Para los cínicos que se tomaron a broma mi desatada oda al político español, un contraejemplo americano. Ohio fue uno de los varios estados de Estados Unidos que aprobó una enmienda en su constitución prohibiendo el matrimonio homosexual en las últimas elecciones. Hasta aquí, aparte de intolerantes y un poco cejijuntos, no se les puede acusar de demasiado. El problema es que la enmienda es tan chapucera que ha tenido unos cuantos efectos secundarios no deseados.
Para asegurarse que los malvados sodomitas no se amanceben legalmente jamás de los jamases, las mentes brillantes de los legisladores y los no menos brillantes votantes redactaron la enmienda de manera un poco restrictiva. No sólo prohibe el matrimonio homosexual, sino que prohibe cualquier reconocimiento legal a cualquier unión entre dos personas que no sea el sagrado matrimonio heterosexual.
El problema es que cuando a Frederick Burk, un tipo de Ohio, le dio por darle una soberana paliza a su novia, el juez no puede condenarle por violencia de género, ya que un noviazgo no tiene reconocimiento legal. Así que en vez de enfrentarse a 18 meses de cárcel, pasará como mucho 6 meses, ya que cuenta cómo si hubiera agredido a una mujer cualquiera, no a su pareja.
En fin, los legisladores han hablado: es más grave besar a alguien de tu mismo sexo que sacarle brillo a tortas a tu prometida. Ahí, ahí hay prioridades. País de locos...
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