martes, noviembre 20, 2007

A la rica bitácora de piña

Jessica, que aparte de ser el genio del mal detrás de Red Progresista tiene una bitácora la mar de interesante, me ataca a golpe de meme para que defina, de una vez por todas, el precio de mi preciosa, preciosa opinión escrita: ¿Cuánto le costaría a un partido "comprar" mi opinión de modo que les diera prensa favorable?

Veamos, veamos. En un principio, dado que el objetivo de esta bitácora es hacerme famoso y que me contrate algún grupo mediático ominoso y gigantesco y/o partido político con ansias de dominar el mundo, la idea de ponerme un precio no es para mí una broma.

Leches, quiero estar a sueldo del poder. No lo oculto para nada. Venid a comprarme ya, leches.

Aún así, el hecho que mi alma esté cláramente en venta no significa que acepte cualquier cosa, así que es cuestión de mirar. Precios en euros para partidos europeos, dólares para americanos.

Partido Socialista (versión española): la verdad, ya les hago la pelota gratis. Si me dieran cualquier chuchería haría piruetas, como bonito perrito entrenado. Si quieren que vaya a Madrid a ayudar, con el más triste de los salarios de subsistencia creo que iría. Uno es así de patético, que se le va a hacer.

Partido Socialista (versión catalana): agh, que pereza. Seguir la política catalana desde EUA es complicado, así que estos me tendrían que abonar los costes de traslado; evidentemente mis servicios en Barcelona serían más efectivos y podría hacer un montón de cosas. Cafés. Fotocopias. Informes. Claro, el cruzar el Atlántico me tiene que valer la pena, así que de 2.000 al mes no bajo.

ERC: es aplicable lo mismo que al PSC, con la diferencia que el barretinismo cumbayá no me va, ni el pasarse la vida con cara de niño malcriado arrogante tampoco. Les cae un recargo; 500 euros. Por añadido, el ser un partido regional hace que mis ambiciones de llegar a ministro de fomento se esfumen; 500 por la broma. Señores de ERC, 3.000 al mes.

CiU: lo mismo que los anteriores, aunque en el caso de CiU, me falta la cara de burgués. Es más fácil que Duran me haga ministro de fomento y de hecho tengo algo de pequeñoburgués así que el recargo es más bajo; 2.500 y estoy en Barcelona a su disposición. Aún así, no se me hagan soberanistas, o les subo la cuota.

PP: para hacerle la pelota a estos, aunque sea desde la distancia, uno no necesita un sueldo, necesita una lobotomía. Aún así, la carne es débil. Sin traslado transoceánico necesario, unos 1.000 al mes me harían cambiar de opinión en mis escritos. Si tengo que estar por Madrid con ellos, 3.000 mínimo.

Izquierda Unida: Lo siento, pero como he dicho antes, uno quiere estar al sueldo del poder. Estar a sueldo del vagabundo que grita obscenidades en la esquina no me motiva, y la verdad, es un sueldo con poco futuro. La versión catalana sobrevivirá, alimentada de colectivo gafapasta inmortal barcelonés; apliquense la tarifa de 2.50o como ERC.

Para los partidos americanos, eso iría según candidato; empezando por $500 (Biden, Richardson, Obama), pasando por $1.000 (Hillary, Edwards, Giuliani) y subiendo a $1.500 (McCain, Romney), o incluso $2.000 (Thompson, Huckabee, Tancredo, etcétera).

¿A quién reboto el meme? Pongamos a Citoyen y la tropa de La Moqueta Verde.

Economía de la licencia urbana (actualizado)

Para cualquier economista o politólogo con dos dedos de frente, la corrupción organiznada genera una cierta fascinación. Un sistema de recaudación ilegal organizado es un ente extraño, una organización que combina una extraña variedad de funciones y que a la vez tiene que arreglárselas para ser más o menos anónima.

Es por eso que el último artículo del Gran Wyoming es a su manera una curiosa muestra de Ciencia Política en estado puro. Wyoming describe algo muy sencillo: como un grupo de funcionarios se dedicaban a hacerse ricos a base de hacerse imprescindibles, aprovechando la combinación de regulación sin norte y unos tribunales excepcionalmente torpes.

El político en cuestión usa el poder del estado para abrir paso a a sus amigos a golpe de regulación, a la vez que pone todos los inconvenientes burocráticos posibles a los que no le pasan pasta. No importa que los pleitos que pone sean absurdos; el ayuntamiento tiene sencillamente todo el tiempo y recursos del mundo, y acaba por sacar a los desleales del mercado a base de generar puro, pesado, intolerable aburrimiento y carísimas facturas legales.

El sistema cumple sus objetivos de forma admirable: es difícil de demostrar su existencia (el político corrupto no hace más que "hacer cumplir la ley"), es efectivo discriminando entre leales y desleales, enriquece al político divinamente, y tiene como único punto de riesgo el mecanismo para recoger los beneficios, algo que no deja de ser un problema de contabilidad creativa.

Más allá de eso, un sistema así es algo realmente estupendo para un político emprendedor. De golpe y porrazo el hombre tiene una red de amigos que le deben favores; infinitos, deliciosos contactos que donarán dinero al partido, hablarán bien de él, y se portarán bien y apoyarán a los buenos pase lo que pase. Los líderes no hace falta que sepan nada; si uno no pregunta a los pobres pelagatos que cierran fustrados, de lejos no hay nada "demasiado" raro, y oye, el tipo este nos trae muchos, muchos amigos.

¿Hay alguna manera de combatir un engendro de este estilo? Bueno, estos días vemos que sí. Para bien o para mal, un ayuntamiento en España tiene competencias extensas, pero no es el encargado de vigilarse a sí mismo; un estado central o autonomía activa puede husmear con rabia.

Aparte de esto, un sistema de estas características tiene ciertas limitaciones de naturaleza económica. La red de control de licencias es esencialmente un mecanismo para imponer barreras a la entrada a un mercado de forma selectiva a base de incrementar los costes de las empresas; cada puerta burocrática aumenta los costes fijos de quienes se la encuentran, reduciendo márgenese de beneficio.

Estas barreras no siempre son efectivas; si un mercado es lo suficiente lucrativo, un empresario tozudo estará dispuesto a tragarse el coste en abogados para llegar a esos beneficios potenciales. Por añadido, un político siempre corre el riesgo de "pinchar en hueso"; si en su alegre mecanismo de extorsión se encuentra a alguien muy tozudo, con recursos de sobras y mucho tiempo que perder puede verse obligado a ceder de vez en cuando. Como más lucrativo es el mercado, mayor será la probabilidad de encontrar huesos, y menos creíble la capacidad de poner barreras del político.

Como en todo, la credibilidad es importante. Una red de corrupción es rentable porque puede machacar con legislación a quien no paga; la amenaza de ser echado a golpe de ordenanza municipal basta para mantener a mucha gente fuera. El problema para el político es que su capacidad de intimidación no es ilimitada; si un grupo significativo de gente entra y resiste, no tendrá realmente capacidad de extorsionar a todo el mundo de forma efectiva. Cada negocio que se escape sin pasar por caja es un incentivo extra para entrar, y un problema añadido a su pequeña gran red. Uno sólo puede usar un cierto nivel de presión antes de hacerse demasiado visible, y eso es lo último que quieres encontrarte.

Es por estos motivos que estas redes tienen un poder limitado. Para empezar, sólo pueden vampirizar sectores con márgenes de beneficio relativamente limitados; si uno negocio es lo suficiente rentable no podrán añadir suficientes costes. Segundo, como más grande es la ciudad, más difícil es mantener el control, al aumentar los costes de control para la red. Tercero, como más visible es un negocio, más difícil será hacerle daño. Si una empresa es capaz de llamar a los medios y tener cobertura, será básicamente inmune a largo plazo.

A todo esto, eso explica bastante de cómo son algunas ciudades americanas. Cuando os pregunteis como en una ciudad como New Haven (municipio en que disolvieron el departamento de narcóticos de la policia, por excesiva podedumbre) el alcalde gana con un 72% del voto, este es uno de los motivos.

El informe más maravilloso del mundo

Dentro de la tradicional estrategia bocinista del PP, el informe de la policia que el periódico de arrepentimiento errático por excelencia se ha sacado es la mar de curioso. Imaginaos, por un momento, que uno es policia, y te viene alguien con un informe que dice lo siguiente.

1. El Frente de Liberación de Gnomos del Jardín se ha reunido con el Partido Unitario Poldavo en algún lugar entre Austria y Alemania.

2. La reunión fue un dia cualquiera de finales de octubre.

3. No tengo ni idea quien estuvo en la reunión, pero ese tipo, Egócrata, es sociable que te cagas y conoce a todo el mundo.

4. Aún así, la estrategia secreta, secreta, secreta que se discutió en esta reunión que no sé qué día sucedió, en un lugar cuyo nombre no quiero acordarme y que por cierto, este tipo Egócrata puede que conozca a alguien consiste en que el FLGJ finja rendirse un ratito a cambio que el PUP le dé todo el mundo mundial, un polo de menta y un pony.

5. Porque, por cierto, el dia 8 de octubre un tipo dijo en un juicio dijo que el FLGJ aún vive.

6. Por cierto, este tipo que el FLGJ expulsó hace dos años, cerebro total del evento.

Todo en una sóla página, evidentemente, para que cualquier periodista con poco tiempo libre pueda leerlo bien fácil. Y por cierto, es todo secreto. Evidentemente, el nivel periodístico de una información de esta calidad y nivel, que es como una especie de sueño erótico de Jaime Mayor Oreja hecho papel oficial, es más bien escaso, y exige más que unas cuantas citas alegres de un periodista para ser creíble. Afirmaciones extraordinarias exigen evidencia extraordinaria, y no ir por el mundo exigiendo que el gobierno demuestre su inocencia.

Aunque claro, cuando haces el troll eso realmente no tiene para tí la más mínima importancia.

Actualización: pues sí, era un trolleo puro y duro, plantado por alguien de la AVT, y que la policía consideró una invención sin fundamento. El Mundo, para variar, hace e alarde de periodismo basura.

lunes, noviembre 19, 2007

Primary Colors (XVIII): Dramatis Personae

Ya queda "poco". Los caucus de Iowa, el primer estado que "vota" (más de eso otro día) en las primarias para las presidenciales americanas, están a la vuelta de la esquina, la primera semana de enero. Eso, para los yonkis de la política, tiene muchos y deliciosos beneficios; los políticos están en la tele todo el rato, se habla de las primarias como quien se prepara para una final de copa, y hay montones, montones de debates televisados con los candidatos.

El problema, sin embargo, es que la cobertura sobre estos debates es sencillamente horripilante, hasta el punto que resulta totalmente inútil para cualquiera que quiera decidir su voto.

