violenta a una provocación no significará un apoyo automático. La primera mitad asegura que la agresión nunca tenga un premio garantizado, y la segunda que la respuesta a esta no será necesariamente un premio para el agredido. El problema, sin embargo, es que este baile no evita el conflicto, especialmente en el caso que uno de los bandos crea que la probabilidad de ganar sin ayuda sea razonable. Los árbitros tendrán que intervenir, por tanto, sólo en caso en que una agresión parezca dar una ventaja significativa en un conflicto abierto a uno de los bandos, mantenerse al margen la mayor parte del tiempo, pero evitar que alguien pierda tan a menudo como para decidir ir a la guerra a la desesperada.

¿Suena difícil? Por algo la situación es tan rebuscadamente complicada en Irak. Los americanos están literalmente tratando de mantener 14 pelotitas en el aire al mismo tiempo en medio de una galerna, con medio mundo (Irán, Bin Laden) poniéndole palos en la rueda del uniciclo. La tarea de convencer a unos y a otros que pegarse es malo es casi imposible, y así les va.

Existe, sin embargo, una salida relativamente fácil, en caso que los americanos quieren asegurar la paz: escoger un ganador. Darle un apoyo incodicional a un lado, dejarle que provoque todo lo que quiera, y los otros, que se callen y aguanten. El problema evidente es que esto es la paz de los cementerios; el bando ganador aumentará la presión de forma básicamente indefinida, y oprimirá alegremente a sus rivales a sabiendas que lo tiene ganado. Si os suena la solución "pragmática", aquí la teneis, en toda su gloria.

La alternativa, el largarse, será a largo plazo parecida... aunque primero un bando deberá perder la guerra de por medio. Me temo que tras tanto equilibrio, es hora de ser realista. Tristemente.

Primary Colors (XIII): destellos de talento político

Hoy, a unos 237 años que empiecen las votaciones de las primarias demócratas, en CNN teníamos el tercer debate entre candidatos. Hoy iba de ser modernos; en vez de ser el omnipresente Anderson Cooper el que hacía las preguntas (a veces creo que la "C" en "CNN" es por este tío; presenta como 12 programas), el tipo sencillamente daba paso a videos caseros de Youtube con gente haciendo las preguntas. Una idea estupenda, si no fuera porque la mayoría de las preguntas seleccionadas eran rematadamente estúpidas.

En todo este triste asunto, hoy uno de los candidatos ha dado una muestra de libro de qué es lo que separa un político decente de una auténtica máquina de ganar votos. Entre el carisma de Obama y el aspecto agraciado de Edwards, Hillary Clinton ha dejado claro en una sola pregunta por qué va primera en las encuestas.

La cosa ha ido como sigue. En vista de la avalancha de preguntas sobre sanidad que CNN ha recibido (es de forma abrumadora una de las mayores preocupaciones del electorado), los genios de la cadena han decidido dedicar 5 minutos (de las dos horas de debate) para que los candidatos hablaran del asunto. En vez de varias preguntas, CNN ha montado cinco videos con varias historias de horror de salud, algunos con dos o tres personas, y se los ha pasado a los candidatos ("¿Qué hará sobre cáncer, diabetes, minusvalía, lepra y Sida? tiene 30 segundos").

El primero en sufrir el castigo ha sido Obama, que ha dado una respuesta decente prometiendo sanidad universal, pero sin ser demasiado concreto, y diciendo cosas malas de las malvadas aseguradoras. El siguiente ha sido Edwards, que ha venido a decir lo mismo, sin aportar gran cosa. Entonces ha llegado el turno de Clinton.

Su respuesta: "Estos casos que hemos visto, James, Kate, Mike, Reggie, Carol, Peter*, es un ejemplo que el sistema no funciona", seguido de un recordatorio que ella ya lo intentó en los 90, y que su plan es ahora buenísimo. La cuestión, sin embargo, no era su plan en sí, imposible de describir en 30 segundos; la cuestión es cómo ha sido capaz de dar una espectacular exibición de empatía y atención el detalle sólo por tener la sangre fría de apuntar los nombres. Todo ello usando el perfecto tono de voz, velocidad y gesto, sin la más mínima sensación de artificialidad o impostura.

Conclusión: Hillary sigue sin acabar de gustarme, pero joder si no es buena en este negocio. Desde que empezó todo este circo, no ha cometido un error, no ha pifiado una intervención, y no ha usado el tono equivocado en una sóla respuesta. Incluso cuando hoy le han preguntado sobre qué es esto que dos familias (Bush/Clinton) se repartan la presidencia estuvo perfecta ("a mí tampoco me pareció bien que Bush ganara en el 2000, vamos").

Claro que va primera en las encuestas, la maldita.

*: Los nombres no son, evidentemente, los correctos. Soy muy bueno, pero no, no se me ocurrió apuntarlos. El video de la pregunta, por cierto, aquí. (Gracias, Taronget)

domingo, julio 22, 2007

Honor y propinas

Llevo unos cuantos fines de semana sirviendo bebidas. En parte para ayudar, en parte porque quiero más pasta para mis vicios, llevo un par de meses entre cervezas y botellas variadas. Como camarero en Estados Unidos, uno está descubriendo el encantadoramente bizarro sistema de vivir a base de propinas; los americanos dan muchísimo más que los españoles, al ser el salario de los camareros mucho más bajo para empezar.

En estas semanas, un servidor ha estado mirando con cierto detalle esta costumbre, en una especie de de experimento de ciencias sociales improvisado visto al natural. Aunque no he llevado un control demasiado disciplinado de los datos (la verdad, no soy tan friki com para eso), sí que he prestado atención a la evolución de lo que tengo en el bote de propinas al final de la tarde, y su relación con unas cuantas variables. Como era de esperar, hay un patrón en el altruismo; y sí, las ciencias sociales tienen una explicación. Veamos.

Las propinas, desde el punto de vista de un economista cerrado de miras, son un misterio. No hay un motivo racional directo en dejar dinero extra a un camarero; el hecho de premiar su buen trabajo a posteriori no da ningún beneficio adicional, y tiene un coste monetario claro. Por si fuera poco, la propina es totalmente voluntaria; si uno es maleducado (desde el punto de vista americano) y no deja nada, la policía del buen cliente no le va a buscar para darle una paliza.

¿Por qué la gente deja propina entonces? Un motivo bastante claro es el hecho que es posible que vuelvan a visitar el mismo bar o restaurante en el futuro. Temiendo que el camarero les escupa en la bebida en una visita posterior si no dejan propina, un cliente temeroso de los microbios puede creer que ser educadito es una buena idea. Esto no explica, sin embargo, por qué la gente deja dinero incluso en lugares donde no volverá nunca, pero es una buena razón.

En estas semanas de "estudio" he podido constatar esta dinámica. Los clientes habituales (los borrachuzos que están allí cada sábado o domingo) tienden invariablemente a dejar más propina, y es así desde el principio. No es que te conozcan con el tiempo y vayan dando más; de hecho, diría que la confianza en este caso da asco. Los que saben que vienen a menudo empezaron todos fuerte, dando buenas propinas, y una vez establecida la reputación de generosos han ido bajando su nivel poco a poco. Siguen siendo mejores que la media, pero no son ni de lejos tan espléndidos como en el primer mes.

Esto explica las diferencias entre clientes; lo que no explica bien, sin embargo, es las fluctuaciones entre semanas. Controlando (es un decir; la base de datos es poco rigurosa) por asistencia y composición de la tropa, la cantidad de dinero oscila de mala manera; de $8-10 a $40-45, a veces con muy pocos cambios entre los bebedores en la barra. A estos cambios creo que le encontrado tres causas, todas relativamente poco evidentes.

La más trivial es realmente estúpida, pero curiosa. Los días que he puesto un par de billetes de dólar en las dos jarras para propinas, la gente deja invariablemente más dinero. La gente se "inspira" en presuntos donativos anteriores, y deja más. Esto se ve reforzado por otro segundo factor curioso, el derivado de la composición de la clientela. Como más clientes habituales hay en el bar, mayor es la contribución media de cada cliente. El efecto no es sólo arimético, derivado de que al haber más "habituales generosos" la media sube; la subida se produce controlando por clases. Es decir, los habituales dan más cuantos más de ellos hay, y los ocasionales dan más si se les rodea con habituales que si sólo hay tacaños que vienen poco.

