viernes, marzo 04, 2005

Momento gafoso (vol.IV): Turn on the Bright Lights

Pues se sobrevió al concierto de Interpol anoche, gente. Fue duro, fue duro. Vuestro sacrificado cronista no ha podido volver a New Haven hasta hoy al mediodía, tras la dura experiencia. No que el concierto acabará tarde, pero las actividades complementarias (léase, juerga) fueron también largas y llenas de eventos. Vamos, que todo lo que dicen de Nueva York es cierto en ese aspecto.

A todo eso, algunas notas sobre el concierto, para hacer rabiar un poco. Primero, el Radio City Music Hall es precioso, espléndido. No tiré demasiadas fotos potables, y la verdad, cuando la música empezó a sonar me olvidé de la cámara, pero valía la pena. Segundo, Blonde Redhead, los teloneros, son un grupo decente en CD, pero en directo son un muermazo de impresión. Muy flojitos.

Lo más importante, claro, es Interpol. Por encima de todo, su directo es impecable. Las canciones suenan de muerte, todas ellas, muy cerca a cómo lo hacen en el CD casi siempre. Contando lo buenas que son (sobretodo las de Antics), ya había para disfrutar muchísimo. Por si fuera poco, las canciones del primer álbum que tocaron (Turn on the Bright Lights) las clavaron, sonando casi siempre mucho, pero mucho mejor que en el disco. Se les nota de lejos qué grupo de canciones tienen más rodadas, vamos; la versión que hicieron de NYC fue de morirse, mientras que la de Next Exit (con la que abrieron el concierto) fue simplemente correcta. Por cierto, los que dicen que son clónicos de Joy Division, algún momento medium tuvieron (ese Length of Love), con ciertos espamos sospechosos estilo Ian Curtis por ahí el fondo.

El problema, quizás, es que los pillé muy temprano en la gira, y pecaban un poco demasiado de academicismo. Vamos, que en casi ninguna canción del Antics se fueron de madre demasiado (aparte de empezar Not even Jail de manera distinta), mientras que con las del primer disco se atrevían mucho más. Por añadido, el escenario era muy grande, demasiado; estaban muy dispersados por el escenario. Se notaba que les quitaba algo de fuerza. Aún así, un concierto muy sólido, a ratos absolutamente genial, con una banda que hace una música de fábula. Valió la pena.

Anda que no me cuido.



Radio City Music Hall, Nueva York

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