El ejemplo más reciente, y horroroso, fue el debate esta semana de los candidatos demócratas en Las Vegas. Aún con las preguntas de vuelo gallináceo de Wolf Blitzer (uno de esos tipos que uno se pregunta qué coño hace en CNN), los candidatos hablaron de vez en cuando de propuestas concretas y opiniones políticas de calado. No demasiado a menudo, no penseis (apenas se habló de la preocupación numero uno de los americanos, la sanidad), pero se tocaron temas como comercio internacional, energía, política exterior y derechos civiles, a menudo con cierto criterio.

Muy interesante, ciertamente, para los que vimos el debate. Sin embargo, como se dice a menudo, un evento de este tipo no se gana o se pierde en la tribuna de oradores, sino en la cobertura posterior, cuando todos los opinadores profesionales hablan de manera incesante hasta llegar a un "consenso" sobre quién estuvo mejor. En el caso de este debate vuestro muy masoquista bloguero de guardia se tragó tanta cobertura a posterior como pudo, y la verdad, es para echarse a llorar.

Los periodistas, aquí más que en ningún otro sitio, operan a base de crear historias y personajes dramáticos. En las primeras semanas de campaña se forman una opinión de cada potencial candidato, y operan bajo la influencia de este cliché hasta el fin de los días. Así en el lado demócrata tienen tres favoritos, Hillary, Obama y Edwards, que aún siendo los tres tipos con menos experiencia son los únicos vistos con posibilidades, dos "vicepresidenciables", Biden y Richardson, que aún siendo carismáticos, inteligentes y experimentados nunca se les trata más allá de graciosos comparsas, y el resto son ruido de fondo. Sobre estos arquetipos, cada candidato tiene una descripción de dos o tres atributos, y a partir de ese momento todo, absolutamente todo, es visto según ese prisma.

Así, Hillary es la "mujerísima" y "principal favorita", que es "muy buena haciendo campañas". Obama es "negro", "carismático", "bueno en discursos, malo en debates". Edwards es "encanto sureño", "liberal agresivo cabreado" con una "mujer con cáncer". Biden es el "senador que habla demasiado", y Richardson el "latino con mucho experiencia". Adivinad cuál ha sido el análisis de casi todo el mundo al acabar los debates...

Hillary es la "favorita" que "debate muy bien", el "carisma" de Obama "no le sirvió en el debate", Edwards estaba demasiado "enfadado", Biden "habla demasiado" y Richardson "sabe de lo que habla". El ejemplo de Obama debatiendo mal es cuando no contestó directamente una pregunta absurda de Blitzer, Hillary estuvo magistral cuando acusó a Edwards de hacer una campaña sucia (por criticarle su apoyo a la guerra, nada menos), y Edwards, evidentemente, hizo critica muy agresiva. La discusión sobre el debate se limitó, una y otra vez, a un reguero de estereotipos, contar minutos de cobertura, y una surrealista e interminable conversación sobre quién gana y quien pierde.

¿Las posiciones de los candidatos?. Si fuera por lo oido después del debate, sé que a Hillary le gustan tanto las perlas como los diamantes, que Iowa es clave por razones tácticas para Edwards, y que Obama es muy bueno haciendo discursos y peca de buenismo. La eterna obsesión por la anécdota, hablar de la política o bien como una batalla o bien como una carrera de caballos, y una repetición constante de irrelevancias. Entre poco y nada.

A los medios le van las novelas, los personajes, el drama y la competición deportiva. El hecho que los candidatos tienen ideas sobre qué hacer con el país y políticas públicas, la verdad, es mucho menos interesante para ellos que el peinado o la joyería de los candidatos. Así les va.

domingo, noviembre 18, 2007

Notas tributarias

Rajoy ha prometido una mega-rebaja fiscal de la muerte estos días; cualquier que cobre menos de 16.000 euros no pagará ni un duro en el IRPF. Bueno, en honor a esa responsabilidad y sentido común fiscal que el PP dice tener, y pretendiendo que esto no es una subasta fiscal como cualquier otra, me gustaría saber:

1. Si se rebajan los impuestos por esta cantidad ¿Cómo pretender pagarlo?. Deduzco que la idea del PP es sencillamente eliminar el superávit, ya que no han mencionado ningún recorte de gasto.

2. Si realmente sacan este dinero del superávit, ¿Qué ideas tiene el PP para combatir la inflación?. Están poniendo en la economía un estímulo fiscal considerable, algo que es inflacionario. Si, como dice Rajoy, la inflación es mala, supongo que alguna idea tendrán sobre ello.

3. ¿Por qué dar servicios de carácter universal es ser populista, y reducir impuestos no lo es? Me parece muy divertido que se hable tanto de ese populismo venezolano que "subvenciona a todos", y nunca se menciona que si hay algo que distingue a estos populismos es que viven en gran medida de no recaudar impuestos a nadie. Es curioso, pero una de las mejores maneras que conozco para que la gente preste atención a la política en serio es hacerles pagar impuestos. La gente que paga poco casi invariablemente está pagando menos de los que recibe a cambio (sanidad, transportes, seguridad, etcétera), pero el hecho que paga le compromete.

Quizás al PP eso le importa poco.

jueves, noviembre 15, 2007

Isabel San Sebastián es "eso"

Isabel San Sebastián, esa rubia, alta, nariguda criatura viviente, se dedica a hacer cosas como esta estos días.

A las 19:50 h. de hoy he recibido un mensaje de correo electrónico automáticamente generado por este blog, donde se me comunica el siguiente comentario:

Apreciado señor
Soy abogado del buffette Roca y le notifico que esta tarde hemos presentado un requerimiento contra su blog y contra Las Ideas por injurias a mi clienta, la señora […], a la que califica literalmente de fascista.
Le rogamos cierre de inmediato Las Ideas y este post, sin que ello anule el derecho legítima de mi defendida de iniciar los corresponidentes procesos judiciales.

Inmediatamente he puesto bajo clave dicho post (no me la pidan, que no la voy a facilitar) y he escrito este otro para que sustituya al que figuraba en LasIdeas.es.
Malos tiempos para la lírica. Mientras tanto, como socialdemócrata, tengo que permitir que me vinculen a la ETA, a Stalin, a Castro…

Por desgracia, dado que en Las Ideas parece que está prohibido el uso de adjetivos calificativos con cualquier connotación vagamente ideológica, me limito a referiros a este artículo, y comentar que Isabel San Sebastián es mujer, especie Homo Sapiens (presuntamente), que habita en España y sale por televisión de vez en cuando. Además, Isabel San Sebastián tiene abogados, y gusta de enviar cartas pidiendo cosas a autores de bitácoras por todo el país y a otras personas.

El contenido de esas cosas es, evidentemente, totalmente incalificable, ya que la descripción es un negocio peligroso estos días. No hable, o mi abogado dispara.

País.
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"Oda" al votante entusiasta

Hay algunos temas en política que parecen no morir nunca. Pongamos el tema del aborto en Estados Unidos, sin ir más lejos. Desde tiempo inmemorial (o para ser más específico, desde finales de los setenta) los políticos americanos llevan dándose de tortas de forma obsesiva sin llegar realmente a ninguna parte.

Lo más curioso, e irritante, es que si uno mira las encuestas realmente no parece que haya demasiado que discutir. Los americanos en general parecen estar de acuerdo en que el aborto debe ser legal, con algunas restricciones más o menos razonables. Una posición relativamente moderada... que tiene muy poco que ver con la enorme, enloquecida cantidad de retórica que los políticos sueltan de forma constante.

¿Por qué sucede esto? ¿Qué tienen estos temas (aborto, control de armas, derechos homosexuales, discriminación positiva...) que les lleva a estar en el debate político constantemente, sin que llegar nunca a ninguna parte? La respuesta tiene mucho que ver con los problemas y distorsiones derivados de la representación política.

El voto, no hace falta decirlo, es un instrumento de participación relativamente poco sofisticado. Cuando uno pasa por las urnas en unas elecciones está respondiendo a una pregunta demasiado sencilla para lo complicado de las materias a tratar. El votante medio, en la mayoría de ocasiones, debe decir qué candidato entre todos los posibles es el que le parece mejor. Cada político ofrece un determinado "paquete" de ideas, posiciones y diatribas variadas, y el pobre ciudadano mira lo que le ponen delante y escoge la oferta más cercana a sus ideas.

Evidentemente, no todo el mundo escoge mirando a los políticos de la misma forma. Cada votante tiene su particular lista de obsesiones y problemas, y ve algunos problemas como totalmente cruciales y otros como totalmente irrelevantes. Uno puede estar obsesionado con la política de transportes, y escoger a su candidato en base a quien promete más kilómetros de metro, mientras que otro puede creer que la defensa de las selecciones autonómicas es lo que me define como persona. Hay gente para todo.

Hay algunos temas que siguen, sin embargo, una distribución de votantes curiosa. Si bien la mayor parte de la población no tendría ningún problema en llegar a un relativo consenso, o existe incluso un acuerdo amplio sobre qué solución es la correcta, hay un grupo de votantes con una postura muy clara, muy firme, y que están muy, muy, muy preocupados por que las cosas sean como ellos dicen. En otras palabras, no sólo tienen las cosas claras, sino que deciden qué votan sólo en base a la posición del político en ese tema en particular.

Es lo que en Estados Unidos llaman los "values voters" o "issue voters"; dicho de forma un poco menos educada los podríamos llamar los pesados monotema. Tipos que votan en bloque, todos a una, siguiendo únicamente uno, dos o tres temitas. Son los votantes evangélicos en Estados Unidos, por ejemplo; un 10%-20% de los votantes (según a quien preguntes) y que hacen todo lo que pueden para estar todo el día en la tele.

Sus posturas no son mayoritarias, pero son capaces de condicionar las acciones de los políticos. La inmensa mayoría de los votantes pueden no estar de acuerdo con lo que defienden, pero a diferencia de los pesados monotema, no deciden su voto según ese dilema y nada más. Es decir, puede que no esté de acuerdo con ese político por lo que respecta al tema X, pero el paquete entero me gusta más que el de ese otro tipo que si defiende lo que creo respecto a este tema.

El resultado es resultados absurdamente contradictorios. Nadie vota contra los políticos antiabortistas, pero mucha gente vota a favor; como resultado, hay muchos más antiabortistas saliendo elegidos de lo que se deduciría de las encuestas. Lo mismo vale para cosas como la inmigración, el antiterrorismo histérico, el control de armas, la discriminación positiva, los derechos de los homosexuales, y alguno otro que se me olvida.

No hace falta ser demasiado brillante para darse cuenta que la mayoría de esos temas están dentro de la agenda conservadora. Para los republicanos, de hecho, ha sido una maniobra sorprendentemente efectiva hasta hace muy poco; confiar en las minorías decididas para ganar elecciones. La política americana, en cambio, no ha hecho más que meterse en un espiral centrífugo que no ha hecho más que polarizar el debate.

