martes, abril 29, 2008

Primary Colors (IL): proponiendo tonterías

Lo de las primarias está llegando a unos niveles de estulticia abrumadores. Siempre me quejo que los medios parecen no ser demasiado amigos de hablar de políticas concretas o cosas remótamente cercanas a la realidad. Bien, llevan un par de días dividiendo su tiempo entre perseguir al ex-pastor de Obama (sigh) y explicando cómo McCain y Hillary han lanzado una propuesta fiscal "espectacular": unas "vacaciones fiscales" en el impuesto federal sobre hidrocarburos este verano.

El problema, claro está, es que la propuesta es básicamente estúpida. Para empezar, el precio de la gasolina en Estados Unidos es ridículamente bajo; andamos pagando 0,60 euros por litro. De acuerdo, el precio en dólares sí ha subido bastante en los últimos meses (ha pasado de $0,78 a $0,96), pero los americanos no pueden decir que están pagando la gasolina cara. Los impuestos al llenar el depósito son muy bajos (menos de un 20%, en comparación con el 40 ó 50% en Europa), así que de hecho una rebaja fiscal en la gasolina se notaría bien poco. De hecho, menos que "poco"; el tramo federal de ese impuesto es sobre un 10%, así que los americanos ahorrarían 6 céntimos por litro durante tres meses.

Estados Unidos consume cantidades ingentes de gasolina. Eso pone una presión alcista en los precios, que es aún mayor al no haber alternativas (transporte público) a conducir en la mayor parte del país. Si se baja el precio, la fuente del alto precio (la demanda) no disminuirá, sino que subirá, así que el recorte fiscal acabará siendo absorbido en parte por el aumento de precio, con las petroleras pasando por caja otra vez.

Para hacer las cosas peores, este impuesto sobre hidrocarburos está dedicado exclusivamente en EUA a pagar el mantenimiento y construcción de autopistas y carreteras. No es que se recaude demasiado; las carreteras americanas están en bastante mal estado. La idea es que al recortar el impuesto el dinero que falta se cubriría del fondo general, o dicho en otras palabras, que los impuestos de todos, conductores o no, subvencionarían el ahorro de los conductores, que son los que están utilizando el medio de transporte más ineficiente posible. ¿No es encantador?.

Estos detalles, que te puede contar un alumno de primero de economía (y te añadiría cosas de elasticidades) se le ha pasado a los medios, que van por ahí preguntándose por qué Obama no se suma a esta "brillante" idea. En fin. No es cuestión de ideología; estamos hablando de externalidades negativas, demanda y subvenciones a la ineficiencia que deberían dar sudores fríos a cualquier persona razonable. País.

lunes, abril 28, 2008

Todas las telecos son iguales

Este fin de semana Comcast, mi queridísimo monopolio de cable en New Haven, ha decidido que esto de dar servicio a los clientes es quizás demasiado trabajo. Total, que no he tenido conexión en todo el fin de semana, algo que es un incordio si escribes una bitácora.

En fin. Esta tarde, con suerte, los melones integrales estos nos darán acceso a los interwebs de nuevo, y podré protestar de todo el horror y oprobio que veo en el mundo, como de costumbre. De momento utilicen los comentarios en este hilo para llorar, clamar al cielo y desear cosas feas a su teleco "favorito", expresando sus verdaderos sentimientos en los comentarios.

Sed poéticos. Creativos. Oh sí.

viernes, abril 25, 2008

Malos periodistas y restricciones al arroz

La reacción de los medios españoles a las "restricciones" a la compra de arroz en EUA ha sido entre ridícula e incompetente. No, no hay restricciones. Dos cadenas de clubes de compra, Sam´s Club y Costco, han limitado las compras de arroz de sus socios a 80 libras (36 Kg) por visita; el resto de tiendas del país siguen permitiendo comprar a sus clientes todo el arroz que quieran. Arroz caro (el precio en los mercados internacionales sí se ha disparado), pero de restricciones nada.

¿A qué viene esta limitación a la compra? Una nota sobre los "clubes de compra", un engendro típicamente americano no demasiado habitual en Europa, es de rigor. Esta clase de tiendas son sólo para socios; tu pagas una cuota anual (creo que alrededor de $50), te dan una tarjetita y te dejan comprar. En teoría, los precios en estos clubes de compra son bastante más baratos; básicamente venden paquetes tamaño gigante (o más gigante aún de lo habitual en EUA) a mejor precio, cercano a lo que les cuesta a ellos ponerlo en las estanterías. El dinero no lo ganan vendiendo arroz, televisores, comida para gatos o calzoncillos (en paquetes de diez); el dinero lo ganan con las cuotas de los socios.

Costo y Sam´s Club básicamente están limitando la venta de arroz por dos motivos. El primero, porque no pueden venderlo a un precio decente, o al menos a un precio que no les haga quedar mal; con los precios subiendo constantemente, no podían hacer sus bonitas ofertas. El segundo, y más importante, es publicidad pura y dura: el hecho que esté yo hablando de estas dos tiendas en esta bitácora da una idea de la cantidad de cobertura gratuita que han recibido. Los medios americanos han caido en la noticia siendo menos imprecisos, pero dando más publicidad que nadie; la explicación de estas tiendas que "limitan las ventas para garantizar precios bajos a sus socios" es como tener a CNN haciéndote los anuncios.

EUA, por cierto, es un exportador neto de arroz. La mitad de la cosecha se queda en el país, así que pueden cubrir la demanda de sobras. Los precios han subido en todas partes, pero las "restricciones" en el mundo desarrollado no son más que trucos publicitarios.

jueves, abril 24, 2008

La Bulgaria del Mediterráneo

El PP, escogiendo sus compromisarios para su congreso. No creo que nadie que conozca cómo funcionan los partidos se sorprenda demasiado, la verdad. Y sí, es "democrático". En teoría.

Que no desesperen los amantes de Espe, de todos modos. A veces estos inventos dan resultados curiosos e inesperados. Que le pregunten a José Bono.

Otra de divisiones para el PP (y el PSOE)

Ayer tuvimos un auténtico festival de declaraciones contradictorias de los barones autonómicos del PP y del PSOE, en algo que parece por fin dividir a ambos partidos de forma lógica: la financiación autonómica.

Hablé de ello en la última legislatura, cuando Madrid, Baleares y Valencia se pusieron a lloriquear desconsoladamente cuando escucharon la propuesta catalana sobre la distribución del dinero entre autonomías. Los tres presidentes autonómicos del PP mantuvieron prietas las filas hace tres años, actuando en contra de los intereses de sus votantes, pero con la barra libre de crítica feliz que se ha convertido el partido estos días ahora sí que actuan como era esperable.

Simplemente, un sistema de financiación que favorezca a los catalanes es un sistema de financiación que favorece a baleares, valencianos y madrileños. Cuando la propuesta de Antoni Castells es de hecho sorprendente lógica y razonable, aún más: se garantiza un mínimo común mediante redistribución a todas las autonomías, se introducen mecanismos que eviten que una comunidad baje impuestos y se queje que no tiene recursos, y si alguien quiere pagarse algún lujo, que suba sus impuestos y no le llore a Solbes.

Evidentemente, no sólo los barones del PP andan protestando. Las autonomías pobres del PSOE están reaccionando airadas contra el PSC, del mismo modo que los barones del PP están criticando a sus compañeros de partido. La verdad, creo que las críticas están justificadas (ya que perderán recursos) pero no tienen razón: es obvio que el sistema está roto.

Estos días el estado recauda a los individuos, reparte el dinero a los territorios y el nivel de gasto de cada gobierno autonómico es decidido según una extraña formula redistributiva, no según lo que opinen los votantes. Es mejor que cada uno recaude lo que quiere, cada autonomía pague los servicios que sus votantes le pidan, y el gobierno redistribuya a base de garantizar que el mínimo de servicios que vote el Congreso se cumpla. Si alguien quiere extras, sube sus impuestos, no crea políticas y después se queja a Solbes. Y todos contentos.

Ah, y por algo Rajoy es "amigo" de los malvados separatistas estos días. Estos barones rebeldes necesitan es cariño que sólo un líder puede proporcionar antes de un congreso.

