jueves, septiembre 08, 2005

Eficiencia, mercados y sanidad privada

Aviso, post laaaargo. Ateneros a las consecuencias...

Se dice a menudo desde las filas liberales que los mercados son la única forma eficiente de asignar recursos. Tras ello, se aprestan a citar a Hayek con entusiasmo, con apelaciones a la libertad individual y al abundante caudal de teoría económica que da soporte a esta idea.

Bien, esta defensa tiene sus problemas. Para empezar, la teoría económica no dice que bajo las mismas condiciones necesarias para la existencia de mercados eficientes, el mismo nivel de eficiencia no se puede obtener en una economía planificada. La teoría económica tiene como uno de sus presupestos información perfecta de todos los actores, siendo esta una condición necesaria para que los mercados sean totalmente eficientes. Curiosamente, con información perfecta de todos los agentes una economía planificada tiene idéntica eficiencia, y puede ser más igualitaria asignando recursos.

Evidentemente, la teoría económica es una cosa, y el planeta tierra otra, y en el mundo real las economías planificadas fueron víctimas del despilfarro a gran escala intrínseco al sistema. La razón principal fueron los costes de información y sus efectos.

En un sistema centralizado como el soviético y sus admiradores, la capacidad de recoger y organizar información del Gosplan o comité equivalente es inabarcable, masiva, imposible: analizar todas las capacidades productivas de una economía, y asignar los recursos, en tiempo real, es una tarea sobrehumana. Como resultado, los administradores básicamente acaban actuando siguiendo estimaciones, presiones políticas, o básicamente al tuntún, sin que nada acabe de hacerse bien. Una economía capitalista, aún llena de consumidores y productores miopes, torpes o confundidos, distribuye los costes de información por todo el sistema. Nadie hace las cosas perfectamente (siempre hay un seguro mejor, un coche más adecuado y una casa mejor de precio para lo que busco) pero las aproximaciones son lo suficiente buenas y razonables como para que la cosa no se tuerza demasiado. Exceptuando paranoias pasajeras como burbujas especulativas o crisis de confianza en la economía, la gente tiende a escoger más o menos lo que le conviene, y en agregado las cosas más o menos cuadran.

Sin embargo, los sistemas de libre mercado no están libres de los mismos problemas que el resto, y en ocasiones los costes para obtener información son demasiado grandes. Un ejemplo de estas situaciones es la sanidad.

Lo comento a menudo, pero un país con un sistema de sanidad privado predominante es masivamente ineficiente. Las pruebas están ahí fuera, pero no está de más repetirlas. Estados Unidos gasta 5.267 dólares al año por habitante en sanidad, sumando sector público y privado. Francia, el mismo año (2002) gastó 2.736 dólares por persona, contando también ambos sectores. La tasa de mortalidad infantil en EUA es un 50% peor a la francesa (6,5 por mil contra 4,26) y la esperanza de vida es dos años menor (77 contra 79). El 31% del dinero gastado por EUA en sanidad, por cierto, va a papeleo por aseguradoras. Canadá, otro país con sanidad pública universal, gasta sólo el 17%. Y eso sin hablar de la gente que el sistema deja sin seguro un 17% de la población.

Son sólo algunos datos; hay más disponibles fácilmente ahí fuera. Cuando se les presenta la evidencia, los liberales más cejijuntos se exclaman que el problema es que el sistema es mixto (sin dar razones teóricas sólidas, ya que no afecta el precio de la medicina privada), el corporatismo que restringe la oferta (EUA tiene más médicos por cápita que Canadá, Reino Unido o Japón, dando peor servicio siempre) o que restringe la libertad (no tiene por qué; en Francia uno puede escoger su médico). El problema no está en las restricciones de mercado, está en la naturaleza misma de este, y la pista del por qué está en el coste burocrático del sistema.

