jueves, mayo 31, 2007

Primary Colors (IX): nuevos candidatos

En estas largas, larguísimas primarias que los políticos americanos estan inflingiendo a su electorado, hemos añadido esta última semana dos nuevos candidatos. Esto aumenta el número de posibles presidenciables a 245 republicanos y 218 demócratas aproximadamente. Veamos quienes son estos individuos:

Bill Richardson, demócrata:

Aunque un servidor incluyó a Richardson en su lista inicial de candidatos, lo cierto es que el buen hombre se hizo de rogar cuatro meses antes de hacerlo oficial. Gobernador de Nuevo Méjico, ex-secretario de energía con Clinton, ex-embajador, ex-congresista, el tipo lleva 27 años en política, es según todo el mundo excepcionalmente brillante, y la verdad, bastante carismático. Las encuestas lo colocan de momento cuarto, por detrás de Obama y Hillary Clinton, y muy cerquita del para mí inexplicablemente bien posicionado Edwards. Richardson es por cierto medio latino (su madre es mejicana), algo que añade aún más diversidad a las primarias demócratas.

¿Tiene algún número? Si tuviera una casa de apuestas, lo cierto es que le daría un pago de 9-1, siendo generoso. No entra dentro del grupo de los imposibles (Dodd, mi osito de peluche), pero si el de los bastante improbables. Aún así, dicen las malas lenguas que el tío está en esto no para ganarse la nominación, sino para colocarse como vice-presidenciable. Obama está empezando a convertirse en un candidato con posibilidades; aunque Hillary sigue por delante en las encuestas sobre las primarias, en unas hipotéticas generales Obama sale mejor parado que su rival contra los republicanos. Richardson sería un vicepresidente "natural" a Obama, o eso es lo que se le supone a estas alturas.

Fred Thompson, republicano:

La mente colectiva de los medios de este país es realmente incomprensible. Fred Thompson es uno de esos políticos que por algún motivo que se me escapa se convierte por un extraño consenso como "la repera en vinagre" en la mente de los medios, y se gana una cobertura mediática positiva de golpe casi sin intentarlo.

Thompson tiene una de esas carreras políticas que un sólo ve en Estados Unidos. Senador por Tenesse durante ocho años (en los que no produjo nada remotamente substancial), el tipo es más conocido por su otro trabajo, el de actor secundario en la serie de televisión Law & Order. Lo cierto es que como actor no es gran cosa; su aspecto fiero y vagamente marcial hace que siempre le dieran papeles de políticos, almirantes o fiscales cabreados (a menudo en políticas espantosas), así que tampoco es que fuera monstruosamente popular.

Sin embargo, los medios americanos son como son, y siguiendo esa lógica infaliblemente infantil del columnista sabelotodo no han tardado en sumar "actor" + "republicano"= "¡Ronald Reagan!" y se han puesto a hablar de él a espuertas.

Y la verdad, el tipo no me parece que sea gran cosa. Es un republicano (sector conservador) de libro: anti aborto, pro derecho a llevar armas, pro libre comercio, anti inmigración, pro bajadas de impuestos. Nada que otros candidatos del mismo partido no ofrezcan, teniendo la mayoría muchísima más experiencia y muchísima menos coba mediática. Pero como esto de escoger basado en mérito parece no importarle a la prensa (a la vista está el mandril que tienen ahora en la Casa Blanca), pues Thompson es el que recibe más atención.

¿Tiene posibilidades? A saber. Lo cierto es que le daría un 6-1; muchísimas más que Richardson. Veremos si su oratoria y su cara presidencial sobrevive al contacto con el mundo real; no creo que sea gran cosa, pero nunca se sabe.

El (no) candidato... por ahora: Al Gore, demócrata:

El tío sigue haciéndose el remolón. La verdad, no me atrevo a decir si se presentará o no; soy notoriamente malo haciendo predicciones. Lo cierto es que si tiene en mente saltar al ruedo, el tío está deshojando la margarita con un talento mediático tremendo. Publica libros, está en la televisión presentando cosas a menudo, se hace de rogar constantemente y en general hace un trabajo excelente manteniéndose en el debate sin entrar formalmente. Aparte de eso, está cuidando su imagen muchísimo estos días (ha perdido peso, nada de horrendas barbas) y se ha beneficiado muchísimo del hecho que su documental llegara justo cuando los americanos empezaban a cambiar de opinión sobre el cambio climático.

En otras palabras, para no querer presentarse, está haciendo de no-candidato demasiado bien. Veremos.

miércoles, mayo 30, 2007

Inmigración o la eterna solución imperfecta

En política hay básicamente dos clases de problemas. Por un lado tenemos los fáciles; son aquellos problemas que tienen una solución más o menos complicada, pero que si se aplica sabemos que el resultado será algo mejor de lo que tenemos ahora. Por otro lado, tenemos los problemas difíciles de veras. Son aquellos que tienen muchas soluciones, todas caras, y ninguna tiene un resultado que sea claramente mejor que los otros, ya que siempre hay alguien que sale perjudicado.

Inmigración, como acaban de descubrir muchos políticos americanos estos días, es un ejemplo bien claro.

El punto de partida en Estados Unidos, como en España, es el de una legislación que básicamente no funciona. Casi todo el sistema de inmigración americano chirría dolorosamente, desde una USCIS (el departamento que tramita el papeleo de los pobres foraneos) más preocupada en recaudar tanto dinero a golpe de tasas como sea posible, a unas leyes totalmente bizarras que hacen mucho más sencillo y barato vivir ilegalmente en el país que "disfrutar" del papeleo para regularizarse.

El ejemplo más sangrante es la maldita USCIS y su curiosa forma de financiación. El Congreso, en su infinita sabiduria, decidió en los ochenta que si uno quiere vivir en el país tiene que pagarse el papeleo, así que que decidió que la agencia de inmigración debía financiarse ella solita a base de tasas. El resultado, veinte años después, es que para una tarjeta de residencia uno acabará pagando como mínimo $1.200 sin utilizar un abogado, y sobre unos $2.000 si quiere que le ofrezcan "premium processing" (sí, una agencia que ofrece un servicio más caro para acelerar tu papeleo. Ni en Italia). Todo para una espera que puede llegar a tres años. Y oiga, que en unas semanitas van a triplicar los precios.

Mientras uno espera que le den la tarjetita, por cierto, en teoría no está legalmente autorizado para trabajar. Si quiere un permiso temporal (que le concederán, con suerte, en tres meses) debe pasar por caja y pagar otros $300. Clásico. Después los políticos van por el mundo preguntándose por qué hay de doce a veinte millones de ilegales. Pues mira, aquí tienen una de las razones.

Más allá de burocracias espantosamente ineficaces, el problema con las leyes de inmigración es que incluso con una maquinaria estatal bien engrasada (y que en esta comparación eso implique estar refiriéndome a la española ya lo dice todo) la cosa sigue sin dar un resultado aceptable.

Hablemos de dos escenarios extremos hipotéticos, el de una política de fronteras cerradas y cero inmigrantes, y el de una política de puertas abiertas. Si el primer escenario fuera posible de implementar, una situación de este estilo genera problemas graves. El primero, y más claro, los enormes costes de poner esta política en funcionamiento. Hacer las fronteras totalmente impermeables es complicado. Lo más grave, sin embargo, es la enorme barrera burocrática que se añade a la economía en muchísimos sectores, caso del turismo (¡visite Korea del Norte!), inversión exterior o incluso el más humilde congreso de cardiología que uno puede tener en mente.

Por añadido, una política excesivamente restrictiva crearía un problema grave a la economía, especialmente en los sectores donde la mano de obra es escasa. La agricultura, turismo y construcción se estrellarían espectacularmente, víctimas de unos costes incontrolables. No estaríamos hablando, sin embargo, sólo de puestos no cualificados; la investigación en las universidades americanas sería mucho menos potente, al igual que muchos sectores de alta tecnología donde el país ha estado importando ingenieros a mansalva.

Un país con fronteras totalmente abiertas tendría probablemente los problemas opuestos. Los costes burocráticos de un arreglo así serían cero, pero el enorme incremento en la oferta de mano de obra provocaría una caída en picado de los salarios. Mal que nos pese, la inmigración tiende a frenar el aumento de ingresos de los trabajadores, especialmente en los sectores donde los inmigrantes se concentran. Desde el punto de vista redistributivo la inmigración sigue siendo positiva, pero lo es básicamente para los recién llegados, que ven como sus ingresos aumentan muchísimo en comparación a sus países de origen.

Si situamos la política migratoria en un nivel intermedio como intentan hacer la mayoría de países, nos enfrentamos a otros problemas. Por un lado, estamos dañando los salarios de los locales a cambio de asegurar que la economía no se ahogue por falta de recursos. Por otro lado, debemos asegurar que los inmigrantes estén en el país legalmente, primero para que paguen impuestos, y segundo para poder tener cierto control sobre cuántos queremos. Además, queremos asegurar que los nuevos se asimilan a la cultura local relativamente rápido, evitando la formación de guetos y conflictos sociales graves.

Estaremos por tanto buscando siempre un equilibrio. Si nos pasamos en nivel de control en la entrada, es muy probable que el libre mercado nos dé una lección y nos aumente el número de ilegales. Si somos demasiado duros con los ilegales (o incluso con los legales), poniéndoles las cosas difíciles para conseguir empleo o regularizarse, podemos provocar la formación de comunidades marginales o bolsas de pobreza viviendo únicamente de la economía submergida o el crimen. Si somos demasiado laxos, perjudicamos a nuestros votantes de mala manera, y así sucesivamente. No importa lo que hagamos, cualquier política tendrá costes para alguien, afectará la cohesión social de algún modo, y dejará a buen seguro un montón de gente cabreada.

¿Cómo es la reforma de inmigración que está tratando de sobrevivir a la desesperada en el Congreso? La verdad, es uno de estos feos consensos diseñados en comité que no acaban de gustar a nadie. Esta vez, sin embargo, el hecho que la ley sea un mamotreto que disgusta tanto a derecha como izquierda no deja de ser una noticia razonablemente buena. El diseño básico sigue en líneas generales las ideas de Bush (es una de las pocas cosas en las que el presidente no dice estupideces, dicho sea de paso), centrándose en hacer la entrada de foraneos razonablemente difícil, pero dando a quien está ilegal dentro del país una oportunidad decente de regularizar su situación. ,

La idea básica es bastante simple: entrar debe ser complicado, para evitar una entrada excesiva de inmigrantes, pero trabajar una vez dentro debe ser relativamente sencillo, para asegurar que los que entran son asimilados y no se quedan encallados en un rincón oscuro de la sociedad. Es el modelo que Estados Unidos ha aplicado desde siempre con un éxito notable. Cada veinte años se retoca la ley, adaptándola a los nuevos tiempos, y cada veinte años se escuchan los mismos gritos de desacuerdo desde los mismo sitios. La reforma pasará, a trancas y barrancas, tarde o temprano, con algunos ligeros cambios, para reemerger dentro de un par de décadas cuando el número de ilegales vuelva a salirse de madre.