El desastre de las agencias de calificación

Son esa santísima trinidad de empresas privadas que se dedican a decir si los bonos que emite alguien son buenos o no. Moody´s, Standard & Poor´s y Fitch, las tres agencias de calificación de deuda en los mercados financieros internacionales, han tenido mucho que ver con la crisis financiera americana, merced de sus prácticas dudosas y una (des)regulación de los mercados complementamente enloquecida.

Si queréis saber más sobre el papel de estas antaño aburridas instituciones, vale la pena echarle una ojeada al largo, detallado y revelador artículo del NYT que saldrá este fin de semana. Es muy claro, está muy bien escrito y es tremendamente accesible. Muy, muy, muy recomendable.

Sí, está en inglés. Pero oye, no voy a traducir a estas alturas.

miércoles, abril 23, 2008

Primary Colors (XLVIII): la trampa de la estupidez

Otras primarias pasan, otro resultado ambiguo. En Pennsylvania votaron ayer, tras una campaña básicamente horrorosa (a excepción de este discurso), y el resultado es una victoria de Hillary por 9 puntos escasos (9,38%; los medios están redondeando raro estos días). No por presumir (todas las previsiones daban ese resultado), pero lo acerté ayer, algo que no hago a menudo.

Y como decía ayer, la reacción de mucho medios sigue siendo "no cambien de canal, aún queda partido", y repetición de todas las absurdas discusiones que parecen fascinarles tanto. Como un niño pequeño descubriendo que una pelotita bota y riendo histéricamente.

¿Qué sucedió ayer? La verdad, el hecho que el resultado fuera esperado no quiere decir que Obama no debería repasar por qué perdió. Las encuestas postelectorales son en general poco sorprendentes, con los mismos resultados que en otras primarias parecidas (aunque Obama ha mejorado en casi todos los grupos respecto a Ohio). Aún así, hay algunos detalles importantes.

Hora de llevar agua a mi molino. Creo que el gran problema de la campaña de Obama estos últimos días no han sido los ataques recibidos en temas absurdos, si no el hecho que ha ignorado una de las cosas que han distinguido su campaña: tratar a los votantes como adultos. En la última semana el estilo de hacer campaña de Obama ha sido más bien pedestre, lanzando anuncios negativos, criticando la estulticia de los medios y básicamente jugando a ser Hillary por encima de cualquier otra cosa.

Es curioso en las encuestas el hecho que Obama gana entre los votantes que tienen como principal preocupación los dos temas en los que ha hablado más y de forma más cerebral a los votantes: Irak (donde tuvo el criterio de estar en contra de la guerra desde el principio) y en cambiar cómo se hace la política en Estados Unidos. En el tema en que la mayoría de votantes han decidido su voto, sin embargo, la economía, Obama parece no atreverse a ser el friki cerebral y amante de los detalles que uno puede leer en sus libros o en su trabajo legislativo. El resultado es que los votantes se fían más de Hillary que de él en esta materia, cuando ambos tienen ideas relativamente parecidas, o incluso si se me apura diría que el programa de Obama es más racional y detallado.

En cierto sentido, supongo que este es el origen de la gran línea divisoria en estas elecciones, la edad de los votantes. Obama arrasa entre los menores de 40 años, que postmodernos como son, se centran más en el procedimiento y menos en los detalles oscuros. Por encima de los 40 las cohortes votan más siguiendo el puro y viejo (y ojo, plenamente racional) materialismo, y no se fían tanto de un tipo que no habla de economía con el detalle y la fortaleza que debería.

El problema para la campaña de Obama en este caso es cómo conseguir que este sector de votantes que depende más de los medios tradicionales para conseguir información le escuchen cuando se ponga a hablar de políticas públicas concretas. Ya hemos visto que están totalmente fascinados con el circo de idioteces que llaman controversia, así que encontrar un camino para poner el debate en lo económico será difícil. Los anuncios de 30 segundos son probablemente demasiado simplistas, aunque no sería mala idea hacer una serie de cinco o seis explicando una propuesta concreta especialmente innovadora, que las tienen.

Aún así, a estas alturas aumentar su credibilidad en esta materia será complicado; Clinton, a fin de cuentas, es una apellido asociado a los años de bonanza durante los noventa. Estamos, sin embargo, de "rascar" votos en los márgenes; hacer que los indecisos le vean menos como un novato con alta retórica y más como alguien que sabe cómo funcionan las cosas. No necesita gran cosa; Indiana y Carolina del Norte son mucho más favorables demográficamente (mucho más jóvenes y con más votantes de color), así que lo tiene a su alcance.

No que Clinton lo vaya a dejar cuando pierda ahí, me temo. Pero los superdelegados supongo que finalmente se decidirán a callarla de una puñetera vez; no soy el único que esta harto de su infinita insistencia ante una derrota ya inevitable.

lunes, abril 21, 2008

Primary Colors (XLVII): la definitiva. Otra vez

Mañana vota Pennsylvania, otra (y van...) primaria "decisiva", como dicen demasiados medios americanos, en la carrera para conseguir la nominación para el partido demócrata. Es la primera primaria en seis semanas, y dioses, menudo coñazo de campaña. Como comentaba el otro día hablando del debate, los medios se han lanzado con un entusiasmo encomiable a hablar de estupideces, clamando alegremente que los dos candidatos son muy parecidos en cuanto a programa e ideas.

Si bien eso es relativamente cierto (la distancia entre Hillary y Obama es minúscula comparada con la cualquiera de ellos con McCain), las diferencias no son en absoluto triviales. Hablar de esas diferencias, evidentemente, requiere un poco de trabajo; leer los dos programas en las páginas de los candidatos (en ambos casos, muy detallados), saber un poco de economía, y hacer preguntas sólidas sobre esas diferencias. Los periodistas, supongo, o no saben leer esas cosas o no creen que el vulgo les vaya a prestar atención cuando hablan de cosas serias, así que se han pasado seis semanas jugando a:

A. Tratar de pillar a los pobres candidatos diciendo algo que suene mal sacado de contexto.
B. Encontrar un amigo, conocido o persona que el candidato haya conocido y pedir que explique porqué conoce a ese marvado individuo.
C. Hacerse preguntas sobre adjetivos o palabras sueltas, y poner cara de profundo: ¿es el candidato elitista? ¿es el candidato un mentiroso patológico? ¿es el candidato blando?

En serio, es estupendo. El debate político se parece muchísimo a esto:



La profundidad es apabulllante.

Hablando más en serio, la cosa está como sigue. Primero, Pennsylvania demográficamente favorece a Clinton (población de edad avanzada, renta media baja, relativamente rural, muy blanca); hace seis semanas la senadora andaba con 20 puntos de ventaja en las encuestas. Segundo, cualquier cosa que no sea una victoria apabullante (más de 10 puntos de ventaja) no le sirve para nada a Hillary; cuestión de matemáticas y delegados. Aún con una mega-victoria de este estilo, lo sigue teniendo básicamente imposible, a no ser que Obama mate un bebé con sus propias manos en público delante de las cámaras. Tercero, las encuestas dan unos siete puntos de ventaja a Clinton a día de hoy (eso dicen en CNN), con bastantes indecisos. Cuarto, Obama está gastando muchísimo más dinero (su campaña está infinítamente mejor financiada), y por primera vez, ambos están lanzando anuncios negativos en serio; la masacre está siendo estupenda.

Qué debemos esperar mañana: Clinton gana, por ocho o nueve puntos. Los medios ignoran los delegados y siguen como hoy, diciendo que hay partido. Los demócratas se siguen dando de leches y quedando como idiotas hasta el final de los tiempos, y al paso que van los republicanos podrían presentar el cadaver de Hoover y ganar las elecciones igual.

Sí, esta primaria me está poniendo de mal humor.

Los demócratas siguen siendo los favoritos para noviembre, pero joder si no se están esforzando para cambiar esta tendencia.

sábado, abril 19, 2008

Las aventuras de Rajoy, guerrero centrista

Y Rajoy se fue a la guerra:



La verdad, hace lo que debe. Si Esperanza quiere mandar y no hacer el ridículo, es hora que salga a la arena y trate de ganar el control del partido. Si se queda en casita, quedará como una auténtica cobarde que no se atreve a nada, ni siquiera con toda la artillería mediática neocañí tronante.

Rajoy está pidiendo guerra. Quiere moderar el partido, y está harto de vivir con el marcaje de un coro de conservadores que se autoproclaman la esencia del partido. Si lo son, que salgan y le ganen. Si no lo son, que pierdan y se vayan a llorar a un rincón. Tengo la sensación (subjetiva) que realmente nadie tiene puñetera idea quién tiene realmente mayoría en el partido, pero que Rajoy tiene motivos suficientes para creer que puede ganar a una Aguirre que él cree radicalizaría el partido demasiado para ser viable electoralmente.