¿Por qué se produce esto? Lo de las propinas es voluntario, pero también es un código de buena conducta social. Del mismo modo que en uno habla más en una clase si hay otros alumnos hablando que si está todo el mundo callado, un cliente dá mejores propinas si el resto del bar está siendo generoso. La contribución es voluntaria, sí, pero está fuertemente condicionada por la presión social; uno no quiere ser el idiota solitario que dice que no cree en propinas cuando todo el mundo está dejando una bien generosa. La generosidad no es por tanto puramente altruista; forma parte de un equilibrio social informal bien engrasado.

El tercer motivo es el más curioso. Estoy trabajando allí, un bar de un club, porque la presidenta es la madre de mi novia y necesitaban a alguien que les ayudara. Mi vínculo con el lugar es por tanto a traves de dos personas, los padres de mi novia, sin que conozca al resto de la clientela demasiado. Bien, los días que ellos están en el club (y el bar) el nivel de las propinas es marcadamente más alto, al menos un 30% - 40% de más.

¿Por qué sucede esto? La explicación, me parece, es una variación del punto anterior. El hecho que mis futuros suegros esté por el bar es de hecho un elemento de vigilancia social informal añadido; dos de los clientes del bar tiene una profunda simpatia por el camarero, y tienen un interés activo en que este haga buenas propinas. El hecho que dos clientes tengan un interés no declarado pero conocido hace que la presión social para ser generoso aumente, y la devoción por la propina se incremente.

Ciertamente es un investigación poco científica (y la verdad, aún no tengo suficientes grados de libertad para tirar buenas regresiones), pero da pistas. En los próximos días, intentaré hablar más de este curioso problema para las ciencias sociales, los mecanismos que llevan al altruismo y la cooperación a gran escala. La bondad innata del hombre existe, pero la verdad, necesita casi siempre que le den un buen empujoncito.

sábado, julio 21, 2007

Momentos de silencio

No, por Polanco. Es que estoy leyendo Harry Potter, y hasta que no lo acabe no hay nada en el mundo de los muggles que me importe. Al ritmo actual, seré persona de nuevo hoy por la noche.

Tras 357 páginas, por cierto, el libro es muy, muy bueno. Y hasta aquí puedo decir, que no quiero reventarle la trama a nadie. Eso sí, en un par se semanas me estoy planteando en abrir la veda en los comentarios; si alguno estais esperando a la traducción, estais leyendo la bitácora equivocada. Elitista atroz que soy.

Sobre la actualidad en general, se pueden meter la corona por el culo, por cierto. Y sí, es una declaración injuriosa, pero estoy en Estados Unidos. Que me busquen.

viernes, julio 20, 2007

Más vale enemigo enfrente que amigo a la espalda

Eso es lo que debe estar pensando más de uno en los pasillos del poder de los partidos políticos españoles estos días. En algunos casos (por calle Génova) con más sudores fríos que en otros. Lo cierto es que la encantadora vida interna de los partidos políticos parece despertarse de nuevo, con esa fascinante combinación de democracia orgánica, formas exquisitas y atroces puñaladas por la espalda.

Hagamos un repaso de las últimas aventuras de José Bono, Rodrigo Rato y el ya difunto (políticamente) Josep Piqué.

Empezaremos con el caso más sencillo, el de José Bono. Como ya comenté de él no hace demasiado, Bono es el clásico ejemplo de político que llega muy, muy lejos, y tropieza en el último escalón. Un tipo tiene normalmente una sóla oportunidad en su vida para asaltar los cielos y ser candidato a presidente o primer ministro; si uno la pifia una vez, es probablemente la última. Eso no hace a Bono un tipo inofensivo para Zapatero, de todos modos. El presidente lo sabe, y como no es tonto, prefiere tener a Bono a tiro, en un sitio de prestigio y respeto (a la par que totalmente inofensivo) antes que siga ahí fuera dando la murga y sufriendo tentaciones extrañas.

Los otros dos si tienen más miga. Mariano Rajoy está en una posición parecida a Bono como jefe de la oposición. Estas son sus elecciones, sin lastre aznariano, 11-M o errores ajenos a los que echar la culpa, y si las pierde su vida política corre serio peligro. No es de extrañar que ante esta vulnerabilidad empiecen a abundar las declaraciones de lealtad desencadenada de multitud de políticos con futuribles.

Ahora toca "lealtad", en la variedad echar pelotas fuera. Con el partido marchando francamente, con Rajoy el primero, por la senda de la derrota electoral (digan lo que digan los liberales, no hay ni una encuesta que les dé opciones serias), es hora de salir a la palestra, y decir bien alto y bien fuerte "a tus órdenes, Mariano; todo lo que digas es ley. Toda tuya, la campaña, toda tuya" entre palmaditas en la espalda. Si Rajoy va y se pega la torta, la culpa es por supuesto exclusiva del barbas; yo sólo cumplia órdenes. Si Rajoy va y gana, pues oye, a pasar por caja y ganarse un ministerio por ser tan buen muchacho.

El problema obvio para todos los "leales", sin embargo, es la tentación de ser candidatos en el 2012. Si Rajoy pierde, ni lealtad ni historias; se le echa la culpa a él y a todo su equipo (Acebes y Zaplana, vamos), y cuchillos fuera, que es hora de ganarse el puesto del ex-presidente del partido. Evidentemente, a ojos de los notables del partido en busca de un nuevo guía hacia la tierra prometida ministerial, aquellos que tengan menos polvo en sus trajes derivado de la demolición del barbas en las urnas serán vistos como mejores candidatos. Si uno no ha participado en absoluto en las tácticas paranoico-histéricas del equipo actual (y aún puede hablar con los nacionalistas sin que le cosan a pedradas), las bases del partido lo tendrán más en cuenta.

¿En qué se traduce esto? Entre los muy obedientes y leales potenciales sucesores (Aguirre, Gallardón y Rato) habrá muchos, muchos nervios. Si las encuestas van mal, y con tendencia a peor, los guiños al "más allá" postelectoral en forma de pequeñas o grandes críticas al actual líder serán cada vez más rentables en término de beneficios futuros, y menos arriesgadas en términos de posible rencor y perdida ministerio en una hipotética victoria. Lo que es aún más delicioso, cada crítica desequilibra más la balanza en favor a romper filas (los votantes tienden a penalizar a los partidos divididos, así que cada crítica debilita más a Rajoy), así que una vez la puerta se abra será difícil que se cierre, si el desastre predicho es considerable.

Evidentemente, una cosa es mostrar desacuerdo, y la otra es una deslealtad abierta y exagerada; si alguien dice una burrada realmente espantosa en contra de Rajoy, es posible que el partido no perdone al "traidor" nunca, al haber precipitado una derrota. No importa que lo que diga sea cierto o no; la lealtad de partido es así de curiosa. Se perdonará todo perro traidor que acuchille, siempre que lo haga en silencio. Es el asesinato público lo que resulta imperdonable.

Así anda Rajoy estos días, con multitud de amigos en la espalda. Todos sonríen, todos muy felices, y todos con ganas de cortarle la cabeza. Algo parecido a lo que se encontraba Piqué en casa, cuando desde Génova le colocaban todos de grandes, excelentes amistades a su espalda mientras caminaba derechito al matadero. Piqué, que no es tonto, debe haber pensado que para que me hagan filetes mejor me largue yo solito, y ha procedido a cortarse las venas políticamente en público, echando pestes sobre Rajoy y su debilidad (al barbas ya empiezan a caerle collejas) en el proceso.

¿Qué será del PP tras Rajoy? El partido será, me parece, de Rodrigo Rato. Es un centrista moderado que no atrae los odios de Gallardón, no ha estado flirteando con la Cope y LD como Aguirre, y viene de estar por encima del bien y del mal en una poltrona de prestigio internacional. Si es buen chico, mantiene una distancia caballerosa y condescendiente y no hace ninguna tontería, será el candidato el 2012, a no ser que el PP se invente algún mecanismo muy extraño para escoger al jefe.