¿Suena familiar? La derecha española lleva una temporada tratando de usar la misma táctica. Si en España hablamos tanto de educación para la ciudadanía, la unidad de España, el peligro del separatismo y el malvado, malvado, malvado comunismo ecologista es por algo. el problema para el PP, me temo, es que los españoles son bastante ácratas.

martes, noviembre 13, 2007

Diplomacia de país serio

No hace demasiado, Hugo Chávez dije que el presidente de Estados Unidos era el diablo. Lo dijo en Nueva York, delante de literalmente todo el mundo, en las Naciones Unidas. Llamo a consultas Estados Unidos a su embajador? No; Patrick Duddy, su embajador, sigue por Caracas, a pesar que el gran, adorado líder de su país (adorado es un decir; su popularidad anda por debajo de los peores registros de Nixon) fue ultrajado y vejado en público.

Quizás hablar del imperio es dar a España demasiado crédito. En el año 2006, Chávez llamó imperialista a Tony Blair, diciendo que se fuera al infierno. ¿Llamó el Reino Unido a su embajador? No, Catherine Royle sigue ahí. Tampoco hicieron nada, por cierto, después de que cierto ministro de defensa español llamará a su primer ministro "perfecto gilipollas", cosa que no deja de ser una afrenta.

¿Qué clase de país llama su embajador a consultas por esta clase de conflictos? Turquía, cuando la acusan de haber cometido un (muy obvio) genocidio hace 90 años. Polonia, cuando alguien les llamó homófobos. Marruecos, cuando un jefe de estado visita dos ciudades autónomas. Todo países serios, sólidos y que practican la diplomacia al más alto nivel. En otras palabras, el PP está pidiendo que España se dedique a llevar sus relaciones internacionales con el mismo estilo y elegancia que un niño en plena pataleta.

domingo, noviembre 11, 2007

El Rey pluscuamperfecto

Tras el absolutamente legendario "momento YouTube" que el Rey nos brindó ayer, un comentario rápido. Hay algo casi tan patético como la insistencia e insultos de Chávez: la espectacular, y totalmente fuera de lugar, adoración unánime al Rey en todo este asunto.

Primero de todo, el Rey no estuvo en su papel. Juan Carlos no es un cargo electo, y no tiene autonomía ni autoridad para ir por el mundo tomando decisiones sobre política exterior. En cumbres de este estilo, el Rey es un repetidor solemne de las líneas que le pasan desde Moncloa y el ministerio de exteriores, y listo. Lo de ayer, por mucho que Chávez sea un imbécil, no es algo que deberíamos haber visto. Fue una reacción cascarrabias y lejos de la solemnidad del evento. Por mucho que el presidente venezolano sea un impresentable, el jefe de estado no debe comportarse como uno que está hablando de política en un bar.

Lo aún más triste es el hecho que los medios estén dando toda la coba del mundo al Rey, y estén ignorando a quien realmente tomó la palabra y estaba poniendo las cosas en su sitio, Zapatero. Esto sonará a socialista pelota desbocado, pero me parece bastante obvio: el presidente español estaba defendiendo con buenas maneras a un tipo que le ha llamado de peligro público para arriba, y realmente estaba poniendo a Chávez en su sitio. Para un populista patético como es el venezolano, que la aristrocracia más alta de la antigua potencia colonial te diga que te calles es casi un regalo del cielo. Zapatero estaba haciendo lo que debía, no el Rey.

Y no, todo esto no es culpa de Zapatero. La reacción del PP es sencillamente absurda. La culpa que el presidente de Venezuela sea un imbécil, aunque parezca mentira, no es del inquilino de la Moncloa.

viernes, noviembre 09, 2007

La crisis financiera se vuelve "interesante"

Quién le ha visto y quién le vé. El euro, esa monedita de la que tanto listillo se mofaba cuando andaba a 0,83 céntimos de dólar, hoy ha superado $1,47 en su tipo de cambio. Igual que el tener el euro por allá abajo no quería decir gran cosa sobre los actores implicados en el 2001, lo cierto es que este dato, por si sólo, no nos aporta demasiado. Es necesario ver de dónde viene, y hacia dónde nos lleva una cifra como esta para entender qué está pasando.

Por una vez, no todo es culpa de las hipotecas. Estan han jugado un papel importante, pero parte el tremendo cambio en los tipos de cambio en los últimos meses viene de fuera de Estados Unidos; más concretamente de China, y su cada vez más tozudo aprecio por mantener su moneda ridículamente depreciada.

A china le gusta que el yuan, su moneda, no sea demasiado cara. Los costes de sus fábricas son en su propia moneda, y el crecimiento de su economía se basa en exportar tanto como pueden. Si a la ventaja competitiva de tener salarios bajos se le añade tener una moneda que es un saldo los productos que exportan se venden sólos.

El problema, claro está, es que mantener la moneda artificialmente baja genera desequilibrios. China exporta muchísimo; eso se traduce en una balanza de pagos con un superávit enorme. En condiciones normales, todas estas divisas que el país recibe cuando otros compran sus trastos entrarían en la economía y se convertirían a moneda local. Esto crea una demanda de yuanes, ya que hay gente que quiere cambiar sus dólares o euros a esta moneda para poder gastarlo dentro del país, más demanda, sube el precio, y la moneda gana valor.

El problema es que las autoridades chinas no quieren que eso suceda, al menos de momento. El país se está haciendo de oro a base de exportar, ¿para qué frenar este crecimiento con una apreciación que genera paro?. Lo que hace el banco central chino en este caso es coger las divisas, quedárselas, e imprimir más moneda china, sin "pagar", digamos, el precio derivado de la mayor demanda en moneda local. No convierten divisas en yuanes, imprimen nueva moneda, manteniendo la moneda depreciada a base de crear liquidez e inflación. Dado que el crecimiento de la productividad en China es considerable, los precios si bien han subido no se han salido de madre (con excepciones; el mercado inmobiliario parece Benidorm), pero eso no puede durar eternamente.

¿Cuál es el resultado de todo esto? Si hay un desequilibrio y uno de los dos lados de la ecuación no está ajustando, es obvio que el peso del cambio caerá únicamente en el otro. Estados Unidos, importador feroz hasta hace no mucho tiempo (y con un déficit comercial gigante, gracias a su sobrevalorada moneda) ha empezado el ajuste: si China exporta demasiado y no aprecia su moneda, seremos nosotros los que tenemos una depreciación monstruosa.

Mientras tanto la zona euro, otra región tradicionalmente exportadora, ve como su moneda ajusta al alza de manera desproporcionada; China está "secando" el mercado de divisas, pero Europa no lo hace, así que su moneda toma digamos un rebote "doble" siguiendo el ajuste del dólar. No es que el euro esté muy, muy fuerte; es el hecho que el dólar está depreciándose más de lo que lo haría normalmente dada la tozudez de los chinos.

¿Escenarios de futuro? Bueno, no soy tan bueno; aquí si que no llego. El problema es saber qué haran las autoridades chinas: si ajustan pronto, y con suavidad, tendrán algo de paro, y cierto frenazo económico, y relativamente poco daño. Si ajustan más tarde, corren el riesgo de meterse en hiperinflación y en una contracción dura. Si siguen ahogando la inflación, el desequilibrio continúa, y el riesgo es que metan al resto del mundo a depreciar sus monedas con ganas, forzándoles a ajustar por las malas.

Todo depende, como comenta Brad DeLong, en cómo deciden las autoridades chinas y qué quieren primar: ¿pleno empleo? ¿bajos salarios? ¿inflación baja? ¿mayor consumo?. Tarde o temprano la ley de la gravedad les forzará a tomar decisiones, así que veremos cómo va.

jueves, noviembre 08, 2007

Diciendo la verdad

La caverna mediática va a tirarse a por esto como lobos hambrientos, no lo dudo. Sin embargo, basta mirar los libros de historia para darse cuenta que José María Calleja dice la verdad. En los ochenta, cuando ETA era un monstruo de veras opresivo y de veras peligroso, Calleja estaba jugándose la vida de verdad, mientras que Isabel San Sebastián una más de ese nutrido grupo de patriotas de pecho de lata que no salieron a la calle hasta que ETA no era más que una fantoche de la derecha.

En fin, por Debate Callejero supongo que dirán más sobre esto, pronto o tarde. Hay pocos que recuerdan quienes eran los que estaban dando la cara en los ochenta. Bien pocos de los que gritan tanto ahora estaban ahí fuera; y ahora se dedican a insultar los que sí se arriesgaron de veras. Que cabrón tiene uno que ser para ir por el mundo pegando patadas en la boca a los héroes.

martes, noviembre 06, 2007

Queriendo que ganen los ¿buenos?

Pakistán tiene un problema. Bueno, varios. Ya sé que no os descubro nada nuevo, pero una dictadura militar torpe sentada encima de un polvorín de mala leche profunda, odios religiosos, tensiones sociales nacidas de la modernización y demasiada gente con ganas de mandar, todo ello aderezado con armas nucleares, no deja de ser una combinación muy poco conveniente.

Lo más triste del desastre en cámara lenta que vemos estos días, sin embargo, no es tanto la represión, los potenciales gobiernos horribles que pueden emerger o el hecho que todo el desaguisado parece patéticamente inevitable. El gran problema es la cara de tonto profundo que se le ha quedado al líder del mundo libre al darse cuenta que haga lo que haga, estará probablemente mintiendo, metiendo la pata y/o haciendo algo contraproducente, básicamente porque se han metido en un callejón sin salida.

La fuerza retórica, el justificante moral que guía a Estados Unidos estos días es la democracia. El problema es que ahora se ven en la tesitura de estár apoyando un tipo que es cláramente un mal menor (en comparación a lo que sería el riesgo de otra república islámica), pero que no deja de ser un dictador. Haciendo las cosas peores, viven en una situación de mal si apoyan, mal si dejan de hacerlo; cada día que la dictadura continúa, los radicales ganan fuerza moral al acusar a Estados Unidos de hipocresia, pero si la dictadura cae, no hay nadie que se atreva a predecir dónde el país irá a parar.

Lo más triste de todo, sin embargo, es que la solución menos arriesgada para Estados Unidos (y cualquier país que vea un nido de tarados con la bomba con malos ojos) es de hecho la más moralmente repugnante: dejar que un dictador ejerza de dictador. Pakistán ha sido hasta hace relativamente poco una dictadura relativamente cutre; represiva, pero sin pasarse. Si uno quiere evitar la potencial pesadilla de una república islámica radical, la salida más sencilla es dejar que los Musharraf (o algún nuevo general más popular y "fresco") cargue con todo, reprima con fuerza, y estabilice el país a tortazo limpio.

¿Hay otras salidas? Tratar de mover el país hacia una democracia puede que sea una opción. El problema, sin embargo, es que la democracia era más fácil de implementar hace cinco años que ahora. Pakistán no es que sea una tierra demasiado fértil para un régimen representativo (demasiado pobre, desigual y cerrada al exterior), y ciertamente todo este tiempo con generales controlando el país no harán las cosas más fáciles. Una democracia, sin embargo, tiene la virtud de poner a las minorías en su sitio; es mucho mas difícil para un grupo de radicales clamar que ellos son el pueblo y echarse al monte cuando se cuentan votos que bajo una dictadura.

