Por estas fechas, hace dos años, millones de españoles salieron a las calles. El 15 de marzo, mientras los presidentes de EEUU, Gran Bretaña, España y Portugal se aislaban en las Azores de las opiniones públicas de sus países, los ciudadanos eramos un clamor contra la Guerra de Irak. El objetivo del cuarteto de las Azores: luchar contra el terrorismo. La realidad: crearon terrorismo donde no lo había. Weber diferenciaba muy correctamente la ética de la convicción frente a la ética de la responsabilidad. En la primera, los políticos sólo se dejan llevar por sus ideas, sus convicciones -por cierto, palabra muy repetida en el libro de José María Aznar sobre sus 8 años en la Moncloa-. En cambio, en la ética de la responsabilidad los políticos toman decisiones teniendo en cuenta las consecuencias de sus acciones. En la guerra de Irak, las convicciones -que para algunos es fanatismo y para otros ideología- fueron más influyentes que la responsabilidad de gobernar. O dicho de otra forma, fueron unos irresponsables porque las consecuencias de la Guerra de Irak han sido muertes, terrorismo, torturas....... Y todo ello sostenido sobre mentiras. (...).
A veces, como dice Nacho, estar convencido de hacer lo correcto no es suficiente. A veces hacer lo correcto tiene horribles consecuencias. El político que olvida esto deja de ser un gobernante para ser un ideólogo, y eso les ha sucedido. El sueño de la razón produce monstruos, al fin y al cabo.
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