Sobre Piqué, Rajoy, Gallardón y el resto de cadáveres políticos que queden en la cuneta hay poco de qué preocuparse. Churchil decía que la política es peor que la guerra ya que en una guerra sólo te pueden matar un vez, mientras que en política uno puede morir varias. Volverán, ya lo creo. Son así de tozudos.

miércoles, julio 18, 2007

Primary Colors (XII): mandíbulas de cristal

Estos días andan los comentaristas políticos todos serios midiendo quién es el mejor candidato presidencial últimamente. Siendo esto Estados Unidos, no se habla sobre quién tiene las mejores ideas, formación, experiencia, capacidad de liderazgo o cocido intelestuá; lo que se habla es sobre pasta, recaudación y a ver quién tiene más dinero en el banco a estas alturas de campaña.

El maná en forma de donaciones ha hablado, y los demócratas están que se salen, con un Barack Obama en plan machote en cabeza. Parece claro que el hecho de que el presidente sea visto como un mandril no está ayudando a los republicanos en absoluto; el partido no parece dar demasiada confianza, y lo que es peor a la hora de recaudar, parece tener pocos números de poner a un tipo en la Casa Blanca.

Cierto, estamos a muchísimos meses de las primarias, y las encuestas son bien poco relevantes. En los democrátas, Obama está recogiendo pasta a patadas, pero sigue detrás de Hillary en los sondeos; mientras, gente como Richardson, casi recién llegados, no parecen ir del todo mal.

En los republicanos, sin embargo, sí diría que hay noticias algo más relevantes. Por un lado, Fred Thompson, el otro recién llegado a la carrera, se ha aprovechado de un vacio legal para ocultar su cartas, así que nadie sabe cómo le va realmente (en las encuestas, no del todo mal; sin decir absolutamente nada relevante y si experiencia previa, va tercero), por otro, el antiguo favorito, John McCain, está en pleno proceso de autodestrucción política delante de las cámaras.

Ya decía en febrero que el tipo tenía la mandibula de cristal, pero su apoyo a la guerra y una sorprendente habilidad para cambiar de opinión constantemente en otros temas le han hecho caer tercero en la clasificación de recaudadores. Si sólo fuera eso, la cosa no sería tan grave; el problema es que también está tercero en las encuestas (Rommey y Giulani están por delante, y Thompson le pisa los talones) y prácticamente no tiene nada de dinero en el banco, su campaña habiendo estado gastando por encima de sus posibilidades. Si bien tiene aún tiempo para salvar el cuello (y McCain es tozudo y lo intentará) no le veo con demasiados números de llegar lejos; su posición respecto la guerra ha sido un auténtico suicidio político.

¿Qué les queda a los republicanos? Giulani está en cabeza, pero su campaña está siendo un poco demasiado errática para los conservadores. Para horror de muchos, no parece querer disimular que apoya el derecho al aborto y no es un gran fanático de las armas de fuego. Rommey tiene cara de presidente, habla como un presidente y tiene experiencia, pero por algún motivo extraño (probablemente sus cambios de opinión "sospechosos" y el ser mormón) no está acabando de cuajar.

Tenemos a Fred Thompson. Mi opinión sobre él no ha cambiado; es un conservador de libro, visto mil veces, y a pesar de ser actor, no acaba de impresionar como orador. De hecho, tengo la sensación que su buena reputación mediática y posición en los sondeos se deriva del hecho que mucha gente aún no le oído hablar demasiado. Uno puede ganar unas primarias siendo un orador incompetente (tenemos un ejemplo en la Casa Blanca) pero no acabo de ver Thompson como un tipo con posibilidades reales a largo plazo. Veremos.

Técnicas avanzadas de fotografía digital: HDR

En este post intentaré explicar en que consiste la técnica que se conoce como HDR o High Definition Range.

Antes de nada aclarar que esta técnica no sólo es valida para la fotografía digital, también se puede aplicar a la fotografía “analógica” (o química).

Imaginaros la siguiente situación: estáis enfrente de un pasillo oscuro donde hay cuadros colgados y en el otro extremo una estancia con luz del día. Si os fajáis atentamente en el pasillo y los cuadros que hay colgados difícilmente podréis distinguir nada de la estancia, básicamente será un cuadrado de luz blanca. Por el contrario, si centráis vuestra atención en la estancia, no seréis capaces de ver los cuadros al mismo tiempo. De hecho ver las dos cosas a la vez es imposible, debido a que la vista tiene que adaptarse a la situación de luz, pero le es imposible adaptarse al mismo tiempo a situaciones tan distintas.

Pues bien este comportamiento que he intentado describir también es válido para las fotografías. Intentar sacar una instantánea de todo el conjunto nos daría como resultado una foto en donde el pasillo estaría oscuro y no se apreciarían los cuadros y un cuadrado blanco sería la estancia.

Para intentar dar una solución a esta situación Paul E. Debevec, presentó en el Siggraph del año 1997 una técnica para poder conseguir una imagen, sin importar que haya mucha diferencia en la iluminación de las diferentes zonas de la composición. Para los más avanzados, podéis encontrar el artículo original aquí, pero advierto que no es apto para todo el mundo.

Entramos por fin en materia, vamos a ver en que consiste. Básicamente hay dos pasos a realizar claramente diferenciados. Uno es la adquisición de las imágenes, y el segundo es tratarlas digitalmente.

El primer paso a realizar con el fin de utilizar esta técnica consiste en tomar no una imagen de la escena sino varias, como mínimo se suelen tomar tres, aunque cuantas más mejores resultados se obtienen. Estas imágenes deben de tomarse con velocidades de disparo distintas, intentando mantener constante el valor del diafragma. Utilizando velocidades distintas lo que conseguiremos será obtener una serie de imágenes en donde dependiendo del tiempo de apertura del obturador se obtendrá mayor o menor información de las zonas claras u oscuras de la composición. A mayor velocidad las zonas claras tendrán más información, mientras que las zonas oscuras serán manchas negras, y al contrario si utilizamos velocidades lentas. En el ejemplo siguiente se han tomado 16 imágenes:

Serie HDR 1

Serie HDR 2

Serie HDR 3

Serie HDR 4

El segundo paso, sin entrar en demasiado detalle, consiste en generar una nueva imagen a partir de todas las fotografías tomadas en el punto anterior. Lo que se intenta es que cada zona de la imagen resultante tenga la máxima información posible que se puede obtener a partir de la serie de fotografías. Este proceso es automático, mediante un algoritmo se calcula el valor que ha de obtener cada píxel de la imagen resultante, para maximizar la información. El resultado a partir de las imágenes anteriores puede ser el siguiente:


Resultat HDR


Veamos como aplicar lo comentado a nuestras fotografías. No entraré en detalles en como realizar las tomas de las imágenes, está claro que todas las fotografías deben mostrar exactamente la misma escena, por lo que utilizar un trípode es muy recomendado. Y por otro lado, la manera de capturar las imágenes a diferentes velocidades, creo que cada uno debería dirigirse al manual de su cámara. Hay que tener en cuenta que hay cámaras que no contemplan la posibilidad de funcionar en modo manual (o semi-manual).

Una vez dispongamos de las imágenes hay que tratarlas con algún programa que genera esa fotografía resultante. De programas hay varios, por ejemplo HDR Shop v1 (es gratuito) o el Photomatix, entre otros. En cualquier programa que escojamos seguramente deberemos “jugar” con los parámetros para obtener la mejor imagen posible.

Para ver algunos de los ejemplos de los resultados que podemos obtener podéis hacer clic aquí.


Política legislativa cafre


A los amantes de la política bizarra, hoy el Senado de los Estados Unidos nos va a dar una bonita muestra del género. En un intento por romper el bloqueo de la minoría republicana acerca de la guerra de Irak, los demócratas se disponen a lanzar una sesión maratoniana nocturna en la cámara. Y sí, la foto de arriba no es ninguna broma; cuando se habla de debates largos, la cosa va en serio.

