jueves, mayo 05, 2005

No hablar después de reuniones

Se ha criticado mucho desde los lugares habituales la decisión de Zapatero de no explicar en detalle sobre qué se ha hablado en la reunión con Ibarretxe de hoy. Es cierto que este silencio contradice las propuestas de transparencia del PSOE antes de las elecciones, pero a buen seguro no es algo totalmente gratuito.

¿Por qué no se ha comparecido? Si es lo que todo el mundo espera, explicaba el por qué en Enero: si están hablando del fin de ETA y la negociación para ello, no lo dirán en público. La banda armada quiere una rendición relativamente honorable, no un circo, así que no dirá que lo ha dejado hasta que esté razonablemente segura que el PSOE va en serio. En este escenario, el PNV debe ser escuchado, es evidente, como representante (nos guste o no) de una mayoría de los vascos. Hablaron de paz y del fin de ETA, claro que hablaron de eso. Parece que al PP le revienta que las armas callen bajo un gobierno que no es el suyo, eso es evidente.

Por cierto, estoy seguro que Acebes miente cuando dice que no les han informado de lo que sucede. Rajoy seguro que sabe qué está sucediendo, igual que Aznar (los expresidentes tienen acceso a estas cosas). Otra cosa es que les guste la idea de ser comparsas. Sobre un plan ZP-Ibarretxe, pueden llorar lo que quieran, pero PSE y PNV son una mayoría aplastante de la población de Euskadi. Si se ponen de acuerdo y no les gusta, es que lo de la democracia no lo tienen por la mano.

Por cierto, la paz claro que tendrá un precio político: siempre lo tiene. Y si vale la pena ese precio o no, eso lo decidirá el electorado, en España y el País Vasco. Sin ETA, no hay excusas para decir que no hay democracia. Tendrá que haber nuevas elecciones y nuevos programas, eso está claro, pero las urnas decidirán que sucede con Euskadi. El único vencido es el que se ha visto obligado a renunciar a las armas. Las concesiones que se den las da un gobierno democrático, y las cuentas las pasaremos votando.

1 comentario:

Jordi Arrufat dijo...

Hoy tenía justo al lado en la cena al típico primo-de-militar-al-que-los-rojos-sacaron-vergonzosamente-de-Irak.
A la derecha española le resulta tan difícil soportar la idea de sus malos resultados en Catalunya y Euskadi que se les va el alma por la boca cuando hablan de ello.
Y harán ruido, mucho, todo el que puedan.
Esperemos que la razón impere en todo esto