Bueno, no hace demasiado ya comenté qué sucede cuando en este país nieva fuerte. Se cierra todo, y a paseo. Hoy, una ejemplo de qué sucede cuando un temporal de lluvias corta líneas ferreas, hunde casas construidas en colinas, destruye un aeropuerto y se carga un montón de carreteras. ¿Se oyen voces de incompetencia política, falta de previsión, y se piden dimisiones?.
Leed aquí y aquí. Ni una. La gente es consciente que con la naturaleza de mala leche, no hay demasiado que un político pueda hacer, y con cierta razón. Muchas veces en España nos pasamos.
A todo esto, casi cuatro meses después de las elecciones, en el estado de Washington todavía no se aclaran. Escogían gobernador, y tras contar tres veces los 2,9 millones de votos, aún están a tortas por saber quien ganó. De momento, la candidata demócrata ocupa el cargo, tras que en el último recuento sacará 129 votos más que su oponente. Ahora parece que gente con antecedentes penales (que no tienen derecho a voto) voto ilegalmente en estar elecciones, y los republicanos defienden que le dieron la victoria a la gobernadora. Para variar, esto acabará en los tribunales, en otro circo digno de república bananera. Y todo por esta manía de tener un censo de votantes registrados que es de chiste, vamos. Tantos años votando, y aún haciendo estas cosas...
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