El motivo detrás de este raro debate es la práctica del filibusterismo, una antigua norma del Senado utilizada para proteger a la minoría. Las leyes en el Senado se votan por mayoría, como en todas partes; sin embago la decisión de cerrar un debate e ir a una votación no. Se puede seguir hablando hasta que un 60% de los Senadores decidan que ya hay bastante; como resultado, cualquier ley requiere del consentimiento de una mayoría reforzada para ir a ningún sitio.

Lo divertido del asunto es que los Senadores debatiendo ni siquiera hace falta que estén hablando sobre la ley a tratar. La leyenda habla de Senadores tomando turnos para leer la guía de teléfonos, incansables, mientras la mayoría trata de ir convenciendo a los palizas rebeldes a base de concesiones a ver si llegan a 60 votos. El récord de filibusterismo lo tiene Strom Thurmond, un tipo que fue capaz de pasarse más de 24 horas seguidas hablando (y sin mear) tratando de evitar que se aprobara la ley de derechos civiles. La resistencia de Thurmond y los suyos fue doblegada cuando los demócratas, con mayoría, decidieron que no habría absolutamente nada más en la agenda que esa ley, haciendo imposible eternizar el debate hasta el infinito.

Lo de esta noche es menos dramático, y la verdad, no creo que los demócratas consigan romper el bloqueo. Con 51 votos a 49, necesitan demasiadas deserciones para tener una oportunidad. Aún así, para los auténticos masocas de la política, hoy es un día grande. Sintonizad C-SPAN (sí, se puede ver en línea), preparad las palomitas, enfriad suficiente alcohol para echar a dormir un hipopotamo, y disfrutad del más aburrido espectáculo legislativo del mundo, el Senado americano. Toda la noche.

martes, julio 17, 2007

La rebelión de los frikis

Para la población no-iniciada, esta semana es una semana para cualquier otra. Un poco de calor, un poco de aguantar el tostón antes de las vacaciones de agosto (para los europeos) o el largo verano de tiritar en oficinas con el aire acondicionado a nivel pingüino (los americanos), pero nada demasiado relevante.

Para los que saben sobre lo que es bueno, justo, emocionante y crucial para el futuro de la humanidad, sin embargo, esta es una semana especial. Tanto, que el viernes a medianoche estarán casi todos en librerías, gafapastas firmemente colocadas, listos para ser partícipes de la mayor revelación desde el "Luke, yo soy tu padre" hará cosa de veintipico años. Sí, este viernes sale a la venta la última, definitiva, apoteósica, ginorme novela del siglo: Harry Potter and the Deathly Hallows.

Lo curioso del asunto (aparte del hecho que un serio politólogo como yo lleve dos semanas repasando las novelas, películas, juegos y foros de internet en preparación de tan magno evento) es el hecho que un asunto tan puramente friki sea de hecho noticia. Las novelas de Harry Potter han vendido 325 millones de copias, una auténtica burrada de libros; la verdad parece que la mitad de la población de Estados Unidos son chiflados amante de la magia esta semana. Un buen puñado de mis compañeros de trabajo se pasan la hora del almuerzo especulando y lanzando teorías sobre Snape (por cierto, creo que es de los buenos), mientras que librerías por todo el país preparan fiestas de lanzamiento.

La pregunta es ¿Desde cuándo estar colgado de un libro sobre una escuela de magia ha dejado de ser algo de gente rarilla?. En los oscuros tiempos de secundaria, en esos días donde el poderoso dado de 20, el gran Cthulu y los juegos de tablero rarillos completan a la gran Super Nintendo, ser capaz de recitar listas de conjuros y clases de dragones no te hacia especialmente popular. Hoy, auténticas frikadas como "Los 300" son taquillazos, atraen público femenino y son vistas como una expresión como cualquier otra de cultura popular. Cómics anteriormente minoritarios y gafosillos como V for Vendetta, Sin City ó (cielos) Watchmen saltan al cine, y encima hacen dinero.

Joder, celebramos hasta el día del orgullo friki. Esto empieza a ser preocupante.

Lo cierto es que me resulta un cambio bastante curioso. La cultura popular "dominante" parece estar abrazando iconos de mi vieja adolescencia con un entusiasmo encomiable, y encima está creando nuevos ámbitos de alegre obsesión. Aunque algunas de las creaciones han sido bastante infectas (Uwe Boll, culpable), lo cierto es que un servidor está reviviendo sus años más friki un poco demasiado.

Como todas las cosas, los puristas estarán enfadados. Peter Jackson cometió a buen seguro crímenes imperdonables adaptando la trilogia sagrada, y George Lucas trajo al mundo Jar Jar Binks. La patrulla X en las películas no es más que una caricatura, y las tres últimas temporadas de expediente X fueron un desastre. Por no hablar del último cambio de reglas en Warhammer (malditos ejecutivos de GW) o el hecho que nadie en Hollywood tenga los redaños de hacer nada con los juegos de White Wolf tras el éxito de Buffy Cazavampiros (nota: dan demasiado miedo. Los jugadores, no los juegos). Y que no me hablen de esa cosa llamada Nintendo Wii, el final de los videojuegos puros, oscuros y complicados. Pero al resto de frikis de mente receptiva, las puertas del paraíso están abiertas.

En cierto sentido, me parece que estamos viendo la venganza de los primeros informáticos. Los chavales con granos, gafas de pasta y demasiadas horas de ordenador y vicio virtual en sus bolsillos han resultado convertirse en los iconos de la nueva economía. Quizás no sean los que hacen el dinero, pero son los que se han llevado el mérito de la revolución tecnológica. El espíritu de los tiempos está en el pensamiento abstracto y los políticos que tratan de modelar la realidad a martillazos como los nuevos malvados, así que casi parece natural que el mundo friki esté más vivo que nunca.

Una parte de mí a veces piensa en plan marxista que todo esto no es más que otra forma de opio. El fútbol no bastaba para el nuevo proletariado creativo, así que el Capital creo las cartas de Magic, Super Mario Kart y Transformers: la película para mantenerlos oprimidos.

Sin embargo, estoy bastante seguro que en el fondo hay algo de bueno, justo y verdadero en todas estas viejas chorradas. Quizás sea más relevante a corto plazo el ser capaz de evaluar la política fiscal del gobierno, pero lo cierto es que estudiar a Keynes te hará sabio, pero es un crítico con el mayal a un orco lo que realmente te hará feliz.

La cultura universal, en el fondo, no es más que un agregado de cachivaches inútiles de piedra, en lienzo o en novela que nos parecen terriblemente importantes, y es más, quizás realmente lo sean. El hecho que el arte más joven, creativo e innovador ahora mismo sean los videojuegos quizás no es más que otra manifestación de esa cultura. Y la verdad, quizás hay algo salvable de todo ese alegre frikismo que nos rodea.

Y quién sabe, quizás los cuatro colgados que hablan élfico salvarán algún día el mundo. Los frikis ya ganaron la guerra en Independence Day una vez, ¿no?

Nota: si no me creen, comprueben la extensa lista de tipos listos con bitácora y un oscuro pasado frikoso. Citoyen, la tropa de Halon Disparado, Claudine y su tributo a la Gran Sepia, los tipos sórdidos de la esquina y su defensa de la religión Jedi y el siempre brillante Lüzbel, tintinólogo ocasional, todos con tendencias graves. Y eso sin mirar demasiado; hay muchos, muchos más...

domingo, julio 15, 2007

La nueva era de los magnates

Hay gente que lleva tiempo hablando de ello. Paul Krugman escribía hace unos años sobre la nueva Gilded Age, edad dorada, una época donde los grandes magnates americanos, libres tras la revolución conservadora de la camisa de fuerza del New Deal, volvían a nadar en riqueza impensable desde hace casi un siglo. Luis Uchitelle, en un artículo estupendo, habla sobre ello en el New York Times hoy.

Si bien ajustando por inflación ni Bill Gates ni Warren Buffet se acercan (aún) a los niveles de riqueza de los Rockefeller, Vanderbilt y Astor de antaño, la verdad es que están muy cerca. Gates ya puede mirar a Andrew Carnegie como un vulgar advenedizo, y Buffer puede hacer lo mismo con J.P. Morgan. Lo que es más significativo, la nueva concentración de la riqueza no es patrimonio de diez o veinte grandes magnates, si no de una pequeña élite de 15 o 20.000 personas con niveles de ingresos suficientes como para representar un 5% del PIB de Estados Unidos. Cuando uno mira lo que representa esa cifra (hablamos del 5% de 13 billones de dólares), está claro que es un nivel de riqueza absolutamente delirante.