El problema para el líder del PP, sin embargo, es que Aguirre es quien va a controlar los tiempos en esta verbena. Podría lanzar un kamikaze para que se estrelle en el Congreso, pero que saque suficientes votos para debilitar a Rajoy de forma irrecuperable. Puede esperar a la siguiente catástrofe electoral del PP, azuzada por unos medios afines que le harán el trabajo sucio. O puede presentarse y aprovechar que los medios conservadores la aman de forma inexplicable y ganar apelando a la militancia, no a los notables del partido.

Rajoy, por cierto, tiene una carta aún guardada. Si cree que el problema es él, no Aguirre, sencillamente puede dar un paso atrás, empujar a Camps, y quitarle la victoria a la lideresa con un golpe de efecto.

Lo mejor para el partido, la verdad, es ir a Murcia y arreglar la cosa a ostias tan rápido como sea posible. Gane quien gane, los electores quieren una cierta unidad y un cambio de líder ágil.

Medidas para la crisis: un buen principio

El gobierno empezó ayer a aprobar una batería de medidas para afrontar la crisis económica. No he tenido la oportunidad de ir más allá de lo que dice la prensa en este aspecto, así que no me he podido meter en detalles, pero lo que he leído en general me parecen bastante acertadas.

Para empezar, es agresivo: estamos hablando de un estímulo fiscal que es sobre un 1,5% del PIB, comiéndose todo el superávit que el estado había puesto en los libros estos últimos años. Es un empujón con todas las letras, anticíclico y muy neokeynesiano; en ese aspecto hay poco que criticar. Vale la pena echar un vistazo a dónde va ir todo ese dinero, de todos modos.

Los problemas de la economía española en este momento son pocos, pero relativamente serios: el primero, el final de la burbuja inmobiliaria. A todos esos que se quejaban del precio de la vivienda, sus plegarias han sido escuchadas, y los precios están finalmente bajando. Eso ha creado un problema relativamente serio a todos los pardillos que compraban pensando que el precio no bajaría nunca, y a todos esos entusiastas promotores e inversores que creían que la mejor forma de hacerse rico era contruyendo barracas por todo el país.

Estos dos grupos de listillos van a perder un montón de dinero, evidentemente. Es justo y necesario, por capullos. El trabajo del gobierno es que la torta descomunal de todos estos alegres capitalistas haga el menor daño posible a la economía en general, asegurando, no obstante, que si eres de los que has hecho el mandril pierdas hasta la camisa, por iluminado.

El primer efecto de un frenazo inmobiliario que debemos tener en cuenta es su efecto sobre el sistema financiero; más que cualquier otro sector, el ladrillo vive de la hipoteca y la deuda para sobrevivir. Los bancos van empezar a tener en sus cuentas todos esos pisos que fueron comprados como inversión y que se han convertido en un lastre cuando el precio ha bajado; el propietario no va a vivir en el chiringuito y está perdiendo dinero, así que la hipoteca le trae al pairo, y el banco no puede hacer nada con la casa, porque el mercado está muy muerto.

Al dar la oportunidad de alargar los plazos de las hipotecas, el gobierno está básicamente reduciendo el coste de cargar con un pago de un vivienda a corto plazo, a cambio de hacer la deuda más rentable a largo. Para los propietarios no especuladores, es un buen negocio si estaban en problemas; pueden pagar más fácilmente. Para quien tenía la casa como inversión y pretendía venderla, le permite escoger entre si quiere perder mucho dinero ahora (vendiendo a saldo) o mucho a largo plazo (chupándose un piso vacio hasta que pueda sacárselo de encima sin ahogarse); haga lo que haga pierde pasta, pero al menos le puede dar otra salida. El mercado se llena menos de viviendas en venta (moderando la caída de precios), los bancos tienen menos créditos impagados, y el estado está ayudando a quien quiere la casa y dejando que quien especulara escoja perder dinero haciendo menos ruido.

Para complementar este cambio, otra buena idea es incentivar las rehabilitaciones. Hay una oferta excesiva de viviendas, así que los precios están bajando. Hemos vistos que esto es malo; trabajar para que las casas en venta tengan más valor es siempre una buena idea, y las rehabilitaciones consiguen eso.

Evidentemente, el hecho que se venden menos casas hace que se tengan que construir menos, así que todos esos recursos que andaban por ese sector tienen que ir a otra parte. Aquí hay dos medidas, una que me parece buena idea, y la otra que no lo es tanto. La buena es acelerar la obra pública; tirar carreteras y trenes a destajo. Eso emplea a gente, crea un efecto multiplicador importante al disminuir costes para todo la economía, y además es más que bienvenido en muchas partes: hay bastantes regiones con importantes cuellos de botella en sus infraestructuras, así que es contruir puentes a ninguna parte precisamente.

La idea que no acabo de entender es la vivienda protegida. Hemos tenido un exceso de oferta galopante, y los precios están sobrevalorados, pero bajando de forma natural. Poner más vivienda subsidiada sólo acelerará la caída (malo), aunque salve el curro de algunos albañiles en el proceso. Supongo que hay algún detalle que se me escapa. Nunca he acabado de entender por qué el estado tiene que construir vivienda privada (no es un bien público, así que ¿para qué?), pero eso es otra cuestión.

El otro lado de la crisis es el derivado del ataque de sudores fríos de la bancos al ver que se pueden comer un montón de deudas malas. Estas deudas son preocupantes hasta cierto punto; en el lado de los bancos sí generan crujir de dientes, en el de las cajas, este temor no es tan urgente al ser para-públicas. En ambos casos, sin embargo, tener números rojos en tu hoja de balances te hace ser un poco más cauto al repartir dinero, así que el sistema financiero, en agregado, duda más al dar créditos. La respuesta del gobierno es reducir los riesgos de las entidades financieras, haciendo que el estado pueda avalar esos créditos, facilitando la inversión para las empresas. Lo último que queremos es que las dudas financieras creen una falta de liquidez.Un banco en apuros es un problema para todos; es buena idea minimizar ese riesgo.

Las medidas para proteger a personas son más clásicas y fáciles de entender. Todo lo que sea ayudar a quien pierde el trabajo a encontrar otra cosa es bueno. El bajar impuestos es relativamente bueno; no brillante, pero si aceptable.

¿Será la cosa durilla? Sí, pero no creo que sea dramática. La construcción de viviendas es una parte significativa del PIB en España (un 9,3%), algo que tiene que reducirse tras tantos años de sobreinversión. Aún así, la reducción no tiene por qué ser dramática; a fin de cuentas la población española sigue creciendo a buen ritmo, hay demanda externa (la Florida de Europa, ya se sabe) y parece que todo el mundo sigue con su alergia a alquilar de siempre (sigh). Un recorte de tres puntos es previsible, y puede ser amortiguado a medio plazo gracias a un uso inteligente del gasto público mientras la economía es llevaba a rastras hacia un equilibrio más razonable.

En contra de lo que dicen algunos catastrofistas, no es una crisis demasiado inusual, y desde luego no es algo nunca visto en España. No es la primera burbuja inmobiliaria. Sí, es más grande que las anteriores, pero la banca goza de mejor salud, la moneda es bastante más fuerte y partimos de un nivel de paro y población activa infinitamente más favorable, con una economía mucho más diversificada.

Y oye, con la productividad tan patética que gastamos ahora, aumentarla será fácil. Y no, el aumento de la productividad no destruye empleo, como dicen algunos luditas. Pero eso es para otro día.

viernes, abril 18, 2008

Primary Colors (XLVI): oda a la estupidez

El miércoles por la noche, en preparación a las elecciones primarias en Pennsylvania el martes que viene, los dos candidatos demócratas debatieron por vigésimo primera vez (en serio) a ver si los votantes deciden ya algo. Fue el primer debate de la temporada (que yo recuerde) que se celebró no en una de las cadenas de noticias (CNN ó MSNBC) sino en una de la cadenas "grandes" (ABC), dándole una audiencia potencial enorme.