Un par de comentarios para terminar. Cuando digo que la ley es un mamotreto, lo digo en serio; la criatura ocupa 628 páginas, tiene más de 700 secciones y es de un aburrido espantoso, aparte de añadir una cantidad de papeleo adicional y tasas variadas delirante. La extensión se deriva en parte del hecho que los americanos no usan la distinción entre ley y reglamentos que se usa en España, pero aún así lo chungo para legalizarse va a ser entender lo que dice el engendro, no otra cosa.

Hablando de España, la política de inmigración seguida por los gobiernos del PP y del PSOE ha sido muy parecida a la americana; más por pura potra que no por otra cosa. No es que sea maravillosa, pero es bastante razonable. Lo digo a menudo, pero los políticos españoles tienden a hacer las cosas bien.

Los frikis, con representación

Inanerrable noticia hoy en El País sobre el tipo que ha conseguido entrar en el ayuntamiento de Reus. Inanerrable. Desde los días del Monster Raving Loonie Party que no veíamos estos prodigios.

El frikismo avanza. Pronto, muy pronto, Poldavia tendrá su selección nacional de Super Mario Kart en los mundiales. Por mis dados de veinte caras que sí.

martes, mayo 29, 2007

A la rica subvención de piña

El otro día me quejaba amargamente de la puta manía de los políticos americanos de querer combatir el calentamiento global y la dependencia energética a base de subvención comunistoide, no con un mucho más sensato sistema de precios.

Hoy, para ponerme de buen humor, el New York Times informa como un nutrido grupo de legisladores andan todos ocupados tratando de arreglar el problema con exactamente esa misma receta... dando subvenciones a la industria del carbón, para que fabriquen petroleo usando esta horrendamente contaminante fuente de energía. Estupendo, oiga; ahora crearemos emisiones no sólo quemando gasolina, sino también fabricándola. Sí, prometen esas maravillas tecnológicas de capturar el carbono e inyectarlo en el suelo, algo que ya deberían estar haciendo ahora si son tan limpios y que no veremos hasta que no les obligue algún gobierno.

En fin, nada que no me esperara. Después se extrañan que sea un problema tan "difícil".

Elecciones: epílogo

Un par de comentarios, a corte de epílogo, sobre las elecciones del Domingo.

Primero de todo, váyase señor Simancas. Ni analizar ni historias, el Partido Socialista de Madrid ha demostrado que es lo suficiente inútil para pasar de una derrota humillante con fuga de diputados incluida a caída de cinco puntos, colapso, catástrofe y ridículo aún más monumental. Y eso sólo hablando de nivel autonómico, que les han dejado solitos; en el ayuntamiento aún les doy la presunción de inocencia, aunque han sido igualmente incapaces de generar por si solos un candidato electoral decente.

Sí, trabajar en la oposición en Madrid es difícil. Aguirre se beneficia de un sistema fiscal que le permite bajar impuestos, dar más servicios, llorar a Solbes que le dé más dinero y pagar metro a base de deuda desaforada, aparte de disfrutar de la siempre generosa inversión estatal que recibe la capital. Si encima una resulta ser de forma inexplicable una especie de diosa liberal / reencarnación hispánica de Margaret Thatcher y Juana de Arco para los medios de comunicación afines (que aseguran que tu electorado se movilice), pues miel sobre hojuelas. Y no hablemos de Gallardón, un tipo que tiene el Don del JoseBonismo pero en guaperas capitalino; es decir, es visto por los medios del lado contrario como la gran esperanza de hacer de su partido algo decente. Así no hay quien juegue.

De acuerdo, el trabajo es complicadillo. Sin embargo, lo que es aún más complicado es que en una ciudad como Madrid, tan propensa a desastres zanjiles y catástrofes urbanísticas espantosas, en una Comunidad tan propensa a pifias tontas (y ganada de forma tan "especial"), y con dos políticos del mismo partido además ridículamente propensos a liarse a guantazos entre ellos, nadie en el PSM sea capaz de montar una oposición remotamente decente. La derrota del PSOE a nivel agregado viene básicamente merced de su incompetencia; ya es hora que alguien pague.

Y no, no es algo que haya descubierto antes; uno lleva cagándose en la organización de los socialistas madrileños desde hace una temporada. Selección adversa a piñón. Esperemos que el fuego purificador de la derrota lleve a los militantes con cerebro que aún sobreviven en ese cortijo a quemarlo hasta los cimientos, tirar las cenizas al espacio y clavar estacas en el corazón al colectivo de vampiros políticos que viven en ese agujero. Destruyan el poblado para salvarlo de una puñetera vez.

Por algún motivo, no veo que eso acabe sucediendo.

Como final a esta serie de lloriqueos electorales, enlazar a un artículo del inefable Pío Moa, ejemplo cabal sobre por qué mezclar la lectura de resultados electorales, el Silmarilion (versión anotada) y cantidades ingentes de orujo no es una buena idea. Es un ejemplo clásico de esta irritante manía que se gastan algunos por la derecha de hacer análisis político como quien escribe un poema épico; no son elecciones, es la guerra eterna entre el espíritu indomable de la verdadera España luchando de forma incesante contra las fuerzas de Polanco, la izquierda, los separatistas y la estulticia congenita de los jodidos votantes, que siguen sin darse cuenta que España se rompe. Cuando necesito épica friki juego al Zelda (que bueno que es el Twilight Princess, rediós) o leo el Señor de los Anillos, no me pongo a hablar de política.

Vamos, no siempre. Ojalá hubiera más ponderación y artículos como este, oiga.

domingo, mayo 27, 2007

Empatando técnicamente

Parece que al final de la noche tendremos una repetición de los resultados del 2003: los dos partidos bien juntitos, separados por menos de medio punto. Ahora mismo el PP está muy ligeramente por delante, algo que no creo que cambie demasiado.

Algunas conclusiones rápidas. La primera, y más evidente, muy pocos cambios. Incluso con una participación relativamente baja, el PP no ha sido capaz de colocarle una derrota clara al PSOE; ha salido un resultado igual de aburrido que en el 2003. Segundo, el PP ya puede empezar a hacer amigos entre los nacionalistas, porque aún con un milagro o catástrofe socialista el año que viene, no sacaría la mayoría absoluta ni de broma.

Sí, ya sé que en la entrada anterior digo que no se puede extrapolar, pero es algo que se debe repetir más a menudo. Con la actitud de los conservadores esta legislatura, sólo les vale ganar de goleada, ya que casi nadie entendería un pacto con ellos. Y esto no es Alemania; un gobierno de gran coalición con el PSOE no lo veremos ni de broma.

Hablando de específicos, los resultados de Navarra son una demostración palpable que no hay nada mejor para un partido nacionalista que estar en el punto de mira del PP y sus corifeos en unas elecciones. A NA-BAI le han hecho la campaña en a medida y gratis, oiga.

Del resto, estoy a la espera a ver cómo acaban las cosas en Baleares, que me parece es el último punto de interés. Casi que me tengo que reprimir, pero ya les vale a la horda de micropartidos regionalistas dividiendo el voto. Parece que el PP pierde la mayoría absoluta, pero se dependería otra vez de lo que le plazca a la gente de Unió Mallorquina esta legislatura. Veremos.

A todo esto, en otra demostración de lo malo que es lanzar gente en paracaidas a la muerte electoral, Miguel Sebastián obtiene el peor resultado del PSOE nunca visto en la capital.

De todos modos, sea quien sea el que saque el piquito extra de votos en caso de empate, el PSOE no puede estar contento. Sí, han sobrevivido, y es bastante probable que con mayor participación acaben por imponerse en las generales. Pero quedarse en tablas cuando tienes la economía creciendo al 4% y tu producción legislativa ha sido más que notable es francamente preocupante. Los socialistas han estado jugando a la contra toda la legislatura, con el PP escogiendo a placer de qué se hablaba en el parlamento. O se dedican a explicarse como Dios manda, o les van a robar la cartera.

La verdad, es hora que se dejen de historias y empiecen a explicarse. Si creen que se pueden arreglar las cosas en Euskadi, es hora que salgan y lo digan claramente. Puede ser algo tan sencillo como "Sí, podemos arreglarlo, y sí , estamos en ello. Y ahora callaros y dejadnos trabajar, coño". El PP habla de sus fantasmas de forma incesante; es hora que el PSOE deje de permitir que le marquen la agenda.

No sólo eso: el gobierno ha pasado algunas leyes excelentes. Es hora que las expliquen. Es hora que los ministros dejen de meterse en tonterías económicas y declaraciones intempestivas. El PP les ha ganado por primera vez en siete años; si no se espabilan, tendrán el gobierno con las mejores cifras económica de Europa ganando a rastras y con pactos unas elecciones generales.

A todo eso, para el PP menuda victoria. Han ganado, pero pierden dos comunidades casi con total seguridad, sin ganar nada a cambio. Y en sus dos blancos preferidos, esas comunidades que presuntamente ellos van a salvar del desastre (Cataluña y el País Vasco) sufren sendos descalabros. Es muy curioso que los dos más activos rivales de Rajoy, los dos que esperan su descalabro, son los que le han dado la victoria al partido. Si se dejan de lado los inusualmente brillantes resultados de Gallardón y Aguirre, el PP no ha hecho gran cosa.

Por una vez, diría que los dos grandes partidos tienen motivos de sobra para no estar satisfechos. Tanto griterio durante los últimos años ha cambiado bien poca cosa, aparte de dejar más gente en casa sin votar.

Actualización:
a todo esto, lo de Madrid es digno de estudio. Entre la patética capacidad política de la inigualable FSM y el ilimitado peloteo propagandístico a Gallardón y Aguirre, realmente se puede decir que la "victoria" del PP viene casi en exclusiva de los resultados en la capital. La mitad de los 270.000 votantes socialistas que se han quedado en casa (el PP apenas ha bajado en votos absolutos) han sido en Madrid. La otra mitad, en Cataluña, donde la baja participación se ha cebado especialmente en la izquierda.

El hecho que Cataluña celebre sus autonómicas separadamente siempre reduce la participación, y ha contribuido al resultado flojo, flojo del PSOE.

Municipales 2007: aquí ganarán todos

Unas cuantas cosas, antes que empecemos a tener resultados serios:

1. Todos los partidos van a decir que han ganado. Con 8.000 y pico municipios, todos tienen razón.

2. "Interpretar" los resultados en clave nacional: ya lo digo por adelantando, salga lo que salga. Por mucho que el PP y PSOE hablen de las elecciones como si fueran algo nacional, los resultados son muy difíciles de extrapolar.

3. El "mensaje" de los votantes: los votantes no envían mensajes cuando votan; sencillamente escogen una lista entre todos los posibles candidatos. Que en Navarra se vote a Nafarroa-BAI no significa que uno apoye el terrorismo, odie España, desprecie la humillación de Zapatero o crea que los pinchos de tortilla son demasiado caros; lo único que el pobre ciudadano dice es que esa lista es la menos mala. Punto. Ejercer de oráculo psicológico del ethos subconsciente de la nación española mirando el reparto de escaños y concejales es una soberana estupidez. Es difícil hacerlo con buenas encuestas postelectorales (de hecho, el 95% de las chorradas que se escucharán mañana son imposibles de comprobar), así que hacerlo mirando votos en bruto es aún peor.