Hay dos elementos significativos que el artículo cubre. El primero, que esta nueva acumulación es relativamente nueva; es un resultado de la revolución conservadora de los ochenta, con su oleada de deregulación, bajadas de impuestos y reformas regresivas, que abrieron la puerta a una mayor acumulación de riquezas. El segundo, y quizás más relevante, que esta época de acumulación no es fruto de ningún periodo de bonanza extraordinario; la era precedente fue, de hecho, una época de bonanaza mayor.


No voy a discutir el hecho que la gente que con talento, riqueza (y algo de suerte) crea riqueza merezca ganar más dinero. El tomar riesgos, innovación y talento deben tener una cierta recompensa; lo que resulta curioso, y digno de discusión, es por qué la proporción de la riqueza creada que va a estas recompensas ha aumentado. Si un salario de cinco millones de dólares anuales era suficiente para el presidente de una aerolínea en los años sesenta, ¿Por qué esta cifra es muchísimo mayor ahora? Hablaba de varias posibilidades hace unos meses, y la verdad, no he encontrado una explicación económica decente todavía.

Parece bastante claro que la evolución de la distribución de la riqueza en Estados Unidos tiene poco de económico y bastante de político. El argumento de muchos de los nuevos magnates es que la innovación necesaria en la "nueva economía" hace de los altos ejecutivos algo mucho más valioso. Sin embargo, sigo sin creerme el cuento que es más difícil ser el presidente de Citigroup ahora que lo era hace 35 años. La evolución de la productividad de un CEO no parece haber sido tan extraordinariamente superior a la economía como la evolución de sus salarios indican.

viernes, julio 13, 2007

Sobre guerras e informes

Una señal clara que una guerra se ha convertido en un pantano político insufrible es cuando la discusión sobre ella gira alrededor de un informe. O peor, sobre el borrador de un informe.

Eso es lo que está pasando en Estados Unidos estos días. Cuando unos meses atrás el ejecutivo decidió aumentar el número de tropas en Irak en una escalada presúntamente temporal para tratar de controlar el país, una de las condiciones asociadas es que llegado septiembre se evaluaría el éxito de la política siguiendo una série de criterios objetivos. Ayer se publicó un informe preliminar sobre estos criterios, e inmediatamente todos los debates políticos se convirtieron en algo parecido a un padre mirando las notas de sus hijitos.

¿Qué dice el informe en cuestión? Parece que Irak estos últimos meses ha mejorado un poco, pero sigue sin acercarse al aprobado. Como era de preveer, el lado militar del asunto ha mejorado un poco. Hay menos bombas, la violencia sectaria es algo menor (aunque 650 muertos al mes registrados -es posible que sean bastantes más- sigue siendo espantoso) y las tropas iraquíes se están portando algo mejor, en gran medida por estar marcadas muy de cerca por soldados americanos. Cuando uno pone 30.000 soldados más en las calles, especialmente si forman parte del mejor ejército del mundo, tiene que notarse un poco.

El problema, y grave, es el lado político. Si bien la violencia ha disminuido (en parte también porque algunas milicias han decidido disminuir su actividad hasta que vengan tiempos mejores), los políticos iraquíes han sido monumentalmente inútiles en llegar a ninguna clase de acuerdo en los temas relevantes. Cuando un informe da como uno de los "éxitos" la formación de un comité para revisar la constitución, no un acuerdo, sabemos que realmente están buscando buenas noticias a la desesperada. Se ha aprobado legislación, pero no se ha implementado nada. El petroleo sigue sin tener una forma de repartirlo en los libros. La policia y ejército siguen fracasando en "hacer cumplir la ley de forma equitativa", neo-lengua para decir que siguen siendo milicias sectarias de uniforme. Y lo peor de todo, se están quedando sin tiempo.

Primero, porque la escalada no es sostenible. Estados Unidos no tiene tropas frescas para seguir con ello mucho tiempo; las rotaciones están extendidas al límite y no hay mucho más que enviar a Irak. Segundo, porque la escalada parece ser para muchas milicias (y políticos iraquiés) un compás de espera; saben que a la que se acabe, podrán volver a aterrorizar y matar alegremente. Tercero, porque aún con las "mejoras" en seguridad, la situación sobre el terreno es todavía horripilante, y conociendo la espectacular incapacidad del estado iraquí para recolectar información, bastante peor de lo que sus informes dicen.

Cuarto, porque los americanos no tienen ya estómago para más carnaza. Una guerra se pierde cuando un bando no quiere luchar más, y en este caso en Irak los americanos están en las últimas. La escalada pretendía darle al gobierno iraquí un respiro, dejarle un espacio para que tratara de dejar de ser un grupo de matones corruptos sin el más mínimo reparo en matarse unos a otros y trataran de evitar que el país se lanzara al abismo. Los políticos iraquíes (elegidos democráticamente, por cierto) han hablado, y han dicho que muy bien, gracias, pero que prefieren seguir odiándose mucho.

Es hora de empezar a pensar cómo salir de esta seriamente, me temo.

jueves, julio 12, 2007

¡¡Viva Aragón!!

Mucho se habla de Cataluña, País Vasco, Navarra.... pero poco de la España interior, de ésa que también existe. Así que dedicaré un post a mi tierra natal: Aragón -debe de ser por mi nuevo exilio, que aumenta mi morriña-.
Aunque parezca sorprendente, Aragón es la cuarta Comunidad Autónoma en porcentaje de voto nacionalista-regionalista, únicamente superada por País Vasco, Cataluña y Canarias. No obstante, nuestro sentimiento patrio es peculiar. Se resume en una mezcla de resignación, pesimismo y tristeza. Para prueba el siguiente video que protagonizan dos clásicos de la música aragonesa: José Antonio Labordeta e Ixo Rai.

PD: pese al pesimismo maño, hay señales de esperanza. Si Suiza ha ganado la Copa América, Aragón también puede. Tenemos algo en común que es muy relevante para la naútica: ninguna de las dos disfruta de salida al mar. Y puestos a pedir, si el Levante quiere agua, ¡¡Aragón quiere mar!!

miércoles, julio 11, 2007

El artículo más tonto del mundo

Mark Steyn, columnista neoconservador vociferante, crítico de cine y teatro, todólogo autodidacta e idiota terminal, escribe en el New York Sun la siguiente estupidez: uno de los problemas de la sanidad pública gratuita universal es que producen terrorismo jihadista.

La lógica que sigue es de una gilipollez tal que casi da miedo: los hospitales públicos pagan poco a sus médicos, el Reino Unido se ve forzado a importarlos, vienen médicos musulmanes, y claro, pasa lo que pasa. Siete de los ocho tipos de la bomba en Glasgow eran médicos en la sanidad pública. Musulmanes malvados. Michael Moore defiende la sanidad pública, ergo, apoya al terrorismo.

Preocupante que los conservadores americanos estén llegando a estos niveles de estupidez, ¿no?. En fin. Adivinad qué artículo, de todo lo que se escribe en Estados Unidos, ha decidido traducir Libertad Digital hoy. No sé qué es peor, ser imbécil o traducir a un imbécil. Lo que hay que ver.

La tontería de la igualdad fiscal

Títulan por el flanco derecho: "Cataluña crea su Agencia Tributaria y rompe con la igualdad fiscal de los españoles".

Una nota breve sobre estados federales, y más en concreto sobre la estupidez de la igualdad fiscal que estos tipos dicen es sagrada. En Estados Unidos (modelo de economía sagrado e idolatrado por la derecha) el tipo estatal del impuesto sobre la renta oscila entre el 9,5% (Vermont) y 0 (Florida, New Hampshire...). El impuesto sobre ventas al detalle va del 7% en California a 0 en sitios como Delaware, Oregon o Alaska. Gasolina, de 8 centavos por litro (Alaska) a más de 30 (Wisconsin). Cigarrillos, de $2,57 (New Jersey) a $0,17 (Missouri).