Evidentemente, eso no quiere decir que el perdedor en un voto acepte el resultado. Y en un país que tiene a los militares controlando el 50% del PIB, parece bastante claro que cualquier candidato que gane deberá cumplir ciertos "requisitos" para no ser víctima de un golpe de estado. Y claro, quien cumpla esas condiciones es probable que tenga la misma clase de oposición, las mismas tentaciones de dictador, etcétera, etcétera, etcétera.

Conclusión: la política exterior de Estados Unidos está rota. Uno no puede luchar una guerra, decir que sólo acepta unos valores, y apoyar alegremente otros sin meterse en problemas. Les pasó con el Irán del Sha, y parecen estar dirigiéndose otra vez al mismo callejón sin salida. Hay motivos muy sólidos y racionales detrás del viejo principio de no injerencia. Evitar crear incentivos perversos a gobiernos en situaciones insostenibles es uno de ellos. Una chapuza -otra más- de la desastrosa política exterior del peor presidente que ha visto Estados Unidos en más de cien años.

lunes, noviembre 05, 2007

El ocaso de la vieja derecha

Siendo un progresista que padece la amarga condena de saber demasiado de economía, lo cierto es que cierto he tenido una cierta admiración para un amplio sector de la derecha tradicional. Siempre he sido de la opinión que lo que de veras distingue izquierda y derecha no es más que el grado de pesimismo; un conservador ve un problema, entiende como funciona, y cree que una solución para es o demasiado difícil o demasiado cara, mientras que un progresista ve el problema, enfila su lanza, y carga contra el molino de viento de turno.

Mi admiración, y envidia, es que la derecha a menudo tenía las mejores mentes, las más sólidamente ancladas en la realidad, quejándose amargamente que el mundo era una porquería y no había manera de cambiarlo. Cuando los conservadores dan un pasito, lo hacen tras un montón de lloriqueos, pesimismo y estando totalmente seguro que el sólido andamiaje del tejido espacio tiempo y las leyes de la economía no se rompen.

Eso es, claro está, cuando hablamos de esa vieja derecha racional y razonable, que creía que el progreso es bueno siempre que sea pasito a pasito, razonable, y que no hace daño a nadie, que se toma la teoría económica en serio, y que cree firmemente que es mejor ser práctico a tiempo a tener unos principios sólidos que se han quedado atrás.

El sueño de la razón produce monstruos, y en la derecha (como en la izquierda) florecen abundantes. Y por desgracia, desde hace unos años parecen que han tomado el timón del barco. El tomarse las cosas con calma deriva, en muchos casos, en no querer cambios, y el ser un sólido crítico y analista de la realidad se convierte en la negación por sistema. Los sólidos principios de vuelven inflexibles, y la ideología se convierte en una especie de nihilismo bizarro, en que las ideas de uno se definen a base de enviar a parir a todo el mundo.

En esta tesitura vive un sector más que significativo de la derecha en España (y Estados Unidos, cuna de esta malformación), y su patológica obsesión con buscarse enemigos. La cuestión no es dar una argumentación racional a cuándo la redistribución de renta tiene sentido o cuándo no la tiene; la cosa se despacha inventándose una bizarra teoría económica no confirmada y diciendo que todo aquel que no defienda la avaricia es comunista. Del mismo modo, la libertad sólo tiene sentido cuando son ellos cuando la aplican y definen, toda evidencia que contradiga sus ideas está sesgada, y el mundo entero conspira con energía para asegurarse que ellos, los únicos virtuosos que nos aman de verdad, no manden nunca.

En estos casos mi admiración deja de ser a las ideas, y pasa a ser a la manera de construirlas. Me parece admirable que un grupo de tipos que tengan como discurso decir que todo el mundo conspira contra ellos, los muy comunistas, y que si occidente no se ha ido al cuerno es gracias a un heroico grupo de poseedores de la verdad que mantiene el mundo a salvo siga siendo relevante. El problema es que cuando uno lleva años y años clamando que llega el apocalípsis, y al final uno se queda sin enemigos.

Entonces es cuando llegan los símiles absurdos, como el que dice que el ecologismo es la nueva cara del bolchevismo. Los que eran los tradicionales guardianes que la política no contradijera la triste, sólida, deprimente realidad de las leyes de la economía pasan a decir que el hablar de regular externalidades (la más vieja cara de los mercados imperfectos) es, de hecho, comunismo. Porque ya se sabe, todo tiene un precio y nada sale gratis, menos el llenar el planeta de basura.

Efectivamente, el ecologismo no sale gratis; eso es imposible negarlo. Pero una cosa es decir que el precio es este, y afecta a unos u a otros, y otra es enviar todo a parir a base de matar el mensajero, llamar a todos hipócritas y decir que la Unión Soviética y los masones andan detrás de todo.

La izquierda, cuando pierde la cabeza, tiene una patética tendencia al quijotismo; la derecha, tristemente, parece caer en la paranoia. Más que ninguna otra cosa, es hora de hacer una sólida campaña a favor de la vuelta a la realidad, más que discutir sobre ideas. Muchos conservadores ya no tienen ninguna más allá de decir "no".

viernes, noviembre 02, 2007

La tragedia del capitalismo

Maldito capitalismo. Este aguerrido escribidor, que antaño llenaba páginas y páginas de sesudas reflexiones sobre la vida, la muerte y la política, es víctima del enorme, majestuoso, infinito poder corruptor y alienante de capitalismo, de su inmensa capacidad para romper el espíritu de resistencia del hombre y asimilarlo al sistema.

Una tragedia, una tragedia... me he comprado el Guitar Hero III (versión Wii) y estoy de un viciado que espanta. Qué quereis que os diga, soy un friki. Estoy condenado a caer en la tentación de vez en cuando. Y no, el hecho que esté pegando saltos y actuando como un Dios del Rock con una guitarrita de plástico con botones delante del televisor no me hace un intelectual menos respetable.

Ya te digo.

En cierto sentido estoy ejerciendo de votante medio, una condición mental que la mayoría de analistas políticos olvidan demasiado a menudo. Ayer por la noche, mientras estaba dándole con saña al compañero del metal que todos llevamos dentro, sólo un atentado, guerra, huracán o Aznar saliendo del armario me habrían llevado a leer noticias un ratito. La mentalidad de "no molesten, que hay cosas mucho más interesantes que la política" es algo que todo jefe de gabinete, estudioso de encuestas o sesudo intelectual debe recordar (y participar en) de vez en cuando. Por mucho que nos preocupe la apatía, debemos recordar que dejando de lado los cuatro yonquis del púlpito con bitácoras y los que realmente se juegan los cuartos en la cosa pública, el resto de la población tiene otras opciones mucho más seductoras en el arte de perder el tiempo.

Lo que es más importante, esto debe influir cuando diseñamos sistemas políticos. Una democracia participativa es sobre el papel una idea excelente; a la práctica puede acabar convertiéndose en el gobierno de los adictos a perder el tiempo en cuestiones de procedimiento, frikis especializados variados y todo aquel que tiene interés directo (leáse contratos) en temas de gobierno. Un sistema político representativo pero en el que se vote demasiado (como en Estados Unidos, donde votan para todo) puede acabar siendo una democracia donde de hecho participan cuatro, llena de ciudades y estados con bien poco control por parte del electorado y los medios.

Esto no implica que los gobiernos deban ser gobiernos elitistas que ignoran alegremente a la plebe y sus guitarritas de plástico. No hay nada mejor para un sistema político que tener a los gobernantes temiendo por su vida, asediados por un electorado que castiga a todo aquel que sea corrupto, estúpido, antipático o incompetente. Debemos recordar, sin embargo, que nunca debemos exigir al votante mediano el mismo nivel de atención que el de la tertulianocracia gasta.

miércoles, octubre 31, 2007

Pregunta: ¿Qué es un autor intelectual?

Si, ya sé que he hecho esta pregunta anteriormente. La cuestión es, sigo sin tener una buena respuesta a ello, y sigo sin explicarme qué pretenden todos esos panfletos y políticos obsesionados con encontrar a ese intelectual con obra ruidosa que está desaparecido.

¿Es una figura legal tipificada? ¿Es un escritor de textos incendiarios? ¿Es el agente con láseres orbitales de control mental que llevó a los pobres, pobres asesinos en masa condenados a cometer el crimen? ¿Es el Tom Clancy de turno que tiene la idea de meter bombas en trenes? ¿Es el tipo que llama a la Yihad? ¿Todos ellos? ¿Hace falta que sea en persona o escucharle en la radio vale? ¿Es acaso el que escribe estas líneas, intelectual gafoso y autor de de bitácora, un "autor intelectual?

La duda me corroe.

La verdad, toda esta mierda de autoría intelectual me suena a la misma sarta de excusas casposas que llevan lanzando los agujerologos para que se hable de esto eternamente. Resulta perfectamente creíble que los ocho o nueve tarados que pusieron las bombas tuvieron la idea ellos solitos sin ayuda de nadie, inspirados por cualquiera de los miles de fanáticos vociferantes que pululan por la red. Esta búsqueda del Genio del Mal (TM) detrás de todo esto ("¡El GAL! ¡los masones! ¡ Rubalcaba! ¡el Frente de Liberación de los Gnomos del Jardín!") me suena a teoría de la conspiración clásica.

El delito de hablar

Hay algo excepcionalmente absurdo en esta obsesión judicial con aplicar la ley de partidos de forma creativa, o más específicamente, hacer de hablar un delito. Parece que algunos se olvidan a conciencia (o trabajan duro para que el PP les nomine al CGPJ, vamos) que el Tribunal Supremo ha repetido una y otra vez que la ley de partidos ilegaliza organizaciones, no personas, así que hablar con ex-miembros de Batasuna no está prohibido.

Lo dijo el Supremo, pero es bueno repetirlo: a los gobiernos les controlan los parlamentos y votantes, no los jueces. Los tribunales hacen cumplir la ley, no ejercen un marcaje a los gobiernos; si un gobierno toma la decisión política de hablar con alguien es cosa del electorado decidir sobre la moralidad del asunto. El pleito contra Ibarretxe y compañía parte de la idea absurda que ilegalizar una organización crea una casta de intocables. Es como decir que debemos retirar la palabra a todo aquel que se ha saltado un semáforo en rojo.

La idea que hablar con alguien que había estado en un partido ilegalizado es desobediencia es absurda. La ley de partidos impone una prohibición sobre una organización a su existencia y a sus miembros a refundarla, no crea un vórtice de energía negativa que niega derechos a todo aquel que se acerca a la ruinas. La ley de partidos es, como todo para el PP estos días, otra arma arrojadiza que lanzar contra los enemigos reales o ficticios de España.

lunes, octubre 29, 2007

¿Liderazgo o procedimiento?