4. Eso significa que sí, el voto como instrumento de opinión política es bastante crudo. Nada que no haya dicho antes, vamos.

5. El hecho que algunos candidatos saquen un resultado excepcionalmente bueno (Aguirre y Gallardón, probablemente) no significa que sean el nuevo mesías de la derecha o nada por el estilo. Algunos nacen con la flor en el culo e inmunidad mediática absoluta, aparte de gobernar una de las comunidades más fáciles de gestionar del país.

6.Si con lo que ha caído el PP no tiene un aumento de votos espectacular, un control ferreo de Navarra y ni una perdida importante, no se puede decir que hayan sacado un buen resultado. El PSOE parte de una posición bastante ventajosa (en agregado los socialistas ganaron el último ciclo electoral), así que si las cosas no cambian demasiado, el PP debería contarlo como otra "derrota" en el casillero.

viernes, mayo 25, 2007

Un "yo no he sido" bastante peculiar

Las grandes petroleras ayer se las arreglaron para ser tremendamente cínicas y decir la verdad al mismo tiempo, algo que no deja de ser sorprendente.

Por un lado, dijeron que no habían estado limitando voluntariamente el suministro de gasolina o la capacidad de refinado, algo que sería cierto si por "voluntariamente" entendemos "no hemos bombardeado nuestras refinerías con armas nucleares". No limitan la capacidad, sólo paran de construir nuevas y recortan el mantenimiento de las antiguas, vamos.

El colmo del cinismo, sin embargo, es una de las razones que dieron para explicar el alto precio de la gasolina: la insistencia del gobierno americano en tratar de promocionar combustibles alternativos. Dicen que eso crea inseguridad en sus inversiones, ya que no saben qué harán los políticos con la industria, y que por tanto son mucho más cautelosas poniendo dinero en juego.

Aparte que eso contradice lo que decían sobre la falta de inversiones (eso de la lógica no va con ellas), lo cierto es que la línea de argumentación tiene cierto sentido. Una empresa privada sólo pone dinero en algo si sabe que ese dinero le dará un retorno decente. Si el gobierno federal está tratando de promocionar una alternativa creible a los hidrocarburos, lo natural es que las empresas que se dedican a esto no arriesguen demasiado.

¿Estamos entonces en una situación sin salida? Si los gobiernos deciden apostar por energías alternativas, el precio de las convencionales sube ya que el nivel de inversiones en el sector desciende. Sea por la inseguridad creada al aparecer competidores, sea porque el cazador de subvenciones (algo que las petroleras hacen con entusiasmo) se larga con su dinero a nuevos pastos con más dinero público, el precio de los derivados del petroleo se resiente. Si no se promocionan las nuevas energías, sin embargo, estamos usando la fuente más torpe, contaminante y rotundamente negativa a largo plazo para todos, y que muy probablemente siga subiendo de precio igual, al no ser renovable.

La respuesta habitual de un amante del libre mercado (y me incluyo) es que la solución ideal sería que el gobierno saliera del medio, dejara el precio del petroleo subir, y permitiera que las alternativas nacieran de forma espontánea cuando pasaran a ser competitivas en precio.

El gran problema de los hidrocarburos no es que estén en Oriente Medio, sean poco elegantes o contaminen mucho; la cuestión es que el precio que pagamos por ellos no refleja su verdadero coste. Estamos otra vez hablando de externalidades.

El coste que un americano paga por la gasolina es bastante artificioso. Al pagar $3.20 por galón, uno está incluyendo el coste de extraer el crudo, transportarlo, refinarlo, llevarlo a la gasolinera y el margen para las petroleras (las gasolineras tienen márgenes muy pequeños; el dinero lo hacen vendiendo en la tienda). Aparte de eso, uno paga algo de dinero en impuestos al gobierno federal (18 centavos) y al gobierno de su estado (22 céntimos de media, con una variación enorme) para pagar (estrictamente) la construcción y mantenimiento de carreteras. Lo que no paga, sin embargo, es el coste en contaminación atmosférica que esa gasolina está creando... que es precisamente el motivo principal por el que queremos encontrar alternativas.

El problema, como de costumbre, es que el gobierno americano (y no es el único) habla de libre mercado y a veces actua como un comunista de primera clase. Lejos de aplicar el sentido común más elemental y sencillamente pensar en cómo hacer que el mercado refleje los costes reales de cada producto, la solución hasta ahora ha sido tratar de arreglarlo todo a golpe de regulación. No vamos a hacer que la gasolina tenga un precio acorde con su coste; vamos a prohibir que se vendan coches contaminantes. No vamos a hacer que quemar carbón para hacer electricidad cueste lo que se carga en bosques; lo que haremos será subvencionar todas estas empresas para que encuentren alternativas. Y así sucesivamente.

El resultado es, como era de preveer, más que ineficiente. La energía en Estados Unidos nunca ha costado lo que realmente vale, así que todo el sistema productivo se ha centrado en fuentes fálsamente baratas. El equilibrio ecológico del planeta tierra, por decirlo de algún modo, ha estado subvencionando la economía americana en los últimos 70 años. Ahora que la vieja doctrina del "nada sale gratis" nos va pasar factura a todos a golpe de cambio climático, sin embargo, el problema es cómo ajustar el sistema para que vuelva a una estructura de coste razonable.

Si los americanos hubieran estado pagando en impuestos lo que la gasolina cuesta realmente, las petroleras no estarían estos días jugando a bolos con el suministro energético del país. Siendo el marco regulatorio mucho más estable y los precios más realistas, la economía ya hubiera generado alternativas hace tiempo, el consumo sería menor y el invertir en refinerías innecesario. Y todo ello sin hacer un daño real a la economía, por cierto; a fin de cuentas, los estado que más pagan en impuestos en el país (California, Nueva York, Connecticut) no son pobres ni de lejos... y de hecho su economía depende bastante menos del coste de la energía.

Es cuestión de precios, no de regulación. A veces la solución más simple, el humilde impuesto, es la que da resultado.

miércoles, mayo 23, 2007

Heroes, temporada I

En vista de que Egocrata no va a decir nada (anda demasiado ocupado con sus temas), voy a tener que dejar dos lineas sobre "Heroes". ara los que no la hayas visto aún nada de la serie, os comento un poco de que va:

Es la historia de diversas personas que creen que son como todas las demás hasta que un día descubren que disponen de habilidades increíbles debido a que han evolucionado en la escala genética.

El lunes pasado se emitió (en EEUU) el último episodio de la primera temporada (o debería decir Tomo) de esta magnífica serie: Heroes. La verdad es que es de lo mejorcito que he visto últimamente, casi me diría que mejor incluso que la primera temporada de Lost (Perdidos). La verdad lo es que el final me ha gustado porque por un lado ha cerrado la primera historia, mientras que por otro lado deja abierta una puerta para la segunda temporada. De hecho el último minuto del capítulo corresponde justamente a esto, a la segunda temporada. Bueno, supongo que ahora toca esperar unos meses.

En España la serie se puede ver a través del canal SCI-FI, sólo para los que tengan algún tipo de television de pago. De momento en abierto creo que sólo lo esta emitiendo Televisió de Catalunya. Así que los que no podáis verlo en ninguno de los canales, seguro que sabéis como conseguirlo a través de Internet.

martes, mayo 22, 2007

De gasolina y americanos preocupados

Andan por Estados Unidos todo preocupados por el precio récord, escandaloso, de la gasolina. El precio medio en el país estos días es de unos horripilantes $3,22 el galón, algo nunca visto, nunca oido, y que tiene al Congreso histérico buscando leyes que pasar que solucionen el problema.

Oh, el horror. Para españolitos distraidos, eso son unos espantosos, espantosos 0,63 Euros el litro, o dicho en otras palabras, a años luz del récord € 1,10 / litro que se llegó a pagar por la península no hace demasiado.

Entonces escribía sobre las conspiraciones y fantasmas que muchos veían tras las escaladas de precios en Estados Unidos, y defendía que no era más que el comportamiento habitual del mercado. Esta vez, sin embargo, tengo mis dudas.

El problema, por una vez, no es el precio del petroleo a nivel internacional. Los incrementos del precio del crudo se notan más o menos igual en todas partes; sin embargo este año en Estados Unidos han visto como el precio de la gasolina subía más de un 30% en pocos meses mientras el barril estaba de hecho a valores inferiores que el año pasado. No estamos ante una subida global que afecta más a la muy inelástica demanda de crudo americana; hay algo raro.

El gran culpable parece ser que son los intermediarios imprescindibles en el mercado energético, las refinerias. Resulta que con todo lo que está cayendo, y permaneciendo la economía americana tan sedienta como siempre de sus derivados del petroleo, la capacidad de procesar crudo de las plantas del país apenas ha aumentado (o incluso disminuido) en los últimos años. La industria pone montones de excusas para justificar este estancamiento: regulación ambiental excesiva, márgenes demasiado estrechos, un mercado inestable, más o menos la lista habitual. La verdad, yo me huelo más una restricción tácita de la oferta mucho más que otra cosa.

Es algo parecido a lo sucedido en la crisis energética de Enron en California, sólo que a mayor escala. Las grandes petroleras parecen haber llegado a la conclusión que la mejor manera de aumentar los beneficios es minimizando el riesgo que tiene cargarlos en el lado de la matería prima, y trasladarlos a algo más controlable como es el refinado. Al menos, eso es lo que se puede leer en las mismas hojas de resultados de compañías como Exxon, que parecen muy confortables teniendo plantas fuera de servicio a la mínima excusa. Y oye, no es que esta táctica sea nueva. Allá por Junio del 2001, antes que el 11-S hiciera a los americanos olvidarse de lo encantadoras que son sus empresas, ya había informes.

¿Soluciones?. Bueno, para empezar no creo que sea mala noticia, necesariamente. Por primera vez en 26 años, los americanos están conduciendo menos; algo nunca visto. La gente sólo entiende esto de la conservación cuando se apunta a su bolsillo, ciertamente. Algún día los americanos se darán cuenta que hay cosas que se arreglan mejor a golpe de impuestos que dejando que un cártel petrolífero cualquiera te robe la cartera, pero vaya, todo se andará.

domingo, mayo 20, 2007

Vendiendo información en Estados Unidos

Siguiendo con lo que hablaba el otro día sobre leyes de privacidad, protección de datos y lo patéticamente inoperantes que son estos días, otro ejemplo este mismo fin de semana. Algunas grandes empresas de publicidad, esas que tienen listas de gente con dirección y teléfono que venden a terceros para que te llenen el buzón y contestador automático de basura / ofertas extrañas, estan digamos diversificando mercados.