Unos diez millones de televidentes se sentaron delante del televisor para ver como George Stephanopoulos y Charlie Gibson moderaban la discusión entre los candidatos. Lo que vieron, sin embargo, fue una de las exhibiciones más patéticas, irritantes y deprimentes de periodismo de vuelo gallináceo nunca inflingidas a los televidentes americanos.

Vale la pena recordar la situación del país. Estados Unidos está luchando no una sino dos guerras, gastando 3.000 millones de dólares al día sólo en Irak. La situación presupuestaria del país es cualquier cosa menos boyante, con capítulos de gasto como medicare (sanidad para jubilados) teniendo problemas serios a medio plazo. La economía anda bordeando (sino lo está ya) en recesión, con el sistema financiero ahogándose en su propio vómito y el mercado inmobiliario cavando un hoyo profundo. Oh, y el país no tiene sanidad universal, por cierto; hay más de 40 millones de personas sin seguro médico.

¿Qué preguntaron los dos aguerridos, sabios, inteligentes periodistas durante el debate? Aquí va una lista de los temas tratados. Como juego para los que andáis leyendo, marcad con una crucecita si sabéis qué coño es lo que estaban preguntando.

1. Declaraciones de Mario Cuomo sobre la vicepresidencia.

2. ¿Puede tu oponente ganar las elecciones?

3. Acerca de la palabra "amargados" (bitter) y la polémica que le sigue.

4. Francotiradores en Tuzla.

5. ¿Ama Jerimiah Wright América?

6. Un pin con la bandera en la solapa.

7. Relación de los candidatos con Ayers y el Weather Underground.

En un país en crisis, guerra, etcétera, los primeros 50 minutos del debate fueron dedicados a... esto. Si identificáis más de la mitad de los temas tratados, felicidades. Sois unos frikis de la política de calidad superior. Si no, aún estáis sanos, así que buenas noticias.

No os preocupéis, ahora hablan de otras cosas más serias. Una lista, con comentarios anotados sobre su relevancia.

1. Irak: ¿te retirarías incluso con los generales pidiendo más tiempo? - contando que el presidente es el que decide estos detalles triviales, no sé qué coño pintan los generales.

2. Si Irán ataca Israel, ¿debe EUA tomar represalias contra Irán? - Bonita forma de hablar del peor de los mundos posibles. Israel, por cierto, tiene 400 cabezas nucleares; es bastante probable que cualquier represalia americana sea contra las cucarachas que sobrevivieron a la represalia israelí.

3. Impuesto sobre el capital ¿lo suben o lo bajan? Porque cuando lo bajan, la recaudación sube - Un impuesto que pagan una minoría minúscula del país, y con un comentario de fábula conservadora que no tiene puñetera relación con la realidad. Bravo.

4. ¿Subirá los impuestos a la clase media? Esa gente que cobra más de $100.000 o $200.000 al año - ignoren el hecho que sólo un 12% de americanos cobran por encima de la primera cifra, es una preocupación muy... no sé... ¿absurda?

5. Precio de la gasolina - porque evidentemente, un presidente de los Estados Unidos puede disminuir la demanda de petróleo en China e India.

6. El derecho a tener armas de fuego - errr... ¿has visto como anda la economía?

7. Discriminación positiva - En serio, hay gente sin sanidad y cosas así. Esto importa a poca gente.

8. ¿Qué papel tendran ex-presidentes en tu administración? - sin comentarios.

Tenemos por tanto un debate de hora y media que dedico la mitad de su tiempo a un torrente de irrelevancias absurdas, y la otra mitad a temas que no son urgentes, sólo preocupan a un sector relativamente pequeño de conservadores, y la verdad, son poco importantes en agregado. No sólo fue el debate más tonto que he visto nunca (y no soy el único), sino que además pareció escrito para hacer feliz a un candidato republicano.

Curiosamente, los medios se han dividido acerca del debate. Un grupo significativo de columnistas han puesto a parir la excepcional estupidez de ABC y su obsesión por la irrelevancia; otro grupo ha alabado a los moderadores y su talento por hacer "preguntas incómodas". La blogosfera, casi en bloque, respondió enfurecida, con prácticamente todo el mundo acusando a ABC de ser un dinosaurio oligofrénico o algo peor.

La verdad, fue un espectáculo patético. Recordando eso que decía el otro día, fue un ejemplo de libro sobre cómo los medios han convertido la política americana en un patético circo de inanidad perpetuo, un insulto a unos votantes tomándoles por imbéciles. El debate fue significativo en la reacción de los dos candidatos; Obama estuvo visiblemente exasperado por la cantidad de preguntas vacias, Clinton pareció disfrutar con la cantidad de chorradas que le preguntaban a su oponente. No me extraña que Obama trate de hablar por encima de las cabezas de los medios tan a menudo; con la cantidad de pirronismo gilipollas que hay en el aire, no sé qué más puede hacer.

Curiosamente, y vista la reacción exasperada de no pocos medios y votantes, es posible que el debate de hecho ayude a Obama. No creo que llegue a ganar en Pennsylvania, pero si saca un buen resultado (perder por cuatro - seis puntos) este inacabable ciclo de primarias podría cerrarse ya de una puñetera vez. No que Hillary pueda ganar ya, pero bueno.

miércoles, abril 16, 2008

La hermosa ficción de las leyes

Hablando con Geógrafo Subjetivo estos días sobre los partidos políticos y sus divisiones internas, me doy cuenta que viene siendo hora que los politólogos contemos un pequeño secreto. Los juristas y abogados por ahí fuera insisten en negarlo, pero es hora de decirlo: el 99% de las leyes son mentira. Inútiles. Papel mojado. No sirven para nada. Marillosamente ficticias.

La explicación es relativamente sencilla. Todos los participantes en una organización, país o engendro sectario partidista con un reglamento, legislación o constitución empiezan tomando una decisión muy sencilla: ¿Seguimos las normas en los libros, o no?

La pregunta parece tener una respuesta fácil, pero no lo es tanto. Las reglas, no hace falta decirlo, nunca son del todo neutrales; dan poder a unos, dan y quitan derechos a otros, y hacen legal o ilegal determinadas conductas. La ley dice, por ejemplo, que no podemos vender cocaína y cobrar a tiendas para darles "protección". Esas reglas, sin embargo, no siempre se cumplen, y hay gente que las quebranta, en algunos lugares abiertamente, por un motivo u otro. También ha dicho que un país es una democracia y los militares no pueden mandar en muchos sitios, y no hace falta que explique qué sucede demasiado a menudo.

La pregunta no es, por tanto, qué dice la ley, sino si esta es respetada o no. Las normas son seguidas a veces y parecen regir el comportamiento de los actores implicados, pero a veces son alegremente ignoradas y las cosas parecen decidirse siguiendo otras normas no escritas.

Un ejemplo es el comportamiento de las tribus urbanas, y cómo "firman" contratos. Un pandillero no va a un abogado para que redacte un contrato de arrendamiento de una esquina para vender drogas para que lo firme el ayuntamiento; en todo caso lo que hace es pactar (a veces siguiendo rituales raros, si eres un mafioso ruso) con un jefecillo local que te ceda el espacio, a cambio de una cuota por protección y pacto de silencio. El contrato está escrito en sangre; si el pandillero lo vulnera lo pagará caro. Legalmente, nada de lo que hace el pandillero está en los libros; las normas que rigen en la calle, sin embargo, están bastante claras, en gran parte porque la policía es incapaz de mantener un monopolio efectivo de la violencia.

De hecho, podemos decir que las normas escritas sólo son respetadas cuando están reflejando una determinada estructura de poder. Las leyes, constituciones, reglamentos, reflejan un determinado equilibrio institucional, y este equilibrio es real o ficticio según refleje la realidad o no. Si la constitución tiene una determinada relación con la realidad (digamos, que los militares creen que no vale la pena gobernar esos desagradecidos ateos relativistas rojos), la democracia prospera. Si no la tiene (los grandes terratenientes temen ser expropiados por la horda roja y llaman a los coroneles), la cosa se va al carajo.

Este hecho puede provocar ciertas paradojas. No importa lo mucho que endurezcas la ley que penaliza las extorsiones, por ejemplo; si los tenderos temen más a la mafia de lo que confían en la protección policial, las cosas seguirán igual. Jefferson y Madison pueden parir tu constitución, que si tu país está lleno de cretinos no irás a ninguna parte. Y las normas de elección del líder de un partido político, por ejemplo, pueden ser perfectamente irrelevantes; si la estructura de poder del partido detrás de todos esos comités, delegados y extrañas contorsiones de democracia indirecta dice que el líder apesta, el susodicho líder caerá de un modo u otro, no importa como. Probablemente sin seguir las normas oficiales o nada por el estilo.