Una de las cosas más sorprendentes del siempre fascinante debate político americano es la extraña obsesión que parece tener todo el mundo con esto del liderazgo. Todo requiere liderazgo, desde un sistema escolar a la organización de una conferencia, la aprobación de una reforma o la respuesta a un desastre natural cualquiera.

Para el observador europeo, esta uso tan obsesivo de la palabrita en cuestión resulta bastante sorprendente. Los europeos (británicos incluidos, en este caso) estamos acostumbrados a que el gobierno se rija por una parámetros digamos más orientados a procedimientos a la hora de organizarse; menos líderes y menos jefes y más reglas, parámetros estables y burocracias sólidas. En términos weberianos (para los frikis de la sociología), los europeos vivimos en sistemas políticos en que el estado pretende ser a prueba de idiotas; el ministro puede que sea un perfecto imbécil, a pero el cuerpo de técnicos del estado, servidores devotos e imparciales del bien común, estarán allí aplicando reglamentos para que las cosas nunca dejen de funcionar.

Es bastante evidente (y de hecho ya lo he comentado en ocasiones) que esta idea de maquinaria inmutable y perfectamente engrasada no siempre es una realidad, y que en ocasiones estos funcionarios están más para sus intereses que cualquier otra necesidad real. Lo que si es cierto, sin embargo, es que esta clase de organizaciones tiene la virtud de la consistencia; suceda lo que suceda y mande quien mande, cuando el estado tiene que responder lo hará siguiendo unos parámetros bastante predecibles, y si un ministerio tiene la capacidad de apagar fuegos, evacuar gente, hacer que los trenes funcionen o gestionar un sistema de salud aceptable, lo seguirá siendo sin importar demasiado quién sea el ministro, siempre que no moleste demasiado. Evidentemente, puede que sea consistentemente incompetente (la burocracia en Palermo será siempre igual de torpe), tozuda (Francia), rabiosamente independiente (Reino Unido) o con curiosas ideas sobre cómo se aplica cada regla (España), pero en general a un nivel de solvencia relativamente aceptable.

El gobierno en Estados Unidos, sin embargo, no se organiza exactamente así; de hecho, el dibujo es bastante más complicado. Siempre con espíritu práctico, los americanos no han sido nunca demasiado amigos de arreglar todo a base de añadir piezas a un departamento o ministerio. En contraste, cuando tienen algo que arreglar normalmente crean una herramienta específica, normalmente una agencia (más o menos) independiente armada con financiación, estatutos, mandatos y capacidad regulatoria.

Y joder, si les gusta crear agencias, oficinas, comisión y administraciones por todas partes. He intentado hacer una cuenta, pero la verdad son demasiadas; y esto es sólo a nivel federal. Los americanos tienen auténticas hordas de entes públicos semi-independientes supervisados por el Congreso, ejecutivo o alguna bizarra combinación de ambos, todos con sus poderes, competencias, financiación y ambiciones variadas. No siendo parte estricta de la burocracia federal, la organización de estos engendros es muy flexible y variada, y sus poderes, al estar separados de las órdenes directas de nadie muy a menudo, son considerables.

El resultado de de esta autonomía, sin embargo, es que las agencias pueden ser muy buenas en lo que hacen, siempre que su jefe sepa qué está haciendo. La calidad del trabajo de FEMA, la CIA, OSM o el FLGJ depende en gran medida de lo bueno que sea el tipo que está al mando, ya que casi siempre el nivel de discrecionalidad que tendrá en su chiringuito es relativamente alto. Por añadido, al tener cada uno su pequeño feudo de poder, uno se pasa muchísimo rato negociando por su presupuesto, cooperando con unos, compitiendo con otros, regulando a un sector y (demasiado a menudo) en la cama con quien deberías estar vigilando. Si el líder de una agencia es corrupto o incompetente, o el ejecutivo o cámara de representantes de turno pasa de todo, la competencia de la organización caerá en picado.

El ejemplo más claro es la diferencia entre la respuesta de FEMA bajo Mike Brown en Nueva Orleans y bajo Mike Johnson la semana pasada en California. El primero, un tipo que tenía como experiencia previa ser presidente de la asociación internacional de caballos arábigos (y ser amigo de Bush) se las arregló para dar la peor respuesta posible a un desastre cantado, con la inestimable colaboración de un estado de Louisiana lleno de políticos oligofrénicos. El segundo, con experiencia en emergencias y movilizado a patadas por un tipo que no se está para historias (Arnold el Bárbaro), dió una respuesta infinitamente más ágil a un problema de magnitud parecida (aún dando conferencias de prensa falsas).

Resulta hasta cierto punto que un país con un sistema político diseñado para ser a prueba de idiotas tenga esta tendencia a poner idiotas en según qué agencias, pero es uno de esos efectos secundarios derivados de que cueste tanto formar mayorías. Si tras mucha sangre, sudor y lágrimas se llega a un consenso, la mejor manera de que no se cambie el arreglo es haciendo difícil su reforma "sacándolo" de la mayoría pasajera del momento; esto explica en parte por qué los americanos hacen esto a menudo, y por qué la Unión Europea comparte esta rara costumbre.

¿Qué forma de organizar el gobierno es mejor? Parece que queda bastante claro que todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Una agencia puede ser más flexible y especializada, y bien dirigida puede ser mucho más eficiente; un diseño torpe o un liderazgo pésimo, sin embargo, puede hacer de ella un monstruo corrupto y torpe. Una burocracia estable, por el contrario, tendrá el efecto opuesto; será consistente y con políticas fáciles de cambiar, pero si está mal organizada, corrupta o lenta el político acabará desesperado ante tanta inercia absurda y sindicatos cabreados.

Gobiernos distintos, organizaciones distintas. Quién lo iba a decir.

viernes, octubre 26, 2007

Más sobre arbitraje

Estados Unidos es el país pionero en esta bonita tradición del arbitraje que parece que algunos pretenden importar a España. Pues bien, parece que este mecanismo utilizada de forma compulsiva en los Estados Unidos (casi cualquier contrato laboral o de teléfono lo incluye) está empezando a levantar serios recelos. ¿Un tribunal fuera de la protección legal completa del sistema judicial, en el que el consumidor/empleado pierde en un 94% de las ocasiones?

No me extraña que estén mirando de regularlo.

Trolleando compulsivamente

Cuando un partido político empieza a tomarse eso de utilizar todas las leyes del sistema como si fueran una piñata de forma realmente estricta, hay poco que hacer.

El partido socialista pasó hace unos meses una par de leyes que hacían del sistema político español algo un poco más razonable de lo que era antes; los órganos más importantes del sistema judicial pasaban de ser escogidos por mayoría simple (es decir, casi directamente por el gobierno) a necesitar dos tercios en el congreso, requiriendo consenso con la oposición. En un mundo normal, racional y razonable, el partido en minoría vería esto como una agradable sorpresa: ha pasado de no tener nada que decir en nombramientos cruciales a tener capacidad de veto. El gobierno básicamente se ha atado las manos, obligándose a tener que repartir sus nombramientos entre amigos y propuestas de sus rivales para mayor gloria de la pluralidad democrática.

Pequeño problema: ¿qué pasa si el partido de la oposición tiene ahora mismo mayoría en los órganos a renovar, y bien pocas ganas de respetar formalidades?. Ya lo he comentado una y otra vez (sí, me repito), pero lo del PP está ya bordeando el ridículo. En el Consejo General del Poder Judicial, órgano que controlan, llevan 11 meses negándose incluso a simular que pretenden llegar a un acuerdo, encontrando siempre alguna excusa para salir de la habitación. En el Constitucional, tras clavarle un recurso a toda ley que se moviera creyendo que tenían opciones, se dieron cuenta que para lo que les asusta y excita (para la derecha ultimamente esto es equivalente), el estatuto catalán, estaban en mala situación, y se liaron a recusar gente a espuertas, a la vez que bloqueaban cualquier nuevo nombramiento.

El gobierno se ha hartado de tanta chorrada, y en vista del riesgo de perder debido a vetos y recusaciones de la minoría algo ya aprobado en referéndum, se ha lanzado a hacer el troll con igual entusiasmo, con aún más recusaciones. ¿La reacción del PP? Si el constitucional no es mío, no es de nadie; a recusar a todos hasta que se quede vacio.

En otras palabras, prefieren dinamitar el sistema de control de constitucionalidad del estado antes que arriesgarse a que no les den la razón. El estatuto catalán, el matrimonio homosexual, todas esas leyes que los populares consideran malvadas, crueles, destructoras de niños, preciosos fluidos corporales y la Unidad de Destino en lo Universal es mejor que estén activas, en aplicación y haciendo el mal a que alguien contradiga sus profecias. Parece que lo que el PP no tolera no es que el PSOE pase leyes que le parecen mal, lo que no toleran es que alguien les diga que están equivocados.

Andan siempre en lo mismo. La estrategia de oposición de Rajoy, Acebes y sus jefes en la Cope y LD no es ser alternativa de gobierno, es proclamar de forma ruidosa que ellos son la verdad y la vida, y todo el mundo anda equivocado. Todo lo que sea votar con el enemigo es síntoma de debilidad, y debilidad es lo último que deben mostrar. No la mostraron tras el 11-M (¿equivocarme, yo? ¡nunca!) y no lo mostrarán ahora. La maravillosa e infinita arrogancia del perdedor.

Así no hay quien hable, oiga. Nos podemos ir olvidando hacer nada hasta marzo. Lo más patético es que al gobierno casi que le irá bien; los que temían que una sentencia negativa sobre el estatuto condicionara las elecciones ya pueden dejar de preocuparse. En su ansia de garantizar como sea una mayoría, el PP ha asegurado que el tribunal no se meta en política en lo que queda de legislatura.

miércoles, octubre 24, 2007

Sobre los incendios en California

California se quema. Los incendios forestales han arrasado a estas alturas más de 155.000 hectáreas, se han evacuado casi un millón de personas, se han quemado miles de casas... ¡y aquí no dimite nadie!

Y de hecho, así es como debe ser. Temperaturas anormalmente altas, vientos de hasta 160 kilómetros por hora, y bosques secos tras un verano muy seco han convertido luchar contra el fuego un imposible. A ningún periodista se le ha ocurrido echar la culpa de las casas quemadas, los 40 heridos o el pobre tipo de San Diego fallecido a Arnold Arnold Schwarzenegger de todo lo sucedido. En Estados Unidos un desastre natural no es culpa de los políticos; lo que se critica, en todo caso, es la respuesta, y sólo cuando la estupidez es tan generalizada y obvia (léase: Katrina) que acaba por hacer la situación peor.

Lo que sí que los medios no pueden evitar, sin embargo, es filmar a todo propietario de casa quemada dispuesto a llorar ante las cámaras. Lo de la pornografía emocional sí que les va, más que en ninguna parte. Evidentemente, nadie se le ha ocurrido mencionar que contruir una casa en medio de un bosque en una zona montañosa en una zona propensa a sequías, incendios forestales y fuertes vientos es como ponerse un chalet en la cima del Vesubio: tarde o temprano te ha a quedar tostadito.