Básicamente venden datos a quien sea. Incluso a criminales profesionales expertos en el robo de identidad y fraude bancario. Y no, no es un problema pequeño; no hay estadísticas razonables, pero todo indica que estos ataques afectan a miles de americanos.

El caso más sangrante ultimamente ha sido el de InfoUSA, una empresa que se especializa en comerciar con nombres y direcciones de jubilados. Resulta que han estado vendiendo alegremente los datos de veteranos de la segunda guerra mundial con problemas de salud a gente dudosa, que se ha dedicado (en masa, con decenas de operadores llamando a miles de afectados desde la India) a llamarles haciéndose pasar por empleados del gobierno federal para pedirles datos para sus pensiones de veteranos o "nuevas" prestaciones de salud. Una vez con los datos, procedían inevitablemente a vaciar la cuenta bancaria de los pobres abueletes, la mayoría demasiado despistados para olerse el problema.

En teoría, la legislación prohibe a InfoUSA vender listados a empresas que estén cometiendo actos obviamente fraudulentos. En la práctica, lo de "obviedad" parece que se le escapa a la inmensa mayoría de vendedores de listados, que siguen comerciando tan felizmente con datos de terceros. Los reguladores siguen persiguiendo a los ladrones, pero siguen sin mover un dedo contra el puñado de incompetentes que les sirven munición y objetivos. Clásico.

Empiezo a sospechar, sin embargo, que el problema se deriva en parte de la bizarra mentalidad americana acerca de la privacidad. Los americanos tienen un extraño pavor a que una agencia del gobierno tenga sus datos. Cuando les hablas de sanidad pública universal, siempre te sale alguno diciendo que no quiere que los burócratas puedan leer su historial médico. La alergia es lo suficiente pronunciada que las bases de datos del IRS (internal revenue service; "hacienda" recolectanto impuestos) y los de la USCIS (inmigración) no pueden ser cruzadas entre ellas, algo que permitiría encontrar de forma trivial una auténtica horda de inmigrantes ilegales.

Si quien tiene tus datos es una empresa privada, sin embargo, ningún problema. Ya pueden vender tus datos a quien sea, perderlos de forma espantosa, o contarles tu vida a los bancos para que te torturen cuando pidas un crédito. Esos a los americanos no les parece en absoluto preocupante.

Las cosas dirían que están empezando a cambiar, aunque poco a poco. Los medios empiezan a hablar con su habitual alarmismo (por una vez, justificado) de estos problemas, aunque (otra cosa muy americana) culpan a todo el mundo (¡empresas deshonestas!¡estafadores!¡los hackers de internet!) menos a unos políticos que tienen todo este lado de la economía sin regular. La paranoia europea acerca de las empresas privadas es muchas veces exagerada; la alegre confianza americana en ellas hay algunos días que es sencillamente estúpida. En fin, veremos.

viernes, mayo 18, 2007

Horrores vascos y redactores espantosos

Unas cuantas ideas deslavazadas de la última revelación que va a matarnos a todos de Gara y sus muchachos.
  1. Victor Gago, el tipo que perpetra la crónica en Libertad Digital, hubiera sido fusilado sin contemplaciones por mi profesor de lengua castellana en el instituto si le presenta algo tan horriblemente redactado. Entiendo que en LD aplican el método paranoico-aleatorio al periodismo, pero me parece que escribir como un dadaista es ir demasiado lejos.
  2. En otra exhibición de analisis selectivo del discurso, Rajoy se cree lo que dice Gara ahora a pies juntillas. Uno aplaude a los malos cuando le interesa, claro.
  3. Aún visto desde un punto de vista liberal-histérico, nada de lo que escribe Gara es especialmente terrible o novedoso. Que el PSE reconozca que en el País Vasco hay un "conflicto político" es como aceptar que el mar es húmedo. Coño, claro que hay un conflicto. Hay un grupo de nazis con boina pegando tiros. Y coño, claro que es política. Hay 150.000 votantes que los apoyan en las urnas.
  4. El hecho que alguien del PSE hablara con Batasuna en el 2001 ó 2002 es bastante irrelevante. Primero, porque oficial o extraoficialmente, todo el mundo habla con Batasuna de vez en cuando en Euskadi, PP incluido. Segundo, porque el hecho que alguien hablara no implica que se ordenara desde Ferraz. Tercero, porque el hecho de hablar no implica que se estuviera tratando de llegar a acuerdos; sentarse en una mesa y conversar puede crear cierta confianza, pero no implica nada más.
Y no, no me vale que se paseen los fantasmas de no se qué cesiones a De Juana y la ANV. Ni se puede tener un tipo en la cárcel cuando ya ha cumplido condena (y De Juana está muy cerca de ese momento), ni se puede aplicar la ley de partidos como una especie matamoscas indiscriminado con listas negras de apestados. El gobierno no tiene que demostrar su inocencia.
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jueves, mayo 17, 2007

Geografía de la corrupción

Se ha hablado mucho de la corrupción urbanística estos días de campaña. Siguiendo esa tradición tan hispánica de discutir sobre lo importante pero a la vez perder de vista el fondo de la cuestión por completo, el "debate" ha acabado estrellándose en el tradicional griterío sobre qué partido es el más corrupto.

Cosa que no deja de ser una lástima, porque con el número de casos en investigación y mirando los números con calma podemos ver que el problema sigue un patrón bastante claro y ciertamente lógico. Y a sabiendas del daño que estos asuntos pueden producir en un sistema político, no estaría de más estudiarlo con un poco de criterio y buscar posibles soluciones.

Partiré de tres supuestos previos, para evitar meterme en jaleos partidistas excesivos. Primero, doy por entendido que el porcentaje de cretinos deshonestos está repartido de manera uniforme entre partidos y regiones. Es decir, la probabilidad de encontrar un potencial corrupto a nivel municipal en el PP o el PSOE es idéntica, ya que la pasta moral de ambos partidos es razonablemente parecida, y la honestidad media está distribuida igual por comunidades, no siendo el malagueño medio más propenso culturalmente al trapicheo que un tipo de Soria.

Segundo, y eso se desprende de la primera condición, todo el mundo tiene un precio. De igual modo que prácticamente cualquier persona en este mundo besaría Rossy de Palma si le dan suficiente dinero, casi cualquier político es en última instancia comprable si se le baña de millones de forma suficiente obscena y con cierta garantía de no ser pillado. Habrá gente más desesperada y barata que otra, pero en general, todos acabamos por dar un valor monetario a nuestra honestidad.

Tercero, voy a presuponer que la distribución de casos en investigación no sigue criterios partidistas. Quizás sea un poco suponer, pero no creo que una mente maligna en Moncloa esté lanzando las hordas investigadoras de forma calculada para maximizar el daño electoral al PP. Hay un montón de alcaldes socialistas paseando por juzgados, en gran parte debido a la igual distribución de la deshonestidad entre partidos. Si hay algo de partidista sobre el incremento en el número de casos de corrupción, en todo caso, diría que se deriva más de un especial celo investigador de este gobierno para combatir un problema grave que otra cosa. Combatir la corrupción urbanística era una parte importante del programa del PSOE, y parece que están cumpliendo. No hay necesariamente más corrupción, si no que es posible que ahora se combatan con más fuerza.

Miremos de nuevo el mapa de distribución de casos de corrupción estos días, y vemos claramente que si damos los supuestos como válidos, tenemos un patrón relativamente claro sobre qué está sucediendo en este mercado. Estoy bastante seguro que si pudieramos hacer un pequeño modelo combinando incremento de precios de viviendas por municipios y valor por metro cuadrado de terreno podríamos predecir con un detalle aceptable qué zonas serán más propensas a sufrir esta clase de tramas.

La explicación es sencilla, y nace del extremadamente incompetente sistema de financiación que usamos en España con los municipios. Los ayuntamientos relativamente pequeños dependen de forma abrumadora de los ingresos derivados de licencias de obras. Como guardianes en la concesión de estos permisos, los alcaldes tienen de hecho una capacidad notable de manipular el precio del suelo restringiendo su uso, pero también saben que para recaudar y dar servicios dependen de ir liberándolo poco a poco.

En la mayoría de municipios, esto no es un problema grave, ya que la demanda de nuevas viviendas es relativamente limitada. No hay demasiada gente que quiera ir a vivir a Salvacañete, Cuenca, y no hay demasiados promotores que estén peleándose por ese suelo que el ayuntamiento puede o no recalificar. El alcalde tiene por tanto un poder de negociación limitado, ya que los promotores no están dispuestos a hacer cosas raras para poder construir. Los beneficios, sencillamente, no merecen la pena.

El problema surge cuando el municipio es algo parecido a Marbella. El suelo es escaso, los precios son astronómicos, y el beneficio potencial para un promotor es gigantesco. Lo que es aún más delicioso, si el promotor consigue que a él le den la licencia y a otros no, el negocio será aún más redondo. El alcalde en esta situación está en una posición muy, muy tentadora. Primero, puede freir a los promotores con unas licencias obscenamente caras, que pagarán igual. Segundo, puede otorgar las licencias según le plazca, seleccionando candidatos a base de subasta de sobornos. Tercero, con toda la información y capacidad de reparto de caramelos que tiene, puede hacer a sus amigos y familiares extremadamente ricos. El resultado es el conocido.

¿Cómo se puede romper esta dinámica? La respuesta más sencilla sería eliminar el mecanismo de licencias y calificación de terreno, y dejar que cada uno edifique lo que le plazca donde quiera. Es una respuesta válida, pero erronea; el resultado quizás sea menos corrupción, pero se traduce en la patéticamente ineficiente tradición urbanística americana de densidades de población bajas. Mantener la densidad alta en las ciudades es algo deseable, y usar reglas de zonificación es la mejor manera de ocuparse de ello.

Se tiene que buscar otras vías, y lo cierto es que no hay ninguna solución perfecta. La más evidente es reforzar de forma obsesiva la vigilancia sobre materias de urbanismo. Más gente vigilando, más independiente, y mucho más voraz. Como mayor es la probabilidad que te cacen, mayor será el precio que uno pida. El problema para el potencial corrupto es que a un cierto nivel el promotor no pagará extravagancias, y que un pago exagerado será mucho más fácil de detectar de todos modos.

Esto, diría, ya se está haciendo, y de forma bastante relevante a órdenes de Madrid, y no tanto de las Comunidades Autónomas. Tanto contacto entre secretarios de organización y alcaldes, tanto miedo a no cabrear a nadie de la región parece haber hecho de las administraciones regionales unos actores bastante inoperantes, con pocas excepciones.

La segunda vía sería arreglar el sistema de financiación municipal de una puñetera vez. Si los alcaldes no dependieran tanto de la "subasta" de licencias de obras para recaudar, es bastante probable que las tentaciones de promotores cazando licencias disminuyeran considerablemente. Sea mediante un impuesto sobre la propiedad racional, sea un IBI modernizado, los municipios deben financiarse de otro modo.