De hecho, puede que ni siquiera acaben votando, y el jefe acabe dimitiendo tras llevarse unas cuantas collejas en público. Que le pregunten a Margaret Thatcher.

Dicho en pocas palabras: la ley sólo funciona cuando todo el mundo tiene incentivos razonables para seguirla. Y esos incentivos son a menudo algo tan sencillo como que reflejen bien quién manda. Sí, esto significa que la ley a veces sólo pueda ser seguida cuando es profundamente idiota... y que leyes perfectamente razonables sean ignoradas porque la verdad, no son prácticas para nadie. Por ahí anda la democracia interna de los partidos a menudo, tristemente.

martes, abril 15, 2008

El votante desconfiado y los partidos

Ayer por GS se hablaba de unidad y división de los partidos. Se comenta, y muy acertadamente, que los votantes se quejan que los partidos son demasiado oligárquicos y demasiado disciplinados, pero sin embargo están igualmente dispuestos a castigar a aquellos partidos que se lían a tortazos con conflictos internos.

Este hecho es en cierto modo una paradoja: los votantes se quejan que los partidos dictaduras internas, pero no soportan la idea que debatan en público. Lo que no es, sin embargo, es una herencia del franquismo o una característica extraña de la cultura política en España.

Para empezar, la lista de partidos y coaliciones castigadas por sus divisiones internas en Europa es larga y gloriosa. Preguntadle a los laboristas desde finales de los setenta hasta que llego Tony Blair a poner paz, los conservadores desde la caída de Thatcher hasta anteayer, cuando finalmente pararon de sacudirse garrotazos en público, los Gaullistas y sus alegres divisiones de partido en los ochenta, el 95% de los gobiernos italianos, el SPD y Lafontaine buscando sus esencias, y podría seguir hasta nombrar todos los partidos de Europa en algún momento de su historia. Los votantes odian que los partidos discutan, y es así en todas partes.

¿Por qué sucede esto? Los votantes tienen motivos sólidos y totalmente racionales para hacer estas cosas. El primero, y más sencillo, es que uno no sabe exactamente qué esta comprando al votar a un partido dividido. ¿Estoy votando al neocañí de Espe, una moderación centrista Gallardoniana o una derecha clásica estilo Rajoy? ¿Si voto Laborista en los ochenta, mandará Kinnock o mandarán todos esos sindicalistas que se pasan el día de huelga en huelga? ¿Qué me garantiza si voto a John Major que sus "amigos" dentro del partido se lo carguen a media legislatura como hicieron con Thatcher?

El electorado sabe que la economía pide estabilidad, y tener a un gobierno más preocupado en decidir quién manda y quién decide que no en pasar leyes y medidas es básicamente una mala idea. Es más fácil para un gobierno mantener la disciplina interna cuando está en el poder, pero no garantiza nada. Que le pregunten a UCD o a Felipe González.

El segundo motivo es un poco más complicado. Para un votante que quiere que los partidos escuchen todas las voces internas, la decisión de castigar la disensión interna es de hecho racional. El motivo lo explicaba no hace demasiado en otro artículo. Básicamente, si el líder de un partido sabe que los votantes castigarán salvajemente cualquier conflicto interno, eso será un incentivo para ser tan incluyente como sea posible. El dilema para el jefe se reduce básicamente a decidir si prefiere escuchar y adoptar las ideas de sectores del partido más "puristas" y alejarse del centro, o pelearse con ellos e intentar ser tan moderado y cercano al (mítico) votante mediano como sea posible.

Si los votantes no penalizan el conflicto interno en absoluto, el presidente de un partido lo tiene claro: ignoremos a las corrientes, minorías y tendencias, y populismo a todo tren. Si lo votantes en cambio son implacables, el líder va a tratar de cooptar tanta gente como pueda en la ejecutiva, alejándose del centro y creando una dirección más representativa de lo que es el partido. El electorado racionalmente prefiere un partido unido, porque es incluyente, que un partido dividido, porque revela un liderazgo autista y poco tolerante con otras opiniones.

A todo esto, no todos los partidos son iguales, evidentemente. Hay partidos que tienen la desgracia de tener tantas opiniones y tendencias que se pasan el día en el ring (Izquierda Unida); hay otros que están llenos de gente tan desesperada de ganar unas elecciones que el líder puede decir todas las burradas que quiera sin que nadie le cuestione (el PP en el 95-96, tras perder demasiadas veces).

Aún así, me parece bastante claro que es bastante racional y razonable que los votantes odien los partidos que pierden el tiempo en guerras internas. Es una mala señal, desde cualquier punto de vista.

A todo esto, respondo también al artículo sobre el postmodernismo con este enlace. ;-).

lunes, abril 14, 2008

Se va un trocito de infancia

Muere Chema, el panadero de Barrrio Sésamo.

Y con él, un poquito de ese niño de seis años que todos llevamos dentro.

Primary Colors (XLV): El milagro de los votantes con cerebro

La interminable campaña de las primarias americanas ha sido bastante convencional en muchos aspectos, pero ha aportado una novedad importante en cuanto a comunicación política.

Como comentaba el otro día, los medios de comunicación americanos y su particular manera de informar tienden a convertir las campañas en duelos de declaraciones irrelevantes, luchas simbólicas y debates circulares cargados de moralina barata. Los políticos tradicionalmente se han adaptado a este forma de hacer política, concentrándose en buscar argumentos simplistas de 10 segundos, como más irrelevante y manido mejor.

Estas elecciones, sin embargo, han sido algo distintas. Para empezar, uno de los candidatos es extraordinariamente locuaz. Obama es un orador estupendo, capaz de dar explicaciones largas y detalladas, llenas de matices, a temas muy complejos. Eso por sí mismo no es extraordinario; Al Gore o John Kerry son perfectamente capaces de explicarse bien, y en el caso de Al Gore incluso ganar un Oscar gracias a una presentación de PowerPoint. Lo que si es una novedad, sin embargo, es el hecho que Obama está dando estas explicaciones largas, detalladas y llenas de matices durante la campaña electoral, y hasta ahora le está funcionando muy bien. Obama está hablando a los votantes no como si fueran niños pequeños que sólo escuchan frases de 10 segundos o menos; les está hablando como adultos.

Los medios parece no acabarlo de entender. Durante la campaña, incluso después que Obama diera discursos extraordinarios, han seguido buscando cortar todo en trocitos pequeños, buscar el titular, y seguir discutiendo de chorradas onanistas bien poco relevantes. Un discurso de media hora lleno de ideas no interesa a nadie, se supone; el intelectualoide que haga grandes teorías en campaña está perdido.

Bueno, pues parece que no, y todo por ese pequeño milagro que es la red. La campaña de Obama parece haberse dado cuenta que los votantes ya no reciben información únicamente a través de los medios. Si quieren escuchar o leer lo que dice un candidato no tienen por qué esperar a que CNN, Fox o el New York Times les cuente qué está sucediendo en su habitual formato de estupidismo minimalista de patio de colegio. El votante interesado puede encender el ordenador e ir directamente al candidato, vía You Tube, página de partido o bitácora amiga. Si el argumento es interesante y tiene sentido, el votante lo escuchará, discutirá y quizás quede convencido y todo.

No más persuasión indirecta arcana. Se acabaron las posturitas simbólicas y frasecitas ingeniosas de diez segundos; el votante que quiere escuchar las cosas de forma adulta puede hacerlo él solito, evitando los canales habituales. Cuando un candidato lo entiende y habla al público como si tuvieran cerebro (Obama), las cosas le salen bien. Cuando no lo hace, y perpetra discursos más dirigidos a los medios que a los votantes (Romney), su oratoria se estrella en la indiferencia.

¿Estamos asistiendo a un nuevo, maravilloso mundo de política racional y razonable? Bueno, no tan rápido. Lo único que podemos decir ahora mismo es que un candidato como Obama hace ocho años no hubiera llegado demasiado lejos; y que la obsesión de John Kerry en el 2004 de parecer más tonto de lo que era una estupidez. Obama tiene las primarias prácticamente ganadas, así que parece que el tratar a los votantes como seres inteligentes ha dado cierto resultado. Sin embargo, Hillary Clinton y McCain siguen firmemente metidos a hacer política a la antigua; veremos si todavía funciona en noviembre.