El problema es que en el mercado de seguros sanitarios, los costes de información son enormes. Uno de los grandes gastos de las compañías aseguradoras americanas consiste en discriminar pacientes de alto riesgo, no en tratar de curar gente, y en asegurarse que cada cliente paga acorde con el nivel de servicio que recibe y el nivel de riesgo que tiene. Esto es caro, muy caro. Saber si vale la pena asegurar a alguien o no es un proceso costoso, y administrar los cientos de planes y pólizas distintas de cada paciente para los hospitales es una orgía burocrática gigantesca. Por añadido, los costes de información para los consumidores también son muy altos, ya que no tienen la formación para saber qué hospital es bueno, qué seguro les conviene o qué enfermedad tienen realmente, haciendo que las aseguradoras no acaben nunca de tener interés en competir en precios.

A lo tonto, el sistema acaba siendo una carísima máquina de selección de pacientes saludables, mientras se envía al resto a un sistema público que acaba recibiendo los pacientes más caros. Y todo por que los costes de información son sencillamente enormes, y producen un rasto de papeles y tinta que abrumaría al más aguerrido funcionario del Gosplan.

El sistema público, sin embargo, no tiene este problema de costes de información, ya que no discrimina. Sabe que acaba pagando por todos los tratamientos, así que no pierde tiempo en seleccionarlos. Sin el gasto necesario para conseguir la información, su única preocupación es el coste real de dar el servicio y como lo reparte entre los usuarios. El problema de establecer el nivel de oferta respecto a la demanda tampoco es grave, ya que la sanidad la usa tarde o temprano todo el mundo, y la única preocupación de los administradores es ajustar costes. Queda, claro, el problema de no despilfarrar dinero al proveer el servicio, y aquí es donde entran las elecciones. Los gestores tienen un incentivo fuerte para hacer las cosas bien, las urnas. El control de gastos no lo hace la competencia con otras empresas, sino los electores.

Y caramba, el sistema funciona. Los datos están ahí, al alcance de todos. No es cosa de ideología. La sanidad pública no sólo es más equitativa, sino que es más eficiente. Y eso debería bastar.

15 comentarios:

Augie March dijo...

No, no es cierto. Las pre-mamás canadienses vienen a Europa a parir. Canadá prohibía hasta hace unos pocos meses la sanidad privada, era ilegal.

La sanidad canadiense es una de las peores del mundo, relativamente hablando (y sin relativizar). "Las invasiones bárbaras".

Y lo de que el modelo público es más eficiente que el mixto es un slogan. No me dice absolutamente nada.

La tasa de mortandad infantil no es un dato indicativo de la eficiencia de la sanidad, ni mucho menos.

Hace casi 9 años entré en un hospital público en coma y el personal les indicó a mis padres que no hacía falta que corrieran, que estaba muerto. Gracias, padres, :)

Hace dos meses deshauciaron a la que fue mi maestra. Sus hijos la veían morir en el hospital de la SS con impotencia. Hasta que sacaron la pasta y la llevaron a uno privado en Barcelona. Ahora se pasea por el pueblo contagiando vitalidad.

Son sólo dos ejemplos. Seguramente me dirás que con más inversión se arregla la pública. Entonces te diré que una pulmonía en una octogenaria se la trae muy floja a un (a muchos) profesional a sueldo del Estado, mientras que en uno privado suele funcionar eso de mirar a los ojos sabiendo la pasta que te dejas para esos casos.

Por supuesto que si tengo algo grave me iré a la pública, no tendré otro remedio. Si mi novia me dice que quiere parir en una privada, lo entenderé y se lo intentaré pagar. Eso se llama modelo mixto, y funciona.

No me vale lo de blandir un documento "a lo Caldera" cantando los éxitos de la sanidad pública en el tratamiento a pacientes con diálisis, cancer, SIDA... y usuarios de máquinas que ningún hospital privado puede pagar. Eso sería simplificar convenientemente.

Si me das a elegir entre una sanidad privada y una pública, por supuesto elijo la mixta. Si me das a elegir entre la sanidad de EUA y la de Canadá, elijo la de EUA, por supuesto. Y los canadienses también. Y la de EUA no me parece un modelo a envidiar precisamente.

R. Senserrich dijo...

¿Entonces por qué la Esperanza de vida es más larga en Canada? ¿Y desde cuándo la mortalidad infantil no es significiativa?