Es hora de ese tradicional danza Californiana (entre terremotos, desprendimientos e incencios, la bailan a menudo) del abogado, el cliente y su compañía de seguros. El mercado funciona, aunque sea jugando a la ruleta y destruyendo casa a menudo.

A todo esto, ya sé que uno no puede relacionar un sólo evento que puede que sea aislado al cambio climático, así que no lo haré. Lo que si vale la pena señalar es que las compañías que manejan y cubren estos riesgos ,Las aseguradoras, son cada día más reticentes a tomar riesgos en zonas de riesgo ecológico. Digan lo que digan los imbeciles reticentes, listillos sardónicos y otros negacionistas, si la gente que se juega los cuartos asegurando contra desastres a otros están como locos por el Congreso pidiendo legislación medioambiental, es que algo serio anda sucediendo.

Corrección: Estados Unidos es una democracia hispánica bananera moderna. Sí, ya hay críticas.

lunes, octubre 22, 2007

De trenes y socavones

Anda el público todo asilvestrado con las cercanías de Barcelona y el corte de dos de sus líneas. Entre las reacciones más ridículas tenemos al PP, ese mismo partido que decía hace unos meses que el estado estaba invirtiendo demasiado dinero en la rica y próspera Cataluña, diciendo ahora que el gobierno está abofeteando al principado con sus malas infrarestructuras.

Empezando por el hecho que los gobiernos del PP habían prometido el AVE (estación de Sagrera en Barcelona incluida) para el 2004, y mirá lo cerca que se quedaron (apenas llegaron a Lleida), el súbito cambio de opinión de Rajoy es el típico oportunismo de siempre. Lo cierto es que lo sensato sería criticar en todo caso las prisas, y el posible error de tratar de acabar más rápido de lo estrictamente necesario una obra que de todos modos ya iba tarde.

Aún así, lo cierto es que si uno se plantea lo que está haciendo, un corte de unos días no es sólo comprensible, si no que probablemente debería haberse hecho de todos modos. En el tramo en obras circulan apilados en pocos metros líneas de metro, cercanías ancho ibérico, cercanías de FGC en métrico y la línea del AVE. En cualquier otro país con menos experiencia haciendo obra pública (y digan lo que digan, España ahora mismo está entre los países que hacen la mejor obra civil en el mundo) es más que probable que ese enlace hubiera cerrado un par de semanas al menos en agosto. La obra es más que necesaria, es imprescindible. Pero un poco de paciencia no hubiera ido mal.

Lo que sí debería ser algo más irritante es el hecho que alguien en Renfe ha decidido que los trenes de larga distancia acaben todos en Tarragona, no en Sant Vicenç de Calders; Renfe al menos podría poner lanzaderas regionales a Tarragona por la línea de Vilafranca (uno o dos 450 de dos pisos cada hora estaría bien), pero parece que no se les ha ocurrido ni intentarlo.

En fin, no es una buena noticia, y no, no debería haber sucedido. Pero mira, es lo que pasa cuando se hacen obras públicas complicadas en sitios con mucho tráfico ferroviario. Para desastres reales haciendo obras así torpemente buscad cosas sobre la West Coast Mainline en el Reino Unido, por ejemplo.

Nota: aún con esas, soy de la opinión que la ministra debe dimitir. Un gobierno debe reconocer cuando la pifia; por muy comprensible que sea el error, sigue siendo algo que debería haberse evitado.

sábado, octubre 20, 2007

La vida bajo el patrón oro

Es un tema recurrente, y la verdad, un poco cansino. Cada cierto tiempo, algún liberal hispánico o conservador americano tozudo (lo de "liberales" en España siempre me ha hecho mucha gracia) sale con eso que el dinero actual es usura, opresión e imposición estatal, y que lo único que tiene sentido es volver a la época donde los hombres eran hombres, los mercados, mercados y la moneda estaba anclada en trozos de metal brillantes. O, dicho en otras palabras, en una vuelta al patrón oro.

Ya expliqué por aquí el otro día en qué consiste, más o menos, el dinero qué utilizamos ahora. En el fondo, trocitos de papel que tienen valor porque todo el mundo cree que tienen valor; de un modo parecido a que todos creemos que una lechuga es una lechuga porque todo el mundo le llama así. Como comentaba entonces, esto no ha sido siempre de este modo; desde mediados del siglo XIX a los años 70 del XX, el sistema era un poco más complicado que eso.

Tradicionalmente, el "hombre civilizado" (o al menos, el de eurasia, oriente próximo y barrios cercanos) ha pagado las cosas usando oro, un poco por casualidad histórica. Es bonito, es escaso, no se estropea y es bastante conveniente; además, por uno de esos milagros de los efectos de red, el hecho que mucha gente lo considere valioso acaba de hecho por darle valor y le convierte en un sistema de pago práctico. Algo así como el por qué todo el mundo usa Windows, lo único que aplicado a la moneda.

El problema de usar oro, claro está, es que no hay demasiado. Cuando la economía crece, uno tiene más cachivaches que comprar y vender, pero no tiene necesariamente más monedas. Ese elemento tan conveniente que tiene el utilizar una moneda que es tener una pieza de metal que vale por diez lechugas deja de serlo cuando la economía produce veinte. Tu moneda cada vez compra más, algo que no tiene demasiado sentido; si mañana seré más rico sin hacer nada, no voy a gastar este oro que tengo, etcétera. La deflación no es una buena idea.

La cuestión es, la economía es más valiosa, y eso tiene que verse en algún sitio. Una alternativa es mezclar el oro con plata, estaño o cualquier otro metal, y tener más monedas, pero eso añade problemas al sistema: lo que dice la moneda que vale es menos de su precio real; el problema será pronto no la deflación, sino la inflación, así que el sistema también sufre desajustes.

A principios del siglo XIX el Banco de Inglaterra encontró una solución bastante elegante al problema, un poco por casualidad. En vez de pasearnos con monedas de oro de valor o nunca suficiente o fácilmente devaluado, lo que se haría sería cambiar el oro en sí por billetes que representaban promesas de recibir su valor en oro. El Banco de Inglaterra pagaría al portador tanto oro a cambio de ese billete (7,32 gramos por libra, para ser precisos) si este quisiera; ese billete, por tanto, tenía valor en metálico, pero no era metal en sí.

La belleza del arreglo radicaba, evidentemente, que podía haber más papel moneda en circulación que oro, siempre que hubiera confianza en la moneda. Si las cosas iban bien, nadie tiene dudas que el billete es sólido: ¿para qué uno quiere tener oro, si la libra esterlina es respetada, aceptada, y me permite hacer todo con comodidad y confianza infinita?. Nadie va a ir al banco a por lingotes, ya que todo va estupendo. Si la economía crece más rápido que el oro, no importa que haya más papel en circulación que oro en el banco; la confianza de los inversores es sólida y nadie querrá cambiar su deposito de valor útil, líquido y conveniente por lingotes.

El tener tu moneda anclada al oro te da además un beneficio añadido: puedes comerciar con otros países muy fácilmente. Uno tiene libras y otro tiene francos, pero la moneda es sólo una expresión abstracta de una cantidad de metal que puedo retirar cuando quiera (31 francos siendo 9 gramos, por cierto), así que el intercambio es muy sencillo.

Suena sencillo, alegre y elegante, ¿no?. Bien, ese es parte del problema; la sencillez crea una rigidez tremenda. Supongamos que una economía cualquiera pasa un par de leyes absurdas o un par de terremotos devastadores, y sufre una mala recesión. Debido a esto, debe empezar a comprar más cosas al exterior, ya que tiene sus fábricas hechas unos zorros, con lo que su balanza comercial se vuelve negativa. En un principio, eso no debería ser problema; los vecinos reciben sus pagos en francos, marcos, o lo que sea, se vuelven a casa, y convierten esa moneda en la moneda local, haciendo que su banco central reclame esa cantidad de oro al banco vecino.

El país con una balanza comercial negativa empieza por tanto a perder reservas de oro, para compensar por estas transacciones. Eso hace que su moneda esté de hecho perdiendo respaldo, ya que igual cantidad de papel está apoyado en menos oro. Como hemos visto, este no puede suceder; si la gente deja de creer en la moneda, el mecanismo de tener más papel que metal se rompe, y la economía no funciona. La pérdida de respaldo en oro puede hacer que la gente empieza a dudar de la solvencia de esa divisa, y se plantee seriamente tratar de cambiarla antes que pierdan dinero. El Banco Central sólo tiene una salida si no quiere cambiar su paridad con el oro, que es reducir la cantidad de papel; eso se traduce en subir tipos, echar el freno y meter al país en recesión para evitar que este pánico monetario suceda y lo envíe a la bancarrota.

Al ser una devaluación inaceptable (esto es, aceptar que tenemos menos oro por franco, marco o peseta y decir que cada franco, marco o peseta te da menos oro), tenemos que ajustar por algún lado, a golpe de deflación. Tenemos menos lechugas, vamos a tener menos moneda; agarraos que vienen curvas. ¿El resultado? El sesgo anti-inflacionario y anti-devaluación del patrón oro de hecho lo hace mucho más propenso a las recesiones. Y una recesión por deflación es muy, muy dura; lo que está uno haciendo es penalizar la inversión y el consumo a favor del ahorro de forma radical, y eso acaba por penalizar a quien más consume y no ahorra, esto es, a los pobres, a golpe de paro.

La teoría de los defensores de la disciplina del patrón oro dicen que la misma rigidez del sistema obliga a políticos y banqueros a no provocar crisis con leyes absurdas, atándoles las manos mejor que cualquier banco central; uno no tiene que ser demasiado pesimista, sin embargo, para darse cuenta que la estupidez humana es más fuerte que cualquier cadena. Crear un sistema que hace cualquier error mucho más costoso para todos es sencillamente absurdo, y más cuando la alternativa (y el crecimiento económico desde que se enterró la camisa de fuerza dorada así lo atestigua) parece más que eficaz creando riqueza.

Primary Colors (XVII): uno menos

Ahora que las primarias quedan ya más cercanas es momento para muchos de los candidatos digamos irrelevantes de pararse un momento y preguntarse si tienen alguna oportunidad.

Hasta ahora, el trabajo para todos ha sido darse a conocer entre el electorado de los estados que votan pronto (Iowa y New Hampshire) y aún más importante, asegurarse que la prensa hable de tí de vez en cuando. Si ven en tí al menos un adjetivo, un atributo que poder usar para describirte (aunque sea "lunático libertario", como con Ron Paul), aún podrás recaudar algo de pasta, y aún tienes alguna esperanza.