Queda explicar, sin embargo, dos cuestiones básicas que la verdan me joden el modelo. La más sencilla es por qué Madrid y Barcelona capital, dos auténticos monstruos en términos de precios de la vivienda, no han tenido (aún) un caso de corrupción grave. La explicación que se me ocurre es que primero, la visibilidad de los dos alcaldes (y lo vigilados que andan por la prensa) hacen meterse en chanchullos demasiado peligroso, y segundo, el hecho que los municipios no tienen terreno libre y ya recaudan bastante por otros medios como para meterse en jaleos oscuros.

El segundo problema de mi explicación, algo más grave, es por qué Cataluña, Navarra y el País Vasco tienen muchísima menos corrupción de lo que sería de esperar. Quizás sea algo derivado del modelo que explicaba sobre Palermo, quizás sea una cuestión que ya no queda demasiado suelo con el que especular en las zonas "golosas", pero la verdad es necesario meterse más en ello. ¿Será que las policías autonómicas pasan de todo?

Elecciones municipales: extravagancias I

Para aquellos que creían haber visto todo en política, que entren aquí. Es el vídeo electoral del Partido Popular en Fuengirola. Efectivamente, estos van con ritmo propio. Creo que son las consecuencias del programa "Mira quién baila".

Otros dos artículos estupendos

Un enlace rápido a un par de magníficos ejemplos de blogosferismo entusiasta:
  • Absolute Bourdieu habla de la blogosfera, estructura del debate y lo fascinante y complicado que es todo. El artículo es larguísimo (de hecho, es más de revista académica que de bitácora) pero es francamente estupendo.
  • Los incansables moqueteros vuelven a la carga, esta vez con una geografía ideológica rápida de España. Muy curioso y revelador. Recuerdo no hace demasiado un conocido inglés muy cosmopolita diciéndome que Barcelona era de lejos la ciudad más izquierdosa que nunca había visitado. Aún será verdad.
A todo esto, desde el MSV me intertextualizan de forma sentida (y francamente hilarante) mi guía sobre el correcto de hablar normal - conservador. Me asalta la duda: ¿es la izquierda tan propensa a quejarse de olvidos e imputar horrores implícitos como es la derecha?. Lo cierto es que yo trato de evitarlo tanto como puedo, y me parece que los medios de la izquierda (excluyendo El Plural, que es un panfleto) no son tan propensos a caer en ello. ¿Son imaginaciones mías?
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martes, mayo 15, 2007

Prólogo obligatorio para satisfacer a la gente normal

En vista de los constantes errores semánticos, metodológicos y retóricos que la gente anormal cometemos cada vez que escribimos, el Alto Tribunal para la Pureza de Lemas Públicos (ATPLP), con la colaboración de Libertad Digital (LD), la fundación Sagrado Acebes por la Elecuencia (SAE) y el FLGJ han decidido publicar un manual de buenas maneras. Las normas del manual, lejos de ser recomendaciones, son total y absolutamente obligatorias. No cumplirlas conllevará mofa y escarnio público y desprecio por parte del ATPLP, LD, SAE, FLGJ y toda la gente normal (TM) del país.

Uso de la palabra España:

la palabra "España" deberá siempre ser acompañada de términos como "nación española", "Unidad de Destino en lo Universal" y "patria indivisible de todos los españoles por la gracia de Dios" de la forma más obsesiva posible. Cualquier parlamento o crónica debe ir acompañada de un recordatorio intenso y potente del caracter español del lugar y los actores implicados.

Ejemplo:
La final de la liga española de futbolín entre el equipo español del Farruquito Albacete y el español Pincho de Tortilla Mostoles tendrá lugar en el bar Monchi, parte de la Nación Española, en la ciudad de Torrelavega, perteneciente al Reino de España, todo indivisible él.

Condenas a todo lo malvado:

Cualquier discurso que uno pronuncie, libro que uno escriba o conferencia en que uno aburra debe incluir, de manera obligatoria, una mención condenatoria clara, rotunda y vociferante a los siguientes enemigos de todo lo normal: ETA, Fidel Castro, el toro que mató a Manolete, Stalin, Pol Pot, al menos doce dictadores africanos, José Bové, cualquier persona que haya mencionado el nombre de Aznar en vano, todo aquel que cometa actos vandálicos contra el PP, todo aquel que piense mal contra el PP, todo aquel que piensa (en general), Rubalcaba, los vascos malos, los anormales, aquellos que quieran destruir la familia, aquellos que quieran destruir occidente, los Palestinos malos, los iraquíes malos, lo inmigrantes malos y el Frente Poldavo de Liberación. Como mínimo.

Ejemplo:
Antes de anunciar los ganadores del tercer concurso de ganchillo para paranoicos de Cuenca, permitanme expresar mi más rotunda condena a ETA, los ataques al PP, el malvado partido comunista de la Unión Soviética (...) ...

Demostración de inocencia:

Cualquier expresión pública de opinión o acto folclórico en que uno tome parte debe venir precedido de una demostración pública y pluscuamperfecta de inocencia ante los siguientes posibles cargos: conspirar contra España, colaborar con el enemigo (ver la lista en el apartado anterior), disentir sobre el olor de la nubes, ser un islamoprogreetarra, recibir subvenciones para hacer películas, ser enemigo de occidente, odiar a Estados Unidos, opinar que a Rajoy no le sienta bien la barba, haber sido contaminado de maldad por alguien y creer en la evolución de las especies.

Ejemplo:
No cabe. Son como 15 HD DVD de 50 Gigas llenos de documentos ultracomprimidos, coño.

Interpretación de la realidad:

Cualquier comentario, palabra o acto de fe ejercido en público o en privado debe atenerse a las normas y encíclicas publicadas por los miembros de la coalición de los normales para ser consideradas válidas. En caso de conflicto entre realidad y teoría general de la normalidad, la realidad está obviamente equivocada y controlada por la hegemonía mediática propagandista del imperio prisaico.

El criterio principal para interpretación es que todo lo bueno ha venido a este mundo de manos de la derecha y los liberales (el hecho que los liberales y la derecha fueran fuerzas antagónicas en el pasado es una manipulación polanquista), y todo lo malo del mundo es fruto del Marxismo, el Progresismo, Antisemitismo, Antiamericanismo, Anticlericalismo y la izquierda en general. Eso incluye las cruzadas, la Santa Inquisición, Operación Triunfo y las humillantes derrotas de España en Eurovisión. Si enviáramos a la Pantoja, ganaríamos fijo. Ya te digo.

Ejemplo:
La Armada Invencible fue destruida a causa de la incompentencia del sistema comunista del Felipismo Segundino y su desprecio al estado de Israel. Eso es una de las causas obvias que demuestran que la izquierda ya estaba organizando el alzamiento de 1934.

Negación de las creencias del enemigo:

Cualquier artículo, prosa poética, cantar de gesta o discurso variado deberá negar cualquier creencia, símil o concepto usado por uno de los enemigos listados por la Coalición de los Normales. Si Otegui pide la paz, la paz es un concepto inadmisible. Si Fidel Castro dice que la cirugía le salvó la vida, debemos pasarnos a la aromaterapia o la acupuntura. Si Bin Laden dice que la ley de la gravedad es verdadera, es necesario empezar a flotar ahora mismo.

Ejemplo:
WAR IS PEACE - FREEDOM IS SLAVERY - IGNORANCE IS STRENGTH.

Obtención del título de ciudadano normal:

Si bien un discurso puede cumplir con todos los requisitos ya expuestos, eso no implica que el contenido de este no sea ofensivo para la gente de bien. El ciudadano que aspire a un normalidad plena deberá demostrar no sólo su inocencia si no su sinceridad plena, sometiéndose de forma voluntaria a un test poligráfico estricto y un interrogatorio de 28 horas en Guantánamo en los que agentes del ATPLP decidirán si uno realmente cree lo que dice o no. No sea que un enemigo de la patria lea algo normal para cachondearse de lo más sagrado, vamos.

Ejemplo:












Espero haber sido de ayuda. Gracias por su colaboración.

domingo, mayo 13, 2007

La lógica del verdugo (II): autoridad y violencia

Continuación de este artículo, para espíritus curiosos.

En 1971 Philip Zimbardo, profesor de psicología en Stamford, recibió un curioso encargo. Alguien en la marina de Estados Unidos estaba preocupado por los niveles de conflicto y violencia que veían en el sistema penal americano, tanto en el sistema civil como el militar, y se decidieron por encargar algo de investigación aplicada sobre el tema. Zimbardo, como su antiguo compañero de estudios Stanley Milgram, tenía una cierta predilección por las técnicas experimentales, así que se decidió a probar alguna de sus ideas en un estudio aplicado.

La hipótesis de partida en el estudio era ciertamente lógica. En el sistema de prisiones americano existía el problema (aún existe, pero vamos) que los guardias y administradores de prisiones eran en demasiadas ocasiones extremadamente crueles y violentos. Para mantener a la población reclusa controlada, los vigilantes recurrían a métodos muy crudos de humillación psicológica, violencia física y castigos aleatorios muchísimo más a menudo de lo que era de esperar.

Para Zimbardo, este problema se derivaba probablemente de un proceso de autoselección. La clase de personas que trataban de buscar trabajo como carceleros no era un grupo "normal", si no que tenía una proporción mayor de potenciales sádicos o personas adictas al autoritarismo que digamos los que estudian para ser interioristas, jardineros o diseñadores de Gnomos de Jardín profesionales. La violencia era por tanto un fruto de fallos en la selección de personal más que otra cosa, así que se decidió a probar esta idea con un experimento.

La prueba era bastante elaborada. Para empezar, tras pedir voluntarios por el campus en anuncios (a los que respondieron 75 personas), seleccionaría entre ellos 24 que fueran tan estables, sensatos e inofensivos como fuera posible. Tras esto, los dividiría en dos grupos mediante un sorteo estrictamente aleatorio; la mitad serían prisioneros, la otra mitad, guardianes.

A los prisioneros se les "arrestaría" y se los enviaría a una cárcel simulada construida en el sótano del departamento de psicología. Se les vestiría con un mono tan incomodo como fuera posible, se les daría un número (y siempre se les llamaría con él), un gorro de nylon ajustado (para simular llevar el pelo afeitado) y una cadena en los tobillos (para dar más ambiente), y con este aspecto se les haría "cumplir" dos semanas de cárcel. Los guardias, mientras tanto, recibían un uniforme de aspecto militar, una gafas oscuras y una porra. Tras una pequeña charla con el "director" de la cárcel (el mismo Zimbardo) y un reparto de turnos, se les ordenó que vigilaran a los reclusos durante su condena.

Tras esto, Zimbardo y su equipo conectaron la cámaras, se sentaron detrás de los monitores, y se dispusieron a ver qué sucedía, tratando de entender qué mecanismos sociales operan dentro de una cárcel. Los resultados fueron bastante sorprendentes.