Lo que parece claro es que Hillary realmente no tiene la más mínima intención de hablar con adultos en esta campaña; la estúpida polémica acerca de si los votantes están amargados o no de este fin de semana es una prueba evidente. Obama dice que los votantes en zonas rurales están hartos que los políticos les fallen constantemente, y que se centran en defender lo suyo (armas de fuego, familia, religión) en vez de confiar en lo público. La respuesta de Clinton no ha sido hablar sobre qué hacer para que este hastío desaparezca; ha sido decir que Obama es un elitista que desprecia al votante rural y que está alejado de sus ideas y sentimientos. Es la respuesta simplista, pedestre, que reduce el debate a estereotipos y caricaturas en vez de ideas y conceptos serios.

Es política vieja, sí. Pero quizás funcione. Obama es un candidato distinto en muchos aspectos; el hecho que quiera elevar el debate más allá de pasear las mismas guerras inanes y etiquetas de los últimos cuarenta años es uno de los más importantes. Veremos.

viernes, abril 11, 2008

"Free New York!"

No hace demasiado Michael Bloomberg, el muy competente, racional y educado alcalde de Nueva York, hizo la propuesta que la ciudad cobrara un peaje a los conductores para acceder a algunas zonas de Manhattan.

Nada novedoso; Londres tiene algo parecido, y es una iniciativa que siempre me ha parecido estupenda. Es perfectamente racional. No hay ningún sitio en este mundo en que un peaje de este estilo tenga más sentido que en Nueva York, una ciudad densísima, enorme y con un transporte público rápido y eficiente que es utilizado a diario por millones de personas.

Bueno, la tasa de congestión (el nombre americano a este peaje) tenía que se aprobada por el gobierno del estado de Nueva York, en Albany, la provinciana capital 250 Km más al norte. Los representantes allá arriba le han echado un vistazo y han dicho que no, ni de broma, y se han cargado el plan.

La decisión es una estupidez, pero da que pensar. Nueva York, la ciudad, y su área metropolitana ocupan una parte minúscula del estado de Nueva York. La ciudad son unos 20-25 millones de habitantes repartidos entre tres estados en una gigantesca zona urbana que se extiende 50 km alrededor de Manhattan. El estado, una vez se sale de la ciudad, son 140.000 Kilómetros cuadrados (más de 500 Km de punta a punta) con dos o tres ciudades provincianas y enormes, gigantescas zonas rurales. Estamos hablando más grande que Grecia, casi vacio"pegado" a la ciudad más rica y densa del planeta.

La verdad, no me extraña que no aprobaran la ley; estoy bastante seguro que no la entienden. La ley electoral del estado (como todas las leyes electorales de este país) favorece horriblemente a las zonas rurales, dejando el gran motor económico del estado en constante minoría y siempre, siempre, siempre corto de recursos. No me extraña que haya gente de Nueva York (ciudad) cabreada estos días; algunos andan (con cierta razón) pidiendo la independencia de la urbe oprimida.

Lo que me lleva a pensar, evidentemente, en eterna historia de dos ciudades en España: Madrid, y su orgullosa autonomía metropolitana, y Barcelona, y su posición de centro de ese hinterland que se autoproclama como la verdadera esencia de Cataluña. Tanto hablar de balanzas fiscales autonómicas, me encantaría saber las balances fiscales provinciales/comarcales de la Generalitat catalana.

No sé por qué, pero tengo la extraña sospecha que mientras que Madrid capital seguramente "explota" todo lo que está más allá del metro, Barcelona pierde una cantidad ingente de tiempo, dinero y oportunidades subvencionando a sus tres provincias vecinas. Zapatero puede publicar las balanzas fiscales entre autonomías sin problema, la verdad; los cuellos de botella en las infraestructuras en la Ciudad Condal son autoinflingidos gracias a la encantadora (y aún inexistente) ley electoral catalana.

La pregunta obvia es, claro está, es el bonito, encantador y probablemente irresoluble problema de qué territorio debe cubrir una administración, estado, cortijo o contubernio para ser eficiente. Estoy bastante seguro que no importa lo que uno haga, siempre, siempre, siempre tendrás efectos secundarios negativos. Aún así, creo que es más eficiente y razonable la relación entre Madrid y Ávila, Toledo o Guadalajara que la de Barcelona con el resto de Cataluña.

El equilibrio debe basarse en asegurar que quien crea riqueza no es "estrangulado" por los vecinos, sin que estos se queden a dos velas sin ver un duro. Complicado dilema, pardiez; estoy bastante seguro que un sistema electoral más proporcional, en este caso, es la mejor solución posible.

miércoles, abril 09, 2008

El romance del político y el periodista: la prensa "neutral"

La tradición periodística americana es muy distinta, en muchos sentidos, a la tradición europea. Los medios de comunicación en los Estados Unidos han seguido mayoritariamente la idea que redacción y editorial deben estar separados por un muro infranqueable. La prensa no es de izquierdas o derechas cuando explica lo que sucede; sólo se pone el sombrero ideológico en una página con opiniones al día.

Esto hacía que periódicos con una línea editorial netamente conservadora, caso del Wall Street Journal, siguieran siendo una buena lectura para cualquier progre irredento: la página de opinión podían andar soltando burradas, pero no había mejor sitio para leer noticias económicas a este lado del Atlántico.

Esta tradición es respetada menos ahora de lo que solía en los últimos años, en gran parte debido a Rupert Murdoch, Fox News y los programas de radio conservadores que nacieron a finales de los 80, cuando la FCC abolió lo que se conocía como la fairness doctrine. Aún así, la mayoría de medios siguen este patrón aún hoy, en contraste con los medios partidistas que tenemos en Europa.

La idea de medios imparciales suena muy bien en abstracto, pero crea una serie de problemas en la política americana. La relación de los políticos con los medios es muy distinta a esa especie de síndrome de Estocolmo que sufren en España, pero es igualmente incomoda.

Para empezar, la prensa en Estados Unidos tiene el problema de ser obsesivamente equidistaní: no importa lo enorme que sea la burrada que un suelte, los medios van a recurrir a dar la noticia diciendo que unos piensan esto, los otros piensan lo contrario, y decide por tí mismo. Paul Krugman dice a menudo que si George Bush saliera mañana diciendo que la tierra es plana y todo el mundo se le tirara encima, CNN saldría con el titular "debate sobre la forma del planeta". Se le da voz a todas las opiniones, aunque sean manifiestamente absurdas o estúpidas, sin que ningún medio tenga por costumbre hablar de la magnitud de la estupidez.

Evidentemente los políticos han acabado por aprender a explotar esta forma de cubrir las noticias. Para empezar, saben que no importa la magnitud de la chorrada que defiendan, los periodistas no van a ir más allá de pedirle la opinión a tu oponente. Este detalle permite que un candidato pueda pasearse con opiniones radicalmente absolutistas sin el más mínimo conato de realismo o racionalidad que sean fáciles de explicar ("si no apoyas la invasión de Irak, te molan las tiranías y los terroristas") y quedarse tan ancho, asesinando cualquier debate racional a base de tautologías absurdas. Para el político que tiene por costumbre no ir por el mundo diciendo burradas, el sistema es obviamente una receta para la depresión.

Otra patología de esta tradición es que crea un gregarismo mediático obsesivo. Los periodistas son "imparciales", y no se pronuncian en nada; instintivamente, la mejor manera para ellos de confirmar esta imparcialidad es dando las noticias exactamente igual que el resto de los medios. Si el consenso periodístico es decir que "Irak puede que sea un riesgo" es como clamar en el desierto; la espiral del silencio de la relevancia informativa te dejará en la cuneta.

Para un político esto puede ser tanto una bendición como una pesadilla. Si el consenso mediático toma una noticia en tu contra, te va a tocar pasar un mal rato. Si los medios todos se han convencido unos a otros que eres un "maverick" que "habla claro" serás invulnerable hasta que alguien te pille en alguna mentira tan absurdamente flagrante que esa percepción cambie.

