Juan Francisco Martínez Seco bate el record actual de tonterías por línea hablando de financiación autonómica. Y lo hace con la gracia y elegancia de un elefante entrando en una cacharrería. Vamos, a veces parece que no acierta ni una aposta. A constestar algunas cosas (y más después que Escolar lo enlazara).
Primero, no tiene ni pajolera idea de la historia de los sistemas federales. Dice que históricamente sólo aparecen cuando varios estados se reunen para formar uno, o cuando alguien obliga a un estado a descentralizarse para debilitarlo. Pues no. De hecho, esas dos vías para formar federaciones son la excepción, no la regla. Estados que han decidido descentralizarse porque sí, sólo en Europa hay un puñado: Bélgica (federal puro), Italia (les copiamos el sistema autonómico a ellos, aunque hemos ido más lejos), Reino Unido (con gobiernos en Escocia, Gales y el Ullster) y Francia (aunque tímidamente). El resto de federaciones allí fuera están en países que se descentralizan en el momento de la independencia (Brasil, Argentina, Canadá, Australia, Nigeria) por un motivo u otro. España es un caso curioso porque pasa de ser hipercentralizado a ser un estado federal casi puro, pero no es nada excepcional.
Tras esto, se pone a hablar como la descentralización ha producido 17 élites políticas que se preocupan de lo suyo, y no del bien colectivo. Empezando por el hecho que el bien colectivo no es algo fácil de definir (y por eso tenemos elecciones), resulta que los sistemas federales pretenden exactamente esto: políticos que se preocupen de sus ciudadanos. Los estados centralizados puros, si son un poco grandes, no se distinguen por la visión de conjunto, precisamente; más bien lo contrario. Que le pregunten a alguien de Liverpool o Marsella que piensan de la capital.
Evidentemente, la burocrática armonía de un estado centralizado es quizás más estética que el ruido de 17 regiones defendiendo lo suyo, pero eso no significa que el bullicio sea malo. Es una negociación, simplemente, y se llegará a un consenso. Mejor o peor, pero al menos hay más voces presentes que en un gobierno unificado. Y voces es de lo que vive la democracia. Se confunde la armonía con la eficiencia.
De igual modo, habla de despilfarro burocrático autonómico. En algunas autonomías quizás sí, pero no en todas. Allá los votantes de cada territorio y lo que toleren; el control democrático, que es el único que cuenta, está allí. Por añadido, es más fácil gestionar un territorio pequeño que uno grande (los costes de información son menores, menos papeleo...), como los mejores resultados de las comunidades con sanidad propia (Valencia y las históricas) demostraba.
Lo realmente irritante es cuando habla del sistema de financiación. Dice que la propuesta catalana quiere pasar de pagar por individuos a pagar por territorios... cuando de hecho, se defiende exactamente lo contrario. Ahora mismo, uno paga, todo va a Madrid, y el dinero se reparte de nuevo por territorios. Lo que pretende la propuesta es que yo pague, y sepa qué dinero va a Madrid, qué se queda mi autonomía, y qué proporción va a caja de solidaridad. Cosa que me parece más lógica que este sistema actual donde el dinero se reparte por autonomías. Repito, hablo de financiación autonómica. Es natural que Andalucia reciba más subsidios de paro que Madrid, pero eso no es dinero que toque la Junta, es dinero del estado.
Pero vamos, opinar y decir tonterias de partido es gratis.
2 comentarios:
Estoy bastante de acuerdo con su post pro-federalista. Me alegra ver que hay más federalistas que yo. Yo también creo que cuanto más cercana sea la administración al pueblo es mejor. Yo incluso quizás potenciaría las administraciones municipales en algunas cosas (p. ej. policía). Razón que pensé:
Si en Asturias, por poner un ejemplo, hay Policía Nacional, ésta depente del Gobierno de Madrid a través del Delegado del Gobierno en Asturias. Si por un casual en el gobierno autonómico de Asturias gobierna alguien que es el contrario a quien está en Madrid y en las generales también se votó más al partido contrario, tendríamos como consecuencia que un instrumento básico de control estaría en las manos políticas del partido que menos se votó en el territorio donde ese instrumento de control actúa. Esto resta mucha legitimidad en mi modesta opinión. Esto no me parece bien. Por eso creo que en las autoriadades municipales deberáin controlar las policías, sumarse a la local las competencias de la nacional. Y si no, al menos policías autonómicas. Despúes también se necesitaría una policía de ámbito federal para todo el Estado, es cierto. Pero la policía más convencional que sea controlada por la administración más cercana al ciudadano.
Yo traspasaría muchas competencias a las autonomías. Aunque es cierto que considero que es bueno que el Estado se financie directamente a través de un impuesto federal. Que las autonomías se queden una parte, pero que también el Estado se financie directamente de los ciudadanos. Y que haya unos fondos de cohexión solidarios para las autonomías con un nivel de vida más bajo y pobreza de sus ciudadanos.
Yo creo que las administraciones pequeñas tienen, en principio, más potencial para funcionar corréctamente y "tener contentos" a sus ciudadanos que un único y lejano gobierno central. Hasta ahí absolutamente de acuerdo con el post. El problema que veo yo, es que una vez que se han traspasado muchas competencias (lo cual no critico) se crea un sentimiento de rechazo a ese gobierno central, que se niega a seguir concediendo lo que las distintas autonomías piden, y eso si que no me parece positivo, porque el concepto de Estado como que desaparece un poco, se convierte casi en el "enemigo", que está contra las reivindicaciones de las distintas partes. Pero al margen de esto, que es una percepción personal, creo que cada cual puede pedir lo que le venga en gana, todo puede negociarse, y si finalmente el Gobierno accede a las propuestas de financiación, o a lo que sea, sus motivos tendrán.
Un saludo!
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