Dicho en pocas palabras: las cosas se fueron a la mierda, y rápido. Tras un primer día sin demasiados problemas, las cosas empeoraron rápidamente. Tras una especie de rebelión más o menos confusa de los reclusos durante la noche, los guardias del turno de mañana decidieron que algo debía hacerse. Quejándose amargamente del pasotismo de los del turno anterior, llamaron refuerzos (pidiendo que los del turno siguiente vinieran antes) y con la ayuda de los del turno de noche (haciendo horas extras voluntarias) reprimieron la revuelta a base de tortas, con uso creativo de los extintores y porrazos a diestro y siniestro. Todo ello sin que ninguno de los "directores" dijera nada, con plena iniciativa de los guardias.

Tras este incidente, la cosa fue de mal en peor. Los carceleros, enfurecidos por la falta de obediencia y respeto de los prisioneros, se lanzaron a aplicar una disciplina draconiana. Combinando porrazos, castigos y premios a menudo aleatorios, separando y tratando de hacer que los reclusos se volvieran unos contra otros, la cárcel se convirtió rápidamente en un sitio despiadado, cruel y desagradable. La imaginación de los guardias se demostró inagotable en formas de humillar y confundir a los prisioneros; desde desnudarlos, forzarlos a hacer cosas absurdas (ejercicios, flexiones) o inventarse y aplicar regulaciones estrictas sobre el uso de los lavabos, todo pasó a estar reglado de la forma más humillante y cruel posible.

La situación se hizo más y más delirante. Algunos guardas (sobre un tercio de ellos) parecían de hecho disfrutar inflingiendo castigos, siendo especialmente crueles por la noche, cuando creían que las cámaras estaban desconectadas. El propio Zimbardo reconoce que empezó a obsesionarse con el experimento, llegando a confundir su papel de "director" de la cárcel con el de director de una investigación. No fue hasta el sexto día de todo este asunto que una estudiante de doctorado (ahora la mujer de Zimbardo, por cierto), horririzada con lo que estaba viendo, suplicó que se acabara con el experimento. Once días antes de lo previsto, el estudio fue cancelado.

Las conclusiones a extraer de lo sucedido son como poco inquietantes. Para empezar, es cuestionable hasta qué punto el resultado final (el horror carcelario) es de hecho inevitable; hay muchos elementos de contexto que probablemente condicionaron lo sucedido de forma importante. El experimento introdujo muchos factores (uniformes, números, el papel de Zimbardo como "director inflexible" en la charla preliminar) que bien pudieron focalizar la conducta de guardias y prisioneros hacia la confrontación. Aunque estos detalles se introdujeron para simular de forma "acelerada" la pérdida de identidad y confusión de una cárcel, sus efectos bien pudieron ser decisivos.

Por añadido, el azar bien pudo hacer que el experimento fuera en un sentido y no en otro. Sin la "revuelta" de la primera noche (o con unos guardias de ese turno más rápidos en reaccionar), es perfectamente posible que los guardias no se volvieran locos, o que la represión fuera muchísimo menor. Por no hablar, evidentemente, del los problemas que la metodología experimental tiene en sí misma, que da para escribir libros.

Aún con estos problemas, sin embargo, el hecho que la situación se convirtiera en algo tan extremo es ciertamente algo que debería hacer pensar. Si el experimento de Milgram nos decía algo sobre la obediencia, en este caso deberíamos preguntarnos sobre el efecto que la autoridad tiene en los individuos. Quizás el hábito sí hace al monje; o en este caso, el uniforme hace al violento. Quizás Abu Ghraib no fue un accidente.

Nota al margen: este experimento, a diferencia del de Milgram, no ha sido repetido múltiples veces, siempre con resultados parecidos. La BBC lo replicó, con un punto de partida distinto, para un programa hará unos años. Los prisioneros fueron liberados en esta ocasión también antes de tiempo para evitar que perdieran la cabeza, aunque nunca se llegó a los niveles de sadismo vistos en Stamford.

sábado, mayo 12, 2007

Historias del CIS

Un par de comentarios rápidos sobre el CIS, ente que parece ser un nuevo blanco favorito de la derecha. Primero, sí, la pifia de vez en cuando.

Cualquiera que haya tratado de hacer algo de estimación estadística seria (algo que estoy seguro el editorialista de LD no ha hecho en su vida) sabe que equivocarse es relativamente fácil. Las matemáticas detras de una estimación de voto son una ciencia exacta; el problema es que el muestreo y la recogida de datos no lo son. Cuatro asunciones mal metidas, y uno tiene un resultado absurdo. Ciertamente, el hecho que Fernando Vallespín, su director, sea un profesor de Filosofía brillante y un total analfabeto matemático no tiene por qué ayudar, pero vamos, los errores son bastante comprensibles a veces.

Segundo, y quizás más importante, el CIS no es un órgano de propaganda. Para los cuatro matados que hacen Ciencias Sociales en España, sufriendo ridículos presupuestos universitarios, condiciones laborales lamentables y un interés nulo en la investigación empírica de muchos profesores, las encuestas del CIS son una mina inagotable de información, y una de las muy escasas fuentes de bases de datos que permiten hacer algo de investigación seria. De hecho, es una institución relativamente extraña; no hay demasiados países que yo recuerde que tengan un ente de estas características, generando toneladas de información. Cargárselo sería un error tremendo.

A todo esto, los resultados de la encuesta sobre las autonómicas son bastante lógicos, sin demasiadas novedades aparentes. El PP ya "perdió"en agregado en las autonómicas del 2003 (teniendo en cuenta que las dos grandes comunidades socialistas, Cataluña y Andalucía, votan aparte), así que cualquier cosa que no sea ganancias netas de los conservadores debería verse como un mal resultado. Parece que salvo grandes sorpresas el dibujo no cambiará demasiado; veremos.

jueves, mayo 10, 2007

Sarkozy, el "liberal"

Sólo sugerir el magnífico artículo de Citoyen sobre el presuntamente liberal Sarkozy. Supongo que debería decir algo sobre las elecciones francesas, pero la verdad, no es que haya demasiada chicha. Francia ha votado por el "cambio" reeligiendo al mismo partido para ocupar la presidencia, algo poco común. Y si como dice Citoyen el cambio es de un Gaullismo mercantilista tan clásico como el que tiene el buen de Nicolás en su programa, pocas sorpresas.

En fin. Francia necesita un cambio, eso no lo niega casi nadie. Algunos llevan tiempo pidiendo que de hecho se españolicen; Citoyen está en lo cierto al decir que la derecha francesa es probablemente más de izquierdas que el socialismo español. Y sí, es un izquierdismo mal entendido; anticuado, estatalista y torpe. Espero que Sarkozy me sorprenda y le da a Francia una dosis de flexibilidad de la que va muy necesitada, pero en vista de lo que ha hecho como Ministro, mejor que no haga ilusiones.

Más allá del aprobado o suspenso

La democracia es un sistema de gobierno relativamente justo con casi todo el mundo menos con los políticos. La confrontación electoral y los cambios de opinión del electorado son siempre feroces, y el líder al que podíamos estar aplaudiendo con las orejas hasta darle una mayoría absoluta ayer puede ser objeto de mofa y escarnio un par de años después de dejar el cargo. Los veredictos en este negocio tienden a ser binarios, de aprobado o suspenso, y la verdad, la cosa es bastante más complicada de lo que parece.

Efectivamente, hoy Tony Blair anuncia su retirada del cargo, tras 10 años de Primer Ministro. Por vez primera un laborista conseguía ganar tres elecciones seguidas, un logro de primer orden conociendo la tendencia del partido a perder el norte. Su dimisión no viene forzada por una derrota electoral, si no por su propio partido, que le enseñó la puerta antes de lo que él hubiera deseado. La imagen de Blair, un político brillante, carismático hasta decir basta, rematadamente inteligente y con unos resultados de crecimiento económico y políticas sociales (si, Blair es de izquierdas. Digan lo que digan) muy loables, sin embargo, es la de fracaso. Y todo por una guerra.

Irak ha sido un error catastrófico; la gran pifia de un Blair que siempre tuvo la idea que usar la fuerza contra régimenes represivos era lo correcto. Siempre he creído (y por lo que he leído hasta ahora, creo que es una hipótesis valida) que mientras que el ejército británico inició la invasión con un plan relativamente sólido sobre qué hacer una vez ganada la guerra (de hecho, los saqueos fueron escasos en su zona de ocupación, por ejemplo), los americanos entraron en el país como quien se va a Lloret a hacer turismo, sin una idea clara de dónde se metían. El espantoso fracaso de la ocupación posterior quizás fuera inevitable, pero la incompetencia de Bremer, Rumsfeld y compañía aseguraron que sí se produjera.

Nada como meterse en una guerra que ya era relativamente estúpida para empezar con una pila de mandriles sin experiencia colonial (ni ganas de escuchar consejos) como aliados, vaya. El legado de Tony Blair, un tipo brillante, de ideas claras y muchísimo talento, siempre estará manchado por este incomprensible, gigantesco error.

No deja de ser una lástima. Jose María Aznar hizo un muy buen trabajo cuando estaba en el gobierno en muchos aspectos. Pasarán años antes que esos se valoren como deben, y no se vean totalmente eclipsados por Irak o la monumental torpeza tras el 11-M. Felipe González hizo probablemente un trabajo aún mejor que su sucesor, y ahí está el recuerdo del GAL y los casos de corrupción emborronando su legado. Sólo ahora cuando ya ha perdido la cabeza de le reconocen a Adolfo Suárez sus méritos. En política la nota media vale bien poco, al menos a corto plazo.

Como señalaba en los comentarios del post de ayer, no se puede hablar de política o economía sin añadir un "pero" a cualquier argumento. El ejemplo de los últimos artículos del Economist es bastante claro: la economía y empresas españolas están funcionando extraordinariamente bien, pero hay riesgos claros que deben ser afrontados. En la situación económica y política de un país siempre hay claroscuros, siempre hay grises, y nunca se puede hablar de una virtud perfecta e inmutable.

A todo esto, el artículo del Economist es mucho menos alarmista de lo que han comentado algunos. De hecho, la muy estricta (y loable) displina fiscal del gobierno, así como el hecho que los datos de productividad son más complejos de lo que parecen es señalado como nota positiva. Y oye, una burbuja inmobiliaria la tien cualquiera; especialmente cuando los tipos de interés son negativos y los controla otro. Ya se ha hecho bastante haciendo que las condiciones para acceder una hipoteca sean más estrictas.

¿Hay riesgos? ¿Hay errores? Siempre. Por algo hay tanto país metiendo la pata por ahí fuera; gobernar es muy difícil. No podemos, sin embargo, abrazarnos al éxito incondicionalmente, ni ignorar los errores cometidos. Es mucho más complicado que eso.

miércoles, mayo 09, 2007

Bocinismo político

El PP y medios allegados se han lanzado a otro episodio de acusación presuntamente demoledora sobre un tema presuntamente importante. El de hoy es un presunto informe escrito presúntamente por Miguel Sebastián o algún presunto colaborador suyo a sus órdenes en un presunto intento de descreditar al presidente de un banco que estaba siendo presúntamente atacado por el gobierno. Oh la corrupción.