Sigue habiendo redistribución entre territorios, por supuesto. Connecticut recibe $0,73 por cada dólar que paga al gobierno federal (sí, las balanzas fiscales son públicas), mientras que estados como West Virginia reciben $1,75.

¿Hace falta que siga? Lo de la igualdad fiscal es básicamente una estupidez. Es absurdo que en un estado descentralizado o federal (y España es de facto prácticamente federal) se pague lo mismo en todos los territorios. Cada región, estado o autonomía tiene electorados distintos y votantes con preferencias diferentes; es natural que cada región escoja políticos con preferencias distintas sobre qué nivel de gasto es el adecuado. Es absurdo que Cataluña, Madrid o Valencia tengan competencias exclusivas en sanidad, educación o servicios sociales pero no puedan decidir cuánto gastar; las autonomías no son entes de gestión, son entes políticos, y la política se hace asignando dónde va el dinero y cómo se recauda, no recibiendo transferencias de Madrid.

Un sistema fiscal razonable en un estado descentralizado debe asegurar que cada administración gasta el dinero como quiere y lo recauda como le place, sin más límite que el no pisar las competencias del vecino o establecer barreras al comercio entre regiones. Si Cataluña quiere guarderías, debe poder subir impuestos para pagárselas, no vivir del lloriqueo en Madrid diciendo que no le pasan el dinero suficiente para cumplir con sus competencias. Si Aguirre quiere hacer metro a mansalva, que escoja cómo lo paga o qué recorta, pero que no vaya a protestar de déficit sanitario a Solbes cuando es ella la que está aumentando el gasto.

Y oye, no es tan complicado. Al rellenar la declaración de la renta por aquí, uno tiene básicamente que rellenar dos impuestos. Uno para el gobierno federal (progresivo, aunque lleno de agujeros) y otro para el estado de Connecticut (de tipo único, por cierto). Si me mudara a New Hampshire, pagaría menos impuestos. Si lo hiciera a Massacusetts, pagaría más. Y oye, la vida sigue, sin que el país se rompa. La "dispersión normativa" y "competencia" entre territorios no parece haber aniquilado el país.

El problema de la derecha no es con la racionalidad económica del sistema fiscal del estatuto, o con el sentido común de que cada uno se pague sus chucherías. Ni siquiera es sobre la igualdad entre regiones. Es el clásico uso de fantoches de miedo absurdos para ganar votos a base de patear al contrario. El viejo miedo a la diferencia.

lunes, julio 09, 2007

Pagando por películas

He seguido con cierta curiosidad morbosa las pataletas de algunos políticos y comentaristas acerca del rodaje de un película de Woody Allen en Barcelona. Se ha criticado el uso de dinero público, así como el baboseo bien poco disimulado de algunos representantes públicos cegados por el aura del director.

La verdad, suena familiar. Tan familiar, de hecho, que he estado escuchando invectivas casi idénticas aquí en New Haven, Connecticut, aunque la película es distinta y el director es otro. Durante las tres últimas semanas el tráfico en el centro de New Haven ha sido poco menos que apocalíptico, con multitud de calles cerradas y decenas de tiendas maquilladas como si fueran los años cincuenta. Los vecinos se han quejado de las restricciones, así como del intenso ruido de las decenas de coches y motos de época, sólo empeorado por el barullo aún más exagerado cuando filmaban una persecución. Todo ello, evidentemente, regado con abundante dinero público en forma de exenciones fiscales, ayudas directas y la posibilidad de cerrar calles sin pagar un duro.

¿Por qué? Porque para New Haven, ser una de las localizaciones en Indiana Jones IV es una excelente idea publicitaria. Cierto, el director es Spielberg y la película es sencillamente gigantesca, pero las cuatro o cinco semanas de congestión que ha vivido la ciudad por algo menos de diez minutos de gloria en la película han sido un problema grande en una ciudad de 150.000 habitantes.

Aún así, es algo que definitivamente vale la pena. Para Yale, el hecho de ser la universidad del "Profesor Jones" (aunque en la película no se utilizará el nombre) es un regalo publicitario magnífico. Para New Haven, una ciudad que vive cada vez más de la universidad y de ser un creciente centro de ocio y gastronomia (es la última ciudad "con carácter" de Connecticut), es tener un anuncio eterno en DVDs en todo el país, algo sencillamente impagable.

Barcelona es una ciudad más grande, y obviamente no vive las tremendas angustias económicas y problemas sociales de New Haven y su área metropolitana (unos 500.000 habitantes) con la misma desesperación. Pero ser el telón de fondo de una película de un director gafoso de amplia difusión es una inversión más que interesante para un ciudad que ha hecho del gafapastismo una de sus señas de identidad. Quizás no sea un director demasiado taquillero en Estados Unidos (aunque hacer 20 millones de dólares de forma consistente es más que aceptable), pero sí atrae público a patadas en Europa, todos de un intelectual sofisticado inaguantable que Barcelona quiere atraer.

De acuerdo, el baboseo ministerial y político ha sido excesivo (aquí el alcalde ni siquiera ha aparecido en público con Spielberg) y tanto viajecito pelota a Nueva York queda un poco pueblerino, la verdad. Aún así, si yo fuera político también hubiera estado haciendo lo mismo (a fin de cuentas, soy un allenófilo gafoso de primera), es bastante comprensible. Para la ciudad, no deja de ser un anuncio extraordinario.

sábado, julio 07, 2007

De Cádiz y fábricas cerradas

El caso Delphi es uno de los ejemplos más claros de lo absurdo de mezclar sentimentalismo con política. A algunos en la izquierda no hay nada que les ponga más que las barricadas, heróicos proletarios a pedradas con la policia y toda la espléndida retórica de la lucha de clases desatada en los telediarios.

Evidentemente, Delphi era un blanco tentador. Una empresa grande, americana para más señas (los gringos, esos malvados) en una provincia pobre, fabricando algo tan tangible, sólido y bellamente tradicional como piezas para coches. Un cierre es un ejemplo precioso del capitalismo pegando patadas a los más pobres, oh dolor, oh sufrimiento.

El problema es que todo esta retórica es poco creíble. Delphi es una empresa enorme, cierto; también es una empresa espectacularmente mal gestionada. Delphi era un departamento más de General Motors hasta 1999, momento en que fue hecha una empresa independiente en una de las (inacabables) restructuraciones de la empresa. Dicho en otras palabras, era una parte importante de una empresa que lleva más de una década arrastrándose por el fango, ciertamente no un buen punto de inicio.

Unos años más tarde, esos temores se confirmaron. General Motors siempre ha podido maquillar sus cuentas con otras inversiones, como los derivados de su división finaciera (los que te ayudan a pagar el coche a plazos). Delphi, no. En el 2005, la empresa se declaró en Bancarrota, tras perder 741 millones de dólares en los primeros seis meses del año. La empresa inició un doloroso programa de reestructuración, que no ha dejado títere con cabeza casi en ningún sitio. Los trabajadores en Estados Unidos se han enfrentado a brutales recortes salariales (de $28 a $18.50 la hora para la mayoría de obreros) cuando los sindicatos han negociado nuevos contratos, recortes de prestaciones, y gran cantidad de despidos.

Lo de Cádiz, por lo tanto, no tiene nada de especial. Una empresa multinacional, víctima de mala gestión, se va a la bancarrota. Los accionistas piden sangre, antes que el desastre haga que su inversión se desvanezca en el aire, y los directivos se ponen a ello. El gobierno andaluz tiene un ataque de pánico, y decide tratar de hacer la inversión en Cádiz más rentable a base de regarla con dinero público. Si no están haciendo dinero ellos solitos, los beneficios los pagamos nosotros hasta el 2010. La cuenta la paga el contribuyente.

¿Qué va a pensar alguien que tiene los accionistas pidiendo cambios feroces y soluciones a largo plazo?. Primero, que oye, es dinero gratis. Y segundo, que si la fábrica no era demasiado rentable hasta ahora, es probablemente mejor idea usarlo en otro sitio donde su inversión está produciendo un mejor retorno, a base de deliciosas trampas contables perfectamente legales.