Por cierto, el modelo que defiendo es más el Francés o Sueco que el Canadiense. Lo importante, no obstante, es que un seguro universal que cubra a todo el mundo y pagado por todos es más eficiente, haya espacio para que los ricos se paguen mutuas aparte o no.

R. Senserrich dijo...

Oh, el plural de anécdota no son datos. Igual que una película de derechas no vale como evidencia para el debate.

No son eslóganes, hablo de datos.

Wallenstein77 dijo...
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Anónimo dijo...

Interesantísimo esto de los costes de información en el sistema sanitario. Un post de calidad, sí señor. Por cierto, las anécdotas de "augie march" no descubren nada: que lo que no puede el dinero lo puede el mucho dinero es cosa sabida (aunque Jorge Manrique nos recuerda sabiamente los límites del asunto).

Como leí hace unos años: "Hay un mundo mejor, pero es carísimo".

Sigue con ello; tus artículos con cosillas de "economía para no economistas" son una gozada.

Anónimo dijo...

Hola soy Hoyu, este mensaje en contestación de la última respuesta de este post en "Red progresista"

"No sé si hay una economía comunista no planificada, pero no veo el problema en que compitan en libremercado empresas que sean estatales o cooperativas, por ejemplo."

El socialismo no va de la economía de mercado; los marxistas quieren planificiar de modo "democrático" y "racional" los recursos de la sociedad. El socialismo es contrario a la propiedad privada, requesito imprescindible para la existencia del mercado.

El socialiamo ha fracaso y fracasará allí donde se implante pricipalmente por los problema económicos alegados por Egocrata y por mí.

El la España franquista, en los primeros años, sí que se dan algunos rasgos socialistas en el sentido de que mediante el INI se pretendía planificar la economía. Todo salío bastante mal, hasta que se comenzó a liberalizar y la economía comenzó a crecer y a crecer.
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Cuando hablo de liberalizar la sanidad me refiero a que el Estado no me oblige a pagar un seguro publico. Que me deje elegir.

Esto es como si el Estado te obliga a comprar galletas rancias del Estado, alegando que el mercado no va a ser capaz de producirlas sino lo hace el Estado.

NOTA: no he conseguido poner este comentario enel portal de Red progresista. Por favor, ponlo tu cuando puedas.

DARTH HOYU

R. Senserrich dijo...

Bueno, lo divertido es que no hemos visto demasiadas definiciones sobre que debería ser una sociedad comunista o socialista... Así que no te puedo responder :-).

Sobre tu opción de dejar escoger, las empresas privadas lo tendrían difícil; el Estado sólo por economías de escala sería capaz de dar un precio mucho menor. Además, la gente que optaría a no tener un seguro público, si tuviera un problema (pierde el trabajo, lo atropella un camión y se queda sin ingresos), se quedaría sin cobertura (no sería justo que pasara a la pública de gorras) así que estaríamos de nuevo en lo mismo.

Ahora hay garantía de cobertura para todos, y si quieres, te saltas la lista de espera pagando.

Daniel Lobo dijo...

Un buen mensaje, bien interesante... Tendremos que acabar rascando más en la Red. Es un debate fundamental. Y, datos aparte que lo respaldan, la sanidad a pie de calle en el país de las libertades es un puro sarao. De pena, vaya.

En otros temas veo que quizás no tengamos tanto en común pero ya se irán dando los debates.
Gracias y un saludo,

Daniel

Jordi Arrufat dijo...

Me ha gustado mucho este post, felicidades.

R. Senserrich dijo...

Ese artículo usa datos sobre en cancer sin citar fuentes (sospechoso), y no niega ninguna de las cifras que doy. Además, selecciona los ejemplos a dedo; UK es el peor sistema de salud de Europa (aunque las cifras han mejorado una barbaridad en los últimos años). Por no hablar que desprecia los indicadores aceptados por todos, todos los expertos, esperanza de vida y mortalidad infantil. Por cierto, el sistema privado americano es mucho más propenso a operar, ya que les genera más beneficios, que el sistema público del resto del mundo. El mayor número de operaciones es una ineficiencia más.

Pero vaya, no hay una sóla cita a fuentes...

Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Unknown dijo...
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