Lo que es aún más fustrante, si los periodistas llegan a este consenso bizarro en que algo es relevante y debe ser respondido, te van a crucificar a preguntas. Eso puede ser bueno ("¿Qué coño pasó en Nueva Orleans con Katrina?"), pero demasiado a menudo los medios deciden concentrarse en sus pequeñas manías y cruzadas personales que no tienen puñetera importancia, sólo porque les gusta generar un alegre conflicto. Ahí tenemos el caso Lewinski, las estupidez del pastor Wright, o cualquiera de los cientos de "escándalos" que nada tienen que ver con las políticas sobre la mesa y que los periodistas abrazan con absurdo entusiasmo.

Al no haber una prensa "de partido", no hay nadie que se pare y critique la relevancia de la noticia; la idea es que "queremos respuestas", no debates sobre qué debe ser relevante en la agenda. Evidentemente, esto es explotado alegremente por los políticos, que adoran crear "polémicas" acerca de cosas que no tienen puta importancia. Es el arte de preguntar al oponente si sigue pegando a su mujer sin que se note, en otras palabras.

Paradójicamente, la equidistancia e imparcialidad de los medios acaba por empobrecer el debate demasiado a menudo. Lo interesante de esta última campaña de primarias es cómo los políticos están descubriendo nuevas maneras de esquivar esta tendencia a la idiotez del sistema. Pero de eso hablamos mañana.

lunes, abril 07, 2008

El discreto encanto de las matemáticas de partido

En El País describen hoy el encantador sistema de reparto de delegados del PP para su congreso, y lo cierto es que no se puede decir que sea demasiado inspirado. Lo tiene todo: un espantósamente alto mínimo de delegados por provincia (6), un porcentaje de ponderación (siempre una mala idea) que prima al número de militantes en un región (75%) sobre los resultados que el partido saca (25%), y básicamente una arimética que hace todo cálculo real sobre quién manda ligeramente difícil.

Es un sistema poco práctico, por encima de todo, que demuestra una de las viejas verdades de los congresos en un partido: si alguien se tiene que preocupar sobre las reglas del juego, es que las cosas van bastante mal, especialmente en partidos con una tradición oscurantista en la selección de líderes como es el caso del PP.

Hasta ahora, estoy bastante seguro que en el Partido Popular nadie ligeramente relevante se había preocupado sobre cómo funcionaba un congreso desde la "gloriosa" era Hernández-Mancha. Los líderes siempre salían de cónclaves donde todo estaba atado y bien atado, con el partido más o menos de acuerdo sobre quién debe mandar. Durante el Aznarato, toda la maquinaria estaba bien lubricada con el lento pero constante aumento del poder territorial del PP durante esos años. Estos días, el contraste será entre los líderes que pueden presumir de resultados (Madrid, Valencia y Murcia) y los que no, pero sin embargo tienen el mismo poder de decisión.

Como comento a menudo, la lógica detrás de la selección de líderes en los partidos es básicamente la lógica del ganador: si puedes ganar elecciones, el partido te ama; si no puedes, siempre puedes escribir un libro ahora que estás jubilado. En el PP de estos días tendremos un perdedor desganado (Rajoy) confiando en el apoyo de perdedores (Andalucía, Galicia, Cataluña) para defender su liderazgo ante una lideresa desatada con una delegación probablemente infrarrepresentada. Para hacer las cosas aún más divertidas, los posibles rivales de Aguirre (Camps) vienen de regiones con parecido déficit de votos en el congreso.

No es una receta para un congreso ordenado, la verdad. Yo del PP abrazaría el caos, trataría de tener cada facción del partido con un candidato, y resolvería esto a tortas, como hombrecitos. Las siguientes generales están muy lejos; mejor eviscerarse unos a otros en público ahora, que no les hará (demasiado) daño, que aplazar lo inevitable, esperando que Rajoy estrelle el partido en otras elecciones, víctima de su apatía y el ruido de fondo.

No veo, por cierto, la posibilidad de una escisión la veo bastante remota. El PP es un partido esencialmente pragmático, que quiere ante todo ganar elecciones. Como dice GS, una escisión garantiza que eso no suceda. Por mucho que Aguirre clame ser "liberal" y tener ideas distintas, ella sabe de sobras que la probabilidad de llegar a Moncloa es exponencialmente mayor en el 2012 ó 2016 dentro del PP que fuera.

Y no, yo tampoco entiendo qué le ven a Aguirre.

sábado, abril 05, 2008

Nuevo (viejo) imperialismo

Isidoro Lamas, en un artículo bastante cargante (si algún día mando mucho, voy a imponer una tasa sobre el abuso retórico historicista) nos habla de la legitimidad del imperialismo estos días. Es un argumento que tiene como mínimo 110 años de antigüedad, y que la verdad, fue formulado la primera vez de forma más elegante:

Take up the White Man's burden--
Send forth the best ye breed--
Go bind your sons to exile
To serve your captives' need;
To wait in heavy harness,
On fluttered folk and wild--
Your new-caught, sullen peoples,
Half-devil and half-child. (...)

No estamos demasiado seguros sobre si Kipling hablaba en serio o estaba siendo irónico, pero lo cierto es que la visión de Lamas es parecida: muchos países en desarrollo son demasiado inútiles para gobernarse ellos sólos, así que es la obligación moral de los países ricos de guiarles en el sendero de la virtud. A tortas, si es preciso.

La verdad, el argumento parece lógico, pero es bastante peligroso. La idea es que los países africanos tienen una enorme cantidad de problemas, y que no pueden salir de la trampa de pobreza en la que se han metido por sí mismos. Este argumento, sin embargo, no tiene en cuenta el hecho que esta trampa no es inevitable, y que de hecho hay países horrendamente pobres que han salido del agujero partiendo de situaciones semejantes. La India lleva una buena temporada creciendo a un ritmo delirante; Korea era más pobre que muchos países de África (y no tenía recursos naturales) al acabar la guerra; y no hablemos de China, que me da algo.

Lo más curioso es que la enfermedad no está extendida por toda África. Bostwana tiene un PIB por cápital más que decente ($11,600), de hecho. Los problemas del continente son muy graves, no lo dudo, pero no son irresolubles.

Para empezar, necesitan capital. Para ello tienen que ser o bien capaces de exportar de forma decente (pero evitando depender excesivamente sobre ello, ya que puede crear conflictos) o bien atraer inversiones exteriores.

Si quieren atraer inversión, el primer paso es reducir la locura predatoria y el conflicto civil constante que muchos de esos países sufren, y parir una estructura estatal decente. Esto no es un cuestión de que el hombre blanco venga y les dé una constitución; como hemos visto en demasiados sitios ultimamente la cosa es ligeramente más difícil de lo que parece. Si en un país dos o más facciones están a tortas antes que el benigno imperialista entre, el hecho que un grupo de turistas te invadan no tiene por qué solucionar ese conflicto. El imperio puede limitarlo a base de una ocupación militar enorme, pero me parece que la experiencia placentera que el mejor ejército del mundo está disfrutando en Mesopotamia da una idea de lo caro que resulta.

No me voy a meter en los detalles de qué factores generan un sistema político estable porque la verdad da para varios libros. La cuestión es que en general para que un sistema sea lo bastante sólido como para que valga la pena invertir (no exijo democracia) la cosa depende más de la propensión del tirano de turno a trabajar a largo plazo y no a corto. Muchos de los problemas africanos se derivan más de la existencia de tiranos más preocupados con su propia fortuna que en otra cosa; el estado es utilizado únicamente para robar pasta, no para crear estabilidad.

Los países desarrollados tienen una manera muy sencilla de dar incentivos para que esto suceda, que es hacer que invertir en el propio país sea rentable: bajar sus aranceles. África tiene el horrendo, horrible problema que realmente no puede exportar nada fácilmente; los aranceles agrícolas de los países ricos son absurdamente altos (y patéticamente ineficientes), así que lo que hacen mejor (por clima) no pueden explotarlo de forma aceptable.

Si un tiranuelo supiera que dejando hacer su economía generará dinero, ya que puede exportar lo que produce, su estructura de incentivos cambia radicalmente: extorsionar a mis ciudadanos deja de ser la mejor forma de enriquecerme; ahora es mejor dejarles que produzcan todo lo que puedas, aumentando mi base impositiva. A medio plazo el aumento del nivel de renta hará que la dictadura caiga ella solita.

Una apertura de los aranceles, condicionada a una reforma agraria (para que los beneficios no se concentren en unas pocas manos), sería un cambio enorme para toda África; un incentivo gigantesco para todos los sistemas políticos de la zona a estabilizar el sistema político, atraer inversión y empujar sus economías hacia adelante. Y ser creativos: el etanol de caña de azucar es muchísimo más eficiente que el sacado de cereales variados, sin ir más lejos.

