Bueno, la manifestación de hoy de Madrid es de lo más surrealista en años. Un grupo de intelectuales, entre los que estaba gente como Moncho Alpuente, Sánchez-Dragó y Tomás Marco, han hecho un acto de protesta frente a la ampliación del museo del Prado contra la "banalización de las artes". El lema del sarao, "engendra pobreza quien destruye la belleza", revoluciona todo lo que sabemos de economía, aparte de ser singularmente estúpido en cuanto a pareado.
Lo mejor de todo, es que un grupo de intelectuales gafosos conocidos por su tendencia a lo críptico se quejen de "La falta de respeto con el patrimonio y con el gusto del pueblo es muestra del dominio despótico de ciertas elites culturales" en su Manifiesto Transgótico. Inanerrable. En fin, al menos ha servido para que Sánchez-Dragó salga en un periódico con una pala.
Como desde aquí practicamos el gafapastismo, ejercicio consistente en poner cara de profundo y fingir que uno sabe lo que dice, haremos, de todos modos, otro análisis. En mi opinión, la manifestación no era un ejercicio de protesta ante la cultura oficial y las superestructuras burguesas que regulan el mercado del arte, regulado por el Estado, es decir, por la burguesia, sino un ejercicio de deconstrucción postmoderna de la naturaleza del ejercicio de shamanismo que opera tras la definición de intelectual, consistente en lamer las botas al Estado mientras se lo critica. No es por tanto un grito de rebelión contra la forma cúbica del edificio de Moneo (a su vez, referencia al infierno cúbico del film de Natali), sino un grito desgarrado de autoconciencia de la prostitución masturbatoria del individuo que se dice culto. En las inmortales palabras de Robert McCloskey, " I know that you believe that you understood what you think I said, but I am not sure you realize that what you heard is not what I meant."
Me tendría que dedicar a esto.
3 comentarios:
Profundo McCloskey, profundo. Por cierto, ¿dónde tengo que opositar para ser intelectual?
buff...me has rallado! desde luego, convincente resultas ;)
Me ha gustado mucho la última frase, la verdad es que es mucho más complicado entenderse de lo que parece...
Sobre la mani no sé qué decir, no me parece del todo mal porque la verdad es que últimamente nos hacen cada cosa fea en Madrid que... (ampliación del museo Reina Sofia, nuevo Palacio de los deportes...puf!)pero vamos, que tampoco hace falta tanto alboroto para no conseguir nada...
Lo divertido es que la frase del final es una leyenda urbana, no se sabe si el tipo (un portavoz del departamento de estado de EUA) lo dijo alguna vez.
:-).
A mi me gusta el nuevo Reina Sofia, por cierto. Vivía al lado hasta no hace mucho.
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