La señal más potente para los gestores de Delphi, sin embargo, es que en Cádiz no sólo tienen que preocuparse de la fábrica; también de los políticos. Las autoridades quieren la fábrica en Cádiz, contra viento y marea, y en caso de que se quieran hacer cambios o recortes necesarios, no van a permanecer neutrales. Cualquier pretensión de flexibilidad, capacidad de tomar decisiones rápidas o tratar de solucionar los problemas de la factoria va a toparse con políticos aterrorizados; así no hay quien trabaje. La conclusión evidente para los gestores es que están en una región donde se prefiere subvencionar a la empresa antes que arreglar los problemas estructurales que no la hacen rentable, que reacciona con pánico ante cualquier cambio, y que la imparcialidad o el realismo brilla por su ausencia.

Se largaran, claro que sí. Aunque cueste 500 millones de euros.

Como muy bien dice The Happy Butcher, la señal evidente para cualquier inversor es que Cádiz es una casa de locos. Cualquier inversión en la provincia tiene un riesgo añadido; no importa lo que pidan los trabajadores, el gobierno autonómico les va a dar la razón a ellos. Cuando hagan números a ver dónde invierten, en su ecuacioncita tendrán la probabilidad de éxito y los beneficios por un lado, y la probabilidad de fracaso y unos costes de cierre potenciales absolutamente prohibitivos. Si una inversión en Cádiz fallida implica que mis pérdidas serán el doble o triple que en otro lugar, estoy seguro que en igualdad de condiciones me iré a otro sitio.

Estamos en lo de siempre, la quimera de la política industrial. Los políticos deben convencerse que su trabajo es proteger a los individuos, no rescatar empresas. Si una fábrica cierra por estar llena de incompetentes, es absurdo meterse en una guerra santa con sus gestores, o tratar de mantenerla en vida mediante respiración asistida. Uno debe dejar que muera, y asegurarse que los trabajadores pueden encontrar algo tan rápido como sea posible. El estado se encarga del contexto, no de estar en el centro de la fiesta. Y eso implica irse a un rincón y asegurarse que el riesgo de invertir en su terruño sea tan bajo como sea humanamente posible, tanto para trabajadores como para los empresarios.

Vamos, exactamente lo contrario que lo que se ha hecho en Cádiz.

jueves, julio 05, 2007

Crónicas de la ciudad muerta

Allá por el interior de Massachusetts existe una ciudad bastante curiosa. En el centro de la localidad hay varias viejas fábricas de finales del siglo XIX, bellamente restauradas, situadas alrededor del complejo sistema de canales que en el pasado les daba energía. Una de esas viejas factorías, cerca del centro, rodeada de agua, ha sido convertida en un edificio de oficinas, con locales lleno de carácter y vistas extraordinarias sobre los viejos saltos de agua y el resto de la ciudad.

¿Qué hay en el centro, más allá de este edificio? Lo triste para Holyoke, Massachusetts, y tantas otras ciudades americanas semejantes, es que no hay absolutamente nada. El centro de esta ciudad de 40.000 habitantes es un erial de solares abandonados, fábricas abandonadas, y canales rodeados de maquinaria industrial centenaria oxidada. Sólo ese edificio restaurado y el museo del voleibol (deporte nacido en la ciudad) tienen algo de vida entre los cristales rotos y los locales vacios desde hace décadas.

No es que Holyoke esté mal situada. A una hora de Boston y Hartford, en el centro de la riquísima Nueva Inglaterra, con dos interestatales rodeando la ciudad, la ciudad es una enorme, gigantesca oportunidad perdida. Cualquier inversor con dos dedos de frente es capaz de ver que esos enormes solares vacios entre los canales, ahora limpios tras el cierre de las fábricas, y las decenas de reliquias de arquitectura industrial serían un lugar estupendo para uno de esos barrios de diseño o campus multimedia que tanto gustan a los modernos, al estilo de los Docklands de Londres o una especie de Amsterdam (más) postmoderna.

El problema para Holyoke es que esto no sucederá nunca. Con una renta por cápita de sólo $15.000 anuales (menos de la mitad de la del país, estando en uno de los estados más ricos), el ayuntamiento apenas tiene recursos para pagar los servicios más básicos, colegios incluidos. Lo más triste es que no importa que haga el alcalde, tiene la reelección asegurada; como muchas otras ciudades en Estados Unidos, Holyoke es un mundo de partido único (en este caso, el demócrata) donde no hay forma humana ni divina que puedan perder las elecciones. Por muy mandril que sea el ayuntamiento, políticamente son inmortales.

¿Ayuda desde otras administraciones? Los políticos estatales en Boston tienen otras preocupaciones, o eso parece. No hay dinero para municipios muertos, o eso parece. El gobierno federal, como de costumbre, ni está ni se le espera; más allá de los habitualmente catastróficos programas de vivienda pública (o creación de guettos; algún día debería hablar sobre ello), no intervienen ya en política local, especialmente con ayuntamientos oligofrénicos.

El resultado es el habitual en muchos lugares del país, una ciudad muerta. Algo así como Reus o Mataró perdiendo población durante décadas, empobrecidas, sin que tenga visos de cambio. La conocida huida de las clases medias, fruto del círculo vicioso de pérdida de empresas, pérdida de recursos, empeoramiento de los colegios (que son competencia local), huida de todo aquel que puede permitírselo envían ciudades enteras a su muerte civil, cascarones abandonados sólo habitados por quien no se puede pagar nada mejor.

Lo más triste es que con autoridades más activas, un sistema de financiación de la educación más razonable o unas políticas de reconversión industrial aceptables, nada de esto hubiera sucedido. De hecho, Holyoke sería probablemente un lugar prospero, una bonita ciudad que disfruta de los restos de su bello pasado industrial.

En pocos lugares el fracaso de las políticas públicas es más evidente y llamativo. Triste.

Confirmando el error

Sólo señalar con cifras lo que decía ayer hablando de Rajoy: su discurso sólo hizo que satisfacer a los convencidos. Las encuestas hoy dan una muy clara victoria de Zapatero; incluso en el El Mundo, Rajoy está a unos tristes 12 puntos de distancia.

Aún más preocupante para el PP, su líder no fue ni siquiera capaz de convencer más que a los fans más incondicionales; dejando de lado Libertad Digital, la reacción de los medios de la derecha ha sido relativamente tibia, hasta el punto que el ABC más que aplaudir al PP salen con la ligeramente descabellada idea que Zapatero está aislado y con cada vez menos apoyo de los nacionalistas. Claro, como Rajoy es para ellos una alternativa tan viable.

Ciertamente, el objetivo de "consolidar las bases" Rajoy lo ha cumplido. El problema es que el resto del electorado se está alejando a marchas forzadas...

miércoles, julio 04, 2007

La izquierdosidad de las bajadas de impuestos

Hablaré más sobre el debate este en otro artículo (hoy ya he delirado lo suficiente) pero dejadme añadir un par de notas:
  1. La pregunta es irrelevante. La razón es que falta a quién. Hay muchas maneras de cobrar impuestos, y no siempre pagan los mismos.
  2. Si izquierda es redistribución, la pregunta es más irrelevante todavía. El sistema fiscal es muy torpe (repito: muy torpe) redistribuyendo riqueza; por mucho que uno trate de hacer que los ricos paguen más que los pobres etcétera, el sistema resultante siempre es bastente poco efectivo discriminando estos detalles. Cuando es efectivo, acaba por ser demasiado complejo y poco práctico, o demasiado intrusivo.
  3. La redistribución, si eso es lo que quiere, debe hacerse en el lado del gasto público. Todos los estudios dicen que aquí es dónde un político puede hacer cosas que favorezcan a quien menos tiene. Los sistemas universales, por cierto (no los que sólo dan servicio a quien no tiene) tienden a ser más populares y redistributivos, ya que benefician a las clases medias.

La verdad, no es que haya mucho debate que hacer sobre el tema. Los impuestos no son un problema de izquierdas; en todo caso es un problema a enfocar desde el punto de vista de eficiencia recaudatoria.

martes, julio 03, 2007

Debate: Rajoy aprende a no perder

Lo he dicho unas cuantas veces en el pasado, pero el Debate sobre el Estado de la Nación no se gana o pierde en el hemiciclo, pegando alaridos desde la tribuna, sino en las columnas, tertulias y resúmenes de prensa del día después del debate.