Ayer Sam Brownback, candidato que yo dije en cierta ocasión que "no lo hará mal en la primarias" y que tenía alguna "remota opción" ha llegado a la conclusión que está perdiendo el tiempo. Su baja es más relevante de lo que parece. El librito de Brownback era de lejos uno de los más obviamente pelotas con la derecha conservadora religiosa del partido, el sector digamos republicano comebiblias. No es un grupo de gente al que el partido les esté haciendo demasiado caso; aunque casi todos los favoritos apoyan de boquilla su agenda (no a todo: aborto, homosexuales, separación iglesia-estado), con la obvia excepción de Giulani, todos ellos tienen algunos reparos y manchas en sus credenciales. A saber, McCain no quiere saber nada de enmiendas constitucionales, Romney era gobernador de Massachusetts (estado con matrimonio gay), Thompson trabajó en causas pro-derecho a decididir sobre abortos en el pasado, y Giulani va ya por su tercera o cuarta esposa, así que ya ni disimula.

El hecho que Brownback, de credenciales comebiblias impecables, andara en el 1% en las encuestas es por tanto bastante interesante. O bien los votantes evangélicos son menos integristas (o más crédulos) de lo que parece, o están más pendientes de escoger a alguien que pueda ganar a Hillary, o bien sus líderes eran gigantes con pies de barro y todas esas chorradas de valores morales fue una enajenación transitoria de finales de siglo, cuando la paz mundial, el superávit y las felaciones en el despacho oval parecían problemas graves. A saber. Lo cierto es que el electorado americano parece estar cambiando, pero aún es temprano para estar del todo seguro.

jueves, octubre 18, 2007

Introduciendo ruido para reventar mercados

En esta bitácora me tomo muy, muy en serio los costes de transacción. Empezando por el precio de la corrupción y pasando por el estado de las carreteras hasta llegar a los efectos que produce tener un mercado lleno de productos difíciles de evaluar (o comprender), me he pasado un buen rato señalando qué lleva a los mercados a funcionar mal.

Los costes de transacción, sin embargo, no son siempre necesariamente malos. De hecho, hay veces que las autoridades añaden ruido y barreras arbitrarias en algunos mercados para hacer que su funcionamiento sea mucho menos ágil. El ejemplo más claro es en mercados de productos ilegales, como drogas o prostitución; el estado prohibe, persigue y trata de obstaculizar el comercio a base de poner puertas al campo. Las leyes de la oferta y la demanda, evidentemente, son bastante más tozudas que lo que la policia y los moralistas conservadores, así que a menudo los resultados son incluso contraproducentes.

En algunos mercados, sin embargo, introducir ruido es relativamente sencillo y sus efectos puede que sean más potentes; el caso más claro es en aquellos mercados que dependen en el intercambio de información por encima de todo. Lo hemos visto estos días en el mercado de crédito, donde unas cuantas agencias de calificación puntuando sin prestar atención han creado problemas graves. En la otra cara de la moneda, algunos espíritus emprendedores pretenden reventar los mercados ilegales en internet de venta de información (tarjetas de crédito, números de seguridad social, etcétera) a base de introducir información errónea, agentes falsos y productos rotos/erroneos.

¿Funcionará? La verdad, no lo sé, pero es una aproximación interesante. Si se hace más y más difícil conseguir información sobre la validez de los agentes en un mercado, uno necesita tener mayores márgenes de beneficio para que entrar en él. Haciendo el coste más alto y el riesgo de pillarse los dedos mayor probablemente reducirá el volumen de transacciones, y creará a la vez otro grupito de emprendedores creando mecanismos aún más elaborados e incómodos para determinar quién va en serio y quién no.

Lección a aprender: quizás es más efectivo tener a gente vendiendo aspirinas en discotecas que prohibir las drogas de diseño. A saber.

miércoles, octubre 17, 2007

Volver: el tozudo mito del patrón oro

Si, ya he vuelto. No, aún no tengo las fotos. Me pondré de nuevo a escribir en cuanto tenga tiempo esta tarde (si tengo tiempo; tengo cantidad de cosas atrasadas...), pero decir que todo fue muy bien, todos muy felices, y que tener dos días de fiesta después de casarte (una excentricidad aquí en Estados Unidos) es sencillamente patético.

En fin, no tan patético como este estudio que dice que el Patrón Oro tiene poderes mágicos y que cura el cáncer, pero bastante patético. Comparen con algo como esto, por ejemplo, que sí está relacionado con lo que sucede en el planeta tierra.

En fin. El artículo es tan absurdo que uno no sabe por dónde empezar; eso de decir que (un poco) de inflación es peor que el sistema de ajuste equivalente en una recesión en patrón oro (la deflación) es tan absurdo que es para echarse a llorar. Por no hablar del hecho que eso que la moneda tiene un valor fijo respecto al oro es también algo ficticio; las reservas de oro nunca equivalían a toda la masa monetaria (eran de hecho una fracción), así que como ahora, el dinero era una promesa, no un valor totalmente real ni de broma.

Supongo que el hecho que no hay ni un sólo país en el mundo usando el patrón oro debería ser una pista sobre lo patéticamente inflexible que el sistema era. Y la verdad, si alguien tiene curiosidad para saber cómo funciona una crisis económica seria bajo un sistema de patrón oro en la realidad, basta con echar un vistazo a la Argentina del corralito. El patrón oro es esencialmente una ley de paridad con el oro en lugar de dólar en su enunciado, y la verdad, no funciona. Es una solución del s.XIX para problemas que ya no existen, ya que los costes de transacción son ahora mucho más bajos.

jueves, octubre 11, 2007

Pausa para la publicidad

Un post rápido para anunciar que voy a estar bastante desaparecido unos cuantos días; desde hoy hasta al menos el miércoles que viene. Soy consciente que eso va a ser muy duro, y que el mundo probablemente entrará en crisis de catatonia profunda sin mi consejo y guía, pero tengo un buen motivo:

Mañana me caso.

Sí, hay esperanza para frikis en este mundo. Y sí, estoy muy feliz y todo eso, nada nervioso (en serio) y tengo unas ganas de no tener que pensar más en flores, música, danza, banquetes y hoteles variados. Siendo esto Estados Unidos, en el curro me han dado tres (¡tres!) días de fiesta (boda incluida) así que la luna de miel será cortita (vamos a Vermont, por cierto), pero bueno, todo sea por la causa.

Para que no se me aburran, unas cuantas bitácoras que vale la pena leer a menudo. La primera, Debate Callejero, antro de intelectualidad profunda colectiva de alto nivel. La segunda, Citoyen y sus alegres cruzadas contra la estupidez (aunque la verdad, se equivoca al hablar del aborto). La tercera, la inanerrable Vicisitud y Sordidez, donde el frikismo llega a extremos absolutamente maravillosos. Lean su gran, excelsa defensa de material excelso como Pimpinella, Julio Iglesias o los momentos más gay del Heavy Metal.

Nota al margen: Esto que me case el 12 de octubre es mi particular muestra de a-españolidad. Me caso con una americana, así que si Rajoy se pone burro, me cambio de pasaporte. Uno, que es ciudadano de mundo.

martes, octubre 09, 2007

ETA lo intenta de nuevo

Esta vez, contra un escolta. La verdad, uno ya se cansa de decir lo mismo; condena rotunda, y señalar de nuevo que en el fondo este atentado es una muestra más de la profunda irrelevancia del terrorismo de ETA. Ni pueden ganar, ni pueden empatar, ni pueden aspirar ya a nada que no sea una rendición más o menos humillante.

El hecho que hayan atacado un escolta, por cierto, es bastante significativo: no son ya capaces ni siquiera de ir a por los políticos ni a a por los policias, y tienen que ir a por un pobre tipo que no estaba de servicio para demostrar lo que valen. Y ni así; sólo lo han herido.

En fin, habrán los que se rasguen las vestiduras y que digan que los terroristas están que se salen de vitaminas. O quizás alguno más listillo diciendo que ETA no se está "empleando a fondo" para que el gobierno se puede rendir después de las elecciones. Ya se sabe. Los terroristas seguirán viviendo de estos mitos estúpidos, jaleados por su clientela, un poquito más. El día en que estos imbéciles dejen de usar al terrorismo como arma arrojadiza, haciendo de ETA la estúpida nimiedad que son realmente, quizás finalmente los de la boina se cansen.

El ocaso de los intermediarios

Una de las más arraigadas costumbres en la izquierda ha sido desde siempre despreciar a los intermediarios. Nunca he acabado de entender demasiado bien por qué algunos se empeñan en ignorar alegremente la racionalidad económica de contratar expertos o gente que pone en contacto a compradores y vendedores, pero lo cierto es que banqueros, agentes inmobiliarios, vendedores de coches usados y mayoristas siempre se llevan todas las tortas.

Bueno, para todos aquellos que comparten esta peculiar manía, algunas cosas están cambiando. Una de las bellezas de este nuevo mundo conectado en que vivimos es que la información está cada vez más accesible.

Pongamos, por ejemplo, que un servidor quisiera vender una casa que tiene en New Haven. Tengo dos opciones; la primera es ir a un agente inmobiliario, decirle que me venda la casa, y darle una comisión. Es una decisión hasta cierto punto racional; es bastante posible que yo no tenga ni idea qué trámites legales tengo que hacer para vender una casa, lidiar con los bancos, ni tenga la más remota idea sobre cómo está el mercado de venta en New Haven, qué buscan los compradores, o ni siquiera qué puede pedir por mi vivienda. No es una tarea fácil, y la verdad, si un experto sabe lo que hace, es bastante probable que saque más dinero por la casa que lo que yo podría conseguir vendiendo al tuntún.

Evidentemente, siempre puedo decidir lanzarme a la aventura, y tratar de hacer las cosas yo solito. Hace unos años, la cosa era bastante difícil; toda esa información sólo se podía conseguir a base de experiencia, buscar papeles en ayuntamientos y torturarse con horas de autoeducación sobre la materia. Ahora, sin embargo, todo esto es mucho más sencillo: uno no tiene más que utilizar Google, un par de páginas con estimación de precios y listados de casas en venta, y con un esfuerzo razonable pilotar la venta de una casa sin pillarse los dedos.

En términos económicos, esto se traduce en algo muy sencillo: los costes de transacción, y de forma más precisa, los costes de obtener información, han disminuido de forma considerable. Los intermediarios, en su forma más pura, no son más que policías de tráfico, dirigiendo compradores a la ventanilla del vendedor más adecuada (con algunas reservas). Si de repente todos los conductores tienen mejores "mapas" totalmente de gorras, el precio de la información disminuye... y con ello, las comisiones.

¿En que se traduce esto en el mundo real? En que las comisiones medias de los intermediarios en muchos mercados, como por ejemplo los agentes inmobiliarios, están disminuyendo poco a poco. Esta disminución no es excepcional; se repite en todos aquellos mercados donde la información se hace más accesible, desde el mercado de coches de segunda mano a contratar seguros de vida. Sólo en aquellos mercados dónde existen barreras a la entrada más o menos estrictas (notarios, agentes de bolsa y cualquier otra profesión con barreras de carácter gremial) o en mercados que requieren información excepcionalmente especializada (transacciones financieras ultracomplicadas) esta disminución se hace menos aparente.