Algunas reflexiones. Primero, si para entender de qué está hablando el partido de la oposición un friki de la política como yo debe recurrir a Google, hemeroteca y archivos conspiranoicos variados, algo me dice que el votante medio no va a entender ni jota de todo este asunto.

Segundo, todo el tinglado acusatorio parte de la idea ligeramente rebuscada que el gobierno orquestó un intento de OPA por parte de Sacyr al BBVA, y que utilizó todo el poder del estado y sus instituciones regulatorias para ello. Este enorme poder se resume en un informe que elaboró o llegó a manos de un periodista de la Ser acerca de un presunto delito que había prescrito hace años. El gobierno fue, según todas las hemerotecas medianamente razonables (y no, LD no lo es) un actor pasivo durante todo el proceso. El PP dice que alguien en Moncloa creo un plan maligno para convencer a los accionistas del segundo mayor banco del país a vender sus acciones, y lo único que se le ocurrió fue fabricar una denuncia de tercera división sobre su presidente.

Al presunto escándalo del "asalto", ya bastante raquítico de por sí, el PP debería unirle dos, no uno: lo que dicen que hizo Sebastián para aniquilar a ese Santo Varón y Mártir que es Francisco González (un amigo del PP 100%, todo sea dicho, y gran paladín del asalto al BBV por parte de una banca pública privatizada con él al volante como era Argentaria), y la patética incompetencia del gobierno en asaltar a un banco. Ui, mira, un informe. Risa malvada.

De hecho, el escándalo es lo de menos. El PP sabe perfectamente que no tiene absolutamente nada en términos legales sobre este asunto; sin embargo, es perfectamente consciente que el sistema legal y la capacidad de atención selectiva de la prensa hacen esto irrelevante. La denuncia irá a dar tumbos por algún juzgado, que tardará una eternidad en tomar una decisión preliminar. Si tienen suerte y es un juez amigo (como la del caso del ácido bórico, que se está ganando una nominación al CGPJ) la cosa dará tumbos por los tribunales hasta que alguien sensato mate el caso; si no, será echado a la papelera sin que nadie se dé cuenta y con cero cobertura mediática, saliéndole al PP gratis la pérdida de tiempo.

La esencia para el PP es el ruido. Poco importa que lo que diga sea alegremente irrelevante, la cuestión es parir titulares grandilocuentes. Machacar unas cuantas ideas sin descanso (rendición, corrupción y bobo-solemnez), poner la mierda en el ventilador, y esparcir en masa hasta que algo se quede pegado. Una campaña negativa, al más puro estilo neoconservador feroz americano, en otras palabras.

El problema de hacer política de este modo, sin embargo, es que la mierda acaba por hacer que todo apeste. Sí, la imagen de quien recibe los ataques se resiente (por algo el gobierno no acaba de cuajar en las encuestas), pero quien está lanzando todo ese histerismo al escenario acaba oliendo igual o peor que su objetivo. La valoración de la labor de oposición del PP es sencillamente patética en todos los sondeos, con Rajoy recibiendo una valoración personal más cercana a la de un dirigente del PNV o ERC que la que se le supone al líder de la oposición. Como comentaban por La Moqueta, ciertamente los votantes de centro se han desencantado con el PSOE merced del griterio del PP, pero parece que han acabado reaccionando con pánico a los alaridos de Rajoy; todo ello sin movilizar mucho más a sus bases.

Estos días se habla mucho de lo bien que debaten los franceses y lo maravilloso que es Sarkozy en algunos medios de la derecha (ignorando el yate y todo eso, claro); los que se preguntan por qué no tenemos la misma política sólo tienen que mirar a lo que hace el PP. Y por favor, no me vengan con tonterías que el PSOE crispó en la oposición; tanto la guerra de Irak, como el Prestige, como la espeluznante capacidad de Acebes de decir chorradas tras el 11-M fueron pifias bien reales de un PP que con menos soberbia hubiera ganado las elecciones de calle.

Aquí en Estados Unidos andaban igual el año pasado preguntándose por qué nadie hablaba de ideas, mientras los republicanos seguían llamando a todos abortistas totalitarios cobardes que iban a subir los impuestos. La derrota electoral de noviembre ha conseguido que por aquí se escuchen todas esas tonterías bastante menos que antes. El PP no callará hasta que no se empotre en la urnas, mucho me temo. Veremos qué sucede a finales de mayo.

El milagro de la hierba artificial

Una de las más viejas tradiciones en la política americana son las grassroot organizations, los movimientos sociales. La misma palabra que usan para describirlos es notable; la traducción vendría a ser "organizaciones de raiz de hierba". Básicamente, son grupos de personas preocupadas que se reunen para presionar a los políticos y educar a los votantes y los medios sobre una determinada causa. Loable, muy de democracia a lo Toqueville, y muy americano.

Como todo en este país ultimamente, parece que las viejas costumbres están cambiando. Lo "grassroot" tiene muy buena prensa, con eso de el hombre común haciendo que su voz sea escuchada quedando muy poético, así que algunos grupos de presión han tratado de copiarlo. Y no, no es el pequeño ejecutivo de Verizon, General Motors o JP Morgan haciendo puerta a puerta pidiendo que llamen a su congresista; la idea es juntar un grupo de gente, organizarlos, y pagarles para que se hagan pasar por ciudadanos preocupados.

En jerga política/publicitaria americana, a esta práctica se le llama astroturfing, en referencia a astroturf, el nombre comercial de una marca de hierba artificial. Según todos los indicadores (anecdóticos, por cierto; conseguir información sobre estas prácticas es difícil) esta clase de falsos grupos de ciudadanos preocupados están siendo utilizados cada vez más en la arena política. Sirva esto de aviso para navegantes, ya que a la política española todo llega. Si no ha llegado ya, vamos.

martes, mayo 08, 2007

Dos buenos artículos

Hace una temporada que no le prestaba demasiada atención a la página de editoriales del País. El periódico se había metido en una especie de aturdimiento bobo, como incapaz de decidir si todo el ruido y la furia mediático proviniente de la derecha va con ellos o no. Como resultado, los artículos de opinión eran en general fofos y sin demasiado buen sentido, y poco a poco dejé de leerlos.

Para mi sorpresa, ayer y hoy El País publica dos artículos excelentes, algo que me ha sorprendido un poco. El primero, uno de Jose María Maravall sobre la crispación política realmente magnífico; ahora está detrás de la zona de pago, pero vale la pena tratar de leerlo. Luís cita (y critica, a veces con buen criterio) el artículo en La Moqueta, así que no me repetiré.

El otro artículo casi me lo tomo como una crítica a cosas que he escrito antes sobre Jacques Chirac. Como recordareis, tengo un obsesivo "cariño" a todo lo francés, y muy especialmente a su clase política; sin embargo Tony Judt habla con cierta razón de alguno de los logros y muestras de sentido de estado que el expresidente de Francia tiene en su haber, y lo que dice es cierto.

De vez en cuando mi ética de bloguero feroz pasa por encima de verdades simples pero importantes. Por un lado, que uno no puede ser tonto y sobrevivir en política durante casi 50 años, ganar las luchas en el partido y llegar a presidente, y por otro que no hay político (democrático) totalmente inútil. Para ganar unas elecciones, algo habrás hecho bien, y lo cierto es que Chirac tiene sus logros. Pocos, y probablemente derivados de su ego, pero los tiene.

domingo, mayo 06, 2007

Cazando brujas

En el epitafio de la triste, torpe Ley de Partidos Políticos seguramente se pondrá la fecha de abril del 2007. Estos días me parece que ha quedado claro que cuando un proceso electoral se mezcla con abogados, el único resultado es una batalla legal fea, desagradable y totalmente contraria al espíritu de la democracia.

Primero, debo decir que el efecto de la Ley de Partidos sobre ETA ha sido probablemente devastador. Al cortarle acceso a las instituciones públicas y asegurarse que la amplia de red apoyo social y financiero que orbitaba alrededor de Batasuna se extinguiera, la banda terrorista ha visto su capacidad operativa caer en picado, hasta el patético estado en el que está ahora. El hecho que los efectos de la ley sobre ETA hayan sido terribles, sin embargo, no significa que la ley fuera la mejor respuesta: de hecho, diría que es un instrumento horrorosamente torpe para conseguir los objetivos perseguidos.

Debemos dividir el problema de la existencia de Batasuna en dos aspectos separados. Por un lado, la izquierda abertzale funcionó durante muchísimo tiempo como una tapadera de la estructura logística de ETA. Batasuna no sólo transfería dinero público a la organización (aunque la verdad, el estado no pagó a EH demasiado a menudo), si no que era el centro del enorme aparato de coacción informal y asociaciones y empresas tapadera que recaudaban dinero para ETA. Por otro lado, el partido daba una voz a la banda, molesta, agresiva y desagradable, que hacía la vida a los "disidentes" aún más opresiva, si cabe.

Desde el punto de vista de una democracia, el primer punto es inadmisible, y debe ser combativo con todo el peso del estado. El segundo punto, sin embargo, es un auténtico campo de minas, ya que implica tener que resolver un conflicto entre derechos individuales. En qué punto los alaridos de un matón desagradable se convierten en una vulneración de los derechos de los que opinan distinto es algo muy difícil de calibrar, y que debe siempre tratarse con cuidado.

La ley de partidos, sin embargo, toma como punto de partido que ambos problemas son indivisibles, y decide cargarse a Batasuna y a su derecho a levantar la voz de una sóla tacada. Con ello consigue el primer objetivo de forma admirable, pero por desgracia entra a saco en un sector del ordenamiento político que se debe tratar con mucho cuidado, el de los derechos individuales.

La ley de partidos se ha convertido en una ley de castigo colectivo, simple y llanamente. Atacando un ente abstracto colectivo como era Batasuna, se ha acabado creando un sistema que ataca a los derechos políticos aquellas personas sospechosas de "contaminación". El haber tenido algo que ver con la izquierda nacionalista radical convierte a un individuo automáticamente en apestado, un enfermo político que no puede tocar nada en la esfera pública. No sólo su participación está prohibida; todos aquellos que tienen la mala suerte de formar parte de cualquier nuevo proyecto también corren el riesgo de ser expulsados del sistema. La lista de militantes de un partido ilegal pasa a ser una nueva lista negra de ciudadanos de segunda, que ven sus derechos políticos destruidos de un plumazo.

El resultado es convertir las reglas sobre un proceso electoral en un campo de batalla. Para los nacionalistas, se ve como el estado usa una norma sobre partidos como si formara parte del código penal. Para el PP, es el escándalo constante de perseguir a brujas y demonios por todas las esquinas. Para el PSOE, un surrealista intento de aplicar de forma razonable una ley que no lo es, mientras unos se quejan de represión y los otros de libertinaje. Al final, estamos hablando más de las reglas del juego que de otra cosa, cuando el único que las cuestionaba para empezar es la teórica víctima de la Ley de Partidos.

