La dirección del PSE por fin se ha puesto seria, y le ha dicho claramente a Rosa Díez y Nicolás Gutiérrez que si no les gusta su jefe de partido, se pueden largar tranquilamente. Suena duro, cerrado de mollera y exigente, pero un partido político no se puede permitir tener dos cargos importantes que se dedican con entusiasmo al fuego amigo.
Lisa y llanamente, darle tortas a tu jefe sólo favorece al partido contrario. Si eres una minoría en el partido, lo único que haces es ruido. No cambiarás las cosas, y además te asegurás que tu deslealtad sea visible, algo que envia tu carrera política hacia abajo rápido. Si estás en un partido, es porque crees que es el menos malo de los disponibles, no por otra cosa; en caso que prefieras otro, puerta. El PSE eligió con Patxi López tratar de olvidarse de frentismos y cantos de guerra contra todo lo nacionalista vasco. Si a Díez y Gutiérrez les va el frentismo más que el ser de izquierdas, en el PP los recibirán encantados. Seguro que Esperanza Aguirre les coloca y todo. Si no, que callen, y acepten lo que el partido ha votado.
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