Y no dudeis, esas barreras caerán. Del mismo modo que muchos contables americanos envían las declaraciones de renta de sus clientes por internet a la India, donde ejércitos de contables a un tercio del sueldo pueden hacerlo igual de bien (beneficiándonos a todos), poco a poco los costes de la información caerán, así como el precio de los intermediarios. Y sí, un mercado con información completa es un mercado más eficiente.

sábado, octubre 06, 2007

La paradoja del votante invisible: hispanos en EUA

Cada dos años, la prensa en Estados Unidos descubre a los hispanos. En todos los años pares, allá principios de octubre, todos los medios se lanzan a hacer la versión periodística del análisis sesudo de la realidad, utilizando una poderosa herramienta llamada en sitios con más sentido común "signo de interrogación".

Es decir, haciendo "análisis": ¿Es el 2008 el año del votante latino?.

Ostras, pedazo de concepto. Ahora es cuestión de tener dos tipos diciendo "alomejó¨ a cámara durante siete minutos, ir a publicidad, y creer que ya hemos descubierto la Mar Oceana. Curiosamente, esta forma de análisis y descubrimiento del votante hispano se repite cada dos años sin excepción, siempre llegando a la misma conclusión cuando los mismos periodistas leen los resultados electorales: no, el votante hispano se ha quedado en casa.

Lo cierto es que hasta cierto punto tienen razón: los votantes latinos en general votan relativamente poco. La media de participación en Estados Unidos es sobre un 50-53% en presidenciales y 40-42% en las legislativas, y los latinos votan 10 puntos por debajo en las primeras y entre 15 y 20 en las segundas. Eso debería llevarnos a la conclusión que los latinos con derecho a voto pasan de todo; sin embargo, mirando bien los datos vemos que esa conclusión es una soberana estupidez.

Sabemos muchas cosas de participación electoral. Sabemos que casados votan más que solteros, que como más alto es tu nivel de renta más probable es que votes, que se vota más conforme uno es más viejo, más como mayor es tu nivel de educación, y más como más integrado está uno en las redes sociales de su comunidad. Los latinos en Estados Unidos son de media más jovenes, más propensos a estar solteros, tienen menor nivel de renta y educación y están menos integrados en sus comunidades. Si uno tiene en cuenta estos factores, resulta que los latinos de hecho votan siguiendo patrones parecidos a los no-latinos, así que si uno es medio mejicano, con pasta, universitario y tiene 50 años es muy probable que esté votando.

Lo curioso, sin embargo, es como los periodistas (y por extensión, muchos políticos) parecen no darse cuenta. El tópico dice que el hispano no vota, así que esto de buscar votos en ese grupo es probablemente una pérdida de tiempo. Como resultado, los políticos tienden no hacer campaña dirigida a los hispanos, no envían a nadie a pedirles su voto y básicamente diseñan sus mensajes ignorando ese grupo, consiguiendo que efectivamente, los latinos hagan el mismo caso a los políticos de forma recíproca: entre poco y nada.

Poco importa que haya estudios que indican que el retorno de hacer campaña puerta a puerta a hispanos o su inclusión en redes políticas (-cof- clientelares -cof-, que la política urbana en EUA es marbellí en grado supremo) tiene de hecho un retorno muy superior que hacer lo mismo destinado a blancos o afro-americanos. La idea que no votan es firme, y poco importa que eso sucede precisamente porque se les hace bien poco caso.

En cierto sentido, me parece que esta es una de las causas que explican el entusiasmo mostrado por el partido republicano en su cruzada antiinmigración. Sí, saben que con ello pierden votos en ese grupo; pero oye, votan poco. ¿De qué les sirvió tener al candidato Bush en el 2000 hablando castellano? Casi pierden igual - y los latinos que importan, los cubanos en Florida, son republicanos cosa seria. El resultado de este giro, sin embargo, puede ser casi suicida si los demócratas no se duermen: una minoría enorme, en crecimiento sostenido, aún poco mobilizada, y totalmente abierta a ser conquistada a poco que se les haga caso.

¿Se han dado cuenta de ello? De momento, los candidatos en las primarias demócratas ya han hecho un debate en Univisión, en inglés con traducción simultánea al español. Dos de sus candidatos (Dodd y Richardson, que es latino) hablan español fluido. De momento no se ha visto nada fuera de esto, pero aún es temprano. Si movilizan el voto latino (pasar del 40 al 45% de participación, por ejemplo) eso es un 2-3% de votos en el bolsillo... y eso en Estados Unidos te da elecciones. Veremos.

jueves, octubre 04, 2007

Ejerciendo de dictador

Como cínico oficial de Red Progresista, una de comentarios sobre Myanmar (manía de llamerle Burma o Birmania... joer), para combatir el idealismo rampante que corre por ahí.

Sí, campaña de bitácoras estupenda para pedir libertad para ese país. Efecto real, a poco que uno sepa como funcionan las dictaduras... entre cero y nada. Los generales de la junta militar de Myanmar no son tontos, saben de sobra las cuatro o cinco normas que cualquier dictador con ganas de llegar lejos debe aplicar para seguir en el cargo. A saber: reprimir de forma excesiva de vez en cuando, asegurarse que el nivel de oposición real no se conozca, y no ser demasiado rapaces robando los muebles. Si a eso se le suma cero escrúpulos en liarse a tiros con civiles desarmados y monjes (para que aprendan) y vivir en "barrio" en que eso de las dictaduras no está mal visto y nadie te va a presionar en dirección contraria, la verdad, están bastante a salvo.

Hay dos cosas que pueden provocar la caída de la junta militar en Myanmar, y no creo que la blogosfera tenga mucho que ver. La primera, y más sencilla, es que un sector del ejército se canse de fusilar disidentes y lo deje. Eso puede venir tanto desde oficiales de alto rango (algo poco probable, ya que el sistema les beneficia) o de unidad de reclutas y sus soldados que se harte de reprimir y se ponga a repartir flores, provocando una reacción en cadena. La segunda, y más a largo plazo, es que la dictadura deje de tener sentido económico para los que se benefician de ella; básicamente, que el coste de reprimir no compense un poco de redistribución, o que esta redistribución no sea ya de hecho un problema grave. Pero ese es un argumento un poco más complicado.

Sí, son bonitos los sentimientos que llevan a la protesta, pero el hecho que un país sea democracia o dictadura tiene poco que ver con lo que digamos nosotros.

martes, octubre 02, 2007

Primary Colors (XVI): a cañonazos con el tejado propio

No seré el primero en comentar que el Partido Republicano es una criatura bastante peculiar. Con su mezcla de neoconservadores intervencionistas, neoliberales de estado mínimo, moderados compasivos, nacionalistas de viejo cuño y santones religiosos, es poco menos que un milagro que un grupo de políticos tan diverso puedan estar bajo un mismo techo. En Europa partidos mucho menos diversos se pasan la vida entre susto y susto. Ya me diréis como sobreviven aquí.

Estos días los republicanos la verdad es que esto de sobrevivir parece que no lo llevan demasiado bien. Los partidos políticos por aquí escogen a sus líderes como hombres, dándose de tortas en público delante de todo el mundo en a golpe de elecciones primarias. El resultado es que la democracia, con su impresionante talento para cerrar la boca a perdedores, ayuda a mantener todos esos grupos en el mismo club, pero a la vez contribuye en que el edificio social sea victima de cantidades ingentes de artillería fallando por poco.

Los conservadores americanos andan hoy precisamente muy metidos en esto de generar fuego amigo. El sector religioso del partido es uno de los grupos más alegremente vociferantes en la política americana; con una agenda digna de Mr. No (no a lo gay, no al aborto, no a la evolución, no a todo lo que esté fuera de Biblia), sus alegres diatribas siempre consiguen tener un microfono a mano.

En las primarias republicanas, la derecha religiosa americana tiene un peso especialmente importante: entre un 20 y un 35% de los miembros del partido (según a quién lo preguntes) forman parte de este bloque, así que cualquier tipo que aspire a ganarse una nominación a la presidencia tiene que tenerles en cuenta. A no ser, claro está, que uno sea un idiota temerario. O dicho en otras palabras, Rudolph Giulani.

El ex-alcalde de Nueva York, aparte de permanecer en cabeza de forma consistente en las encuestas, es pro-choice (pro-aborto legal), pro-derechos de los homosexuales y (para acabarlo de arreglar con otro lobby entusiasta) pro-control de la posesión de armas de fuego. Ser capaz de escupir en la cara de un 20-30% de tus potenciales votantes en la cara y seguir en cabeza tiene cierto mérito, la verdad; el problema es que en este mundo ser una minoría no equivale a quedarte calladito en un rincón.

Si no puedes ganarle en las primarias, asegurate que no pueda ganar en las generales. Hoy un grupo de conservadores evangélicos han tomado las cámaras, y con un no poco disimulado entusiasmo, han amenazado con la puñalada trapera. Su discurso es simple: si el partido republicano escoge un tipo que odia a los niños, ama a los sodomitas y es en general marvado, marvado, marvado, ellos cogeran sus trastos y se irán con sus leales seguidores a otra parte. En las generales, se presentarían solitos, apoyando un tercer candidato, y saboteando alegremente cualquier esperanza de victoria para la derecha en el 2008.

En el fondo, lo suyo es un chantaje al resto del partido en toda regla. O les dan un candidato que ellos consideren "puro", o hacen saltar el chiringuito por los aires. Una preciosa, encantadora alternativa, basada en simples números; con las generales siendo decididas por 2-3 puntos, bastan unas cuantas deserciones de un sector de votantes sólido del partido para que los republicanos pierdan cualquier posibilidad de gobernar.

¿Qué efectos puede tener esto en el voto en las primarias? La verdad, muy difícil de decir. Es bastante evidente que todo líder religioso diciendo estas cosas irá por el mundo diciendo que el representa a todo cristiano sobre la tierra, que todos le hacen caso, y que si les pide a sus fieles seguidores que tiren al partido barranco abajo lo harán con entusiasmo. Otra cosa es que eso sea cierto. Gente como Pat Robertson, no precisamente un progre irredento, ya ha dicho que Giulani sería el menor de los malos posibles (comparado con Hillary, ¡esa comeniños comunista!) y que parir un tercer partido sería una santa estupidez.

Lo que si es cierto es que las primarias republicanas ahora mismo son de lejos las más interesantes. Aunque Fred Thompson parece estar en prematura decadencia, gente como Mitt Romney o el dado por muerto McCain están ganándose más prensa. Tomar nota, por cierto, en dos tipos que me parece pueden entrar en el partido: Mike Huckabee, candidato tapado, y Newt Gingrich, potencial entrada tardía.

Seguiremos informando.