Rajoy parece finalmente haber entendido esto, porque hoy ha salido definitivamente a no perder. En debates pasados, Rajoy ha tratado de lanzar ataques a todo lo que se movía (2005) o bien ha recurrido a temas tradicionales de la derecha (inmigración, seguridad, nacionalismos) dejando de lado la política antiterrorista (2006); en ambos casos su intervención recibió el rechazo previsible desde la izquierda y una cierta tibieza desde la derecha. En el 2005, se pasó tanto que incluso las encuestas post-debate de El Mundo le dieron como perdedor (mientras que muchos medios le criticaban por no haber hablado del 11-M); el 2006 muchos le criticaron por ser un blando que no habla de terrorismo lo suficiente.

Hoy Rajoy ha decido coger los editoriales de LD, las homilías de la Cope y un surtido de columnas varias del resto de medios afines y ha hecho un discursito con ellas. Ha lanzado una sarta de bobadas gravísimas y realmente impresentables (más sobre eso luego), probablemente ha dejado bien claro que lo del PP y moderación es como agua y aceite y ha conseguido bien poco cara al electorado, pero eso sí, mañana los medios de la derecha no le podrán soltar un reproche. Vamos, de hecho estarán haciendo la ola, comparando a Rajoy con Churchill (el nuevo pope comparativo del ideario conservador), y diciendo que esta vez sí, hemos goleado.

El problema del discurso de Rajoy, y grave, es que le ha dicho a un gobierno democrático que es menos de fiar que una banda terrorista. No sólo eso: ha exigido que una democracia responda a la vuelta al violencia de esa misma banda convocando elecciones, es decir, ha pedido al gobierno que sea ETA la que dicte cuándo se vota en España. El gran crimen ha sido hablar, hablar sin que ETA haya obtenido absolutamente nada a cambio más que tener a Otegui en la cárcel, 16 detenidos más y una estructura organizativa que sigue cayéndose a pedazos bajo el constante asedio del estado. La reacción del PP de la vuelta del terrorismo es proclamar que han ganado y pedir que se vote, algo patéticamente absurdo. Si los conservadores en el Reino Unido hubieran reaccionado así al atentado de Glasgow ("Brown, cabrón, por querer irte de Irak") los hubieran echado del país a patadas.

Y no, no me vale lo de pedir las actas; es una petición de un cinismo espantoso. La política antiterrorista del gobierno, su labor ejecutiva, no es un circo de tres pistas. Cuando el gobierno habla con un grupo de asesinos los dos no están al mismo nivel; el gobierno no tiene que ir por el mundo demostrando su superioridad moral innata al partido de la oposición para conseguir que este se fie de ellos más que de los terroristas. Rajoy está diciendo que prefiere la palabra de un grupo de asesinos que la del gobierno legítimo del país, sujeto al estado de derecho, la ley y la constitución. El líder del PP coloca con este discurso a Zapatero al mismo nivel que los asesinos, algo que es absolutamente intolerable.

Pedir que alguien demuestre su inocencia de este modo es inadmisible. Primero, al ser de hecho un imposible; yo no puede demostrar en modo alguno de forma infinitamente veraz y totalmente perfecta que no soy un asesino a sueldo del Frente de Liberación de los Gnomos del Jardín; haga lo que haga hay siempre una pregunta adicional, otra prueba más, que puede ser demandada. Uno acusa con pruebas, no tira mierda y pide que el otro niegue lo sucedido o se busque una coartada. Segundo, y más grave, por que es una presunción de culpabilidad implícita, algo contrario a todo el ordenamiento jurídico de una democracia. Si el PP es capaz de entender esto (y por lo que decía Rajoy, no creen que vaya con ellos), no son un partido de gobierno aceptable.

A todo esto, tanto ETA como el PNV (las otras dos partes en las conversaciones) han dicho repetidamente que los terroristas rompen la tregua porque llegado un momento gobierno y PNV se plantan. Estuvieran hablando de mesas, estuvieran hablando de sillas, estuvieran hablando del olor de las nubes, ETA se levanta de la mesa y vuelve a los tiros porque le dicen "no" a sus demandas. Si eso que dice ETA no basta al PP, lo siento pero están especulando y quejándose sobre el sexo de los ángeles, no del contenido real de las negociaciones.

Obviamente, todo lo dicho hasta ahora parte de la idea que el PP tiene algún vago indicio de racionalidad en el discurso de Rajoy. Lo cierto es que los conservadores hoy han lanzado la lógica por la ventana y hecho del grito cavernícola su discurso, básicamente predicando a los ya convencidos y que traguen con lo histérico. Rajoy ha ido, realmente, a no perder su parroquia, y a seguir a lo suyo, hacer la política algo tan feo que haga que los moderados se queden en casa.

domingo, julio 01, 2007

Sanidad "universal" a la americana

No hace demasiado Massachusetts decidió que el desastre sanitario americano era demasiado grave como para dejar el asunto en manos del gobierno federal, así que decidieron solucionar el problema ellos solitos.

La lógica detrás del plan de este estado es bastante simple. Hay mucha gente sin seguro médico. No tener seguro es malo. Arreglo: hacer el contratar un seguro médico algo obligatorio. Punto.

Una idea brillante. A partir de hoy, todas las empresas con más de 10 trabajadores están obligadas a dar cobertura sanitaria a sus empleados que trabajen más de 35 horas a la semana. Todo aquel no cubierto por un seguro de empresa tiene la obligación de contratar un seguro él solito; si no lo hace, el estado le multará cobrándole más impuestos. Sólo en caso de ser rematadamente pobre uno podrá tener acceso al plan gratuito (o muy subvencionado) proporcionado por el sistema público, el resto, a pasar por el tubo de las aseguradoras.

¿Qué se pretende con eso? Bueno, una de las ideas extrañas que muchos políticos americanos tienen es que los costes sanitarios se derivan en parte del hecho que no todo el mundo está asegurado. Como uno tiene que pagarse el médico de su bolsillo, muchas enfermedades se quedan sin tratar hasta que es necesario ir de urgencias, y claro, los tratamientos acaban siendo mucho más caros. Si encima hay muchos, muchísimos individuos que se creen inmortales y no contratan seguro porque no quieren, pues son estos malvados inconscientes que hacen que todo se salga de madre. Si hacemos el seguro obligatorio, pues esto se arregla y los costes bajarán.

Bueno, pues no. De las 400.000 personas sin seguro en Massachusetts antes de la aprobación de la ley sin cobertura, sólo unos 130.000 parecen haber contratado un seguro. Curiosamente, entre los nuevos asegurados la mayoría son gente por debajo o cerca del umbral de la pobreza, que reciben cobertura por parte del estado. El resto, como de costumbre, son miembros de la eternamente maltratada clase media americana, que ve como le obligan a contratar un seguro al habitual precio inflado americano sin tener más salida que pasar por caja. Mientras tanto, las pequeñas empresas van a sudar tinta tratando de compensar esta especie de subida de salarios forzosa que es la obligación de dar sanidad a sus empleados.

Y obviamente, las aseguradoras van a continuar ganando exactamente la misma cantidad obscena de dinero, sin tener el más mínimo incentivo a bajar precios. ¿Por qué deberían? El estado continúa cargando con los pacientes más caros y menos rentables (abuelos, pobres, enfermos crónicos) mientras ellos se encargan del resto de la población. Es posible que el sistema acabe con la lacra de tener a medio millón de personas sin seguro médico, pero el problema central, el hecho que los americanos pagan el doble por cápita que Francia en costes sanitarios y reciben peor servicio, permanecerá intacto.

El sistema de Massachusetts, si bien cargado de buenas intenciones, no deja de ser un espléndido plan de subvenciones indirectas a unas aseguradoras que estaban entusiasmadas con la idea de esta reforma. Si las compañías que atienden a los pacientes más rentables cobrándoles una cantidad absurda de dinero abrazan tus ideas, algo va mal. El problema central es que en Estados Unidos todo el sistema parece enfocado en dar a los intermediarios todas las facilidades, y a los pacientes ninguna.