Para occidente, es algo que la verdad sería mucho más barato para todos. Sí, ese sector agrícola del mundo rico (que aporta un 3-4% del PIB y consume un 60-70% de nuestra agua potable, por cierto) tendría que apretarse el cinturón y dedicarse a lo que hacen mejor (productos específicos de la región de calidad), pero los beneficios (alimentos más baratos en todo el mundo, sacar a millones de personas de la pobreza) sería enormes.

No, no es una solución mágica. Y no, no es tan fácil y automático como digo. Aún así, está bastante más basado en la realidad que la vía del imperialismo quijotesco.
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jueves, abril 03, 2008

Mike Gravel y sus inanerrables videos

Mike Gravel, ese lunático que nos trajo maravillas cósmicas publicitarias como esta cuanto intentaba ganar las primarias demócratas, quiere ser el candidato del partido libertario. Para ello, ha parido... errr... cómo decirlo.

No sé. Supongo que se le puede llamar publicidad.

Si creíais que ese espectacular video dadaista anterior era fruto de maravillosas setas de colores, alguien me tiene que pasar lo que usaron para filmar esto. La conspiranoia postmoderna, según Fight Club. Este es el video:



Por cierto, e insisto: es probablemente el mejor cover de Helter Skelter (Beatles) nunca... errr... recitado.

Las tribulaciones de Rajoy, héroe centrorreformista

Parece que por el PP algunos empiezan a tener apetito canibal. Con los medios de la verdadera España y defensores de la esencia patria desempolvando los tambores de guerra, algunos aguerridos defensores de lo suyo (esto es, de España) parecen estar escurriéndose por las catacumbas de Génova susurrando rebelión a quienes quieran escucharles.

Lo que es enternecedor es como el equipo de novatos que Rajoy ha nombrado haya empezado haciendo amigos. Sí, amiguitos y amiguitas, las críticas no dejan de ser un reflejo de la ambición personal de vuestros adorables amigos en el partido. Si quereis que esos amigos sigan siendo amigos vuestros, sin embargo, decir en voz alta que son unos trepas desatados no es una buena idea.

En fin, parece que Rajoy acabará "disfrutando" de un alegre batalla interna a poco que se descuida. Tiene muy poco margen de maniobra; el partido fuera de Madrid, más moderado, parece estar molesto por el hecho que Rajoy no les ha preguntado nada estos días. El sector Aguirre / centro del mundo y verdadera España (sección Madrid) estaba ya con ganas, a pesar que su lideresa perdiera puntos en su puñalada trapera a Gallardón antes de las elecciones; ahora que la mediocracia de la derecha está dando palos al avispero, ya empiezan a salir de sus cuarteles de invierno.

La situación es encantadoramente rebuscada. Los barones periféricos recelan de un Rajoy autista que sólo piensa en los suyos y no aguantan a Esperanza Aguirre y su alegre madrileñismo desatado (ven, y con razón, que sin mejorar los resultados en el resto de España están muertos). Aguirre no aprecia que Rajoy no se vaya a casa de una puta vez, y evidentemente cree que toda esa tropa fuera de Madrid lo que quieren es balcanizar el partido. Y Rajoy, el pobre, ve enemigos en todas partes, sólo se fía de los suyos, y supongo que andará arrepintiéndose de su decisión de quedarse, mientras lee en las hemerotecas qué hizo Felipe el día que le pasó el mando del partido al pobre Joaquín Almunia.

Lo peor de todo esto, sin embargo, es que debido a la obsesiva opacidad de los partidos ocultando los conflictos internos (justificada), no hay forma de saber quién tiene más apoyo dentro de la organización estos días. Si a eso le añadimos que los congresos siempre son lugares complicados y bastante impredecibles, no parece que ninguno de los bandos tenga incentivos para no moverse una vez roto el tabú de no cuestionar al líder.

Lo mejor que puede hacer Rajoy, si tiene ganas de seguir mandando un rato, es buscarse nuevos amigos. Parece bastante claro que ser Rajoy, perdedor de dos elecciones que le echa la culpa a otros por atarle las manos, no bastará para mantenerle con vida. Buena suerte.

miércoles, abril 02, 2008

El CGPJ y sus excusas

Si hay algo que me revienta de la política americana es la puñetera manía que tiene todo el mundo de tomar decisiones como reacción a casos aislados.

En España parece que esta manera de tomar decisiones ha llegado a las brillantes mentes pensantes del CGPJ, que andaban el otro día pidiendo castración y cadena perpetua general a cualquier tipo que mire a una niña con malos ojos después de una tragedia. El pequeño problema, claro está, es que no es que la ley no funcionara, es que los que debían controlar su ejecución, el CGPJ, estaban muy ocupados protegiendo a sus amiguitos e investigando si los malditos sodomitas comen bebés hervidos o crudos.

Lo comentaba GS el otro día, y tiene razón: los jueces no pueden controlar a los jueces de este modo tan relajado. Oh, y la administración autonómica andaluza es un desastre. Menuda sorpresa.

A todo esto, que alguien le diga a Esperanza Aguirre que acusar al presidente del gobierno de violación y asesinato de niñitas es de mal gusto. Aparte de ser una total, absoluta, y patética estupidez. El poder judicial, señora, no forma parte de las competencias del ejecutivo. Dioses, algunos quieren a esta de presidenta...

Las aventuras de Rajoy, héroe moderado

Parece que por el PP no ha sentado demasiado bien la súbita decisión de Rajoy de empezar a ejercer de jefe, después de cuatro años de tener el piloto durmiendo a los mandos. Si a eso le sumamos la furibunda reacción de la derecha mediática, me parece que me tocará revisar mi estimación sobre el congreso del PP en junio.

Sí, adelantarlo era una buena idea. Lo que no parece demasiado brillante por parte de Rajoy es ponerse a repartir palos a destajo antes de haber establecido su autoridad en dicho congreso del partido. Quizás hubiera sido mejor idea mantener el equipo actual "en funciones" con defenestraciones cosméticas (dejando que Zaplana se autoinmolase, vamos), ganar el congreso de forma contundente (y sin oposición; los partidos están llenos de cagamandurrias), y entonces hacer una dirección a tu medida, que para algo eres el líder incuestionable e incontestado.

Aún así, eso son cuestiones tácticas. Lo cierto es que la posición estratégica de Rajoy es precaria; los resultados electorales son lo suficiente "ambiguos" (es un decir; han perdido) como para que todo el partido pueda decir que ellos tenían una idea mejor. El PP debería plantearse seriamente qué quiere ser de mayor; el hecho que Rajoy siga de líder puede que sea un obstaculo para ello.

martes, abril 01, 2008

Simplificando la política americana demasiado

Una historia de dos titulares:

El País, hoy:
"EE UU da a la Reserva Federal máximos poderes en el control del sector financiero"

El New York Times:
"Doubts Greet Treasury Plan Regulation" (El plan de regulación del tesoro es recibido con dudas)

Uno no debe evaluar una reforma por lo que dice Paulson, el secretario del tesoro de Estados Unidos. Uno tiene que leer la reforma, darse cuenta que es una farsa con muy pocos cambios reales y conocer un poco el sistema político americano y ver que no tiene absolutamente ninguna posibilidad de sobrevivir en el congreso. La popularidad del presidente está al 28%; el congreso y senado, de mayoría demócrata, le darían antes la razón a Punxsutawney Phil que a una propuesta de la Casa Blanca.

El sistema político americano es complicado, y el jaleo de los mercados financieros estos días lo es aún más. No es que Paulson no se esté explicando bien, sus propuestas son realmente parches muy chapuceros, exigiendo que entidades financieras no bancarias informen con transparencia de sus actividades, pero sin establecer las obligaciones o límites que justifiquen que estas entidades puedan ser protegidas por el dinero público de la Reserva Federal.

Esto es la administración Bush. Una de sus (escasas) virtudes es la consistencia, incluso en el error. Creen en el libre mercado, adoran el libre mercado, y no van a parir nada remotamente parecido a las reformas de Roosevelt limitando las actividades de un mercado. No importa que ese sea uno de los orígenes del problema; no van a cambiar ahora, tras siete años de incompetencia consistente.