Es innegable que Batasuna tiene contactos y relaciones estrechas con ETA. Es innegable que ese apoyo logístico debía ser destruido. Lo que me parece absurdo, sin embargo, es usar una ley esencialmente política para combatir algo que debería haber sido atacado utilizando el código penal. Garzón y otros jueces de la Audiencia Nacional ya estaban atacando ese lado de ETA antes que la ley se aprobara. La verdad, hubiera sido mucho más eficaz, limpio y efectivo dirigir la ley en combatir la relación, y no el propio partido político.

A fin de cuentas, una Batasuna legalizada, aunque bajo hostigamiento e investigación constante a cada relación o contacto con la banda armada, sería un instrumento de presión mucho mayor contra ETA que no la situación actual, donde ni unos ni otros tienen nada que perder. A ETA no le importa la legalidad de Batasuna; sería deseable trabajar para que ambas dejaran de estar en el mismo barco.

jueves, mayo 03, 2007

La lógica del verdugo (I): siguiendo órdenes

Una de las preguntas recurrentes cuando se habla de los horrores de la guerra, sean pasados o recientes, es entender por qué los verdugos pueden cometer atrocidades. Qué motivos, qué procesos mentales permiten que un soldado o un miliciano, cuando se le pide que dispare o torture a un individuo, ejecute la orden, a menudo sin rechistar. El dilema, el interrogante, es saber si la "defensa Nuremberg" diciendo que uno sólo seguía ordenes tiene algo de cierto, o es sólo una cortina de humo para ocultar maldad.

Eso se preguntaba Stanley Milgram, un psicólogo de Yale, en 1961, unos meses antes que empezara el juicio a Adolf Eichmann en Jerusalén. ¿Realmente un criminal de guerra podía argumentar que "sólo seguía ordenes" mientras mandaba miles de personas al exterminio?

A Milgram, como a otros muchos, la explicación le parecía cínica. Aún así, sintiendo curiosidad, decidió ver qué había de cierto en esa línea de defensa mediante un pequeño experimento. La idea era reclutar a un grupo de personas para que colaboraran en un experimento sobre el aprendizaje, cobrando una pequeña cantidad de dinero. Una vez en el laboratorio con otro voluntario, un doctor con bata blanca les recibía, y sorteaba quién iba a tener el papel de "profesor" y quién de "estudiante". El tipo que salía escogido profesor se le decía que tenía que sentarse delante de un panel con mandos, y leer pares de palabras que el estudiante debía repetir. Si la respuesta era incorrecta, debía darle a un dial para seleccionar un voltaje, y darle una pequeña descarga eléctrica al alumno, que iba aumentando tras cada error hasta llegar a 450V, con gritos y quejidos progresivamente más desesperados del pobre estudiante.

El núcleo del experimento, evidentemente, no era el aprendizaje; tanto el "doctor con bata blanca" como el "alumno" eran actores, y el voluntario siempre era "profesor" merced de un falso sorteo. Lo que le interesaba a Milgran era ver como reaccionaban los voluntarios a las órdenes de freir a descargas eléctricas (ficticias, evidentemente) a un tipo que no conocían y que gritaba, protestaba y pedía clemencia, hasta llegar a quedar casi inconsciente. Antes de empezar con las pruebas, Milgran realizó una pequeña encuesta entre estudiantes y profesores del departamento, preguntándoles qué porcentaje de individuos llegarían a los 450V. El consenso fue que un porcentaje pequeño de la poblacíon (sobre un 1-1,5%) tendría el impulso sádico de freir a un pobre desconocido hasta esos extremos.

Para horror y sorpresa de Milgram y todo el departamento, el resultado fue bastante distinto: un 65% de los voluntarios llegó a los 450V, y nadie paró antes de los 300, con el actor ya desgañitándose de dolor desde hacía rato. Si bien un número considerable de individuos mostraron reparos y protestaban, una mayoría abrumadora seguían torturando al pobre tipo hasta el final, siguiendo órdenes sin rechistar, a pesar que dejar de cumplirlas no conllevaba castigo alguno. Repeticiones posteriores del experimento con la misma configuración han mostrado porcentajes de obediencia muy parecidos, sin que haya diferencias sustanciales en sadismo entre hombre y mujeres.

¿Qué estaba sucediendo? Algunas variaciones sobre el mismo escenario siguiendo a este primer experimento dan pistas sobre la lógica detrás de estos números. La eliminación de la mampara entre víctima y "profesor", por ejemplo, hacía que la obediencia disminuyera; pedir al voluntario que tocara a la victima tenía el mismo efecto. Si se añadía un segundo falso profesor ayudando al pobre voluntario, la obediencia aumentaba aún más (hasta un horrilante 95%); si en cambio el doctor no llevaba bata blanca, la obediencia disminuía de nuevo. Si en vez de hacerse en Yale las pruebas se realizaban en una oficina anónima, el número de participantes que llegaban hasta el final caía hasta un 47.5%.

Con esto podemos sacar algunas conclusiones. La primera, y más aterradora, es que los seres humanos tenemos una aterradora tendencia a seguir órdenes. La segunda, y casi tan grave, es que el grado de obediencia parece tener poco que ver con lo que se nos pide, y mucho con el contexto y con quién está diciéndonos qué hacer. Para empezar, nos ciega el prestigio; si el que da la orden parece que sabe lo que hace, viene de algún sitio importante o parece recibir pleno apoyo de otra persona, somos muchísimo más propensos a seguir órdenes. Como menos contacto tenemos con la víctima y más alejados estamos de ella, más cumplimos. Y si se nos asegura que lo que hagamos no tendrá consecuencias si algo va mal, aún peor.

Sencillamente, cuando Eichmann decía estar siguiendo órdenes, es perfectamente posible que de hecho estuviera siendo sincero. Tristemente, parece que en el contexto adecuado, en situaciones de presión o dejación de responsabilidades, la mayoría de la especie humana es perfectamente capaz de inflingir sufrimiento a terceros sólo siguiendo órdenes. Evidentemente, de dar descargas eléctricas a matar hay una distancia considerable; pero de eso hablamaremos otro día.

A todo esto, el experimento le costó a Milgram su expulsión durante un año de la sociedad americana de Psicología, no se sabe si asustados por la tensión que el experimento sometía a los voluntarios o por los resultados de este. Lo cierto es que hoy en día sería imposible hacer nada por el estilo en Estados Unidos; ninguna universidad permitiría que algo tan duro y políticamente incorrecto le dejara abierta a pleitos.

martes, mayo 01, 2007

Elogio de la Unión Soviética

Aviso para navegantes: este artículo no es un ejemplo de mi conversión al Marxismo Leninismo, que a la izquierda les gusten los dictadores o que no crea que el sistema soviético fuera poco menos que horripilante. Es un elogio en el sentido de fascinación. Algo parecido a lo que nos hace frenar un poco para ver la carnaza cuando vemos un accidente, vamos.

Hace unos días murió Boris Ieltsin, el que fuera el enterrador de lo que alguna vez fue el temible imperio soviético. Probablemente el mayor incompetente ególatra alcohólico y descerebrado que ha tenido el privilegio de recibir elogios unánimes al morir, el bueno de Boris fue una demostración clara de un par de principios casi siempre ciertos. El primero, que no hay nada como ocultar una ánsia descomunal de poder detrás de retórica de libertad y democracia para que la derecha te aplauda, aunque tu método de reforma sea parecido al de un elefante en una cacharrería. El segundo, eso dicho que los rusos no conocen ningún problema que no pueda solucionarse con varias toneladas de explosivos... de forma bastante literal. Demócrata, mis cojones. Pero ese es otro tema.

Lo cierto es que lo que más me revienta de Ieltsin no es tanto su falta de talento, si no el hecho que acabara con un régimen tan grandilocuente y superlativo como el Soviético de una forma tan patéticamente banal. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ha sido probablemente la mejor historia épica del siglo XX, tanto en teatralidad como en dramatismo desatado, y la verdad, se merecía algo mejor.

Todo en la Unión Soviética tenía algo de quijotismo megalómano fascinante; una mezcla de las mejores intenciones posibles y la peor manera de llevarlas a cabo. Ya fuera por colosal incompetencia, brutal represión, inhumana ignorancia de la condición humana, kafkiana monstruosidad burocrática o todo a la vez, el régimen comunista siempre se las arreglaba para que el más grande de sus logros siempre tuviera algo espantoso en alguna parte. Desde un programa espacial maravilloso y proletario (pero patéticamente organizado) a ser capaces de ganar la Segunda Guerra Mundial a pelo (y sin reparar en bajas, sean propias, civiles o enemigas), todos los grandes logros tuvieron sus enormes sombras.

Y lo cierto es que para ser un régimen tan maravillosamente inútil, tuvieron sus logros. Al programa espacial y la guerra, se le pueden añadir los logros científicos (en todo aquello que no se podía politizar, claro), el virtuosismo de sus artistas (en las cosas no politizables, como danza o música) o la capacidad tener a todo el mundo engañado, acojonados por el poder comunista, durante tantísimo tiempo. Y lo mejor, lo hicieron bajo un sistema que de tan absurdo y terrible se convierte, con el paso de los años, en totalmente hilarante, como demuestra la rica tradición de humor soviético, siempre dolorosamente cercano a la realidad.

Más allá de estos aspectos, lo cierto es que los soviéticos siempre fueron de lo mejorcito pariendo imágenes y sonidos memorables. Desde el mismo nombre del país (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cuando no eran ni una unión, ni una república, ni socialistas, y la verdad, nadie sabe que coño se suponía era eso de "soviéticas") hasta el nombre de su más temible líder (Stalin mola mazo como nombre de líder totalitario), los comunistas siempre fueron los mejores siendo malvados y teniendo un aspecto formidaaable al mismo tiempo. Esos preciosos pósters de fervor proletario, ese amor por el cemento y el brutalismo arquitectónico, esa feroz hoz y martillo, y esos uniformes tan de dictadura totalitaria espantosa no tienen precio.

De acuerdo, de los 50 en adelante (y de hecho incluso antes, con las purgas de artistas) el régimen paso de tener un gusto excelente por la propaganda a ser la verdad bastente hortera cutrelux, pero aún así el look soviético siempre tuvo su encanto. Si a eso le añadimos el romanticismo (ya sé, ficticio) revolucionario, el tener un ejército con un nombre tan amenazador como el de Ejército Rojo, y tener incluso el buen gusto de empezar a ganar una guerra en una ciudad con el nombre de tu dictador, pues la verdad, hacen unas historietas estupendas. Y todo eso con el himno nacional más grandilocuente, avasallador y cargado de pomposidad jamás parido. Ahí es nada.

En fin, un lamento desde aquí por la Unión Soviética, en el día que era su fiesta nacional. Una muestra de la infinita capacidad del ser humano para hacer el idiota, y aún así seguir siendo digno de ver.

A todo esto, ¿Qué final merecía la URSS? La verdad, en vista de lo surrealista de su historia, el morir por implosión dramática debido a reformadores incompetentes tiene de hecho algo de justicia poética. Aún así, el hecho que un cretino borracho fuera el enterrador final, y no algún Kerensky ingenuo con buenas intenciones me pone enfermo. En fin.